Madre-hijo verano 2017 II
Segunda parte. Seguimos contando
HIJO
Por la mañana antes de levantarme recordé de nuevo el coño de mi madre marcándose en el bikini y sus tetazas bajo el vestido y con la polla dura como la tenía me hice otra paja pensando en ella y su cuerpo.
Luego me levanté e iba al servicio pero sentí como mi padre decía algo sobre las quemaduras, fijé mi vista por una rendija abierta de la habitación y ví a mi padre de pie de espaldas, mi madre sentada en la cama dándose la pomada por sus hombros y sus tetas al aire. Era la primera vez que las veía así, al natural, que tetazas para comérselas, que aureolas ricas y grandes, que pezones duros se le veían.
Dejé de mirar por si me veían y me fui al servicio, baje mi mano a i polla, otra vez dura y cayó otra paja.
Salí y ya miraba a mi madre de otra forma sus tetas, muslos, coño no pasaban desapercibido para mí, mi vista se fijaba en su cuerpo en todo momento. Desayunamos y ella se quedó en el apartamento, según comento mi padre le dio la pomada en la espalda por la mañana y no quería que el sol le diera. Volví de tomar un baño mucho antes de comer, seguía pensando en el cuerpo de mi madre.
MADRE
Me dí la pomada por delante después de escuchar a mi marido lo tonta que era y demás mientras me la daba por la espalda. Es verdad que diferencia cuando me la dio mi hijo, pensé en algunos momentos, Él fue tierno, comprensivo, dulce y paciente todo lo contrario a mi marido.
Si que oí algo en el pasillo cuando me daba la pomada pero con el dolor que aún tenía no me fijé mucho en ello en ese momento. En el desayuno si que vi como mi hijo volvía a mirarme de nuevo, a pesar de llevar un vestido amplio pero tupido.
Me quedé allí, algunas veces mirando desde la terraza la piscina donde estaba mi hijo. Hasta que volvió a casa, mucho antes que mi marido
HIJO
Subí de la piscina pensando y deseando en ver a mi madre, era una sensación como cuando volvía a estudiar, quería verla y que me explicara algunas cosas, solo que esta vez era para algo más mundano, ver la a ella, sin más. Entré y estaba leyendo una revista, medio tumbada casi fuera en la terraza. Dios una camiseta de tirantes que la tapaba hasta el ombligo, una falda por los muslos, una pierna estirada y la otra doblada encima de la terraza. Me acerqué saludando, ella me miró sonrió y saludó. Llegue a donde ella por el lateral, la veía sus muslos redondos. Le señalé con un dedo diciéndola
Hijo: mamá aún tienes muy rojo el cuerpo y las piernas.
Se miró y dijo
Madre: Sí, bastante verdad, que tonta fui al quedarme durmiendo.
Hijo: bueno eso pasa, luego te doy más crema.
Madre: si, me vendría muy bien, gracias hijo
Con disimulo pasé por delante hacía la terraza y miré ss entrepierna, pude ver sus bragas blancas. Su pezones duros marcándose en la camiseta, esas tetas que se salían algo por los laterales de la camiseta, en unos segundos se me puso dura y me disculpé y me fui al servicio a pajearme pensando en como le comía el coño, las tetas y luego la follaba sin piedad.
MADRE
Llegó mi hijo y le saludé, mientras hablaba notaba su mirada, le notaba como parecía comerme con las vista, esa mirada la conocía de otros hombres, pero no sabía porqué no me importaba, me quedé inmóvil en esa situación sabiendo que mis pezones se marcaban y mucho y mis piernas dejaban ver mi ropa interior. Supe porque se iba al baño por su enorme bulto en el bañador y estando sola sabía que mi hijo se estaba tocando en el baño, al contrario de escandalizarme sé que medio sonreí por ese hecho
Llegó mi marido comimos y el se echó la siesta mientras yo recogía la mesa con mi hijo y sus miradas y fui a tumbar un rato. En la cama me pensé en lo de la noche del día anterior, la mañana y el medio día con mi hijo tan ensimismado y con tanta alteración hormonal. Lo peor de todo es que no me importaba todo eso, creía que era lago gracioso en ese momento, pero estuve inquieta toda la tarde en la cama, sin poder dormirme. Mi marido se fue a dar una vuelta ya a la caída de la tarde y me quedé pensando en el ofrecimiento de mi hijo de darme la pomada, otra vez.
Me levanté y vestí, salí para ver si estaba y lo encontré en la terraza.
Madre: hola, que haces
Me miró
Hijo: nada pasando el rato viendo el paisaje tan relajante.
Sin muchos preámbulos más le dije que si quería darme ahora la pomada, se le iluminó la cara y le pedí unos minutos para prepararme en la cama.
Me desnudé del todo y me puse un tanga de hijo dental blanco, una toalla en el culo y otra dejé para cuando me diera la vuelta ponérmela en el pecho. Me tumbé boca abajo y le llamé
HIJO
Entré y la vi tumbada en la cama, sus piernas estiradas, su espalda al aire, sus tetas saliéndose por los lados, me empalmé nada más verla. Me puse de rodillas cogí la toalla y la envolví para ponérsela en la frente y que pudiera tener el cuello recto luego cogí la pomada de la mesilla y comencé a darle por el cuello y brazos, muy despacio con los dedos pasándolos por todas partes. Miraba sus tetas por los lados y su culo marcándose en la toalla.
Mi polla a tope de dura y mis manos tocando su piel, despacio, sin prisas; el cuello, los hombros, los brazos, su espalda, pasando mis manos por el lateral, su pecho, hasta el límite con la toalla en el culo, bajándola despacio y disimulando. Vi la tira del tanga, un tanga de hilo dental, lo demás era carne, su culo, bajé más la toalla y, un poco, la tira del tanga, estaba nervioso. Le dí la pomada por todo ello y luego por sus piernas, pasé las mano por dentro de los muslos, subí un poco la toalla y ví como el tanga se metía por su culo y tapaba el coño, pasé las manos por dentro, casi por su coño y mi polla a reventar. Bajé por sus muslos y piernas y la dije
Hijo: date la vuelta que te dé por delante
Cogió la toalla que tenía debajo de la frente y se la puso en su pecho a la vez que se daba la vuelta, también se sujetaba la toalla del culo y coño para que quedara bien puesta.
Me daba igual empecé a darle la pomada por los hombros y cuello. Yo seguía de rodillas y mi polla daba en su cuerpo. Le daba la pomada despacio, me recreaba por sus hombros y brazos. Luego bajé por su pecho, bajé la toalla hasta el límite de sus pezones y suavemente le dí la pomada por encima de ellos y luego por debajo del pecho. Se le marcaban los pezones en la toalla. Bajé más las manos hasta su cintura y bajé la toalla hasta ver la parte de arriba del tanga, blanco y transparente por zonas. Le bajé el tanga algo, mis dedos pasando por debajo de la tira del tanga, mi polla a reventar y mis dedos por su piel. Bajé las manos hasta los muslos me asomé para ver bien el tanga, su coño a unos centímetros de mis dedos que pasaba muy despacio por la zona. Luego seguí dándole muslos y piernas hasta los pies. al final tuve que decirla
Hijo: ya está, mamá. Espero que estés mejor
Madre: si, si mejor gracias hijo, si muchas gracias
Me fui de allí directo al baño donde pensé en mi madre, su cuerpo, sus muslos, tetas y coño y me hice una paja descomunal.
MADRE
Me puse ese tanga esperando que así le fuera más fácil, eso me dije en ese momento, pero en el fondo me lo puse para que me viera así. Me tumbé en la cama y esperé a que sus manos pasaran por mi piel. Fue poco a poco pero según notaba sus manos por mi cuerpo todo era mejor distinto, agradable, relajante, sensual y sexual porque sus manos y mi pensamiento hacían que me fuera poniendo y más cuando pasaba sus manos por mi muslo, tocando mi sexo estando boca abajo y luego mi pecho y mi entre pierna estando boca arriba hizo que me mojara, SÍ me mojara y deseara que terminara para que pasara todo. Se fue y no pasó, bajé mi mano a mi coño y como una adolescente lo tenía mojado como hacía tiempo que no me pasaba, incluso pasé mi mano por mi coño repetidas veces pensando en masturbarme pero me corté, una mujer casada no hace eso.
Ya por la noche me vestí sin que se viera y notara nada, no podía dejar que las cosas siguieran por ese camino.
Continuará