Maestra poseida XVIII

Una nueva "amiguita" para nuestra pobre maestra

Capitulo 18

Cuando el coche se detuvo Puri miró afuera por la ventanilla y se sorprendió al ver que no estaban en su casa. No reconoció dónde estaba al principio y entonces se dio cuenta de que estaban en casa de los padres de Yolanda. Pero esta vez era muy tarde y Puri estaba totalmente exhausta.

Yolanda llevó a su maestra empapada de pis a la casa de sus padres y al sótano, donde mandó a Puri que se arrastrara para meterse en una jaula para perros de metal de aproximadamente 1 metro por 1 metro y 80 cms. de alto. Puri se arrastró en la jaula y después de que Yolanda hubo cerrado con llave la puerta, trató de colocarse lo más cómoda que le era posible y cayó en un exhausto sueño. Sus vaqueros todavía estaban mojados, y sus agujeros seguían ocupados por el consolador y el vibrador, pero ella sólo quería dormir.

Puri no supo cuánto tiempo había dormido. Cuando se despertó todavía estaba oscuro y no había ningún sonido de arriba. Oyó una respiración suave en alguna parte en el sótano pero ella no podía ver nada. Se estremecía de frío y estaba sumamente incómoda. Había poco espacio en la jaula para poder mover su cuerpo y ella no tenía nada con lo que cubrirse excepto sus ajustados pantalones apestosos. El olor de sus incesantes excreciones vaginales y de su pis predominaban sobre todo. Hizo lo que pudo para ponerse más cómoda y de nuevo cayó en un exhausto sueño.

Puri se asustó al ser despertada por una explosión de agua fría de una manguera. La madre de Yolanda estaba dirigiendo la manguera por encima de todo su cuerpo. El agua fría picaba sus desnudos pechos y pronto se estremecía más que nunca.

"Muchacha, hueles fatal. Espero que ésto te limpie bien. Quizá tendré que meterte la manguera en esos agujeros tuyos para evitar que sigan goteando."

El lavado se detuvo tan rápidamente como comenzó y Puri se quedó a oscuras de nuevo. Una estremecida y agitada masa de carne encerrada en una jaula para perros.

Algo más tarde las luces se encendieron y la madre de Yolanda y su hermano bajaron la escalera. Su madre se acercó a la jaula de Puri y su hermano fue a una jaula en el otro lado del cuarto. Puri no se había dado cuenta de la otra jaula la noche pasada. La madre de Yolanda abrió la puerta de la jaula y agarró su cadena, tirando de la maestra para obligarla a salir de su jaula. Puri vio a una mujer joven rubia desnuda que salía arrastrándose de la otra jaula.

"Te presento a Ana, la esclava actual de Alberto", le dijo la mamá de Yolanda. Ambas mujeres apartaron sus ojos de la otra. "Ha estado con Alberto cerca de un mes y está progresando mucho. Tráela aquí, Alberto."

Alberto ató con una cadena a Ana y la llevó cerca de Puri y su mamá. Ambas mujeres poseídas miraban al suelo. Puri se dio cuenta de que Ana tenía puestos unos tacones de 15 cms. y sus pies atados con unas esposas en sus tobillos.

"Ana, dale un beso", mandó a Alberto.

Ana se inclinó hacia delante y puso sus labios en la boca de la asustada maestra. Ana intentó meter su lengua en la boca de Puri, pero ésta se separó de los labios escrutadores de Ana. La mamá de Yolanda tiró bruscamente de la cadena Puri y masculló, "Escucha, perra. Harás cuanto te digamos o llamaré a tu pequeña para que baje aquí a reunirse con su mamá. Sí, perra, Eugenia pasó la noche con su amiga Yolanda. Por supuesto, nosotros la entretuvimos hasta que Yolanda volvió a casa después de su "trabajo", pero están desayunando arriba ahora.”

“¡No!”, gritó Puri. "¡Por favor, no mezclen a Eugenia en ésto. Haré cualquier cosa que quiera!."

"Así está mejor. Ahora dale a Ana un buen beso con lengua."

Puri se arrastró hasta Ana y puso sus labios en los de la otra mujer y le dio un beso fugaz. Una veloz palmada en su pecho izquierdo y su boca voló a la de Ana y le dio un beso más substancial. Ana dio un golpecito con su lengua en la boca de Puri haciéndola estremecerse de aversión y asco. Nunca había tenido pensamientos de tener ese tipo de contactos con otra mujer.

FLASH

"Muéstrenos más entusiasmo o llamaremos a Eugenia para que baje aquí. Ahora prueba de nuevo."

Puri trató de bloquear su mente ante el hecho de que Ana era una mujer y pensó en su marido mientras le daba a esclava joven un beso con lengua en la boca. Podía sentir cómo la lengua de Ana se metía en su boca y, ante su desmayo, también podía sentir cómo sus propios fluidos vaginales comenzaban a fluir. Rezó para que se debiera a que tenía ocupados sus dos agujeros y no al beso. El beso duró hasta que la mamá de Yolanda les dijo que se detuvieran. Ana se retiró inmediatamente, pero se quedó cerca de la confusa maestra.

FLASH

"Quiero ver a esta perra desnuda. Ana, quítale esos ridículos vaqueros tan ajustados", le dijo Alberto.

Ana se dejó caer sobre sus rodillas y empezó a forcejear con los ajustados vaqueros. Después de unos esfuerzos consiguió abrir el botón y bajar la cremallera. Le llevó un mayor esfuerzo bajar los vaqueros por encima de su trasero y sus piernas mientras Puri estaba de pie pasivamente, y dejaba que la desnudaran. Una vez le bajaron los pantalones hasta sus muslos, el vibrador se resbaló fuera de su coño resbaladizo y cayó al suelo. Sintió un vacío y un anhelo de algo que llenara su agujero vacío. Ana continuó deslizando los vaqueros por las temblorosas piernas de la maestra y se los quitó finalmente de sus pies, volviendo a ponerle sus tacones inmediatamente. Puri estaba de pie ante Alberto y su madre y una desnuda joven, únicamente con sus zapatos de tacón alto, un collar para perros, y un consolador metido en su ano.

Puri se sobresaltó, saliendo de su ensueño por una palmada en sus pechos de la mamá de Alberto. Tenía una delgada vara flexible con una pieza de cuero más ancha en un extremo. Le había señalado el pecho izquierdo con una marca roja.

"Abre tus piernas", mandó.

Puri condescendió y oyó que Alberto le mandaba a Ana que le quitara su consolador con su boca. Ella podía sentir la respiración de Ana en su ano y sus labios y dientes alrededor de la base del consolador. Sintió cómo el consolador empezaba a salir penosamente fuera de su ano mientras Ana tiraba de él con su boca. El consolador salió finalmente y Puri se quedó con su otro agujero vacío. No podía creer que extrañaría el sentir el consolador y el vibrador en su cuerpo, pero lo hacía. "¿En qué he llegado a convertirme?”, pensó la descarriada maestra.

Puri fue llevada hasta una mesa con forma de V. Se la mandó que se arrodillara entre los extremos abiertos y sus tobillos y muslos fueron atados a la mesa. Entonces se la forzó a recostarse con sus hombros en la mesa y su cabeza colgando encima del borde. Se apretaron correas por su cuerpo y bajo sus pechos. Se ataron sus brazos a la mesa a cada lado de su cuerpo. Se abrieron las extensiones de la mesa más ancho, lo que hizo que su ahora vacío coño y el agujero de su ano quedaran totalmente abiertos y expuestos. Puri alzó su cabeza y pudo ver su posición obscena en el espejo grande instalado sobre la mesa.

"No estuvo muy entusiasta la noche pasada”, se le dijo. “No alentó a sus compañeros de baile lo bastante para darles una muestra sus encantos. Usted vaciló en hacerse pis cuando le fue ordenado por su dueña. Dejó caer su vibrador en mi suelo sin permiso y sus acciones con Ana no muestran bastante fervor para satisfacerme. Al parecer, desea ser castigada para que la ayude a aprender a ser respetuosa”, le dijo la mamá de Yolanda."

"No, señora García. Lo siento. Haga el favor de no castigarme", rogó la atada maestra.

"Llámeme señora", mandó la señora García.

"Sí, señora", respondió Puri rápidamente.

"Pues tiene dos opciones. O quiere ser castigada para aprender a obedecer o quiere que llame a su hija en este momento para que pueda explicarle su posición actual a ella. ¿Cuál elige?".

"Haga el favor de no llamar a Eugenia para que baje aquí, señora."

GOLPE

La vara de cuero golpeó el pecho derecho de Puri justo bajo el pezón.

"No le dije que me dijera lo que no debo hacer, sino cuál es su elección y ruégueme que haga una de las dos."

Su pecho le picaba y sus piernas empezaban ya a darle calambres mientras la maestra tenía que hacer una opción inmediatamente. "Haga el favor de castigarme para ayudarme a obedecer, señora", tartamudeó Puri.

"Entonces será castigada. No haga demasiado ruido o pueden oír algo arriba”. Puri no sabía que el sótano estaba insonorizado. La señora García tomó la vara de cuero y empezó a darle golpes a Puri en sus pechos más y más duramente con cada golpe. Alrededor de los pezones. Puri gimió y se mordió los labios para mantenerse callada mientras sus pechos se le ponían rojos e inflamados. De repente, el cuero dio un golpe duro directamente en su pezón izquierdo, haciendo que Puri abriera la boca. A éste le siguió rápidamente un golpe en el pezón derecho, provocando un gañido pequeño de la maestra. Luego, los golpes se detuvieron y Alberto se movió hacia delante y ató un par de pinzas para pezones en sus abusados e hinchados pezones. Él sujetó la cadena que las unía a una argolla en la pared para estar seguro de que estaban firmes. Puri gimió.

La señora García se colocó entre las piernas abiertas de Puri y empezó a darle golpes sobre sus heridos pechos.

"Voy a enseñarla que debe gustarle verdaderamente ésto."

La confusa maestra no supo qué pasaba. Podía sentir los fuegos rabiosos dentro de ella, pero no podía sentir nada más excepto que sus pezones le dolían horriblemente y sus piernas le daban calambres. Sintió el cuero golpeando sobre la masa de carne enrojecida de sus pechos y los escalofríos recorrían su cuerpo con cada traqueteo de dolor. Las lágrimas fluyeron de sus ojos mientras la señora García comenzaba a golpearla en su coño. Finalmente se detuvo. Su cuerpo le ardía por dentro y por fuera.

"¿Está usted preparada para ser enseñada a obedecer?", preguntó la señora García.

"Sí, señora", respondió la incoherente maestra.

"Ruégele a Alberto que se la folle por el culo", demandó la señora García.

La casi inconsciente maestra dijo, "Por favor, Alberto, fóllame por el culo."

GOLPE

Su mano grande palmoteó el interior de su muslo. “¿Cómo me ha llamado, perra?".

"Señor", dijo ella bruscamente. "Por favor, folle mi ano, señor."

Alberto se colocó entre sus piernas y despacio insertó su polla dura en su ano. Era mucho más grande que el consolador y, por si fuera poco, la brutal paliza que había recibido había hecho que su vagina dejara de producir sus jugos, por lo que, cuando la punta de la polla de Alberto forzó la entrada de su ano, Puri sintió un tremendo dolor. La señora García agarró la cadena que sujetaba las pinzas de sus pezones y tiró de ella mientras Alberto se echaba sobre ella hasta que le hubo metido toda su polla profundamente en sus intestinos. La cabeza de Puri se movió de un lado a otro mientras su ano era salvajemente forzado y el dolor en sus piernas llegaba a ser más de lo que podría soportar.

Una vez que Alberto se la hubo metido completamente, empezó a moverse despacio, mirando cómo su polla penetraba en el culo de la desvalida mujer. La señora García tiraba de la cadena de sus pezones mientras su hijo la sodomizaba para aumentar su incomodidad. A Puri no le gustaba nada de ésto todavía, pero podía sentir cómo su cuerpo se ponía más y más caliente. Se quedó petrificada ante la sola idea de tener un orgasmo mientras él follaba su ano. Sentía que empezaba a llegar al punto sin retorno mientras la polla disparaba borbotón tras borbotón de semen caliente profundamente en su ano. Un gemido involuntario escapó de sus labios cuando sintió que Alberto sacaba su polla de su abierto ano.

Alberto mandó a Ana que limpiara su polla con la boca, cosa que la chica hizo sin vacilación.

"Vea cómo una perra debe responder a una orden para evitar un castigo más severo. ¿Lo entiende?".

"Sí, señor."

"Una cosa más. Recuerde que debe contestar siempre como "la mascota de Yolanda”. Una sola equivocación y el castigo será peor”.

"Sí, señor, la mascota de Yolanda entiende."

“Eso está mejor. Ana, suéltala y veamos si puede seguir ordenes”.

Ana soltó a Puri de la mesa. Puri quería gritar cuando por fin movió sus piernas después de tanto tiempo en aquella posición.

"Ahora dele un beso en condiciones a Ana", mandó Alberto.

Puri abrió su boca y aceptó con entusiasmo un beso caliente y húmedo de Ana.

FLASH

"Creo que esta vez haremos un vídeo de usted. Ya tenemos bastantes fotos, pero quiero tener unos videos para disfrutar de ellos. Hará precisamente lo que se le diga cuando se le diga y sin vacilación. Actuará con normalidad y sonreirá cuando podamos ver su cara. ¿Alguna pregunta?".

"No, señor, la mascota de Yolanda no tiene preguntas."

"Bueno. Primero Ana arreglará su maquillaje y la preparará."

Puri se sentó impasible mientras Ana le aplicaba expertamente los cosméticos. Sus pezones todavía estaban sujetos y palpitantes. Cuando se miró en el espejo vio que estaba bien maquillada. Su peinado corto y juvenil pareció respetable. Podía reconocerse a pesar de todos los cambios que Yolanda le había hecho, (cabellos, ejercicio, pérdida de peso...), y se alegraba de parecerse a sí misma, pero entonces se dio cuenta de que querían que fuera fácilmente reconocible en el vídeo.

Cuando Ana terminó su tarea, se le indicó a Puri cuál era el encuadre del vídeo y ella se hincó de rodillas suplicándoles que no la obligaran a hacerlo. Alberto simplemente esperó hasta que Puri hubo recuperado el control y dijo, "O lo hace o tendremos que hallar a alguien del piso de arriba para que tome su lugar."

Lo que Alberto dijo hizo que Puri se callara inmediatamente y dijera. "el mascota de la señorita Yolanda hará cuanto se le mande."

"Espero un trabajo muy bueno o no vacilaremos en reemplazarla, así que deje que Ana vuelva a arreglar su maquillaje y empecemos de una vez."