Mala fe 6

La historia sigue

Mala fe 6

Habían pasado más de dos años y medio desde que saque la foto del acantilado que me daría suerte, ahora me encontraba sobre el puente que podía poner fin a mi sufrimiento, todo salto por los aires una semana después de que yo volviera del reportaje del Etna que hicimos en Sicilia.

Mi hermana estaba en la parte final de su embarazo, estaba asustada, pero con ganas de tener a su hija entre los brazos, Bruce estaba muy nervioso y asustado. Se decía a sí mismos si sería un buen padre, yo sabía que si lo sería. Solo hacía falta ver con el amor que trataba a Helena, Bruce y yo fuimos a comprar unos ingredientes que se le habían olvidado comprar a la mañana y sin ellos no podíamos hacer la cena. La verdad fue que se le olvidó a posta para poder recoger una cadena de oro que iba a regalarle en día que Briana naciera.

En el collar ponía “Vuestro para siempre”, me pareció un gesto muy bonito. Antes de volver decidimos tomar una cerveza negra en un pub que quedaba a un par de manzanas de la casa, si alguien me hubiera dicho que sería nuestra última cerveza, le diría que se había vuelto loco. Al entrar en casa lo hicimos riendo, las risas nos duraron lo que tardamos en entrar en el salón y ver a una Helena con el rostro arrasado en lágrimas. Miraba la pantalla del televisor con la mirada perdida.

Lo que en él aparecía hizo que mi sangre se helara, en la imagen aparecía Bruce fallándose a Marta, en la imagen Marta estaba a cuatro patas sobre un asiento, con el pecho apoyado en el respaldo. Su rostro era el del puro placer y en la parte de arriba de la imagen se veía el rostro de un Bruce con los ojos cerrados, por el placer. Recuerdo que lo mire con un rostro asombrado, Bruce con Marta, eso no podía ser.

Bruce no tragaba a Marta, Helena giro su cabeza y por primera vez miro a Bruce. En su rostro se podía ver la decepción, el dolor y la ira. Se levantó del sofá a una velocidad que casi no me da tiempo de ponerme en medio, de no hacerlo abría estrangulado a Bruce.

• Con Marta, meditó cabrón, tenías que engañarme con ella farsante – dijo una Helena fuera de sí.

• Cariño yo no te he engañado, tienes que creerme – dijo un preocupadísimo Bruce.

• ¿A no?, y lo que aparece en la pantalla que es una broma, más te vale salir de esta casa, si no no respondo – dijo una furiosa Helena.

Helena cada vez estaba más nerviosa y si seguía así podía darle algo, viendo esto Bruce decidió salir de casa. A Helena le faltaba el aire, le estaba dando un ataque de ansiedad fortísimo. Intente que se tranquilizara, me dio dos tortazos que hicieron que me pitaran los oídos por una semana.

• Helena tranquilízate, !la niña¡ – dije.

Helena se tocó la tripa y empezó a llorar, me abrazo y me dijo que pensaba que Bruce era diferente, pero que había resultado como todos los demás. Aquí había algo que no me cuadraba, subí a Helena a su habitación y le prepare una tila bien cargada, ella solo lloraba y rompía todas las fotos donde salía Bruce. Se tomó la tila a mala gana y después de un rato de llorar mientras yo la abrazaba desde atrás, se quedó dormida. Baje al salón y mire el sobre, no había duda de que se lo había mandado Marta. Ya no había ninguna duda, esa mujer era el mismísimo diablo y no había parado hasta destruir nuestra familia. Sentí mucha rabia e impotencia, ver a mi hermana en ese estado me partía el corazón.

Ojalá hubieran seguido destrozando mi vida, Helena era la mejor persona del mundo y no se merecía esto, opinaba lo mismo de Bruce. Cogí el mando, en el pendrive había dos vídeos. Baje el volumen de la televisión, no quería que Helena lo oyera y se despertara. Necesitaba descansar, en el primer vídeo salían Bruce y Marta follando en un despacho, si el vídeo estaba trucado a primera vista no se apreciaba nada. No me extrañaba que mi hermana se creyera la infidelidad, el vídeo era todo el rato en la misma postura que vimos congelada, tiempo antes.

En la imagen aparecía una Marta jadeante que le decía a Helena lo bien que follaba Bruce, lo calladito que lo tenía. Le pedía más que estaba a punto de correrse, de hecho se corrió y para mí que exagero para hacer más daño a mi hermana. Después Marta se puso de rodillas recibiendo la corrida de Bruce en la boca, mirando a la cámara con una sonrisa y diciendo “deliciosa”.

En el segundo vídeo aparecía Marta sola, la corrida se le resbalaba de los labios a sus pechos. Entonces dijo una frase, por fin he encontrado tu verdadero punto débil Helena si aquel día te llegas a follar a aquel empresario, las cosas hubieran sido distintas para las dos, tomaste una decisión y aquí tienes las consecuencias.

El vídeo terminaba con una Marta riéndose como una loca, desde aquel día las cosas fueron de mal en peor. Helena no quería ver ni en pintura a Bruce, además rompió el pendrive de un martillazo, antes de que pudiera verificar si ese vídeo era real o había sido trucado.

Helena dejo de comer, dormía fatal y empezó a enfermar. Bruce llamaba cada día para interesarse por Helena, yo lo mantenía al tanto, Bruce lo estaba pasando tan mal como Helena. Una mañana Helena empezó a quejarse de un gran dolor de tripa y al mover la manta la cama estaba roja de sangre. Llame a una ambulancia y en poco tiempo llegaron, enseguida la subieron a urgencias de un hospital.

Llame a Bruce y este se presentó enseguida, estuvimos horas esperando que alguien nos daría noticias, un médico nos llamó y nos dijo que había habido complicaciones con la niña y se había adelantado el parto, el rostro del doctor no presagiaba nada bueno. Bruce pregunto con un hilo de voz y lleno de miedo.

• ¿Helena y la niña están bien?

• Helena se pondrá bien, la niña ha nacido muerta, lo siento mucho – dijo el doctor.

Bruce cayó de rodillas al suelo y empezó a gritar roto de dolor, yo lo abrace y estuvo llorando en mi hombro durante un buen rato. A Helena la subieron a una habitación, una vez que Bruce estuvo más calmado. Subimos a ver a mi hermana, su mirada estaba perdida. Helena estaba rota y no sabía si volvería a ser la misma de siempre, Bruce intento comunicarse con ella, intento abrazarla, pero ella poniendo su mano en su pecho le dijo que no con la cabeza. Bruce se dio cuenta de que había perdido para siempre a Helena y a mi sobrina, Salió del hospital y se mudó a casa de sus padres. Él me llamaba diariamente para interesarse por Helena, la amaba de verdad. Le busque los mejores especialistas, National Geografic Society me ayudo, pero Helena no volvió a hablar desde ese día. Solo lloraba en silencio, de vez en cuando me miraba y sonreía, pero no sabía si me sonreía a mí o a recuerdos de tiempos mejores.

Yo termine perdiendo el trabajo, deje de lado los viajes para cuidar de Helena. Mis jefes me dijeron que siempre abría un puesto esperándome, pero que tenía que comprender que necesitaban al fotógrafo que fui y del que ya no quedaba ni la sombra. Cada día era más duro, ver como Helena se consumía. No llegue a conocer a Sharon en persona, pero hablaba con ella todos los días. Bruce había adelgazado mucho según me dijo, toda nuestra perfecta vida había saltado por los aires por la maldad de una persona, muchas veces se me paso por la cabeza vengarme de Marta, pero después miraba a Helena y pensaba que si yo terminaba preso, quien se haría cargo de ella.

La gota que derramo el vaso en mi vida fue una mañana que salí, para comprar los medicamentos que le habían recetado a Helena y esta se había intentado suicidar. Llame a una ambulancia, perdió mucha sangre y al llegar al hospital consiguieron salvarle la vida, pero entro en coma.

Y aquí me encontraba yo en el puente recordando los años más amargos de nuestras vidas, mirando para abajo y decidiendo si merecía seguir viviendo o mejor acababa de una vez. Me asome por la barandilla, entonces note como alguien me cogía de la chaqueta y me tiraba hacia atrás, cayendo yo al suelo. El sol no me dejaba ver su rostro bien, pero su cabello era pelirrojo. Aquella mujer me cogió de la pechera y después de acercar mi rostro al suyo me soltó dos bofetones que me espabilaron enseguida.

• ¿Qué crees que haces Juan?, vas a rendirte o vas a luchar – dijo la mujer.

Era Sharon, la hermana de Bruce, reconocería ese bonito rostro en cualquier sitio. Tenía razón, me había dejado llevar por la amargura, yo era una persona que cada vez que se caía, me volvía a levantar.

• ¿Y bien?, ¿qué va a ser? – pregunto Sharon.

• Luchare – dije convencido.

• Eso me gusta más – dijo Sharon.

Sharon me ayudo a levantarme del suelo y entonces me hizo una pregunta.

• ¿Juan tú piensas que Bruce fue infiel?

• Todos podemos ser infieles, pero si me estás preguntando que si fue infiel con Marta, mi respuesta es un rotundo, no.

• He hablado mucho con mi hermano, sé que es mi hermano, pero yo tampoco creo que haya sido infiel – dijo Sharon.

• El problema es que, mi hermana destruyo el pendrive y no he podido estudiar los videos – dije.

• Tendremos que sacarle la verdad a Marta – dijo Sharon.

• ¿Cómo lo aremos? – pregunte.

• Algo me dice que a ti te lo dirá – dijo Sharon.

Montamos en su coche y volvimos al hospital, al llegar a la habitación de Helena. Bruce se encontraba allí, la verdad que estaba muy desmejorado.

• Sharon, Juan, conseguid que Marta diga la verdad, yo no hice nada lo juro – mientras lloraba.

• Tranquilo hermano, no volveremos sin una confesión – dijo Sharon.

• Yo me quedaré cuidando la mujer que amo – dijo Bruce.

• ¿Todavía la amas? – pregunte.

• Como el primer día – respondió Bruce.

• Eso quería oír – dije.

Sharon y yo cogimos un avión y volvimos a mi antigua ciudad, necesitaríamos aliados y yo savia donde encontrarlas, había llegado la hora de tener la charla con Susana. Me puse en contacto con ella y quedamos en su casa. Cuando Sharon y yo llegamos, Esther y Lidia también estaban allí. Las tres miraron a Sharon y se sorprendieron de su belleza.

• Bien Susana, tienes algo que contarme – dije.

SUSANA

Juan lo primero que quería pedirte era perdón, yo no quería hacer lo que hice. Marta me tenía cogida y de no haberlo hecho, otra persona hubiera salido muy mal parada.

• ¿Quién es esa persona? – pregunto Juan.

• Mi hermana Rosa - dije.

Marta siempre me insistió en que era muy guapa y podría ser modelo en la agencia de su padre. Yo no estaba interesada y la rechazaba cada vez que me lo pedía, en aquel entonces mi hermana acababa de cumplir los dieciocho años y se creía la más lista. Empezó a salir con un chico más mayor, el problema de este chico era que pasaba droga y mi hermana al ver las grandes sumas de dinero que ganaba su novio, decidió que ella también pasaría droga. Se empezó a vestir de forma diferente y a tratar a mis padres fatal.

Una noche, se le acercaron dos hombres y con la excusa de comprarle droga, se identificaron y arrestaron a mi hermana. Mis padres y yo estábamos desesperados, entonces entro en juego el padre de Marta. Los dos policías que detuvieron a mi hermana no tramitaron la detención, pero si la grabaron y Marta fue quien se quedó con la grabación, desde aquel día me tenía cogida y no me quedo más remedio que hacer lo que me pidiera.

Empecé en la agencia de modelos que era una tapadera de una agencia de escorts, Roberto era el encargado de captar las chicas. Al principio te dejaban escoger los clientes, a mí nunca me hizo gracia, pero no tenía opciones. Roberto se interesó en mí y al principio me trato muy bien, sabía qué decir a una mujer. En la cama era muy bueno, pero con el pasar del tiempo me fue dejando claro que yo no era más que una puta y que así me trataría.

Yo nunca estuve enganchada a Roberto, me gustaba follar con el porqué lo hacía muy bien, pero nada más. Un buen día vino Marta y me dijo que tenía que seducirte, Roberto quería humillarte y yo te serviría en bandeja. Me negué, pero Marta saco su móvil y puso en marcha el video donde se veía a mi hermana vendiendo droga, la prueba que la llevaría a la cárcel. Acepte a regañadientes, pero el día de la sesión de fotos, me resultaste un hombre fascinante, me trataste como una persona y eso me gusto mucho. Si te estoy sincera nunca me enamore de ti y es una pena porque mereces mucho la pena.

• Pues no te parecía tan bueno en la cama- dijo Juan.

Eso también fue idea de Marta, quería que dudaras de ti mismo y hacerte más pequeño delante de Roberto. Si te soy sincera, es verdad que no eres tan bueno como Roberto, pero tampoco lo hacías nada mal. La noche en la que folle con Roberto, se suponía que solo tenía que bailar con él y dejarme sobar para ponerte celoso, pero Roberto en el último momento cambio los planes y yo decidí que si tenía que caer fuera con todo el equipo.

Me arriesgaba a que Marta difundiera el video, pero estaba cansada de ser su marioneta. Lo único malo fue que tú fuiste el daño colateral y lo siento mucho.

• Sabes, yo estaba enamorado de ti y me hiciste mucho daño – dijo un serio Juan.

• Lo sé Juan, pero tenía que acabar con esa farsa, de haber seguido adelante con el plan de Marta, hubieras acabado mucho peor – dije.

Juan seguía muy serio, yo lo hice por mi hermana, pero entendía que para el no fuera un consuelo. Entonces me hizo una pregunta.

• ¿Por qué me odia tanto Roberto?

• ¿No lo sabes, Marta nunca te lo contó? – dije.

• No – dijo Juan.

• Fue por Tamara – dije.

Juan abrió la boca por puro asombro, según me contó Marta, Tamara fue una chica que estuvo en el instituto donde iban Marta, Juan y Roberto. Según parece Roberto se enamoró de Tamara, era el hombre más guapo de instituto y Tamara acepto salir con él, pero una tarde coincidió contigo en la biblioteca, según parece tu forma de tratarla le hizo ver lo tóxico que era Roberto y decidió cortar con él.

Roberto piensa que le robaste a Tamara, no puede aceptar que Tamara prefiriera estar con alguien que él considera inferior, después Marta se ha aprovechado de eso para sus planes.

• ¿Tamara?, pero si yo no tuve nada con ella, además se cambió de instituto al acabar el curso – dijo un perplejo Juan.

• Eso me contó Marta, ¿me perdonarás algún día Juan? – pregunte.

• Necesitamos vuestra ayuda, tú ayúdanos, será un comienzo para empezar a perdonarte.

JUAN

La verdad es que, no me esperaba que la historia de Susana fuera así, viendo las caras de Esther y Lidia, sabía que no mentía. Además, ellas también estaban cogidas por Marta, una por las deudas de juego de su padre y la otra por una trampa que le puso el padre de Marta para que terminara siendo una de sus escorts. Según nos contó Esther, Marta y Roberto habían abierto un club nocturno en la ciudad. Ese sería un buen lugar para sacarle la información que necesitábamos, no sabíamos si la relación de Helena y Bruce se podía arreglar, pero seguro que saber que Bruce no la había sido infiel. Ayudaría a mi hermana a mejorar.

Sharon me dio un móvil, bueno parecía un móvil, pero era un aparato que descargaba información de cualquier terminal, usaba un sistema parecido al Bluetooth, pero más sofisticado. También me dijo que tendría que entretener a Marta el tiempo suficiente hasta que la memoria del aparato se llenara. Rezaríamos para que tuviera suficiente capacidad para conseguir toda la información.

• Sharon quiero llevar un micro, creo que podré sacarle la confesión – dije.

• ¿ estás seguro? – pregunto.

• No se resistirá a regodearse delante de mí de haber destruido a mi hermana – dije.

• ¿Seguro que no te cachearan? – pregunto Sharon.

• Me arriesgaré – dije.

Sharon llevaba un micro en el maletero del coche, tenía forma de botón y fue Lidia quien me lo cosió en la americana que llevaría esa noche, Sharon, Susana, Esther y Lidia se vistieron con ropa normalita, pero eran tan guapas que todo les quedaba bien, yo mire a Sharon y le dije.

• Tal vez Roberto quiera algo contigo – dije.

• Tú déjame a Roberto a mí – me dijo con confianza.

Por fin salimos de casa de Susana y llegamos al club, según entramos unos sonrientes Marta y Roberto, se acercaron a saludar.

• Menuda sorpresa, te hacía en Edimburgo, cuidando de tu hermana.

• Deja a mi hermana al margen, he venido a hablar contigo – le dije molesto.

Roberto miraba con gula a Sharon, esta ni se inmutaba, eso espoleo a Roberto que las acompaño a la barra a por bebidas. Marta me dijo que la siguiera a su despacho, allí podríamos hablar, con tranquilidad y sin ruidos. Al entrar al despacho me di cuenta de que era el mismo que salía en el vídeo que le mando a Helena.

• Bien, ¿qué quieres saber? – pregunto Marta.

• ¿Por qué me odias tanto? – pregunte.

• No te odio, las leonas no odian a las hormigas que pisan – dijo con soberbia.

Ese comentario me sentó fatal, pero tenía que hacer mi papel y me ceñí a él. Marta se me quedo mirando y me dijo.

• Vale, te lo contaré.

MARTA

Yo era la heredera de mi padre, mi hermano era demasiado simple para hacerse cargo, la noche que Helena no quiso follarse a ese empresario. Hizo perder mucho dinero a mi padre, además de toda la confianza que este había depositado en mí. Lo peor de la noche no fue eso, a ese empresario se le había prometido que se fallaría a tu hermana por todos sus agujeros. Como tu hermana se largó, me toco a mí ocupar su puesto, no puedes imaginar lo que se siente cuando un hombre furioso te barrena el culo sin piedad.

Todavía recuerdo mi cara reflejada en los espejos del baño, donde momentos antes Roberto se folló a Helena, pero no era el reflejo de Helena el que salía en ese cristal, sino el mío. Esa maniobra me valió para que el empresario reconsiderase volver a los negocios con mi padre. El problema fue que como no cumplimos del todo, mi padre tuvo que conformarse con menos dinero.

Eso me concedió una nueva oportunidad con él, me dijo que si de verdad quería ser merecedora de poder heredar todo su poder e influencias, le tenía que demostrar que podía ser más cruel que él. Desde entonces me he dedicado a demostrárselo, Roberto ha sido una arma muy útil, te ha robado una novia, Susana fue obligada por mí y ahora seguramente se estará follando a esa pelirroja que ha venido contigo.

• Por eso te follaste a Bruce, para vengarte de Helena ¿verdad? – pregunto Juan.

• Siempre pensé que tú eras su punto débil, viendo como te defendía de mi hermano cuando estaba saliendo con él, pero cada vez te intentaba hacer más daño y aunque ella te cuidaba, tú te volvías a levantar y volvíais a ser una familia feliz – dije.

• ¿Y eso te jodía verdad Marta? – pregunto Juan.

• Para demostrar a mi padre mi crueldad, tenía que destruir tu familia y con ese video lo conseguí, aquí tienes mi premio, ahora soy la que manda – dije.

• ¿Tu hermano sabe, que lo usas como una marioneta? – pregunto Juan.

• No, él sigue creyendo que es el dueño de esto, que lo siga creyendo el infeliz – dije.

• Te follaste a Bruce, dímelo, ya has ganado que más te da - dijo Juan.

• No, el muy infeliz me rechazo, me dijo que no le llegaba a Helena a las suelas de los zapatos – dije entre dientes.

• ¿Y el video que mandaste? – pregunto Juan.

• Está trucado, pague una pasta para que pareciera real, por eso sale casi todo el cuerpo del hombre tapado por mi cuerpo y solo se le ve la cara – dije riéndose.

• ¿Cómo he podido estar tan ciego contigo? – pregunto Juan.

• Bueno, creo que ya hemos hablado demasiado, pero antes de que te vayas, tengo una sorpresa para ti, ver como Roberto se vuelve a follar a otra de tus novias – disfrutando del momento.

Marta encendió la pantalla y se veía a Sharon en el baño retocándose el maquillaje, después se vio a Roberto entrar.

• Te has equivocado de baños, los de hombres están en frente – dijo Sharon.

• No me he confundido, sabes que lo estás deseando – dijo Roberto.

• ¿Te crees irresistible verdad? – pregunto Sharon.

Roberto se fue acercando, Sharon le puso la mano en el pecho y lo empujo para atrás, entonces le dijo.

• Siempre llamas a Juan pelele, pero aquí el único pelele que veo eres tú – dijo Sharon.

• ¿Cómo dices? – pregunto Roberto.

• Eres tan inútil, que eres incapaz de darte cuenta de que esa cara bonita y ese cuerpo no te duraran para siempre, para las tías eres solo una polla que follar, yo aspiro a mucho más –dijo Sharon.

• ¿Prefieres a un pelele como Juan? .pregunto Roberto.

• Juan como hombre te da mil vueltas – dijo Sharon con dureza.

Roberto se lo tomo a mal y arranco contra Sharon, esta le saco un arma y se la puso el cuello.

• Pisa el freno machote – dijo Sharon.

• Piensas matarme pelirroja – pregunto un asustado Roberto.

Sharon saco su placa de la chaqueta y se la enseño a Roberto, este vio que la placa pertenecía a un cuerpo de otro país.

• Esa placa, no vale aquí – dijo Roberto temblando.

• Es verdad, ¿pero qué opinarán los policías de aquí, si les cuento que intentaste agredir a una policía extranjera en los baños de tu local? – pregunto Sharon.

No obtuvo respuesta, Roberto se dio media vuelta y salió corriendo del baño, a mí el teléfono que me había dado Sharon, me empezó a vibrar. Eso quería decir que ya estaba completo, me levante y mirando a Marta le dije.

• Has sido la mayor decepción de mi vida, yo te quería de verdad y tú me has escupido a la cara y destruido a mi familia, por suerte en el mundo existe algo que se llama karma y espero que te visité pronto – dije.

Después me di media vuelta y salí de ese despacho, eche un último vistazo para ver a una Marta que temblaba de rabia, Roberto había fallado y volvía a quedar en evidencia delante de un miembro de mi familia. Baje las escaleras y me reuní con las chicas, mire a Sharon y le dije.

• Ya podemos irnos.

Nos despedimos de Susana, Esther y Lidia, Mis sentimientos por Susana eran encontrados, pero creo que pasado el tiempo podría perdonarla, me quede mirando a Sharon y le dije.

• Con que le doy mil vueltas a Roberto – dije sonriente.

• No te pongas gallito, era un decir – sonriendo.

Cogimos un vuelo, al llegar a Edimburgo. Lo primero que hicimos fue pasar por el hospital, mi hermana había despertado, seguía seria y no quería que Bruce le cogiera la mano, Bruce al ver nuestras sonrisas se le cambió la cara.

• Helena traemos una sorpresa para ti – le dije.

Helena se puso unos cascos y escucho la conversación que tuve con Marta, cuando llego al momento de la confesión de Marta donde decía que Bruce le había rechazado y que el video era un montaje, mi hermana volvió a sonreír y miro a Bruce con una mirada llena de esperanza.

Continuará.