Madura buscando morbo 3 y final

A veces el deseo vence y los cuerpos se dejan ir dando paso a los instintos más primarios.

Esta va a ser la tercera y última parte de este relato, donde los instintos ganan terreno y los cuerpos se abandonan a la lujuria y al deseo de sexo compartido. Los juegos compartidos son más excitantes…

Como os iba contando en mi anterior relato, la habitación olía a sexo y mis gemidos habían llenado cada rincón cuando decidí ponerme en pie nuevamente e ir hacia mi compañero de juegos.

Sólo al poner los pies en el suelo noté mis fluidos deslizarse por el interior de mis muslos. Se formaban gotas del líquido pegajoso que debían ser recogidas, así que no lo dudé. Me acerqué al hombre que había contemplado mi masturbación, levanté una pierna para apoyar el pie en el brazo de la silla donde estaba sentado y le dije mientras me señalaba el líquido que corría por el interior del muslo..

-Quieres lamerme?

No tardó un segundo en lanzarse a recoger mis fluídos con su lengua, siguiendo el camino desde mi muslo hasta mis labios vaginales. Su lengua comenzó a rodear mi clítoris, hinchado.. mojado.. caliente…

-Te gusta comértelo así, eh? Te gusta mmm… y a mí me encanta.

No paró a contestarme… seguía devorándome cada vez con más ganas, más salvaje, más rápido. Su lengua penetraba mi vagina, se movía rápida mientras sus manos se apoyaban en mis muslos y con su pulgar torturaba mi clítoris. Diosss… que placer.

  • Sigue comiendo… haz que me corra en tu boca. Quiero correrme así, sígueeee… siiii!!!!

Mi cadera se movía buscando su boca y mis manos agarraron su cabeza contra mi cuerpo. Sus labios chupaban, su lengua hacía vibrar mi botón del placer.

  • Ooohhh siiii… que bien comes…me corrooo

Y nuevamente mis piernas temblaban, mi abdomen se contrajo y mi cuerpo explotó en un nuevo orgasmo expulsando de mi cuerpo todos los jugos de mi corrida.

Le separé la cabeza bruscamente y le tiré de los brazos para levantarle, acompañarle unos pasos y tirarlo en la cama. Era mi turno… mi deseo no aflojaba con las corridas, al contrarío era más intenso y salvaje.

Me situé encima de él, desabrochando su camisa, mirándolo con mis ojos prendidos en llamas de deseo, lamiendo su pecho, sus pezones. Mordisqueándolos. Y diciéndole

  • Que ganas de follarte tengo

Mientras mis manos bajaban su pantalón ya desabrochado y su boxer. Bajé con mi lengua mientras mi cuerpo se deslizaba hacia atrás entre sus piernas rozando con mis pezones erectos todo el recorrido de su cuerpo.. Lamiendo su abdomen, su ombligo mientras una de mis manos comenzaba a coger sus huevos… y mi boca no dejaba de bajar. Hasta comenzar a lamerlos, a mojarlos, a meterlos en mi boca para comerlos bien, mientras mis manos abrían más sus piernas para buscar su reacción a tener mis dedos rodeando su ano.

La reacción fue un gemido y levantar ligeramente la cadera para facilitar la entrada de mis dedos. Paré un momento, me incorporé hasta quedarme de rodillas, con mi cuerpo a su vista, mis pechos desafiantes, le miré a los ojos mientras chupaba mis dedos metiéndonos totalmente en mi boca, varias veces hasta que estuvieron totalmente mojados.

Volví atrás y comencé a lamer su polla ya erecta nuevamente, desde los huevos al capullo… mojándola, babeándola, haciendo círculos en el glande haciendo saltar el anillo… mientras uno de mis dedos lubricados por mi saliva comenzaban a follar su ano muy suave y lento, muy poco profundo al principio.

  • Joder… uffgg… como me gusta.

Eso oía mientras me introducía la totalidad de su pene en mi boca. Apretando los labios mientras corrían de arriba abajo una y otra vez… follándolo con mi boca y con mis dedos, cada vez más rápido, cada vez más profundo… cada vez más caliente mientras le escuchaba gemir , casi gritar de placer.

  • Uuuffggg que bien mamás, cabrona… me voy a correeeeer.

Cuando noté que se iba a correr paré de chupar me acerqué a su cara y le dije

  • Te vas a correr en mi boca pero antes… quiero que me folles.

  • Siii, quiero follarte, quiero metértela yaaaa.

Me puse a cuatro patas para ser follada como la perra que me sentía ser. Me giré mientras él ya estaba apuntando mi vagina y le dije

  • Estoy caliente como una perra… fóllame!!

  • Sii… te voy a follar como a una perra, te voy a romper!!

Entró sin dificultad, estaba muy dura y yo muy mojada, comenzó a penetrarme despacio mientras separaba mis nalgas para ver como entraba y salía. Justo había un espejo enfrente en el que nos veíamos. Mi cara de vicio, su cara de deseo… mi cuerpo se movía en sentido contrario a su movimiento. Él dejó de moverse y fui yo la que le follaba con mis movimientos. Apretando mi vagina para que notara aún más el roce de mi estrecho, pequeño, caliente y mojado coño.

Con mis nalgas abiertas por sus manos comenzó a mojar con su saliva en sus dedos mi ano. Escupiendo y comenzando a meter uno de ellos muy despacio.

  • Siii… , le gritaba yo, fóllame como realmente quieres… hazlo!!

Cuando me notó lubricada y dilatada sacó su ya enorme polla y la apuntó en el orificio. Yo apoyé mis codos y me dispuse a recibirla. Entró poco a poco, con algo de dolor, esa fantástica mezcla de dolor y placer. Con cada movimiento más placer y menos dolor.

Los gemidos de él se oían claramente en toda la habitación…

-Te voy a reventar… por las ganas que te tengo. Lo que deseaba tenerte así… uffgg

  • Sí, hazlo… fóllame, reviéntame.

-Toma, toma… siii… ssiiii.

Un azote, otro… creciendo al.ritmo de sus embestidas, de sus gemidos..

-Me voy a correer, anunció

-Espera noooo… dame tu leche en mi boca

Salió y rápido me situé para chupársela nuevamente. Sólo dos movimientos hasta que se corrió en mi boca, mientras tragaba su leche sin que se perdiera ni una gota.

Sus aullidos, sus gritos… uffff como me gusta oirlo.. como me excita excitar, como me pone oir a mi compañía correrse. Así que aunque acabó, seguí chupando, hasta notar que sus piernas temblaban y su abdomen comenzaba a tener espasmos. Hasta que gritó

  • Para por favor que me muero. Que corrida... para, para por favor.

Ese fue el momento escogido para parar, caer sudorosa y empapada junto a él, abrazarle y descansar.

El resto de la noche transcurrió entre caricias, sexo calmado, susurros y ternura. Los juegos habían calmado el deseo inicial. Pero no el deseo de volver a repetir en alguna ocasión. Quedan tantos juegos a los que jugar… al final en esta cita no le até.

Aún jugamos a distancia en bastantes ocasiones y le recuerdo que cuando nos volvamos a ver, mis cintas y pañuelos me volverán a acompañar y esa vez los usaré.