Madre e hija en Monterrey
Me cogí a unas putas que resultaron ser madre e hija, las dos cachondas y comevergas.
Las conocí una tarde en la Central de Autobuses de Monterrey, la mayor debía tener unos 37 años y la acompaña una chica como de 18 años, delgada y morena pero unas caderas ricas. Yo fui a ver que encontraba, en esa zona puedes encontrar desde mujeres que huyen de sus maridos hasta hijas que ya no quieren ser cogidas por la fuerza por sus familiares.
Ellas no eran de ese tipo, como lo descubriría después, andaban buscando cliente y no estaban tan mal pese a que en la zona la mayoría de las veces las viejas que andaban por ahí están bien pinches (feas y gordas).
Las rondé un rato y luego las abordé, esperando que no me rechazaran, tras platicar con ellas llegué a la pregunta clave.
-¿Qué andan haciendo por aquí, de paseo?
-No. Estamos trabajando.
-Ok. Pues qué les parece si les doy trabajo a las dos
-¿A las dos? Dijo sorprendida la de 18.
-Si ¿Se animan?
Ambas se retiraron a hablar entre ellas, veía a la más chica con una cara de preocupación pero también me parecía que estaba excitada. Regresaron y me dijeron que sí pero que no querían a un hotel que mejor fuéramos a su casa.
-¿Dónde viven? Les pregunté con desconfianza.
-Allá atrás.- dijo la mayor que después sabría se llama Mayra al señalar una zona de callejones y vecindades, famosa por ser nido de delincuentes.
-¡No, mamen, está bien gacho (peligroso), yo no voy!
-Vamos mira vivimos a dos cuadras (calles) y no hay pedo (problema).- dijo Mayra con el acento de las personas de barrio de Monterrey mientras se acercaba a mi y me agarraba la verga con disimulo sobre el pantalón mientras la chica, que se llamaba Sofía, sonrió y con un gesto de cachondería.
-Además nos la vas a meter a las dos.- agregó como recordatoria que la cogida prometía ser buena.
Me convencieron por lo caliente que siempre he sido, aunque no dejaba de pensar en que las putas me podían chingar, pero la verga es más poderosa que el cerebro y acepté.
Caminando hacía su casa nos pusimos de acuerdo en el precio, ellas querían 500 pesos por cada una, unos 45 dólares, les dije que estaban pendejas y les ofreció 200 pesos por las dos, aceptaron sin chistar.
Ya en su casa, dos cuartos en el segundo piso de una vecindad, mostré mi verdadera naturaleza, si leyeron el relato de la Hija de la Teibolera sabrán que soy un enfermo para coger, me gusta decirles cochinadas a las viejas que prueban mi verga.
Me fui sobre la adolescente para tentar que tan cachonda era, la tomé por las caderas, le restregué la verga mientras la abrazaba y le dije que estaba muy rica, le besé el cuello y se dejó hacer todo, parecía que con la huerca (niña) no habría problema.
La voltee y la bese en la boca no se opuso, levanté su minifalda de mezclilla para tocar su panochita sobre la tanga con una mano mientras la otra acariciaba sus nalgas, metí la mano que acariciaba su tanga por el frente dentro su ropa interior, palpé lo mojada que estaba y eso me puso la verga aún más dura.
Volví besarla y con una mano me saque la verga, sin dejar de besarla lleve su mano a mi verga, la recorrió y dejo de besarme para verla con ojos de sorpresa.
-¿Qué, te gusta?
-Se ve rica.- dijo al empezar a jalármela a un buen ritmo y sin dejar de vérmela.
-Chiquita, jálamela. Así. Haaa que bien; eres buena en esto ¿Ya tienes experiencia?- la cuestioné mientras la besaba en las mejillas y sin dejar de agarrarle toda su panochita y nalgas.
Ella rió mientras Mayra nos veía, pero me olvidé de ella porque la chica esta muy rica comparada con la otra. Le pedía Sofía que me la mamara, se hincó y se la metió en la boca empezó a subir y bajar por mi tronco, mamando, chupándolo antes de soltarlo.
-Cosita, sabes mamar muy bien.
-Ésta cabrona mama verga desde que estaba bien chiquilla.
-Así ¿Desde que edad mamas verga?
-Ya amá, ¿pa qué le dice?
-A cabrón ¿Es tu mamá?- dije sorprendido por la revelación de Sofía.
-Sí.- dijo ella desde su posición, hincada con mi verga durísima en su mano
-Que rico me la voy a pasar.- revire acercando su boca a mi verga.- Mámamela, rico. Así, frente a tu mami.
Sofía soltó mi reata y se rió. "Pinche cachondo", me dijo.
-¿Qué tiene de malo serlo?- le respondí mientras me masturbaba. Al tomar mi pene sentí la saliva de Sofía.
-Nada, pero no mames (no bromees o seas exagerado) eres bien puto.
Riendo me dirigí al sillón donde estaba sentada Mayra, me bajé los pantalones hasta las rodillas- Ven Sofía, chúpamela- le dije agitando mi verga.
Sofía se paró y a acomodó en cuclillas entre mis piernas, se la comió toda y empezó a cogerme el fierro con su boca; disfrute su mamada por varios minutos gimiendo, escuchaba los resuellos, sentía escurrir su saliva hasta mis huevos.
Recordé que Mayra estaba a mi lado, empecé a acariciarla, ella se acercó y la bese mientras tocaba sus tecas, grandes como 32 B.
-Ahora que me la mame Mayra.- dije tras otros ricos minutos de que la boca de la hija me estuvieron comiendo el fierro.- quiero ver si maman diferente.- Sofía volvió a reír, parecía que la putita la pasaba bien.
Mayra se acomodó a un lado de su hija, tomó mi verga con su mano derecha y se la comió hasta la mitad, "huuum, rico", le dije
En la segunda se la comió toda, pero a diferencia de la nena al llegar a la base del tronco succionaban y no dejaba de hacerlo hasta que la soltaba.
-Haa, chiquita. Deberías enseñarle a mamar así- Sofía volvió a reír.- Siéntate en mi cara. Le dije a la nena.
-¿Para qué?
-Para mamarte la cosita.
Se levantó y se quitó la tanga, le pedí que se desnudara por completo, lo hizo se montó en mi, mamé su panochita mientras la madre se comía mi verga, sólo se oían chupadas y gemidos.
Tras un buen rato de sexo oral, solté la vagina de Sofía. "Te quiero coger", le dije ella y la baje a la altura de mi entrepierna, Mayra entendió y se hizo a un lado, Sofía se acomodó ella misma mi verga en la entrada de su panocha.
-Espera.- le dije.- Saca un condón de mi mochila, están en una bolsa.- desde hacía tiempo cargaba condones, lubricante, guantes de latex, porque gracias al Internet conocía a chicas y parejas pues no sabía cuando iba a coger.
Me puse el condón y ahora sí dejé que Sofía se acomodara, bajó por mi verga lentamente, como si le doliera la penetración.
-¿Te duele?
-No, se siente bien rico, la tienes bien rica.
-Tú la tienes bien apretada.
Ella empezó a subir y bajar mientras gemía, la mamá miraba desde el otro extremo del sillón, de nuevo me ganó la calentura de nuevo. La nena esta apretadísima y estaba muy cachonda, gemía cada vez que se dejaba caer con mi verga en su panocha, yo le mamaba las tetitas, acariciaba sus nalgas y gozaba la cogida.
-Que rico. Decía mientras aceleraba la cogida, la tomé de las caderas para que no se saliera, eso la hizo que mi verga tocará su punto G porque a los pocos minuto se vino. La deje descansar mientras resoplaba, la desmonté de mi verga y fui sobre la madre tras quitarme los pantalones y la camisa, la puse boca arriba, le abrí las piernas a todo lo que puede y se la metí de un solo golpe, la bombeaba sin piedad, la cogida con Sofía me había dejado muy caliente.
La cogí por un buen rato hasta que percate que Sofía se había recuperado, se la saqué a Mayra y puse la nena empinada (de perrito), ella miraba mis maniobras.
-Huuuuy.- gimió cuando se la metí. Como me encanta esa posición la cogí con fuerza, la hice gritar mientras mi verga le llenaba la panocha.
-Vamos para acá.- le dije para llevarla a la mesa y empinarla, se la acomodé y la volví a coger.
-Haaa, rico.
-¿Te gusta?
-Siiiii, siiiii.- escuchaba como mi vientre chocaba en sus nalgas, sentía como mi verga abría su panocha, apretada pero caliente de putita.
-¿Desde que edad te cogen?
-Desde los 12.
-Mami, ¿quien te cogió? Haaa, rica.
-Un señor.
-¿Te lo trajo tu mami?
-Sí.- al decir eso me la cogí más duro.- haaaa, haaa.- gimió hasta que la hice venir de nuevo, ella resoplaba, sudada sobre la mesa, yo igual escurría sudor y jadeaba.
-Me las quiero coger por el culo.
-No, eso no.
-Bueno.- no insistí y volví a cogerme a Sofía.
Se la saqué cuando estaba por venirme y la puse mamar verga hincada, me traje a la mamá a nuestro lado, las tenía a las dos comiendo la reata.
-Que ricas se ven, las dos mamándomela.- no les avisé y me vine cuando Mayra me la comía, quería echarla en la boca de Sofía, pero la madre mama mejor y me sacó la leche; de cualquier modo se la sacó de la boca y se los aventé en la cara a las dos.
-Haaaa, ricas las dos.
-Hay güey, límpianos.- dijo Mayra, me fui al baño para buscar papel higiénico, al estar tomando el rollo, sentí una mano en mi verga húmeda por el sexo, era Sofía; la abracé y nos fajamos mientras la besaba, ella restregaba mi verga en su panocha, la hice bajar a que me la mamara de nuevo.
Pese a tener restos de leche no hizo gestos y se la comió, yo gemía por la rica mamada, a la nena es claro que le gustó como me la cogí, Mayra fue a buscarnos al vernos se fue.
Yo salí del baño pero para ir por un condón, Mayra me vio como enojada porque su prefería a su hija que a ella mientras me lo ponía, pero me valió madre y regresé al baño sin decirle nada.
Levanté a Sofía, que continuó hincada, la cargué y ella se acomodó mi fierro en su panochita, me la cogí cargada, la tomé por sus nalgas y la bombee. No aguante mucho cargándola así que la bajé y la puse empinada apoyada en el tanque del sanitario.
Se la di hasta que grito de nuevo, ella volteaba y aproveché para besarla, seguí dándosela muy fuerte hasta que me vine.
Nos lavamos y salimos. Le pague los 200 pesos, pero Mayra quería más lana, discutí con ella y Sofía me ayudó.
-El otro palo (cogida) fue porque yo quise.- con ese argumento su mamá ya no dijo nada así que me fui cuando ya oscurecía, apreté el paso, el barrio si estaba muy culero (peligroso) pero la cogida con la mami y la hija protis valió la pena.