Mama, cuanto te quiero

Una noche de juego y copas transforman a mi madre puritana en una gata salvaje, o quizá no era tan puritana.

MAMA, CUANTO TE QUIERO

No recuerdo cuando empecé a sentir la adoración que siento por mi madre. La verdad es que siempre me fascinó como mujer y al ir creciendo esa fascinación personal se fue convirtiendo el admiración y posteriormente en deseo sexual. Si a eso añadimos que soy hijo único, con un gran apego mutuo entre mi madre y yo, es lógico pensar lo que llegó a suceder. Bueno, lógico no, pero previsible, un poco.

Voy a empezar por una somera descripción de mi familia. En primer lugar, y como no pinta nada, está mi padre, Juan Carlos, uno de los dueños de una empresa (junto a sus hermanos, dos más), no muy grande, pero que si da unos buenos dividendos, gracias a lo cual en casa vivimos bien. El tiene en la actualidad 37 años, y desde los 18 años trabaja en el negocio familiar. Ya no tiene buen cuerpo debido a que come como un cerdo y el deporte solo lo ve en la tele. Se casó con 19 años con mi madre, Sonia, un año más joven que él. Ella no trabaja y se conserva de maravilla. Es un par de cm. más baja que mi padre, que mide 1,75, quizá le puedan sobrar un par de kilos, pero la verdad es que los ha distribuido muy bien entre las tetas y el culo. Es rubia (de bote), pero le queda bien. Podríamos definirla como un ama de casa acomodada, ya que tiene una chica que la ayuda en las tareas de la casa, por lo que tiene mucho tiempo libre. Por último estoy yo, que me llamo Pedro, como mi abuelo materno, ya fallecido (murió poco antes de nacer yo, por eso me pusieron su nombre). Tengo 17 años, por lo que nací cuando mi madre tenía 19 y mi padre 20, muy jóvenes.

Vivimos en Madrid, en una urbanización de clase media-alta. Mi padre trabaja casi todo el día, ya que sale sobre las 8 de la mañana y es raro que vuelva antes de las 10 de la noche. Mi madre, a sus cosas, y yo en el colegio.

Pero lo que tengo que contar sucedió en verano, cuando estábamos de vacaciones.

Como familia acomodada tenemos una casa en la playa, en la costa de Huelva. Es un pequeño chalet, de tres dormitorios, cocina, salita y dos baños, pero con un buen terreno alrededor en el cual, con el paso de los años construyeron una piscina, ya que la playa queda a unos 15 minutos, y cuando todo el mundo va a la playa, no puedes poner la toalla en ningún sitio.

Como suele pasar, en la zona donde está el chalet nos conocemos casi todos, y tenemos nuestra pandilla. A pesar de haber chicas en la misma y alguna de ellas muy guapa, la verdad es que yo solo tenía ojos para una, y no era de la panda, mi madre. A pesar de ser jóvenes son muy chapados a la antigua en algunas cosas (por ejemplo mi padre llama a mi abuela de usted, cosas del pueblo). En casa eso de puertas abiertas, nada de nada. A mi madre, lo más cerca de verla sin ropa es cuando se pone un bikini para ir a la playa o a la piscina. Por el trabajo de la empresa de mi padre, lo normal es que se fuese uno de los hermanos de vacaciones en julio, otro en agosto y otro en septiembre, ya que siempre deben quedar dos, porque entre otras cosas los pagos deben ir firmados por al menos dos de ellos. La cosa es que el verano pasado, cuando tenía 16 años, a mi tío Alejandro lo tuvieron que operar de la rodilla, por lo que mi padre no pudo tomarse las vacaciones en julio, como tenía previsto, y por eso mi madre y yo nos fuimos solos a la playa.

Al estar solos en casa intentaba espiarla, pero la verdad es que era muy difícil ver nada, ya que como dije siempre cerraba la puerta y las cerraduras eran de llave pequeña y no se veía a través de ellas. Todo lo más era cuando se ponía a tomar el sol en la piscina a veces se soltaba las tiras del bikini cuando estaba boca abajo. Al levantarse una vez pude ver casi todas sus tetas, pero se puso el bikini antes de poder ver los pezones. De todas formas, esa visión se me grabó en la memoria, y me dio juego para muchas pajas. Creía que ella no sospechaba nada.

Una vez le dije que iba a salir con mi pandilla, para ir a la playa, pero cuando estaba en caso de mi amigo Rafa, me entró un apretón. Fui al aseo, pero noté que la cosa no iba bien, ya que me quedé con retortijones. Por eso decidí volver a casa. Al llegar grité

-Mamá, he vuelto.

-Espera, no salgas a la piscina.

-Por qué?

-Es que como no estabas me puse a tomar el sol en topless.

Pasados unos segundos en los que intenté espiarla, sin ver nada, me dijo que ya podía ir. Evidentemente me preguntó por que había vuelto. Se lo dije y decidió que ese día haría una dieta astringente, por si acaso.

Me quedé en casa jugando con el ordenador y luego me conecté a Internet. Aquí fue como de casualidad encontré relatos de hijos que hacían el amor con sus madres (o tías, o hijas con padres, hermanos, etc.). Tengo que admitir que me excitaron mucho, especialmente y por las circunstancias que he dicho los de hijos y sus madres. Fue la primera vez que se me pasó por la cabeza hacer algo más que espiar a mi madre.

Un par de noches más tarde y ya completamente recuperado, estaba cenando con mi madre y me armé de valor para hacerle una pregunta

-Mamá, ¿tu por que no haces topless de forma habitual?, Creo que sólo tú y la madre de Verónica no lo hacéis.

-Es que me da mucha vergüenza. Creo que si alguien que conozco me ve haciendo topless me pondría roja como un tomate. Si me fuese de vacaciones a un sitio donde no conociese a nadie probablemente si que lo haría.

-Pues no creo que seas diferente a las madres de Rafa, Fran, Ángela, Vicky, Arantxa, o Carlos (esa era toda la panda, junto a la madre de Verónica). Solo tú y Teresa (la madre de Vero) sois de las de parte superior de bikini perpetua.

-Ya lo se. Y lo he hablado con Teresa, pero le pasa lo mismo que a mí, nos da mucha vergüenza, y pensaríamos que todos nos miran.

-De todas formas no entiendo que no te pueda dar vergüenza que un desconocido te vea en topless y la gente que te rodea y te conoce si. Creo que yo me sentiría más cómodo al revés.

-¿De verdad?,¿serías capaz de hacer nudismo, por ejemplo con tus amigos si todos lo hicieran?

-Mamá, no es que sería capaz, sino que he sido capaz. Más de una vez lo hemos hecho.

-Pedro!!!, donde lo has hecho?

-Pues evidentemente en la playa de Nueva Umbría, que como sabes es nudista.

-La verdad es que me sorprendes. Supongo que ibais solo los chicos.

-Supones mal, mamá. También venían las chicas.

-¿Y ellas también se desnudaron?

-Pues claro que si, y la madre de Rafa y la de Arantxa, que fueron las que nos llevaron.

-Tengo que hablar con ellas

-Por favor, mamá, que te lo he dicho de buenas. No me vayas a dejar como un chivato.

-Si, pero creo que me lo deberían haber preguntado, por lo menos, no?

-Si, claro. Tu no haces ni topless y te van a preguntar: Sonia, te importa que tu hijo se ponga en pelotas con todos su amigos y nosotras dos?, por favor

-Creo que tienes razón. Si a ti no te da vergüenza, a mi no debería importarme. Por cierto, ¿Qué tal es eso de estar en bolas?

-La verdad es que la playa no hay gran diferencia con llevar bañador, pero cuando te bañas es la leche, una sensación diferente.

-La verdad es que no creo que me atreviese nunca a hacer eso.

-¿Por qué? Además si no lo pruebas no sabrás nunca como es.

-Eso si que es verdad. Pero eso supondría un gran paso para mí. Además estando delante todos tus amigos…no se, me sentiría observada.

-Es normal. Como yo miraba a Luisa y María (las madres de Rafa y Arantxa), pero eso es al principio, luego pasas.

-No se, no se

La verdad es que después de hablar un rato ya no era tan reacia. La verdad es que si que me quedé mirando a Luisa y María, y aunque las tetas se las había visto muchas veces, he de reconocer que éstas me llamaban la atención mucho más que el conejo (salvo cuando se tendían en la arena con las piernas abiertas y les veía los labios). Me refiero fundamentalmente a las madres, ya que como en mi caso, la mayoría de los padres venían solo un mes o menos, y nosotros estábamos casi todo el verano.

El hecho es que luego no habíamos quedado, ya que nos pasamos casi todo el día fuera, y queríamos descansar un poco. Me puse a ver la tele, pero no había nada bueno, así que me fui a Internet a leer relatos de incesto. En esto casi me pilla mi madre.

-¿Qué haces Pedro?

-Nada, aquí un rato en Internet (puse la página que tenía de emergencia)

-He puesto la tele y no hay nada.

-Ya lo se, por eso me vine aquí.

-Podríamos hacer algo, un juego, no se las cartas

-No tenemos. Lo único que hay es un parchís y un pictionary, pero para ese juego se necesita más gente.

-Podemos jugar un parchís,…si quieres.

La verdad es que no me apetecía mucho (prefería leer historias de sexo), pero claro, tuve que decirle que si.

Empezamos la partida y para hacerlo un poco más divertido cada uno tenía dos colores. Al cabo de media hora, mi madre había ganado.

-¿Te apetece jugar otra?

-Bueno, pero vamos a apostarnos algo. Si no es muy aburrido.

-Vale. ¿Qué nos apostamos?

-Si quieres jugamos como en la panda, a chupitos.

-¿Chupitos?, pero si tienes 16 años.

-Ya. No has visto en la prensa que los jóvenes españoles empiezan a beber y fumar cada vez antes.

-No me digas que fumas!

-No, no. La verdad es que no me atrae nada. Te mentiría si te dijera que no lo he probado, pero tranqui, que no me gusta.

No se si por mi muestra de sinceridad o que mi madre dijo que nos jugaríamos unos chupitos. Lo único que había era whisky o ron. Le di a elegir.

-La verdad es que prefiero el ron. El whisky no me gusta mucho.

Pusimos las reglas: si te comían una, tenías que beber la medida pequeña, y si el adversario metía una en casa, medida grande (de todas formas no eran muy grandes).

Sinceramente me sorprendió mucho que mi madre aceptara, ya que bebe muy, muy ocasionalmente. Empecé bebiendo cunado mi madre me comió una ficha. Luego le tocó a ella dos veces seguidas beber ron. Así hasta que terminó la partida. Había caído poco más de media botella. Mi madre se había desinhibido bastante (yo no lo necesitaba, y sobre todo estaba muy caliente)

-Aunque sea un juego más viejo que la rueda, sigue siendo divertido (dijo mamá)

-¿Otra partida o lo dejamos ya?

-No, no, vamos a jugar otra. Me estoy divirtiendo mucho.

-Vale, pero lo podemos hacer más atrevido.

-¿Cómo?

-¿Has oído hablar del streap poker?

-Sí, claro.

-Pues esto sería el streap parchís, y con chupito de propina.

-Bueno, bueno, vamos por partes

Me pensé que diría que no, por el bueno, bueno, pero me equivoqué.

-Si jugamos a quitarnos prendas, tenemos que tener el mismo número, para no salir con ventaja. Ese es el primer punto. El segundo es que si las pierdes todas, puedes seguir jugando pero solo a chupitos, porque si no se acabaría muy pronto, salvo que fuésemos con ropa de invierno, y hace mucho calor. ¿De acuerdo?

Me tendió la mano como si estuviésemos haciendo un trato.

-Trato hecho.

Pusimos un número de prendas, que eran zapatos, camiseta, pantalón, bragas y sujetador para mi madre y zapato derecho, zapato izquierdo, camiseta, pantalón y calzoncillos. Primero serían las prendas y luego los chupitos, todos de la misma medida, y con las prendas, lo mismo daba comer que meter en casa.

Salió mi madre, pero yo le comí la primera ficha, por lo que se quitó los zapatos. Luego yo me quité uno, luego el otro, la camiseta, los pantalones, mi madre se quitó la camiseta (creo que era la primera vez que la veía en sujetador), luego los pantalones y entonces metí una ficha en casa (por lo cual mamá tenía que quitarse las bragas o el sujetador)

-Bueno, pagas prenda o te rindes?

-Como que te rindes. Creo que no conoces a tu madre. De rendirse nada.

Tira de las manos hacia atrás, se desabrocha el sujetador, se lo deja caer y salen a la luz dos tetas de buen tamaño. Lo que más me llamó la atención fue el tamaño de sus pezones. Más grande que los de cualquiera de las madres de mis amigos (excepto las de Teresa, la madre de Vero, que no se los he visto). Eran largos y bastante gordos. Tuve una erección sobre la marcha, como nunca la había tenido.

-Anda, dame el dado, que me toca tirar, y deja de mirarme, que parece que no has visto unas tetas en tu vida.

Mamá tiró y metió una ficha en casa. Evidentemente me tocaba pagar con la única prenda que me quedaba. Esta vez fue mi madre la que hizo mofa.

-Bueno, pagas prenda o te rindes?

Me puse rojo como un tomate, ya que era lo que le acababa de decir, pero en este caso yo tenía una erección descomunal. No es que tenga un pedazo de polla increíble, es normal, pero, claro, estaba dura. Pero, no podía "rendirme". Así que me levanté del sofá, y de un solo tirón me bajé los calzoncillos, dejando mi polla empalmada a la vista de mi madre.

-Vaya con el niño. Parece que ya no es tan niño.

-Claro, crees que siempre voy a ser un niño?

-Ya me doy cuenta que no. Anda tira. Te toca.

Tiré y en una jugada espectacular metí una en casa y al contar maté otra. Mi madre tenía que pagar dos veces, así que sin pensárselo dos veces se levantó del sofá, y se quitó las bragas. Al igual que pasó con las tetas era la primera vez que le veía el conejo a mi madre. E inmediatamente tomó la botella y chupito al canto.

Terminamos la partida, que por cierto gané yo, bastante contentos, pero mi erección no desaparecía.

-Bueno, parece que eso no baje eh!

Me tocó la polla.

-No vale tocar.

Protesté cuando sentí que mi polla se ponía más dura que nunca.

-Por qué?

-Porque yo no te puedo tocar a ti.

-¿Por qué no?

Me quedé helado. Mi madre implícitamente me decía que podía tocarla. No esperé a que me lo dijese dos veces. Como no podía ser de otra manera me fui directamente a los pezones de mi madre, que tomé entre dos de mis dedos y los pellizqué ligeramente.

-Umm! Que bien.

-Te gusta?

-Claro! No soy de piedra.

Mientras decía esto mi madre empezó a mover mi polla cada vez más rápido. Me estaba haciendo una paja.

Cunado llevaba un par de minutos masturbándome, se puso de rodillas frente a mí y me la comió. Mi madre me estaba chupando la polla. De ser una madre puritana se había convertido en una puta de primera.

-Mamá, que rico!

-Tócame las tetas, cariño. Eso me pone a mil.

Suavemente le acaricié las tetas. Luego acerqué mi boca a uno de sus pezones y lo mordisqueé, chupé, lamí, todo.

Mi madre gemía de manera imperceptible.

Cuando estaba a punto de correrme se lo hice saber

-Mamá, me voy!!!

Se sacó mi polla de la boca y se la puso sobre las tetas.

-Córrete en las tetas de mamá.

La verdad es que la cantidad de leche que salió fue la mayor que recordaba. Mi madre terminó lamiéndose las tetas. Eso hizo que mi polla se pusiese otra vez a punto.

-Vaya, parece que tienes ganas de más.

-Yo siempre quiero más.

-Ven. Vamos a mi dormitorio. Estaremos más cómodos.

Fuimos ya completamente desnudos hasta la habitación de mis padres. Mi madre se acostó enseñándome totalmente su precioso coño.

-Ven con mamá, mi amor.

-Voy.

Nos acomodamos para la penetración. El conejo de mi madre parecía una fuente, chorreaba.

-Es la primera vez ¿verdad?

-Si.

-Pues entonces vamos a hacerlo bien. Despacio. Así, mi amor, sigue así, despacio.

-Esto es la gloria. Creo que me voy a morir de gusto.

-Aguanta un poco mi amor y me voy contigo.

-Si, mamá, vente conmigo. Te quiero!

-Y yo a ti!! Sigue, así, así.

-Mamá me voy, me corroooo!

-Y yo, lléname de leche. ¡Soy una puta, como disfruto!

-Si, eres mi puta, mi amor!

La verdad es que fue indescriptible. Literalmente inundé de leche el coño de mi madre.

Nos quedamos dormidos hasta bastante tarde, pero la verdad es que la noche había sido bastante intensa.

Nos despertamos casi al mismo tiempo. Yo lo hice uno o dos minutos antes que mi madre.

-Dios mío, Pedro ¿Qué hemos hecho?. Esto está muy mal.

-Ya

-Sin embargo te puedo garantizar que en mi vida jamás había gozado tanto como anoche.

-Yo puedo decir lo mismo, pero en mi caso era más fácil.

-Desde luego. Tú no tienes con quien comparar. Pero en mi caso te puedo decir que ha sido indescriptible.

-¿De verdad?

-Te lo prometo, mi amor.

En ese momento me dio un beso en la boca. Algo que hasta entonces no había hecho.

-Evidentemente esto no lo puede saber nadie.

-Claro que no.

-En ese caso sabes que esto lo podemos repetir muchas veces.

-Eso espero.

-Y como lo de anoche fue como fue, lo que te digo es que esta mañana lo quiero hacer plenamente consciente de mis actos, sin estar bajo los efectos de alcohol ni nada.

Nos besamos y volvimos a follar, fue si bien esta vez no fue tan apasionado como la noche, si puedo decir que fue más bonito, más tierno.

Desde ese día mi madre cuando estamos solos en el chalet toma el sol completamente desnuda. Cuando nos reunimos con todos ya va en topless.

Por cierto, la madre de Vero, Teresa ya se pone en topless. La verdad es que a ella no es que le diese vergüenza, sino que su marido no quería que lo hiciera, pero eso no podía decirlo, claro. Incluso alguna vez se animó a tomar el sol desnuda junto a mi madre en nuestra piscina, pero eso si quieren será otra historia.

Espero sus comentarios en mi dirección.