Madre, esposa y....mujer perversa

Es excitante tener un macho a tu disposición. ¡Uuuuum! Se puede jugar con él a esas perversiones que nos apetecen a todas.

Madre, esposa y …. mujer perversa.

Le muerdo el pezón fuerte, quiero que le duela, no se puede mover, está atado al cabecero de la inmensa cama del motel. Tiro de la piel de la verga para dejar el capullo al descubierto, está brillante. Lo recorro con la uña. Se agita, tiene prohibido decir nada, sólo puede contestar si yo le pregunto. Le vuelvo a morder en el otro pezón, le dejo la marca de mis dientes.

Me doy cuenta que estoy muy caliente, mojada, me meto el dedo en la concha y lo saco empapado de mis flujos, y me lo chupo, me encanta mi sabor a hembra, me lo vuelvo a introducir pero está vez lo llevo a los labios del macho sometido. Lo lame, saborea mi feminidad. Le tengo sujeto con su camisa, las muñecas en las mangas y el cuerpo pasando por el barral del lecho. A su pija ,bien dura y en alto, le he puesto en la base mi tanga hilo dental, haciendo un nudo para controlar su eyaculación. Está en mis manos. Puedo hacer lo que quiera, es mi esclavo.

Le vuelvo a morder el pecho, quiero marcarlo. Yo sólo llevo las medias de red y los botines de taco altísimo. El ser bajita te obliga a usar ese tipo de tacón, que te hace ir erguida luciendo las tetas y para la cola.

Es sábado, mejor domingo porque pasan las doce. Chispea, los días en que parecía llegaba una primavera veraniega, el viento del sur los ha convertido en prácticamente en invernales. Estoy muy caliente, me vuelvo a meter los dedos y vuelvo a lamer mi humedad. Necesito acabar. Me toco el clítoris, está duro, como pidiendo ser acariciado, lo hago rápido, busco relajarme , no dejo de mirar al hombre atado, no es un atleta, pero está bueno y a mi disposición. Le agarro fuerte la polla mientras me vengo, me siento poderosa, perversa, pero me lo he ganado.

Es el fin de semana libre en unos días que he tenido que reprimirme. Mis padres han venido a festejar mi cumple, mis 37 años, ando camino de los 40, sólo quedan 3, tengo que aprovechar. Y se han quedado en Buenos Aires.

El tener a mis padres en el departamento te impide usar toda la casa como dormitorio, ese empezar en el salón o en la cocina y coger cuando las ansias te hacen explotar en cualquier sitio. Se folla en el dormitorio, y sólo por la noche, al acostarse, o por la mañana antes de la jornada laboral de mi marido. Eso es deprimente, pero más el no poder hacer el amor tranquila con Vero.

Soy bisexual, me vuelven loca las mujeres, más que los hombres, debe ser porque macho tengo y hembra me cuesta conseguir. Solo he tenido tres relaciones continuadas con otras chicas. Con Julia, mi amiga de la infancia, que ahora vive entre Roma y Nueva York. Con Silvia la esposa de un amigo de mi marido, pero vive en España. Con Hortensia , una vecina peruana, que volvió a su país, ( ese fue un mal rollo me lo había advertido mi chico, eramos muy diferentes) y ahora con Verónica.

Vero es una joya, divertida, apasionada, tranquila. Vivimos en el mismo edificio, las dos tenemos dos hijos, su marido es socio del mío, desde que nos hemos ...liado ( esa es la palabra) la vida es un disfrute total. Es más joven que yo (31). Es más alta que yo (1, 71), yo 1,55. Tiene unas tetas maravillosamente enormes ( mas de 100, ahora dando de mamar se aproximan a 110), yo me engaño creyendo tener 90 después de dos partos. Ella totalmente blanca, yo morocha. Y sobre todo una maravilla en la cama, hacer el amor con ella me desata, me llena.

Su marido no sabe nada, el mío sí y le gusta que yo sea feliz. Bueno pues con mis padres en casa ,apenas podemos amarnos, casi siempre los tengo encima, no disponemos del tiempo necesario para revolcarnos a gusto.

Tengo amante y marido con limitaciones, y me jode.

Hoy hemos celebrado una fiesta en casa de Carmen, su marido es el abogado de la empresa de mi marido, eramos unas diez parejas, mezcla de negocios y amigos. Vero ha ido sólo un rato, su hijo se ha quedado con mis padres que han hecho de niñeros del suyo y de los míos. Pero tenía que llevar al pequeñín, las tomas son regulares y ...dar la teta manda.

-“Te ha puesto caliente ver dar de mamar a Vero. ¿ Verdad?”-

pregunto a mi macho sumiso.

-

“ Sí, mi ama”-

me gusta que recuerde quien manda. Enciendo un pucho, acerco la llama a los pelos que rodean su verga erguida, los chamusco, vuelvo a dar una calada, y repito la operación con el vello del pecho, luego otra vez en el muslo casi junto a sus huevos.

Porque cuando Vero, que estaba preciosa con un vestido que destacaba sus curvas,ha salido del salón `para dar el pecho a su bebé, a parte de las íntimas que en solidaridad femenina la hemos acompañado, se han dejado caer algunos hombres, con la disculpa de preguntar qué hacíamos y aprovechar para contemplar la maravilla de la naturaleza que son sus lolas.

Mi macho también ha ido, no quería perderse el espectáculo, esos melones que yo lamo cuando ella acaba de dar la leche a su hijo, saboreando las últimas gotas de las tetas ubérrimas.

Y también como una mosca a un panal de miel ha acudido Emilio, Emilio me excita. Le siento tan vicioso, degenerado que me pone. Y me encanta ponerle caliente, saber que se la pongo gorda, petrea.

Oigo la música, hemos tomado unas copas con algo de picar mientras se hace el asado.

-

“Me parece que han empezado a bailar. ¿ Vamos?”-

agarro a Emilio de la mano y le saco de la habitación, mi macho se queda allí, mirando. Le llevo al salón donde algunas parejas bailan. Para la fiesta me he puesto una camisa negra semitrasparente de Adolfo Domínguez , que mi cuñada me regalo aprovechando unas rebajas, que se ciñe como segunda piel, debajo un corsé de encaje también negro, que me levanta los pechos, con el canalillo bien a la vista. La pollera por debajo de la rodilla beige crudo, me marca la cola, bien parada.

Bailamos, Emilio me aprieta, mete su muslo entre los míos, yo reclino mi pubis en su pierna, me dejo restregar. Está nervioso, muy caliente, me pega a su pecho, yo me muevo para que note mis senos. Me divierte ponerle cachondo perdido. Veo a mi macho mirándonos, quiero que vea cómo me meten mano y cómo soy capaz de calentar a un hombre.

Acaba la pieza, me separo. Veo el bulto de la polla dura contra su pantalón. Empieza un suelto, me retiro, otro hombre me saca a bailar, las parejas nos movemos. Los ojos de Emilio me devoran, también los de mi macho. Me muevo excitando.

Siguen los rápidos, bailamos en grupo. Cuando vuelven a poner un lento, Emilio me atrapa y yo me dejo atrapar.

Me empotra en el baile, yo me pego como una lapa, me gusta sentir su poronga dura contra mi cuerpo. Le miro a los ojos, simulando estar entregada. Es una extraña sensación, estoy cachonda perdida, pero no cogería con él por nada en el mundo. Lo que me excita como a un perra en celo es ponerle cachondo. Pienso en el polvo que le va a echar a su pareja, si no se tiene que hacer una paja antes. Dejo que sus manos recorran mi espalda y una se apoye en mis nalgas. Me sigo restregando contra él, hasta que acaba la pieza. Me separo y mis ojos va hacia mi marido que me observa excitado.

El pensar en el baile me ha vuelto a calentar. Miro a mi macho atado, me encanta ser una bruja mala. Creo que merece un castigo, estoy siendo demasiado blanda con él.

Le ordeno que se ponga boca abajo, sonrío pensando en que se le debe clavar la polla dura en el colchón. Saco el cinturón de sus pantalones, lo doblo , la hebilla y el metal del final en la mano, es cuero blanco, con tiras pequeñas entrenzadas. Y le azoto, flojo al principio, más fuerte a medida que me caliento viendo como se ponen rosas sus nalgas.

Tiene el culo rojo y yo la concha empapada. Me meto los dedos, los saco totalmente mojados, me acerco , le doy una nalgada, tanteo con mi índice mojado el valle entre sus montañas peludas y redondas, me detengo en el ojete, y meto el dedo, lo saco y vuelvo a meter dos, el índice y el corazón, los muevo, dándole por culo con mi mano.

Me tumbo sobre él sin dejar de sodomizarle, me restriego, quiero que sienta mi concha mojada en su piel. Le agarro de los pelos y tiro hacia atrás.-

“Di que te gusta que te encule, dilo , dime que si”-

- “Sí”-

acelero el movimiento de mis dedos , cuando me vuelvo a sentir camino del orgasmo, los saco y le obligo a girarse. Me coloco sobre su cara, mi sexo al alcance de su lengua.

-

“Cómeme el coño, cabrón”-

me obedece, me lame rápido, profundo, me vengo y me dejo caer sobre su rostro, sigue chupando hasta que yo no soporto más placer. Me tumbo a su lado.

Me levanto, agarro su pullover y con él le tapo la cabeza, no puede ver. Le dejo atado en la cama. Me lavo bien las manos, me doy colonia en los dedos. Me gusta coger en un telo, me hace sentirme una putilla. Al salir de casa, mi madre con picardía nos ha dicho que no tuviéramos prisa por volver. Mi macho me ha propuesto ir a un motel, yo he aceptado, como sobre apostar quién el sumiso y quién el amo. He ganado y es todo mío para sacar la perversa que hay en mí.

Me acerco a la cama, le araño el pecho, le clavo las uñas en los pezones, los pellizco. Agarro la polla, es una piedra. Me pongo sobre ella y me acaricio con el glande la entrado de mi sexo. Me dejo caer de un golpe hasta que entra hasta lo más profundo. Me quedo quieta empalada.

Empiezo a moverme despacio, arriba y abajo, me inclino para que me roce bien el punto G. El nudo de mi tanga me roza el clítoris, es un gustito que me pone todavía más. No tengo prisa, dejo que el placer vuelva a inundarme, es una cogida tranquila en que el ritmo lo marco yo. Uuummmm, acelero un poco, estoy en la gloria. Mi macho está quieto, sólo es un palo vivo que me penetra. Ya estoy subiendo. Lo noto en todo mi cuerpo complacido. Salgo de la polla, la desato, me vuelvo a empalar y ahora cabalgo como una posesa. Quiero irme y que él se corra. Empieza a empujar como un loco. Yo me quedo quieta bien clavada, me acaricio el botón. Su

“HOSTIA QUE GUUSTO”

apenas se adelanta al principio de mi largo orgasmo.

Le quito el pulover de la cabeza y le beso entregada. Le suelto las muñecas, me abraza, me quedo inmersa entre sus brazos, le vuelvo a besar. Despacio nos movemos hacia el jacuzzi. Pegados dejamos que el agua nos acaricie. Sonríe y pellizcándome el pezón izquierdo, me dice divertido: -

“ Gatita, mira que eres puta y perversa”-

- “Pero ¡ cómo te gusta!”-