Madura bisexual
Con mi amiga Jose nos vamos de vacaciones y disfrutamos junto a una madura bien caliente
Durante ese año afiance mi relación de amistad con Jose, con quién había tenido sexo varias veces, incluso un trío con un amigo suyo. Pero seguíamos siendo amigos que la pasaban bien. Me gustaba que sea así, además Jose era una chica que le gustaba salir con mucha gente y no estar atada a nadie. A mí me volvía loco, un chica preciosa. En ese entonces yo tenía 22 y ella 20. Jose mide 1,65 y tiene un hermoso cuerpo. Tetas pequeñas, medio adolescentes, tés blanca con pezones rosados, pero lo más lindo es su hermosa cola, sus nalgas bien proporcionadas y firmes, redondas y paradas que corona con unas piernas de infarto. Su dulce cara con una sonrisa grande e hipnotizante, sus ojos brillantes y su pelo castaño hacía que pudiera estar con el chico o chica que quisiera. Además tiene una personalidad arrolladora y sexualmente es muy libre. Creo que le gustaba estar conmigo porque en general no me inhibia con su personalidad y le seguía el juego en sus fantasías sexuales sin hacerme para atrás.
Ese verano fuimos juntos a la costa. Íbamos a estar una semana solos y luego llegarían una pareja de amigos de ella, que eran los dueños del departamento donde nos íbamos a hospedar. Estaba muy emocionado por esas vacaciones. Ella me había aclarado que ir juntos no significaba que sólo iba a estar conmigo, que si tenía ganas de estar con alguien más lo iba a hacer y si se daba compartir ningún problema, pero que había tres habitaciones para que cada uno hiciese lo que le venga en ganas. Esas eran sus reglas y por supuesto que acepte. Así era Jose.
Luego de los preparativos nos fuimos en el auto de mis padres que me lo prestaron por el verano. Sólo las 10 horas de viaje valieron la pena, con Jose practicandome sexo oral y cogiendo en el auto para relajar un poco. Hicimos dos paradas para esto así que llegamos de noche a la ciudad y fuimos directo al departamento para bañarnos, comer algo y descansar. A la mañana siguiente fuimos a una playa que quedaba frente al departamento. Jose estaba para el infarto con un bikini rojo que la parte de abajo era un hilo dental que dejaba ver su cola perfecta. Se puso un pareo, lentes de sol y llegamos a la playa mientras atraía la mirada de todos y de muchas. A mí me llamó la atención una mujer madura, de unos 45 años, que estaba sentada cerca de donde nos quedamos. Estaba bronceada, con una tetas grandes que apenas cabían en su bikini, rellenita con algo de barriga, unos muslos grandes y luego vería su culo grande, con nalgas gordas que las mantenía bastante bien. Un poco caídas con algo de celulitis pero muy apetecibles. La primera vez que se paró para ir al mar no podía dejar de mirar como su bikini se perdía en ese culazo. Era grandota, de 1,75 aproximadamente, con el pelo oscuro y largo.
Jose se dio cuenta como la veía, me miró y cuando la ví sonrió de manera pícara. "Que te sucede?" le pregunté riéndome. "Nada, es que veo que quieres cumplir la fantasía de todo pendejo pajero de cogerse una señora" y se echó a reír. "Es que no es cualquier señora, esa señora en particular me encantó". "A mí también, pero somos unos nenes para ella. Olvídate", me dijo y se paró para ir al mar cortando la conversación. Me quedé duro. No me esperaba esa respuesta. Mientras ella estaba en el agua volvió la madura. Solo verla venir con esos grandes pechos, su cuerpo mojado, me daban ganas de masturbarme ahí mismo. Se sentó y deslizó una mirada para donde estaba. Atiné a saludarla y me lo devolvió de manera amable. Quise seguir la conversación hasta que llegara Jose. Le dije que éramos de Córdoba y que habíamos llegado la noche anterior. Justo estaba tomando unos mates y le convide. A los minutos llegó Jose que fue directo a saludarla con un beso en la mejilla y una sonrisa. Con la capacidad que tiene de sacar conversación al rato estaban hablando de la vida de cada una. La madura nos dijo que se llamaba María y que vivía en la ciudad.
Trabajaba ahí y aprovechaba los fines de semana para ir a la playa a broncearse. Era divorciada y tenía dos hijos que en esos días estaban de vacaciones con su padre. Que era un alivio desprenderse de esos adolescentes y estar tranquila. Cuando le dijimos nuestra edad se sorprendió. Sobretodo por la personalidad de Jose, pensó que éramos más grandes. Pero más se sorprendió cuando nos preguntó si éramos pareja y Jose sin ningún filtro le dijo que somos amigos pero que nos gusta tener sexo y que varias veces compartíamos con otras personas (eso era mentira, una sola vez lo habíamos hecho). Por dentro me corrió un calor pensando que no le iba a gustar lo que le decía. Pero María, luego de sorprenderse sintió curiosidad e hizo algunas preguntas, contándonos que era algo impensado en su juventud pero que tenía un matrimonio amigo que hacían intercambios de pareja pero que jamás se iba a animar algo así, además de que hacía mucho que no tenía pareja y los hijos le consumían todas sus energías. Nuevamente sin descaro, Jose le respondió "menos mal que te conocimos cuando ellos están de vacaciones, así tienes más energías". Le respondió así sin sonrojarse y mirándola fijo a los ojos. María bajó la mirada, la había puesto nerviosa y a mi también. Luego de eso Jose aclaró "porque si tienes más tiempo libre nos puedes acompañar a conocer la ciudad y las playas. Nunca hemos estado aquí". Fue un alivio para María que se había quedado muda y sonriendo nos respondió que con todo gusto, que se sentía cómoda con nosotros a pesar de la diferencia de edad. Intercambiamos números y quedamos en escribirle. A Jose la situación la había puesto cachonda y al volver al departamento estuvimos dos horas cogiendo. Cómo no le bastaba con mi pija me pedía que le haga la cola mientras ella se metía uno de sus juguetes por la concha. Quedamos cansados y luego de dormir unas horas nos fuimos a terminar la tarde en la playa pero esta vez no estaba María.
Esa noche seguimos con nuestra sesión de sexo y al día siguiente Jose le escribió a María para ir esa tarde a alguna playa cuando saliera del trabajo. A ella le gustó la idea y nos habló de una playa alejada dónde no van los turistas y quedamos en buscarla con el auto. Jose no dudaba de sus acciones pero yo le pedía que no la asuste ni la ponga nerviosa, pero ella me respondía "no la subestimes. Es una mujer grande. De la forma en que la mirábamos se dio cuenta que queremos algo con ella. Si ella no quisiera no nos diría de ir a una playa alejada. No seas niño por favor". Ojalá tuviera yo esa seguridad.
La playa a la que fuimos era amplia y con muy poca gente. Tenía un parador con un bar donde había más concentración pero si nos alejabamos podíamos estar solos. No era una playa nudista pero había algunas mujeres haciendo topless. Dejamos nuestras cosas y Jose agarró de la mano a María y mirándola a los ojos le pidió que la acompañe al mar. Se fueron juntas a bañar y verlas de atrás era una postal. María grandota con ese culazo y Jose con su silueta perfecta. Estaba tomando una cerveza cuando volvieron y Jose como si nada se sacó la parte de arriba del bikini. María la miraba de reojo y se ruborizó pero no dijo nada. Trató de actuar de manera natural. Jose le dijo "que lástima que hoy traes malla entera, me hubiese gustado verte las tetas". María se quedó muda pero ahí nomás Jose empezó a reírse diciéndole "es un chiste, no estés tan seria mujer. Si apenas somos unos niños para tí". De a poco María iba conociendo la personalidad de Jose y se iba soltando con nosotros. Veía entre ellas más contacto corporal. En el transcurso de la tarde María dijo que se iba cerca del parador donde había unos baños. Jose inmediatamente le dijo que ella también quería ir. Que la acompañaba. Conocía sus intenciones por lo que me relajé y me acosté a disfrutar de esa playa y el sol hasta que me quedé medio dormido. Se demoraron casi una media hora.
Cuando llegaron María se fue al mar y Jose se sentó al lado mío y me pidió las llaves del auto. Me contó que en el baño esperó que estuvieran solas y la besó. Me dijo que fue un beso suave, que María estaba como paralizada y nerviosa. Pero que respiraba de manera intensa, la notaba muy caliente. Luego acarició su culazo que era muy suave al tacto y con la mano la abrazó por la cintura. Que María se soltó y la agarró de su cara dándose un beso cada vez más caliente pero que la frenó porque podía venir alguien. Salieron del baño y Jose la estuvo convenciendo de seguir en el auto pero María se resistía porque nunca había estado con una mujer pero que ella la volvía loca. Pero no sé animaba. Estuvieron así hasta que la convenció. Ese relato me había calentado mucho y le di las llaves para que se diviertan. María volvió del agua y seria, sin querer mirarme, agarró una toalla para secarse y la siguió a Jose hasta el auto. Regresaron como a la hora y nos volvimos al departamento. Estaba anocheciendo y dejamos a María en su casa. Jose la despidio con beso en la boca diciéndole "nos vemos más tarde". Luego de que se baje María, me miró mientras yo manejaba. "No me vas a preguntar nada?". La verdad es que sabía cómo era Jose pero en este caso sentía un poco de celos. Tenía muchas ganas de estar con esa mujer y Jose se había cortado sola. Ella notó mi seriedad y me interpelo con su actitud de siempre: "no seas boludo Fede. La única oportunidad que tenés de estar con esa mujer es que te quiera sumar en un trío conmigo. Sino no hubieses tenido chance. Más tarde viene al departamento a comer y veremos qué pasa. Pero con esa actitud no te va a dar bola ni en tus sueños". La verdad es que Jose tenía razón pero me costaba relajarme. Era verdad que semejante madura era difícil que me diera una oportunidad. Si bien yo tenía un lindo físico midiendo 1,85 con un cuerpo atlético, no dejaba de ser un niño para María. Pero Jose era otra cosa. Podía despertar las pasiones más profundas de las personas. "Querés que te cuente o no?" Riéndome le dije que sí y empezó su relato:
Llegamos al estacionamiento y ya estaba mojada. Pero había algo de circulación de personas así que movimos el auto y nos fuimos a un lugar más alejado. Estábamos solas pero me di cuenta que había pasado la calentura del momento y se había puesto indecisa de nuevo. Muy nerviosa. Entonces quise relajar el momento con algunas bromas mientras que con mi mano tocaba sus muslos y la iba metiendo entre medio de ellos. Ahí apretó mi mano para evitar que llegara a su entrepierna y aproveché para volverla a besar. Ella se dejaba hacer pero no tomaba ninguna iniciativa. De a poco relajó sus muslos y la acaricié suavemente por su interior y notaba como su calentura aumentaba. Estábamos un poco incómodas por lo que me detuve, me saqué la parte de arriba del bikini y me subí encima de ella. La empecé a besar y tocar sus tetas. Le bajé las tiras de su malla y quedaron liberadas esas tetazas. Algo caídas por su tamaño pero no perdí oportunidad de acariciarlas. Estaban más blancas que el resto de su cuerpo debido al bronceado. Agarré una de sus manos que permanecían inmóviles y la dirigí a mi cola e inmediatamente hizo lo mismo con la otra. La acariciaba con cierta torpeza y ansiedad que demostraba su calentura e inexperiencia con chicas. Pero la situación y su cuerpo me tenían por las nubes. Ya estaba entregada a mi por lo que bajé una de mis manos mientras seguía arriba de ella para acariciar su conchita por encima de su malla. Si bien esta estaba húmeda por el agua, notaba que esa parte estaba hirviendo. La seguí tocando hasta que empezó a gemir mientras me besaba. Le corri la malla lentamente para acariciar su concha. Tiene pelos recortados y estaba empapada y muy caliente. Con la yema de mis dedos toqué su clítoris produciendo un gemido más fuerte. Y de a poco los empecé a mover en forma circular. Ella empezó a gemir más fuerte, me besaba de manera intensa, respiraba de manera agitada y empezó con movimientos pélvicos hasta que tuvo su primer orgasmo. Su cuerpo se tensiono, me agarró fuerte de la nuca apretando mi cara a la suya hasta que se empezó a relajar. Yo estaba que no podía más pero María necesitaba más atención. Le dije que fuéramos para los asientos traseros.
Cómo estábamos solas, ambas nos bajamos del auto y nos fuimos para atrás. María se terminó de sacar su malla y se abrió de piernas y no lo dude. Hundí mi cabeza entre esos muslos agarrandola por sus costados. Al acercarme su aroma a hembra era embriagador. Seguía muy mojada y empecé a besar de manera suave la parte interior de sus muslos y alrededor de su concha. Ella suspiraba y me acariciaba el pelo. Quería que se relaje, que baje su ansiedad pero no su calentura. De a poco su cuerpo estaba más tranquilo y ahí empecé a rozar su clítoris con mi lengua. Abriendo suavemente sus labios con mi mano y con la otra le iba metiendo dos dedos que entraron muy fácil por su lubricación. Yo estaba con mi cabeza entre sus piernas arrodillada en el asiento con mi cola casi pegada al vidrio lateral. Cualquiera que pasara por ahí podía ver el espectáculo. Pero se notaba que a ella no le preocupaba. Seguí así hasta que a los pocos minutos sentí como su concha se inundaba de jugos mientras chupaba y succionaba su clítoris y aumenta el ritmo de mis dedos entrando en su concha. María tuvo un orgasmo impresionante con fuertes gemidos diciendo "me encanta, me encanta". De a poco me incorpore con la cara llena de sus jugos y ella despatarrada en el asiento. Me acerqué para besarla suavemente mientras acariciaba mi espalda y con su otra mano mi cara. "Hacía muchos años que no tenía un orgasmo así. Con ningún hombre que estuve estos años pude disfrutar así". Mientras nos besábamos acerqué mi pecho a su cara.
Yo seguía muy caliente y toda mojada. Ella empezó a besar mis tetitas y mis pezones. Me decía que los quería comer cuando hice topless en la playa. Me chupaba y con una de sus manos me acariciaba la cola. Ahora más suave. Me apretaba las nalgas y deslizaba su mano para llegar a mi concha desde atrás. Me detuve para sacarme la parte de abajo del bikini y ella empezó a acariciarme la concha. Se ve que le gustó que no tuviera ni un pelito porque quería sentir la textura suave de mis labios todos depilados. La detuve un rato, me pare inclinando mi cuerpo hacia los asientos de adelante, dejando mi colita a su disposición. La agarraba con las dos manos como queriendola poseer y me empezó a besar las nalgas. Luego las abría y me pasaba la lengua por el interior hasta llegar a mi agujerito en el que se detuvo un par de minutos. Mientras hacía eso empezó a meter un dedo en la conchita de manera tímida. Y alternaba entre meterme los dedos y frotarme el clítoris sin dejar de darme sexo oral en la cola. Yo seguía inclinada agarrada de los asientos con mi cabeza casi en el espejo retrovisor. Sintiendo detrás mío a esa mujer que me estaba llevando a las nubes. No aguanté más. Empecé a mover mi cola hacia atrás y mis piernas se flexionaron por el calor y placer interior que me empezó a inundar. Ella aceleró el ritmo de sus dedos sobre mi clítoris y terminé en un orgasmo increíble. Las descargas de placer duraron varios segundos hasta que de a poco empecé a relajarme y me fui para atrás para sentarme al lado de ella. Se la notaba muy caliente de nuevo pero frené la marcha recostando mi cabeza sobre sus enormes tetas. Fue un orgasmo muy intenso. Bese sus labios tiernamente y acaricie su rostro. La miré, nos volvimos a besar y le dije que volviéramos. Había pasado mucho tiempo y vos nos estabas esperando. Nos cambiamos y volvimos para la playa. Le dije que quería dormir con ella, si quería venir al departamento después de cenar y tomábamos un vino. Me dijo que ella trabajaba al otro día pero que se iba a pedir el día. Me preguntó por vos y le dije que podíamos estar cómodas pero que si le interesaba podíamos disfrutar de una pija jaja. No dijo nada. Para mí lo dudo. Creo que es demasiado para ella pero no lo descartes. A lo mejor se te da jaja.
De esta manera Jose terminaba su relato mientras yo estaba con una calentura que no podía más. Dándome un beso se fue a bañar y yo me puse a preparar algo para comer. Lo que pasó esa noche con Jose y María lo dejo para el siguiente relato. Espero lo hayan disfrutado y agradezco las valoraciones, comentarios y mails.