Madura buscando morbo

Mi primer relato para que conozcáis un poco como soy...

Hola a todos, me llamo Nicky y este es mi primer relato en el que os contaré un encuentro real, uno de esos que dejan ver cómo soy. A ver si os gusta.

Le conocí en una de esas páginas de encuentros sexuales, sexting y charlas calientes. Yo entraba a menudo a coquetear y por qué no decirlo, a estimular mi mente y hacer más satisfactorias mis caricias íntimas, mis ganas de sexo.

Soy una mujer madura, atractiva para los hombres por mi aspecto juvenil, mi cuerpo cuidado pero de curvas rotundas y para los que llegan a verlo, un rostro que dicen es morboso, grandes y oscuros ojos ardientes y una sonrisa que promete más de lo que da en muchas ocasiones.

Y allí me contactó, un mensaje muy educado pero ocurrente, una imagen de perfil de un rostro maduro y tremendamente atractivo, unos ojos azules que me atraparon.

Charlábamos pero sin más, él no daba un paso hacia juegos sexuales y la verdad es que yo sólo entro en esas páginas cuando estoy caliente y tengo ganas de juegos, así que le saqué hacia otra aplicación donde le podía enviar audios. Sé lo excitante que puede ser escucharme. No es la primera vez que un hombre se corre mientras le hablo… así que, esa era mi baza.

Y sí, empezamos a cruzarnos audios, a excitarnos, a tener orgasmos compartidos por teléfono así que… aquello no podía quedar ahí, teníamos que conocernos. Organicé un viaje a su ciudad y todo se desarrolló según lo que habíamos acordado.

Él reservó habitación en un fantástico hotel y me esperaba en el restaurante. Yo llegué, dejé mi maleta y bajé a su encuentro. Una falda fluida de satén negro a media pierna tapaba unas medias de liguero negro a juego con mi ropa interior. Altos tacones y un fino jersey de pico que insinuaba mis generosos pechos. Todo previsto.

Avancé decidida y sonriente hacia donde esta él, que comenzó a reir nervioso. Un beso en la mejilla anticipaba un inicio de conversación travieso y provocativo que nos llevó al borde de la excitación. Que demonios, yo estaba excitada por la situación, ya lo estaba al entrar pero en ese momento mis braguitas ya estaban mojadas por mis jugos.

Salimos un momento a la terraza con la copa de vino y me dijo al oído:

-Me muero por besarte, ah, y se nota en tu falda que estás excitada.

Le miré a los ojos, le sonreí y le contesté:

-Sí, muy mojada.

Volvimos a la mesa y esta vez se sentó a mi lado y su mano comenzó a subir mi falda sabiendo que el largo mantel nos tapaba. Subía cada vez más y más hasta comenzar a acariciar la humedad de mi braguita. Le miré, abrí las piernas y dejé que su mano se metiera dentro de ella, comenzando a mojar sus dedos en mi cuerpo y acariciando mi clítoris que ya estaba hinchado, duro, empapado… Dios, que caliente estaba.

El camarero trajo los platos mientras me masturbaba bajo el mantel y repetía a mi oído

-Me muero por besarte pero antes… vas a correrte para mi.

Mi cara llena de placer, luchando por no gemir. El camarero me miró, sabía que algo estaba pasando. Dos dedos metidos en mi sexo y el pulgar rodeando mi clítoris me masturbaban… Entraban y salían chapoteaban en mi coño cada vez más empapado. Cada vez más rápido....

-Siiii… sigue así, le decía yo, me voy a correr

Uffff vaya si me corrí, tapándome casi la boca para no gritar… que placer el del sexo en público, cómo me llega a gustar.

Así que sacó su mano chupándose los dedos y me quedé con la falda mojada, sentada, dispuestos a iniciar la comida.

El resto os lo cuento otro día.

Pd: y lo sigo buscando