Maestra poseía XIX
Un día muy duro...
Capitulo 19
Ana rehizo el maquillaje y el peinado de Puri. Entonces la señora García le dio a Puri una bolsa y le dijo que se pusiera la ropa que había dentro. Quitó las pinzas de los pezones hinchadas de Puri y dejó que se vistiera. Ana se retiró al otro lado del cuarto.
Puri miró en la bolsa y halló un tanga negro con liguero y medias negras a juego y su vestido azul favorito. La última vez que lo había visto fue cuando Yolanda rebuscaba en su armario hacía ya lo que le parecía un siglo. Una vez se vistió vio su reflejo en el espejo y se acordó de sí misma como era antes. Cómo deseó que pudieran volver esos tiempos antes de todo esto que le había pasado a ella.
Ana se acercó y la respiración de Puri encogió en su garganta. Estaba vestida con el vestido rojo favorito de Eugenia y se habían peinado sus cabellos de la manera en que Eugenia los llevaba. Por un segundo pensó que era Eugenia antes de darse cuenta de que era Ana, arreglada para parecerse a su propia hija.
La señora García las llevó a los dos a una cama colocada junto a la pared. Perfiló
de nuevo lo que se esperaba de Puri y le recordó que una suplente estaba disponible arriba si no hacía un trabajo muy convincente. Alberto dirigiría el vídeo y ellas estaban allí para seguir entusiásticamente sus instrucciones.
Alberto les mandó que se sentaran en el sofá y hablaran la una con la otra. Puri no podía parar de ver Eugenia sentada allí en lugar de Ana. Alberto mandó a Puri que empezara a besar a Ana. Puri se inclinó hacia delante sabiendo que no vacilarían en traer a Eugenia a ver a su madre. Apretó sus labios contra los de Ana y la lengua de Ana se introdujo en su boca.
"Más lengua", ordenó Alberto y Puri empezó a introducir su lengua dentro de la boca caliente y húmeda de Ana. El beso siguió y siguió. Puri podía sentir cómo su coño se calentaba. Había estado tan excitada durante la última semana, que su nivel de resistencia era muy escaso.
Los labios calurosos y húmedos en su boca le enviaban mensajes falsos a su cerebro. Ella no podía disfrutar realmente de besar a su hija, ni siquiera a la propia Ana vestida como ésta. Porque era Eugenia la que llenaba su mente. El vestido y perfume eran de Eugenia, lo que no dejaba que Puri pudiera evitar la sensación de estar besando a su propia hija.
"Empieza a jugar con sus tetas mientras la besa."
Puri movió su mano hacia los pechos de Ana y empezó a darles masaje por encima del vestido de Eugenia. Podía sentir los pezones duros de Ana a través de la tela. No llevaba sostén. Sus manos le quemaban mientras desabrochaba los botones del vestido y metía la mano dentro para tocar los pechos desnudos. Eugenia gimió con su boca abierta mientras el beso llegaba a ser más ardiente. Sus lenguas se mezclaron en una batalla real y Puri podía sentir cómo se excitaba más y más por la lengua exigente y los labios besándola y el tacto de los pechos cálidos e hinchados en su mano. Ana abrió la chaqueta del traje de Puri, desnudando sus pechos a la cámara. Puri estaba en un punto en el que apenas se daba cuenta de nada. Se inflaron sus pezones y cada toque de Ana era como electricidad a sus pezones sensibles.
La respiración de Puri llegó a ser jadeante mientras su cuerpo pasaba de una situación natural a esta situación no natural. Puri se inclinó hacia delante y tomó uno de los pezones de Ana en su boca. Deseó saber por qué, pero no podía detenerse. Chupaba y mordisquea los pezones de Ana mientras ésta le quitaba su chaqueta y le tiraba de los sensibles pezones. El coño de Puri estaba casi humeante. “Esto no es normal, pero no quiero pensar en ello”, pensó Puri mientras sus rodillas se debilitaban.
Ana se puso de pie y se quitó su vestido y Puri, con la dirección de Alberto, alargó la mano y tocó el coño de otra mujer. Podía sentir el calor y los jugos cuando empaparon sus dedos. Ana se retorció ante los dedos sondeantes de la maestra.
Ana levantó la falda de Puri revelando sus muslos desnudos. Mientras la falda continuaba su viaje hacia arriba, su afeitado coño quedó a la vista con sus secreciones claramente visibles. Acarició con sus dedos la abertura de Puri y envió escalofríos por el cuerpo de la maestra. Alberto le dijo a Puri que se acostara en la cama y entonces Ana se subió a horcajadas encima de ella y continuó besándola y frotando sus cuerpos juntos. Puri se acercaba al orgasmo. “Necesito llegar al orgasmo, pero ésto no está bien”, pensó la confusa maestra.
Ana dejó de besarla en la boca y movió su cuerpo alrededor de ella para que así su cara estuviera entre las piernas de Puri y la cara de ésta quedara ante su propio coño mojado.
Alberto mandó a Puri que lamiera el coño de Ana. Puri tuvo cierta dificultad en comprender de qué hablaba. Alberto masculló, "Meta su lengua en el coño de esa perra o su hija estará aquí abajo en 30 segundos.”
La mención de su hija recordó a Puri su situación imposible y ella metió su lengua en el coño de la otra mujer. Quería besarla sólo, pero en ese momento, Ana empujó su coño contra su cara y cerró con sus labios en su propia abertura mojada. Se entrampó la cara de Puri entre los firmes muslos con sus labios en su abertura repugnante y mojada. Ante su confusión, Ana recorrió su lengua por el clítoris de Puri. Su cuerpo sufrió unos espasmos y ella sintió el orgasmo más intenso de su vida. Ana empezó a resbalar su coño de arriba a abajo por encima de los labios de Puri y de su cara mientras lamía y chupaba el coño de Puri provocándola repetidos orgasmos. El cuerpo de Puri seguía siendo sacudido por continuos orgasmos mientras el coño de Ana se deslizaba por encima de su cara. Su boca y su nariz estaban saturadas con el caliente olor de Ana. Pronto Ana alcanzó su propio orgasmo en la cara de la maestra. Las dos mujeres exhaustas no podían moverse y entonces finalmente Ana se separó de Puri. Ambas mujeres estaban empapadas de sudor y sus caras cubiertas con los fluidos vaginales de la otra.
Cuando Puri empezó a regresar a la realidad se asustó por la intensidad de sus orgasmos. Podía recordar cinco o seis por lo menos. Entonces se dio cuenta de que se había comportado como una ninfómana lesbiana y su cuerpo comenzó a agitarse y ella se dejó caer al suelo vomitándose encima y en el suelo. Se espantó ante lo que había hecho y permitido que se le hiciera a ella.
Después de 10 minutos de dejarla sollozar, la señora García abofeteó a Puri muy duramente en la cara.
"Ya basta". Tiró a Puri la chaqueta de su traje y le dijo, "Limpia todo este enredo ahora mismo."
Puri tomó la chaqueta y limpió su cara primero y el vómito de su cuerpo. Luego usó la chaqueta de su traje favorito para limpiar el vómito del suelo.
"Quítese la falda y tire el traje a la basura. Iba a permitir que se lo llevara a casa, pero ahora voy a tirarlo."
Puri hizo lo que se le mandó y volvió y se sentó en la cama al lado de Ana como
se le mandó. No podía mirar a nadie porque estaba muy avergonzada. Se sentó con sus piernas cruzadas muy juntas, totalmente avergonzada por lo que había pasado.
"Ha estado realmente bien. Déjala que vea el vídeo."
Entonces se obligó a Puri a contemplar una sesión de sexo de lesbianas. Alberto
señaló cómo parecía como si sedujera a esta joven muchacha y mantenía relaciones sexuales con ella. Puri trató de mirar a otro lado, pero Alberto la forzó a ver cada minuto. El vídeo duró 90 minutos, lo que era una sorpresa para Puri, a la que no le había parecido tanto tiempo. Estaba avergonzada de que pareciera que ella disfrutó de la monstruosidad. La película mostró que había tenido repetidos orgasmos y lamido el cuerpo de Ana como si no hubiera un mañana.
"Creo que cualquiera que la viera pensaría que es una inocente niña seducida por una mujerzuela lesbiana. Espero por su bien que no tengamos que mostrárselo a nadie."
Puri se dio cuenta de que estaba más allá de cualquier esperanza ahora. Nadie que viera esta cinta alguna vez creería que se la había forzado hacerlo. Y Ana parecía una adolescente de 14 ó 15 años en el vídeo. Entonces se dio cuenta de que la cama era exactamente como una en su casa y el cuadro tras la cama era como uno de su casa también. Lo habían planeado todo muy bien y ahora estaba cogida en una trampa de la que no había ninguna escapatoria.
Cuando el vídeo acabó la señora García se fue arriba. Puri se quedó petrificada pensando que ellos harían que Eugenia bajar. Suspiró con solaz cuando Yolanda y su padre bajaron solos.
"Oímos que hay un vídeo muy caliente nuevo. Vamos a mirarlo juntos."
Puri no podía creer que iba a ser forzada a mirar su conducta indecente de nuevo.
El señor García le dijo a Puri, "Mientras lo vemos, arrástrese hasta aquí y chúpeme ésto", mientras se bajaba sus pantalones exponiendo su gran polla. Puri sabía que era grande, pero no podía creer que era tan grande y no estaba completamente erecta todavía. Resbaló al suelo y se arrastró por el cuarto mientras veía cómo el vídeo repugnante comenzaba de nuevo.
Cuando llegó junto a él, el señor García la agarró por los cabellos y le introdujo su dura polla en su boca abierta. "Chúpamela lentamente, he oído que esta cinta es bastante larga."
Puri empezó a chupar la polla que seguía creciendo en su boca. Sabía que no tenía alternativa. Su vida nunca sería la misma de nuevo, pero por lo menos podría proteger a su marido y a su hija de la humillación de lo que habían hecho con ella.
"Parece que realmente disfruta de besar a tu mascota", le dijo Yolanda a su hermano mientras miraba el vídeo. Hizo comentarios constantes acerca de lo que Puri había hecho en la cinta mientras la maestra se arrodillaba prácticamente desnuda y chupaba la polla de su padre. Puri sólo deseaba que todo terminara. Quería irse a casa y despertarse de esta pesadilla. Podía sentir la polla creciendo en su boca. Saboreó los fluidos previos a la eyaculación en su lengua mientras resbalaba sus labios de arriba a abajo por encima del grueso miembro.
"Ana, ven aquí, colócate debajo de mi mascota y lame su coño mientras ella se la chupa a papá", mandó Yolanda.
La esclava desnuda de su hermano se arrastró por el suelo y se colocó debajo de la arrodillada maestra, metiendo su cabeza entre sus rodillas y obligándola a abrir sus piernas aún más. Su boca quedó directamente debajo del coño hinchado de Puri. Alargó su lengua y empezó a lamer dentro del coño abierto de la maestra. Su nariz se introducía dentro del clítoris hinchado de Puri y enviaba saetas de placer por su cuerpo.
Puri luchó por retirar su boca de la polla de su boca y escapar de los labios y la lengua que sondeaban su área privada, pero el señor García la sujetó fácilmente y la metió su polla hasta su garganta hasta que paró de forcejear.
Cuando Puri se controló, la retiró ligeramente y la dejó respirar de nuevo y movió su cabeza de arriba a abajo como un signo de ponerse ocupado.
Puri se encontraba en una verdadera trampa. Una polla gruesa y dura en su boca, palpitando y creciendo, lista para llenar su boca con semen, la paliza de la lengua de una mujer joven en su clítoris y su propio cuerpo ardiendo. No podía resistirse. Resbaló sus labios por el miembro palpitante y se dio por vencida ante el tormento de la lengua de la chica, experimentando otro orgasmo estrella.
El padre de Yolanda disparó una carga espesa de semen en su garganta abierta y entonces sacó su polla de la boca de Puri y le llenó su cara con semen.
"¡Qué mujerzuela es tu mascota, Yolanda!. A usted verdaderamente debe encantarle ser usada. Es una joya chupando una polla y obviamente le encanta que le coman el coño. ¿Qué dirían en la escuela si pudieran verla ahora?. Apuesto a que a su marido nunca le hizo una mamada como esta."
"¡Nooooo, no disfruto con ésto en absoluto!", tartamudeó la cubierta de semen maestra. “¡Se equivoca conmigo!. ¿Cómo puede creer que me gusta que me hagan hacer estas cosas cochinas?. Soy una maestra felizmente casada con una familia maravillosa. Nunca no podría disfrutar de cualquier cosa como ésto”. Todavía, claro, pero, ¿cómo podía explicar sus orgasmos?. Eran más poderosos que cualquiera que alguna vez hubiera experimentado antes.
Puri se quedó arrodillada con la polla ablandándose en su boca mientras terminaban de ver su vídeo. Estaba agradecida de que no tenía que mirarlo de nuevo. Cuando el vídeo acabó Puri fue llevada de vuelta a su jaula y encerrada. La televisión fue colocada delante de la jaula y comenzó el vídeo de nuevo. Estaba preparado para el rebobinado automático y continuaría visualizándose el vídeo hasta que alguien lo apagara. Se le mandó a Ana que se pusiera un vestido encima de su cuerpo desnudo y que subiera las escaleras. Se apagaron las luces, dejando a la confusa maestra en la más absoluta oscuridad, viendo cómo ejecutaba actos que nunca antes había imaginado. Podía sentir el semen seco en su cara mientras su cuerpo exhausto la obligaba a dormir a la luz de la televisión que exhibía sus continuos orgasmos con la boca en el coño de Ana.