Madres e hijos y viceversa
Cuando una barrera moral se romple, la pasión eterna entre madres e hijos, se vuelve imparable.
Continuación del relato https://www.todorelatos.com/relato/165722/
Después de todo lo que había sucedido con mi hijo y con mi amiga y el suyo, nada podía seguir igual, no sé en qué iban a cambiar las cosas, pero mi vida había dado un giro tan drástico que no sabía cómo podría gestionarlo.
Para empezar, durante esos días en la playa, al llegar nuestros maridos, ya empezamos a compartir la cama con ellos, mientras nuestros hijos compartían un colchón hinchable que poníamos en la Sala para esas situaciones.
El marido de mi amiga se notaba que venía con ganas y ya la primera noche, les escuchamos follar, porque allí se oía todo, pero mi marido, ni con esas se ponía en plan para follarme a mí. No sé si echaría de menos a nuestra hija, después de haberla follado todo lo que había querido esos días, pero a ella se la había llevado su padrino a un viaje que la tenía prometido, así que si esos días quería aliviarse, para eso me tenía a mí, pero estaba visto que la que tendría que seguir desahogándose con mi hijo era yo y a ver como encontrábamos el momento…..
Al día siguiente ya fuimos a la playa por la mañana, pero de topless nada, todo como siempre, aparentando total normalidad, que sólo se veía alterada esas veces que yo me quedaba a solas con mi hijo, dando un paseo por la playa o detrás de algunas rocas, donde él ya empezaba a tocarme, pidiéndome que se la chupara y follarme, pero muchas veces no podía ser, porque había gente, aunque alguna vez si llegué a chupársela, y en otra ocasión, bañándonos, si que se puso entre mis piernas, me apartó el bikini y me la metió, dándome una buena follada entre las olas, sin que los demás se apercibieran.
Mi amiga tenía que hacer parecido con su hijo, aunque él parecía no entender muy bien la situación en que se encontraban, porque estando en casa les oí discutir, diciendo Rafa a su madre:
– Eres una zorra, por la noche te oigo follar con papá.
– ¿Cómo puedes decirme eso? Es mi marido, puede follarme cuando quiera y no puedo negarme. Tú no tienes más derecho que él.
– Ya, pero aquí, podías cortarte un poco. Se nota como disfrutas, porque aquí se oye todo.
– Claro, hijo, como no voy a disfrutar de la polla de tu padre, soy una mujer y me encanta, al igual que la tuya.
– La madre de Marco no folla con su marido, no se les oye.
– Jaja, porque a él no le apetece follarla, sino haría lo mismo que tu padre, metérsela hasta correrse…….
– No puedo entender como no le apetece, con lo buena que está.
– Bueno, ya sabes por qué o nos lo imaginamos, ¿no?
– Sí, porque se está follando a Cris y preferirá metérsela a ella, pero ahora no está y tendrá que follar con alguien.
– ¿Y qué te parecería que follara conmigo?
– ¿Contigo….? Ves cómo eres una puta.
– Pero bueno, hijo, ¿no te follaste tú a la madre de tu amigo?
– Sí, pero eso fue distinto. Estábamos los cuatro, y Marco también te folló a tí.
– ¡Ay, hijo! Tienes que aprender a ser más tolerante y abierto. Eres muy joven para ser tan machista. ¿Así tratas a tu novia también, como a mí?
– Ella solo folla conmigo y no la quiero ver con otro.
– Jaja, eso sí que es bueno, lo ancho para ti y lo estrecho para ella…….
– Bueno, mamá, no me líes, que yo sé lo que me digo.
En ese momento, decidí yo intervenir en la conversación:
– Rafa, tu madre tiene razón, parece mentira que vuestras madres sean más modernas que vosotros. Al final, cuando estéis casados, vais a ser como vuestros padres, que no dejan a sus mujeres follar con nadie.
– Es que es lo normal…..
– Jaja, pero ¿te estás escuchando lo que dices……?
– Vosotras sois nuestras madres, eso es distinto.
– Entonces para ti es muy normal que las madres follen con sus hijos.
– Bueno, tampoco, pero vosotras sí.
– ¿Por qué? ¿Por qué somos unas putas…..?
Diciendo su madre:
– Jaja, Rafa, no tienes argumentos. Tendrás que aguantarte cuando me oigas follar con tu padre.
Al final Rafa, acabó resignado, pero no convencido y en su cabeza tenía metido que su madre era una puta y supongo que yo también, pero es lo que pasa cuando les consientes todo a tus hijos y ellos no son capaces ni de agradecerlo, no sólo en el sexo, sino en todo lo demás.
Al marcharse Rafa, Marga me comentó preocupada:
– ¿Crees que nos hemos equivocado dejándonos follar por nuestros hijos?
– Yo no me arrepiento de nada, Marga. Lo que pasa es que todavía no han madurado y no saben valorar lo que les hemos dado. Ahora los hijos están demasiado consentidos y si se les antoja follarse a su madre, ellos lo ven normal y piensan como tu hijo, que tiene todo el derecho del mundo a follarse a su madre y que tú te abras de piernas para él siempre que quiera.
– Pues no sé cómo le voy a hacer ver que eso no es así y que su madre no es ninguna puta.
– A lo mejor eso es lo que tenemos que hacer, demostrarles que somos unas putas que follamos con quien queremos.
– ¿Qué estás diciendo? No te entiendo…..
– Cuando venga Marco, tú te metes en la habitación a follar con él y cuando me pregunte tu hijo por ti, se lo diré, a ver lo que dice……
Poco después llegó Marco y Marga le cogió de la mano llevándoselo a la habitación, preguntándole que si le apetecía estar un ratito con ella. Marco me miró un poco sorprendido y yo le dije que fuera.
Después de estar un rato dentro de la habitación y los gemidos de Marga se oían más fuertes, llegó Rafa, que al escuchar a su madre, me preguntó:
– ¿Ya está mi madre follando con mi padre otra vez?
– No, esta vez es con Marco, tu amigo.
Rafa se quedó parado, sin saber que decir y yo empecé a hablarle:
– ¿No decías que tu adre era una puta? Pues ahí la tienes, demostrándotelo.
– Bueno, quise decir que tenía que ser una puta conmigo solo.
– Claro, contigo sólo, y tu padre no tiene ningún derecho a follarla y ella tampoco lo tiene a acostarse con quien quiera, solo contigo, por ser su niño bonito. Tienes que aprender a tener más respeto por las mujeres. A nosotras nos gusta tanto el sexo como a vosotros y podemos joder con quien queramos, igual que vosotros lo hacéis.
Rafa se quedó un poco avergonzado por mis palabras, dándose cuenta de que su madre le había enseñado el cielo, dejando que la follara y que lo que le había hecho abrirse de piernas para él, era su amor de madre, no porque fuera una puta.
Cuando salió Marga de la habitación con mi hijo, Rafa la pidió perdón:
– Mamá, perdona por haberte dicho todas esas cosas antes. Soy un desagradecido por no ver lo que has hecho por mí, arriesgándote a que papá te mate si se entera de esto.
– No pasa nada, hijo. Las madres siempre lo perdonamos todo, pero tienes que aprender que no porque te estés follando a una mujer, tienes ningún derecho sobre ella, los dos lo hacéis cuando queráis y ninguno tiene que estar debajo del otro.
– Es verdad, lo siento mucho. Me has dado una lección.
– Pues cuando volvamos a casa y estemos todos juntos, tendrás que comprender que tu padre tiene la prioridad para follarme y contigo lo haré cuando podamos ¿de acuerdo?
– Está bien, mamá, no te insistiré ni te pondré en riesgo. Tenemos que tener cuidado.
– Me alegro de que lo entiendas. Tu amigo Marco, me ha hecho correrme dos veces, pero todavía tengo ganas de estar un ratito con mi hijo antes de que venga tu padre, así que si quieres nos metemos en la habitación.
– Está bien, gracias, mamá. Te tengo muchas ganas y quiero disfrutar de lo que me ofreces como es debido.
Diciéndole yo a Marga:
– Menudo cambio. Ya tienes el tema solucionado. A ver como arreglo yo lo mío en casa, jaja.
– Gracias, amiga. Ya me estaba arrepintiendo de haber follado con mi hijo.
– Eso nunca, si nos apeteció, hicimos bien y no tenemos que dar cuentas a nadie.
Al volver a casa y regresar a la vida cotidiana, tenía que encontrar esos momentos para poder estar con mi hijo y disfrutar de él, al igual que Marco lo deseaba conmigo, pero eso era demasiada tensión para los dos por el temor a ser descubiertos por mi marido o por mi hija, aunque si era verdad lo que me había dicho Marco, podría haber una oportunidad de que esta situación no acabara en tragedia familiar.
En circunstancias normales, para una madre, enterarse de que su marido se está follando a su hija, puede hacer saltar por los aires el matrimonio, pero en este caso, sería casi un alivio y curiosamente la solución al problema que teníamos en casa.
Así que desde ese momento, empecé a observar más lo que hacían mi marido y mi hija Cris, cuando se quedaban solos o intentar sorprenderles en alguna situación que no pudieran negármelo o justificarlo, por lo que una noche en la que me fui a la cama más temprano, los dejé solos viendo una película en el salón, y al poco rato escuche unas risas, por lo que me levanté y al llegar a la puerta del salón, mi hija estaba sentada encima de su padre, pero como estaban de espaldas, yo no podía ver lo que hacían exactamente aunque yo no me imaginaba que tuvieran tanto descaro como para ponerse a follar estando nosotros en casa y cuando me dirigí a ellos dispuesta a armársela buena, vi que estaban los dos vestidos, como una padre y una hija normales viendo le tele, por lo que supongo que mi hija, viéndome llegar sorpresivamente y al quedarme mirándolos, me dijo:
– ¿Qué pasa, mamá….?
– ¡Eehhh!, nada hija, es que escuché risas y gritos y no sabía lo que pasaba…..
– Es que papá me estaba haciendo cosquillas y no paraba.
– Yaaa, bueno……, intentar no meter mucho ruido, que estarán los vecinos durmiendo.
– Vale, Mama.
Estaba claro que su padre estaba metiéndola mano descaradamente, y ella tan contenta, pero yo no podía decirles nada, me tomarían como una loca, así que tendría que esperar a otra oportunidad……
Unos días después, vi a mi amiga Marga y nos contamos como iban las cosas. En su caso, tenía más libertad para seguir follando con Rafa, porque su marido se pasaba mucho tiempo fuera de casa, e incluso alguna noche no iba a dormir, así que tenían vía libre para dormir en la misma cama, eso sí, después de quedarse agotados follando, lo que a mi resultaba más difícil, con mi hija y mi marido siempre por casa, así que ella me propuso un plan:
– ¿Sabes? Echo mucho me menos los días que pasamos en la playa, los cuatro juntos. Podríamos vernos este fin de semana en mi casa, que mi marido no va a estar.
– Yo también lo echo menos, imagínate, ahora con Marco, siempre a escondidas, alguna paja o mamada y un polvo rápido.
– Y otra cosa….. Me da vergüenza decírtelo…., pero me lo pasé muy bien contigo, ya sabes, entre nosotras dos……
– ¡Ah!, si, jaja, que locas…, pero ya que estábamos…. ¿no?
– Es que yo nunca había estado con otra mujer, tan solo algún morreo con amigas en la adolescencia.
– Bueno, yo algo más que morreos. Tenía una amiga que nos poníamos ciegas de comernos el coño, jaja, pero tenía claro que me gustaban las pollas, aunque ahora me gustó contigo también. Estar liadas mientras nuestros hijos nos daban…, fue lo máximo,
– Uuff, menos mal que te gustó a ti también, porque yo tengo unas ganas de repetirlo que no veas…..
– Venga, pues nos vemos este fin de semana en tu casa.
El problema fue inventarme una excusa para ir con Marco a casa de Marga el sábado, pero le dije a mi marido que era el cumpleaños de Rafa y que íbamos a celebrarlo, así que vía libre……, aunque supongo que a él le encantaría también tener la tarde libre para encamarse con su hija sin ningún problema, pero ahora lo preferente era lo que íbamos a disfrutar nosotros en casa de mi amiga.
Pero cuando llegamos, Marga nos dijo que tendría que ser rápido, porque su marido la dijo que quizás volvería para dormir en casa, así que no podíamos correr riesgos y sin más preámbulos ya nos metimos en la habitación para desnudarnos, pudiendo volver a ver la espléndida polla de Rafa que tanto gusto me había dado y que rápidamente se la agarré para hacerle una buena paja y metérmela en la boca, viendo que Marga hacia lo mismo con mi hijo, se notaba que nos teníamos ganas….., y mi amiga más que yo de meterse la polla de mi hijo en el coño, poniéndose sobre él en la cama para montarlo dejando que se la metiera hasta las entrañas.
Rafa también me puso en cuatro a mí y por detrás empezó a follarme con fuerte ritmo, juntándose nuestros gemidos hasta que nos corrimos.
El olor a sexo inundaba la habitación y ese ambiente embriagante hizo que Marga se pusiera sobre mí para comerme las tetas mientras me metía los dedos en el coño, con el semen de su hijo todavía dentro. Empezó a frotarme el clítoris mientras me morreaba y yo no puede evitar correrme otra vez, lo que ella aprovechó para ponerse entre mis piernas y comerme el coño metiéndome la lengua hasta dentro.
Yo la pedí que se girara sobre mí para comérselo yo a ella también, formando un 69 lésbico, lo que nuestros hijos aprovecharon para ocupar el agujero que estaba libre, o sea, que nos metieron la polla por el culo en otro momento de máximo placer entre gritos que podrían oírse desde la calle.
Marga ya estaba nerviosa por si aparecía su marido y nos pillaba en plena faena. Había sido una tarde corta pero intensa que a mí me había dejado como nueva, cada vez más viciosa y puta, como dirían nuestros hijos, aunque por ellos, encantados.
Cómo llegamos a casa antes de lo previsto, al abrir no me encontré con mi marido ni con Cris, pero al abrir la puerta del dormitorio, allí estaban mi marido y mi hija desnudos en la cama, descansando después de una buena follada, por el aspecto de las sábanas todas revueltas. Por fin los había pillado, pero tuve que disimular mi indignación:
– ¿Qué es esto…..? ¿Habéis estado follando….? ¿Te has follado a tu hija…..?
– ¡Eehhh!, no sé…, perdona, no tenía que haber pasado…..
– Vaya si ha pasado ¿Estaba rico el coño de tu hija? Por eso nunca querías follarme a mí ¿no? Para reservarte para ella. ¿Qué te parecería que yo me follara a Marco? Mira, podemos hacer una cosa, esta noche yo duermo con él y tú te quedas ahí con tu hija, que menuda puta está hecha dejándosela meter por su padre.
– Mujer, no te pongas así, podemos arreglarlo.
– Claro que lo vamos a arreglar, ya te dije como.
Como a mi marido no le quedaba otra salida, acabo aceptando, porque al final, todo había quedado como nunca hubiera soñado, durmiendo toda la noche con su hija y ya no le importaría tanto que yo lo hiciera con Marco.
Esa noche puede seguir follando a mis anchas con mi hijo Marco, escuchando en la habitación de al lado, como mi marido seguía follando con Cris, sorprendiéndome su aguante, después de haber tenido una tarde loca con ella, pero está visto que una jovencita hace milagros en un hombre maduro.
A partir de ese día, todo cambió, aunque estábamos un poco raros en casa, porque de un día para otro era como si fuéramos otra familia. Se hizo habitual que Cris durmiera con su padre y yo con Marco, hasta que llegó un día que estando en el salón, mi marido se puso a tocarle el coño a su hija y yo la polla a Marco, mirándonos con todo el morbo que podía ser posible en esas circunstancias, mientras la cosa se iba calentando, me causó una sensación extraña ver como mi marido se follaba a su hija, pero también de excitación perversa que ya no me abandonó, mientras los cuatro empezamos a tocarnos y a besarnos.
Mi marido hacía mucho tiempo que no me daba un morreo como ese, pero teniendo a su hija dando botes en su polla, estaba desatado y superexcitado, viendo también como Marco me follaba en un escena que sería el sueño de cualquier incestuoso, pero en eta ocasión era una realidad, estábamos teniendo sexo en familia, disfrutando como nunca lo hubiéramos soñado.
Cuando se lo conté a mi amiga Marga, toda radiante de felicidad, ni podía creérselo, pero entre planes ya estaba otra vez juntarnos todos en una gran orgía interfamiliar.