Mala energía de las antenas

Mi cuerpo hablaba por él mismo, pedía más fuerza, o más volumen, o más velocidad, o todo junto… y como si hubiera sido Pablo, quien leyó mi relato…. agregó dedos a su trabajo….

Y allí estaba yo, tirada en la cama, bien arropadita, con mi albornoz de chenyl, enorme, y super abrigado, que me cubría desde los tobillos, hasta el cuello y la netbook, sobre mis piernas.

-          ¿qué hacías? – me dijo Pablo, al llegar.

-          Navego…¿sabías que Mario tiene un facebook nuevo? – pretendí desviar la atención.

Mi corazón latía imparable, hasta hacía dos minutos, estaba metida en una de esas charlas,  exquisitas, y super candentes que suelo tener con él.  Los latidos parecían multiplicarse por momentos…no sé a qué se debían. ¿sería por el recuerdo de esas últimas palabras?, ¿o tal vez la desconfianza en mi mirada, generalmente traicionera, delatora? , ¿podría ser por la corrida que me pegué, unos segundos antes, para quitarme las bragas celestes, que me había puesto para “sin querer”, mostrarle mi culito cuasi desnudo, y la ropa de seda , que también había elegido “al azar”, para usar tras la ducha?. Todo parecía indicar, que la causa primera y principal, era el grado de excitación que había logrado provocar con sus palabras inquietantes. En realidad, lo que más me seducía era que me adivinara… que se me anticipara…

Hacía unos días me había pedido que escribiera algo… cosa que al principio me pareció descabellada…¿yo escribir? ¿algo para publicar?...como todos sus pedidos, primero caen como una piedra, luego las miradas, las sonrisas cómplices, y uno va como acariciando las ideas, luego otra mirada, alguna sugerencia, y finalmente, y con mucho cuidado, la orden. Ya está. Ya no me puedo negar, y así, arranqué a escribir… “Un pequeño párrafo”, me había dicho…

Y ahí estaba. Un relato de 8, o tal vez 9 páginas…. Publicado en la web….y presto a recibir comentarios. Me atreví  a imponer yo, una condición: “Te digo donde está, pero quiero verte la cara cuando lo lees!”, exigí. No sé de donde saqué el valor para mirarlo constantemente, o casi, mientras leía mis más íntimas deseos, en forma de fantasía. Y ese era el principal motivo de mi turbación, ese relato, era mi primer relato, y contenía toda mi intimidad, mis deseos, cosas que jamás había confesado, a nadie, ni siquiera a mi marido. Sé que en la web, existen muchos relatos, y que obviamente el escritor, debe fantasear la mayoría de las veces, contando cosas que jamás haría. Este caso era diferente, primero porque yo fui escritora, y protagonista de mi historia; segundo porque estaba dirigiéndoselo a él, que en definitiva, también tiene un papel protagónico, el único coprotagónico en mi obra. Y tercero y principal, porque esa historia, no existió, pero podría volverse realidad…muy fácilmente…todos los elementos estaban al alcance de la mano, lo que la convertía en una solicitud solapada de satisfacción sexual.

Fue un sábado que tomé la decisión de publicarlo, y sin pensarlo mucho…en realidad, sin pensarlo nada, ya que mis dedos, que como ya he contado, tienen vida propia, dieron “enviar para revisión”, mucho antes de analizar bien, como serían recibidas mis palabras. Sabía que literariamente, no podría decepcionarlo, pero … era muy fuerte, era una confesión.  Elegí una categoría...luego otra. Decidí que si bien  mi pequeño bebé, contenía partes que se podrían adaptar a la categoría de autosatisfacción, también se podría considerar de dominación, e indudablemente,  era sexo virtual, ya que la distancia era innegable. Estuvimos todo el fin de semana esperando su salida a la luz. Yo con la inquietud propia de la exposición, él, que cada tanto buscaba y rebuscaba, por ahí.

La lectura fue larga, creo que disfrutaba cada palabra. El primer paso fue dado, lo tenía en su pantalla, y aparentemente le gustaba. Me imagino su pantalla, dividida en dos, a la derecha el relato que leía con avidez, y ala izquierda yo…cada tanto una sonrisa, y alguna miradita furtiva. Fueron minutos eternos, me moría de curiosidad por saber que parte leía, cada vez que sonreía. Una vez más, demostró cuánto me adivinaba…

-          Querés saber en qué parte voy? – preguntó, sonriendo.

-          Dale – contesté, al instante.

Y leyó, con esa voz, que a través de los años, me parece más y más seductora: “ recordarás que no podés dejar  de verme a los ojos, con el, tal vez  sospechado, aditamento, de que deberás mantener un ángulo tal, que no solo nos permita el vínculo visual ininterrumpido, sino que yo tengo que tener siempre, en todo momento, la posibilidad…”

-          Tá – lo interrumpí – no quiero que sigas leyendo, me asusta, me avergüenza, prefiero que sigas en silencio.

Él leía, y yo había decidido acostarme en mi cama. Sabía que me estaba mirando, y era muy consciente de que esta vez…también me había vestido para la ocasión. Tenía una tanguita celeste, diminuta, y un “albornoz” de seda bordeau, que se deslizaba “traviesamente” hacia arriba, dejando mi culo al descubierto. No podía dejar de moverme, sintiendo la aspereza de la colcha, contra mis partes… y eso me daba cada vez más gustito. Cada tanto, interrumpía la lectura…para mirarme…. .Yo no podía dejar de restregarme contra la cama, y él se daba cuenta

-          ¿Qué te pasa? ¿por qué te movés tanto? – ensayó una preguntonta.

-          Estoy nerviosa. Esta situación me desacomoda, me pone en una transparencia a la que no estoy muy acostumbrada – balbuceé.

-          Está bueno, jaja, está muuyy bueno! – me tranquilizó.

Ja,ja, me tranquilizó…me tranquilizó? Si hubiera tenido la oportunidad de sacar una mano de la pantalla, y tocarme un pelo, con la punta de su dedo, me hubiera derretido en ese mismo momento, o hubiera explotado en un orgasmo sin igual. Estaba deseando que me hablara, que comentara algo, algo que me hiciera bajar las revoluciones, yo no estaba preparada para soltarme allí mismo, delante suyo….

Comentamos la obra, como quien habla de la obra magna de Julio Verne, “20.000 leguas de viaje submarino”, enfriando un momento que podía haber sido sublime…ninguno de los dos estábamos preparados para eso, aún. Por lo menos yo no me sentía afín, bah… en realidad nunca me siento afín, y terminamos siempre en la misma premisa…siempre espero órdenes. Y algunas órdenes empezaron a llegar, porque él sabía perfectamente que yo las necesitaba.

-          Quiero ver tu culito, corré la cabeza hacia la izquierda y mostrámelo. Así, así está bien. Qué me traes con un calentóoonnn! – me habló en ese español, que tanto me seduce.

-          No me había dado cuenta que me mirabas el culo… - dije, pretendiendo inocencia.

Cada tanto se arrimaba a la pantalla, y me susurraba cosas…las miradas, los gestos, las sonrisas, los ríos de flujo que empapaban mi tanguita celeste…Deseaba que quisiera verla mejor. No me lo pidió. Creo que lo sabía, pero prefirió hacerme desear. Me regaló la imagen de su propio culito, para mostrarme su bronceado, lo que ingenuamente agradecí. Me asusto un poco ante otras cosas que me muestra, pero mi cuerpo no acompaña. No se muestra asustado, sino complacido, tembloroso, implorante.  Le imploro que me pida deberes, lo deseo de todo corazón, necesito cumplir sus órdenes. Ya tiene en mente la próxima sesión cinematográfica. Aún no quiero escucharla… podré cumplir la tarea?... y si no la cumplo..¿cuál será el castigo?. . de solo pensarlo se me arrugan las entrañas… es el síntoma claro de que un orgasmo se avecina….

Ruidos. Escucho las llaves en la cerradura. Besos que vuelan a través de 14000 kilómetros. Srlup.

Hacía dos días que no me hablaba con Pablo. Estaba muy enojada, y me había prometido no dirigirle la palabra, mas que lo estrictamente necesario. Me metí dentro de la cama, porque tenía frio, aduje.  Aún tenía el pelo mojado, y mi cuerpo emanaba los perfumes del gel de ducha, que se intensificaban con el calor interno. Escuché los ruidos de la ducha, se estaba bañando. Mi cabeza comenzó a dar vueltas, recordando mi propia ducha, unas horas antes. Nunca me había mostrado desnuda ante nadie más que Pablo. Y sin embargo ahora, esperaba ansiosamente esas duchas con compañía virtual. Hoy había sido larga, especialmente….y sumamente disfrutable.

Sus palabras iban y venían por mi mente…”lo había buscado exactamente en esas categorías”, y aclaró algo sobre los tags. Yo ya no prestaba atención, me parecía un sueño, que alguien pudiera anticiparse de esa manera, y ahora, ya sin su voz posesiva, ni su mirada inquisidora, y con el ruido del agua corriendo, todo esto vuelve a mí, y me vuelvo a mojar, y me vuelvo a retorcer, y me vuelvo a mimosear…. Y llega Pablo y se mete en la cama.Yo había abierto mi face y había actualizado mi estado. Cuando Pablo miró la pantalla, rápidamente cerré las ventanitas, pero llegó a ver mi estado: aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh ….iauuuuuuuuuuuu!. Se sobresaltó, y también me adivinó, y me abrazó, y me dijo, te conectaste justo en ese momento…? Y me tocó una teta, y yo estaba enojada, pero me tocó la otra…. “te gustaría que te peguen?”…. otra frase que cayó en mi cabeza como si de un fruto maduro, se tratara. Qué clase de control, ejercía sobre mí, para que sus frases quedaran flotando en el ambiente, cayendo en el momento más inesperado, pero más preciso? Mi cuerpo se contorsionó, y eso pareció agradarle a Pablo. Su mano intrépida se dirigió directamente a mi pequeñito agujerito, y su sorpresa fue mayúscula. ¿Qué te está pasando estos días? Estás empapada, realmente tenías muchas ganas!.... “pared seca, pared mojada?” se vino a mi cabeza  aquellos juegos del principio, cuando los dos íbamos con mucho más tacto que ahora, cuando aún no habíamos jugado nuestras cartas más fuertes…. Y nos tanteábamos, y probábamos, sin saber hasta dónde estábamos dispuestos a llegar… y allí estaba yo, mojada, sudando, temblando, … recordando!

Cuando sus dedos rozaron mi vello púbico, mis piernas se abrieron como resortes, ya no podía esperar más!  Pablo, tampoco esperó. Me introdujo sus dedos de una, sin preámbulos, y me gustó. Mi cuerpo hablaba por él mismo, pedía más fuerza, o más volumen, o más velocidad, o todo junto… y como si hubiera sido Pablo, quien leyó mi relato…. agregó dedos a su trabajo…. No hubo tiempo para pensar, ni para nada, porque mi orgasmo no se hizo esperar. Comencé con un movimiento involuntario, acompañando los de esa mano, que me estaba haciendo tan feliz, para luego llegar al punto máximo de tensión, en el que mi cuerpo se tensa, como queriendo estirarse, separándose mi espalda de la cama, como para que ningún rozamiento pueda hacer disminuir todo lo que siento…, dura segundos, minutos, no sé, el tiempo pierde sentido, y todo dá vueltas, mientras a mí me inunda una felicidad extrema…

-          ¡Pero cuántas ganas tenías, no? – se asombró.

No contesté, yo estaba enojada… pero sonreí. No podía menos que mostrarle cuán agradecida estaba. Ya estando en semejantes circunstancias, el día anterior,  había tenido que recurrir a mi amigo Barney, y si bien es muy amable, y dicharachero, creo que carece de sentimientos…, es como de goma.

Y la historia volvió a repetirse, como que el cuerpo empieza a acostumbrarse.

-          Holaaaaa! Estás? – mi ventanita de chat, por fin se activó.

-          Toy! – fingí desinterés, con la ventaja de no mostrar mi cara ilusionada.

-          ¿Qué hacés? – indagó.

-          Estaba por ducharme – dije con premeditación y alevosía.

-          Ah! – fingió desinterés, él.

-          ¿me acompañás? – tiré la primera piedra.

-          Claro, te enjabono? – no se hizo esperar. Y agregó:  ¿estuviste jugando?

-          No, hoy no, ayer si. Con Barney. ¿Lo conocés? – arriesgué.

-          No, no tengo el gusto – dijo, como reclamando.

Mi mente retorcida, ya había revisado el Skype, y ya sabía que estaba conectado… era un buen indicio. Supuse que él también esperaba nuestra cita húmeda en el duchero.

-          Si querés lo llevo al baño, y te lo muestro – avancé un pasito más.

-          Si lo llevás, para mostrármelo, prefiero ver como lo usás – saltó al vacío, así de una, con ese nuevo valor, que yo desconocía…

Varios minutos, duró el silencio. Él ya lo sabía, él sabía en qué momento yo me iba a quedar callada, no sabiendo qué responder… y yo puedo sentir, que él está ahí, expectante, pero gozando con mi turbación. Era como el mecanismo aprehendido de Pavlov, un acto reflejo. El golpe de gracia, siempre lo daba él, estirando cada día, o cada momento, un poquito más los límites…mis límites. Conocía al detalle mi reacción, primero una mueca de rechazo, luego un no, luego su sonrisa, su mirada…. se acaricia la idea, y ya está….ganó. Ahí estaba yo nuevamente, en nuestro baño de citas…Mi baño se ha tornado un lugar muy acogedor, últimamente…no sé por qué, pero es como que todos los caminos llevan a Roma…un baño “a…cogedor”, me dije, jugando con las palabras… Si, definitivamente, me había convertido en una adolescente tonta, adoleciendo de todo recato, cordura, y raciocinio… Pero claro, estaba viviendo sensaciones nuevas….y ahí mismo sentí, la “sensación” de humedad que me acompaña cada vez que me encamino al baño…”netbook, en mano”….Ja!  “es la sensación….la tentación….la mojazón…”….y así seguía yo, jugando con las palabras…hasta que …

-          Toc,toc – golpes en su mic..me sacan de mi ensimismamiento….

Lo miro sorprendida…había cumplido todo el ritual, la luz encendida, la net sobre el wáter, tohallas a la mano, un tohallón en el piso, para usar de almohadón… su mirada siempre sobre mí…y mi pensamiento boyando, armando palabras….totalmente en otra! Claro, esta situación, que al principio me parecía muy poco convencional, se iba tornando normal, y necesaria para el diario vivir. Nuestras húmedas citas de duchero, ya eran parte de mi rutina, y ya no podría prescindir de ellas… y a todo esto?...

-          Me dijiste que trajera qué?- fingí  turbación.

-          Hola! – me contestó, con un poco de indignación.

Sabía que no había sido atenciosa para con mi invitado, y eso me podría traer algún inconveniente…o castigo… y eso …me ponía a mil!

-          Perdón – ensayé una disculpa.- No fue mi intención distraerme, pero dijiste algo, que me hizo delirarme….y mi mente anduvo imaginando cosas….

-          Decímelas – ordenó

-          No, nada en especial, boludeces – desvié la atención.

-          Estoy esperando – sentenció

-          Peroooo, que no, que no era nada en particular, delirios, tonterías – me disculpé.

Un suspiro, se arma un cigarrito, la llama ilumina su cara momentáneamente. Una larga pitada. Sus ojos se entrecierran…y a través del humo, puedo ver su mirada… entre disgustada, y entretenida. Estaba esperando, y lo conozco bien. Sabía que ya ninguna palabra iba a salir de sus labios, hasta que yo comenzara a hablar. Lo miré. Me miró. Y noté que me alentaba con esa mirada, que seguramente era de poker…pero que para mí…decía…decía cosas, sin duda, decía “adelante, estoy escuchándote”

Y así comencé a relatar mis tonterías, que si el baño era acogedor, o un lugar donde se podría coger….que si mi tentación, me estaba llevando a la perdición, pero que era indudable, que la sensación, era de absoluta mojazón…y no pudo menos que reír…pero su risa, duró solo unos instantes…enseguida recobró la…”compostura”.

-          Nos nos vas a presentar? – inquirió con picardía.

-          Ah, si,  claro – contesté con turbación, parándome al instante para sacar a mi amigo Barney de su cueva en mi placard.

Sabía que al darme vuelta para abrir el placard, él estaría observando mi parte trasera, en todo su esplendor.

-          Me da vergüenza – exclamé tontamente, agachándome con rapidez.

-          Ah, bueh…..vamos a comenzar a retroceder casilleros, parece… - fue su único comentario.

Con la misma velocidad, con que me había acuclillado, me paré..y seguí buscando. Sabía perfectamente, que había cosas que ya no tenían vuelta atrás, y que recular, decepcionaría a mi amante bandido. Lo encontré, como siempre, quietito, en silencio, envuelto en su traje de polipropileno…que tan mal le sienta. Lo tomé con las dudas que siempre me invaden en estas circunstancias…lo saqué de sus vestiduras…lo tomé como con asquito….y lo hice asomar apenas a la cámara.

-          Pero levántalo un poquito, no lo veo bien – solicitó suavemente.

-          Es que, - dudé – es feo!

-          Bueno, tengo la solución. Escóndelo, donde ya no lo veas más – disparó sin más ni más.

Mis mejillas acusaron el golpe, tornándose rojas como si hubieran recibido un golpe real. Mi gesto defensivo, fue cubrirme la cara con las manos…Sabía que haber ido al baño con él, y haber abierto la cuevita de Barney, eran señales inequívocas, de que estaba dispuesta a complacer a mi interlocutor, no obstante la situación me llenaba de emoción. Mis piernas comenzaron a vibrar, al tiempo que mis fluidos se abrían paso hacia el tohallón del piso. Sentía un escozor en mis partes más íntimas…y mis manos se apresuraron a cubrir mi cara…

Mis manos juntas como implorando, pero con las puntas de los dedos, hacia abajo, tocándose dorso con dorso…

-          Formas un corazoncito – acotó con una sonrisa, que aflojó la tensión del momento…

-          Uyyy , siii! – expresé mi sorpresa!

Volví a bajar la vista, y al instante, me llamaron la atención. Eso ya había sido hablado…no se me estaba permitido bajar la mirada, salvo orden expresa de mi titiritero preferido.

-          Tócalo, suavemente….como si me estuvieras acariciando a mí – dijo suavemente.

-          Es lo que más deseo en este momento….- me atreví a acotar.

-          Qué cosa? – preguntó

-          Acariciarte – contesté.

-          Acariciarme qué? – me apuró.

-          A vos, todo, entero…te deseo entero – sabía perfectamente la respuesta que estaba esperando escuchar en mis labios, y yo estaba rehuyéndola.

-          Acariciarme qué? – una vez más, lacónicamente.

-          La pija – dije en un susurro, y mis párpados, cayeron pesadamente, entornando mis ojos.

Desde hacía días que estábamos trabajando en el tema de las palabras y sus significados, y lo que las palabras hacían conmigo: atemorizarme, enmudecerme. Esas  “palabras”, que me resultaban impronunciables….y que como terapia, debía decir, y utilizar, una y otra vez…. como me lo ordenara mi amante bandido. Sabía que se avecinaba uno de los castigos, por bajar la mirada…Otra vez, debería escuchar su voz, firme y contundente, diciéndome una cantidad de cosas y yo sin poder dejar de mirarlo, y asintiendo, y tal vez, hasta repitiendo…

-          Viniste a mi isla, y te chupé la concha, y me chupaste la pija, y te gustó, y te metí mis dedos en el culo, y tu culo me pedía más… Tu coño se mojaba solo de mirarnos, y te derretías cuando te senté arriba mío, pellicándote las tetas….-su mirada era firme, cariñosa, pero lapidaria – y ahora mirándome a los ojos, decime que no te gustó que te diera algún golpecito…

-          No, no puedo decirlo. Sí me gustó. – contesté con timidez

-          Qué, te gustó – arrancábamos otra vez.

-          Todo – arriesgué.

Pero ya era demasiado. Esta vez, había tirado mucho de la piola. Y enseguida me arrepentí.

-          No, no, si puedo decirte lo que me gustó – me apuré a agregar.

-          Así que no te gusta mucho Barney? – cambió bruscamente de tema.

-          Bueno, me parece un poco grotesco – balbuceé.

-          Vale. Querés saber qué me parece a mí? – preguntó.

-          Ya – asentí con cierto temor.

-          Que tiene la forma ideal,  y el tamaño justo, para que ahora mismo, te lo metas entero en la boca, y de ahí, directo a tu coño...

No me animaba a interrumpirlo, pero era obvio, que esa tarea ya era encomiable, y sin embargo….por su mirada pude notar que iba por más…

-          Y de vuelta a tu boca, y quiero ver como saboreás cada gota de tus fluidos – declaró.

Tratando de no mostrar duda y haciendo un esfuerzo supremo para que no se me escapara ninguna protesta, tomé a Barney con firmeza, y comencé a chuparlo, primero sacando un poco la lengua, y rodeando toda la cabecita. Luego abrí un poco la boca, para que el glande quedara adentro de ella, y se me debió notar en la cara, mi mirada de desaprobación, porque me fue solicitado, apagar la pantalla. De esa manera estaba yo a ciegas, haciendo algo sin saber qué imagen llegaba a mi interlocutor.  Seguí abocada a mi tarea, hasta que su voz,  volvió a sonar en mi baño.

-          Todo – susurró concisamente.

Yo estaba muy concentrada pensando en que Barney parecía haber crecido un poco, desde la última vez que lo ví.

-          Te acordás de mí? De cómo te agarré la cabeza, y te obligué a comérmela toda? Porque yo recuerdo perfectamente tu cara, pude sentir el placer en tu cuerpo, cuando lo hacías. Podría asegurar que no querías dejar de hacerlo. Y ese día en la cueva…te acordás… tragaste un poco, no?...NO, no me contestes….seguí con lo que estás haciendo…cada vez lo hacés mejor…Y no puedo dejar de imaginarme, una y otra vez, como vas a tener oportunidad de tragar más…porque cuando nos reencontremos…vas a tragarte todo….y sé que vas a pedir más….y la próxima vez, no voy a perdonarte. Vas a ser mía, y por todos los agujeros…Vas a empezar a dar vueltas, vas a decirme que espere, vas a decirme que te duele, que pare…pero no …. La próxima vez, voy a llegar hasta el final, aunque te muevas, aunque hables, aunque grites, voy a inmovilizarte, y te voy a hacer sentir que no podrías vivir sin recibir mi semen, te voy a volver loca, pero de placer….y ya nada me detendrá….Ni a vos…no vas a parar de pedirme que siga… - sus palabras eran un elixir, con el que me estaba disolviendo.

Sin que me lo hubiera propuesto, Barney ya se había salido de mi boca, y se había sumergido en mi agujerito, para otorgarme un placer que me costaba asumir, pero que era incontrolable….Mi mano derecha lo manejaba con habilidad, apoyando sus dientecitos, contra la pared anterior de mi vagina, al tiempo que mi mano izquierda, se apoyaba en la misma pared, pero desde afuera… yo había ido resbalando por la pared del baño, hasta quedar en una posición casi horizontal, sobre mi húmedo y cálido tohallón. Mi cabeza, estaba apoyada en la ropa que acababa de sacarme, y la computadora había descendido hacia el piso, para no perderse nada (habría caído, o la habré bajado yo, sin darme cuenta, bueno no sé, allí estaba en primera fila…).

-          Voy a probar tu culo, y lo vas a disfrutar, y te va a gustar. Yo ya me dí cuenta que te gusta…y vos ya lo sabrías, si no fuera por la orgonita, pero ya, cuando vuelva a tener la oportunidad, te voy a follar sin parar….aunque tenga que clavarte a vos y al friqui puto juntos….y no voy a dejarte hablar, no vas a poder defenderte de mí, ni de mis embestidas…Va a ser salvaje, como a vos y a mí, nos gusta. Y sin escapatoria.

Que me hablara de esa noche, de la orgonita, y del  friqui puto, no hizo otra cosa que elevar más mi deseo de autosatisfacerme, mientras que mi cabeza se llenaba de recuerdos, y de imágenes de lo que podía haber sido, y no fue. El paisaje increíble, el asiento reclinado, ese olor a él que me envolvía, mis piernas temblando, se inclina sobre mí, y me besa, me acaricia, me aprisiona con su cuerpo, a la vez que su mano busca mis partes más íntimas…ya no sé lo que hace, no lo puedo describir,  mis latidos se aceleran, parece que el corazón se me va a salir…ya todo es incontrolable, me parece que todo da vueltas, el olor me embriaga, sus dedos avanzan, mi respiración debe escucharse en toda la montaña…hay otra mano que me aprisiona un pezón,  luego el otro, el cuello, su mano me parece enorme, y yo quiero que abarque más y más….llega un momento en el que parece estar presente en todos lados…..y su voz, también suena resuelta:

-          Bajate – ordenó, así, en uruguayo!

-          Qué? – pregunté.

Pero él ya se había bajado, y yo aún no podía reaccionar, cuando me abrió la puerta del auto, y me tironeó hasta que quedé sentada. Mi boca a la altura justa, para comenzar un banquete sin igual.

-          Toda – me dijo.

Mi boca se abrió, con la prontitud del delfín que salta a buscar su bocado, una vez que se lo ha ganado.

-          Dame la cámara – parece que en ciertas ocasiones, se le olvida el tonito español.

-          Cómo? – atiné a preguntar.- Qué decís?

-          La cámara, quiero la cámara. Necesito sacarte una foto con mi pija en la boca – explicó. – se la debemos a tu marido!

Hasta sus actos de locura desenfrenada, eran meditados, o planeados, o simplemente….goza de una objetividad, pasmosa.  Al tanteo, encontré la cámara por allí, y se la dí. Sacó una preciosa foto que perdurará en mis archivos X personales. No sé cuanto tiempo estuve …(debo decirlo como parte de mi terapia)…chupándole la …..( ya lo lograré, más adelante). Sé que no podía parar de temblar, y que todo parecía girar a mi alrededor…. Estaba en un lugar paradisíaco, con una vista excepcional, y no acertaba a ver nada….mis ojos cerrados….mis labios abiertos…una mano que me tomaba la cabeza, y me invitaba a moverme….creo que otra mano recorría mi cuerpo….mi entrepierna, parecía hablar, gritar, implorar, necesitaba que le brindaran atención. Estaba a punto de explotar…Como si estuviera levitando….me fui despegando del asiento del auto, y no sé cómo, pero la próxima sensación que tuve, fue estando boca abajo sobre el capot del auto. Una brisa suave de verano, llenaba todos mis sentidos…Quise darme vuelta, quise besarlo, quise abrazarlo, y mis movimientos fueron frenados. Su cuerpo ejercía una presión deliciosa sobre mí. Podía sentir como su pene, ocupaba un lugar enorme contra mis caderas. Por un momento, creí que tenía el estuche de la cámara de fotos, con la cámara dentro, colgando entre nosotros…pero no…la cámara estaba sobre el techo del auto. Ese “estorbo”, era una fascinante forma de demostrarme que él estaba tan interesado como yo, en llegar al punto más íntimo de nuestra relación física. Pude retorcerme, y logré besar su cuello. Ese olor….ese olor parece envenenarme, lo beso con una pasión que no sospechaba sentir, mis rodillas se doblan. Parece notarlo….cual pescador, usando un bichero, baja su mano hasta mi zona más íntima, e introduce su dedo en mi vagina. Yo no sabía que se podía disfrutar tanto, y al mismo tiempo que siento mi cuerpo deslizarse hacia abajo, siento la presión de su mano, que se afirma,  y me levanta en vilo, hasta ponerme sobre el auto. Fue todo un movimiento solo, me subió, me besó, me penetró con su dedo, y me dio vuelta. Yo me dejé llevar, porque algo me decía que estaba en buenas manos…hasta que…. mi instinto negador, pudo más…Me incorporé como pude, para protestar, y sentí como una mano dulce, pero firme, me tomaba del cuello, y me mantenía sobre el auto, a la vez que una pierna fornida, se colaba entre las mías, separándolas….y décimas de segundos después…lo sentí. Era él. Ya no había 14000 kilómetros entre nosotros. Tampoco estaban ni su madre, ni su mujer. Obvio que la cámara de fotos, ya había quedado rezagada, o sea que mi marido, ya no era un espectador posible en el tiempo. Mi ropa interior, había sido cuidadosamente quitada, y guardada en la guantera del auto. Mi vestido, era de una ductilidad, y colaboración, asombrosa….corto,  flexible, oscuro. Su bermuda podía haber sido un estorbo, pero él ya se había ocupado, de dominarla. Allí estábamos los dos….nuestros sexos enfrentados….sin nada que se interpusiera entre él y yo. Lo sentía, me tocaba primero suavemente con la punta de su duro miembro, luego con más ahínco. El lugar era un sueño, el ruido del mar, la brisa, moviendo los árboles. Todo se fundía y confundía, con el irregular ruido de nuestras respiraciones.  De vez en cuando, lograba que saliera algo de mis labios….y todo era apagado por el desenfreno con el que finalmente se movía mi amante bandido. Nada podía detenerlo. Había descubierto algo, y había decidido ir a por él (mi agujerito más codiciado). Yo no podía moverme, y me gustaba esa sensación. Nuestros cuerpos parecían fundirse. La presión se hacía presente en mis piernas, en mi espalda, en mi pelo, en mis manos….Con quién estaba yo?, era mi amante bandido, o era un pulpo?. Ya había experimentado lo mismo, hacía unos días…Tiene una habilidad increíble, para controlar todo, para abarcarme….toda, y para lograr lo que se proponga, conmigo. Sus manos se posan en mi cintura. Sé que le gusta. Me recuerda la primera vez que me tomó por las caderas, atrayéndome hacia sí. Y me lo dijo al oído….”me encanta tu cintura!” Puedo sentir como se pone cada vez más y más duro, sé que está haciendo presión, y que sabe que entrará en un lugar virgen…Puedo notar que saberse pionero en ese recinto, lo seduce…siempre fue un aventurero… y desde hace ya un tiempo , que me dan ganas de acompañarlo en alguna de sus aventuras. Ya se confunde todo, supongo que estar en la cresta de la ola, durante tanto rato, hace que mi cerebro no se oxigene lo suficiente…o tal vez, sea todo lo contrario, solo sé que me estoy muriendo de placer. Lo que tantas veces, negué, es lo que ahora quiero sentir. Ya no puedo esperar. Tampoco puedo hablar. Solo escucho como su corazón late con fuerza en la punta de su miembro…. Creo que puedo sentir los latidos….Suenan diferente….más acompasados….parece un motor….un motor de dos tiempos….como si fuera el de una motito de esas que han inundado nuestra plaza….Se detuvo…

-          Hola!  Disculpen. Todo bien?

La ecología, el planeta, las malas energías de las antenas,  el friqui puto, y la puta madre que lo parió!!!!