Malena

Malena necesita la experiencia que su novio no le puede dar.

Ella era la chica mas bonita del barrio, la mas envidiada por todas las mujeres, la mas deseada por todos los hombres.

Tenía 20 años, pero su inocencia y modo de ver la vida la hacían parecer de 13.

Por supuesto Malena tenía novio. Un chico de barrio, "rico chico" dirían las abuelas.

Ellos se amaban tanto... Sin embargo había algo oculto en Malena, que nunca había dicho a nadie por temor a lo que pudieran pensar al respecto. Ella misma no entendía lo que le pasaba, por eso no podía esperar que el resto lo entendiese.

Por las noches no podía evitar imaginarse como sería estar con otro hombre que no fuese su novio, el único hombre con el que había estado.

Eso era algo muy normal en las chicas en su situación, pero lo que la perturbaba era que su fantasía se centraba en la experiencia con un hombre grande, de unos 50 años con mucha experiencia.

Al ser una fantasía tan recurrente en sus noches, sentía que en cierta forma estaba engañando a su novio, aunque mas no sea con pensamientos.

Una noche mientras hacía una monografía para la facultad, le apareció un banner que invitaba a entrar a una nueva página web de relaciones extramaritales, infidelidades para decirlo en otras palabras.

Estaba muy tentada de entrar, mas por curiosidad que por otra cosa, pero se abstuvo por miedo a convertirse en la clase de chica que engaña a su novio. Después de interminables minutos de estudio, en los que no podía pensar en otra cosa que en esa página, se decidió por entrar, tan solo para ver y después cerrar.

Pero cuando entró, vio links tan tentadores que no pudo negarse. Uno de ellos era la historia de una chica de 18 años que contaba su primera experiencia de infidelidad, y que al contrario de lo que pensaba no fue terrible, sino que en verdad la ayudó a comprender las cosas de otra manera.

Con estas palabras, Malena estaba tan confundida que apagó la computadora para no leer mas al respecto.

Su mente la traicionó a las 2 de la madrugada después de vanos intentos de dormir, y después de prender nuevamente la PC, se dirigió directamente a esa página.

Investigando un poco mas, advirtió un link que decía "CHAT INFIEL", y entró. Usuario: Malena. No terminó de entrar que ya tenía 3 conversaciones privadas que la invitaban a poner la webcam. Descartó esas 3 conversaciones sin pensarlo. De pronto se abrió otra, y a diferencia de las demás, el hombre que estaba del otro lado parecía no buscar lo que buscaba el resto.

Le preguntó que hacía en el chat, porque pensaba en engañar a su novio, y así como dos amigos de toda la vida se contaron sus historias.

El señor tenía 37 años, pero malena estaba muy cómoda con él, sentía que podía entenderla mucho mejor que su novio, de escasos 21.

Los días pasaron, y al cabo de un mes habían hablado tanto, y tan bien, que Malena sentía que tenía la confianza suficiente como para poder encontrarse con él.

Después de algunas idas y vueltas por parte de ella, quién no se terminaba de convencer si era lo correcto o no, decidieron encontrarse en un hotel 5 estrellas, a cargo del caballero.

Estaba tan asustada... En el camino no podía evitar sentirse mal por su novio, pero a la vez se sentía excitada de solo imaginar como sería hacer el amor con alguien con tanta experiencia de vida, y con quién sentía semejante atracción, sin conocerlo.

Cuando lo vió se quedó helada. Era un hombre alto, moreno y de ojos azules. Su mirada era tan penetrante que la hacía temblar. Sin mediar palabras se dirigieron a la habitación 69, el lugar que haría que Malena cambiara para siempre.

Al entrar, la besó en la boca fuertemente, dejando a Malena entre asustada y con ganas de mas.

La empujó a la cama y empezó a arrancarle la ropa brutalmente. Mientras ella pedía por favor que parara, y a la vez sentía como su entrepierna se iba empapando, se debatía en qué debería hacer. Se sentía humillada al darse cuenta que su cuerpo no respondía a su cerebro, pero tampoco era mucho lo que podía pensar con semejante hombre encima, besándola con violencia y mordiéndole el cuello.

Sentía unas manos fuertes recorrer su cuerpo, cintura, pechos, y muslos. Estaba a punto de explotar, pero no podía permitir que su cuerpo la traicionara de esa manera, así que para distraerse puso sus manos en la trabajada espalda del señor, y comenzó a rasguñarlo suavemente, a medida que le iba costando mas controlar a su cuerpo, le clavaba las uñas con mas intensidad. Sus gemidos ya eran indisimulables, y cuando por fin posó su miembro en la entrada de su canal vaginal, sintió morir de placer. Gimió con tanta intensidad que pensó que se vendrían a quejar, sin embargo él no pareció darse cuenta y siguió con su cometido. Primero la puntita fue la que penetró suavemente en ella, jugó así un buen rato, hasta que se la metió toda entera de un solo golpe, y la sacaba, y la volvía a meter. Malena estaba en el paraíso, y cuando por casualidad la imagen de su novio se le venía a la mente, sentía tal calor que en un segundo se le volvía a olvidar, no solo que tenía novio, sino todo lo demás. Él seguía penetrándola, cada vez mas fuerte, cada vez con mas intensidad, y cada vez le llegaba mas adentro. Parecía que sabía exactamente donde tocarla para hacerla estallar, mientras le metía su descomunal pene, le rozaba el clítoris con los dedos, para luego dirigirse a sus hermosos pechos, los cuales trataba con tanta fuerza que Malena no sabía si sentir dolor o placer. No lo podía creer, estaba a punto de acabar otra vez! Se sentía una puta, y eso la excitaba casi tanto como las habilidosas manos del dueño de los ojos mas lindos del planeta.

Finalmente sintió un chorro caliente dentro de ella, que fue suficiente para que acabara ella también. Así los dos al mismo tiempo, llegaron al ocaso del placer, terminando una experiencia que se repetería todos los fines de semana a la misma hora, en la habitación 69 del lujoso hotel que él estaba dispuesto a pagar por ella.