Maestra y alumna Químicamente imposible

Diosa perdida.

Cada día la amo más, el sentimiento cobra fuerza con el pasar de los días, la impaciencia que me generan las clases antes de verla me parecen cada vez más agobiantes y cuando por fin su mirada colisiona contra los destellos de amor que emanan mis pupilas, pareciese que es un solo segundo y luego su anatomía se esfuma sin dejar nada más que el suave rocío de su perfume y un lejano eco de su voz junto a sus tacones alejándose al ritmo de la melancolía, también el tiempo una vez que se ha ido es tortuoso, el reloj antes presuroso de avanzar ahora parece detenerse y es ahí donde me pregunto, ¿Es ella real? ¿O no es más que un espejismo jugándome una broma? A veces contemplo la posibilidad de que en algún lugar del olimpo una Diosa griega se hartó de la monotonía y bajó al mundo de los mortales para deslumbrar a quien la mirase, para alardear de la magnificencia de su figura y luego perderse en el reflejo de la perfección.

"No podría cansarme jamás de escuchar su risa, el ver sus ojos alegres es comparable a la sensación de contemplar un cuadro de hace siglos por primera vez, mi corazón late desbocado al recordar el tan sublime paraíso del azabache que posee en la vista aquella Diosa perdida.

Ella me hipnotiza, su personalidad me seduce al punto de suspirar a cada momento y evitar perder por completo el aire que me roba al simplemente acercarse unos centímetros más de lo que se considera correcto. Su naturaleza cariñosa me enreda a la vez que sus juguetonas bromas acerca de cualquier cosa me hacen desatinar, me sonrojo, ella lo nota, pero no hace nada al respecto, daría cualquier cosa porque en una casualidad del destino, se encaprichase de mis labios, sin precuela ni permiso tomara mi rostro y cumpliera su deseo y a la vez calmase el fuego que arde por ella en mi interior.

Cada mañana miro mi bata blanca arrugada al fondo del armario y como por reflejo la entreveo a ella con una igual, el como se ajusta a su cuerpo y enmarca su cintura, su cabellera marrón me vuelve esclava de sus destellos dorados cuando el sol la cubre. Desearía poder pasar mi mano por su cintura y sentir el escalofrío que produce mi toque.

Ella no tiene idea de mi oculto amor, quizá sea mejor así, ella seguirá con su vida mientras se fusiona cada vez más con mi corazón marchito, tal vez pase mi vida entera soñando con sus besos o simplemente logre olvidarla, pero la huella que dejó en mí, estoy segura será indeleble, tal vez un día la recuerde como un simple amor imposible o como la herida que nunca logró sanar, como la primera mujer que me hizo sufrir sin siquiera saberlo o como el silbido del viento, pasajero, hermoso y desconcertante; pero aún con todo y eso, cada día la amo más.

~Nena de canela♡