MALDITA RUTINA, II parte

La liberación avanza. Lenta, pausada, a el ritmo justo pero firme. Un castillo de naipes hay que formarlo con cuidado en los detalles. Las primeras cartas que se juegan van a marcar las bases.

Al día siguiente no hablamos del tema. Pasaron las semanas y vuelta a la rutina. Normalidad absoluta. Mi mente viajaba libre, imaginando lo que me apetecía hacer, lo que me gustaría que pasara. Supongo que Paula también pensaba, ese día me demostró que también tiene cosas guardadas. Ninguno encontrábamos la forma de sacar el tema, de volver a repetir y mejorar.

Pasó un mes y Paula me comentó que el sábado tenia cena con los compañeros de trabajo, que era la despedida de Marta, que cambiaba de residencia. No supe decirle nada, solo supe imaginar cosas. Me ponía muy nervioso imaginando lo que podía suceder y me excitaba. Luego me hacía una paja y me calmaba, aunque los pensamientos volvían rápido.

Llegó el día y la hora. Me pidió ayuda para elegir la ropa, dudaba entre un pantalón de cuero ceñido o una falda de lentejuelas. Le recomendé que se pusiera la falda a juego con un jersey de lana fina que combinaba muy bien. No era escotado.

Al despedirla le dije de inercia que se portara bien y que tuviera cuidado. Hubiera deseado decirle lo contrario.

Me envió un whatsapp a la 01:00 horas para decirme que habían terminado de cenar y que estaba tomando algo en un PUB. ¿Con quien estas? –le pregunté.

Inma, Marta, Monica, Irene y yo.

¿Estais solas? ¿No hay ningún compañero?

Sí bueno, Jorge, Julian, Pedro y Victor.

Vale, ten cuidado y si pasa algo raro me lo dices.

¿Algo raro? Que va a pasar. Anda no digas tonterias. Si quieres termino la copa y voy para casa.

No, no hace falta que vengas, solo que me digas si pasa algo.

Bueno, tranquilo que no va a pasar nada.

Eran las 03:00 horas y no había vuelto a tener noticias de mi mujer. Estaba empalmadísimo porque me la imaginaba borracha y calentando al personal. Cada vez más se me iban los pensamientos.

Le escribí de nuevo para preguntarle si todo estaba bien y me contestó que si, que se estaba divirtiendo mucho. Me dio la sensación de que estaba bebida y al imaginármela desinhibida mi temperatura aumentó e hizo que me envalentonara.

¿Te han tirado los trastos? Pregunté

Ehhhh, noooo. Estoy con las chicas.

Bueno, seguro que alguien se ha acercado a meter ficha. Es imposible no hacerlo en un PUB.

Nadie me ha tirado ficha, tranquilo.

No si me da igual, mientras me lo cuentes.

¿Te da igual? Anda que cada vez estás más guarro.

-esto me desconcertó- Ehhhhh, bueno, tu no tienes culpa, a eso me refiero, y si me lo cuentas es porque no tienes nada que ocultar.

¿Ah sí?, no se- contestó- me había dado la sensación de que te daba morbo que filtreara con otros.

EH, no, no, ¿Por qué piensas eso? Respondí desconcertado.

Porque el otro día te dejaste el ordenador abierto y en el historial solo había vídeos de HOTWIFE y CUCKOLD. Mujeres con otros hombres delante de sus maridos.

Me había pillado, y que duda cabe de que estaba bebida, de lo contrario no se habría atrevido a decirme eso.

El otro día me salió un video relacionado en Internet, y de casualidad vi unos cuantos de videos. Es solo porno – respondí.-

JAJJAAJAJA, supongo que será así. Entonces no te gusta ver a tu mujer haciendo cosas raras con otros ¿verdad?

-Un poco de juego no viene mal, como el mes pasado para salir de la rutina. Pero solo un poco. En ese momento le respondí completamente salido, sabiendo que mi mujer estaba borracha y que había derivado la conversación a propósito, y eso era porque a ella también le interesaba.

Contestó a los 10 minutos. Me envió un selfie que se hizo en el baño, con Imma. Estaban las dos de pie, abrazadas, mirando a la cámara de reojo y rozándo sus lenguas. Era la típica foto que se hacen las chicas cuando están de fiesta, pero que para mí encerraba algo, el instinto reprimido y el comienzo de algo nuevo.

¿Que has hecho en el baño?  Pregunté.

Nada, solo sacarme un selfie y mear. ¿Acaso quieres que haga algo más GUARRO?

No se, haz lo que quieras,  tu sabrás qué es lo que haces.

Pues no haré nada más si no me lo pides.

JAJAJAJAJ, puedo pedirte muchas cosas, aunque prefiero que las hagas tú y me las cuentes.

UUUMMMM, NO, no haré nada, solo haré si me lo pides.

Vale!, pues quítate el tanga.

10 minutos después me envía una fotografía en el baño, de pie, mordiendo el tanga.

¿Quién te ha sacado la foto?

Inma, respondió.

¿Sabe que vas sin tanga?

Si- dijo- le he dicho que te daba morbo que llegara a casa sin ropa interior.

¿te ha tocado el coño?

NO, ya te he dicho que si quieres que haga algo me lo tienes que decir tu.

Vale, pues no me importaría que te tocara el coño.

Pues si no te importaría no lo hará, solo lo hará si lo dices con claridad.

Vale, quiero que vayas al baño con Inma, que te comas la boca, que os manoseéis, y que te coma el coño.

Eres un guarro

Y tu una puta –le respodí-. Dije esto entre la duda y el morbo, desconociendo si su reacción sería de aprobación o de repulsa.

A los 5 minutos me envió otra foto, era su coño con dos dedos dentro de otra mano.

¿Que ha pasado?

Van a cerrar el garito, voy a casa y te lo cuento, guarro de mierda.

¿Vienes ya a casa?

Si, han cerrado y voy a casa. Si quieres puedes follarme, o te haces una paja, como el cochino que eres.

Vale pues ven a casa y me cuentas lo que has hecho PUTA.

A los 30 minutos estaba abriendo la puerta, se le notaba muy bebida, eso ya me lo había imaginado. Yo estaba que si me tocaba me corría. Se acercó a mí, que la estaba esperando en el salón con una erección de caballo y cuando estaba a mi altura se levantó la falda para enseñarme el coño desnudo y con cara de zorra me dijo ¿Qué quieres que haga ahora?

Me incorporé, me deleité, me sentía dominante, que tenía el control. Al oído le susurré, arrodíllate! Y chúpamela como una PUTA mientras me cuentas lo que has hecho en el baño.

De rodillas, con el culo al aire comienza a chuparla bruscamente, dejando caer saliva e incluso escupiendo. Me miraba a los ojos mientras lo hacía y mientras cogía aire comenzó su relato.

  • A Inma le enseñé tus mensajes, y no hizo falta más, ya me había dado la sensación de que quería fiesta. Me metió en el baño, me metió la lengua todo lo profundo que pudo, me sobó entera, y cuando me metió los dedos en el coño me saqué la foto para enviártela. Se puso de rodillas y me comió el coño hasta que me corrí en su boca, luego nos besamos. Es una guarra y me escupió en la boca, en ese momento me dio asco y rápidamente le devolví el escupido que fue a parar a su cara. Se puso como loca, es una cerda y me pidió que le volviera a escupir. Me agarró la mano para frotarse el coño. Cuando le metí dos dedos se corrió, no tardó ni un minuto. Luego cogió mis dedos y los relamió.

Aunque me la chupaba despacio, mientras me contaba la historia, ya no aguantaba más, me iba a correr. La agarré con violencia y la empujé contra la mesa, con el cuerpo acostado boca abajo el culo en pompa, le lamí el coño desde atrás y le comí bien el culo. Me supo a gloria, le escupí en el agujero y me dispuse a metérsela. Cuando descubrió mis intenciones giró la cabeza de forma brusca y se la agarré. Apunté en su agujero y la fui metiendo despacio, no le di opción, y cuando quiso protestar le dije CALLATE PUTA! Te voy a follar el culo!

Fui metiéndola poco a poco, y Paula gemía, era la primera vez que lo hacía. El glande entró, y me acerqué a su oído para decirle- ¡pídeme que te folle el culo!

FOLLAME EL CULO! CERDO, acertó a decir y tras esto, un último empujón que fue suficiente para vaciarme por completo, estaba tan excitado que solo con escuchar lo que me dijo me bastó para correrme.

Me limpié y volví al salón. Paula  ya no estaba. Fui a buscarla a la habitación pensando que podía estar consternada, y me encontré a mi mujer completamente desnuda, invitándome a comerle el coño. Después de unos minutos ya estaba otra vez empalmado. Paula tomó el control. Me tiró en la cama y comenzó a cabalgarme como una posesa hasta que se corrió con unas contracciones fortísimas. Se relajó sobre mi pecho y cuando se recompuso se giró y se la metió en la boca sin limpiarla, manchada con sus jugos. Estaba irreconocible. Se la metía todo lo profundo que podía y me escupía. Me comía los huevos mientras me pajeaba, y cuando notó que me corría se la volvió a meter todo lo profundo que pudo. No la sacó hasta absorber la última gota. No se derramó nada, se lo había tragado todo.