Mallorca

Otra parte de mi vida.

Bueno, vuelvo a escribir otra vez, no pensaba hacerlo, pero los mensajes a mis anteriores relatos me obligan a ello, no obstante, antes de hacerlo me tomaré la libertad de responder a alguno de los comentarios que me habéis dejado, a ti Alejandro, aunque no te gusten las "romanticadas", has de saber, que después de aquella noche, viví tres años con Maihai, se termino, es cierto, pero fue hermoso e intenso, y no me importaría repetir una experiencia como aquella.

A ti Jean, es cierto, no menciono la palabra condón en ningún momento, pero, en mi primer relato expuse que aunque mis historias son 100%% reales, y ni tan siquiera cambio algunos nombres ni ciudades ni lugares, si altero cronológicamente el orden al escribir, pues lo hago según los recuerdos llegan a mi mente, y esa historia, ocurrió hace bastantes años, en un tiempo en donde no pensábamos que el VIH, esa terrible plaga, que hizo que, gran parte de mi circulo personal de amigos, desapareciese entre 1985 y 1995, después de esa fecha los nuevos medicamentos y la conciencia de contraer tan terrible mal, han hecho que todos usemos el preservativo, mi historia ocurrió antes.

Pido al lector, que piense que ahora, con el paso de los años, podría imaginarme historias morbosas y cargadas de escenas sexuales, pero serian eso, historias imaginadas, y cuando me decidí a escribir, lo hice con en firme propósito de escribir solo la verdad, lo crea quien lo crea, pero todo o que relato me ocurrió tal y como lo describo.

Lo que a continuación relato, sucedió en Palma de Mallorca, yo tenis 22 años, y "don Rodolfo Martín Villa", era Gobernador civil de las Baleares.

Para los no españoles, o los muy jóvenes para haberlo conocido, aclarare, que dicho sujeto, no solo fue miembro desatacado del gobierno de Franco, sino q después se convirtió en Ministro del primer gobierno democrático de Adolfo Suárez, pero, estuviese donde estuviese, era es y será una sabandija sanguinaria como todos los fascistas, aparte de estos hechos reales y innegables, algunos nombres y situaciones han sido cambiados para evitarme problemas

Bueno…. Comencemos el relato, yo, había viajado a Mallorca, detrás de un niñato al que conocí en un bar del barrio chino, "El Elefante Blanco", según el, yo le gustaba desde hacia mucho tiempo, y yo supongo que me deje enredar, la cuestión es que como lo destinaron a Mallorca a hacer el servicio militar, a mi se me ocurrió la brillante idea de dejarlo todo y irme detrás de el a vivir mi gran historia de amor, éramos demasiado jóvenes y exageradamente tontos, que unidas ambas cualidades dio por resultado que el dinero se termino pronto y junto con la precariedad vino una ruptura rápida de la relación.

Así me vi. yo, solo, en una ciudad que no era la mía, donde no tenía ni casa ni trabajo ni amigos, y como siempre ocurre en estos casos un mucho de orgullo y un mucho más de estupidez me impedían regresar a casa, por lo que ante tal situación y no sin un sinfín de contrariedades, me puse a trabajar de camarero con lo que poco a poco comencé a salir adelante.

Si miro hacia atrás, recuerdo ese momento con mucho cariño, la peluquería de Ernesto, el Bar Saras, Plaza Gomila, el Terreno la playa de Illetas, en esa época conocí a Sara Montiel, e incluso me fui a vivir a su casa una temporada, tenía una mansión espectacular en "Na Burguesa", pase muchas y maravillosas veladas con ella, amistad que aun conservo y cuido.

Bueno, volviendo al relato, la vida nocturna era peligrosa, prohibida, y comparada con ahora no era nada, pero la represión franquista nos lo ponía difícil, y en esos momentos duros, tuve la mala suerte de estar en el sitio menos adecuado y en el peor momento, me detuvo la policía en una redada y me metieron en la cárcel sin darme ningún tipo de explicación.

Que sensación terrible sentí al cruzar aquellos muros, al sentir aquellas puertas que se iban cerrando detrás de mí y que me privaban de la libertad.

Un griterío terrible por parte de los internos salio a recibirme, y no es necesario que aclare como te reciben en una cárcel cuando eres un joven de 22 años de pelo largo y cuidado, buen cuerpo y guapo.

Pase tres días en prevención, es decir en una celda solo y aislado, y durante esos tres e interminables días, un sin fin de mensajes lujuriosos y pequeños regalos de soborno me fueron llegando con la comida, por la rendija y por la ventana, desde sabanas limpias, que eran todo un lujo en una cárcel y en esa época, tabaco, una maquinilla de afeitar que era algo totalmente prohibido, hasta un espejo.

Pasaron los tres días y me tuve que enfrentar al patio, sentí como todas las miradas se clavaban en mi cuerpo, yo era en nuevo, carne fresca, vi como hombres de todas las edades y físicos me decían obscenidades, como me iban arrinconando y no con tanto disimulo pasaban cerca y me sobaban el culo, y sin saber como, rodeado por grupos que me movían en su centro, me introdujeron en los baños, verme rodeado por aquella jauría sobándose los paquetes me atemorizo, sabia lo que me iba a ocurrir, pero ni por un momento pensé que seria tan terrible.

Todo ocurrió en segundos, sentí como el mango de una cuchara, afilado como un cuchillo se ponía en mi garganta, una voz húmeda y un aliento a tabaco me hablaba cerca de mi oído, " NO GRITES MUÑECO, HAZ LO QUE TE DIGAMOS Y MANTÉN LA BOCA CERRADA", esto puede parecer un relato morboso, pero puedo aseguraros que la sensación de tener a siete animales sedientos de sexo con las pollas en la mano tiene mas de relato de horror que de sexo, en segundos me vi despojado de mi ropa, sentí como me taladraban el culo sin piedad, como follaban mi boca una polla y a veces dos al mismo tiempo, como se frotaban sobre mi cuerpo, como las corridas de leche se iban derramando sobre mi, y como después de haber saciado sus deseos de sexo me dejaron tirado como un muñeco con un hilo de sangre saliendo de mi culo.

Del mismo modo que aquellos salvajes iban desapareciendo de la escena, algunos internos, conocedores de lo sucedido iban aproximándose poco a poco, todo era muy confuso en mi mente, solo recuerdo que un maricón de dos metros y enorme, de nombre Carlos y el encargado de la lavandería me tomo en sus brazos y me saco de aquel infierno.

Nunca tendré palabras para agradecerle lo bien que se porto conmigo, siguiendo sus consejos no acuse a nadie, me seque las lágrimas, cerré la boca y intente dibujarme una sonrisa.

El fue la primera frase amable que escuche.

Como te llamas, Víctor respondí, yo Carlos, y siguió, mira, eres demasiado joven y guapo para caminar solo por estos sitios, necesitas alguien que te proteja, si estas de acuerdo déjalo en mis manos, yo me ocupo

Descubrí poco a poco un presidio distinto, algunos gays estaban perfectamente organizados con sus parejas, eran intocables, y gozaban dentro de que cabía de algunos privilegios realmente increíbles, no hacer cola en el economato, ropa siempre limpia y planchada, sitio siempre guardado en el comedor y claro esta dentro del menú los mejores bocados.

No pasaron dos días y estando casi siempre cerca de Carlos cuando este me dijo..

Esta tarde cuando vayamos al salón de la televisión, procura ir un poco arreglado voy a presentarte alguien

No tardo en aparecer… Víctor, ven! Mira te presento a Luis, Luis de la Hoz, apretó mi mano me miro a los ojos y supe que me quedaba con el.

Como era uno de los internos antiguos, gozaba de unos ciertos privilegios, era, por decirlo de alguna manera, uno de los "capos", tenía 32 años, buen cuerpo, espaldas anchas, pelo corto con unas débiles canas que le daban un aire mucho más atractivo, y una voz y unos ojos muy seductores.

Desde el primer momento me gusto y yo a el, por lo que el traslado de mi celda a la suya fue cuestión de horas.

Recuerdo perfectamente aquel primer encuentro, eran sobre las 3 de la tarde, habíamos comido y mientras el resto de los internos deambulaban por el patio o las dependencias de ocupación, un soborno al guarda hizo que nos permitieran quedarnos a solas en la celda y en la galería, la tenue luz de las tardes de Enero entraba a través de los sucios cristales de la celda, los dos inmóviles, uno frente al otro, y el agitado respirar como único sonido perceptible en una atmosfera cerrada, nuestras bocas poco a poco se aproximaron y fue, como un pistoletazo de salida.

Una auténtica batalla de manos, dedos, lenguas y cuerpos que luchaban entre si por apoderarse de la mayor parte del contrincante, era como si lo hubiésemos estado esperando toda una vida.

Nos arrancamos literalmente la ropa, quedando los dos tan solo con el slip, yo llevaba uno normal y pequeño, el usaba los típicos blancos de hombre, ceñidos y con un terrible abultamiento que anunciaban que allí dentro había un monstruo con ganas de salir, y de hacer.

Paramos en nuestro ataque inicial, nos separamos por unos breves instantes como para gozar cada uno de nosotros de la visión que por primera vez teníamos el uno del otro, y entonces, yo tome la iniciativa, lo bese con dulzura, suavemente casi lanzando mi aliento muy suavemente sobre sus labios y rozándole con la punta de mi lengua de una manera casi inexistente, consiguiendo que el vello de su cuerpo se erizara, seguí bajando por su cuello iniciando un dibujo sobre su cuerpo, sus pezones se endurecieron y se empezó a tensar, alzándole los brazos le lamí las axilas y un olor a hombre inundo mis fosas nasales produciéndome sacudidas de deseo. Mis manos recorrían toda su anatomía y con mis dedos dibujaba aquella polla inmensa y aquel par de huevos grandes y duros que se me imaginaban un bocado imposible de rechazar.

Como poseído, caí de rodillas y empecé a lamerlo sobre su ropa interior, una mezcla de saliva y precum hacia que su slip pareciese totalmente mojado y con mis dientes tiré del elástico hacia abajo, una polla de 23 centímetros gruesa salio disparada y mirando descarada hacia arriba, era de un increíble color rosado, coronada por un capullo proporcionado y limpio y sin extrañas torceduras, lo que se dice una polla bonita de verdad.

Ante tal manjar inicie a comer como un poseso, mi lengua enloquecía por cubrir tanto espacio, recorría el tronco de arriba abajo, me introducía el capullo hasta el fondo de mi garganta y lo degustaba con placer cuando no lamia sus huevos uno a uno, me los metía en la boca haciendo soltar gemidos de placer a un Luis cada vez mas entregado.

Ante tal entrega de placer, y viendo que si seguía su orgasmo llegaría rápido, me tomo con sus manos por los hombros y me hizo poner de pie nuevamente, su lengua, se apodero nuevamente de mi boca, me abrazo y con una delicadeza hasta entonces desconocida por mi en un hombre, me deposito sobre el camastro, se coloco entre mis piernas y con su lengua inicio un juego brutal que recorría mis ingles, me levanto las piernas encajándolas en el somier de la litera de arriba dejando mi culo en alto y su total merced, era lo que estaba esperando, el primer contacto de su lengua en mi agujero fue como una descarga eléctrica, creí que me iba a desmayar de placer, se fue abriendo camino lentamente, dilatando y preparándome para la visita de su fierro duro que goteaba jugos sin parar, a ratos paraba y frotaba su capullo húmedo por mi raja mientras gruesos goterones de sudor caían sobre mi cuerpo también bañado por mi propio deseo.

Yo no podía mas, y agarrado a su polla con mi mano derecha la conduje hasta mi entrada y le imploré, "ENTRA", no se hizo esperar, me miro fijamente y de un certero golpe me la encajo entera, sentí como si me partieran en dos, una mezcla de dolor, fuego y placer me inundó de tal modo que casi me hace llegar al orgasmo, nos quedamos inmóviles por unos momentos mirándonos a los ojos con una mezcla de pasión y ternura lo sabíamos todo.

Luis empezó un suave bombeo, como para hacérmelo mas fácil a mi y disfrutar del momento el , con su mano se apodero de mi polla que casi estaba por explotar y me empezó a masturbar al mismo tiempo que iba acelerando su ritmo, era primera vez que tocaba la polla de otro hombre, nuestras respectivas respiraciones se entrecortaban porque el orgasmo estaba cerca, los dos lo deseábamos y sabíamos que de un momento a otro íbamos a explotar y en un instante Luis se apoderó de mi boca y los dos nos corrimos al mismo tiempo, sentí su polla endurecerse si cabía un poco mas y explotar en mi interior, sus descargas golpeando mi interior llenándome de sus jugos mientras su pecho y el mío quedaban llenos de mi, así abrazados y en silencio empezamos a llorar los dos de felicidad.

Desde entonces hacíamos el amor un mínimo de dos veces cada día, yo tenia aconsejado no hacer ningún tipo de manifestación afectiva en público hacia el, era algo que no se acostumbraba a hacer entre las parejas de la cárcel, estaba en boca de todos quien estaba con quien pero era solo cosa de desahogo, entre hombres no cabían los maricones, éramos solamente la boca que te la mama o el culo donde meter.

Yo pasaba los días con Carlos en la lavandería pero aun y así, y contra todo pronostico, Luis buscaba varias veces al día un momento para pasar a verme, cruzar una sonrisa conmigo o lanzarme una mirada de complicidad y deseo.

Como todas las cosas de esta vida, se terminó, un día me anunciaron que me dejaban en libertad por no ser reincidente, corrí a contárselo a Luis, el estaba junto a otros internos en un rincón del patio jugando al "burle", mi interrupción hubiese sido considerada cualquier otro momento como algo impensable, un maricón jamás se metía entre hombres, pero ni lo pensé ni me importó, mi noticia le dejó blanco e inmóvil, por unos segundos no reacciono y de golpe estalló, de un ataque de cólera paso a uno de calma, que tomo de la mano en público y me dijo, "vamos", tomamos dirección a nuestra celda y fue como si todo el recinto supiese que no se nos podía molestar.

Esa noche hicimos el amor por última vez, lo hicimos de todas las formas y posturas inimaginables, Luis incluso me pidió que lo follase yo y me mamo la polla hasta hacerme correr en su boca tragando hasta la última gota de mi esperma.

Pase en aquella cárcel 27 días de los cuales 21 los pase con Luis, y fueron momentos de amor, dulzura, pasión, sexo salvaje, comprensión, complicidad y de autentica amistad. Una vez fuera, regresé a Barcelona lo mas rápidamente posible y nunca mas volví a saber de Luis, el nunca me escribió y yo nunca lo intenté, yo no era un delincuente y estaba seguro que nunca volvería a la cárcel, y el era un recluso con una condena muy larga, pensé en seguir manteniendo la relación pero preferí que aquello fuese un capitulo de mi vida que empezó el dia que empezó y que termino el día que me pusieron en libertad.