Madre y esclava Nª 2

Las tres unidas sin saber nuestro destino final

MADRE Y ESCLAVA

2ª PARTE

Todo lo veía nublado, las dos mujeres, la cara de los tipos. Para colmo de males estaba esposada a mi espalda y tenia una mordaza que me impedía hablar. Los secuestradores que estaban en el furgón de la camioneta se habían puesto pasa montañas y por la voz era también imposible saber de donde era. Me dolía la cabeza y mi estomago sonaba raro, como con ganas de vomitar.

De a poco fui saliendo del sopor en que estaba metida y recupere mis sentidos. Las dos mujeres me miraban al igual que yo a ellas y ninguna de nosotras entendía que estaba pasando con nosotras. Raptadas, esposadas y amordazadas. Si eran secuestros, de mi parte estaban listos si creían pedir rescate por mí, y de las otras me pareció igual. Una vez que uno de ellos dijo que entramos en la ruta, nos saco las mordazas, no sin antes asegurar contra el lateral de la camioneta las esposas.

Pararon en un parador y bajaron el chofer y uno de ellos, quedando los otros con nosotras. Ninguna de las tres se animaba a hablar y menos en presencia de los tipos. Yo pensé en Camila y mis padres, que estarían esperando mi regreso. No tenia ni idea de la hora, ya que nos habían sacado los relojes y anillos. Yo no porque no tenia anillos pero a las dos les sacaron las alianzas, diciéndoles que adonde iban no las necesitaban. Volvieron los dos y fueron estos a comer algo. Tuvimos la oportunidad de hablar al quedar solas las tres.

SILVIA: hola soy Silvia y tengo 23 años. Hace 15 días fui madre soltera y salí a hacer un trámite cuando me agarraron y me preocupa mi hija Camila, que esta con mis padres pero le doy la teta.

Enseguida hablo Ivonne

IVONNE: yo soy Ivonne, tengo 29 años, casada, dos hijos, el varón nacido hace 25 días, quedaron en casa con mi marido. Salí a hacer unos mandados y me metieron en esta camioneta.

MAGALI: soy Magali y por lo que veo, soy la mayor, tengo 30 años y hace un mes fui madre primeriza. Me agarraron después del trabajo.

SILVIA: que raro todo esto no?

MAGALI: raro porque?, capaz nos violan y nos dejan tiradas en algún camino o piden rescate, aunque sinceramente yo no tengo nada que puedan ofrecer mis familiares.

IVONNE: yo estoy igual que vos Magali.

SILVIA: creo las tres estamos iguales. Ahora cuando vengan no hablemos más, hasta estar solas nuevamente.

IVONNE: si mejor no hablar delante de ellos.

Los dos entraron a la cabina trayendo unos sándwiches y gaseosas. Soltaron una de nuestras manos y pudimos comer.

Luego nos dijeron que nos durmiéramos que falta mucho viaje, dejándonos esa mano libre

Acostada en el piso del vehículo, como pude metí mi mano derecha libre,  debajo de mi ropa y comencé a apretar mis tetas, una por vez, para sacarme leche. Ya me dolían los pechos al acumularse. Luego lo hice con la otra teta y me quede mas tranquila. Me acomode sentada a ver si podía estar mejor y uno de ellos vio manchas en mi pullover.

Mira, dijo, se le formo a esta, una aureola mojada.

Si-_dijo el otro, se estuvo apretando los pechos recién para sacarse leche, por no amamantar.

El primero volvió a decir- podíamos chupárselas nosotros

Sabes no podemos tocarlas.

Mira estas dos también hicieron lo de la pendeja.

Tanto Ivonne como Magali tuvieron la misma idea que yo, y estaban manchadas igual. Dormitamos como pudimos, preocupadas de nuestra situación pero mas por nuestros bebes.

Llegamos a un lugar en pleno campo que había una casa mas bien chica. Nos bajaron y sacándonos las esposas nos encerraron en un sótano con una pequeña lámpara encendida.

SILVIA: bueno acá si podemos hablar, aunque nos escuchen

MAGALI: si, todo esto es muy raro.

IVONNE: supongo nuestras familias habrán informado a la policía y nos estarán buscando.

MAGALI: olvídate de eso Ivonne, estamos en el horno. Hace de cuenta que estamos perdidas ya.

IVONNE: no digas así Magali, tenemos que tener fe que nos van a encontrar.

SILVIA: mira por el camino que hicimos debería haber algunos controles y nadie no paro parece.

MAGALI: si tienes razón, tendrán vía libre?

IVONNE: me están asustando chicas.

SILVIA: acostúmbrate a la situación Ivonne. Lo que no se es porque nos levantaron a las tres, recientes madres y con chicos para amamantar.

MAGALI: no lo se y oíste no nos pueden tocar.

SILVIA: todo muy raro. Agucemos nuestro sentidos y escuchemos hasta la mas pequeña palabra, a ver si conseguimos algo. Y mirar también es importante.

Levante mi pullover y saque mis tetas afuera pare descargar nuevamente leche y las otras hicieron igual.

Pasaron las horas y no sabíamos si era de día o de noche. Escuchamos el característico ruido de un helicóptero llegar y se abrió la puerta del sótano. Nos hicieron salir y parar a la intemperie, era de día. Del helicóptero bajaron dos persona y otra se quedo a bordo. Se acercaron a nosotras y me agarro un escalofrió. El que parecía el jefe dijo

JEFE: mi nombre es Hugo y mi ayudante es Ignacio.

Ambos tenían cara de mafiosos

Hugo: bien chicas, parece que son de buena madera. Muy bonitas las tres.

Ninguna de la 3 pronunciamos palabras, al contrario las tres nos juntamos mas entre si.

HUGO: separadas por favor, en fila metro y medio entre Uds. No quiero repetir las órdenes

Ese Ignacio le alcanzo una fusta y este tiraba al aire golpes.

HUGO: acostúmbrense a obedecer mis órdenes, sino serán castigadas.

En que manos caímos, parecen trata de mujeres. Por Dios que no lo sean

HUGO: bien, ahora cada una se saca toda la ropa y la pone al costado derecho. Toda dije, toda.

Nos miramos las tres, ninguna se animaba a desnudarse.

HUGO: y que pasa? Las desvisto yo?

Con miedo las tres nos desnudamos de pies a cabeza, incluido el calzado y medias.

HUGO: bien, veo que entran en razones.

Se acerco a Magali y toco su concha, su culo y oprimió sus tetas. También la presiono para que abriera la boca y la reviso. Luego fue el turno de Ivonne e hizo lo mismo

Cuando llego mi turno temblé

HUGO: bien veamos la más pendeja.

Sus sucias manos exploraron todo mi cuerpo, oprimiendo mis tetas y pellizcando fuertemente mis pezones. Luego abrió mi boca con vehemencia y me reviso.

HUGO: ahora vayan a su encierro, así desnudas como están y esperen órdenes.

Fuimos a nuestro encierro, tratando de taparnos con las manos, pero era inútil. Entramos y detrás nuestro se cerró la puerta.

En el encierro las tres lloramos por la humillación sufrida. Porque nosotras estábamos en esa situación, cuando hace pocos días habíamos sido madres, el sentimiento más puro. Ahora lejos de nuestros vástagos, sin saber si volveríamos a verlos. Como llevarían esto mis padres. Con lo de mi ex ya venían de golpe en golpe y este era el mas ruin y artero.

Apretadas, desnudas, las tres juntas en un rincón como si quisiéramos protegernos una a las otras.