Malos habitos

Pues nada había que ser condescendiente con el “kinder sorpresa”, por lo que me levante de mi sitio, cediéndoselo a la embarazada, la cual nada mas verla me recordó a mi amiga Andrea.

MALOS HÁBITOS (Forzada entre extraños)

Hola, me llamo Susana, ante todo gracias a todos los que me habéis leído, sobre todo aun más agradecida a aquellos que me habéis escrito. Agradezco de corazón, que os haya gustado e incluso que os haya sido tan placentero, como a mí relatarlos.

Soy una ardiente chica de 22 años del sur de Andalucía (Sevilla), morena, de ojos castaños, y bisexual. Soy conciente que mi forma de vestir, me hace ser más destacable para ser manoseada, aunque no soy ni fetichista, ni exhibicionista, simplemente me gusta vestir de forma que realce mi cuerpo. Me definiría como extrovertida, una sin vergüenza integral, simpática, muy buena gente, bastante loca... Vamos una chica con la que se puede pasar un buen rato. Me gusta conocer gente, lugares, descubrir cosas nuevas, divertirme, lo típico (tengo una manera especial de ver la vida).

Aunque se que me habéis pedido que acorte estas líneas, también os pido que seáis paciente, pues otros lectores me habéis pedido lo contrario (pero me tenéis que perdonar, que al menos me repita en mi prologo). He hecho cosas que ruborizarían a más de uno, pero he gozado haciéndolas de cada una, he disfrutado de lo lindo. Me considero muy joven, para no dejar de probar cosas, dicen que tengo un hermoso cuerpo (como decía mi abuelo, de pecado), me considero una mujer ardiente, de mente muy abierta, deseo ampliar mis experiencias y probar cosas nuevas. He de explicaros, que mis gustos en general, aunque lo niegue es la morbosidad que me produce, ser manoseada en publico, sentirme acariciada, siempre que sean lugares públicos (coño, es tal la morbosidad, que es difícil describirla, pero os la intentare relatar).

Solo recordarlo, es tal la calentura que me invade, que siento la necesidad de introducir mis manos entre mis muslos, con la necesidad de masturbarme. El solo sentir como mis dedos acaricia mi pubis, de sentir como mis dedos se enredan en escasa vellosidad, como presiona mi piel hasta alcanzar el inicio de mi vagina, rozar con mis yemas sobre mi vulva, sentir como mi piel se eriza, y explotar al sentir como mi primer orgasmo me deja casi aturdida. Ni tan siquiera darme tiempo ni a levantarme de la silla, e inevitablemente menos llegar a alcanzar ni tan siquiera la puerta del aseo (joder, quedo avergonzada ante las atentas miradas de mis compañeros, pues han sido ellos los que han disfrutado tanto como yo, pues la mancha de algunos en su entrepierna es la prueba). Recuerdo los consejos que me daba mi abuelo, y no solo la manera que me los daba, siempre me comentaba que debía ser conciente, de que mi cuerpo puede provocar a cualquier hombre, la manera de andar, de moverme, e incluso la manera de expresarme. Se que sus cuidados no eran muy normales, pero no os voy a negar que me gustaba, incluso su manera de tratarme, siempre ha sido una persona muy especial para mí, desde mi niñez, me ha cuidado de una manera especial, a su manera me protegía., dicen que veía reflejado a mi padre.

Mis experiencias con los maduros, han sido totalmente satisfactorios (coño, son verdaderos machos, pues me han hecho disfrutar, aprender chicos, si os ofendéis será por algo). Haber si lo pilláis, la edad no es lo que cuenta, se que os resulta difícil, comprender mi comportamiento en torno a ellos, quizás sea la búsqueda por el amor paterno (joder, que lo mió es puramente sexo). No significa, que los chicos seáis menos amantes, sino que olvidan esos pequeños detalles, que lo importante no es como lo hacéis, sino que nos hagáis disfrutar. Dejar de pensar, mientras hacéis el amor, pues ha veces paréis maquinas, queréis tener todo tan calculado que olvidáis lo mas importante (joder, es que la jodeis, cada vez que pensáis en que momento debemos tener el orgasmos, si ni tan siquiera lo sentís, cuando nos llega). Es para joderse, que cuando os desconcentráis perdéis vuestra erección, dejándonos a medias, y luego nos pedís volver a empezar (coño, como si fuera tan sencillo).

Muchos de vosotros, pensáis, que entre vuestras manos tenéis la consola de la Game, joder que somos personas, que somos frágil y con sentimientos, que ha veces nos tratáis peor que a un animal, demostrar que nos amáis. Haber si sois más sensibles, que tenéis más ternura con el puto móvil, que con nosotras, y menos correr que ni sois Alonso, ni nosotras sois Hamilton. Aunque mis confesiones parezca más de lo mismo, no me quiero repetir, puede ser las situaciones, pero os puedo asegurar que las sensaciones son totalmente diferentes, e incluso son tan profundas, que me enganchan a volverlas a repetir. Siempre me digo que será la última, pero es como una droga que no puedo dejar… la necesito (se que es difícil de explicar). Mis confidencia son reales, aunque siempre lo diga no me considero una hipócrita, aunque a veces me comporte como una cabrona, llegando a ser una pervertida e incluso ninfomana (como me dicen muchos chicos). Os digo que no seria una confesión, sino relatara la verdad, sino no me molestaría en relatarla, y me conformaría con ir a mi psicólogo. O incluso mejor encender la televisión, la radio o incluso ojear los periódicos, pudiendo ver lo que nos ocurre a diario, a muchas de nosotras.

No se como explicaros los motivos, por lo que me dejo ser manoseada, podría ser las sensaciones que me producen tal acoso. O acaso podría ser por la atención que ejercen sobre mi en esos momentos, o posiblemente el acoso que he sido sometida durante tantos años. Soy perfectamente conciente, que en cualquier momento podría liberarme de este acoso, me podría marchar o incluso formarle un escándalo o alzar la voz armándole la bulla, e incluso si persisten llegaría hasta el limite de denunciarlos. Pero como evitar estas sensaciones las cuales me hacen gozar, incluso aunque parezca extraño, gozo por la humillación que siento, y la vejación ejercida sobre mi, se que es abominable. Pero como excusarme por estas necesidades, que incluso ha veces echo tanto de menos a veces, y se que las debería denunciar, por acoso y abuso sexual.

Bueno comienzo, con una mas de mis confesiones. Aunque ha veces de mis experiencias, me siento muy avergonzada, pero soy yo la que es acosada y no ellos (coño, tengo que dar gracias a dios, que me suelen ocurrir a las afueras, pues sino me moriría de vergüenza). Cuando me ocurría siendo mas adolescente, lo excusaba por mi forma de ser, mi vestimenta e incluso por la aglomeración del transporte, pero con el paso del tiempo me he dado perfectamente cuenta, que no son solo mis preferencias sino también las vuestras, los que preferís colocaros detrás de alguna chica y dar vía libre a vuestra fantasía por no decir vuestros mas bajo instintos. Ese día lo recuerdo bastante bien, entre otras cosas por que tenia una cita después del trabajo, con unos viejos amigos (ya sabéis, cena, copas y buenas conversación, sin la necesidad de echar un polvo). Como casi segura, que no me iba a dar tiempo en cambiarme, me fui ya arreglada con el pensamiento de la cita. Aparte precisamente ese día, no tenía ninguna visita de obra en la agenda, no más llevar alguna que otra documentación, o firmar alegaciones.

Semanas antes había ido al Corte Ingles a comprarme algo, especialmente para la ocasión, por lo que después de recorrerme la planta, pues estaba indecisa me compre varios modelitos, dejando para ese día un vestido cuello vuelto en camel o negro, me gusto por su amplio cuello tipo barco vuelto en canalé, el cual puedo colocar a mi gusto. Aunque era de punto grueso, era muy ligero. Debajo medias leotardos hasta medio muslo, ropa interior color canela, zapatos de poco tacón eso si cómodos, y encima una chaqueta, una vez en la oficina un compañero me desplazo a llevar unos informes a una obra que teníamos, en una planta industrial en Carmona. Normalmente me suelen llevar a las obras, no por que no tenga carnet de conducir, sino por que es norma de la empresa que a los ingenieros y arquitecto los lleven, es un motivo mas por lo que no acostumbro a coger el coche. Cuando estaba a punto de dar el visto bueno a la obra, recuerdo que me sonó el móvil, era mi supervisor en otras palabras mi jefe, el cual me indico que fuera a toda leche, a la oficina pues me tenía que hacer cargo de una obra.

Una vez en la oficina, el bastardo de mi jefe, me indico la nueva obra que debía de hacerme cargo, precisamente debía de ser ese día (joder, hijo de puta). Coji tal berrinche con el, comentándole entre otras cosas que tenia una cita muy importante, alegando familiares haber si de esta forma cedía, pero nada "dejando caer que me los puedo llevar a la obra". Para finalizar por comentar, "que siempre puedo elegir la puerta", por lo que bajando la cabeza tuve que aceptar a callarme, y abriéndome este la puerta para que me marchara, no antes y en presencia de mis compañeros, me echo un rapa polvo por mis palabras, y cuando salí por la puerta, el muy cabron me dio un par de palmaditas sobre mis nalgas (joder, esto es abuso, pero coño tengo que comer). Mis compañeros me indicaron donde debía de ir, que en un principio la obra se la iba a asignar a otro compañero, que precisamente este de forma muy misteriosa se había encontrado indispuesto, por lo que la única "voluntaria" en ese momento era yo. La obra se hallaba en el Petroso, a una hora y media de camino (joder, eso si cogiera mi coche, pues esta algo más de 70 km., de Sevilla). Por la hora que era, ni tan siquiera me podía acercar a casa a cambiarme, por lo que me fui directamente a la estación de autobuses de Plaza de Armas, donde debía de coger el autobús de la línea "Linesur", hasta el Pedroso donde nada mas llegar, un compañero de la obra contratada me recogería, por lo que resignada me puse en marcha.

Una vez en la estación de Plaza de Armas, con mi billete en mano me fui hacia el anden a coger mi autobús, el cual indicaba la hora de salida 14.00 horas, con la putada que encima no era el directo, sino que tendría que hacer unas paradas obligatoria. En otras palabras, se pararía en la Algaba, la Rinconada, Alcalá del Rió, Cantillana (aunque si el conductor quisiera, podría coger la A-432 llegando antes), Villanueva dei Rió y Minas hasta llegar por fin al el Pedroso. El cual el autobús era del tipo de línea, donde hasta más de medio autobús son de asientos, siendo el fondo de pie. Por lo que nada, nada más entrar le di mi billete al conductor, picándolo este, me fui caminando por el pasillo, hasta detenerme junto a la puerta de salida, sentándome en un hueco libre en el cual estaba situando junto al pasillo. No voy a hacer tonta pues aun quedaba mucho viaje, y en ese momento no se me pasaba por la cabeza tener ningún tipo de roce. Por lo que nada mas sentarme, me puse mis auriculares y cogiendo una revista que compre en la estación, me dispuse a llevar lo mejor posible el viaje. Recuerdo que cuando el autobús se detuvo en Alcalá del Rió, me di cuenta que mucha gente se quedaba mirándome y me señalaba, baje los auriculares pudiendo escuchar los murmullo y cuchicheos de la gente, los cuales comentaban la poca educación que tenia, al no ceder mi sitio tanto a las mujeres embarazadas como los ancianos que había.

Pues nada había que ser condescendiente con el "kinder sorpresa", por lo que me levante de mi sitio, cediéndoselo a la embarazada, la cual nada mas verla me recordó a mi amiga Andrea. Me situé de pie, pero casi al final de la zona de asiento, mas por la esperanza de que alguien se levantara y poder ocupar yo su asiento. Pero el tiempo pasaba, y el autobús cada vez estaba más repleto de gente, hasta el punto que observando que en el fondo del autobús había zonas libres, y pensé que podría estar más cómoda, pidiendo paso para poder colocarme al final, quedando casi pegada a la luna del cristal trasero del autobús. Observando como en cada parada, bajaba y subían los transeúntes, quedando la misma masa de gente, por lo que me tuve que resignar. Colocándome lo mas cómoda posible, me puse mis auriculares del mp4, mientras como pude saque el móvil, comenzando a escribir un mensaje, de manera que pudieran excusarme pues no creía que llegara a tiempo. Comencé a mirar a los lados, observando a la gente, dándome cuenta que en su mayoría eran hombres de pueblo, de rasgos curtidos y estropeados, trabajadores de labranza por su fisonomía, aunque eso mas de uno transformados por la falta de trabajo de campo, ocupando ahora trabajos de oficina o fabricas, además de universitarios y demás clases.

No lo estaba clasificando, pero me encontraba aburrida, tampoco lo hice ni agrede, ni con mala fe, y aun menos con intención alguna de arremeter contra nadie, pero en eso me doy cuenta que había un chico que no dejaba de sonreírme, por lo que volví mi vista hacia delante, pero como si se tratara de un juego, cada vez que volvía a izar la vista le volvía a ver sonreírme, acabando por corresponderle mas por cortesía que otra cosa. No pensé que mi gesto, podría llevarse alguien un malentendido, e incluso confundirlo, ni tan siquiera pensé que lo hice con mala intención. Pero no me di cuenta, que estaba siendo observada por varios hombres, los cuales estaba como el chico me estaba sonriendo y al ver que le correspondía creo que se llevaron alguna mala impresión. El autobús estaba cada vez más aglomerado, hasta el punto que pensaba que si levantaba mis pies del suelo, me podría mantener en el aire por la misma presión de la gente. Pero no solo era notorio a la vista, sino en el ambiente pues el olor corporal que impregnaba el autobús, era para vomitar pues olía a tigre.

Creo que mis plegarias por que el autobús se vaciara, no iban a hacer escuchada, casi creo que mi santo o mejor dicho mi ángel de la guarda se habría tomado el día libre, pues cada vez había mas gente, acaso seria la hora la cual era de fin de jornada laboral e incluso la salida de los chicos de sus estudios. Pero también os digo, que no era la única chica que viajaba entre tantos hombres, alzando la vista observaba alguna que otra mujer y no precisamente muy lejos de donde yo estaba. A medida que nos deteníamos en cada parada, notaba no solo delante de mí, sino detrás el ir y venir, notaba algunos toqueteos, pero por la acumulación de gente que cada vez era mayor, achacándolo a esta causa. Aunque mi deseo por bajarme era cada vez mayor, se me fue uniendo unas ganas por orinar, mas bien por los nervios. En uno de esos momentos de tantos roces continuos, note como un hombre llevaba un rato detrás mía, y este no se había apartado ni un minuto, los roces se hicieron cada vez más continuos, más evidentes, pues se notaban que no eran simples descuidos sino caricias (joder, un acoso en toda regla).

Este extraño invididuo, comenzó a restregar su miembro por mis nalgas, al principio no quise darle importancia, por lo que le deje hacer, hasta que comencé a notar, como me transmitía un calorcillo desde el inicio de mis piernas, que no veas. Le pedí entre susurros que se apartara, pues me estaba acosando y me molestaba. Pero este se pegó más a mí, dando a entender que eso de retirarse, estaba muy lejos de hacerlo. Comencé a echar mi brazo hacia atrás, a modo de poner obstáculos entre este invididuo y mis nalgas, para pasar con la mano a intentar apartar sus manos de mí, pero no me sirvió de nada. Y encima el calor que me estaba transmitiendo, a través de mi vestido fue recorriendo todo mi cuerpo, sentía su miembro cada vez mas incrustado entre mis glúteos, comenzando poco a poco al compás de los movimientos del autobús, a darme pequeños empujones. Por no darle muestra que aquello me gustaba, por el morbo o quizás la vergüenza, de nuevo le hice un comentario para que se apartara, e incluso lleve mi brazo hacia atrás, colocando mi mano entre mis nalgas y su bulto, dejándome de lo más cortada (joder, podría pensar que mi intención era cojersela), quedándome por unos segundos casi paralizada, reaccionando apartándola.

Me culpo a mi misma, por da pie a este tipo de circunstancias, no por situarme al fondo del autobús (pues cabrones, pensáis que somos unas busconas, que si nos situamos entre tanto macho, buscamos situaciones, que nos produzcan algún placer), sino al corresponder a las sonrisas burlonas, o a las bromas subidas de tono, y aun mas sabiendo como sois. Es curioso que los tíos os creáis con derecho, ya sea por causa de una mala interpretación por un gesto o palabra mal sonante o jocosa, pero dais por hecho que nosotras queremos este tipo de trato, solo por el mero hecho de devolveros la gracia. Como se aprovechaba este invididuo, que donde estábamos en el fondo del autobús, no había forma que nadie se diese cuenta, de que me estaba siendo acosada, para minutos después continuar manoseando mis nalgas, acariciando mis muslos, notaba como rozaba sus dedos sobre mi vestido. Una vez más coloque mi mano sobre mis nalgas, consiguiendo al menos esta vez que el extraño apartara su miembro, pero no pude evitar el acoso por mucho tiempo, pues aunque mi intención era alejarlo, me era imposible albergar todas mis nalgas, pues continuaba acariciándome.

El autobús se detuvo una vez mas, en una de sus forzadas paradas, retirando esta vez sus manos de mis nalgas, cambiando la forma de acosarme, note como pegaba su muslo junto al mió. Comenzando a frotarlo, haciéndome sentir un cosquilleo, y como un escalofrió recorría desde mi cuello hasta la punta de mis pies. Para pasar a intentar a introducir, una de sus rodillas entre mis piernas, como leyendo sus pensamientos cerrando mis piernas rápidamente. Pero el muy cabron, me dio un par de rodillazos en seco, haciéndome separarlas, notando como introducía su pierna entre las mías, el mismo roce casi me hizo alcanzar mi primer orgasmo. Pero el individuo, volvió a pegar su miembro contra mis nalgas, dando a entender como estaba, sentí restregaba su miembro, notándola como le iba creciendo. Al cabo de un rato ya ni tan siquiera protestaba, llegando hasta el punto de retirar mi mano. Pero como si continuara con un guión, volvió a retirarse para comenzar, a frotar su pierna de arriba hacia abajo.

Sentía como la tela de su pantalón, ascendía llevada por su rodilla por mi muslo para luego descender, notándola por la parte interior de mi muslo. Rozándola pegada hasta sentir como su rodilla frotaba mi ingle, como presionaba mi entre pierna, y llegando a tener mi primer orgasmo, encharcando toda mi vagina. Os juro, que tuve que aguantar todo lo que pude, por no gritar no de dolor sino de placer, pues al presionar sobre mi vagina, casi sentía como se introducía por mi orificio vaginal, su huesuda rodilla hasta mis braguitas. Me encontraba avergonzada de sentirme excitada, me fui calentando cada vez más, a medida que me sus caricias se hicieron mas seguidas, mis braguitas se humedecían aun mas, hasta desear quitármelas. Nuevamente eche mi rostro levemente hacia atrás, le pedí que por favor se detuviera, que me hacia daño, e intruso le comente que mi novio estaba delante, pero ni caso, me ignoraba completamente. Nada más ponerse en marcha el autobús, su mano volvió a mi muslo acariciándomelo en círculos (joder, no os voy a negar que la sensación no me gustara), pero mis esfuerzo para que no notara que estaba disfrutando, eran cada vez menos creíbles.

Dirigí nuevamente mi mano hacia atrás, pero justo en el momento que volvió a colocar su miembro entre mis glúteos, notando no solo la dureza de aquel miembro, sino la longitud de su bulto, aprovecho este para frotársela no contra mis nalgas sino contra mi mano, sintiendo la humedad de la tela de su entre pierna, retirándola a toda leche (joder, joder, os juro que deseaba, que en ese momento, me hubiera levantado el vestido, y…). Pero como no podía hacerle creer que me dejaría hacer, que estaba deseando sentirla, e ignoraba de quien coño se tratara, si era joven o viejo (coño, en ese momento una polla era una polla, o sea una cabeza poco pensante y aun menos a quien pertenece). Al cabo de un rato, volvió a colocar mi mano sobre mis nalgas, mientras de nuevo comenzaba a presionar su muslo contra el mió, siendo ya mas que evidente la dureza de su miembro contra mis nalgas, sentía directamente el calor de ese miembro sobre mis glúteos, sin importar que aun la llevaba dentro de su pantalón y yo mi vestido (coño, sentía como mi vagina estaba totalmente encharcadacada, mis diminutas braguitas apenas podía absorber mis jugos).

Aunque debería de estar mas que acostumbrada, pero que te este manoseando un desconocido entre tanta gente, encima no pueda hacer nada por evitarlo, me hace sentir poca valorada y lo peor de todo respetada. Os reconozco, que es muy desagradable sentir, como una mano extraña manosea mi cuerpo, y aun mas sin mi consentimiento, e incluso llega a ser agresivo, pues en mi orgullo me siento herida, pero lo peor de todo no son las esas sensaciones, sino que en el fondo de mi ser, siento placer y eso es lo que mas, a veces me asquea y me repugna. Ya no quería retirarme, pues me gustaba la sensaciones que estaba sintiendo, e incluso os digo mas, cuando este individuo apretaba su miembro contra mis nalgas, en vez de intentar apartarlo de mi, yo misma me quedaba quieta, aguantando casi de puntilla mis pies fuertemente al suelo, por no retirarme. Me quede como una estatua, mientras este apretaba su cuerpo al mió, casi la notaba introducirse e intruso con mi mismo vestido, comenzó a darme pequeños empujones, como si siguiera una partitura pues mientras se frotaba contra mis nalgas, al tiempo que me daba un par de embestidas. Como hipnotizada, me estaba dejando hacer, y ahora mas que nunca mis deseos eran que no se detuviera.

Estaba embobada, mientras gozaba de sus manoseos, este extraño individuo comenzó a acariciar mi cuerpo, note sus manos ascender por mis nalgas hasta mis caderas, continuando hasta sentirlas sobre mis pechos (joder, os puedo asegurar, que fue contra de mi voluntad, yo no quería). No es por ser pesada, pero volví a pedirle que por favor me dejara, pues sabía como acabaría. Le suplique que dejara sus manos quietas, pues las sentía descender por mis muslos hasta el final de mi vestido, que precisamente no es muy largo. Volviendo donde habían comenzado, de esta manera siguió un par de veces mas, hasta que una de sus manos se introdujo por debajo, posándola sobre mi muslo a la altura de la liga de mis medias, dejándola a la vista, y aunque el espacio era de lo mas reducido, se podía apreciar en el momento que alguien se moviera. Que vergüenza sentí en ese momento, pues al girar mi rostro hacia un lado, vi el rostro de satisfacción de un chico junto a nosotros, en ese momento no sabia de quien se tratara, pero creo que era el chico de la sonrisa burlona y picaresca del principio del viaje. Baje mi mano, a modo de poder bajar mi vestido, pero en ese momento el autobús cogio un bache, por lo que rápidamente alce mi brazo, a modo de sujetarme a la barra de seguridad, mientras el hijo de puta se sujetaba a mi.

El individuo pego su rostro al mió, sintiendo su respiración acalorada sobre mi nuca, comentándome al oído lo putita que era, que iba vestida como una buscona, molesta por su comentario intente retirarme, a modo de que me dejaran en paz. Note sus manos sobre mis nalgas, amasándolas ampliamente, ya prácticamente por debajo de mi vestido, recorría mis glúteos, pellizcaba mis nalgas para continuar, en la unión de mis glúteos, y retirando mis braguitas hacia un lado (Dios, uuummm, no por dios no sigas, pedía entre mis pensamientos). Baje la mirada avergonzada nuevamente, sentía sus dedos recorrer mi ingle, recorriendo mi cintura hasta llegar a mi pubis, comenzó a presionar sobre mi vagina, e introducir uno de sus dedos levemente por mi orificio vaginal, soltando un suspiro. Como si hubiera logrado su propósito, sentí como comenzaba a pasar las yemas de sus dedos sobre mis labios vaginales, mientras su otra mano acariciaba mis senos. Que espectáculo daba (coño, y encima sin cobrar), le pedí que por favor me dejara, pero no quise gritar, me daba vergüenza aun más por el recorrido que aun faltaba, y si daba el escándalo pensaba quien abandonaría el autobús yo o ellos, sin saber en verdad quien era mi agresor.

Además estaba muy húmeda, y el lo sabia, levantando mi vestido por detrás hasta colocarlo a la altura de mi cintura, sentí su miembro posarse sobre mis nalgas, comenzó a restregar su bulto contra mis glúteos, humedeciendo mis nalgas, para continuar a sentir como introducía su miembro entre mis piernas y comenzar muy despacio un vaivén. Entre tantos buenos modales, retirando su mano de mis pechos la bajo hasta mi costado, sujetándome las braguitas tirando de ellas hacia abajo, sintiéndola descender entre mis muslos. Notaba su respiración en mi cuello, sus labios llenándome de besos, era casi en toda regla una violación, pues mientras sentía su miembro entre mis muslos entrando y saliendo, rozándome mis orificios, en ese momento sentí como me introdujo su dedo corazón dentro de mi vagina, arrancándome un nuevo orgasmo, quise exclamar mi placer, pues estaba gozando. Entre la multitud de hombres, un individuo insinuó entre susurros, que me arrodillara entre ellos, y que se las chupara, pues los demás también tenían derecho a gozar (cabrones, aunque la idea sinceramente, me gusto).

En ese momento, mi extraño individuo, como poseído coloco su fuerte mano sobre mi espalda, presionándome levemente hacia delante, a modo de echar mi cuerpo hacia delante, para sentir como me introducía algo caliente desde atrás, hasta sentirla como me entraba por mi orificio vaginal (Dios, me estaban penetrando, supe que era un chico, y muy bien dotado), entre el tumulto escuchaba, obscenidades hacia mi persona. Por mi cabeza pasaba la idea, que mi acosador echara cuenta a mis pechos, pues me dolía de lo duros que estaban mis pezones, deseaba que algún macho se arrodillara ante mí, y que en presencia de la gente, comenzara a chuparme y a forzarme con sus dedos, mientras estaba siendo penetrada desde atrás. Como si me hubiera leído el pensamiento, notaba sus manos dirigirse hacia mis senos, manoseándomelos y frotar mis pezones, aprovecho la forma del cuello de mi vestido, comenzó a tirar de el hacia abajo, bajándolo por mis hombros, hasta dejarlo por debajo de mi sujetador, dejando este a la vista de todos.

Mientras notaba las sacudidas de mi extraño usurpador, no creo que daría para más, pero que equivocada estaba, pues se detenía por unos minutos para más tarde volver a continuar, de esta manera controlaba no solo su gozo, sino prolongar el mió. En un momento dado sentí, mis pechos sueltos acaso por las embestidas que estaba siendo sometida, mis pechos se movían al compás de nuestros cuerpos. No se que en que momento, me había desabrochado el sujetador, pues estaba mas pendiente a gozar de esta humillación, que de sus acciones al haber dejado mis pechos al aire, en un momento dado hasta me tuve que sujetar, a un chico que estaba delante de mí, que vergüenza Dios. Mientras la sentía como me entraba y salía, seguramente por el momento, mientras poso una de sus manos sobre mi pecho, con la otra la coloco sobre mis labios vaginales, frotándome con rapidez, siendo sus movimientos rápidos. Pudiendo notar que pronto se vendría, echo mis cabellos a un lado colocando su rostro cerca de mi cara, diciéndome lo guapa y hermosa que era, que olía muy bien, colocando sus manos sobre mi cintura, siendo sus embestidas mas seguidas.

Como si no hubiera pasado nada, o acaso de justificarme, echando mi rostro hacia el suyo, le comente una vez mas, que me dejara, entre susurros poco creíbles le pedía que no siguiera "por favor no, déjame" (joder, pensaba que si se apartaba lo mataba, deseaba que no dejara de darme). Miraba con rostro de zorra en celo, observando como era observada con lujuria, mientras los rostros hacia el era de envidia. Sus manos de nuevo las volvió a ascender, hasta colocar ambas sobre mis pechos, jugueteando con mis pezones, bajaba mi mirada hacia abajo sorprendiéndome donde se encontraba mi vestido, por debajo de mis pechos. Comentándome de nuevo, los buenos pechos que tengo, dejándome caer en plan sarcástico "que mi chico, no me tiene que dejar muy satisfecha, cuando me dejo hacer", no pudiéndole responder, pues aguantaba mis gemidos. Sacándola de mi, con rapidez, mientras notaba como los chorreones que soltaba, chocaban contra mi ingle, descendiendo por mis muslos hasta quedarse pegados en mis medias, otros se quedaban impregnados sobre mi vestido, sintiéndome asqueada al sentirla rozar contra mis muslos.

En un gesto suyo, más bien fuera de lugar, con rostro avergonzado comenzó a pedirme disculpa, excusándose en cierto sentido, tanto por el calor que hacia, por la aglomeración y por mi persona (joder, me dejo caer, que una chica tan hermosa entre tanto hombre al fondo del autobús, solo buscaba placer). Mientras se reponía de su agitada respiración, cogio su flácido miembro dándole un par de sacudidas (joder, pensaba un par de veces mas y se hacia una paja), casi se podría decir que se la estaba escurriendo. No creo, que hubiera gozado tanto como en ese momento, y lo digo por la cantidad de líquidos que soltó, pues de eso se un rato. Mientras se guardo su miembro, repuso sus ropas, y situarse de modo como si no hubiera pasado nada, en mi interior me sentía como si hubiera sido una bayeta, o sea de usar y tirar. Me sentía humillada, pues continuaba con mis senos al aire, y con mis muslos separados, pues me encontraba inundada de sus líquidos, toda pringada e incapaz de cerrarlos por no llenarme aun más.

Se que os he dejado con un mal sabor de boca, pues pensareis como salí, y si continué o no, la verdad es que si, con la ayuda de un chico me ayudo a colocar mis ropas, y en cierto modo a asearme como pude, pues gentilmente me ofreció su pañuelo con el cual pude limpiarme. Joder, en mi cabeza rondaba los pensamientos, de cómo asistir a la obra como me encontraba, con semejante facha. Pero nada mas llegar a la estación del Petroso, me dirigí rápidamente a los aseos, donde me limpie, para mas tarde recogerme el jefe de obra de llevándome a esta, la verdad no lo pase tan mal después de todo, sobre todo con tanto macho por medio, en la vuelta fue otro cantar, pues amable unos de los obreros me llevo hasta mi casa, donde en el trayecto quise de alguna manera devolverle el favor.

Mi nueva confesión a llegado a su fin, pero solo es un capitulo de mi diario. Acabo normalmente con mis braguitas muy húmedas por no decir encharcadas. Pues a la hora de plasmar mis confesiones, es tal el calor interno que me invade, el picor que siento entre mis piernas, que siento la necesidad de meter una de mis manos entre mis muslos, a modo de calmarme, aunque siempre acabo masturbándome placidamente. El solo sentir como mis dedos, se introducen dentro de mis braguitas, como van descendiendo hasta mi pubis, como roza mi escasa vellosidad, hasta sentir como mis yemas tocan mi vagina. Como explicaros la necesidad, que tengo de sentir como mis dedos presiona mi vulva, mientras las sensaciones que siento en esos momentos hacen que con la otra mano araño mis muslos (por no decir que me quedo presionando una tecla del teclado). Mientras uno de mis dedos frota mi vulva en círculos, mientras que el dedo corazón presiona sobre mi clítoris, el torbellino de sensaciones que voy probando es tal, que me ausento por un tiempo del teclado, para acabar de masturbarme y finalizar con tanto goce. Y tras reponerme pensar en una nueva confesión que contar.

Bueno ante todo, debo deciros referente a los comentarios de mi forma de explicaros mis historias. Que si mi escritura, no esta bien redactada, que apenas es legible, que tiene dificultad a la hora de leer o incluso que da mal sentido, a la hora de explicar los placeres obtenidos o sentidos. Lo siento enormemente, pero intentare redactaros lo mejor que pueda mis experiencias, me cuesta a veces escribir todos mis sensaciones, pues el plasmarlas creo que es lo mas difícil.

Espero que os haya gustado, si queréis que siga contaros me lo comentáis pues me gusta mucho recibir vuestros email. Aquellos que queráis contactar conmigo hacedlo a mí dirección de email: susanabix@hotmail.com , otra cosa he creado mi blogs: susanabix-misconfidencias.blogspot.com, de momento no hay mucho, pero iré agregándole fotos mías y de amigos y amigas que me den su permiso para agregarla, quisiera que me dierais vuestra opinión, y sobre todo vuestros consejos.