Madurando sexualmente
Mi primera vez con mi hermano.
Me llamo, María José, Pepi para mis amigos o amigas.
Con 32 años, tras siete años de casada y cinco de noviazgo me separe de mi marido, Juanma, hasta que me case solo tuve relaciones sexuales con Juanma, me parecían perfectas. Durante los años de casada conocí a otras personas que me enseñaron a tener una mente abierta en lo referente al sexo, y ya no me parecieron tan perfectas.
Un día cansada de la rutina, de soportar a un ser autoritario que era solo yo y yo, hice las maletas, espere a que llegase y me despedí. Fui a casa de mi hermano gemelo, José María (un diez a la imaginación de mis padres), me acogió sin decir nada. Durante casi un año sin tener relaciones con nadie, un sábado, mi hermano me ofreció ir a una fiesta que hacían unos amigos de él, era una fiesta a la que solo se permitía ir solteros, mi hermano lo era y yo también.
Acepte ir a la fiesta con mi hermano pero con la condición de que no dijera que era su hermana, aunque nos parecíamos, sino lo decía nadie diría que lo éramos. Mi hermano, al que llamaba Nano, era unos centímetros más alto que yo, algunas veces lo había visto semidesnudo me pareció un buen ejemplar masculino, en más de una ocasión me había sorprendido a mi misma preguntándome si sería un buen amante.
Me vestí para la ocasión, botas de tacón alto, unas medias negras que cubrían mis piernas y se perdían por debajo de una falda vaquera corta también negra, una blusa blanca, dude si ponerme sujetador o no, al final me puse uno negro que se marcaba bajo la blusa, y una chaqueta vaquera negra, mi cabellera larga, de color castaño claro la deje suelta, y los labios de un rojo pasión.
- Pepi, estas arrebatadora - dijo Nano, mi hermano.
- Tú que me miras con buenos ojos - dije.
- Con ojos de hombre - dijo
Me sorprendió, no por lo dicho sino como lo dijo, con cierta lascivia, preferí callar.
Tras cenar un bocadillo en un bar, nos fuimos a la fiesta. Nada más entrar nos dirigimos a un grupo de personas, cinco hombres y tres mujeres.
- Buenas noches, esta es Pepi, mi… amiga - dijo, casi se le escapa que era su hermana.
- Buenas noches - dijeron todos a la vez.
- Buenas noches - dije yo.
Seguidamente se presentaron todos, entre ellos Paco. Este muy discretamente me fue separando del grupo, y unos minutos después estábamos sentados en una mesa, contándonos nuestras vidas, dichas y desdichas, era separado como yo aunque con dos hijos (suerte que yo no tuve, la separación habría sido más traumática), y tenía 35 años.
Tras casi dos horas de conversación parecíamos buenos amigos.
- ¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo? - pregunto.
- A tu casa o a la mía - dije sorprendiéndole.
- ¿Vendrías a mi casa? - dijo.
- Somos mayorcitos, no nos andemos con rodeos” dije.
- Tienes razón, vamos - dijo cogiéndome de la mano.
Nos dirigimos al grupo de amigos de Nano.
- Me voy con tu amigo Paco - dije a Nano.
- ¿A dónde? - pregunto descuidadamente.
- ¿Dónde dirías? - le dije.
- Ahhhhhh, estoy seguro que te divertirás - dijo guiñándome un ojo.
Salimos del local, cogimos el coche y me llevo a su casa, ya dentro.
- ¿Quieres tomar algo? – me pregunto.
- Tu leche – dije, abrazándome a él, mi boca busco su boca.
El morreo con lengua incluida duro varios minutos, nos separamos por falta de aire. Me condujo a su habitación, lentamente me desnudo, me quito la blusa, me acaricio los pechos por encima del sujetador. Me desabroche el sujetador dejando mis tetas al aire, el me las agarro, y acerco su boca a mis pezones succiono, sentí que me temblaban las piernas, abrí la boca y solté un gemido, recorrió con su boca mi cuerpo, dándome besos, me quito la falda y las medias (al entrar al piso me había quitado las botas), me quede solo con el tanga, pero solo por un breve espacio de tiempo, pues me lo quito, beso mi monte de Venus depilado, entonces se levanto y se abrazo a mí, su boca busco la mía, sentí su paquete presionando mi cuerpo, parecía muy abultado.
Le quite la camisa, el pantalón y los calcetines se quedo solo con el slip, quede sorprendida del pedazo paquete que tenia ante mí, le baje la parte delantera del slip, y apareció su polla, era un pedazo de tranca, pasaba de los 25 centímetros de larga y era muy gorda, nunca había tenido una polla tan grande entre mis manos, me costaba cogerla con una mano, utilice las dos, para pelarla, quedo al descubierto la cabeza de su polla que era increíble, deje caer un poco de saliva sobre la punta, la distribuí con un dedo, para lentamente metérmela en la boca, tuve dificultad creí que no era capaz de métemela, una vez dentro el me cogió la cabeza y comenzó a follarme la boca, de vez en cuando sentía nauseas al sentirla tan dentro, tras unos minutos que me parecieron eternos me condujo a la cama me hizo tumbarme, abriendo las piernas, el se puso entre ellas, me acaricio el clítoris y los labios vaginales, todo mi cuerpo temblaba de placer, me agarre las tetas y me las estruje, tenía los ojos cerrados, lo abrí al sentir que su boca me aprisionaba el clítoris y sus dedos entraban en mi vagina, no fui capaz de decir nada simplemente grite, mi cuerpo se convulsiono acababa de alcanzar un orgasmo, después vino la relajación.
Pero él no se relajo, puso su polla a la entrada de mi vagina, jugueteo acariciando con su polla mi clítoris y los labios vaginales, para lentamente comenzar a metérmela, tenia cierto miedo nunca había tenido una verga tan descomunal en mi entrepierna, un grito salió de mi boca, su polla se abría paso por mi vagina, la ocupaba por completo, me cogió de los muslos y siguió empujando, no llego a metérmela por completo si lo hubiera hecho me habría reventado, perdí la noción del tiempo, sentía mis gritos pero como si no fueran míos sino de otra persona, su continuo vaivén, sentir su polla rozando las paredes vaginales, me condujo a otro orgasmo cuando el se corría dentro de mi soltando una gran cantidad de leche.
Ambos estábamos exhaustos.
- Hacía mucho tiempo que no follaba – me dijo al oído.
Pensé si supieras el tiempo que llevo sin follar, y sobre todo como acababa de hacerlo. Pues con mi marido era una vez a la semana, y cuando el se corría ya estaba, la mayoría de veces tenía que terminar masturbándome para quedar satisfecha, eso fue lo que provoco mi infidelidad y finalmente la separación.
Quedamos dormidos abrazados, dormí de un tirón me desperté, debía ser tarde pues aunque las persianas estaban bajadas se veía bien dentro de la habitación, Paco seguía dormido, tumbado boca arriba, su falo estaba tieso, esplendido, me puse de rodillas entre sus piernas, le acaricie la polla, el se despertó, empecé a chupársela, me la introduje en la boca entera, el me cogió la cabeza, sentí la puerta, quise separarme, pero Paco no me dejo.
Sentí que detrás de mi había alguien, quise saber quién era, pero no podía levantar la cabeza, una mano se poso sobre mi cadera y otra mano me acaricio el coño, en unos segundos sentí la humedad del mismo, cono primero un dedo y después dos entraban en mi vagina quería gritar pero mi boca estaba ocupada de polla.
Escuche como el extraño se desnudaba a mi espalda, con las dos manos agarraba mi trasero y hacia que abriese mas de piernas, sentí como su polla estaba en la entrada de mi vagina, y de pronto puso las manos a cada lado de mi cadera, y mientras tiraba de mi hacia el, su polla entraba en mi vagina. Aquella polla no era tan grande como la de Paco pero tenia buen tamaño.
Pronto alcance un orgasmo, pero ni Paco ni el extraño pararon, Paco siguió follándome la boca y el extraño el coño, entonces el extraño comenzó a acariciarme el ano, primero por fuera, utilizando saliva o el fluido de mi vagina, para lubricarlo, después sentí que metía un dedo, mi ano comenzó a dilatarse, y pronto pudo meter dos dedos, todo eso lo hacía sin parar de empujar, por eso sentí que iba a llegar otra vez, y llegue, pero también llego Paco soltando su leche en mi boca, tuve que tragármela pues era imposible que saliera al estar la polla de Paco dentro de mi boca, pero no me dejo girar, y de pronto el extraño saco su polla de mi vagina y la puso sobre mi ano, y lentamente haciendo que dilatara más aun, me la fue metiendo, nuevamente quise gritar pero mis gritos quedaban enmudecidos por la polla de Paco.
El extraño sabía muy bien lo que hacía, me la metió hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, solté la polla que la tenia cogida con las manos y con una me agarre, manosee las tetas y con la otra me acaricie el clítoris y me introduje los dedos en la vagina, estaba a punto de llegar al orgasmo nuevamente, la polla de Paco empezaba a decrecer, el extraño aumento el ritmo, y unos segundos después su leche pasaba a mi culo, entonces Paco dejo de apretarme la cabeza, quise girarla para ver quién era pero con poco éxito, entonces el extraño se dejo caer sobre mi espalda.
- Hermanita, siempre creí que en la cama debías ser una fiera, ahora me lo has demostrado – reconocí la voz de Nano, mi hermano.
En un primer momento sentí una cierta repugnancia, pero al ir trascurriendo los segundos y minutos, esta la repugnancia fue desapareciendo, dando paso a un placer desmedido al sentir aun la polla de mi hermano dentro de mí.
Una hora después nos marchábamos, mi hermano conducía, durante el trayecto no dijimos nada, una vez en casa, entre en el lavabo, me desnude y me metí en la ducha, de pronto se abrió la puerta apareció mi hermano totalmente desnudo, si hubiese sido el día antes habría pegado un grito, pero después de lo sucedido por la mañana, me gusto verle desnudo.
- Ven dúchate conmigo – dije.
Y Nano se metió conmigo en la ducha, volvimos a follar pero esta vez cara a cara.
Esta fue la primera vez que folle con mi hermano, pero no fue la última, desde ese día fue uno más de mis amantes, incluso unos años después el ya casado seguimos follando, pero eso son otros relatos.