Magoya (18)

De congreso en Sevilla...

Aquí siguen las historias de los magoyas.

Entramos en el hotel y, como las puertas eran de esas con tarjeta magnética, no tuvimos que pedir las llaves en recepción, así que nos dirigimos a los ascensores. Juan se había metido la polla dentro del pantalón como pudo pues la erección era tremenda, la mía tampoco iba mal.

Cuando llegamos ante las puertas contiguas yo abrí la nuestra y les hice un gesto con la mano invitando a las chicas a pasar dentro. Les ofrecí si querían algo de beber del minibar de la habitación, pero cuando me di la vuelta para interrogarles, ya estaban bebiéndose un bote de néctar.

Habían tumbado a Juan sobre su cama, le habían dejado desnudo y se esmeraban ambas en proporcionarle una mamada a dos bocas y cuatro manos. En el jugueteo que llevaban Elena y Berta, la primera aprovechaba para besar a la segunda en la boca y la segunda disfrutaba de esos momentos.

Cerré el minibar y me acerqué al trío. Me dediqué a desnudarlas a ambas mientras seguían con su trabajo. Las descalcé, les quité los pantalones y las bragas. Las de Berta, sin ser tanga eran la mínima expresión, se le quedaban a mitad de las nalgas, cuando las bajé descubrí un coñito depilado y sonrosado muy apetitoso. Las de Elena eran un tanga negro de encajes muy sugerente. Estas descubrieron un pequeño triángulo de vello negro perfilado sobre su monte de venus. Olí ambas bragas impregnándome de sus aromas de hembras enceladas. Estaban húmedas las dos.

Arrodillado ante ellas empecé a penetrarlas con los dedos y a acariciar sus clítoris.

Juan estaba a punto de reventar y Berta se ofreció para ser la desvirgadora, así que se subió sobre él y empezó a cabalgar alegremente. Le cogió las manos y se las llevó a los pechos, Juan los acariciaba dulcemente y le retorcía los pezones. Berta empezó a gemir de placer. Elena observaba la escena mientras yo seguía penetrándola simultáneamente por delante y por detrás con los dedos, haciendo la pinza que tanto placer da a una mujer.

Tanto Elena como yo seguíamos pendientes de la cara de Juan, que era un poema. Un poema de amor y placer. Estaba siendo iniciado en el sexo con una mujer y lo estaba disfrutando. Intenté llevarme a Elena a la otra cama para penetrarla, pero no quiso moverse del privilegiado puesto en el que seguía con interés y avidez la follada que estaban teniendo Juan y Berta. Juan cabalgado con maestría por Berta tuvo un gran orgasmo y reventó de leche que se desbordaba por el coño de Berta, que también había alcanzado el orgasmo.

Berta se reclinó sobre el pecho de Juan y besándole en los labios le dijo que había resultado maravilloso. Juan, todavía jadeando aseguró también que era lo mejor que había probado en su vida. Elena se levantó en ese momento arrastrándome a la otra cama y tumbándome sobre ella se puso a chuparme el rabo, estábamos ambos con una gran excitación después de lo que habíamos visto. Como vio que mi verga pedía coño se sentó sobre ella y empezó también a subir y bajar empalándose con ella. Ahora éramos nosotros los observados por la dulce parejita que permanecía abrazada sobre la cama de Juan. Elena se movía con el arte de una experta y consiguió que, a pesar de mi gran excitación aguantara más de quince minutos hasta que me corrí. Ella llegó a tener dos orgasmos en ese tiempo y se veía en su cara, transfigurada de lujuria, el grado de satisfacción alcanzado. Cuando terminamos me besó en los pezones y levantándose resueltamente ordenó "cambio de parejas" y se dirigió a la otra cama para tomar de la mano a Berta y hacerla levantarse. La abrazó poniendo sus pechos en contacto, con lo que los pezones de Berta se erizaron, mientras la besaba con una pasión desenfrenada, mordiéndole los labios y la lengua, metiéndole su lengua hasta la garganta, acariciando sus labios por dentro consiguiendo que Berta empezara a chorrear jugos de su vulva. Me echaron de la cama desde la que era espectador para ocuparla en la posición del 69. Yo desplazado me tumbé unto a Juan para observar el espectáculo.

Elena era una experta comedora de coños y Berta era una debutante así que el resultado fue desigual. Los efectos que causaban en Berta la lengua y los dientes de Elena sobre su clítoris y su vagina hacían que la otra se olvidara de su tarea y se dedicara sólo a gemir y a dar gritos de placer. Juan y yo nos empalmamos viendo esta escena y empezamos a masturbarnos mutuamente mientras no perdíamos detalle. Berta tuvo un gran orgasmo sólo con el tratamiento bucal y Elena chupaba y sorbía los jugos que segregaba, que contenían restos del semen de Juan. Elena empezó entonces a follarla con los dedos. Comenzó por meterle uno por el coño haciendo movimientos circulares y alcanzando el punto G, lo que hizo que Berta temblara de cabeza a pies y diera un grito. Luego le metió un segundo dedo por el ano haciendo pinza y consiguió que llorara de placer en medio de otro orgasmo. Berta había metido dos dedos dentro del coño de Elena y apenas los movía pues estaba más concentrada en el placer que recibía que en poder dar placer a nadie. Lo ansiaba desde hacía tanto tiempo.

Cuando Elena hubo conseguido el tercer orgasmo, sus músculos cedieron hasta el punto de no poder retener la orina dejando toda la cama encharcada.

Elena quería más, así que Juan, que tenía la polla a punto se colocó entre sus piernas y la penetró de golpe. Elena le jaleó para que embistiera con fuerza. Juan embistió como un toro bravo desplazándola sobre la cama hasta que Elena chocó con su cabeza contra el cabecero y rebotaba contra la pared. Cambiaron de postura. Elena se puso a cuatro patas sobre la cama y Juan la embistió desde detrás. Seguía empujando con furia y a Elena le bailaban las tetas al compás. Yo seguía con mi masturbación viendo estas imágenes y Berta que ya se había recuperado vino a mi lado y continuó trabajando mi verga con su manita mientras ambos seguíamos con expectación el desarrollo de la follada que Juan le estaba dando a Elena. Se notaba en la cara de vicio de Elena que lo estaba disfrutando tanto como Juan, o más si cabe. Cuando Juan notó que iba a correrse se la sacó del coño y se la metió por el culo. Elena estaba acostumbrada a hacerlo por los dos agujeros, así que entró sin mucha dificultad. Juan dio un par de embestidas y se corrió dentro del culo de Elena con un grito de victoria. Yo avisé a Berta de que me corría y ella puso su boca para recibir mi esperma. Lo saboreó y me lo pasó con un beso en el que su lengua repartió mi leche por la mía y por toda mi boca.

Habíamos descubierto a dos nuevos magoyas.

Nos quedamos tumbados sobre las camas así emparejados y el relax que produce el sexo hizo que nos durmiéramos los cuatro.

Las sesiones del congreso empezaban a las 10 de la mañana, así que nos teníamos que levantar sobre las ocho para estar vestidos y desayunados sobre las nueve y cuarto, hora en que unos autobuses nos trasladaban a la sede del congreso a las afueras de la ciudad.

Yo, como es habitual, me desperté sobre las siete y media, me levanté sin hacer ruido y me fui al baño a darme una ducha reparadora. Las chicas tendrían que pasar a su habitación a asearse y vestirse así que, cuando salí de la ducha, desperté a los tres bellos durmientes. Juan se fue a la ducha con cara de felicidad, tenía una sonrisa medio boba en el semblante, como si hubiera tenido una visión beatífica. Elena y Berta se pusieron sus camisetas y cogiendo el resto de la ropa en la mano se pasaron a su habitación.

Mientras nos vestíamos le pregunté a Juan por la experiencia.

Si quieres que te diga la verdad, me ha satisfecho plenamente.

Eso quiere decir que vas a dejar de tener relaciones con tíos?

No lo creo, por que para que esto se repita me parece que va a pasar bastante tiempo.

No si tú no quieres.

Por qué lo dices?

Por que yo a Berta la he visto muy interesada en conocerte mejor.

Tú crees?

Inténtalo.

Nos juntamos con las chicas en el comedor. El desayuno era buffet y después del ejercicio nocturno todos comimos con hambre atrasada. Tomamos los autobuses y Berta y Juan se sentaron juntos y yo me senté junto a Elena.

Qué tal ha ido la noche – le pregunté.

Por mi parte ha sido perfecta.

Y Berta?

Ha disfrutado de lo lindo. Además me parece que ha encontrado en Juan la pareja ideal. Míralos, parecen dos tortolitos.

Juan y Berta se miraban con carita de adolescentes descubriendo su primer amor, mientras se cogían de las manos.

Las ponencias del congreso fueron en general interesantes. Hubo alguna un poco más pesada y otra que no nos interesaba ni a Elena ni a mí, en esa hicimos pellas y nos fuimos a dar un paseo por los stands de publicidad que tenían tanto la empresa organizadora como alguna de las clientes y otras invitadas.

Aproveché para contarle mi historia a Elena. La escuchaba con atención y de vez en cuando hacía algún comentario mordaz.

Yo le pregunté por la suya y os resumo un poco su historia.

Mi primera experiencia con el sexo fue con mi hermana durante unas vacaciones. En nuestra casa cada una dormíamos en una habitación y aunque compartíamos el baño, al llevar horarios distintos, pues ella es tres años mayor que yo, apenas coincidíamos. Pero unas vacaciones mis padres alquilaron un apartamento en la montaña y las dos habitaciones que había tenían cama de matrimonio. Así que nos tocó compartir cama. Aunque yo sabía que mi hermana dormía solo en bragas, esperaba que por respeto a mí utilizaría algo más de ropa, pero la primera noche lo dejó muy claro y si me molestaba me podía ir a dormir al sofá de la salita. Si hubiera sido convertible en cama me hubiera ido, pero no estaba dispuesta a ceder, así que le dije que no me importaba, que si le importaba a ella que yo durmiera desnuda. Se dio cuenta que era una provocación y me dijo que le daba igual. Así que me quedé desnuda por completo bajo la atenta mirada de mi hermana y me metí en la cama. Ella, desairada hizo lo mismo, se quitó las bragas que aún llevaba y se metió también desnuda. No dormíamos ninguna de las dos y empezamos a dar vueltas en la cama tirando cada una de nuestro trozo de sábana, en una de las vueltas quedamos frente a frente y nuestras piernas se liaron quedando la mía apresada en medio de las suyas, rozando mi muslo con su coñito. Sentí calorcito y a ella debió de gustarle el contacto pues empezó a moverse para frotarlo con mi pierna, Yo también lo moví y el roce empezó a calentarnos a ambas. Mi hermana empezó a acariciarme los pezones y a amasarme las tetas mientras yo hacía lo propio y seguíamos con los movimientos de piernas y ambas frotábamos nuestros coños con la pierna de la otra. Me besó en los labios y empezó a besarme los pechos lamiendo, chupando, mordiendo, succionando. Empecé a notar cierta humedad en mi entrepierna y me la acaricié, entonces mi hermana siguió bajando con su boca hasta que llegó a mi coño y me dio un gran lametón que me hizo estremecerme de placer. Me agarró el clítoris con sus labios y lo estiraba y chupaba. Yo la hice ponerse sobre mí para devolverle el placer que me estaba dando y fue el primer coño que me comí, saboreándolo. Mi hermana empezó a penetrarme con un dedo y yo la imitaba. Pronto llegamos a un orgasmo y después nos fundimos en un apasionado beso. Yo tenía trece años y mi hermana dieciséis. Durante todo el verano seguimos haciéndolo cada noche, incluso muchos días nos íbamos a dormir la siesta, con la excusa de que las excursiones por la montaña nos cansaban mucho, y aprovechábamos ese día sesión doble.

Al volver a Madrid seguíamos haciéndolo pero más espaciadamente, en alguna ocasión en que nos encontrábamos las dos solas.

Mi primer chico fue al verano siguiente. Mi hermana se iba a hacer un curso de inglés durante un mes a Inglaterra y para compensarme a mí me enviaron a unas colonias de verano. Iban chicos y chicas de 14 a 18 años, así que yo era de las pequeñas. Estábamos acampados en un prado a unos cinco kilómetros del pueblo más cercano por pista forestal. En las tiendas estábamos separados chicos y chicas. Nos bañábamos en un río que pasaba junto al prado, en una poza que formaba una pequeña piscina natural. El agua que bajaba del deshielo puedes imaginarte que estaba helada. Con estos baños helados y que por la noche nunca encontrábamos el momento de ir a dormir y allí refrescaba bastante, el día de la segunda excursión amanecí con fiebre. Los jefes del campamento decidieron que no debía participar en la marcha, pero tampoco podían dejarme sola, pues no iban a regresar hasta tarde. Así que decidieron que uno de los monitores que era uno de los mayores se quedar conmigo. Y el elegido fue un chico de 18 años que era el único de ellos que tenía carné de conducir y que, si empeoraba, podía llevarme con uno de los coches al médico del pueblo.

Estuvo conmigo un rato mientras desayunaba y tomaba una medicina que me indicó la que más conocimientos de medicina tenía del campamento, la responsable del botiquín, y como me quedé amodorrada se fue a preparar la comida, a darse un baño y a repasar algunos pequeños desperfectos que había que reparar en la cerca y en la tienda comedor.

Volvió a verme un par de veces a lo largo de la mañana y yo estuve toda la mañana medio dormida. A mediodía me dijo que si prefería tomar la comida en la tienda o salir a tomar un poco el sol que me calentaría y me entonaría. Me pareció buena idea, así que me puse el bikini y una camiseta encima y salí de la tienda.

Fuimos juntos a un trozo de hierba que había junto a la poza, resguardada por un pequeño bosque. El iba con unas bermudas y una camiseta. Yo me quité mi camiseta y me tumbé sobre la hierba recibiendo un buen baño de sol que entró en mis huesos calentándolos. El me preguntó si me importaba que se bañara. Le contesté que podía hacer lo que quisiera. Se quitó la camiseta y se quitó las bermudas y llevaba un traje de baño blanco pequeño que marcaba una polla muy grande. Se metió en el agua y como estaba nadando aproveché para quitarme la parte de arriba del bikini y que me diera el sol un poco en las tetas. Él desde el agua no podía verme y yo esperaba que me diera tiempo a ponérmelo cuando lo viera salir del agua. Con lo que no contaba es con que saliera por otro sitio distinto del que había entrado. Así que cuando salió se acercó a mí por detrás y pudo estar observándome a su antojo un buen rato. La polla empezó a empalmársele con la vista de mis pechos, que a pesar de tener sólo catorce años estaba ya muy desarrollados y con los pezones bastante grandes. Empezó a tocarse por dentro del bañador y yo oí de repente un gemido y al volverme me encontré con él y con una verga que me pareció gigantesca debido a al erección que tenía. Yo de la impresión no tuve la precaución de taparme los pechos sino que me quedé mirando con ojos desorbitados. Se acercó a mí con la verga en la mano y me la acercó a la boca. Yo le di un besito en la punta y dio un respingo que me golpeó en la nariz. El olor de polla tan característico me atrajo y volví a besarla, haciendo fuerza con los labios. Empezó a manar de ella un liquidito. Saqué la lengua y lo chupé y jugueteé con mi legua con el agujerito por donde manaba. Seguí con mi juego de besitos y chupetazos hasta que el chico fuera de sí de excitación me agarró la cabeza y me metió el capullo dentro de la boca. Me llenaba tanto que no sabía qué hacer con ella, apenas podía mover la lengua. El empezó a violarme por la boca entrando y sacando el glande. Yo me notaba húmeda como en las relaciones con mi hermana. De repente me la sacó de la boca y se arrodilló entre mis piernas, me agarró la braguita del bikini y me la quitó. Empezó a chuparme el coño, y aunque no lo hacía tan bien como mi hermana, consiguió excitarme mucho, me metió un dedo para dilatarme, luego dos, se subió mis piernas sobre sus hombros y apuntando directamente empezó a empujar. Noté cómo algo se rompía dentro de mi cuando dio una fuerte embestida y perdí mi virginidad. El me embestía con fuerza y en alguna ocasión en que la penetración fue más profunda noté cómo chocaba por dentro con el fondo de forma un poco dolorosa. Me hizo llegar al orgasmo y seguía empujando con frenesí. Tuve un segundo orgasmo y entonces él sacándola me regó con su leche por todo el cuerpo.

No habíamos intercambiado ni una sola palabra durante todo el rato que duró. Se levantó y vino con su toalla humedecida en el agua del río y me limpió de leche y un pequeño reguero de sangre que salí de mi coño, señal inequívoca de lo que acababa de suceder. Yo me vestí el bikini y la camiseta y me fui a la tienda. Al cabo de media hora vino a buscarme y como si nada hubiera pasado me dijo que la comida estaba lista que fuera al comedor.

La experiencia había sido genial. Y me estaba apeteciendo repetirla. Me quité el bikini y me puse otra camiseta sin nada debajo y me dirigí al comedor. El estaba con su traje de baño sentado a una de las mesas sobre la que descansaba una fuente con comida. Me senté frente a él y me serví un poco de la fuente. Al dejar los cubiertos de servir los dejé caer al suelo y me abrí de piernas. El se agachó a recogerlos y vio mi coño al aire. No dijo nada y siguió comiendo. Yo mientras jugaba con la comida con el tenedor levanté mi pie descalzo y lo apoyé en su paquete y empecé a frotarlo. Notaba cómo crecía. "Te ha gustado y quieres más?" me preguntó. Yo asentí con la cabeza. Se levantó y me llevó a la mesa de al lado, me sacó la camiseta y me hizo apoyarme sobre la mesa poniendo el culo a su disposición. Se ensalivó un dedo y empezó a metérmelo por el coño para lubricarlo. El ya tenía la polla dura de nuevo, así que sin más dilación me la metió desde detrás y volvió a empujar de modo bastante salvaje. En esta posición la notaba rebotar dentro más veces. Para estimularme, mientras con una mano me masajeaba el clítoris con la otra se ensalivó un dedo y me lo metió por el ojete del culo. Yo estaba recibiendo oleadas de placer por delante por detrás y por dentro así que me dejaba hacer. De repente consideró que mi ano estaba lo suficientemente dilatado y me la sacó del coño y la apuntó en el culo. Empujó pero no cedía. Lo intentó varias veces pero mi esfínter dolorido por los intentos se contraía impidiendo el progreso, así que desistió y volvió a meterla por el conducto natural. Siguió follándome hasta que notó que se iba a correr, en ese momento la sacó y me llenó de leche el culo y la espalda. Yo me agaché ante él y la lamí de los restos. Noté un sabor extraño, pero me gustó. En el rato que duró esta vez yo había alcanzado tres orgasmos. Había sido maravilloso. Como su polla se quedaba flácida me puse en pie y colgándome de su cuello lo besé frotando mis pechos contra el suyo. Era velludo así que sentía cierto cosquilleo en mis pezones al hacerlo, era una sensación muy agradable. Seguía besándole y frotando mi pubis contra su pene. Tanto insistí que al final empezó a crecer de nuevo y a ponerse muy dura. Entonces el se sentó en una de las sillas y yo me encaramé a él. Me clavé su polla de nuevo y ahora era yo la que marcaba el ritmo subiendo y bajando sobre él. Tuve un orgasmo y otro y cuando me dijo que se iba a correr que me levantara, me dejé caer con todo mi peso sobre él con lo que conseguí que explotara dentro de mí. Sentir su leche caliente invadiéndome las entrañas hizo que tuviera otro nuevo orgasmo, el mejor de todos los del día. Estuve abrazada a él con su polla dentro recuperándome durante un rato. "Y si te quedas embarazada?" "Tuve la regla ayer, es imposible". Me levanté de él y me puse la camiseta. Volví a nuestra mesa y entonces sí me serví una ración generosa de comida que devoré con ansia. El ejercicio físico había quemado muchas calorías y necesitaba reponerme. El vino también a la mesa desnudo y se sentó a comer. Me dio la medicina que debía de tomar y me dijo que mejor me iba a la tienda a descansar un rato. El tenía muchas cosas que hacer. Me quedé adormilada en la tienda, cuando me desperté ya habían vuelto todos los demás y la jefa había venido a ver cómo me encontraba. Le dije que de maravilla y me levanté para cenar con todos.

Esa fue mi primera experiencia con un chico - terminó su explicación Elena.

Así que te iniciaste muy jovencita.

Creo que me inicié en el mejor momento.

Y desde entonces...?

Pues desde entonces con todo el mundo que he podido. Que ha sido mucha gente, aunque alguna joya se me había escapado, como tú en la facultad.

Yo?. Te habías fijado en mí.

No, pero yo era bastante amiga de Marta en primero y un día que fui a Pamplona a pasar un fin de semana con unos amigos la llamé y nos vimos. Me preguntó por ti y me contó vuestra relación. Me dijo que muchas veces se acordaba de ti y te recordaba con cariño. Eso me hizo mirarte de otro modo, pero nunca conseguí acercarme a ti.

Pues qué pena, de haberlo sabido hubiera sido yo quien diera el primer paso. La verdad es que como tenías fama de devorahombres ninguno de mi pandilla nos atrevíamos a acercarnos a ti, ni a cruzarnos en tu camino. Casi te huíamos.

Bueno, eso es agua pasada. Y lo importante es que ahora estamos muy bien. Yo creo que me voy a apuntar va esa cofradía de magoyas, y te puedo aportar a bastante gente de la que he conocido hasta ahora.

Y ahora mismo, cómo estás, emparejada o sola?

Vivo sola si es lo que quieres saber. Tengo tres personas con las que comparto mi vida sexual y afectiva. Dos chicos y una chica. Ya los conocerás. Los tres son bisexuales y pasamos juntos muy buenos ratos.

Y tu hermana?

Felizmente casada con un bancario. Tiene dos niños monísimos que son mi debilidad. De tarde en tarde nos vemos y hace mucho que no hemos tenido una sesión. Pero nos la damos de vez en cuando.

Y del chico del campamento. Sabes algo?

Es una de las personas con las que comparto mi vida.

Todavía seguís juntos.

No exactamente.

Al regresar del campamento dejamos de vernos. El es cuatro años mayor que yo y yo sólo era una niña. Pero la vida da muchas vueltas. En mi primer trabajo era mi jefe. Estaba soltero y solo en la vida y ...

Te lo volviste a llevar al huerto. – la interrumpí.

No, pero esa es otra historia y ahora debemos regresar a la siguiente sesión del congreso, que a mi me ha pedido mi jefe que le haga un resumen especial de esta ponencia, que le ha parecido muy interesante para nuestro negocio.

Entramos de nuevo al congreso y seguimos el resto de sesiones del día. A la hora de comer nos juntamos con otras gentes. Al acabar las sesiones nos llevaron de vuelta al hotel. Por la noche teníamos cena en un barco sobre el Guadalquivir.

Pero eso será otra historia.....

Agréguenme y cuéntenme sus experiencias.

cmagoya@hotmail.com