Magoya (3)

Siguen las aventuras de Carlos el magoya.

Hola de nuevo.

Soy Carlos, magoya para los amigos.

Os voy a contar lo que ocurrió con mis clases particulares.

Llevo poco tiempo viviendo en mi casa, sólo un par de años. Mi casa es un chalet adosado con un pequeño jardín.

Debajo de los chalets hay un pasillo comun por el que se accede a los garajes de cada vivienda. Son plazas cerradas con un acceso común. Desde el garaje se entra directamente en la vivienda.

Como trabajo sólo por las mañanas y las tardes las tengo libres suelo pasear bastante por el barrio y conozco a bastantes vecinos. Además tenemos una piscina comunitaria para verano y yo suelo pasar bastantes tardes en ella.

El verano pasado, después de pasar los quince días de vacaciones con mi novia en la playa en un hotelito precioso ( y con mi meyba, como os dije en el primer relato), a mí me quedaban cuatro días de vacaciones, y el plan de estar en casa mientras mi novia trabajaba, sin hacer nada no me apetecía demasiado. Así que, mientras mi novia regresó a Madrid, yo me quedé sólo en el hotelito esos cuatro días más.

Cerca del hotel había una playa nudista y como a mi novia no había conseguido convencerla para ir juntos, aproveché estar solo para bañarme en pelotas esos cuatro días.

El primero de los días llegué a la playa pronto, no quería que me diera el sol fuerte del mediodía sobre mis partes, para evitar quemaduras, aunque me llevé crema con protección. Me desnudé, extendí mi toalla y me tumbé a tomar el sol un rato y echar un ojo al panorama.

A la media hora de estar tumbado cuál no sería mi sorpresa al ver acercarse a la playa a una familia completa, padres y dos hijos (hijo e hija) mellizos, que eran vecinos de mi casa. Los conocía bastante pues el padre era el presidente de mi comunidad y los hijos estaban todas las tardes en la piscina.

El matrimonio era bastante joven para tener los hijos que tenían. Los padres rondaban los treinta y tantos y los hijos los dieciséis o diecisiete, así que debieron casarse muy jóvenes.

Llegaron se desnudaron todos y los chicos se fueron al agua, mientras los padres extendían toallas.

Un poco cortado, me levanté y me acerqué a saludarles. La madre se conservaba estupenda, con un par de tetas apuntando al cielo y un culito en forma de manzana que me gustaba mucho. El padre, moreno y peludo, tenía un rabo más bien cortito, pero supergordo.

Los niños eran unos chiquillos, mellizos como he dicho antes, pelirrojos, como la madre y con la cara llena de pecas. La chica tenía las tetas de una adolescente y el culo idéntico al de su madre, así que me gustaba mucho. El chico que era del mismo tipo de su hermana no había sacado el rabo de su padre y lo tenía muy largo y algo degado.

Mis vecinos se quedaron bastante sorprendidos de verme, pero no dieron señales de tener vergüenza de que les viera en pelotas.

Así que aquellos cuatro días los pasé con ellos en la playa. Cuando volvimos a Madrid, cada uno en su casa y no volvimos a tocar el tema, aunque entre nosotros había cierta complicidad.

Este año los chicos habían empezado la universidad, empezaban informática, que es lo que yo había estudiado. Como tenían problemas con alguna de las asignaturas, su padre me pidió si podía echarles una mano, aprovechando que yo tenía las tardes libres.

La verdad es que no lo hice por necesitar el dinero, sino porque una vez despierto mi espíritu magoya ( además de una cierta compulsión a practicar el sexo que me estaba entrando últimamente) y sabiendo que los chicos no tenían pudor de estar en pelotas delante de todo el mundo, tracé un plan para ver si me los podía beneficiar a los dos.

Así que cuando llegué de trabajar, como ya era a primeros de noviembre, puse la calefacción a toda pastilla me desnudé por completo y dejé una toalla pequeña al alcance de la mano y me dispuse a esperar a los chicos.

Mi plan era recibirlos desnudo, como ellos sabían que yo iba a la playa nudista como ellos y ya nos habíamos visto desnudos, supuse que no se cortarían y con el calor de la calefacción igual se animaban y podía salir algo "de provecho". Pero de entrada, para abrir la puerta y hasta que se animaran un poco me taparía con la toalla.

A las cuatro y media hora prevista para que vinieran (como estudiaban lo mismo iba a darles clase a los dos a la vez) sonó el timbre de la puerta. Me enrollé la toalla a la cintura, que casi no me tapaba pues al ser de las pequeñas se abría al andar, y antes de abrir miré por la mirilla, no fuera que vinieran con alguno de los padres y tuviera que ir corriendo a vestirme y se chafara el plan. Venían solos, así que abrí y les invité a entrar.

Ellos venían vestidos de chándal. Les hice pasar al estudio donde tengo la mesa del ordenador y otra mesa de trabajo con sillas y les pedí perdón por la forma de recibirles.

Chicos, se me había olvidado que veníais, y como yo siempre ando desnudo por la casa me he puesto esta toalla para recibiros. Pero ya voy a vestirme y bajaré un poco la calefacción porque si no os vais a asfixiar con esos chandals.

No te preocupes, por nosotros estás bien así. Nosotros también solemos andar desnudos en casa. Nuestros padres nos acostumbraron desde pequeños y además como en los veranos siempre vamos a playas nudistas no nos importa –respondió la chica, que resultó ser la más lanzada.

El chico siguió con el razonamiento de su hermana:

Casi mejor nos desnudamos nosotros también y así estamos como en casa los tres.

Por mí estupendo.

Mi polla empezó a ponerse contenta, algo morcillona, cuando los chicos se quitaron los chandals. Pude comprobar que tenían la misma costumbre que yo, no tenían ropa interior debajo de los chandals.

Qué gracia - les dije – yo pensaba que era el único que no llevaba ropa interior debajo del chándal, pero veo que no soy el único.

Nosotros tampoco llevamos nunca cuando vamos en chándal.

Bueno empecemos nuestra clase. De qué asignatura queréis que empecemos.

Matemáticas dijeron al unísono.

Pues a ello.

Me plantaron una serie de problemas y yo les expliqué la forma de resolverlos. Yo había dado muchas clases particulares mientras estudiaba, pues aunque mis padres me daban todo lo que necesitaba, si quería caprichos me los tenía que pagar yo o bien ahorrando de la paga semanal o bien trabajando. Y el trabajo que mejor hace un estudiante es dar clases, que además están bien pagadas. Así que tenía experiencia en cómo enseñar. Además las matemáticas era una de mis asignaturas favoritas.

Una vez explicado cómo debían resolver el problema, les puse un ejercicio para ver si lo habían entendido. Yo me levanté para ir a buscar algo de beber y les ofrecí si querían algo:

Trae un poco de coca-cola.

Voy a por ella a la cocina.

Volví con una botella de dos litros de coca-cola y tres vasos. Los puse sobre la mesa y me acerqué a Eva (es el nombre de la chica, el chico se llama Luis) por la espalda para mirar sobre su hombro cómo iba resolviendo el ejercicio.

Cuando estaba a su lado me puse de lado, apoyé mi mano izquierda sobre su hombro y me aproximé. Su codo derecho al moverse, pues esa era la mano con la que estaba escribiendo, golpeó y rozó mi verga. Esta reaccionó empezando a levantarse. Por ese efecto el roce con su brazo ya no fue casual sino interesado por mi parte.

Uy, perdona, estoy tan concentrada con el ejercicio que ni cuanta me había dado de que estabas aquí – se excusó-

No te preocupes –le dije-

Lo que pasa es que has reaccionado de forma un tanto exagerada, no?

Es que la juventud inspira estas reacciones a los que ya no lo somos tanto.

No presumas de viejo, que estás superbien. –seguía Eva-

Bueno, no me conservo mal, pero el año que viene ya me caen los treinta.

Para disimular repetí la misma jugada con su hermano. Me acerqué por detrás y apoyé "accidentalemente" mi polla sobre su mano que estaba sobre el borde de la mesa. El no retiró su mano y la movió un poco acariciándome con el dorso de la mano mi vrega.

Mi plan empezaba a funcionar. Estábamos los tres desnudos y ya había habido dos contactos, uno con cada uno, con resultado positivo.

Los chicos eran inteligentes, tenían la mala suerte de haber dado con un profesor que no había sabido explicarles las cosas con claridad, o tal vez estaban ellos apabullados por la experiencia de la entrada en la universidad.

Cuando acabamos los ejercicios serví la coca-cola y distendidos empezamos una conversación informal.

Me preguntaron si a mi novia no le gustaba el nudismo. Les dije que en casa sí, pero que fuera le daba corte. De hecho ella no sabía que el verano anterior yo había estado haciendo nudismo con ellos, pues a ella pensar que unos vecinos la vieran desnuda y luego encontrártelos en el súper de la esquina o comprando el pan, le daba mucha vergüenza.

Yo fui un poco más allá y les pregunté si tenían novio o novia y si participaban de su afición.

No, no tenemos ni novio ni novia ninguno de los dos. –apuntó Luis-

En el aspecto sexual también lo resolvemos en familia - dijo Eva completamente desinhibida.

Cómo es eso?

En casa nuestros padres nunca se encierran en la habitación cuando hacen el amor, así que desde niños hemos asumido el sexo como algo natural y lo practicamos todos con todos.

No puedo creeros!

Pues sí. Si hubieras aceptado nuestra invitación el verano pasado para venir a nuestra casa y no seguir pagando el hotel lo hubieras podido comprobar.

Mi polla ante estas revelaciones estaba ya mirando al cielo.

Chico te excitas muy rápidamente –dijo Eva-

Vamos a ponerle remedio –se animó Luis-

Se levantaron ambos a la vez y cogiéndome cada uno de una mano me llevaron a mi dormitorio, que era la habitación que estaba frente al estudio y que yo me había cuidado de dejar abierta con lo que al entrar habían tenido una espléndida vista de la cama gigante que la preside.

Me tumbaron sobre la cama y se echaron uno a cada lado, Luis que fue el que había tenido la idea se empleó en chuparme la verga, lo hacía de maravilla, tan bien como Jorge. Eva mientras tanto me besaba y me daba sus pechos para que los besara .

Al poco cambiaron de posición y fue Eva la que me mamaba y yo le pedí a Luis que me acercara la suya para poder también disfrutarla, así el puso su rabo en mi boca y él se puso a comerle el coño a su hermana.

Habíamos cerrado el primer círculo del placer, de los muchos que me esperaban con este par de hermanos.

Al cabo de unos minutos en esta posición le dije a Eva que me gustaría metérsela así que me puse sobre ella, me coloqué el condón y empecé a taladrarla. Luis como estaba también en su máximo esplendor no se cortó, empezó a meterme un dedo por el culo bien ensalivado, al notar que mi agujero se abría rápidamente se colocó otro condón y se apoyó contra la entrada trasera, así mientras yo la sacaba del coño de su hermana él me la metía por el culo y cuando yo empujaba sobre Eva, él la sacaba de mi antro.

Así fue la primera vez que estuve follando y siendo follado simultáneamente. Logramos acoplar perfectamente el ritmo y nos corrimos los tres a la vez.

Fue una experiencia muy placentera.

Por ser el primer día tampoco quería que sus padres sospecharan que si había aceptado las clases era para follar con sus hijos.

Así que nos pegamos una ducha y los mandé para su casa con dos o tres ejercicios más.

Hasta la próxima clase, que será el sábado por la mañana.

Agréguenme y cuéntenme sus experiencias

cmagoya@hotmail.com