Mala suerte 3

Paula por fin explica como llego a esa situacion...... aunque, ¡¡joder con Paula!!.

MALA SUERTE 3

Al día siguiente salí a comprar todo lo necesario para la cena con Miguel y después me fui de tiendas para preparar el nuevo Plan-A, es decir, lo que sería el postre de la cena, o sea, yo con un conjuntito que haría resucitar a un muerto. Aunque por si acaso también empecé a preparar el plan –B., ya veríamos como se desarrollaba todo.

Previamente ya había comprobado que Miguel no había cambiado las cerraduras de casa evidentemente, así que sabiendo que no estaría lleve al frigorífico la comida que iba a necesitar para esa cena especial. Compre también un nuevo botecito de mi perfume favorito, velas, mantel nuevo, platos a juego…. Vamos todo lo necesario para una cena romántica, aunque tenía claro que de romántica podía pasar a infernal en segundos, pero conociendo a Miguel sabia positivamente que todo esto desviaría su atención de mi plan original. El esperaría que iniciara un juego de seducción en vistas a que me perdonara, por si acaso veía que funcionaba tenía mi conjuntito recién adquirido, con él le daría el golpe de gracia, que nunca se sabe lo que funcionara o no. Pero si veía que por ahí la cosa no marchaba bien ejecutaría mi idea original, mi actual Plan-B, que era otra muy distinta de todo lo que esta situación indicaba.

Si por si alguien lo está pensando, si, siempre he sido un poco manipuladora, pero he de decir que cuando empecé a salir con Miguel mi hermana Vero me advirtió del peligro de intentarlo con él, y fijándome en los detalles que ella me fue indicando vi que efectivamente intentar manipular a Miguel era llamar al desastre si se daba cuenta, y os garantizo de idiota no es, se lo hace muy a menudo conmigo (cosa que me cabrea porque parece que me da la razón como a los locos, que se suele decir) para escaquearse de problemas, pero de tonto tiene lo que un doberman gruñéndote de gracioso. Así que si tenía claro algo, es que debía de andarme con pies de plomo y la cabeza muy fría si deseaba tener otra oportunidad de seguir con él.

Por fin llego el día señalado, el vuelo de avión de Miguel llegaba a Barajas por la tarde, además llevaba algo de retraso, sino llame al aeropuerto 20 veces para ver si había llegado ya no llame ninguna. Cuando por fin me dijeron que había llegado y los pasajeros estaban recogiendo sus equipajes me puse corriendo a prepararlo todo para cuando el llegara.

Desde la ventana del salón escondida detrás de las cortinas espié la llegada de su coche. Cuando lo vi entrar al garaje rápidamente cogí mi botecito de perfume y pulse varias veces en el salón, pasillo, entrada…. Además deje mi bolso y chaqueta junto con unas bolsas sobre uno de los sofás para que supiera que yo estaba en casa, aunque el perfume se lo indicaría nada mas abrir la puerta (no era plan de que notara algo raro, pensara que era algún caco y sin mirar más le atizara a la primera persona que viera, ósea yo. Porque se supone que no tendría que haber nadie en casa ya que a mí me había echado).

Me oculte en la cocina de forma que no me viera, aunque dada la distribución de la casa yo le veía por el reflejo del cristal de la puerta de la misma. Cuando entro se quedo parado en el acto, alzo la cabeza un poco e inspiro suavemente aire, pude observar que se había puesto serio de golpe y había apretado las mandíbulas con fuerza. Cerró la puerta y se dirigió al salón con paso rápido y mala cara, dejo el maletín del portátil, su pequeña maleta de viaje y se fue a buscarme hacia las habitaciones, supongo que pensó que estaba allí. Cuando salió me encontró de pies en la puerta del pasillo que lleva a la puerta de la calle y la cocina.

  • Que haces tu aquí, creo que te deje bien claro lo que pensaba y lo que quería.
  • Sí, pero le dijiste a mi hermana Verónica que accederías a hablar conmigo en persona, ¿o me mintió?
  • No, no te mintió pero desde luego ni aquí, ni ahora es el momento de hablar, así que por favor vete, tengo que cenar y acostarme que estoy muy cansado.

Tal y como yo había supuesto entro tan enfadado que ni se fijo en la mesa pequeña del rinconcito donde tenía todo preparado colocarlo en la mesa grande, tuve ganas de sonreír viendo lo bien que le conocia, pero creo que si se me hubiese ocurrido hacerlo le creo capaz de en ese momento haberme tirado por el balcón para sacarme de casa.

  • Si te hubieras fijado en la mesita pequeña veras que hay platos, cubiertos, servilletas, velas y vino, todo listo para colocar y cenar. Tu ves colocando mientras yo traigo la cena…. –empecé a moverme hacia la cocina.
  • ¿Me estas vacilando Paula? Coge la puta puerta y lárgate, llévate tus cosas, platos, cena, etc.

Otra cosa que había acertado, suponía que me mandaría cerca antes de aceptar sentarse conmigo, de momento iba bien, crucemos dedos.

  • Mira Miguel tienes 2 opciones, o cenas conmigo y hablamos, aceptare lo que después decidas, o para sacarme de aquí lo tendrás que hacer por la fuerza, y me temo que salvo que me des una paliza y me mandes al hospital de aquí sin que hablemos no me mueven ni los antidisturbios, ¿te ha quedado claro?.

Vi como su cara pasaba de enfado a la perplejidad más absoluta, estaba claro que había logrado mi primer objetivo, descolocarlo. Me fui a la cocina a por la cena, al llegar baje el fuego y el horno para retrasar que se terminara de cocinar, me gusta comer las cosas nada mas acabar de hacerse y presuponía que miguel no daría su brazo a torcer tan fácilmente.

  • Paula, me voy a duchar, si quieres colocar algo lo haces tú, yo solo soy un rehén. – dio media vuelta y se marcho en dirección al baño.

Cuando lo vi desparecer por la puerta del baño deje de mostrar una cara de enfado y sonreí, sabía que se suele duchar en 5 minutos contados reloj en mano, así que supuse que tardaría en salir unos 15 minutos para descolocarme el plan que llevara (Miguel es un buenazo, pero como ya he dicho antes, de tonto ni un pelo, a estas alturas era consciente de que yo estaba tramando algo, y nada bueno para el).

Hasta ahora llevaba ventaja, aunque sabía que debía de andarme con pies de plomo con Miguel a partir de aquí, estaba segura que no le había gustado nada el rumbo que estaba tomando esto. Su problema es que también le estaba empezando a picar la curiosidad de lo que yo pretendía y hasta donde estaba dispuesta a llegar.

Veinte minutos después salía de la ducha (me equivoque por 5 minutos, como le conozco dios) y se sentaba a la mesa para cenar conmigo. Cuando volví con el primer plato vi que puso una sonrisa socarrona, era uno de sus platos favoritos. Se lo comió con ganas, no hablamos ninguno de los dos.

  • Bueno ya ahora que… vas a traer el segundo plato o vamos por fin a hablar, porque tener que verte no es lo que me apetece hacer mientras ceno precisamente.
  • Tranquilo cariño, si quieres hablamos durante el segundo planto, o mejor dicho yo hablare y tu escucharas, cuando termine podrás decidir.
  • Que quieres Paula, ¿Qué te perdone?, después que haremos, ¿Follar como locos, viviremos felices y comeremos perdices?

Mientras decíamos esto me había levantado recogido nuestros platos y dado la vuelta para irme hacia la cocina, me pare y me gire un poco para mirarlo.

  • No Miguel, no pretendo que me perdones, soy consciente de que después de lo que he hecho no me lo merezco, pero si quiero que me des otra oportunidad y me dejes demostrarte que merezco tu perdón.

Me gire y me fui a la cocina a por el segundo plato (a tomar vientos la seducción, si lo intento me manda a paseo en el acto, al Plan-B de cabeza y a rezar por no equivocarme en nada).

Cuando volví pude ver con enorme placer otra vez el desconcierto en su cara. Miguel es eminentemente carnívoro, lo del pescado lo lleva, pero lo del pescado asado… buffff, lo come porque tiene que comer de todo pero es reacio. ¿A que no sabéis que era el Segundo Plato?. El se esperaba otra vez uno de sus platos favoritos para hacerle la pelota y tenerle contento, en su lugar era la cosa que menos le gustaba. Ya sabía yo que eso le dejaría otra vez descolocado.

  • Bien mientras comemos este delicioso pescado te contare todo lo que ha pasado, y digo todo, lo que me perjudica y lo que me beneficia, creo que si decides darme una oportunidad es porque sabes todo lo que paso, no quiero que mañana salga alguna tontería y te pierda por no habértelo dicho ahora. –Dije muy seria.

Que cara puso cuando dije lo del "delicioso pescado", por un momento pensé que me lo estampaba en la cara.

  • Y crees que me interesara lo que me tengas que decir, la cosa es muy simple, te follaste a un tío y punto.
  • No Miguel no es tan simple, las cosas nunca son tan simples.
  • Entiendo, la culpa fue del tipo ese, ¿no?, te obligo. –me dijo con un sascarmo que dolía.
  • No, la culpa fue mía, total y exclusivamente mía por ser imbécil, prepotente, egoísta, soberbia y Mimada. ¿Es lo que querías oír?, pues ya ves te lo reconozco, y ahora por favor déjame hablar, me ha costado mucho reunir valor para lo que tengo que decirte.

Se cayó, retiro el plato del pescado y cruzo sus manos por debajo de su barbilla prestándome toda su atención, ya le tenía donde quería, escuchándome, no solo oyéndome.

  • Empieza, por favor.
  • Bien, ¿te acuerdas cuando me abrazaste como siempre al acostarte esa noche y estaba encogida porque me dolía mucho el estomago?
  • Si, perfectamente, la día siguiente te obligue a ir al médico, de hecho tuvimos una bronca monumental por ello, ya que tu no querías ir.

Bien, entraba en conversación, todo iba como preveía.

  • Bien, el motivo era porque sabía perfectamente porque me dolia. Esto nunca lo he comentado contigo, pero yo uso los anticonceptivos para regularme las reglas, las suelo tener muy espaciadas y cuanto mas espaciadas luego más me duele. Ese día simplemente estaba llegando al final de mi periodo y me dolía horrores.

Como me obligaste a ir y estuviste pendiente del resultado porque estabas preocupado, no me quedo otro remedio que admitirte que estaba enferma y que me habían prohibido durante un tiempo el uso de la píldora por motivos de mi medicación.

  • Eso lo recuerdo, te lo dijo el médico ese día.
  • No cariño, eso me lo había dicho el médico casi 10 días antes cuando fui a verle, lo que realmente me dijo ese día fue los días en los que mi periodo de fertilidad para concebir un hijo estaría al máximo. Lo que yo no quería es que tu supieses que no tomaba la píldora para que no pudieras comprar preservativos y así intentar quedarme embarazada.
  • El día de tu máxima fertilidad fue aquella ocasión que siempre me ha parecido tan extraña, ¿no?
  • Si ese fue el día que me dijo, y todo estaba preparado. –baje la vista.

En seguida de reojo vi como apretaba la mandíbula y tensaba los músculos de las manos y brazos. Además en sus ojos asomo la ira rápidamente. Siempre habíamos discutido por el tema de los hijos, él quería esperar al año siguiente, en que terminábamos de pagar la hipoteca. Decía que entonces podría rebajar su ritmo de trabajo, los 2 coches nuestros solo tendrían 1 año y estarían en garantía, y no tendríamos facturas inoportunas de averías o similares tampoco, ese sería el momento perfecto de ser papas, estaríamos desahogados y sin preocupaciones salvo las lógicas de la paternidad. Como sabia como me afectaba esto, para motivarme, dado que era mi ilusión y por su culpa tendríamos que esperar más, incluso transigió en tener al año siguiente o al otro el segundo, porque el opinaba que con un solo hijo era suficiente.

  • Sigue por favor.
  • Dos días antes de la fecha en cuestión fue cuando no me quedo más remedio que decirte lo de las pastilla anticonceptivas, pero te mentí en el tiempo, te dije que solo hacia un par de días que deje de tomarlas. Esos dos días procure llenarte de encargos para intentar evitar que te acordaras de comprar preservativos. Tanto a ti como a mí nos gusta hacerlo sin ellos y sabes que no tenemos.

Ese día si recuerdas me puse sugerente y tú me dijiste que no, que como no había preservativos y no tomaba la píldora lo mejor era esperar otra ocasión. Fue cuando con la bebida te mezcle una pastilla de Viagra que había conseguido para el caso de que te negaras.

Gracias al estado que te puso, fue como logre convencerte de hacerlo y que te salieses antes de correrte dentro de mi.

  • Y yo como un imbécil pique hasta el fondo, y ni siquiera sospeche cuando me pediste hacerlo solo en la posición del misionero. –Mascullo.

Cada vez veía a Miguel mas enfadado, era consciente de lo que estaba exponiendo y de cómo se lo tomaría, pero necesitaba demostrarle que era sincera del todo, esto me lo podría haber ahorrado pero sabía que aunque esto me iba a pasar factura, por otro lado demostraría mi compromiso a ganarme otra oportunidad, era una arma de doble filo.

  • Si, era la única forma de evitar que te salieras de mi cuando te corrieras, en esa posición podría hacer un cepo con mis piernas evitando que re retiraras. De todas formas falle, no sé qué hiciste con aquel movimiento tan raro pero sentí en el acto que se te aflojaba. Evitaste correrte en un segundo, además de perder la erección, todavía no lo entiendo.
  • Cerré de golpe los muslos pillándome un testículo entre ellos, por eso se me bajo en el acto y no me corrí, por el dolor, -dijo muy bajito.

Moví la cabeza de un lado a otros, ahora me lo explicaba, con lo que eso tenía que doler no me extraña que se le pasara todo en un segundo. Por eso fracaso mi plan perfecto. –suspire.

  • ¿Recuerdas que al día siguiente me dijiste que sin preservativos nada, que no te fiabas y además no querías correr riesgos de embarazo?, ¿Qué sin preservativo nada, que mejor te la meneabas?.
  • Si, estaba muy enfadado por lo de la noche anterior, estaba seguro que lo habías echo a posta.
  • Pues bien, en ese momento decidí que ni preservativo ni leches, si no te querías arriesgar, te la ibas a menear como un mono hasta que pudiera volver a tomar la píldora. Por eso te compre aquella revista.

Recordé esa noche con la revista, cuando se está colocando el preservativo después de que lo había calentado a base de bien, se volvió hacia a mí y me dijo que me iba a comer viva, me iva a hacer llegar al nirvana. Yo me limite a sonreírle y largarle una revista porno que le había comprado por la mañana diciéndole que si tenía ganas, se la meneara en el servicio, no fuera a ser que se rompiera la gomita, y me quedara embarazada, menudo problemón, mejor evitar riesgos. Todo esto lo dije con retintín. Me estuve riendo a carcajadas un buen rato mientras el se fue al servicio para enfadarme sin conseguir nada, salvo hacer el idiota.

  • No me hizo mi pizca de gracia lo de la revistita de marras.
  • Pues imagínate a mi cuando el segundo día me dijiste que te comprara otras mejores y me diste la lista de las que querías.

Mi cara ese día debió de ser para guiness del terror, cuando me dio la lista casi le salto al cuello con las uñas por delante para sacarle los ojos.

  • Ya, eso fue por lo de la revista y las risas.
  • Pues ese día me cabree tanto que fue cuando empecé a calentarte a diario todo lo que podía para luego dejarte a dos velas y que si querías te la menearas en el servicio. El problema es que cuando calientas a alguien te terminas calentando tu también, así que me tire todo ese mes y medio de jueguecitos más caliente que una estufa, pero por orgullo no quise dar mi brazo a torcer y reconocer que tenias razón con lo de los preservativos, y como tu parecía que no te afectaba los calentones y de verdad te la meneabas en el servicio….. seguí con la estupidez poniéndome cada día peor. A la más mínima me ponía a 100. Sabes que siempre he sido muy caliente.

Carlo entro tres mese antes como agregado de una empresa que estaba trabajando para la nuestra, a mi me resultaba un imbécil la verdad, muy guapo, pero un idiota. Siempre andaba remoloneando cerca nuestro escuchando lo que hablábamos, lo que nos traia sin cuidado. Uno de esos días estaba con Nati y Eva comentando lo que estaba haciendo y como tu ni te inmutabas cuando Carlo que no sé de donde salió se metió en la conversación. Le mande a paseo y le dije que no volviera a meterse en discusiones ajenas. La verdad es que lo último que quería era estar cerca de el y mas en el estado que me encontraba, prácticamente cachonda todas horas, porque era y es un gilipollas pero estaba buenísimo.

  • Entiendo y como estaba buenísimo se te caía la baba con él, ¿no?, por eso te lo follaste.
  • Mira Miguel que yo sepa tu tampoco eres un santo, te recuerdo que también miras medio babeando cuando pasa una tía buena por la calle, ¿vale?.-dije mosqueada.

Al instante me di cuenta de mi error, Miguel es cierto que es un tío y que cuando pasa una tía buena mira y no toca, cosa que yo no había echo, pero además lo cierto y para ser sincera es que el 80% de las veces que mira, lo hace de forma descarada para que yo me dé cuenta y me enfade. Dice que es porque luego por la noche siempre intento demostrarle que lo que miraba era una cría y que yo soy una maquina de sexo, hay veces que para picarle le digo que si no se esmera una maquina como yo se buscara a otro y de broma siempre le digo que algún Italiano Morenazo, justo como el Puto Carlo de las narices. Joder que metedura de pata.

En seguida me di cuenta de que Miguel estaba pensando exactamente lo mismo, por la forma de tensar las mandíbulas y apretarse las manos.

Decidí seguir hablando rápidamente para evitar que pudiera volver a pensar en ello, de golpe había retrocedido todo lo ganado en ese fallo estúpido, esperaba no haberla cagado definitivamente con eso.

  • Mira el día en cuestión María Jesús, esa cuarentona rubita de administración, esa que siempre dices que se conserva tan bien para su edad. Pues no conto que se había follado a Carlo y que se gastaba un pollón que parecía un poste telefónico más que una polla. Nos empezó a dar detalles de lo más jugosos, pero con el mes y medio que yo llevaba empecé a mojarme a lo bestia. Decidí irme a mi sitio para evitar llegar a casa y tener que violarte a ti para calmarme si seguía escuchando a esta.
  • Ah, claro pensabas en mí, eso lo explica todo.

Decidí hacer caso omiso al comentario para no darle pie a discutir conmigo, sabiendo que solo me haría perder terreno.

  • Ese día me tuve que quedar más tarde para terminar un trabajo y me llamo María Jesús para darme una notas que se le habían olvidado antes de irse, me empezó a hablar otra vez del pollon de Carlo y de cómo follaba y me puse a 100, mis braguitas estaban encharcadas a los 2 minutos. La colgué y me fui al servicio a limpiarme un poco, pero como pensé que estaba sola no pude evitarlo y me empecé a masturbar delante del espejo, pensando que si alguien se acercaba seria el vigilante haciendo la ronda y siempre que entra en la planta lo hace dando una voz por si queda alguien que sepa que entra y no se asuste.

No se cuanto llevaba así, pero cuando me di cuenta que había alguien mas fue cuando sentí otras manos bajo mi falda intentando llegar a mi coñito, donde yo tenía dos dedos metidos follándomelo. Intente incorporarme ya que estaba inclinada pero entonces sentí ese aparato apoyándose en mi culito, apretándome contra el lavabo y restregándose de arriba abajo. Cuando quise reaccionar su mano ya se encontraba dentro de mi braguita metiendo 3 dedos en mi coño, fòllandomelo con ellos mientras me besaba el cuello, en ese momento sentimos la voz del vigilante y como pude le dije que estaba en el servicio. Carlo se retiro disgustado por ello y yo me encerré en uno de los retretes para escaparme.

Debo de confesarte que si no llega a aparecer el vigilante posiblemente hubiese pasado lo mismo que en casa, hubiese acabado follando con el. –Baje la cabeza y seguí hablando.

Tuve que guardar las braguitas en el bolso porque estaban empapadas, además de que ese animal les había roto la goma y se me caían para abajo. Cuando Salí estaba el vigilante a punto de irse y le pedí que por favor me acompañara a por el coche al parking porque me daba miedo ir sola, pretendía no volver a coincidir con Carlo. Cuando llegamos tenía una rueda pinchada, cuando el vigilante me dijo que me ayudaría a cambiarla vimos que la de repuesto (mi coche es de los que la tienen debajo) estaba también desinflada. Como tu no estabas llame a Vero, pero ese día no podía ir a por mi, pero me dijo que el dia siguiente me acompañaría a por el coche echándome de paso la bronca por no mirar nunca la rueda de repuesto, como si mirara alguna rueda alguna vez. Fui a pedir un Taxi pero apareció Carlo con su coche y me ofreció a llevarme, el vigilante estuvo de acuerdo, mejor me iva con alguien conocido, yo no quería decir que no para que no pensara nada raro ante mi negativa, asi que me monte con el.

Al poco de salir me metió la mano entre mis muslos, intente sacársela, pero en ese momento paro en un disco y cogiendo mi mano izquierda la puso sobre su polla que estaba encerrada en el pantalón. Como no llevaba Bragas no le costó mucho alcanzar mi coñito, y sus dedos empezaron a acariciarme después la sensación de esa enorme polla en mi mano…. perdí la cabeza por completo y me entregue. Estubo acariciándome hasta llegar a casa donde entramos directamente al parking, al sitio de mi coche, en ningún momento permitió que me corriera mientras me acariciaba, si lo hubiera echo creo que habría vuelto en mis cabales, pero necesitaba sexo como una desesperada (mis ojos estaban humedeciéndose a marchas forzadas y cada vez me costaba mas hablar sin echarme al llorar, por lo que aceleraba la explicación cada vez mas para terminar con todo esto).

Lo demás ya lo sabes, subimos a casa y me follo en nuestra cama, no se lo que viste pero no creo que quieras saberlo, solo decirte que estuve a punto de evitarlo cuando te insulto pero en ese momento mi cuerpo me traiciono y me corrí, hay volví a perderme.

Hay algo mas que quiero que sepas, Vero me hizo llevar el coche al taller de su calle, cuando fuimos a por el me dijeron que no tenia ninguna rueda pinchada, solo que algún gracioso les había sacado el aire. Cuando volvi al trabajo indague con el sustituto de Carlo conde aparcaba y resulto que mientras yo aparcaba en el segundo piso, el lo hacía en el primero y sin embargo cuando descubri el coche con las ruedas pinchadas estaba en mi piso, uno mas debajo de la salida que esta en el suyo, supongo que fue cosa de ese hijo de puta al darse cuenta de cómo estaba.

Pero quiero que quede claro que toda la culpa es mia, por jugar con fuego y no saber apartarme a tiempo, lo que mas siento es el daño que te he hecho a ti……..

No pude evitarlo por más tiempo y me eche a llorar como una niña, miraba a Miguel mientras lloraba e hipaba, el solo se limitaba a mirarme en silencio con las manos cruzadas apoyadas debajo de su barbilla y los ojos entornados

Entonces con una voz fría como el hielo me dijo

  • Eso es todo, ¿debo de suponer que ya has terminado de hablar conmigo?

Mi corazón se paralizo antes esa respuesta, tuve la seguridad que había fallado, que todo había terminado entre nosotros definitivamente y llore mas amargamente de lo que nunca hasta ese momento había echo en mi vida.

CONTINUARA.