Madre solo hay una

Mi madre se consuela conmigo ante la ausencia de mi padre.

Me presento. Mi nombre es Saul. Vivo con mis padres y con mi hermana pequeña. Mi padre pasa poco tiempo en casa ya que es piloto de aviones y mi madre es maestra. La historia que os cuento sucedió hace unos años, exactamente cuando yo tenía 14. Nunca pensé lo que me llegó a ocurrir pero no me arrepiento. Mi padre pasa largas estancias fuera de casa por su profesión ósea que prácticamente es mi madre la que nos educa a los 2. Mama es una mujer alta, morena con un pelo largísimo, amplios senos y trasero también generoso. Es muy buena madre y a ella le debo la educación que tengo ya que mi padre poco podía hacer.

Cuando papa faltaba, muchas noches dormíamos con ella, a veces por miedo los días de tormenta o simplemente por dormir todos juntos. Le pedimos a mi madre que si podíamos meternos en la cama para dormir con ella. Mi hermana se puso en una esquina y mi madre en otra y así nos dormimos. A media noche me desperté porque empecé a notar algo. Mi hermana se encontraba a mi espalda y yo me encontraba mirando a la espalda de mi madre. Pero algo me estaba perturbando. No sabía lo que era porque estaba medio dormido pero enseguida me di cuenta. Era mi madre. Yo estaba totalmente empalmado, como nos despertamos todos los hombres y mi madre estaba tocando mi pene con su culo. Al principio me pareció algo normal debido a mi empalme pero al intentar retirar mi cuerpo veo como mi madre desliza su culo hacía mi como buscando mi polla. Vuelvo a retirarme un poquito más y en ese momento mi madre coge su mano y la pone en mi nalga izquierda y la empuja hacia ella con lo que mi pene erecto vuelve a estar directamente en su culo. Arqueó un poco el culo hacía mi separando su espalda, subiéndose el camisón y mi polla se pasea sobre su tanga a la altura de su coño. Me empiezo a poner un poco nervioso pero mi madre sigue dando toques con su coñito y soltando algún gemido.

Después de unos toque más, mi madre relaja el culo y vuelve a su posición pero enseguida vuelve hacía tras pegando su espalda a mi torso con lo que mi polla quedo ensartada debajo de su coño y entre sus dos piernas. En esos instantes mama cierra las piernas y empieza a moverse levemente y yo la acompaño en su balanceo. Mi mano izquierda se posa entonces en su cadera para acompasarme al ritmo, pero pasado un rato, mama coge mi mano y la lleva hasta su pecho izquierdo, por encima del camisón, posa mi mano sobre el y con su mano por encima me hace acariciarla primero por el izquierdo y después por el derecho. Mi pene seguía aprisionado y sus piernas iban lentamente haciéndome una paja. Madre mía, nunca mejor dicho, me había hecho pajas pero nunca me las habían hecho. Mi sensación era de un placer inmenso pero también de vergüenza pensando que era mi madre la que me estaba haciendo la paja pero al fijarme en ella note que debía de estar más excitada que yo porque emitía de vez en cuando gemiditos a cada balanceo cuando notaba mi polla frotándole el coño. Tenía miedo que mi hermana se despertara algo que a mi madre parecía no importarle, pero por suerte no ocurrió. Mi mano seguía guiada por sus pechos pero mi madre la baja a su tanga a la altura de su clítoris y me hace frotárselo con su mano siempre encima. Seguimos así un rato pero yo ya no aguantaba más y mi polla expulsó el semen por la cama. Saque mi polla de entre sus piernas y ella se bajo el camisón y nos quedamos dormidos sin decirnos palabra. Ni por la mañana ni al mediodía hablamos del tema pero después de cenar cuando mi hermana se lavaba los dientes me dijo:

-Cariño, lo de ayer tiene una explicación y es que muchas veces siento la cama muy vacía, tu padre pasa semanas sin venir y el contacto de tu miembro pues me excitó.

-Mama por favor, me da corte hablar de eso.

-Pero bueno, ¿cómo que te da corte? Si siempre hablamos de todo.

-Ya pero de eso nunca.

-Pues ya va siendo hora de que hablemos. Mira acuesto a tu hermana y hablamos. Me preguntas lo que sea.

-Mama, no creo que sea buena idea, me sentiría incomodo.

-Como tu quieras pero pienso que te podría aclara unas cuantas cosas y no que te creas lo que suelen decirte los amigotes que muchas veces van de farol.

Después de mucho pensarlo me decidí y fui a la habitación de mi madre. La encontré leyendo un libro recostada sobre la cama.

-Me lo he pensado mejor y quiero tener esa charla.

-Me parece muy bien. Ven siéntate aquí en la cama.

Se enderezó y nos sentamos uno frente a otro con las piernas cruzadas. Estaba algo nervioso pero ella me tranquilizo.

-No estés nervioso. Imagínate que soy cualquier amigo o amiga tuyo con los que seguro hablas de sexo.

-Si, pero con ellos es distinto.

-Para nada, relájate. A ver, supongo que eres virgen, ¿no?

-Si, respondí algo cohibido.

-No tengas ninguna prisa por perder la virginidad, tampoco digo que esperes a enamorarte de alguien y todo eso, pero no te apresures por que tus amigos digan que lo hayan hecho, que seguro que muchos mienten.

-Ya.

-Sobre todo toma precauciones que nunca sabes si la otra persona es sana. Mira, mañana mismo te compro condones.

-Vale.

-No se. ¿Quieres preguntarme algo?

-¿Qué os gusta que os hagamos?, pregunte después de pensármelo.

-Pues mira. Eso depende de cada una. Por ejemplo a mi me encanta que me den besitos por el cuello y que bajen hasta mis pechos y jueguen con ellos y me laman los pezones. ¿Supongo que nunca has visto un pecho?

Ante mi respuesta negativa se me quedó mirando un rato y alargó su mano para coger la mía. La llevo hasta su pecho y la puso encima presionándolo. Lo note algo blando. Guió mi mano por el canalillo hasta el otro. Al ver mi cara, deslizo el tirante del camisón y ante mi apareció su teta izquierda. Volvió a situar mi mano sobre ella y me hizo acariciarla un poco.

-¿Qué te parece?

-No las imaginaba tan grandes, pero el tacto si lo imaginé tan suave.

-No todas son iguales, las mías la verdad es que son bastante grandes, gasto una talla 100 de sujetador.

-Ya lo se mami, q lo que me refiero es que nunca imaginé que las tuvieras tan grandes.

-Y, ¿Qué te parece el pezón? Tócalo.

Empecé a rozar mis de dos sobre su pezón que enseguida empezó a aumentar de tamaño. Tenía un pezón grande y blando de color marrón al igual que la aureola que lo rodeaba que también era muy grande. Iba a parar pero mi madre me dijo que siguiera cogiendo mi mano intentando que no la quitara. Bajo el otro tirante y ante mi pude ver sus dos pechos. Me cogió la otra mano y me dijo que hiciera lo mismo con el otro pezón. Continuamos hasta que se le erizaron por completo.

-¿Qué te parece?, me pregunto parándome las manos.

-Me gustan mucho los pezones, su forma y su tacto.

-Ya lo creo que te gusta, dijo apuntando con la mirada hacía mi entrepierna.

Tan extasiado estaba con los pechos de mi madre que no había notado que estaba a tope de empalmado y la cabeza de mi polla había salido fuera por la abertura para mear que tenía el pijama. Puse la mano encima y la metí para dentro.

-Pero de que te avergüenzas si te la he visto mil veces, eso si, empalmada nunca y puedo apreciar que tienes una gran arma, casi tan grande como la de tu padre, ¿me la enseñas?

-Mama por favor.

-Pero bueno hijo, ¿después de lo de ayer te da corte enseñarle tu pene a tu madre? Después de cómo te agarraste a mi muslo que me clavaste las uñas hasta dejarme marca cuando te corriste, ¿te da corte que te la vea?

La mire y baje la mirada a mi pantalón y lo deslicé hasta mis rodillas. Mi polla salto como un resorte al bajar el pantalón y se quedó apuntando hacia mi madre. Alargó una mano y la cogió contándome que para mi edad era bastante grande mientras me tocaba el glande y la sopesaba. Tanto gusto me estaba dando que sin darme cuenta me corrí. El semen salió disparado hacía la mano de mi madre pero parte de ello llegó hasta su camisón.

-Vaya. Veo que te has excitado.

-Lo siento mama, no quería….

-No sientas nada cariño. Supongo que es la primera vez que tocas unos pechos y unos pezones y por supuesto que nadie antes te había tocado el pene.

Se acercó hacía mi y con sus carnosos labios me dio un beso en la boca, me puso la mano en la cara mirándome cariñosamente y me pregunto que si había tenido bastante o si quería preguntarle algo más. Después de correrme 2 veces delante de mi madre y habernos tocado consideré que la intimidad con mi madre se había roto. Alargué las manos cogiéndole los pechos y le pregunté si solía masturbarse.

-Por supuesto hijo, con tu padre fuera tanto tiempo no me queda otro remedio por eso ayer al notar tu pene me puse como me puse.

-¿Y como lo haces?, ¿Es fácil hacérselo a una chica para que se corra?

-No es difícil. El caso es saber manejar el clítoris tanto con las manos como con los labios y la lengua.

Me miró y al ver mi cara con sus 2 manos se quitó el camisón, bajó el tanga deslizándolo por las piernas hasta quitárselo quedando sentada con las piernas dobladas a cada lado de mi cuerpo. Pude comprobar lo velludo y negro que era su coño. Con sus manos separó los labios, que eran enormes, y pude ver la inmensidad de su cueva. Con 2 de sus dedos empezó a frotarse el clítoris alternando el uso de toda su mano pasándola por su vagina. Cogió mi mano y la llevó a su entrepierna diciéndome que probara yo. Comencé aunque ella de vez en cuando cogía mi mano para guiarme. En cierto momento me cerró la mano y me dijo que metiera un par de dedos. Así hice y creo que no lo hacía mal porque al poco mi madre empezó a respirar más profundamente y a cerrar los ojos. Al abrirlos se fijo en que mi pene volvía a estar erecto así que lo cogió y lo empezó a masturbar. Su delicada mano no paraba de descapullarme con una maestría tremenda que haría que no tardara e correrme. Como intuyendo lo que iba a pasar, frenó en seco y se abalanzó sobre mí tumbándome. Me comenzó a comer la boca. Su lengua no paraba de entrar y buscar la mía. Pero de repente se dio la vuelta y su coño quedó encima de mi cara. No hizo falta que me dijera nada. Con las 2 manos abrí los labios y metí la lengua. Estaba ya mojado aunque el sabor no acabó de gustarme. Además no paraba de comerme pelos. Ella por su parte cogía mi polla con las 2 manos y la descapullaba al máximo. Después la introducía en su boca y llegue a la conclusión de que o mi polla no era tan grande o estaba tan acostumbrada a mamar pollas que era ya una consumada experta, porque la mía se la comía entera. Tan excitado estaba que no me di cuenta de avisarla de que me iba a correr con lo que mi semen baño su boca por entero y tan fuerte debía ir que levantó la cabeza y tosió un poco pero no le debió molestar mucho porque enseguida bajó a seguir mamándola como queriendo exprimir hasta mi última gota.

-Vaya pedazo de corrida, hijo, dijo mientras se daba la vuelta y se tumbaba boca arriba apoyando su espalda en la pared y con las piernas flexionadas, pero yo estoy a medias y no me gustaría quedarme así, ayúdame a que me corra yo, cariño.

No me lo pensé 2 veces. Me incorporé, me puse de rodillas y me acerque a su coño. Ella con sus 2 manos cogió mi cabeza y la bajó a su entrepierna y continué dándole placer. De vez en cuando levantaba la vista y veía su cara con los ojos cerraos y restos de mi semen todavía cerca de sus labios. Mientras sus manos no paraban de toquetear sus enormes senos y de vez en cuando bajaba la cabeza y subía el pecho para lamerse el pezón. Cada vez se contorneaba más así que supuse que no lo estaba haciendo del todo mal. De repente paró, me apartó la cara, se dio la vuelta y quedo a 4 patas delante de mí.

-Penétrame cariño, lo necesito.

-Pero mama, no se si sabré como….

-Tú métela y empuja contra mí repitiéndolo.

Me puse de rodillas. Al verlo mi madre apoyó la cabeza en la almohada, elevó más su culo y con su mano izquierda me abrió los labios de su vagina para que entrara mejor. Apunté pero no acertaba así que la guié con mi mano. Al sentirla entrar mi madre gimió pero cuando finalmente entró su gemido fue mayor. Empecé a chocar contra ella y sus gemidos fueron creciendo. Subió la cabeza y se apoyo con las manos en el colchón.

-Así hijo, dijo entrecortadamente, cógeme de las caderas y empuja más rápido.

-¿Lo estoy haciendo bien mami?, dije con voz excitada.

-Si hijo, demasiado bien, pero por favor vete más rápido.

Aumenté el ritmo y note como sus paredes empezaban a estrecharse y apretaban mi polla. Estaba en el séptimo cielo. Mi primera penetrada y a mi madre. Los gemidos de mi madre fueron creciendo hasta convertirse en gritos en el mismo momento que noto que mi polla se mojaba más de lo que estaba. Se había corrido.

-¿Te gustó mama?

-No pares, por dios, que me cortas el orgasmo.

Inmediatamente obedecí pero mi madre me dijo que fuera más despacio mientras ella movía el culo en todas las direcciones. Eso consiguió que me excitara más. Iba a correrme por tercer vez, así que instintivamente aumente el ritmo y mi madre al darse cuenta me dijo que me corriera dentro, que no me preocupara. Al poco de decirlo, unos cuantos chorros de semen inundan el coño de mi madre la cual seguía recuperándose del orgasmo. Seguí bombeando hasta que noté que ya había salido todo mi semen.

-¿Qué te ha parecido?, ¿lo imaginabas así?, dijo dándose la vuelta.

-La verdad es que no esperaba que fuera tan espectacular, dije sin todavía poder recuperar la voz.

-Supongo que te he ayudado en algo, ¿no?

-En mucho mami, no lo sabes tu bien.

-Cariño, entiende que me entren estos calentones cuando no este tu padre, pero esto no es practica habitual entre madre e hijo, ¿vale? Por supuesto a tu padre ni una palabra de esto.