Madre e Hijo - Incesto Consumado

Adopto la fantasía de mi hijo y resulta una maravillosa experiencia.

Cuantas veces hemos visto en la sociedad, la inmoralidad como tal. Solo porque un grupo de personas ha creado prejuicio ante hechos que pueden ser normales; pero en cambio nos hemos encargado de volverlo un tabú, a pesar de ser más común de lo que parece. Mi nombre es María Sofía, soy psicóloga madre y esposa, tengo 35 años, y está es la historia de una amiga y compañera de trabajo. Debo confesar que cuando me narró su experiencia tuve que ir al baño a masturbarme y ahora se me ha otorgado el honor de relatarlo para ustedes, y ya he comenzado a mojar mis bragas.

Mi nombre es Maribel, tengo 45 años, soy gerente financiera de una gran empresa, soy de estatura media, 1.67, delgada, tez Blanca, y con muy bonito culo, pues me encargo de tonificarlo cada mañana, tetas medianas, cabello castaño a la altura del hombro, ojos color miel, y adormitados, y un rostro de mujer inocente que esconde toda la perversión de mi ser. Tengo una hija de 20 años y mi hijo Diego de 23 años, qué en esta ocasión es la manzana prohibida, ambos son fruto del matrimonio con mi primo, el cual se disolvió hace un par de años.

Todo comenzó de una forma muy rápida y extraña. Después de la separación con mi marido, que a la vez era mi primo, comencé a vivir lo que no había podido en mucho tiempo, incluso tuve sexo lésbico a mis 44 años por primera vez, pero ese es otro tema de conversación. Recuerdo que mi hija salió de viaje a pasar unos días con los abuelos, después del cierre de semestre, y mientras se alojaba allí repentinamente el país entró en confinamiento, a tal punto que mi hija se quedó varada en casa de los abuelos. Por otro lado, mi Diego, un estudiante de derecho pasaba mucho tiempo fuera de la casa. Recuerdo que era jueves por la mañana, recién terminaba mi rutina de ejercicios, estaba en top y licra nada más, muy sudorosa y acalorada corrí hacía la habitación de mi hijo, a traer el cargador de mi teléfono , ya estaba por salir, cuando noté una luz en la computadora, y noté que el ordenador estaba suspendido, el monitor se fue aclarando cuando toqué el teclado, pues mi idea era apagar la computadora, pero grande fue mi sorpresa al ver el video porno que tenía mi hijo de un chico con su madre. En un principio me espantó y revise su historial de inmediato , entonces descubrí que no era el único video madre e hijo que David tenía, y por pura curiosidad puse a reproducir uno. No tarde en comenzar a excitarme, mi vagina comenzó a lubricar y cuando me di cuenta mi licra ya estaba a la mitad de mis piernas y comencé a introducir dos dedos en mi vagina, mientras fantaseaba con mi hijo. Mi cuerpo estaba en desenfreno total llena de libido y como estaba sola en casa me quité la ropa y el top cayó sobre un condón usado; aún incrédula me pare de la silla y deje el video por un momento. Mi hijo no había entrado a ninguna mujer una noche antes; lo sabía porque yo había estado allí, así que rápidamente lo levanté, y mejor fue mi sorpresa al sentir el condón tibio que Diego usó para masturbarse.

Casi por inercia acerque la nariz al condón y me llamó la atención su peculiar aroma a semen; volví a acercarlo a mi rostro, pero esta vez acerque mi lengua, mientras mi cuerpo hervía en excitación, no se si fue la calentura, pero el sabor me pareció muy excitante, así que comencé a embarrar el semen de mi hijo en mi cuerpo, tocándome los senos, mis nalgas, la cara, y mucho esperma en mis dedos, que no dudé en llevarlos a mi vagina, lo que hizo que explotara en un fuerte orgasmo quedándome dormida unos minutos. Cuando reaccioné, ya se me había hecho tarde, fui a darme una ducha muy rápida me vestí desayuné y cuando estaba por salir entró mi hijo, muy sudado, y por primera vez veía detalles como su paquete muy marcado en el pants , así que lo abracé muy fuerte como para sentirlo en mis piernas, por primera vez tenía esos sentimientos aunque me sentía culpable. No quería separarme el y con fuerza lo hice agachar para alcanzar a darle un beso muy cerca de sus labios a propósito sin dejar de abrazarlo, sin decir nada salí para mi trabajo y vi a mi hijo correr a su habitación a buscar algo que había perdido, pero no se atrevió a preguntar, lo cual me pareció un poco gracioso.

Durante toda mi jornada laboral, no logré concentrarme, incluso busqué información sobre incesto entre madre e hijo, y fue cuando descubrí que este tema me excitaba mucho. Así fueron mis siguientes dos días, pensando como seducir a mi hijo, hasta que llegó el viernes por la noche. El confinamiento hacía su efecto, una tormenta se desató de la nada, hacia mucho frío y la tempestad se apoderaba de la calle, así que me quité la ropa, me puse la blusa de mi pijama, dejando que se marcaran mis pezones por encima, tomé la colcha más caliente y me metí a la cama solamente en bragas, talvez con un pretexto extra en mi inconsciente; coloqué una película de miedo y traté de verla, aunque en realidad no dejaba de pensar en mi hijo que andaba de arriba para abajo dentro de la casa, saqué valor y le dije que me acompañara, en un principio fuera de la sabana, luego le pedí que apagara la luz, que se quitara los zapatos y se pusiera cómodo. Yo sabía lo que podía pasar, y mi corazón latía muy rápido, así que en las escenas que coincidían con los truenos de la tempestad trataba abrazarlo fuerte, sin darme cuenta, fue David quien se metió bajo las sábanas para cubrirse del frío, la culpa me invadió, y cuando estaba a punto de retractarme y olvidar todo, en plena escena de suspenso cae un trueno muy cerca de la casa, lo que provoca un estruendo muy fuerte que nos hace saltar del susto y corta la electricidad en gran parte del sector, yo no tardé en reaccionar y al ver la cara de mi hijo, salté para hacerle cosquillas burlando y provocando un gran bullicio en la habitación, mi hijo no tardó recomponerse y se levantó para vengarse, provocando risas y nervios en mi cuerpo al tratar de defenderme, entonces por reflejo propio levante mi cuerpo, y moví la mano de mi hijo, lo que provocó que tocara mis pechos, y con intención puse la mano en su paquete, como buscándole un punto de cosquilleo, mi hijo con más descaro me volvió a tocar los senos hasta agarrarlos en medio de la oscuridad, y con mi mano se la baje con un fuerte manotazo para que tocara mis piernas; David aún con disimulo rozó con su mano la vulva sobre mis bragas que ya estaban humedecidas, la tensión en mi vagina era casi insoportable, el juego de cosquillas y regocijo fue acercando nuestros cuerpos, nuestras manos tocaron más de lo que debían, nuestras piernas se entrelazaron, y una cosa llevó a otra.

Nuestros labios se rozaron unas dos veces antes de estar segura, aunque sabía que era inminente, entonces abrí mi boca y comenzamos a besarnos con mucha pasión en medio de la oscuridad. David me abrazaba y con sus manos me apretaba para juntar más nuestros cuerpos, casi como un reflejo introduje mi lengua en su boca, y de inmediato se encontró con la lengua de mi hijo , en ese momento regresó la electricidad, y la luz de la televisión alumbró nuestros rostros, eso me hizo mojar mi ropa interior en exceso, así que dejé caer mi cuerpo sobre la cama y abrí mis piernas lo más que pude, como una madre entregándole su cuerpo a su hijo; no estoy segura si mi hijo sabía lo que debía hacer y decidí ayudarlo atrayéndolo de las manos, me vio a los ojos cómo pidiendo autorización, y lo despoje de su camisa, el no tardó en besar mi vientre, mis muslos, me bajo las bragas, y deslizó su lengua en mi vagina tierna y lentamente, mi suspiró terminó en un resopló que fue muy audible, su lengua recorrió gran parte de mi sexo y jugueteó con mi clítoris mientras introducía dos dedos en mi vagina y con la otra frotaba mis pezones hasta que no soporte y mi cuerpo se hizo esclavo de un gran orgasmo que fue bien recibido en la boca de mi hijo.

Mientras mi cuerpo se recuperaba, mi hijo se quitó el pantalón, y el bóxer, no tarde en notar que el pene de mi hijo había cambiado mucho desde la última vez que lo había visto, tanto en tamaño como en grosor, lo que hizo palpitar nuevamente mi vagina. No tardé en enderezar mi cuerpo para masturbar a mi hijo por unos segundos, solo para sentir la verga de David en mis manos mientras nos veíamos a los ojos, su líquido pre seminal ensució mi mano, y no dudé en chupar mis dedos, mientras el devoraba mis tetas como si estuviera siendo amamantado, nos volvimos a besar y acerqué el cuerpo de mi hijo a mi sexo, y con la ayuda de mi mano puse su falo en mi vulva haciendo que se rozaran antes del momento correcto, mi hijo me vio a los ojos y dejó de moverse, mi corazón se aceleró, me sentía muy excitada y cuando meno lo esperaba, David hundió su verga en lo más profundo de mis entrañas, mis pupilas se dilataron y mi boca se entreabrió, sentí tan delicioso que no quería que Se detuviera.

Estaba siendo mujer de mi hijo mientras disfrutaba del goce incesante que me dio otro orgasmo, esta vez leve rápidamente me levanté y me puse a cuatro patas, mi hijo me nalgueo de forma suave , así que le pedí que me nalgueara muy fuerte a lo que hizo agradable hasta dejar mis nalgas muy rojas. Pronto sentí como mi hijo separaba mis glúteos, y luego sentí algo tibio caer en mi ano, era David quien estaba escupiendo mi culo terso. David me dio una última nalgada y acercó su lengua a mi culo. Mi hijo tenía toda su cara en mi culo como si mi año fuera un pastel de cumpleaños, yo estaba completamente excitada de nuevo pues se sentía delicioso las lamidas en mi ano. Después de un tiempo David se frotó su pene lo puso en mi vulva y lo deslizó hasta mi útero y comenzó a embestir como si yo fuera una perra y el mi macho hambriento de celo, en cada embestida comenzó a hablarme del cabello y con su otra mano apretaba mis tetas, luego su pulgar masajeo mi ano, la lujuria invadió nuestros cuerpos y el choque constante de sus testículos en mis nalgas me llevó al éxtasis,- mis gemidos fueron evidentes y la electricidad en mi cuerpo llego hasta mi cabeza y recorrió mi cuerpo, esa sensación tan deliciosa invadió mi cuerpo mis ojos se cerraron, y mis fluidos se derramaron por mi entrepierna mis gemidos se volvieron un reflejo y mi vagina comenzó a palpitar fue entonces cuando sentí a mi hijo acelerar las embestidas y sentí pequeños chorros de semen caliente golpear mi vagina y rebalsar mi vulva en leche espesa de la semilla de mi hijo.

Nuestros cuerpos se relajaron y caímos a la cama, ni siquiera me levanté a limpiarme, abracé a mi hijo y lo besé con mucha pasión en forma de agradecimiento por lo bien que me lo había hecho. Nos dormimos desnudos, abrazados y cuando despertamos en la mañana, mi vagina aún derramaba leche de mi hijo y no tardamos en volver a hacerlo, una y otra vez. Desde entonces mi hijo y yo somos pareja y el ya fantasea con un trío con su hermana, pero vamos u. Paso a la vez.

Con mucho amor a

Maribel  R. Putsey