Maldito destino el mío

Él se veía muy seguro y ya estaba sin camisa, pero demoró mucho en desnudarse y nunca voy a olvidar el brillo en sus ojos. Me quedé viendo su bulto mientras se desabotonaba lentamente el pantalón, debajo llevaba uno de esos calzoncillos sueltos de tela a cuadros que fácilmente le llegaba a la...

Maldito destino el mío, pensaba sentado en la barra del bar de un hotel cerca del aeropuerto… La mujer con la que había estado saliendo los últimos tres meses, aeromoza y muy liberada, se acababa de ir luego de cortarme sin ningún reparo, hace una semana dejó de contestar mis insistentes llamadas y ahora que la vine a buscar, aprovechando que era viernes, me soltó la razón directamente…

¡¡Discúlpame Enrique!! Eres un hombre muy atractivo e interesante pero tu miembro es muy pequeño, por eso me fui de tu casa el día que me llevaste para irnos a la cama.

  • Yo sé, pero favor dame una oportunidad… haré lo que quieras, lo que quieras… Es que me gustas mucho!

Sé que quedo como una perra, pero el sexo es muy importante para mí y no puedo manejar esto… Lo siento, pero debo irme.

  • Pe… Pe… Pero por favor no te… Va….!

Quedé diciendo mientras ella me daba la espalda, no podía dejar de recordar ese instante una y otra vez, las lágrimas se asomaban a mis ojos y no quería. Me sentía humillado y muy desafortunado, no era la primera vez que pasaba y volvía a sentirme devastado e impotente por eso.  Después de mucho tiempo me animé a involucrarme con una mujer, siempre tuve vergüenza del tamaño de mi miembro y ahora otra vez sentía que me daba contra el suelo.

Ya era como el tercer pisco que me tomaba y la sensación de estar ebrio no me quitaba la desazón en lo absoluto, tengo 39 años y soy un tipo alto y de cuerpo grueso, atlético velludo y muy masculino, pero a esta edad sigo siendo prácticamente virgen porque con mi pequeño miembro nunca he podido penetrar a nadie satisfactoriamente, las mujeres que han salido conmigo la pasan muy bien hasta que llegamos a la cama y todo termina siempre en un desastre, no se dan cuenta antes porque mis bolas son grandes y me forman un buen paquete cuando estoy vestido, pero si bien mi miembro es grueso  en erección no pasa de los 6 cm.

No entendía que había pasado, alguna vez vi desnudo a mi viejo y hasta podría decir que era un tipo aventajado… Maldito destino el mío, me repetía. Es horrible sentirse rechazado por algo así, algunas mujeres fueron amables y no me hablaron del asunto, pero otras simplemente me lo soltaron en el rostro sin rastro de delicadeza. Este problema me deprimía mucho, como cualquier hombre siempre quiero tener sexo y lo más que puedo hacer es echarme pajas todo el tiempo… Había ido a médicos y psicólogos pero ninguno pudo darme una solución que me convenciera, ahora que me sentía rechazado otra vez, la desesperación por pensar en un futuro de insatisfacción y soledad me agobiaban.

Hey Enrriqueee!!... Enrique Cobián, eres Enrique Cobián, no es cierto?... Ja, ja, ja, ja!! Estás igual que en la universidad.

  • Hey!?... Holaaa!... Y tú eres, tú eres… Eeee?…

No me recuerdas? Claro cómo te vas a acordar si tú eres el “Guapo Enrique” y nunca estuve dentro de tu círculo de amigos cercanos, llevamos varios cursos juntos en la facultad de arquitectura.

  • Guapo Enrique?… Cómo es eso?

Así te llamábamos todos los chicos que te envidiábamos y las chicas que te deseaban… Jejejejejejeje!!

  • No tenía idea!

Bueno todos sabíamos que las chicas morían por los chicos de tu grupo de amigos y sobre todo por ti.

  • Discúlpame pero que vergüenza siento, todavía no puedo recordarte… Cuál es tu nombre?

Soy Álvaro Alcázar…

  • Álvaro Alcázar?... Álvaro Al… Vayaaa pero tú sí que has cambiado, eras muy gordo y ahora estás hasta más alto, además la barba y claro con ese uniforme no te reconocí… Se te ve muy bien… Eres piloto?

Si dejé la arquitectura y me dedique a esto…

  • Bueno me imagino que era lo tuyo… Te ves realmente bien!

Tu igual pero antes de hablarte note que estaba un poco acongojado…

  • Nada, nada son tonterías que a veces uno tiene… Pero siéntate y tomate algo conmigo. Tienes tiempo?

Le pregunte pensando que a lo mejor con una buena conversación me olvidaba un poco del asunto.

Claro, claro!! La verdad tengo tres días libres, he volado mucho… Entonces qué haces por aquí… Esperas a alguien que llega o algo?

  • No, no… Vine a despedirme de una amig…

Claro, claro… Seguro que sigues rompiendo corazones, no?

  • No, no, no… Nada de eso!

Oye pero cuéntame que haces por la vida?

Fue una alguna de las cosas de las que conversamos pero luego no recuerdo mucho, creo que tome varios tragos y solo puedo ubicar algunos momentos, algunos partes de la conversación… Álvaro sabía contar muchas anécdotas graciosas y había estado casado dos veces, nos quedamos mucho rato en ese bar y luego fuimos a otro y otro más. Recuerdo que en algún momento se ofreció a dejarme en casa porque de verdad casi no podía ni caminar con la tremenda borrachera.

Luego pude recordar que estábamos en la puerta de mi departamento y ahí me hizo la pregunta:

No saldrá una esposa furiosa o algo así… No?

  • Claro que no hermano… Carajoo!

  • No me he casado nunca… Nunca… NUNCAA!!

No claro con tantas mujeres que deben estar atrás de ti… Jejejejejejejeje!!

  • Jejejeje…. Uhhhmmm… jejeje… Eeeehww… Nooo…

Y me eche a llorar como un niño, Álvaro que estaba un poco menos borracho pero igual había bebido me ayudo a entrar y trato de calmarme… De ahí por la cantidad de trago y también por la catarsis no puedo recordar mucho. Me desperté bien entrada la mañana en mi habitación, me sentía desorientado y con dolor de cabeza, no entendía porque estaba desnudo, me puse un bóxer y me levanté para ir al baño y luego a tomar agua tratando de reconstruir lo que había pasado, estaba pensando en Álvaro cuando lo encontré recostado en el sofá de mi sala, llevaba puesto solo los pantalones y tenía el torso desnudo.

Hey ya despertaste…

Me dijo viendo mi cara de sorpresa.

  • Hola!... Anoche nos pasamos de tragos.

Si un poco creo… Yo tomé bastante pero no tanto como tú, estabas muy ebrio y te pusiste muy mal.

  • Lo siento, a veces pasa que el alcohol no es la mejor salida.

Si eso lo sé, por eso estoy aquí, noche me hiciste prometer que me quedaría por un par de cosas.

  • Cómo es eso?... No recuerd…

Me detuve mientras venían a mi cabeza escenas de lo ocurrido.

Primero quería decir que creo que estas tomando todo de la peor forma, sé que tu problema no es fácil de arreglar, pero creo que no estás buscando soluciones sino haciéndote la víctima.

  • No entiendo a qué… A qué te refiere…

Le dije notablemente avergonzado y tratando de evadir la situación.

Me contaste todo, que alguien que te gustaba mucho te acababa de cortar porque tienes una verga muy pequeña y que has experimentado muy poca intimidad, que tus relaciones se cortan cuando llegas al momento del sexo…

Para ese instante yo me había sentado y ya no miraba a Álvaro a la cara.

Yo te entiendo, pero a lo mejor deberías ser sincero y contar esto al principio, debe haber muchas mujeres que quieren un hombre con el miembro pequeño o a las que no les gusta el sexo convencional, 7 cm y de grosor normal es un pene corto, no es un micro pene como tienen algunos hombres, a lo mejor estas buscando de la forma equivocada.

  • Tienes el mismo problema?

No lo mío es distinto, creerás que me estoy burlando, pero al final es tan frustrante como lo que te sucede…

  • No entiendo.

Lo que pasa es que yo tengo unos genitales enormes…

  • Enormes?

Le pregunte mirándolo sorprendido…

Son de 12 …

  • 12?… Eso no es un pene grande, no me trates como a un ton…

No me has dejado terminar! Te decía que 12 pulgadas…, eso son 30.5 cm y realmente es muy gruesa, como de 20 cm a todo lo largo.

  • QUEEEÉ? Eso no puede ser… Es cierto?

Ahí Álvaro me contó que cuando era joven había muy pocas mujeres que se le acercaban por lo obeso que era y que si lo hacían al final salían corriendo cuando veían su miembro erecto, que por eso su primera experiencia sexual la tuvo recién a los 26 años cuando una mujer de 40, con mucha pericia logró comerse toda su verga, pero solo era sexo y cuando le declaro su amor, ella se burló tratándolo como a un chiquillo tonto.

Me dijo también que, como yo, andaba arrecho todo el tiempo, que se la pasaba haciéndose pajas porque el sexo que obtenía era escaso. Que tuvo una esposa a los 29, que solo lo aguanto 6 meses y luego a los 31 se volvió a casar. Con esa mujer estuvo por 6 años pero que ella nunca siquiera pudo meterse la mitad de su verga, que era muy comprensiva pero solo podía participar masturbándolo, acariciándolo y dejándolo venirse entre sus tetas o sus piernas; que lo hacía porque lo amaba y lo engreía como a un niño pero que tenía una vagina muy pequeña y las pocas veces que intentaron algo más, le hizo mucho daño.

Que cada vez que entraba en un baño público, salía con uno o dos hombres ofreciéndole su cuerpo con descaro y que de hecho lo había intentado y se había relacionado con alguno, pero al final a la mayoría le rompía el culo o lo buscaban solo porque ser una buena pinga, que en sus constantes viajes ponía anuncios o se metía a redes y buscaba sexo pero que por eso dañó su matrimonio y perdió al amor de su vida, dándose cuenta muy tarde de que el sexo vacío no era suficiente, que la extrañó mucho y que ahora había dejado de buscar con la esperanza de que llegue algo y que con suerte funcionase de alguna forma.

Luego de esas confesiones ambos nos quedamos mudos un rato, no sabía que decirle…

  • Oye lo siento mucho… Anoche me porte como un patán y debe haber sido insoportable aguantar a un borracho llorón.

Si la verdad fue un poco incómodo… JAJAJAJAJA!

Me dijo rompiendo la tensión del momento.

Además te pusiste muy intransigente y querías verme la verga!.. Y de hecho te bajaste los pantalones y el bóxer para que yo haga lo mismo.

  • Que vergüenza… Disculpa por favor!

No te preocupes, estabas borracho…

  • Por eso estaba desnudo cuando desperté?

Pregunte poniéndome muy rojo.

Estuviste desnudo casi todas las tres horas que estuvimos conversando hasta que te quedaste dormido, no escuchabas razones y tuve que prometer que te la enseñaría hoy y también te tuve que dar más trago para que cayeras inconsciente... Jejejejeje!!

  • De verdad!?... Perdóname por favor, seguro me puse muy pesado.

La verdad fue divertido y de hecho me excité bastante porque deseaba mucho hacerlo, ya te he contado que estuve con hombres antes y tú eres muy atractivo, no lo tomes a mal por favor, pero me esforcé demasiado para no hacer nada cuando te llevé a la cama y no quería hacerte sentir peor.

Álvaro me dijo todo esto muy tranquilo y mirándome a los ojos, yo estaba realmente sorprendido, no solo porque era otro hombre sino porque además, era la primera persona que me decía que me deseaba luego de verme completamente desnudo. Estoy bien seguro de mi hombría y algunas veces había notado que los tipos también me miraban, pero a pesar de mi problema nunca pensé siquiera en la posibilidad de tener sexo con uno.

No sé qué piensas ahora, pero voy a cumplir la promesa que te hice anoche,

Dijo mientras se ponía de pie y yo pensaba que era imposible que alguien tuviera una verga de ese tamaño, sintiéndome muy extraño por el enorme deseo que tenía de verla. Él se veía muy seguro y ya estaba sin camisa, pero demoró mucho en desnudarse y nunca voy a olvidar el brillo en sus ojos. Me quedé viendo su bulto mientras se desabotonaba lentamente el pantalón, debajo llevaba uno de esos calzoncillos sueltos de tela a cuadros que fácilmente le llegaba a la mitad de los muslos, pero aun así su enorme tronco de carne sobresalía como 7 cm.

Álvaro había cambiado mucho desde que lo conocí en la universidad, ahora ya no era obeso y su cuerpo mofletudo se había convertido un bloque fuerte de extremidades gruesas y musculosas unidas a un cuerpo sólido que se veía muy masculino y grande, cubierto de mucho vello entrecano. Llevaba además una barba espesa y bien cuidada que lo hacen lucir más serio y adulto de lo que es en realidad. Me dejó ver un rato su enorme bulto y su glande rosado hasta que, de un momento a otro, estiró el elástico de sus interiores y se los bajo de un solo tirón. Por lo que su herramienta quedó colgando enorme y a mí me dejó sin aliento.

  • Esta erecta?

No, no… solo un poco!

  • Es increíble de verdad… Es muy grande…

Quieres tocarlo?

  • Tocarlooo? Esteeee nooo… No, no, nooo!... No creo… Yo…

Le dije sin ningún convencimiento, fascinado por enormes dimensiones de su falo.

Vamos… Seguro que si quieres, además la podrás ver erecta…

Me dijo acercándose mientras ajustaba los músculos de su pelvis para mover su pingaza y yo estaba tan sorprendido que no tuvo que repetirlo para convencerme, las ganas que tenía de tocar ese tremendo aparato y verlo duro eran incontenibles y no puedo describir la sensación que me invadió al rodear con mi mano, el tronco cada vez más tieso de mi amigo. Era además una pieza hermosa, rosada y venosa, con una ligera curva hacia arriba y rematada en un robusto glande liso y perfecto. Álvaro no dejó de mirarme y yo estaba hipnotizado viendo como mis torpes caricias hacían crecer al máximo su poderosa herramienta. Luego de un momento me tomo de los brazos y me hizo poner de pie, acaricio mi rostro, acerco sus labios a los míos lentamente y me besó metiendo su lengua muy dentro de mi boca. Estaba como en shock y no puse ninguna resistencia pues hace mucho que nadie me besaba así… Sus manos bajaron tocando mi pecho y luego los costados de mi torso hasta llegar a mi cintura, metió ambas manos debajo de la tela del bóxer que llevaba puesto, me lo bajó hasta el suelo y se alejó un paso para verme mejor mientras que yo me ponía muy rojo porque también estaba completamente erecto, pero el contraste era evidente.

No te avergüences nunca delante mío… Para mi eres perfecto, no sabes cuánto te deseo.

Me dijo mientras me tomaba de las bolas, jalándome para juntar nuestros glandes…

  • Yo no.. Yo.. Yo no sé… No… Nunc…

Calma, calma Guapo Enrique… No tienes que hacer nada! Creo que nos hemos encontrado por algo, los dos necesitamos un poco de atención y quiero darte bastante más que eso.

Es imposible que un hombre con el físico y dueño de una verga esa, no exude una masculinidad apabullante, ya les he dicho que siempre me consideré bien macho pero no me pude resistir a sus abrazos y caricias, ni a las cosas que me susurraba con su voz grave. En la cama enterró toda su cara entre mis nalgas y revisó cada parte de mi cuerpo con su lengua y sus dedos. Lamio mis tetillas, jugó con mis pies, con mis manos y mis labios con una dedicación y una energía increíbles. Era algo que nunca había experimentado y mi cuerpo no dejaba de retorcerse y temblar sin que pudiese hacer algo para evitarlo.

El contacto con su miembro enorme producía en mi piel espasmos de placer explosivos y de mi boca salían involuntarios aullidos y suspiros ante su asedio, me colocó en mil posiciones para que sintiera su pieza rozando mis nalgas, mi rostro, mis bolas, mi ano, mi lengua, mi espalda, mis muslos… Solo su glande era casi del tamaño de toda mi verga, pero eso parecía no importarle por lo que en una sola mañana tuve más contacto íntimo que el que había tenido en toda la vida.

Álvaro me abrazo por detrás y jugó con su enorme aparato entre mis nalgas, ambos nos sacudíamos y de verdad mi ano se dilató sintiendo el poderoso tamaño de su tranca, pero no pudo penetrarme porque no estaba preparado, quedamos muy excitados así que finalmente me jaló hacia el borde de la cama, levantó mis dos piernas juntas y pasó su pingaza entre ellas para frotarse entre mis muslos peludos, con un vaivén suave y humedecido por el sudor y su propio liquido pre seminal. Lo hizo por un buen rato y yo podía ver su enorme pene rozando mis bolas y mi pequeña verga hasta que estallamos juntos. Era de esperarse que con lo enorme de sus cojones y el calibre de su equipo; sus descargas superarían ampliamente a las mías y no me equivoqué, se vino y los chorros de su lechada llegaron hasta mi cara y se esparcieron también por todo mi pecho.

Esa mañana, el olor de su verga se impregnó en todo mi cuerpo y me olvidé de los desamores. Por primera vez en la vida sentí una satisfacción absoluta y nos quedamos en la cama un rato muy abrazados, desnudos, hablando y preguntándonos cosas. Álvaro tenía vuelo recién el lunes así que fuimos a su casa por unas cosas y a recoger ropa, a almorzar algo y regresamos a mi departamento, donde se dedicó a enseñarme cosas que no sabía, me lamió el culo y me metió uno, dos y luego tres dedos. Sabía cómo hacerlo y me dio un placer que nadie me había hecho sentir jamás.

En los siguientes tres meses nuestras rutinas se fueron fusionando, prácticamente se mudó a vivir conmigo. Es un tipo encantador que disfrutaba al satisfacer todas mis fantasías, me volvía loco cuando llegaba de viaje con su uniforme de piloto y me desnudaba para someterme a sus caricias y me obligaba a lamer su vergota, asegurándose de disparar sus abundantes y espesas descargas de semen dentro de mi boca. Mi ano se dilataba cada vez más y sus dedos entraban en mi culo sin problema pero no lograba comerme su verga, sin embargo, luego de varios intentos mis deseos de hacerlo se volvieron incontrolables hasta que finalmente una madrugada, en medio de una intensa excitación, lo desperté lubricando su enorme pieza con ambas manos.

Bebé que haces?

  • No puedo más!

De verdad? Estás seguro?

  • Quiero que me claves y me culees, no importa lo que pase…

Álvaro estuvo largo rato empujando su tronco contra mi esfínter hasta que finalmente cedió. Cuando pude sentir su enorme glande atravesando mi culo, estaba tan deseoso y me excité tanto que eyaculé violentamente, pero le pedí que me lo clavara todo y mientras él se iba moviendo yo separaba mis nalgas con ambas manos hasta que su aparato entró casi en su totalidad llenándome por completo, mi amante se quedó inmóvil dentro de mío. Él estaba extasiado y muy ansioso, no había tenido muchas oportunidades de meterle su pingaza a alguien y ahora además estábamos literalmente enchufados. Por eso se dedicó a prepararme para ser culeado, me lamió y mordió los hombros y la nuca por mucho rato, mientras mi orto y mis intestinos se iban adaptando al masivo calibre de sus genitales.

Por esas caricias mi ano se dilato completamente y la excitación hacía estremecer mi cuerpo, causando a mi jinete un enorme placer por lo que los dos no dejábamos de jadear y gemir. Yo sentía un éxtasis completo y la cogida empezó lento. Me volví loco con el movimiento y mi espalda se arqueaba mientras su herramienta entraba y salía de mi recto como el enorme pistón de un motor de camión, con largos y lentos vaivenes de casi 30 cm.

Ooooohhhhhh… Awaaaoooo…. Ahhh, ahh, ahhh!!

Repetíamos los dos en medio de nuestros movimientos. Álvaro trataba de aguantarse, pero no pudo más y me penetró con toda la fuerza que había contenido durante tantos años. Cambiamos varias veces de posición y tuvo que taparme la boca en más de una ocasión para evitar que mis gemidos se conviertan en gritos, mi cuerpo se abandonó y quedó bajo su control y él se entregó por completo a mí mientras me clavaba con los tobillos sobre sus hombros. Me volvía loco tocando los contornos de mi torso con la yema de sus dedos, besándome o lamiendo mis tetillas y estuvimos así un rato más hasta que convulsionamos entre gritos, mientras su manguera me llenaba las entrañas con su lechada espesa.

Yo no podía creer lo que había pasado, nunca pensé tener la capacidad de sentir tanto placer y mucho menos siendo culeado por otro hombre. Descubrí además que, si bien tengo una verga chica, mi culo no sufre por ser penetrado y no tengo problema en comerme toda la herramienta de Álvaro, a pesar de que me puede coger por largos periodos y que su verga es tan gruesa que me deja muy abierto, por lo que luego él disfruta mucho metiendo sus dedos y a veces hasta una de sus manos dentro de mi recto.

Descubrir que puedo disfrutar de cosas como esa, me han abierto la mente de una forma que no creía posible. Ahora mi deseo sexual o mis orgasmos ya no dependen del momento en el que me vengo o de si tengo o no una erección, Álvaro solo me tiene que clavar cuando guste para disfrutar juntos del sexo más intenso que haya podido imaginar. Lo hacemos casi todos los días que estamos juntos y mi ano ya no es un apretado asterisco sino un orificio que se abre y cierra entre mis nalgas, siempre listo a recibir la enorme herramienta de mi macho. Ya no soy el mismo hombre, ahora tengo una pareja que me hace feliz y me siento mucho más seguro.

Un día en medio de una intensa culeada me dijo que me amaba, que le gusté siempre desde que me conoció en la universidad y que ahora que era suyo y que teníamos esa complicidad tan fuerte no me iba a dejar ser de nadie más. Ya me había enamorado de Álvaro, pero también me he sometido a él y no tengo ningún problema en admitirlo. Entendí que era mi hombre y que lo único que quería ahora es dejarlo hacer conmigo lo que quisiera. Él no pierde oportunidad de decir cuánto le gusto y yo siempre estoy dispuesto. He aprendido a tocarlo donde goza y qué es lo que lo calienta, le encanta que lo espere desnudo, que lo sorprenda metiéndome al baño con él o que acaricie su miembro en el auto. Me coge todo el tiempo y le gusta hacerlo en sitios no muy convencionales como un estacionamiento, en el baño del aeropuerto, en los corredores de una obra que estoy construyendo, en la playa y entre los arboles de un parque y cada vez que lo hace no puedo dejar de pensar en porqué la vida me hizo esperar tanto para volver a encontrarme con él.

  • Maldito destino el mío!

ADOLFH