Maestro de Reiki

Mi vida está destrozada, como solución se me ocurre hacer un curso de Reiki; al principio me siento una persona normal, entre gente rara...luego empiezo a descubrir que algo ha cambiado, no solo tengo un diploma que me dice maestro de Reiki grado 1; sino que realmente controlo y veo el Reiki.

Maestro de Reiki

Introducción

Acabo de terminar un curso de Reiki, la verdad es que en él no había mucha gente como yo; físicamente al menos parezco un tipo muy normal, ellos parecían gente rara incluyendo al que daba el curso…el más raro de todos.

Me han dado un diploma como de que ya soy maestro de Reiki grado 1 y que puedo enseñar a los demás, por lo que me creo mi página web; organizo un curso básico al aire libre y ala, a ganar dinero y vivir bien.

Hace unos meses el covid-19 me lo quito todo, tenía trabajo fijo; casa, pero no pude con los gastos y la tuve que vender…para poder subsistir, lo bueno de todo esto es que comprendí que no me rindo; que si hace falta me reinvento, también entendí que Zule estaba conmigo por el interés y por eso me dejo.

No pasa mucho tiempo, para que la gente empiece a hacerme preguntas…

-      ¿Qué es el Reiki?

-      La energía que tienen todas las cosas

-      ¿Qué me permitiría hacer este curso?

-      Entender la energía y aprender a utilizarla

-      ¿Qué ventajas tiene usar la energía

-      Infinitas

Lo que obviamente no conté es que como todo, el Reiki es algo que se entrena; que en el primer curso, no te vas a volver un mago o algo asi…hay que dejarlos soñar, como yo; para que piquen el anzuelo, asi ganare dinero y podre vivir de esto.

El primer curso lo he puesto a 5 Euros, a mí me clavaron 20; pero fueron 3 días, en una tienda y con un maestro de nivel 3…creo que mi precio es equivalente.

En cuestión de un par de días, el curso ya tiene 10 personas; asi que los cito en el parque y me presento allí en la hora indicada, todos han pagado ya.

Estoy tranquilo a la vez que nervioso.

Al llegar me fijo en que todos son bichos raros, incluyendo a las mujeres; todos absolutamente todos, son diferentes.

-      Saludos, soy el experto en Reiki; sentaos por favor. – digo, cruzando mis piernas en posición de concentración y todos me imitan.

-      ¡Saludos! – sueltan todos al unísono.

-      ¡ahora voy a crear una bola de energía entre la palma de mi mano y quiero que todos me digan, cuando la ven! – exclamo, para que me escuchen.

Cierro mis ojos, me concentro en la energía de mi cuerpo; luego los abro, formando una bola de energía roja entre mis manos y miro al frente para toparme con la sorpresa de que todos la ven.

-      ¿en serio? Que chicos más capaces. – les contesto atónito.

Rememorando en la clase del maestro de Reiki de nivel 3, solo un par de alumnos lo veían y uno de ellos tan solo lo imaginaba; porque habían estado en varios cursos con él, me sorprende que conmigo lo vean todos.

-      Señor, ¿Quién no vería esa bola de energía? Si es que está a simple vista. – dice una rubia de ojos azules demasiado plástica.

-      ¿si? – pregunto atónito y todos asienten.

Me quedo unos segundos callado, mientras pienso que coño está ocurriendo aquí, hasta que sigo con la lección y reabsorbo la energía en mis manos.

-      Bueno, el primer paso es notar donde se almacena la energía en tu cuerpo. – Les explico vagamente, con la mente echa un lio.

-      ¿y eso como se hace, profesor? – pregunta un casposo con gafas.

-      Experto – la corrijo. – Pues, ¿Qué parte es la que notáis más débil, que parte es la que suele estar más caliente? – les pregunto.

-      Eso no se lo puedo decir. – contesta la rubia con cara viciosa.

-      Las manos – dice el anciano con lentes de lupa.

-      Los pies – suelta el niño con gorra y gafas de sol

-      La cabeza – añade el casposo con gafas.

-      El estómago – suelta una famélica.

-      Ese es vuestro centro de poder, hay algunos que tendréis mucho; otros que tendréis poco, pero todos tenéis algo. – les explico y ellos asienten. – concentraos en reunir la energía desde vuestro centro en la palma de las manos, como yo. – les digo y ellos lo intentan.

Veo el flujo de sus energías, 8 de 10 no consiguen moverlo; uno de ellos lo mueve pero no consigue redirigirlo, el otro la rubia plástica consigue hacer una bola ínfima y de color traslucido.

-      Lo conseguí, ¿por qué mi bola es tan pequeña y trasparente? – me pregunta, tras su alegría inicial.

-      Según me dijo mi maestro, el color depende de tu aura y elemento; la potencia de este es la cantidad. – le explico y ella asiente.

-      ¿esto se puede aumentar o siempre será asi? – me pregunta.

-      Se puede aumentar, la practica hace al maestro; los demás tu sigue intentando redirigir la energía, visualízala en tu mente y los demás ni siquiera la habéis movido…tenéis que concentraros más, dejad la mente en blanco. – les pido y explico, todos asienten; mientras estoy alucinando, por mis habilidades de enseñar.

-      Ahora el segundo paso es descubrir a que elemento eres afín, ¿Cómo imaginas tu energía? – le pregunto a la rubia, ella se concentra y al cabo de un rato…

-      Como energía, no tiene elemento. – se encoje de hombros.

-      Qué extraño – pienso para mí – Pues la segunda lección es, intentar darle forma; puedes ayudarte con las manos, pero la herramienta principal es el cerebro y tu centro de poder. – le explico y le muestro, algunos rompen lo que están haciendo para mirarme; incluso alguna gente se ha parado, me molesta un poco pero es publicidad gratuita.

Vuelvo a hacer la bola y le voy dando forma como a plastilina, lo peor es que yo también me sorprendo; no pude lograr que mi energía se viera y mucho menos que tomara cualquier tipo de forma, pero la gente alucina y algunos me graban con el móvil desde fuera.

Todos los demás aumentan su concentración para llegar a ese punto, de los 8 que no movieron la energía; 4 consiguen moverla aunque con diversos grados de descontrol, muy a su pesar los sigo poniendo a controlarlo, dos más y el chico consiguen llegar a controlarla…ella consigue darle forma, cuando acaba la clase.

-      Buena clase chicos, pronto organizare otro curso; estaros atentos.

Todos están agotados, ya que manejar la energía es agotador; yo también, para ser sincero.

Todos se marchan contentos, excepto los dos que no lograron nada; que no dicen nada por lo que han visto, pero se sienten estafados. La chica se me acerca.

-      Señor experto, ¿das clases privadas? – me pregunta y tras pensarlo un poco asiento.

-      Si, pides cita; por 10 Euros, te doy clase a ti sola una hora. – le respondo y cuando me doy cuenta, tengo más de 20 citas programadas.

Pero lo primero que hago es ir a la tienda de Reiki, ante todo asustado; de lo que acabo de hacer, pues no es muy normal me parece.