Madre inocente.

Una inocente madre relata natural cómo su hijo parece que se exhibe, o casualmente se muestra y ella lo contempla.

Estaba en el salón viendo una película bastante tranquila como de costumbre, no sé si eran las 7 u 8 de la tarde cuando mi hijo Jesús llegó de la piscina, a la cual se fue con sus amigos. Entró al salón:

  • ¡Hola mamá!

  • Hola hijo, ¿todo bien?

  • Sí claro. -se acerca al sofá donde estoy y se sienta.-

  • ¡Te has puesto moreno ya eh!

  • Qué va, solo un poco. -se baja un poco el bañador, justo por debajo del ombligo y por descuido supongo, lo baja demasiado y veo el tronco de su pene.-

  • Uy, qué te he visto la picha. -río.- Sí, así viendo la diferencia parece que no has cogido tanto color.

  • Perdón pensaba que los elásticos estaban más apretados. -ríe.-

  • No me va a asustar esa pichilla. -río.-

  • ¿Pichilla?, mamá lo dices como si tuviera 3 años. ¡De pichilla ya nada! -ríe jocoso.-

  • Una pichilla y punto. -Lo miro, sé que se está picando.-

  • De eso hace ya mucho, que tengo ya 18 años...

  • Ya lo sé, ¡es una broma!

  • Si tú supieras...-dice casi susurrando.-

  • ¿Qué has dicho?

  • Nada nada, lo que te iba a decir voy a hacer ejercicio y ya me ducho.

  • Perfecto, ahora te aviso para cenar.

Se levanta del sofá y se dirige a su habitación, es un chico muy presumido, está entrenando en casa a diario desde que cumplió los 16 lo que le ha dado un cuerpo bastante fuerte y voluptuoso con el tiempo, no se por qué no quiere apuntarse al gimnasio pero bueno, dice que es un gasto innecesario.

Dan las 21:15, voy a empezar a preparar la cena y a avisarlo para que vaya terminando de entrenar.

Llego a su habitación:

  • Voy a hacer la cena ya así que ve...

Se gira mirando hacia a mí, está sin camiseta como de costumbre para entrenar, sus músculos algo más grandes de lo normal por el reciente entrenamiento, pero lo que me deja cortada es que va sin pantalones de deporte y el bulto que marca en slips.

  • ¿Qué haces así?

  • Hace mucha calor ya mamá, que llevamos 1 semana de verano...

  • Ya... tienes razón. Se te ve bien -río.-

  • ¿Mamá ya vas a reírte otra vez de mí?

  • ¿Pero qué dices?, te lo digo en serio.

  • Venga ya. -ríe a la vez que se toca el paquete por un segundo.-

  • Una cosa es que estés en calzoncillos entrenando y otra que te toques el paquete hombre. -río.-

  • Es un acto reflejo mamá, siempre lo hago pero llevo más ropa claro.

  • Ya, esa manía que tenéis de tocaros el paquete todo el rato. -río y me acerco a él.- Deberías ponerte unos boxers más sueltos, para el deporte tiene que ser muy incómodo esos slips tan ajustados. ¿no?

  • Sí, si para hacer deporte suelo llevar los otros debajo pero como solo iba a llevar calzoncillos me puse estos mejor.

  • ¿Y esa tontería por qué, qué más dará?

  • Mama con los sueltos... es que se nota más. -ríe.-

  • ¿Pero qué te crees que no se te nota la picha igual con estos? -miro hacia su paquete.-

  • Por eso, imagina con los otros. -ríe con gracia.-

  • Pues...¿qué pasa?

  • Nada nada...

  • Otra ves con el nada nada, ¡dímelo!

  • Que mi pichilla como tú dices puede sobresalirse por los lados, o abultar mucho y como que lo veas tú no me haría gracia.-

-¿Sobresalirse? ¿Tanto te ha crecido la pichilla? -río.-

Se ríe sin contestarme.

  • El que calla otorga...-río.-

-Venga mamá, ¿te tengo que explicar que no me pongo los sueltos porque se me podría salir la picha o un huevo mientras hago deporte?

  • Pues sí, ya me queda más claro. -río.-

  • Te gusta hacerme sentir ridículo eh.

  • De ridículo no tienes nada hijo, te has puesto buenorro con la tontería del ejercicio.

  • Algo bonito que me dices, para eso lo hago al fin y al cabo. -Dice haciendo una pose sacando músculo, casi me da la risa, pero fijándome bien su paquete queda más abultado en esa posición, vaya que se nota bastante más.

  • Sacando músculos para tu madre, ay señor...

  • Miras a todos lados de menos a los músculos. -con una sonrisa canalla.-

  • Miro donde más me llama la atención. -río mirando a su paquete.-

  • Al músculo que miras no le hace falta entrenamiento ya.

  • Qué tonto estás hoy con demostrar que ya no tienes una pichilla.

  • No me hace falta demostrarlo, se ve de sobra. -se agarra el paquete y ríe.-

  • Anda guarro te dejo ya que voy a hacer la cena.

  • Si que como te quedes ahí más rato me vas a desgastar de tanto mirarme.

  • Serás imbécil. -río.-

Me dirijo a la cocina a la cena. Estoy un poco con el pensamiento ido, o más bien en la imagen de mi hijo en slips, ¿estaría un poco empalmado o si polla será así?

Joder, qué hago pensando en esto...

  • ¡Marcos a cenar! -grito desde la cocina.-

Al poco oigo sus pasos, entra a la cocina. Ha terminado de hacer ejercicio pero no se ha puesto los pantalones como de costumbre para estar por casa.

  • Qué buena pinta tiene.

  • Si si, ¿y los pantalones?

  • ¿Qué? me has visto ya en slips, qué más da. Estoy más fresco así.

  • Ya hijo, pero no es plan de que vayas así por casa...

  • ¿Así cómo? Voy normal mamá, en slips.

  • Ya ya, pero como antes solías ponerte algo más encima.

  • Pero hoy me has visto así en slips y ya he superado la vergüenza tonta.

  • Perfecto entonces, sólo me extrañaba.

  • ¿Te incomoda a ti?

  • Qué va, -río.-

  • Es que lo parecía, tan insistente en que me pusiera los pantalones.

  • No, solo que no estoy acostumbrada a verte así.

  • Ni que estuviera desnudo, ¿qué problema hay?

  • Pues que es verdad que ya estás grande Marcos...

  • Vaya antes que si tenía una pichilla y ahora que si estoy grande. ¿Tanto marco? -dice mirando a su paquete.-

  • Bastante guarro, -río.- ya me has dejado claro lo que querías, ahora ponte algo más encima anda.

  • No es mi culpa que se me note tanto la picha, -ríe.- y con los slips porque ahora está tranquila...si no.

  • Gracias por la información hijo, muy necesaria. -río.- si así es tranquila vaya cuando no lo esté, ¿no?

  • Te estás superando eh, ¿que te diga cómo es cuando no está tranquila?

  • Ya no me voy a asustar Marcos.

  • Ahh, sorpresa. -ríe.-

Fijándome desde hace un rato se está tapando con la mano el paquete.

  • Qué tonto, las manos en la mesa mientras comemos que es de mala educación tenerlas debajo. -le digo mirando hacia su paquete.-

  • Mejor que no hazme caso.

  • Es de mala educación he dicho.

  • Creo que sería de peor educación otra cosa.

  • No te entiendo.

  • Cosas de hombres...

  • ¿Se te ha puesto tiesa? -río.-

  • Sí... -ríe.- si me traes los pantalones cortos de deporte te lo agradecería.

  • Voy marrano, voy.

Menudo guarro está hecho, se le ha puesto la polla dura por un halago de nada... serán las hormonas, pienso.

Llego a la cocina con los pantalones.

  • Toma anda, pontelos. ¿Pero cómo te has podido empalmar?

  • Estábamos hablando del tema... -se pone de pie, por un instante queda casi en frente de mí dejando a la vista la erección, no doy crédito, los slips no aguantan semejante polla, puedo observar por un momento como más de la mitad de la polla sobresale por encima del elástico, con toda la naturalidad del mundo se la coloca dejándola sobresalir esta vez por debajo, medio rabo queda colgando libremente. La tiene tan grande que si la dejase dentro de la tela o se parte la polla o rompe los slips. De seguido se pone los pantalones, escondiendo al fin todo lo que acabo de ver pero marcando rabo igualmente. Se sienta en la silla a seguir cenando. Hago como que no he visto nada y que estaba pendiente de la tele, un silencio se produce hasta que lo rompe.

-Voy a ducharme que ya he cenado.

Se levanta, por mi rabillo del ojo veo como su polla rebota dentro de los pantalones.

  • ¡Vale!

No puedo evitar de pensarlo, ha decidido reírse un poco de mí demostrando sin mucho disimulo que tiene buena polla, aunque me lo tomaré a bien, ¿qué voy a hacer si no?

Me dirijo a su cuarto, que como siempre se ha dejado las pesas por en medio y hecha un desastre. Me fijo en su escritorio donde tiene el ordenador encendido, en la pantalla veo que hay una ventana de internet cerrada, decido abrirla. La búsqueda es: "Cómo medir el grosor de la polla". Sale muy bien explicado, que con una cinta métrica flexible sería lo ideal. Decido darme prisa y mirar el historial un momento, evidentemente no me decepciona, "Las mujeres la prefieren grande", "22 centímetros es grande". Está última búsqueda me deja pensativa, si busca eso es porque le mide eso, ¿no?, seguramente y más con lo que he visto hoy. Oigo la puerta del baño abriese, cierro el historial y dejo la pantalla tal y como estaba, sigo haciendo como que recojo la habitación. Entra a la habitación.

  • Estoy cansada de tener que recoger yo tu habitación. -miro hacia él, está completamente desnudo llevando solamente la toalla encima de los hombros, me ve pero no se tapa en absoluto, sigue andando como si nada. Por un momento me quedo mirando el bamboleo de su polla ahora completamente flácida de lado a lado.

  • Sí mamá, lo siento. -ríe.- dame los calzoncillos del armario.

  • Ni lo siento ni hostias, ya te vale eh. -abro el armario y se los doy, los agarra pero en vez de ponerselos directamente los deja en la cama.-

  • Qué mal genio mamá. -dice a la vez que empieza a secarse el cuerpo por las piernas, el culo, los huevos y la polla. Curiosamente por la polla es por donde más insiste en secarse, pegándose unos buenos meneos, me agacho para recoger unos calzoncillos que asoman por debajo de la cama, están húmedos... prefiero no saber por qué. Al levantarme para ya irme de la habitación lo miro de nuevo y noto como su polla ha pasado de estar flácida a estar a media erección, menudo pollón tiene el cabrón y cómo le ha cogido el gusto a enseñarlo.

  • ¿Tú ya sin vergüenza ninguna o qué?

  • No sabía que ibas a estar en mi habitación, avísame la próxima vez que salga del baño dónde estás para saberlo.

  • No me refiero a eso Marcos, mírate cómo estás. -señalo su polla.-

  • Uy, -ríe.- ha sido al secarme con la toalla, por el roce. -agarra los calzoncillos y se los pone.-

  • Hoy te he visto la polla más que en los últimos 10 años marrano.

  • Ya, pero me da igual ya. -ríe.-

  • No hace falta que lo digas.

  • Imagínate que me hubieras pillado haciéndome una paja o algo. Al menos ahora ya no te sorprenderías tanto. -ríe.-

  • ¿De qué se supone que me tendría que sorprender?

  • No sé, de nada, ¿no?

  • Tápate con algo más que se te marca todo otra vez.

  • ¿Pero qué es lo que te molesta? Tengo polla mamá, acéptalo.

  • No si yo lo acepto, pero un poquito de cuidado ya estaría bien.

  • ¿Qué pasa, es que te impresiona?

  • ¿Que si me impresiona? -río.- Claro que no, ¿qué te has creído?

  • No me creo nada, pero está bien, ¿verdad? -ríe.-

  • ¿Tu pichilla? -río y le doy un beso en la mejilla, salgo de la habitación.-

  • ¡Que te den mamá! -ríe a carcajadas.-

  • ¡A ti Don Pichilla! -digo a voces ya en la lejanía y riéndome.

Continuará