Magoya (9)

Una orgía en una zona nudista...

Hola chicos y chicas.

Aquí estamos de nuevo los fundadores del club de los magoyas.

El sábado después de cenar nos fuimos al salón a tirarnos en el sofá y ver un rato la tele. Como no ponían nada interesante la quitamos pronto y pusimos música y empezamos a hablar.

La verdad Sarah es que no sé que va a ser de mi vida. Quiero mucho a Mamen, pero ella no va a querer compartir este tipo de vida conmigo.

Eso no lo sabrás hasta que no se lo cuentes todo y se lo propongas.

La conozco muy bien y no lo va a aceptar. Además es bastante celosa.

Tienes razón, mi novio tampoco lo va a aceptar. Pensar en compartirme con otra persona es impensable para él, y menos con otra mujer.

Tengo que tomar una decisión sobre mi vida y no sé cuál es la correcta.

Yo ya la he tomado, voy a cortar con mi novio y desde luego me gustaría compartir mi vida contigo.

Te quiero, pero también quiero mucho a Mamen. Me va a costar mucho elegir.

Sólo te voy a dar un consejo. Tomes la decisión que tomes, sé consecuente con ella y abandona radicalmente la vida que decidas dejar. No valen las medias tintas.

Sarah se abrazó a mí y me besó con pasión. Yo la correspondí, pensando en Mamen y como se lo tomaría, y no sólo ella, sino nuestras respectivas familias. Habíamos empezado a plantearnos la boda para el próximo verano.

No pienses más ahora, disfrutemos de esta noche – me dijo.

Sí hagámoslo.

La abracé y la besé y empecé a acariciarla la espalda. Ella se tumbó en el sofá para chuparme el rabo. Yo seguía acariciándole la espalda y el culo, alcancé su vagina y le masajeaba el clítoris. Pronto alcanzamos una gran excitación. La puse a cuatro patas sobre el sofá y la penetré desde atrás. Esta postura me gustaba mucho. Mientras la embestía le acariciaba los pechos y jugueteaba con sus pezones como si la estuviera ordeñando. Pronto alcanzamos el orgasmo y la llené de leche.

¿Y vas a renunciar a estos momentos de placer, o a los que tienes con Jorge o con Eva y Luis por Mamen? – me preguntó.

No lo sé todavía. Tengo que pensarlo muy bien.

Pues vamos a consultarlo con la almohada.

Sí vámonos a dormir.

Nos acostamos abrazados y nos dormimos plácidamente hasta la mañana siguiente.

El domingo amaneció radiante y con muy buena temperatura para ser el mes de noviembre. Aunque nos habíamos propuesto no salir de casa nos pareció un desperdicio no aprovechar semejante día para dar un buen paseo por el campo. Así que después de desayunar y de haber hecho el amor en el jacuzzi previamente, nos pusimos ropa de deporte y cogimos el coche.

Dónde vamos –le pregunté

Se te ocurre algún sitio.

Me han hablado de una zona cerca de la Pedriza donde hay una zona nudista, no oficial pero que todo el mundo respeta, que seguro que hoy estará a tope.

Podemos acercarnos a ver si lo encontramos.

Preparamos unos bocadillos y bebidas, cogimos el coche y salimos en la dirección que me indicó Sarah. Tras un rato de búsqueda por la zona encontramos un aparcamiento donde había bastantes coches y no se veía a nadie por la zona, así que aparcamos también y empezamos a adentrarnos entre la vegetación por un sendero bastante claro. A los diez minutos de camino encontramos una zona rocosa con una gran pradera a sus pies y un riachuelo que corría por un extremo. Allí estaba la zona nudista.

Había como quince grupos. Algunas familias completas, con niños o con adolescentes, grupos de chicos y chicas en pandilla y parejas solitarias. Todos estaban desnudos aprovechando el sol y la buena temperatura que, al estar resguardado el sitio por las rocas que no permitían la entrada de la ligera brisa que soplaba, se gozaba.

Rápidamente nos desnudamos y nos acercamos al riachuelo. Había un hombre de unos cuarenta años, algo entrado en carnes que estaba poniendo a refrescar unas botellas de vino, poco más allá había un grupo de tres chicos de unos catorce o quince años que jugaban tirando piedras sobre el agua de un remanso haciéndolas rebotar sobre la superficie. Estos cuando vieron el cuerpo de Sarah se quedaron mirándola con regocijo.

Al pie de las rocas había un grupo de mujeres tumbadas tomado el sol.

Dimos un paseo por la zona y cuando nos dirigíamos al lugar donde habíamos dejado la mochila con la comida y nuestras ropas aparecieron Eva y Luis con sus padres. Al vernos nos saludaron agitando los brazos.

Qué sorpresa tan agradable - nos dijo Luis, mirando embobado a Sarah.

Pensábamos que no ibais a salir de casa en todo el fin de semana – terció Eva.

Esa era nuestra intención, pero al ver el buen día que hace hemos pensado que era una pena desperdiciarlo. Como a Sarah le habían hablado de este sitio hemos venido a conocerlo.

Nosotros venimos mucho por aquí –dijo el padre de los mellizos, mientras depositaba las bolsas que cargaba junto a la nuestra – ¿No os importa que nos pongamos junto a vosotros, verdad? Podemos compartir la comida juntos.

Estupendo dijo Sarah. Bueno Carlos, preséntame a tus vecinos.

Si claro. Esta es Sarah, una buena amiga y estos son Javier y Beatriz, los padres de Eva y Luis. – se intercambiaron besos.

Mientras duraba esta conversación los chicos ya estaban desnudos y Eva perseguía a su hermano para coger la crema protectora solar. Lo alcanzó y lo tiró sobre la hierba sentándose sobre él.

Venga pesado dame la crema.

No, te la pongo yo -dijo mientras se le empezaba a izar la polla en contacto con su hermana.

Bueno... - Eva se tumbó boca abajo y Luis empezó a extenderle la crema por la espalda y el culo, haciendo especial hincapié en las nalgas y en el ojete, hasta que le metió un dedo. – Para hombre, para, que acabamos de llegar.

Luis paró de penetrar a su hermana con el dedo y le devolvió la crema. Eva se acercó a nosotros y sus padres que se acababan de desnudar y nos la ofreció.

Con este sol nos vamos a quemar así que será mejor que todos nos pongamos la crema.

Nos untamos a conciencia crema por todo el cuerpo y nos sentamos en círculo. Beatriz me dijo:

Ya nos han contado los chicos que están encantados con tus clases, la verdad es que se les ve estudiar con mucho más gusto desde que has empezado con ellos y van a tu casa con gran ilusión.

Por supuesto mamá –dijo Eva

Sí –apuntó Luis.

Son unos chicos estupendos, muy inteligentes. El problema es que en la universidad hay muchos profesores que tienen la docencia como castigo pues ellos prefieren dedicarse a sus investigaciones y no pierden el tiempo en preocuparse por los chicos.

Gracias por los piropos – dijo Eva. – Carlos es un gran maestro, sabe explicar las cosas con claridad, se nota que le apasiona lo que ha estudiado.

Creo que el gran secreto para ser un buen profesor, en cualquier materia, es que te guste, así puedes transmitir tu pasión a los que escuchan y se hacen partícipes de la misma.

Creo que tienes razón – dijo Luis – Tú pones pasión en todo lo que haces con nosotros.

Los padres se me quedaron mirando sonriendo y dijo Javier:

Ya nos han contado los chicos que además de clases tenéis una buena "relación" de vecinos.

La verdad es que sí. – repuse yo algo confundido, temía su reacción a nuestros contactos.

Nuestros hijos son libres de hacer con su cuerpo lo que quieran, pero tenemos entre nosotros la suficiente confianza como para que no haya secretos. Así que estamos al corriente de todo. No nos molesta, en absoluto. Es más, cuando nos contaron ayer de la presencia de Sarah, nos entró cierta envidia. Pero hoy es nuestro día de suerte. Podremos disfrutarlo todos juntos.

Ya era hora de comer, así que sacamos nuestras comidas e hicimos mesa redonda. Compartimos comidas y bebidas y después de comer nos propusieron hacer la siesta. Aceptamos y una vez recogido el condumio nos llevaron a una zona más recogida y apartada de la vista del resto de la gente. Allí nos sentamos en la hierba al sol y Beatriz se acercó a Sarah y empezó a besarla en la boca mientras le acariciaba los pechos. Eva y Luis se acercaron a Javier y a mí y empezaron a comernos los rabos, nosotros les dejamos la iniciativa. Eva se lo comía a su padre y Luis a mí, luego se cambiaron. Cuando teníamos las dos pollas bien enhiestas se sentaron sobre ellas, Luis sobre la de su padre y Eva sobre la mía, mientras nos cabalgaban ellos se besaban y Luis le acariciaba los pechos a su hermana. Luis le dijo a su hermana que no fuera egoísta y que le dejara mi polla, así que cambiamos de pareja. Mientras tanto Sarah y Beatriz estaban haciendo un 69 y se metían los dedos por los dos agujeros y gemían de gusto. Sin duda Sarah era la estrella del encuentro. Javier sin correrse todavía se la sacó a su hija y se fue con su mujer y con Sarah, puso a ésta a cuatro patas y mientras se la metía por la vagina, Beatriz les chupaba desde debajo alternativamente el clítoris y los huevos. Eva al verse sola se vino a chupársela a su hermano mientras éste seguía cabalgando con mi polla metida en su culo.

Estando en estas apareció otra pareja entrando en la zona, se fueron hacia un extremo y empezaron también a follar, ella se sentó sobre él que ya venía bien empalmado mientras nos miraba con ojos de lujuria. Yo me corrí dentro de Luis y él lo hizo en la boca de su hermana, Eva nos besó a los dos pasándonos el semen de su hermano de boca a boca.

Yo estaba deseando pillar a Beatriz, así que me fui a rescatarla de su posición bajo Sarah y le puse mi polla en su boca para que la hiciera reaccionar, pues después de la corrida con su hijo había quedado morcillona. Me dedicó una mamada impresionante. La mordía, la chupaba, se la metía en la boca y con la lengua le daba un masaje al glande que hizo que tuviera una erección casi dolorosa, yo mientras tanto le estimulaba el clítoris y le metía dos dedos en su vagina ya llena de flujos, la tumbé y me puse sobre ella y empecé el mete-saca, se retorcía de placer, estuvimos en esta posición hasta que nos corrimos al unísono. La otra pareja, que había terminado hacía un rato nos miraba indecisos sobre si incorporarse a la fiesta, así que le hice una seña a Eva quien se acercó a ellos con su hermano ofreciéndoles juntarse al grupo. Como no se decidían a venir con todos, Eva empezó a trabajar al chico y Luis a la chica, acabaron en un mar de brazos y piernas chupándose todos entre todos y metiendo dedos de cualquiera en cualquier agujero. Al final acabaron como empezaron Eva cabalgando al chico y Luis metiéndole el rabo a la chica. Nosotros cuatro que ya habíamos tenido nuestros buenos orgasmos los mirábamos desde nuestro rincón. De repente nos dimos cuenta de que el grupo de tres chavales que estaban jugando en el riachuelo estaba detrás de unas matas espiándonos y haciéndose unas pajas, nos reímos y no les dijimos nada. No nos atrevimos a invitarlos, pues una cosa es ser nudista y otra pervertir un niño de quince años con sus padres cerca.

Javier nos explicó que esa zona la utilizaban para eso y todo el mundo lo sabía. El que no quería no iba, se limitaba a hacer nudismo en la pradera y basta, el que va a la zona de la siesta, como la llamaban, sabía lo que se iba a encontrar. Claro, que siempre suele haber algún mirón, como estos chavales.

Cuando Eva y su hermano acabaron con la pareja, Sarah y yo nos miramos y decidimos que teníamos que volver a Madrid. Debíamos pasar por mi casa a recoger las cosas de Sarah y llevarla a su casa. Ellos por su parte debían volver a la casita de la sierra, que estaba muy próxima, para recoger y volver a Madrid también. Así que todos nos fuimos a vestir y nos dirigimos a los coches. Allí nos despedimos hasta otra próxima vez.

Cuando llegamos a Madrid ya había oscurecido, en estas fechas se hace de noche tan temprano.

Entramos en casa y Sarah me abrazó y me dijo_

Toma la decisión que debas tomar, pero quiero que sepas que me gustaría pasar el resto de mi vida contigo.

Me haces muy feliz. Lo pensaré y te diré algo pronto.

Sí date prisa pues no podré estar así mucho tiempo, con la incertidumbre.

No te preocupes, sabrás la decisión pronto.

Nos besamos y subimos a la habitación a darnos un baño y cambiarnos de ropa. Sarah se vistió e hizo su maleta mientras yo me ponía un chándal. La llevé a su casa y me volví a la mía.

Cuando llegué llamé a Mamen y le dije que tenía que hablar con ella.

Quedamos que la recogería después de su trabajo el lunes.

Me fui a la cama y pensé en qué iba a decirle a Mamen para explicarle lo que me pasaba.

Casi no pude dormir en toda la noche. Estaba tomando la decisión que iba a marcar mi futuro.

Continuará.

Agréguenme y háganme sus comentarios.

cmagoya@hotmail.com