Malo de los buenos...

Cuelgo el teléfono con lágrimas en los ojos, estas agobiado y una vez más la has pagado conmigo. Lo sé, hace calor y no lo soportas, el día en el trabajo ha sido duro y encima el tren va tarde

Cuelgo el teléfono con lágrimas en los ojos, estas agobiado y una vez más la has pagado conmigo. Lo sé, hace calor y no lo soportas,   el día en el trabajo ha sido duro y encima el tren va tarde…  Sé que cuando estas así lo peor es hacerte bromas o intentar animarte, hay que dejarte solo que se te pase. Pero he de confesar que verte así, enfadado hace que se me acelere el corazón. Pensar que cuando llegues estarás sudando y hecho una fiera hace que instintivamente me muerda el labio… ¿Que me pasa? Ya me tienes a cien, solo pensando en el miedo que me da cuando vuelvas (Sé que no me harás nada malo… nada malo que yo no quiera…). Así que ideo mi pequeño plan malvado.

Se escuchan las llaves en la puerta, se abre y escucho tus pasos… Me llamas pero no contesto, eso sé que te cabrea aún más. Noto como me buscas en el salón, en la cocina y en el baño… por fin oigo el pomo del dormitorio, se abre la puerta y veo tu cara. Primero tu boca se abre con sorpresa para luego dejar salir una sonrisa maliciosa y tus ojos arden. Ahí estoy yo,  completamente desnuda, de rodillas, piernas separadas, espalda recta y mirada abajo. Sobre mi vientre, escrito con pintalabios rojo: USEME COMO LE PLAZCA

Llegas a mi lado, te pones detrás y me acaricias la cabeza. Alcanzo a oír entre mi respiración entrecortada:” -Buena lobita”

Entonces me coges del pelo y me obligas a ponerme de pie, me arrastras hasta la pared, donde está tu armario con ese espejo en la puerta y pegas mi cuerpo a él. Se lo que haces, quieres que vea tu cara mientras me follas. Una mano al cuello, otra en la cadera y empiezas a embestir… te siento dentro sin piedad y puedo ver tus ojos mirarme con lujuria. Entras y sales, golpeando mi cuerpo contra el frio espejo mientras lo haces. Estoy a punto de correrme y paras (Maldito hijo de puta… ¿porque paras?).  Muerdes mi cuello, eso dejara marca y me susurras al oído: “Te voy a destrozar el culo, si no estás preparada no es mi problema, haberlo pensado antes” y sin más aprietas tu polla contra mi agujero del culo y me ensartas. Duele pero me gusta sentir ese dolor, sentir que va resbalando y cómo vas acelerando el ritmo hasta conseguir que me dilate a tu paso. Estoy caliente, mojada y es entonces cuando me arrastras un paso más atrás, para que vea lo que me haces… me tienes ensartada, me sujetas por el cuello con una mano apretando lo justo para que no me desmaye y con la otra mantienes firme mi cadera para que no me desplace por las envestidas. Me tiemblan las piernas cuando me ordenas: “Usa tus dedos y córrete para mí.”.

Mis manos temblorosas se dirigen a mi coño meto dos dedos mientras mi dedo pulgar le proporciona fricción a mi clítoris. Siento como dueles, como me atacas sin piedad, como me clavas la mirada en el espejo y me corro.

Inmediatamente y sin darme un respiro me giras y me tomas del pelo obligándome a ponerme de rodillas: “Abre la boca que te lo has ganado” Y así, te corres para mí, siento tu sabor en mi lengua y como se me llena la boca. Cuando veo que se te abren los ojos y me miras trago, se lo que te gusta verme tragármelo.

Te agachas y me das un beso en la frente, me levantas y vamos a la cama, allí acaricias mi espalda mientras me besas y sin darnos cuenta nos dormimos.