Mamá follada en camioneta
Esta es una de tantas historias del como pude presenciar las folladas que le daban a mi madre, ¡disfruten!
Éste es el primer relato que escribo, espero sea de su agrado. Estoy abierta a sugerencias e ideas, así que escríbanme en los comentarios~
Mi nombre es Carolina, actualmente tengo 19 años pero lo que voy a contarles pasó cuando yo aún era una niña, tendría unos 8 años apenas. Mi madre había sido invitada a los XV años de una prima a preparar el salón entre otras cosas.
El día de la fiesta, desde temprano nos despertó, tuvimos que hacer mil y un quehaceres, en fin, lo importante es que ya llegada la hora de presentarnos en la iglesia, mi madre y yo aún no estábamos listas, el único preparado fue mi padre por lo que sin dudarlo, lo mandó inmediatamente mientras terminábamos de arreglarnos.
En media hora más ambas estábamos listas, yo con un vestido de volantes, muy mono por cierto, ella por otro lado lucía su escultural figura en un entallado vestido de una pieza color blanco, su cabello alisado por la plancha, un suave toque de maquillaje que resaltaba sus labios y ojos, en fin, mi madre como siempre se miraba hermosa.
Salimos de casa casi corriendo, aún no entiendo cómo ella podía correr tan rápido con semejantes tacones. Ya a una cuadra del salón, (dado que ni en broma alcanzamos a llegar a misa) nos detuvimos un poco para retomar el aliento, ella por su parte se acercó a una van, era de color negro y a mí me pareció demasiado sospechosa, pero a ella aparentemente le atrajo ya que podía ver claramente su reflejo, bajo un poco su vestido, arregló el escote y se acomodó el peinado. En cuestión de segundos pude ver cómo la puerta de la vagoneta se abría y absorbía sin preámbulos a mi pobre madre, en ese momento me congelé por un segundo, pero en cuanto recobre la conciencia me acerqué a la van también, me estire un poco y pude ver una escena que me dejó petrificada, ¡Mi madre estaba desnuda!, También había otros dos hombres a medio desvestir, estaban peleando con mamá justo como mi padre lo hacía, incluso tenían esos extraños tubos de carne colgando aunque por mucho eran más grandes y gruesos que el de papá, en ese momento, no sabía que eso era un pene, mucho menos que estaban teniendo sexo.
El primer hombre, robusto y se miraba viejo, estaba tumbado con mi madre desnuda encima, le detenía las manos mientras movía sus caderas haciendo que su falo entrase y saliera con violencia dentro del culo de mamá, el segundo estaba sentado frente a ellos aunque no tardó mucho tiempo antes de también meter su pene dentro de ella, esta vez dentro de su coñito. La camioneta comenzó a moverse violentamente a lo que recibí un regaño de una de las personas que pasaban tranquilas por la banqueta, "niña, los plomeros dueños de la camioneta son de muy mal humor, ¡si te miran te van a regañar!", Creo que pensaron que yo era quien movía la camioneta, más no hice caso, al poco tiempo, se comenzó a escuchar más y más fuerte el sonido de ellos chocando con las nalgas de mamá, eran como fuertes aplausos y poco después, sus gemidos, mamá comenzó a gemir con fuerza mientras esas bestias la montaban sin piedad alguna.
Baje un poco de la camioneta pensando en que hacer, ya había intentado abrir las puertas pero estaban cerradas con seguro, así que opte por pedirle ayuda a un señor de mirada amable, era Don Pedro, dueño de una tiendita cerca de nuestra casa. Con miedo le tome de la mano mientras intentaba explicarle lo que había pasado, trago saliva con fuerza y camino rápidamente a una de las ventanas de la camioneta, sus ojos se abrieron como platos, en ese momento me sentí aliviada, finalmente le ayudarían a mamá, más el señor Pedro me habló, me dio un billete de 50 pesos y me pidió que fuera a su tienda a comprarme lo que quisiera, por un momento pensé que no había entendido bien la situación, pero todo cambio cuando abrió la puerta y escuché decirle a mi mamá: "¡Ahora sí zorra!, Finalmente voy a romperte ese culo que te cargas!", Acto seguido cerro la puerta y en menos tiempo de lo que pensé, el también le estaba metiendo su pene en el culo a mamá. Uno de ellos se lo metía en la boca, otro por el coño y finalmente Don Pedro en su culo, mientras mi progenitora estaba enmedio de todos ellos en cuatro, como si fuera una perrita en celo. La camioneta seguía moviéndose, los gemidos ahora eran más callados, tal vez por el cansancio de mamá, y no paraba de escuchar múltiples insultos dirigidos a ella, puta, zorra, no había piedad para ella. Baje de la camioneta y camine un poco en la banqueta no sabía si ir a buscar a papá, incluso corría peligro de que se llevarán a mamá en la camioneta, así, un señor me saco de mi pequeño transe, pregunto si estaba bien y casi le contaba la verdad, pero sería otro pene más dentro del culo de mamá por lo que simplemente le dije que me sentía un poco mal, que esperaba a que mamá terminará de comer para irnos. Desde ese momento me encargue de disimular los gemidos de mamá, hacía como que empujaba la camioneta para evitar llamar la atención.
Así paso casi media hora cuando los tres hombres salieron de la camioneta, vestidos y sudados, uno de ellos, el más gordo y viejo le replicó a mamá que saliera pronto, tenían un trabajo que hacer y ya iban tarde. Don Pedro no tardó en verme, indicándo que me acercara, en cuanto lo hice me dio el celular de mamá, tenía ya 8 llamadas perdidas de papá, por otro lado, mi madre estaba ahí, tirada boca arriba, tenía las piernas abiertas de par en par y la mirada perdida, algo sucia y bañada semen que incluso salía de su vagina, el olor que salía de la camioneta era demasiado fuerte, incluso me hizo girar la cabeza, más debía entrar a ayudarla. Tras unos minutos, volvió en sí misma, le di su vestido ya que era lo único que había cerca, tanto sus bragas como su top estaban hechos trizas, recogió un poco su pelo que estaba pegajoso y húmedo, su rostro estaba deshecho, con el rimen corrido por sus lágrimas. Bajamos de la camioneta y nos dirigimos a nuestra casa, ya estaba entrada la noche por lo que fue sencillo desplazarnos sin llamar la atención, en todo el camino fuimos ignorando otras tres llamadas de papá, finalmente conteste y le dije que mamá se sentía mal, por eso nos quedamos en casa. Poco más adelante recogí su pelo mientras vomitaba, al parecer su estómago estaba lleno de ese yogurt pegajoso ya que fue lo único que salió de ella.
Al llegar a casa hizo como si no hubiera pasado nada, fue a su habitación a tomar una ducha y paso el resto de la noche dormida, yo espere un rato afuera de su cuarto, almenos hasta que papá llegó. Nunca le dijimos a el lo que había pasado, y ella tampoco hablo de eso conmigo, sin embargo no fue la última vez que pude ver a mamá tener sexo con alguien que no fuera papá.