Madura del vestido rojo

Estaba ella sentada en la barra de un bar, y parecía no importarle estar sola, bella…. enfundada en un vestido rojo y corto donde dejaba ver sus bien torneadas piernas, y dejando simular sus formas.

Estaba ella sentada en la barra de un bar, y parecía no importarle estar sola, bella…. enfundada en un vestido rojo y corto donde dejaba ver sus bien torneadas piernas, y dejando simular sus formas. Un generoso escote que atraía las miradas de los demás y con una seguridad como nadie esa noche en el bar. En ese momento había rechazado a tres hombres que se le habían acercado uno a uno y los rechazaba con un movimiento de cabeza. Me fui acercando y no sé porque me contesto que si nos retiramos del bar y fuimos a su apartamento era en un segundo piso había jardineras en las escaleras y como las subíamos nos besábamos sentía sus labios gruesos, cálidos y húmedos no sabía porque había aceptado mi invitación y seguíamos besándonos tocaba sus bien formadas curvas tocaba sus nalgas fuertes y bien formadas la seguía tocando y percibí que no tenia ropa interior solo el vestido rojo que simulaba sus bien formadas caderas y la seguía tocando, besando a través de la luz de la luna en las escaleras dejaba ver su hermoso rostro.

Cada instante que pasaba se podía apreciar mejor la ausencia de ropa interior debajo de ese fantástico vestido rojo, empezaron a aparecer unos muy apetecibles pezones marcándose cada vez mas, esto me volvía loco y hacia casi imposible disimular mi excitación ya que ella noto como mi erección llegó a su máximo tamaño y empezaba a juntarse más a mi. Una vez llegamos a la puerta del apartamento no era capaz de introducir la llave para abrir la puerta, ya que no podía dejar de besar a tan semejante mujer, nunca en mi vida había visto a una mujer tan elegante, sexy, hermosa, pero sobre todo lo que mas me atraía de ella era lo caliente que parecía

Nada mas abrir la puerta y entrar en el hall nos fundimos en el mas calido beso, nuestras lenguas se juntaron, jugando entre ellas mientras yo acariciaba tu dulce rostro y te susurraba al oído lo hermosa que te ves, sin que te dieses cuenta tape tus ojos con un pañuelo y solicite tu espera por un segundo.. Al poco tiempo retire dicho pañuelo y viste el salón iluminado levemente por las velas que descansas sobre la mesa, al tiempo que sobre el amplio diván reposan cojines de vivos colores llamando a sentirse abrazados por los mismos gozando de una buena compañas. Aquella amplia estancia que será testigo de nuestro primer encuentro desprende un delicado aroma a plantas y flores silvestres que en breve recorrerá todas las habitaciones de la casa.

Me dirigí al equipo de música sin dejar de mirarte buscando entre aquellos CDs encontré una pequeña joya que compre hace unos años en una encantadora tienda del SOHO londinense, nunca mejor que una música suave y relajante para una ocasión como esta. El ambiente del salón resulta cálido y perfecto.

Descorché una botella de vino rosado llenando la copa hasta las mitad pasándote la copa para tu degustarlo al instante dándole dos mínimos sorbos con los que logras calmar mínimamente la creciente excitación que poco a poco se va adueñando de ti sin remedio. Saboreas unos instantes en tu boca el cálido y suave vino para dejarlo recorrer el paladar cayendo luego por la garganta y el esófago yendo a reposar finalmente en tu estómago el cual acoge aquel néctar de la tierra.

No puedo evitar un ligero estremecimiento ante lo que pueda acontecer, ante lo que la noche cerrada nos pueda deparar estando el uno en brazos del otro sintiendo nuestras respiraciones acelerarse, nuestros cálidos alientos golpear contra el rostro del otro demostrándonos el deseo que nos embarga segundo a segundo. Te sientas frente a mí, sin poder soportar más tus deseos aprietas los labios en una sonrisa involuntaria fantaseando con la idea de estar sentada sobre mí jugando con mis cabellos y ahogándome entre tus pechos mientras gritas tu placer a los cuatro vientos. Cruzas tus piernas tratando de llamar mi atención sobre tan interesante parte de tu cuerpo y una vez lo has conseguido las descruzas dejándome ver tu sexo desnudo y palpitante haciéndome atragantar ante tan inesperada visión.

Quedo embobado observando tu sexo en el que se descubren los pelillos oscuros y perfectamente recortados que cubren tu pubis y, sin esperar más, me levanto sentándome a tu lado y enlazo con mi brazo tu cintura de mujer madura que tanto me hace enloquecer. Suspiras levemente deseando que el contacto entre ambos se haga mucho más acentuado y profundo, abrazándote con fuerza a mí y entregándote por entero a la pasión y al deseo.

Haciéndote echar hacia atrás te hago flexionar ligeramente las piernas las cuales entreabres mostrándome tu bello tesoro que sabes que tanto anhelo poseer. Hundiéndome entre tus muslos empiezo a acariciar de manera suave el vello de tu pubis atrapándolo con mis dientes y de ahí paso a lamer los pliegues de tu cosita los cuales ya comienzan a humedecerse al contacto con mis labios y mi lengua. Noto tu respiración acelerarse y cómo meneas tu pelvis de forma descontrolada sintiendo la llegada de los primeros placeres que van creciendo entre tus piernas.

Elena se deja llevar por los placeres de la pasión, esa pasión desbordante que siente por Raúl, fuerte, hermoso, y sintiendo como se hunde su rostro entre sus piernas extasiada deja escapar ciertos gemidos de su garganta mientras el la recorre con su lengua tocando todos los pliegues de su sexo, ella se deja llevar en todo ese cúmulo de sensaciones, la música el olor de las velas y el gran placer que le provoca tenerlo cerca, ella con sus manos levanta la cara de el y se funden en un apasionado largo y húmedo beso, y ella con sus dedos empieza a tocar su miembro que esta a toda su extensión y empieza a desnudarlo y a recorrerlo con su lengua su amplio pecho besa su cuello y lo recorre todo con sus manos y hace contacto con sus erectos pezones en el pecho de Raúl, el empezó a morder sus pezones, mientras con la mano derecha introducía sus dedos en la vagina de Elena ella se retorcía de placer, ambos gemían, Raúl seguía introduciendo sus dedos en ella estaba mojada de placer, el lo sentía cálido y acuoso. Raúl ya no podía aguantar tan cálido lugar, separo su mano del sexo de Elena desabrochando rápidamente su pantalón, y la penetro fuerte y profundamente hasta sentir que topaba, ella lo abrazo con sus piernas, mientras Raúl la penetraba una y otra vez, ella apretaba fuertemente su vagina con la sensación de retenerlo dentro de ella. Raúl alzo las piernas de ella y la siguió penetrando una y otra y otra vez. Le pidió que se pusiera a cuatro patas donde dejaba ver sus bien delineadas caderas y le ofrecía un hermoso panorama, Raúl la tomo por las caderas y la siguió embistiendo mientras las paredes de la vagina de Elena se contraían una y otra vez en uno y varios orgasmos. Un torrente de semen invadió la vagina de ella hasta quedar ambos acostados, el encima de ella y así permanecieron un buen rato para recuperar la respiración y volver a la normalidad.

Ya recuperados Raúl empezó a recorrer el apartamento y vio papeles por todos lados y una terminal portátil y le pregunto a ella ¿que son todos esos papeles? Y ella contesto…..soy escritora.

El se vistió y le dijo hoy tengo que irme otro día me quedare contigo es tarde, volveré pronto. El asumió que volvería a verla.

Mientras tanto Elena empezó a preparar todas sus cosas porque a la mañana siguiente a primera hora volaría a América. Mientras Elena volaba de regreso a casa todo el tiempo recordó ese hermoso rostro del chico de los ojos verdes de aquella noche en el bar, y cuando se acerco a ella y le pregunto ¿quieres ser mía esta noche y muchas más?, y al mirar esos impactantes ojos contesto que sí, que quería serlo todo el tiempo.

Esta es la historia de Raúl y Elena ya han pasado 3 años de este encuentro y sigo recordando aquella mujer, mi primera vez con una mujer madura.

Espero que les haya gustado cualquier comentario pueden enviarmelo a raul_mart6@hotmail.com me gustaria contactar con mujeres maduras,

FIN

THE END