Madres cariñosas

Sonia confidencia a su madre su amor con Ana y madre e hija terminan teniendo sexo.

Madres cariñosas

Lorena

Pero hija, si ese hombre podría ser tu padre

Pero no lo es, mami

Mijita, si te dobla en edad

Pero me hace feliz, mami

¿Y Ana?

Bueno, nos complementamos muy bien los tres

¿También se acuesta con Ana?

Si. Y cuando estamos juntos lo pasamos increíble, mami

Esta última observación llamó poderosamente la atención de la madre de Sonia, que se sintió inconscientemente atraída por ese hombre mayor que podía entusiasmar tanto a su hija como a su amiguita. Ella aceptaba la relación de las dos muchachas, pero esto de incluir a un hombre entre ellas dos le extrañaba. Ese hombre debía ser algo especial pues ella imaginaba que dos mujeres haciendo  el amor no aceptaban que un varón se metiere en su cama. Algo tenía que tener ese hombre para que dos lesbianas lo incluyeran en sus juegos amatorios.

Cariño, disculpa lo que te voy a preguntar, pero ¿cómo es posible que un hombre pueda meterse con ustedes cuando están haciendo lo suyo?

Mami, es una experiencia nueva, que se agrega a lo que tenemos Ana y yo.

No logro convencerme

Mira, todo empezó cuando Ana y yo nos juntamos

Madre e hija estaban en el dormitorio de Sonia, en el departamento que compartía con Ana, que esa noche había ido a visitar a sus padres en compañía de Matías. Ellas tenían mucho de que conversar y Ana decidió dejarles en libertad para ponerse al día en sus cosas, ya que las relaciones de Lorena y Sonia se habían resentido desde la partida de la hija con su hijo. Y después de tanto tiempo, se encontraban para resolver los problemas pendientes y retomar sus relaciones de antaño.

Es que conocimos a Salvador por internet y se mostró tan amable y amoroso con nosotras que nos atrajo a las dos por igual. Después de un tiempo se nos ocurrió invitarlo a Concepción y él aceptó. Y así empezó todo .

Si, esa parte la comprendo. Lo que no entiendo es que ustedes dos se gustan, lo que me hace suponer que no les atraen los hombres, ya que es incompatible una cosa con la otra. Una mujer se relaciona con un hombre o con otra mujer, pero no con ambos. ¿Me comprendes?

Si, mami, pero para comprender esto debo explicarte primero como empezó lo de Ana y yo.

Ambas estaban sentadas en la cama de Ana, que Lorena ocuparía ese fin de semana. La velada había sido muy cordial y el amor había allanado el camino para la reconciliación y limar las asperezas producidas por el embarazo de Sonia. Lorena conoció a Matías cuando Sonia la fue a visitar a Antofagasta y el muchacho la conquistó inmediatamente. Desde entonces las cosas entre madre e hija habían ido por un muy buen camino y se visitaban al menos una vez al año. Y esta era la primera vez que Lorena iba a Concepción.

Aunque no se había planteado la cuestión de las relaciones entre Ana y Sonia, Lorena lo había aceptado y omitió cualquier comentario o referencia a ello. Pero ahora que Ana las había dejado a solas, era el momento de aclarar esta parte de la vida de Sonia. Y después de cenar, al momento de de dejar a Lorena en el dormitorio de Ana, Sonia creyó que era el momento adecuado para aclarar la situación y que nada de su vida con Ana quedara oculto. Su madre tenía derecho a que le contara todo.

Sonia empezó por confesarle que había una tercera persona en sus vidas. Que junto con Ana tenían un amante que compartían.  Lorena escuchaba asombrada.

No te he dicho como empezó lo de Ana y yo.

Bueno, no quería presionarte, hija

Tranquila, mami. Creo que es hora de contártelo. Ana es cliente de la empresa donde trabajo y así nos fuimos haciendo amigas, sin que nada hiciera pensar que hubiera algo más. Pero un día ella me invitó a su departamento y ahí nos tomamos unas copas y conversamos, hasta que en un momento algo en nuestras miradas cambió y las dos, sin haberlo propuesto, nos dimos cuenta que nos gustábamos. A mí me dejó perpleja esta atracción pues nunca antes me había planteado ni en sueños la posibilidad de relacionarme con otra mujer.

Bueno, está Matías para probarlo

Sí. Es cierto. Esa parte de mi vida es lo único que aún no me atrevo a revelarte. Por favor, discúlpame pero no puedo decirte aún quién es el padre, que es la razón por la que salí de Antofagasta. No te preocupes, que tampoco es tan malo. Tenme paciencia, por favor.

Si, cariño. Tu madre ha esperado todos estos años y seguirá esperando, pues respeto tu decisión en ese sentido. Tus razones debes tener.

Gracias, mami. Bueno, el asunto es que esa noche estábamos en el living del departamento de Ana, tomándonos la tercera copa y a esas alturas con la vista algo vidriosa debido al alcohol.

Parece que ahora estamos igual, pues yo llevo cuatro copas.

Ja, ja. Es cierto. Bueno, esa noche fue Ana la que empezó a insinuarse con unas miradas ardientes que me hicieron latir mas rápido el corazón. Y lo más extraño que esa sensación me agradó y deseaba seguir así. Ella, en un momento,  se acercó a mí, con la vista fija en mis ojos, y me dio lo que se llama un piquito.

¿Qué es eso?

Un besito corto.  Yo no la rechacé y ella vio en mi mirada la aceptación. Entonces una de sus manos se puso en mi rodi lla  empezó a subir por mi muslo, bajo la falda, que esa noche era más corta que lo habitual.

Tal vez ibas inconscientemente preparada para algo así.

Ahora que lo dices, yo creo que así fue. El asunto es que yo me excité con lo que la mano de Ana hacía bajo mi faldita y abrí las piernas.

No sé si serán las copas, pero encuentro excitante lo que relatas

¿En serio, mami?

Sigue, por favor

Sonia, cuya naturaleza ardiente la tenía siempre alerta a este tipo de señales, captó de inmediato que tras las palabras de su madre había una posibilidad. Y a ella siempre le había gustado su madre, al punto que en varias oportunidades se había masturbado pensando en ella, en su cuerpo aún joven y atrayente  Es que Ana y Salvador le habían despertado una naturaleza lésbica y morbosa que no tenía límites y  los tres ya se habían planteado la posibilidad de incorporar a sus madres a sus juegos. De hecho, el viaje de Ana a la casa de sus padres tenía como objetivo tantear el terreno con su madre.

Sonia y Ana se habían confesado con Salvador y le habían dicho que las dos tenían fantasías con sus respectivas madres, a las que les encantaría incorporar a sus juegos sexuales. Es más, las dos muchachas deseaban pervertirlas para que probaran lo que ellas habían probado, incluyendo al perro de la casa de los padres de Ana. Sus fantasías sexuales eran introducir a sus madres en sus mundos sexuales y llevarlas al extremo.

Por eso es que el comentario de Lorena había despertado inmediatamente las alarmas en Sonia, que a partir de ese momento empezó a aplicarse a fondo para seducirla.

Abrí mis piernas y ella subió su mano hasta llegar a mi paquete, el que estaba a su disposición. Y sin dejar de mirarme, empezó a apretarme el paquete, que empezó a humedecerse con el contacto de la palma de su mano, que se movía lenta y suavemente.

Mmmmm

Fue en ese momento en que me decidí y mi mano empezó a acariciar los muslos de ella, que también abrió sus piernas para que explorara a gusto sus intimidades. Y muy pronto las dos estábamos tocándonos nuestros sexos, pero por sobre el calzoncito.

Excitante lo que cuentas

Aunque no me creas, me excita recordar ese momento.

Se nota

¿Cómo te diste cuenta?

Porque tu calzoncito se humedeció

Bueno, por lo que veo tu calzoncito también está húmedo.

Uyyyy, que vergüenza

Ambas rieron. Sonia aprovechó ese momento para poner una mano en la rodilla de su madre, en un gesto que parecía casual. Fue el momento que eligió para asestar una estocada a fondo.

Tal vez te acordaste de algo de tu pasado

La miró intensamente, mientras su mano apretaba la rodilla de su madre, que se mostró confundida pues Sonia había dado en el blanco

Bueno…..

Anda, dime

Es que….

¿Alguna locura juvenil?

Si

Te he contado lo mío con Ana. No seas mala, cuéntame

Es que me da vergüenza

Mami, eras joven y a esa edad todas hacemos locuras

Tienes razón.

Anda, dime

Fue con mi prima Isabel

¿La tía Isabel?

Si

¿Cómo fue? Anda, dime, por favor.

Fue en su dormitorio, tal como estamos ahora tu y yo. Ella me contaba su primera experiencia sexual y mientras lo hacía abrió sus piernas y me mostraba sus muslos.

Y eso te excitó, me imagino

Si. Cuando una es joven es muy excitable.

Sigue, mami

Yo no dejaba de mirar dentro de sus muslos y pude ver su calzoncito húmedo. Ella se dio cuenta de mis miradas y abrió más sus piernas, mientras ponía una de sus manos en mi rodilla.

¿Así como tengo mi mano?

Si. Asimismo. Yo no pude evitar desear que subiera la mano

¿Así?

Sonia empezó a subir su mano, en tanto su madre abría lentamente sus piernas, facilitando la caricia. Lorena estaba en un nivel de excitación increíble.

Mami, ¿te gusta?

Lorena estaba confundida. No sabía cómo habían llegado a esto y, lo peor, es que le agradaba. Tal vez las copas que había tomado influían en ello pero su sangre le pedía sexo.

Mami, ¿cómo es tu vida sexual?

Sonia había lanzado otro dardo, sabiendo que no disparaba a la bandada pues habían algunos detalles en la relación de sus padres que le decía que las cosas en la cama no eran todo lo buenas que debieran ser. Y el momento era el más adecuado para las confidencias, especialmente si estas se hacían cuando el ambiente estaba cargado de sexualidad.

Su mano subía lentamente por el muslo de Lorena, que tenía sus piernas totalmente abiertas y al fondo de estas sus calzones estaban completamente manchados por sus jugos internos. Sabía que su madre ya no podría detenerse y que nada detendría a su mano en su camino al sexo materno.

Con voz suave, ronca por el deseo, la miró a los ojos y acercó su rostro al de ella, que vio que el beso entre ambas era inevitable.

Mami, ¿no eres feliz sexualmente?

No, mija. No

¿Necesitas sexo?

Si

¿Quieres que siga?

Es rico

Pídemelo

Sigue, Sonia

Finalmente la mano llegó al paquete de su madre, la que levantó su cuerpo en un espasmo de gozo, cerrando sus ojos y apretando sus puños. Sonia aprovechó ese momento para besarla, abriendo su boca y metiendo su lengua en la boca materna, que sintió que la presión de la mano en su vulva se acentuaba y no pudo resistir soltar sus jugos.

Aghhhhhhhhhhhhhhhh

Sonia tomó uno de los senos de su madre y lo apretó en tanto la presión en el paquete de esta se hacía más fuerte y el beso más apasionado

Mijitaaaaaaa. Siiiiiiiiiiiiiiiiiii

Lorena acabó estrepitosamente, como sólo haría una mujer que durante mucho tiempo no había tenido sexo de verdad. Sonia siguió acariciando el sexo materno y besándola con pasión.

Sonia

¿Sí?

Quiero hacerte lo mismo

Qué ricooooo. Soy tuya, mami

Y Lorena llevó su mano casi con desesperación a los muslos de su hija, donde empezó a acariciar su sexo, abriendo su calzón por un lado y metiendo un dedo en la vulva húmeda de Sonia, que empezó a moverse con una energía que solamente la cercanía de un orgasmo podía darle.

Mamiiiii. Ricoooooooooooo

Gozaaaaaaa, mijitaaaaaa

Aghhhhhhh. Mamitaaaaaaaaaaaaa

Sonia acabó intensamente, mojando completamente su calzoncito y la mano de su madre. Se abrazó a Lorena con pasión, feliz del resultado de esta reunión familiar.

Mami

Si?

¿Te gustó?

Si, mijita

Desnúdate, que quiero hacerte el amor

Y yo a ti, amor

Se desnudaron y se abrazaron, besándose apasionadamente.

Abre las piernas mami

Y Sonia se metió entre las piernas de su madre, mordiendo sus labios vaginales y metiendo su lengua, en busca de su clítoris. Y cuando lo encontró, lo apretó con su lengua, provocándole una explosión de pasión que la convirtió en una fiera en celo.

Soniaaaaaaaaaa. Ricoooooooooooooo

Y acabó llenando la boca de su hija con sus intensos jugos.

Ahora yo, hija.

Sonia se acostó, abrió sus piernas y recibió la boca sedienta de su madre, que se perdió entre sus muslos, donde metió su boca, apretando los labios de su vulva. Y mientras Sonia acababa en la boca de su madre, esta seguía chupando y metiendo su lengua, haciéndola acabar tres veces seguidas. Cuando finalmente logró reponerse, Sonia la miró asombrada.

Mami, me sorprendes

Bueno, no me dejaste terminar la historia con mi prima. Y es que con ella tuvimos muchas experiencias lésbicas y aprendí mucho del arte de gozar con otra mujer. Después de casada lo dejé, pero nunca lo olvidé. Y realmente me hacía falta.

Y parece que te queda mucho por entregar

Es que esto es como un vicio, mijita. Uno empieza y no sabe como acabar

Entonces haremos un buen trio, creo

¿Con Ana?

Si, con ella.

Mmmmm, suena inLorenante

Y si quieres, podemos incluir también a Salvador, que estaría feliz

Ay, hija, ¿no será demasiado?

Tranquila, mami, que hay mucho que debes aprender. Lo pasarás increíble, te lo aseguro.

No sé, hija. Me dá cosas.

Tu déjate llevar y verás que gozarás por todo lo que no has gozado estos años.

Y mientras le hablaba, con voz melosa, sus manos acariciaban el hermoso cuerpo de su madre, venciendo todas sus barreras, haciéndola imaginar lo mucho que gozaría con ellos tres. Sonia sabía que su madre ya estaba en sus manos y que no tenía vuelta atrás. Sería parte de sus fantasías sexuales y nada podría detenerla.

Cuando finalmente se durmieron, abrazadas y desnudas, después de volver a hacerse el amor, las dos estaban felices.

En tanto Ana. . .