Madre e hijo IV La historia de Juana y Martín.
Una sorpresa le da Juana a su hijo Martin
Pasaron unos días cuando Martín entró a su casa y encontró a su madre muy sexy con unos shorts de algodón y una remera blanca. El verano se iba acercando y a Juana le gustaba estar cómoda dentro de su casa.
- ¡Vení, Martin! ¡tengo una sorpresa!
- ¿Si? ¿Qué sorpresa? Martín miraba a su madre y no podía creer lo buena que estaba. Caderas apenas anchas, pero firmes. Muy buenos pechos. Linda de cara.
- Nos vamos de viaje
- Uauuuu! ¿En serio? ¿A dónde, ma?
- ¡Ah no sé, no sé! Juana se divertía con su hijo
- ¡Dale! ¡Decime! ¡Por favor!
- ¡A ver déjame ver bien! Juana se para y se va contra la ventana con un papel en la mano
- Dejame ver, Martin corre detrás de su madre
- No, no, Juana hace como que esconde el papel
- ¡Quiero saber! Martin rodea a su madre con los brazos tratando de quitarle el papel
- Ay, no, no, Juana baja las manos con el papel de la agencia
- ¡Te lo voy a sacar! Martin intenta quitárselo e inician un forcejeo en el que comienza a apoyarse a su madre
- Mmm, no déjame! Juana tiraba su culo para atrás y eso hacía mayor el contacto
- MMm no quiero ver! Martin se estaba empezando a empalmar y seguía frotándose contra su madre
- Dejame! Juana empujaba con su culo y ya pudo sentir que había algo duro que chocaba contra sus nalgas
- ¡Dale mami! Martin le susurró al oído apoyando, ya descaradamente, su erección contra su cola
- Bueno, ¡te voy a dejar! Juana temblaba como una hoja, pero no quería dejar de sentirse así apoyada por su hijo
- ¿Segura? Martin no la soltaba y seguía con esa firmeza contra sus nalgas
- Si. Soltame que mestas apoyando tu…. Juana iba a decir pija… tu cosa
- ¿Tanto se nota? Preguntó Martín sin soltarla
- ¡Se nota mucho! ¡Si está re dura!
- ¡Perdón! Martin se retiró como si le hubiera dado electricidad
- ¡Bueno, tranquilo! ¡No es para que reacciones así!
- ¡Es que no me puedo controlar! Martin se hizo el avergonzado para buscar el golpe
- ¡No pasa nada, Martin! Es tu edad, es normal que se te ponga dura a tu edad
- Je je
- Lo que no es normal es que se te ponga así de dura abrazando a tu madre desde atrás, jaja. Juana reía divertida
- ¡Es que sos muy sexy, mamá! ¡Provocas eso en los hombres!
- Jaja! Gracias. Ya me gustaría, pero sé que no…
- ¡Si mami! Te juro que me pones asi! Mirá lo que sos!
- ¡Ay Martin! Qué cosas decís…
- Es en serio, ma. Mirate lo buena que estas
- Bueno, bueno. Juana entre orgullosa, excitada y preocupada porque lo ponía caliente a su propio hijo
- Si es verdad mami, si no fueras mi mamá… Martín se acomodó el paquete metiendo la mano dentro de si pantalón
- ¡Bueno Martin! No me parece…
- Ya sé que no te parece, pero no lo puedo controlar, y se toca ahora descaradamente
- ¡Pará de tocarte!
- ¡Perdón, es instintivo!
- Bueno, ¡vamos a lo que íbamos!
- ¿Qué cosa?
- ¿Ya te olvidaste? Las vacaciones, Juana no miraba sonriente con el pelo un poco alborotado
- Ah sí si…
- ¡Bueno…Nos vamos a Buzios!!! Una semana en Brasil
- ¿En serio, mami? Y volvió a abrazarla. Esta vez por delante pegando su cuerpo y su erección.
- Si si, Juana lo recibió y sintió como esa dureza se pegaba a su panza
- ¿Cuándo nos vamos?
- ¡La semana que viene!
Esa semana fue transcurriendo entre preparativos y tareas para dejar todo en orden en el trabajo de Juana. Martin estaba ansioso. Nunca habían podido ir de vacaciones con su madre fuera del país
Dos días antes del viaje Juana ya estaba sacando toda su ropa y dejándola en el sillón lista para preparar posteriormente la valija. Martin va hacia la pila de ropa de su madre y empieza a hurgar entre su ropa interior. Estaba estirando para ver en detalle una de sus bombachas cuando su madre entró en el living
- ¿Qué haces?
- Nada, Martin descartó rápido la bombacha y miró el resto de la vestimenta de su madre
- ¿Estabas mirando mi ropa interior? Quiso saber Juana
- No, si… yo… Martin se vio sorprendido
- ¿Y que estabas mirando entonces?
- No vas a llevar esto, ¿no? Martin atinó a ver una malla enteriza negra que parecía del siglo pasado
- ¿Qué tiene? Dijo Juana agarrando la malla
- ¿Qué tiene? Vas a parecer de 80 años, mami!
- ¿En serio? Juana sonreía divertida
- ¡Claro ma! Con ese cuerpazo tenes que ponerte bikini
- ¿Te parece? Juana se sintió contenta por el comentario de su hijo
- ¡Vamos a comprar dos bikinis!
- ¿Cuando? ¡No tengo tiempo!
- ¡Vamos ahora a la fábrica que está acá a 5 cuadras! El otro día vi un cartel
- ¿Te parece?
- ¡Si Dale! Yo te acompaño
El lugar era un galpón con un portón de entrada como cualquier fabrica. Tocaron el timbre y luego se escuchó el “ya vaaaa” Salió un hombre mayor, de unos 70 años, con cara de pocos amigos. ¿Si? Hola, buena tarde, queremos ver unas mayas para mí. El señor la miró de arriba abajo y nos hizo pasar. El lugar era un perchero gigante con mil combinaciones de corpiños y bombachas de todos los colores y estampados posibles. El hombre viendo el deslumbramiento de mi madre por tanta cantidad, decidió cortar por lo sano. Bueno, miré yo tengo que trabajar y ustedes van necesitar tiempo, así que hagamos una cosa. Yo los dejo solos todo el tiempo que necesiten, ahí tiene el cambiador. Cuando termina o se decide me llama por este timbre que está acá. Y así fue que Martin y Juana se quedaron solos en un local.
- Bueno, ¡empecemos a mirar! Dijo Juana
- Ok vos mirá allá y yo miro acá
- Están ordenadas por talle, se percató Juana
- Porque no te vas probando esta para ver el talle, Martin agarró una bikini muy pequeña
- ¡Nooo, esa es muy chiquita!
- ¡Dale mami! Probatela y vemos cómo te queda
- Ok, Juana se metió en el probador y se sacó el jean y se probó la bombacha encima de la que tenía puesta
- A ver mami, gritaba Martin del otro lado
- ¡Me queda medio chica! ¡Traeme otra!
- Dejame verte! Martin corre la cortina y se queda con la imagen de su madre con una minúscula tanga y en corpiño
- ¿Ves? Le decía Juana. Me queda chica
- Para mi te queda perfecta mami. Son así
- No me animo a usar algo tan chiquito
- Ahora se usan así mami, vas a ver…
- Mmmm, no sé.
- Si mami te queda perfecta, a ver, date vuelta
- Mmmm ¡Martin! ¡pará de mirarme el culo por favor!
- ¡Dejame a mí! Martin toma los costados de la malla y la bombacha a la vez y se los mete en la cola
- ¡¿Que haces Martin?! Sorprendida Juana por lo que acababa de hacer si hijo
- ¡Así se usan! ¡Metidas en la cola! Martin se la acomodó y aprovechó el movimiento para rozar la nalga de su madre
- Noooooooo! Juana se miró al espejo no puedo usar esto!
- ¡Dale mami! Te queda espectacular
- Sí, ¡me doy cuenta de que te gusta! Dice mirando el paquete de su hijo que, con el pantalón de gimnasia que lleva puesto, es una carpa
- ¡Uy! ¡Sí, no me había dado cuenta!
- Vas a tenes que controlarte un poco
- Es que… ¡estas espectaculares mamis! Mirate y la hizo girar poniéndola de frente al espejo con el detrás
- ¡Vos porque me queres! Decía Juana con los brazos en jarra
- No, No, en serio, y la tomó de la cintura
- Mmmm, los pezones de Juana se endurecieron ante este contacto
- ¡Y sos tremendamente sexy!! Si no fueras mi mamá…
- Es la segunda vez que me decís eso. ¿Si no fuera tu mamá qué?
- Si no fueras mi mamá…Martín tomó valor y agarrándose de si cintura se agachó unos centímetros flexionando apenas las rodillas
- ¿Que? ¿Qué harías?
- ¡Te apoyaría así! Martin hundió su pija durísima en el culo de su madre presionando fuertemente contra la maya metida entre sus nalgas
- Ahhhhh, Juana tiró la cabeza hacia atrás y acompañó ese movimiento con su propio culo
- ¿Te gusta?
- Mmmmm, no te voy a negar que me gusta… Juana con los ojos cerrados no sabía que decir
- Me alegro, Martin seguía presionando contra el culo de su madre
- Pero no está bien que hagamos esto… Juana intentaba recobrar la cordura
- ¡Mirate mami! Martin la hizo mirarse en el espejo con él detrás de ella
- Mmmmm, Juana se miró y en ese mismo momento Martín la apoyó más fuertemente y al mismo tiempo le besó el cuello
- ¡Esto es lo que generás con tu cuerpazo! ¡Qué me ponga así! Y le frotó la pija por todo el culo. De arriba hacia abajo y de un costado a otro haciendo círculos con su verga totalmente dura
- ¡Paremos Martin por favor! Juana no respondía a sus actos
- ¡Está bien! Con fastidio Martin se replegó. No quería forzar la situación
- Tenes que controlarte! Juana se acomodó como pudo y terminó de probarse esta y otras bikinis
- Yo me controlo pero prométeme que te vas a comprar esas bikinis y no te vas a poner esas de vieja nunca mas
- Ok, vamos. Llamemos a este hombre y compremos estas dos.
- ¡Yo quiero que te lleves esta también! Martin sacó un modelo con triángulos y una tanga muy pequeña que seguramente nunca usaría Juana
- ¡No, ni loca!
- ¡Dale! ¡Dame este gusto mami!
- Ok, está bien.
Compraron las tres bikinis y volvieron a su casa. Martin vivó todo esto como un gran avance y como un triunfo de cara a las vacaciones que se venían
(Continuara…)
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