Maestra poseida XXIII
La cosa se complica..., ¿por dónde seguiremos?
Capitulo 23
Puri se despertó a las 5:30 A.M., y halló sus dedos todavía en su empapado coño. Ella inmediatamente completó su masturbación de la mañana, luchando por detenerse antes del orgasmo como se le ordenó. Forzó su cuerpo exhausto a ir a la ducha. Tomó una ducha larga y se sintió un poco mejor después de secar sus cabellos y arreglarse. Su mente era un tumulto. No podía entender por qué su coño constantemente estaba caliente y mojado. Tenía flashes de pollas duras invadiendo su mente y tenía un injusto deseo de agradar a Yolanda. ¿En qué se equivocaba?. Era una madre, esposa y maestra. Estos pensamientos eran enfermos. Así que Yolanda tenía unas fotos de ella, ¿no?. Pues sólo tenía que plantarle cara y escapar de esta situación. Pero sabía que no tenía el valor de luchar contra Yolanda. Las fotos eran malas, pero los videos podrían hacer que la metieran en la cárcel. Tenía todo que perder y nada que ganar si luchaba contra Yolanda, pero sabía que se equivocaba. Con su mente completamente confusa, se encaminó desnuda a la cocina para prepararle el desayuno a Yolanda.
Exactamente a las 7:00, Puri despertó a Yolanda. El aroma de la tostada y el café llenaban la casa. Yolanda se puso una bata y llevó a su mascota a la cocina. Yolanda se comió el desayuno delicioso mientras la maestra hambrienta se quedó de pie obedientemente, bebiendo una taza de café con semen. Yolanda también permitió que Puri comiera un pedazo seco de tostada.
Yolanda se dirigió arriba después de comer dejando que Puri limpiara la cocina, cuando se dio cuenta de la luz intermitente del contestador automático. Apretó el botón y oyó la voz de Juan Gómez. Había llamado la noche anterior y básicamente dijo lo normal, que la extrañaba y demás, pero lo que interesó a Yolanda fue la última frase. "Llegaré a casa el jueves alrededor de las 6:30. ¿Podrías recogerme en el aeropuerto?".
Yolanda se dio prisa en prepararse para la escuela. Cuando Puri apareció en su cuarto, halló la ropa para el día sobre la cama. Un liguero negro con medias negras, una falda negra, una camisola negra y un chaleco de punto con tacones de 12 cms. sujetos al tobillo completaban el equipo. Puri se inspeccionó en el espejo y halló que realmente parecía 15 años más joven. Los únicos inconvenientes del equipo eran la falta de bragas y sostén. Era muy consciente de que su trasero desnudo estaba sólo a escasos centímetros de la vista y que sus pezones destacaban a través de la camisola, y si el chaleco se movía demasiado serían visibles para sus estudiantes.
Puri bajó para encontrarse con Yolanda en la cocina. Yolanda le dio un almuerzo que tenía preparado para ella y dijo, "Ninguna orden hasta que sea la hora del almuerzo, mascota."
"Sí, señorita García", contestó Puri mientras se quitaba el collar y la traílla y los ponía en su bolso. Pensó que tendría que pronto tendría que coger un bolso más grande con todo lo que Yolanda la hacía llevar con ella.
La mañana iba casi normalmente. Las únicas distracciones eran su persistente estado de excitación y el hecho de que miraba a los muchachos de su clase imaginando el tamaño de sus pollas. Cada vez que ésto le pasaba ella repelía sus pensamientos.
Cuando el almuerzo se acercó Puri llegó a sentirse aprehensiva. Sabía que Yolanda siempre tenía alguna actividad repugnante y penosa para ella en su almuerzo. Cuando la campanilla sonó por el almuerzo, Puri tomó bolsa del almuerzo y fue al comedor de la escuela. Fue a la esquina y abrió su almuerzo. Dentro halló una ensalada con galletas, una manzana pequeña, una botellita de pimienta en polvo y una nota.
“Mascota, disfrute de su almuerzo. No hay nada especial para que usted haga antes de comer. Después del almuerzo volverá a su aula y hará lo de costumbre. Cuando la campanilla señalando el fin de almuerzo suene, meta su dedo en la pimienta en polvo y dese un golpecito con el dedo en su clítoris. Haga ésto justo antes de abrir la puerta para que mi clase entre. L.”
Puri se comió su almuerzo y luego se fue a su aula. Cerró con llave la puerta, se alzó su falda y tocó su coño al punto del orgasmo. Su mente le dijo que se equivocaba, pero su cuerpo la traicionó. Detenerse antes del orgasmo era cada vez más difícil. Su cuerpo le pedía un descargo.
Cuando la campanilla sonó, Puri rápidamente metió su dedo mojado en la pimienta en polvo y se dio unos golpecitos en su clítoris como Yolanda le mandó. Abrió la puerta y de repente su coño era fuego. Antes de saber qué pasaba se meció su cuerpo por un intenso orgasmo. Tuvo que agarrarse al escritorio para quedarse de pie y morderse su lengua para no gritar. Sus estudiantes entraron en el cuarto y la notaron extraña, pero nadie parecía comprender el problema. El coño de Puri continuó proporcionándole un espasmo tras otro mientras la pimienta en polvo se extendía por su coño mojado. Tenía miedo de moverse porque sabía que le produciría otro orgasmo. Puri luchó con su coño ardiente. Empezaba a sudar y su coño chorreaba. Todos sus estudiantes se sentaron y la miraban. Tenía que hacer algo. "Clase, quiero que abran sus libros y se lean los capítulos 2 a 9."
Puri miró a Yolanda y vio cómo agitaba su cabeza negando como si pudiera leerle la mente. Puri había pensado en ir al vestuario y apagar el fuego en su coño. Pero al ver a Yolanda supo que iba a tener que quedarse. La habría encantado sentarse tras su escritorio y tratar de cubrirse, pero no le estaba permitido sentarse. Un segundo orgasmo recorrió su cuerpo y la hizo agarrarse al escritorio con más fuerza. En este momento sudaba profusamente y sentía débiles sus rodillas. De algún modo, Puri consiguió acabar la clase. Yolanda preguntó por ese “olor”' de nuevo antes de que la campanilla enviara a los estudiantes a su próxima clase.
Gracias a Dios, Puri tenía libres las siguientes horas y fue al vestuario y probó a mitigar el ardor con toallas de papel empapadas en agua fría. Cuando salía del vestuario después de secar su coño y sus muslos, se percató de que los jugos copiosos empapaban las cimas de sus medias y la parte posterior de su falda. El ardor en su coño había disminuido, pero no había ninguna manera de apagarlo completamente.
El resto del día Puri constantemente estuvo secándose la humedad de su cara y entre las clases se iba al vestuario para secar las secreciones constantes de su coño. Cuando el final del día llegó, Puri no podía recordar aun qué había enseñado durante la tarde. Su mente estaba totalmente centrada entre sus piernas.
Yolanda se le acercó paseando mientras Puri limpiaba su frente.
"¿Hace calor, mascota?", preguntó Yolanda.
"Señorita García, ése ha sido un truco terrible. He tenido tres orgasmos delante de mi clase. No puedo arriesgarme a perder este trabajo o mi reputación", gritó Puri.
"Salió bien. Sabía que te controlarías, pero me divertía comprobarlo. Si te hubieran preguntado, todo el mundo pensará que está enferma. Nadie sabe nada acerca de nosotras, recuerde."
"Sí, señorita García. Siento haberle gritado a usted."
"Sentirlo no va a evitar el castigo. Déme su bolso e inclínese encima de su escritorio."
"Por favor, señorita García. No, aquí no. Lo siento", rogó la maestra mientras le daba su bolso a su estudiante. Yolanda alzó la falda de Puri encima de su inclinado trasero y procedió a zurrarla con el cepillo para el cabello hasta que se le puso de un luminoso rojo. Puri se retorcía en el escritorio y las lágrimas corrían por su cara. Yolanda notó el flujo entre las piernas de Puri y supo que tenía a esta perra en sus manos. Yolanda mandó a la zurrada maestra a la esquina.
"Pegue su nariz a la esquina y sostenga su falda en alto para que pueda ver su trasero rojo cuando vuelva. No se mueva ni un centímetro."
Yolanda salió del cuarto dejando a la zurrada maestra en la esquina. Puri quería morirse de vergüenza. ¿Qué pasaría si entraba alguien?. Luis estaba por allí. Se puso muy nerviosa. Podía oír que alguien caminaba por el corredor. Puri podía sentir sus fluidos vaginales resbalando por sus piernas mientras su miedo crecía. Sabía que alguien estaba junto a la puerta, pero no se atrevía a mirar.
"Desenvuelva los preservativos y déjelos en la papelera para que los recoja Luis.", le dijo Yolanda. Puri respiró con un suspiro de solaz al ver que era Yolanda mientras se bajaba su falda y se movía para obedecer. Puri se ruborizó tanto como su trasero mientras ponía los 7 preservativos usados en la basura. Esperó que Luis no se diera cuenta de ellos.
"La dejaré en el gimnasio mientras acompaño a Eugenia a comer. Quiero que usted se beba 2 latas de zumo de naranja mientras está allí. La recogeremos en 2 horas. Continúe con los mismos ejercicios como la semana pasada. Parecen estar haciendo efecto. Recuerde que tiene cita con la pedicura a las 6:30."
Después de un entrenamiento agotador, Puri bebió sus dos latas de zumo de naranja y esperó fuera a que Yolanda volviera. Yolanda llegó alrededor de las 6:15 con Eugenia en el coche.
Puri se subió en el asiento trasero agradecida de poder sentarse y descansar su cuerpo agotado. Cuando llegaron al salón de belleza, Yolanda le dijo al técnico que ambas, Puri y Eugenia se arreglarían las uñas. Quería que estuvieran idénticas. Eugenia había estado suplicándole a Puri durante meses para que la dejara hacerse las uñas pero Puri se había negado. Después de una hora o así Puri y su hija salieron del salón con unas idénticas uñas largas y rojas.
Cuando llegaron a casa, Eugenia fue a su cuarto a hacer sus tareas y Yolanda envió a Puri a practicar su danza. Obligó a Puri a bailar delante del espejo de cuerpo entero en su alcoba. Se quitó su ropa y osciló y giró al compás de la música. Después de cerca de una ½ hora, Puri estaba para derrumbarse, pero Yolanda sólo sacó el cepillo para el cabello fuera del bolso de Puri y la forzó a continuar. Puri trató de desviar sus ojos del espejo para no verse danzando desnuda en su alcoba pero no podía evitar pensar en que se preparaba para ganar un concurso de striptease. Sabía que tenía que seguir el juego de Yolanda hasta que pudiera hallar una manera de escapar sin herir a su familia.
Alrededor de las 10:30, Eugenia golpeó en su puerta para decirle buenas noches. "Buenas noches, mamá."
"Buenas noches, Eugenia", respondió la maestra de la danza desnuda.
"Mamá, ¿no ibas a llamarme señorita Eugenia?. ¿Recuerdas?".
Puri se encogió. "Sí, señorita Eugenia. Lo siento, me olvidé."
Yolanda permitió que Puri se fuera a dormir temprano con ordenes de tener el desayuno a las 7:00.
Puri se masturbó calladamente en el suelo antes de dormirse. Su coño le picaba todavía a causa de la pimienta en polvo. Cuando se durmió, en su mente se confundió todo. Tenía unas grandes dificultades para determinar lo correcto de lo que estaba mal. Se asaltaban sus valores constantemente.
El siguiente día fue como un día del normal. No hubo ninguna sorpresa comiendo y, salvo que tuvo que masturbarse dos veces, todo era como antes de que todo ésto comenzara. Después de las clases, Yolanda vino al cuarto de Puri y la informó de que ellas necesitaban ir de compras después del gimnasio para hallar algo que pudiera llevar la noche del jueves. Ésto trajo a Puri de vuelta a su situación real.
Cuando salían de la escuela se tropezaron con Luis cuando limpiaba el corredor. "Hola, Luis", le dijo Yolanda. Puri no podía mirar a Luis a los ojos. Era consciente de que él la examinaba mientras charlaba con Yolanda. El ejercicio constante y falta de comida substancial empezaba a tener efecto en Puri. Su mente mostraba también los efectos de la fuerza y estaba demasiado cansada para pensar. Sintió cómo se debatía en un hoyo hondo pero no podía hallar la escalera de mano. Su cuerpo estaba constantemente despierto y su mente divagaba. Mientras esperaba que Yolanda la recogiera en el gimnasio, se dio cuenta de que estaba perdida y que quizá no había ninguna manera de escapar.
Cuando Yolanda recogió a Puri en el gimnasio estaba sola. Le dijo a Puri que Eugenia estaba con su madre. Ésto perturbó a Puri pero no podía quejarse. Fueron al centro comercial y directamente al “Secreto de Victoria”. Yolanda ayudó a Puri a elegir varios tangas, sostenes de varios colores para reforzar sus amplios pechos, y algunos vestidos largos.
Yolanda envió a Puri al probador cambia con ordenes de cambiarse y salir y mostrarle cada conjunto. Puri fue al probador y cuando empezó a quitarse su blusa vio su reflejo en el espejo y se detuvo. No reconoció a esta persona que ella había llegado a ser. ¿Por qué estaba ella sujeta a este trato?. Re-abrochó su blusa y sin más pensamiento salió de los probadores para enfrentarse a Yolanda.
Yolanda vio venir a Puri y no se sorprendió, había esperado una rebelión pronto. Agarró el brazo de Puri antes de que pudiera decirle cualquier cosa y la llevó de regreso a los probadores. Una vez allí, Yolanda empujó a la maestra contra la pared y dijo, "Escucha, mascota, si piensa por un minuto que no distribuiré las fotos y cintas está completamente equivocada. Tiene dos opciones a estas alturas y 30 segundos para decidir. Puede salir aquí y le garantizo que estará en las noticias mañana o usted puede ponerse desnuda e inclinada con sus manos en la silla y su trasero en el aire. Decida, pero decida rápido."
Puri se dio cuenta de su equivocación. La habían puesto en una situación de la que no podría hallar una salida. Se había destrozado su vida, pero por lo menos podía salvar a su marido y a su hija de la devastación. Despacio, empezó a quitarse su ropa mientras lloraba calladamente de desesperación. Cuando estuvo desnuda y en la posición requerida, Yolanda abrió el bolso de Puri y sacó el cepillo para el cabello. Yolanda enrojeció el trasero de Puri con 25 palmadas duras con el cepillo para el cabello. Se pudo oír por toda la tienda el sonido de los golpes. Yolanda salió fuera y le ordenó a Puri que se probase un conjunto y saliera.
Sin manera de disimular su enrojecido trasero, una maestra muy contrita se vistió con un tanga negro y sostén con los pezones expuestos y un vestido y salió de los probadores a la tienda principal. Sus ojos estaban bajos, pero podría sentir todos los ojos en ella. Yolanda la hizo volverse y alzarse el vestido, mostrando su trasero caliente y rojo a quien quisiera mirar. El conjunto satisfizo a Yolanda y mandó a Puri comprarlo con 3 juegos adicionales de tanga y sostén.
Cuando salían, Yolanda le dijo que agradeciera a las empleadas el uso de su probador para su ajuste de actitud y que se disculpara por cualquier molestia que su corrección hubiera causado. Yolanda salió antes de que la maestra obedeciera sus instrucciones, pero se quedó cerca de la puerta para comprobar la humillación de su maestra.
Puri se acercó al mostrador y dijo, "gracias por dejar que mi dueña usara su probador para corregir mi actitud. Estoy muy afligida por cualquier molestia que haya causado". Su cara estaba roja y no podía mirar a las muchachas a los ojos. Las muchachas mascullaron, "Está bien", mientras miraban avergonzadas cómo la a su vez más avergonzada mujer se disculpaba, y su gesto indicaba que su deseo era que se fuera de la tienda.
Yolanda llevó a su mascota a la zapatería donde Puri había “coleccionado” su primer
semen. Puri agradeció que ninguno de los vendedores trabajara aquel día. Puri tuvo que comprar un par de zapatos con tacón de 17 cms.
Se dirigieron a casa en silencio mientras la mente de Puri trataba de enfrentarse con la desesperación que sentía. Cuando llegaron Eugenia no estaba todavía allí. Yolanda envió a Puri a su cuarto y le mandó que se pusiera su equipo de baile y siguiera practicando. Puri fue a su cuarto y forzó a su agotado cuerpo a vestirse y empezar a ejecutar su baile delante del espejo. Ella bailó y se desnudó y luego se vistió y lo repitió una y otra vez. Los nuevos zapatos de tacón le hacían daño en los pies y era difícil bailar con ellos, pero después de 2 horas ya los había dominado.
Yolanda entró y vio el último baile. "Estaré muy defraudada si usted no gana", le dijo Yolanda.
“Su mascota lo hará lo mejor que sepa para que se sienta orgullosa de ella, señorita García."
Yolanda recogió el tanga del suelo. "Mascota, ha empapado este tanga. Lávelo antes de irse a la cama."
"Sí, señorita García. Señorita García, ¿dónde está Eugenia?".
"Fue al centro comercial con unos amigos. Debe estar de vuelta sobre las 11:00."
“¡¡¡¡¡A las 11:00!!!!!. Mañana tiene colegio y tiene que estar en casa a las 9:00 y en la cama a las 10:00", se enfureció Puri.
"Mascota, ella está creciendo. Necesita más libertad. Ahora se le permite estar fuera hasta las 11:00 en noches escolares y medianoche en fines de semana a menos que yo esté con ella."
"Soy su madre y yo le pongo las reglas."
"No, a menos que quiera que sepa todo ésto."
Puri se quedó muda. Perdía siempre.
"Acuéstese ahora, mascota, que tiene un día muy ocupado mañana. Le perdonaré el gimnasio, pero usted debe practicar durante una hora antes de ir al trabajo nuevo. Yo me pasaré por el local sobre las 5:30."
"Por favor, señorita García, no permita que Eugenia esté fuera de casa tan tarde en noches escolares."
"Buenas noches, mascota", le dijo Yolanda mientras se encaminaba a la cocina.
Puri subió la escalera calladamente. Se desnudó y se tumbó en su manta en el suelo y tocó su coño hasta el punto del orgasmo y entonces se detuvo y trató de dormir.
Yolanda estaba en la cocina haciendo planes para el marido de su mascota que regresaba a casa al día siguiente.