Madre de Pueblo

Todavía hoy recuerdo con nostalgia aquellas primeras experiencias de mi adolescencia. Experiencias que me marcaron para siempre en mi predilección por las mujeres maduras y mi fetichismo por la ropa interior femenina.

Madre de pueblo

Todavía hoy recuerdo con nostalgia aquellas primeras experiencias de mi adolescencia. Experiencias que me marcaron para siempre en mi predilección por las mujeres maduras y mi fetichismo por la ropa interior femenina.

Eran los años 70 y mis padres, emigrantes como tantos otros en Madrid, habían decido como cada año pasar las vacaciones en nuestro pequeño pueblo castellano. Iríamos los 3 meses de verano. Mi padre, asalariado de una empresa puntera entonces, nos vendría a visitar los fines de semana hasta su merecido permiso mensual , y allí nos quedaríamos mi hermana pequeña, mi madre y yo durante todo el verano.

Nos alojaríamos en la casa de mis tíos. Eran un caserón grande a las afueras del pueblo donde vivían mis tíos, mis primos y mi abuela. Las habitaciones, aunque no eran numerosas, si eran grandes y espaciosas, y nos acomodaron en la alcoba de uno de mis primos, primos que por cierto eran mayores que yo.

Eran una habitación grande con una cama grande de matrimonio y otra pequeña que a mi hermana de apenas 10 años le venia que ni pintada. A mi me pusieron un colchón en el suelo donde dormiría cuando mi padre estuviera allí, y si no dormiría en la gran cama matrimonial con mi madre. Por entonces a esta circunstancia no le di ninguna importancia.

Por aquella época yo estaba yo en plena adolescencia,  con las hormonas revolucionadas y mucha curiosidad por el sexo contrario. Pero mi familia era muy tradicional , bastante religiosa y muy anclada en las tradiciones pasadas.

Eran pocos los amigos que tenia en el pueblo, al ser una población pequeña los pocos amigos que tenia ya empezaban a trabajar y los que no lo hacían estaban en la ciudad estudiando.

Así los días pasaban despacio, con un calor sofocante durante el día, aunque con algo de fresco al anochecer. Días monótonos ( no había internet , ni teléfonos, ni siquiera Tv ). Días  de baños matutinos en la alberca que había en el jardín de la casa que servia para regar nuestro huerto, de charlas, de siestas, de partidas de cartas al frescos....

Lo mas divertido era quedar con alguno de mis amigotes, que ya andaban algo mas espabilados que yo , aunque de chicas poco, por no decir nada, ya empezábamos a ver alguna revista porno de la época, con aquellas mujeres hermosas de poblados coños y grandes tetas. Revistas que servia de inspiración a mis numerosas pajas.

Como he dicho de chicas nada de nada. Lo mas cercano eran las mujeres de casa, y lo mejor quizás cuando nos bañábamos en la alberca. Aunque mi abuela era ya muy mayor, mi tía me atraía mas bien poco, era una mujer grandona entrada en carnes de facciones toscas y una risa que todavía recuerdo como algo soez y desagradable.

En cambio mi madre..... Mi madre tendría en aquella época cuarenta y pico años, era la hermana pequeña , mas bajita, pero de una cara muy guapa, morena con labios carnosos y un cuerpo que no estaba nada mal. Unos pechos generosos , así como una figura aun apetecible aunque quizás algo ancha de caderas, vamos... una jamona castellana.

Aquellas mañanas de piscina me empezaba a fijar en ella algo mas de la cuenta e intentaba imaginar como serian sus encantos debajo de aquel tosco bañador negro que apenas dejaba ver nada.

Una tarde se produjo un detonante que lo cambio todo. Era un día muy caluroso y como cada tarde después de comer nos echábamos todos un rato la siesta. La habitación estaba en penumbra, mi hermana en su cama, yo en la cama marital sin poder pegar ojo por el calor. Pero algo cambio en la rutina de mi madre que solía echarse con un largo camisón después de cambiarse en el baño. Ese día mi madre, después de mirarme y ver que yo estaba dormido, o eso creía ella, se desvistió lentamente ante mis narices muy lentamente dejando su ropa perfectamente colocada en la silla que había al lado de la cama. Mis ojos se habían acostumbrado a la penumbra reinante pues ya llevaba un rato en la habitación y pude observar el espectáculo con total admiración por el cuerpo de mi progenitora hasta que se quedo en sujetador y bragas. Y que bragas, eran una bragas altas de la época, de color claro con agujeritos pequeños en forma de calado, me parecieron muy sexis y que resaltaban bien el poderoso culo maternal.

Entonces algo cayo al suelo. Mi madre con las piernas algo separadas se inclino a recogerlo sin doblar las rodillas dejando aquel culo majestuoso en pompa. Al estar algo separadas las piernas pude observar con todo lujo de detalles y con los ojos como platos aquellos grandes labios que se dibujaban en su sexo. Eran grandes, carnosos, sensuales.... me tuve que morder un labio en gesto de admiración.  Al acostarse pude observar también lo abultado de su monte de venus trasluciéndose un color oscuro, vino a mi meten las mujeres de las revistas con sus coños peludos, siendo penetradas por grandes falos.

Entonces se acostó cubriendo su vientre con la sabana y encendió una pequeña radio que tenia, la puso muy bajita para escuchar la radionovela diaria. Yo no pude pegar ojo viendo sus grades pechos encerrados en su sujetador subir y bajar al compás de la respiración. Fueron unos minutos interminables, con una fuerte erección y un gran dolor de huevos.  A partir de ese día seria la musa de mis pajotes.

Aunque me solía masturbar por las mañanas, después de aquello, siempre esperaba la hora de la siesta para ver mi espectáculo preferido, pero poco podía hacer pues mi madre parecía no dormir y si escuchar la radio.

Por las noches era otro cantar, apenas podía ver nada pues se desnudaba en la oscuridad y poco se veía, pero esperaba  a que se durmiera para hacerme unas pajas de escándalo con mi madre a pocos centímetros de mí.

Me fui haciendo mas osado cada día y llegaba a masturbarme tocando disimuladamente con el envés de mi mano sus nalgas. Lo hacia muy sutilmente y con el corazón en un puño por si se despertaba.

Pero quería ir mas allá pues mi obsesión iba en aumento

Entonces tuve una gran idea y con algunos juguetes rotos de mis primos mayores invente una pequeña linterna. La idea era que luciera muy poco me permitiera ver en la oscuridad sin que mi madre se enterara de mis intenciones , así que cubrí la bombilla con una telilla y espere impaciente la noche

Estaba muy nervioso, y súper excitado, pero no me podía arriesgar, así que me dormí esperando que mi madre entrara en un profundo sueño como cada noche. también como cada noche me despertaba en madrugada con la polla tiesa, pero esa noche todo seria diferente.

Me sumergí entre las sabanas y con cuidado encendí mi pequeño artilugio. Apenas alumbraba con lo que no habría peligro, pero me permitía ver perfectamente el culazo mi madre que dormía de lado. Llevaba unas bragas negras. Se le adivinaban unos pelillos cerca de su sexo. Entonces saque mi pene de su abrigo y comencé un lento pajote. Ante tan sugerente visión no tarde mucho en eyacular y aunque iba preparado con un pañuelo no pude evitar que el primer lefazo impactara en el culo de mi madre. Trate de limpiarlo lo mejor que pude y con mucho cuidado

Los fines de semana es cuando peor lo pasaba. Me parecía raro que mi madre esos días si usara su camisón. Yo dormía en un colchón en el suelo cerca de mi hermana, pero no pegaba ojo tratando de espiar a mis padres. ¿ Se la follaria ? Yo me la estaría follando todo el día pensaba , pero nada no oía nada de nada. O eran muy sigilosos o no tenían sexo, o lo hacían en otro momento, pero... ¿ cuando ?

Entre semana las cosas volvían a su sitio, espectáculo por la tarde y pajote por la noche. Cada vez era mas osado, acariciaba sutilmente su culo, arrimaba muy despacio mi polla a el, jugando con el  o incluso incrustando mi polla entre sus cachas, pero todo con movimientos muy lentos y sutiles y con temor a que se despertara.

Una noche , después de los juegos y el calentón , me atrevía a levantar el elástico de sus bragas por encima de su culo y lentamente metí el capullo por allí. No lo pude evitar y me corrí.

Mis corridas por entonces eran bastante copiosas y abundantes propias de un joven de mi edad ¿ Que podía hacer ahora?  ¿Se daría cuenta ? Tendría que darse cuenta cuando se quitara su bragas. Dormí muy intranquilo toda la noche

Al despertar mi madre ya se había levantado. Estaba en la cocina, me saludo, me puso el desayuno, todo normal. Mi pulso se recupero, no se había dado cuenta.

A partir de ese día mis poluciones nocturnas siempre acaban en el mismo sitio, en la bragas de mama, pero cada vez mas abajo, es decir cada vez mas cerca de sus sexo. Todas las noches la dejaba un buen regalo entre la bragas.  Pero  ¿como era posible que no se diera cuenta ? O si se lo daba y esperaba algo más de mi

Todo cambio un viernes ,estaba muy cabreado pensando que mi padre llegaría por la tarde y hasta el lunes no habría fiesta. Estábamos en la alberca bañándonos como cada día y mi tía dijo a su hermana:

-         Anda alegra esa cara que hoy viene tu maridito....

-         No, contesto mi madre, me ha llamado y tiene una punta grande trabajo, este fin de semana no podrá venir

-         Ese lo que quiere es quedarse de Rodríguez, replico mi tía

-         Buscate aquí un buen mozo, aunque mejor mozo que tu hijo no lo enconaras le dijo mirándome las dos

Me ruborice al mismo tiempo que me alegraba de la situación

Después de comer me dijo mi tío:  -Anda, ve a llevar estas herramientas a casa del vecino que las necesita

Cogí la bicicleta y salí disparado a la otra punta del pueblo pues no quería perderme mi espectáculo vespertino favorito.

Pero cuando llegue, mi gozo en un pozo, mi madre se había acostado ya.

Mientras me desnudaba sudoroso , cabreado y a regañadientes me percate de un detalle que me dejo helado. Allí sobre la silla encima de toda la ropa perfectamente doblada coronaban las bragas de mama.

Como siempre mi madre estaba de lado dándome la espalda, con la radio muy bajita escuchando su novela y  tapada con una liviana sabana hasta la barriga lo que me permitía ver su sujetador negro por detrás. Cuando levante las sabana para acostarme casi se me para el corazón, pues efectivamente mis sospechas se confirmaron. Mi madre se había acostado sin bragas y pude ver su culo blanco apuntándome. Casi me corro en ese instante.  Tanta excitación hizo que cuando me relaje algo, me quedara placidamente dormido. ¿ Seria una señal ?

Ese viernes salí con los amigos a las fiestas de un pueblo cercano. Durante toda lo noche no me podía quitar de la cabeza el blanco culo maternal. Tómanos unas copas y ligamos con unas chicas pero yo estaba como ido

Legue a casa de madrugada , algo bebido y envalentonado. Entre en mi habitación, me desnude completamente y me acosté sigilosamente. No se veía nada , así que sutilmente arrime mi rabo a las cachas de mama . Seguía alucinado , no llevaba las bragas y mi polla quedo enhiesta enterrada entre sus posaderas. De repente se separo bruscamente.

Ya esta me va a echar la bronca, pensé.  Oí unos ruidos y algo callo sobre mi cara.  Era su sujetador. Anda ven aquí -dijo muy bajito

Me subí sobre ella en la posición de misionero nuestra bocas se sellaron en una apasionado beso, aunque yo apenas sabia besar. Mis manos amasaron con ansia su poderosos pechos que apenas me cabía en la palma. Notaba su pezones grandes y duros. Mi madre arqueo un poco las piernas y mi polla se coló en su sexo sin apenas dificultad. Estaba muy mojada y pronto se empezó a oír un chapoteo al compás de mis envites. Duro poco. Los gemidos eran ahogados para que mi hermana no se despertara. Cambien mis manos agarrando con fuerza su culazo y me corrí muy adentro y muy abundantemente por donde hacia años había salido.

Estaba amaneciendo y algunos rallos de sol entraban por la ventana iluminando la estancia:  -Voy a poner todo perdido, dijo levantándose

Se incorporo y pude ver su desnudez en todo su esplendor, cogió su ropa de la silla y salió de habitación con una leve sonrisa en su cara, bamboleando su culazo. Mi semen le chorreaba por los muslos

Desde ese bendito día las cosas cambiaron. No hablamos de ello, no hicimos ningún comentario. Mi madre se comportaba normalmente, como siempre, pero  en la cama las cosas cambiaban.

Por las tardes, aunque me intentaba arrimar a ella, me rechaza,  -Se va despertar la niña, me decía,

y me tenia que conformar con algún magreo y poco más, pero por las noche de madrugada se levantaba, se desnudaba y me la follaba cada noche como un poseso echándola todos los polvos que podía.

Con la oscuridad por aliada hicimos en esas noches de todo. Siempre con mucho sigilo para que no se despertara mi hermana, pero me la folle en mil posiciones, de misionero, de perrito, de lado. Fue ella la que una noche me dijo al oído: .-Comételo. Me encantaba comerme su chochazo, esos labios grandes, chupar ese clítoris , y llenar mi cara con el olor y los fluidos de sus corridas. Ella también mas de una noche recibio entre sus labios unas buenas raciones de semen que bebía has la ultima gota.

El ultimo viernes de julio, di un paso más. Mi padre llegaría para quedarse todo el mes y se acabaría las fiestas nocturnas. La verdad es que necesitaba descansar, pero cuando estaba en la cama con ella, la polla saltaba como un resorte.

Ese viernes el la hora de la sienta, la magree bien magreada. Estaba de lado y me centre en su culazo, ese culazo que había desencadenado todo. Abri su cachas y jugué con su sexo húmedo y su prieto ano, metiendo primero un dedo por su culo y luego otro.

-         No eso no, dijo en bajito

-         Será mi regalo de despedida , le dije

Cuando lo tubo bien dilatado apoye la cabeza de su polla en él ,y se la metí muy despacio, muy despacio pero muy profundo. Luego tapándola la boca para que no gritara la di bien dada por el culo con fuerza y con ilusión hasta que me corrí bien adentro. Tuve que ir al baño a limpiarme con la polla llena de mierda y semen.

Llego mi padre para quedarse en agosto y se acabron las sesiones de sexo infinito, aunque en Madrid las folladas continuaron hasta que fui de casa , pero eso es otra historia.....