Mala fe 4

La historia sigue.

Mala fe 4

Emily se colocó delante de mí y me dijo que la siguiera a su despacho, la verdad que el traje de ejecutiva le quedaba muy bien. Me recriminé esos pensamientos, era mi jefa y debía respetarla. A quien quería engañar, todo mi ser se estremeció cuando la vi, había oído hablar del amor a primera vista, ¿se tratara de esto?

Ya en el despacho de Emily cogió la fotografía y me dijo.

• Esta fotografía es impresionante, no solo tienes talento, tienes un instinto que te indica cuando tienes que sacarla – dijo Emily.

• Gracias – dije.

• Gracias a ti, encajarás perfectamente aquí – dijo Emily.

• Tengo que quedarme en Londres, mucho tiempo, mi intención era establecerme en Edimburgo – dije.

• No, únicamente serán unos meses hasta que te hagas a tu nuevo trabajo, además con lo que te tocara viajar no pisaras casi la oficina. – dijo Emily.

• ¿Cuándo empiezo jefa? – pregunte.

• En dos semanas saldremos a hacer un reportaje a Islandia, hasta entonces puedes volver a Edimburgo – dijo Emily.

• Gracias jefa – dije.

• Llámame Emily por favor – dijo Emily.

• Gracias Emily – dije.

Emily no dejo de sonreír en todo el tiempo que estuvo hablando conmigo, y vaya sonrisa, volví a la sala donde se encontraban todos mis compañeros y termine de presentarme a todos, no solo había fotógrafos, también geólogos y científicos de renombre. Este era el mejor trabajo del mundo, alguien pensará que estoy loco por gustarme mi trabajo, pero esto era como Disneyland.

En un momento me disculpé y salí, quería darle la noticia a Marta lo antes posible. No sabía como se lo iba a tomar, ella me consiguió el trabajo, aunque ahora sé que no fue tanto esfuerzo para ella, pero de todas formas le debía decírselo lo antes posible para que pudiera ocupar mi puesto.

• Hola Juan, ahora mismo estaba pensando en ti, ¿qué tal fue la competición? – pregunto Marta.

• He conseguido el trabajo, acabo de firmar con National Geografic Society, siento no haberte avisado antes – dije.

• Me alegro mucho por ti, te lo mereces – dijo Marta, pero noté algo extraño en su voz.

• ¿Juan podría pedirte un último favor? – pregunto Marta.

• Tú dirás – le dije.

• En unos tres meses, vamos a entregar un galardón a una escritora por su trayectoria profesional, nos gustara que tú fueras el fotógrafo – dijo Marta.

• Lo hablaré con mi jefa, pero no creo que tenga problemas.

• Gracias, ahora eres un fotógrafo famoso y eso dará más prestigio al premio.

• De nada, somos amigos, Marta – dije.

• Tengo que dejarte Juan – se despidió Marta.

• Hasta pronto Marta – me despedí.

MARTA

Estaba convencida de que no tendría lo que había que tener para conseguir ese contrato

el condenado lo había conseguido, había conseguido el contrato con una de las revistas más importares del mundo, viajes por todo el mundo, un sueldo astronómico. Tengo que reconocerlo admiraba su perseverancia.

• ¿Roberto a que no sabes quién ha conseguido el contrato con National Geografic?

• ¿No me jodas que el pelele, lo ha conseguido? – pregunto Roberto.

• No te preocupes, lo he convencido para que sea el fotógrafo de la entrega de premios de dentro de tres meses – dijo una sonriente Marta.

Mi hermano ya se estaba frotando las manos, con un poco de suerte vendría con pareja, me parece a mí que va a ser una noche divertida.

JUAN

La escritora a la que le iban a dar el premio era legendaria, me había leído todos sus libros. Para mí sería un honor ser el fotógrafo, admiraba tanto a esa mujer que lo haría gratis si fuera necesario, se lo comunicaría a mi jefa.

• Jefa he hablado con mi amiga, su padre es el dueño de la revista donde trabajaba – dije.

• Y bien… - dijo Emily.

• Me ha pedido que sea el fotógrafo de la entrega de premios, como favor personal – dije.

• ¿A quién galardonan? – pregunto Emily.

Cuando dije el nombre de la escritora a Emily se le abrieron los ojos.

• Me parece bien, yo también iré, una entrevista con ella nos interesa mucho, hablaré con los jefes y lo prepararé – dijo Emily.

La secretaria de Emily me consiguió los billetes de avión, me los querían dar en primera clase, les dije que en turista era suficiente. Acababa de entrar y no me consideraba merecedor de semejantes privilegios, todavía recuerdo la cara de asombro que puso la secretaria. Me consiguió vuelo para al mediodía y para el atardecer estaría en casa de mi hermana y cuñado, les llame y me dijeron que me esperarían en el aeropuerto.

Cuando llegue, Helena me abrazo y mi cuñado sonreía como siempre, llegamos a casa y empezó el interrogatorio.

• ¿Qué tal ha ido?, ¿qué tal los compañeros? – pregunto Helena.

• Muy bien, todos muy amables, incluso la jefa – dije.

• ¿Es guapa? – pregunto Bruce.

• Miralo tu mismo – le di el nombre.

Helena y Bruce fueron al ordenador corriendo para saber quien era mi jefa.

• Joder hermanito, es una preciosidad – dijo Helena.

• No sé yo si sacara buenas fotos teniendo de compañera a semejante mujer – dijo Bruce riéndose.

• ¿Dudas de mi profesionalidad? – dije picado.

Bruce empezó a reírse que se le saltaban hasta las lágrimas, fueron dos semanas estupendas, pero tenía que volver al trabajo. Cuando llegue a Londres Emily ya estaba preparada y en pocas horas tendríamos que volar hacia Islandia, el trabajo consistía en filmar uno de los volcanes que presumían podía entrar en erupción. A mí los volcanes me daban miedo, pero tenía que reconocer que sentía una emoción que crecía desde mis entrañas.

Cuando llegamos a Islandia, gente de la revista de National Geografic nos esperaban allí. Mientras yo tendría que hacer las fotos Emily haría las entrevistas y escribiría el artículo, Esa mujer era como Lois Lane, la intrépida periodista de las historietas del hombre de acero. Nos llevaron a una especie de casa rural convertida en hotel muy bonita, nuestras habitaciones estaban separadas por una puerta, si queríamos podíamos acceder a la otra habitación desde el interior.

La primera de las entrevistas que Emily tenía que hacer era a un geólogo que se encontraba en la cima del volcán, ese día no podríamos usar el helicóptero, pues el viento era muy fuerte, tendríamos que subir en coche y después tendríamos que escalar un trecho. Emily también era una enamorada de la escalada, no sé si fue por exceso de confianza o para impresionarme, de los posibles movimientos que podía hacer eligió el más complicado y peligroso.

Las rocas eran quebradizas y al colocar el pie, estas no soportaron su peso, me moví rápido y conseguí sujetarla. Caer no se iba a caer, para eso teníamos las cuerdas, pero la pared tenía salientes filosos que pudieron hacerla mucho daño. Desde ese momento vi que la mirada y la forma de actuar de Emily hacia mí cambiaron, era como si me estuviera viendo por primera vez.

Era una profesional como la copa de un pino, se había llevado un susto grandísimo y estaba haciendo la entrevista como si nada. Yo me dediqué a sacar fotos del cono del volcán, al fondo se veía la lava hirviente como salpicaba las padeces. Preferí no preguntar lo que pasaría si ese volcán se activaba en ese momento, terminamos todo y bajamos al hotel, esta vez bajamos con todo el cuidado del mundo.

Ya en el hotel, me metí en la ducha. Tenía toda la cara negra de la ceniza volcánica. También me di cuenta de que tenía una herida en el brazo, seria de cuando sujete a Emily. Después de ducharme me puse una toalla enroscada en la cintura y me dispuse a hacerme la cura. No era muy profunda, me la desinfecte y me puse un vendaje, entonces escuche como tocaban la puerta interior de la habitación.

Pensé que Emily querría ver las fotos, al abrir la puerta me encontré con una Emily con un camisón transparente y nada por debajo. En mi toalla empezó a crecer una tienda de campaña.

• ¿Puedo pasar? – pregunto Emily.

Yo me hice a un lado, paso por mi lado sin yo quitarle la vista encima. Se puso delante de mí y cruzando sus brazos en mi cuello me beso, mientras lo hacía me quito la toalla de un tirón. Se separó de mí y empezó a admirar mi cuerpo, puso una sonrisa y se relamió.

Eso me puso nervioso, si Susana era una mujer de bandera y banda de música, Emily no se le quedaba atrás, aunque tenían bellezas diferentes, las dos eran dos monumentos. Mi polla ya estaba más dura que el palo que sujeta la vela, Emily se agachó y me la empezó a lamer desde el tronco hasta la punta. Yo apreté el pomo de la puerta del placer que me dio, pero nada comparado con el placer que sentí cuando empezó a mamármela.

Emily estaba disfrutando, de vez en cunado me echaba unas miradas que me hacían estremecer y soltar algún que otro suspiro. Yo no me quería correr así y con todo el dolor de mi corazón la separe de mí, mire su coñito. Lo tenía totalmente depilado y brillante por la excitación, ella enseguida entendió mis intenciones. Se tumbó en la cama y abrió las piernas para que tuviera mejor panorámica de su coñito.

No me hice de rogar, metí mi cabeza entre sus piernas, su sabor era embriagador, pero sus jadeos eran los que me espoleaban para seguir comiéndole ese delicioso coñito. Emily poso sus manos en mi cabeza, apretando cada vez más mi cara a su sexo. No pudo aguantar más y termino corriéndose, como ya dije el sexo oral se me daba genial.

Emily me tumbo, se metió mi polla en la boca para ponérmela más dura de lo que ya estaba, después con una cara de vicio que me tenía extasiado, se la fue metiendo en el coñito. Lo hacía poco a poco, siendo consciente del placer que me estaba provocando. No sé cómo fui capaz de aguantar, pero aguante y conseguí que Emily se corriera, yo seguí penetrándola con penetraciones profundas y apretando los dientes conseguí que se corriera una segunda vez antes de hacerlo yo en el condón que Emily me había puesto.

Después Emily apoyo su cabeza en mi pecho y termino durmiéndose con una sonrisa, no sé si lo que habíamos hecho estaba bien o mal, pero yo la verdad es que estaba muy satisfecho y no me arrepentía en absoluto. Me costó dormirme, me pasé media noche viendo como dormía Emily estaba preciosa. Las dos semanas que pasamos allí, la tónica fue la misma, durante el día éramos dos profesionales y por las noches dábamos rienda suelta a nuestros instintos.

Llego el día de volver, cuando íbamos en el avión. Mire a Emití y le pregunte.

• ¿Te arrepientes?

• No, la verdad es que me llamaste la atención desde el momento que te vi, yo he follado con bastantes hombres, pero ninguno me ha tratado tan bien como tú en la cama y me ha gustado – dijo Emily.

Se puso roja, yo la miré y sonreí, ella me dio un golpecito para que dejara de burlarme de ella, después coloco su cabeza contra mi hombro y se quedó dormida. Emily y yo empezamos a quedar a cenar todos los viernes y pasábamos los fines de semana en casa de uno o del otro, éramos una pareja, pero todavía no habíamos hablado del tema. Lo hicimos un viernes mientras cenábamos.

• Emily, me he enamorado de ti, tal vez no este bien por trabajar juntos, pero no estoy dispuesto a renunciar a ti – le dije.

• Yo también siento algo muy fuerte por ti, no sé si es amor, pero me gustaría apostar por esta relación – dijo Emily.

En el trabajo éramos jefa y empleado, nuestra relación no influyo en nada, si tenía que echarme la bronca lo hacía. Pocas veces tuvo que hacerlo, pronto tendríamos que viajar a mi antigua ciudad. Viejos fantasmas se despertaron dentro de mí y decidí tomarme unos días libres para ir a hablar con Helena y Bruce. Le dije a Emily si quería venirse conmigo, pero me dijo que no podía coger días libres, ya los había utilizado todos.

Llegue a Edimburgo un viernes por la mañana y tendría una semana libre, en el avión tuve tiempo para pensar, si Roberto aparecía en la fiesta y me veía con Emily iría a por ella. Yo confiaba en Emily, ella podía tener al hombre que quisiera y me eligió a mí, pero el miedo estaba allí. La situación era diferente que con Susana, con Emily veía la relación más fuerte, pero cosas más raras se han visto.

Además, que en estos meses nos sinceramos el uno con el otro, ella me contó que a causa del trabajo, no tenía tiempo para relaciones y que solía buscar rollos de una noche. No me describió a los hombres, pero podía hacerme una idea de cómo serian. Estaba aflorando una parte de mí que odiaba, la inseguridad. Mi novia anterior fue una mujer como Susana, después mi actual novia es una mujer como Emily. Eso debería subirme la moral.

Entre pensamientos, se me paso el viaje volando, Helena y Bruce me estaban esperando en el aeropuerto. Les conté como había sido sacar fotos en la cima de un volcán activo y el miedo que pase, también les dije que había empezado una relación con mi jefa, llevábamos dos meses y estábamos genial, entonces mi hermana me miro y me dijo.

• ¿Entonces a que tienes miedo Juan? – pregunto Helena.

• A Roberto, no sé cómo lo hace, pero eres la única que ha conseguido salir de su influjo – dije.

• Eso es porque me enamore de verdad, si Emily esta enamorada de verdad de ti, no tendrás de que preocuparte – me dijo Helena.

• Recuerdas lo que te dije, si Emily se lía con Roberto, te demostrara que no te quiere tanto y que esa relación no merecía la pena – dijo Bruce.

Cuando llegamos a su casa, me enseñaron la habitación de mi sobrina, al final sería chica, me dijeron que le pondrían de nombre Briana. La semana paso volando, volví a coger un avión y después de pasar por mi casa en Londres y coger todo mi equipo, Emily paso a recogerme para ir al aeropuerto, avise a Marta para decirle a que hora llegaríamos mi jefa y yo.

Cuando aterrizamos, Marta nos estaba esperando. No vi a Roberto y respiré algo más tranquilo, pero algo dentro de mí me decía que las cosas no serian tan fáciles.

• Hola Juan cuanto tiempo sin vernos, te veo genial – dijo Marta.

• Tú también estás estupenda, te presento a mi novia Emily – dije a Marta.

No sé por qué Marta puso una sonrisa malévola, era eso o yo ya veía fantasmas por todos lados. La fiesta seria por la noche, Emily y yo fuimos a mi piso, para darnos una ducha. Descansamos el resto del día hasta que llego la hora de ir a la fiesta, yo me puse un buen traje, pero cómodo para poder sacar bien las fotografías y Emily se puso un vestido que la quedaba genial.

Un coche mandado por Marta vino a recogernos, esa noche Emily y yo íbamos a trabajar. Cuando llegamos Emily pregunto por la famosa escritora y le dijeron que ya sabia que habíamos venido de National Geografic y que después nos concedería la entrevista y yo podría hacerle las fotos. En un momento que estaba sacando fotos, Marta se me acerco.

• Muy guapa tu novia, tienes buen gusto Juan – dijo Marta con un gesto que no me gusto.

• ¿No te cae bien Emily, o pasa algo más? – pregunté.

• No me cae genial, he venido a decirte que e invitado a mi hermano – dijo una inexpresiva Marta.

• A tu hermano, !joder Marta¡ – dije enfadado.

• Él también es parte de la revista, no podía excluirle, ¿si llegas a saber que venía no hubieras venido? – pregunto.

• Claro que no hubiera venido, tu hermano me odia y lo único que piensa es en hacerme daño – le dije muy molesto.

• No era mi intención que te sintieras incómodo – dijo con cara triste.

Decidí dejar la conversación allí y seguir con mi trabajo, al poco vi como entraba Roberto, lo primero que hizo fue buscarme con la mirada y dedicarme una sonrisa burlona. Busque a Emily y le estaba haciendo la entrevista a la famosa escritora, yo ya le había tomado las fotos y después le sacaría más cuando le entregaran el premio.

Vi como Emily se separaba de la escritora y era interceptada por Roberto, a Emily ya le había puesto sobre aviso sobre Roberto, este le invito a una copa y Emily acepto. Fui directo a por ellos y me encaré a Roberto.

• ¿Qué buscas Roberto?, ¡no me has hecho suficiente daño ya!

• Yo solo quiero hablar un rato y conocer mejor a tu novia, ¿no estarás celoso, verdad? – burlándose otra vez.

No pude aguantar más y le di un puñetazo a la mesa, tirando algunos vasos que estaban sobre ella. De repente todos se dieron la vuelta a mirarnos, Emily me llevo a un lado y me dijo.

• Nos estás poniendo en evidencia, solo estamos hablando, pensé que eras diferente – dijo una enfadada Emily.

• No lo entiendes – le dije molesto.

• Si no confías en mí, esta relación no tiene sentido, está siendo educado y no dejaré de hablar con el porqué a ti te moleste.

Emily se fue al lado de Roberto dejándome con la palabra en la boca, yo salí a tomar un poco el aire, todavía quedaba media hora para que le dieran el premio a la famosa escritora. Volví a dentro y no vi ni a Roberto ni a Emily, me acerque a Marta y le pregunte si los había visto. Ella me dijo que estaba liada con los invitados y no se había fijado, salí otra vez fuera, de no ser porque estaba trabajando con gusto me hubiera ido de allí. Entonces una persona se sentó a mi lado, era la famosa escritora.

• ¿Me dejas darte un consejo? – me dijo la escritora.

• Adelante – le conteste.

• Ningún hombre, ni ninguna mujer merece que suframos por ellos, algún día encontraras una mujer para la que tú, lo serás todo – dijo la escritora.

• ¿Usted cree?, yo tengo muy mala suerte – le dije.

• Estoy segura, a mí me paso con mi difunto marido y tutéame, que me haces sentir mayor – me dijo la escritora.

• Discúlpame – le dije.

• Hazme caso, cuando menos te lo esperes aparecerá – dijo la escritora mientras se levantaba.

Yo seguí allí hasta que la entrega de su premio se empezó a celebrar y yo como buen profesional me dispuse a sacarle las mejores fotos, esa mujer se lo merecía, era una escritora legendaria y además había sido muy amable conmigo, dándome buenos consejos. Roberto y Emily no daban señales de vida, yo cada vez estaba más cabreado, mire a Marta y esta parecía estar asándoselo en grande, empezaba a pensar que irme a Edimburgo y cambiar de trabajo no le había sentado bien a Marta, ella vería.

La ceremonia acabó y yo me dispuse a recoger todo mi equipo y marcharme de allí. Si aparecía Emily bien y si no ya sabía la dirección de mi casa. Cuando estaba a punto de salir por la puerta, llego corriendo y diciéndome que la esperara. A primera vista no parecía que tuviera nada extraño, el peinado era el mismo y parecía bien maquillada.

El viaje de vuelta a mi casa la hicimos en silencio, pero cuando llegamos a casa no pude aguantar más.

• ¿Dónde te has metido toda la noche Emily? – pregunte furioso.

• En la fiesta, he aprovechado para entrevistar a algunos ganadores más – me dijo.

• Si, y porque no te he visto, he recorrido toda la fiesta haciendo fotos – le dije enfadadísimo.

• Haciendo fotos o buscándome, ya te dije que no me gustan los celosos – dijo indignada.

• Sabes Emily, no sé si has hecho algo, pero tarde o temprano lo averiguaré – le dije secamente.

La discusión terminó allí, sabía que ella no diría nada y como le dije si Roberto había hecho algo con Emily, no perdería la oportunidad de restregármelo por la cara. Al día siguiente volvimos a Londres, nuestra relación se fue enfriando. Cada vez que le decía que fuera sincera, ella me decía que no había hecho nada, la relación cada vez estaba peor, yo empecé a tener pesadillas y no dormía nada bien, esto empezó a afectar en mi trabajo y tome una decisión, una decisión que me devastaría.

• Emily, no como, no duermo y esto está afectando al trabajo que tanto me gusta, lo mejor será que lo dejemos – dije aguantándome las lágrimas.

• Estás cortando conmigo Juan, te prometo que yo no hice nada, el problema lo tienes tú en tu cabeza – dijo Emily enfadada.

• De ahora en adelante seremos jefa y empleado, por mi parte mi relación laboral no cambiará y espero lo mismo por tu parte – dije.

• Así será – dijo una seria Emily.

Dicen que antes se coge a un mentiroso que a un cojo, bueno pues la confirmación a mis sospechas llego en un DVD que mandaron de forma anónima a mi dirección de Londres, en ella aparecían fotos de Roberto y Emily el día de la fiesta, la fecha y la hora que aparecían en las fotos así lo atestiguaban, en algunas parecerán besándose, en otras ella agachada con la polla de Roberto en la boca.

El plato fuerte fue el video, era un video corto de un minuto y medio más o menos, en él aparecía una Emily agachada apoyada en los lavabos de un baño y Roberto dándole por el culo con saña, la cara de Emily se podía ver reflejada en el espejo, estaba roja con los ojos en blanco y no paraba de pedir que la enculara más fuerte, corte el video, ya había visto suficiente.

Al día siguiente, me presente en el despacho de Emily, le deje el DVD y me fui sin decir nada. Pase por el despacho de los jefes y les pedí si me podía coger unos días libres antes de ir a mi siguiente viaje, me dijeron que con lo bien que estaba trabando, me cogiera los que necesitara. Al pasar por el despacho de Emily pude escuchar como lloraba, no me pare, seguí en dirección del ascensor, volvería al único sitio donde siempre me habían tratado bien, en casa de mi hermana y cuñado.

Continuará.