Madre Consentidora (2)

Segunda parte... (Revisado)

Madre consentidora

II

Los siguientes días fueron un tormento para Teresa, se sentía inquieta, nerviosa, más cuando su mirada se cruzaba con la de Beto, entonces su nerviosismo se contagiaba a su cuerpo. Las muestras del progreso de Beto en sus prácticas ya se hacían evidentes por toda la casa, ropa interior almidonada de semen seco, sábanas manchadas de grandes lamparones lácteos, lababo con gotones frescos y espesos por la tarde, y hasta un día Teresa se percató de que su propia ropa interior era blanco de las sacudidas de su nenito. Lo consentía y ella estaba tranquila con ese "staus quo" establecido, por ende no decía nada e ignoraba todos estos deslices. Sobre todo porque ya no habían hablado de lo ocurrido aquella noche, pero con su silencio ella sabía que estaba incrementando los anhelos de su hijo, no obstante no se atrevía a comentarle nada, a fuerzas la mujer pensaba que podría reprimir sus sentimientos y sensaciones, pero era inútil, sin querer volvía a recordar aquella verga en total demostración de poderío y ella en respuesta se masturbaba en la soledad de su cuarto.

Una tarde mientras ambos, sentados en un sillón, miraban la televisión Beto se repegó a ella. El mimoso jovencito descansaba su cabeza sobre uno de sus brazos, Tere amorosa, acarició la cabellera de su hijo, mientras éste en contraataque, le pozaba la mano con delicadeza sobre su pierna. El tiempo transcurría y la aburrida película solo servía de marco lumínico a la pareja, que ya ni la determinaba, Teresa se dejó llevar hasta que sin querer se extendió más de lo aconsejable con las caricias y su mano tocó la entrepierna del chico, ahí sintió algo duro, erecto, la excitada verga del jovencito…Las caricias de Beto pasaron rapidamente a ser netas sobadas morbosas a las piernas de su madre y Teresa sin decir palabra magreó a pleno la verga de su hijo a travéz de la tela protectora del pijama, sintiendo como todo su cuerpo se contagiaba de vibraciones.

Momentos después, no supo cómo, ya su mano gozaba de la desnuda carne de la verga de Beto a pleno, y todo, a pesar de que en su mente

se repetía : "no… , esto no debe ser, estoy loca, no debo hacerlo…", sus elásticos dedos formaron un anillo alrededor del húmedo glande, desplazando con delicadeza el suave velo de piel para dejar libre la morada cabeza que resumaba gotitas.

Se aplicó acariciando aquello y empapando sus dedos de humedad y olor, hasta que, como entre sueños escuchó a Beto

-Mamá..., voy, voy…, … voy a largaaaaarrrr lecheeee..., lechhhhh…, ahhhhh…, ahh, ahh, uhhgggggg

-Uyyyy Betito… ¿A ver… ? Si…, si , largála....,

vamos nenito… , soltá la lechita… , no te aguantes, largálaaaaa. -, para que esto ocurriera satisfactoriamente aceleró los suaves movimientos de su mano, ahora rodeando con ella el duro tronco y frotando fuerte, de arriba abajo, desde la cabeza rubicunda y mojada, hasta el nacimiento del duro palo, pelando bien la verga.

Entonces sintió que Beto metía una de sus manos entre sus piernas más allá, bajo su bata de noche, sorprendida frenó sus avances agarrándola con su mano libre, pero sin soltar la verga que estaba por eyacular, "no podíapermitir que su hijo le metiera mano, no podía…" , se decía en silencio, pero sin saber cómo, el puber había alcanzado su bombacha, ella cerró las piernas pero dejó que los inquietos dedos le tocaran la vulva por sobre el calzón, en respuesta aceleró su trajinar para apurar la venida del chico.

Momentos después el cuerpo convulsionado de su hijo y los chorros que bañaban su mano, le indicaron que Beto estaba eyaculando, chorros y chorros de semen embadurnaron su bata y su mano que seguía frotando el convulso tronco de carne, hasta un chisguete llegó a impactar en su mejilla !! Beto con hondos y profundos suspiros terminó un orgasmo fenomenal. Respiraciones agitadas como únicos sonidos en el ambiente y la lánguida luz del aparato bañándolos… Amorosa, Tere besó la frente de su hijo y se descontracturó, aliviando la presión de sus muslos. Presurosa se fue al baño a lavarse las manos que chorreaban ese líquido espeso y blanquecino, antes de que con su guardia baja, Beto le perdiera la mano dentro de la bombacha. Ya en el baño, cuando levantó su mirada frente al espejo, se contempló con la bata algo abierta y sus dedos unidos por hilachas de semen rebelde y el gotón en la mejilla. Observó estos íconos atónita y hasta se permitió jugar con la sedosa substancia entre sus dedos, apuró el lavado y se tapó la cara con ambas manos, mientras lloriqueaba confundida. Estaba excitada, caliente

Regresó y encontró a Beto todavía sentado en el sillón, no se había guardado la verga en el pantalón, que descansaba en todo su esplendor semiflácida, brillante e inofensiva, pero tentadora aún, asi que con una mirada y un gesto sargento lo instó a guardarla, luego se sentó junto a él y fingió ver la televisión. La cercanía del chico aumentaba su nerviosismo, pero lo dejó acurrucarse junto a ella nuevamente. La calma regresó y como si aquí nada hubiera pasado.

-¿ Mamá...?

-¿Qué?

-¿Me dejás dormir contigo esta noche…?

Guardó silencio, sintiendo que la respiración se le iba, pero alcanzó a musitar.

-No, eso no -, Beto suspiró enojoso e insistió.

-Nada más esta noche..., ¿si?, por favor, sé buena….

-No sé Beto, ya estás grande para eso..., ya no eres un chiquito para dormir con tu madre… ¿Cómo se te ocurre?

-Pero me sentí muy bien con lo que me hiciste, dejame dormir abrazado a vos, má… Dale…Me siento bien asi…En mi cama estoy solo y te extraño

Ella pensó, que después de la tremenda acabada que Beto había largado, su excitación estaría aplacada y satisfecha, más aún, un fuerte sentimiento de ser protegido y mimado lo envargaría, ella no permitiría que su hijo se sintiera vacío. La necesitaba.

-Beto lo de recién fue culpa mia, no volvera a suceder, te pido disculpas

-No, ¿por qué? Yo quisiera que me lo hicieras más segui

-Basta Beto !! No quiero que se hable más de esto

-¿Me dejas o no?

-Esta bien, pero si prometes portarte bien..., sólo esta noche, ¿de acuerdo? Apaga todo y cierra las puertas… Ahhh, aseate y lavate los dientes…!!

Momentos después se levantó sintiendo que las piernas le fallaban y se metió a su cuarto, nerviosa se quitó la bata, el brasier y también la bombacha, como todas las noches, luego su desnudo cuerpo fue cubierto por una holgado camisón de dormir, quitó las mantas de la cama y se acostó. Conteniendo la respiración, como si fuera una virgen, esperó a su hijo. ¿Por qué sentirse asi? Qué tontería…!!

Lo sintió llegar, cerró los ojos como para evadirse, cómo para contener las ansias que la embargaban, giró sobre sí como alejándose del intruso en su cama. Después de calmado el alboroto de las cobijas, sintió el cálido cuerpo de Beto pegarse al suyo, sintió también, sus piernas desnudas frotarse contra las propias para darse calor.

El calenturiento jovencito solo se había puesto parte del pijama, sin el pantalón, el diminuto slip no era gran obstáculo para contener su renovada erección. Con amoroso brazo le rodeó la cintura hasta contener con firmeza el busto de su madre por debajo, un apagado suspiro escapó de los labios de Teresa cuando sintió entre sus nalgas la dura protuberancia de la verga del chico.

-Ahhhhhhhhh… te quiero mucho mami, mucho, mucho… -, le dijo al tiempo que se estiraba sobre el cuerpo de su mamita, tocándola toda hasta alcanzar su mejilla y estamparle un beso. Estas palabras llegaron de inmediato al corazón de Tere.

-Yo también te quiero… ahora a dormir… Betito, tenés los pies helados…!!

El pétreo tronco se deslizaba entre las carnosas nalgas, por sobre la tela, a medida que el jovencito se acurrucaba para darce calor y estrechaba más el abrazo, ensamblando los cuerpos. Ella sentía claramente como la dura erección se metía entre los carnosos cachetes de sus nalgas. Su vástago no se iba a detener ahí, ella lo sabía y lo confirmó cuando con el pretexto de calentarse atenazó y frotó el cuerpo de su madre, con las manos.

La mano del calenturiento iba y venía, las piernas se enredaban y se frotaban insoportablemente, para Teresa por supuesto…, hasta que sintió arremangar con sutileza su camisón para dejar al desnudo sus nalgas, y recibir una andanada de caricias y dulces manoséos en sus muslos. Todavía con un último aliento alcanzó a decir con voz apagada.

-No Beto!! , prometiste portarte bien, en eso quedamos, no lo hagas, por favor, soy tu madre, no por favor... Saca las manos de allí… -, esto más que una suplica, pareció una invitación.

-Tengo frio… y yo solo quiero acariciarte, como vos me acariciaste a mi

¿no me dejas?

Ante el silencio permisivo de Tere, momentos después la mano de Beto llegó hasta sus pechos para acariciarlos con dulzura. Teresa le separó con fuerza la intrépida mano y la apartó. Pero tarde se percató de que había quedado toda desnuda… Con dificultad, intentó bajar el camisón, pero no fue mucho.

-Ssshhhh…, que no me dejas dormir…!! Vamos duermete ya…, portáte bien !! -, el reto fue en vano, era ya muy tarde, el camisón de Teresa se encontraba arremangado en su cadera y a las suaves caricias se le unieron los roces provocadores del bulto de Beto, ahora en sus desnudas nalgas, y además para colmo, las imágenes en su mente de la verga de su hijo escupiendo semen. Se mojó más, un poco más aún, porque ya venía con la entrepierna resbalosa desde lo ocurrido minutos antes en el living.

En un momento el duro bulto se transformó en dura carne que se deslizaba facilmente entre sus piernas hasta alcanzar a tocar los gruesos labios de la concha materna, un hondo quejido la traicionó.

-Ahhhhhhhh… , por favor no… ahhhhgggggg… Nnnn !! -, el jovencito interpretó muy bien el sonido emitido por su madre y con instinto de macho sexual arremetió con su miembro de hierro en las morbosas nalgas.

Lo deslizó despacio, lentamente, hasta que sus cuerpos quedaron más que pegados y ella sentió como el duro glande le separaba los viscosos labios vaginales, como buscando la entrada del sexo, a consecuencia de la perfecta pose de lado que ambos tenían.

En ese momento ella intentó detener la cojida, pasó una de sus manos entre las piernas para evitar que la verga la penetrara, es más reculó un poco y el miembro puerteó el ano, que al tacto y por instinto de hembra se abrió un poco dando que un poquito de la cabezota se incrustara en él. Teresa no hizo nada más, dejó que el jovencito satisfaciera sus ansias de mujer y se abandonó.

Ahora Beto, se agarraba de las nalgas de su madre y en sincronizado compás que le daba el metrónomo de la vida, arremetía contra ella, una y otra vez, haciendo gemir a la mujer que sentía arder su entrepierna. Cuando la verga se corría y frotaba contra la vulva abierta, chocaba con su clítoris reventándola de placer, asi una y otra vez, una y otra vez…, y justo cuando el orgasmo la traicionó, sintió entre sus nalgas los chorros impetuosos del semen de su hijo, en desesperadas pulsaciones. Entonces se apretó contra él, para hacer más intensa la caricia, con una sorda murmuración, entre dientes lo alentó

-Anda chiquito lindo, acaba, termina en las nalgas de mamá, dame tu leche hijito de mi vida, así, así, más, toda la rica lechitaaaa

-Ooooooohhhhhhhh !! Maaaaaaaaa… maaaaaaaa, lecheeeeeeeeeeee… -, gimió Beto en la nuca de su madre.

Cuando terminaron los espasmos de la verga entre sus nalgas y la caliente respiración de su hijo, que sentía en su cuello volvieron a la normalidad, intentó con golpes de caderas separalo. ¿Normalidad? , Teresa interpretó que todo había acabado, sin embargo, el chiquillo no la soltaba, menos aún sacaba la verga de entre las enchastradas nalgas de la mujer, sorprendida una vez más, sólo sintió que él se pegó a su oido para decirle:

-Quiero meterla… ,déjame… Quiero !!

-Eso no Beto, no me pidas eso por favor -, murmuró ella.

-Tengo muchas ganas, quiero sacar leche otra vez, dejame ¿sí?, un poquito…Dale Má

-¿Estas loquito? No chiquito, no sabés lo que decís, ya te permití muchas cosas prohibidas, pero eso no, vamos dejáme por favor…Vamos a dormir

-No lo puedo evitar mamá, siente lo duro que está…me duele todavía, tengo los huevitos que me estallan…-, dijo Beto, con simulada dolencia.

En ese momento una mano de Tere pasó hacía atrás hasta tocar la rígida erección de su vástago, rodeó con su mano izquierda la pringosa verga erecta de su hijo y pensó : "Santo Cielo, acaba de eyacular y sigue dura,tiene muchas ganas mi vida, pobrecito…" , pero no le dijo nada y sin soltar el erecto miembro lo dirigió de nuevo hacia sus nalgas, hasta hacer que el glande chocara contra su culo ahí lo mantuvo y hasta su mente llegó el incestuoso pensamiento: "le daré mi culo para que acabe, no lo dejaréentrar en mi vagina, pero tiene derecho a un placer mayor, le daré mi culo… que se harte de culo, que para eso soy su madre…", se dijo para sí, la caliente mujer.

El jovencito entendió enseguida las intenciones de su madre, dejó que ella lo dirigiera, sintió en su glande la dura carne del agujero materno, presionó un poco, ella mantuvo el pene en el lugar correcto y le pidió:

-Despacio Betito, poco a poco, te voy a dar mi cola, mete tu miembro en mi colita, poco a poco, no me vayas a lastimar, aprieta un poco, as…, Ayyyy !! Espera, poco a poco que me rompes, uffffffffffff… Espera !! Espera…!! Haz lo que te pido por favor…, desenrieda tus piernas que no puedo moverme…Eso es

-No… no…no entra…no entr…-, empujando y forzándola.

-Espera…!! Atiende lo que te digo. -, la voz del requerimiento era precisa, así que Beto tuvo que escuchar.

-Hay que lubricar bien antes de meterla. ¿Sabes? Refriega bien la verguita entre mis piernas, donde acabaste…bueno, donde echaste la leche, eso, allí…- para Beto se abría un panorama prometedor con esta última novedad.

-¿Aquí? -, preguntó resuelto mientras tocaba con los dedos el interior de las nalgas, embadurnado de esperma y abundante flujo. Al mismo tiempo los dedos de la mujer se llegaron hasta el mencionado sitio, recogiendo en el camino una flema de semen. Se encontró con los dedos de Beto y mostrándole la flor abierta se autopenetró un poco, lubricándose en el mismo acto.

-Si, justo allí… Si no, no podrás entrar… , la tienes bastante grande para tu edad… Eso es… , así chiquito. Refregámela otra vez, de abajo hacia arriba…lleva la leche hasta el agujerito de mi cola… Bien !!

Sigue, sigue… , no te detengas !! -, Beto entendió enseguida el jueguito y frotaba desparramando todo esa mermelada desde el clítoris hasta el ano. Sin sacar la mano de la zona y con sus dedos agrupados en forma de "V", Teresa cuidaba que en el trajín, Beto no la ensartara por la vagina, asi que, cada ves que la verga se incrustaba en los labios la desplazaba con los dedos, empujándola al ano.

En un momento, este automanoséo precipitó en Teresa la ola del orgasmo por segunda vez, lo apremió a culminar la tarea, menéandose el clítoris.

-Si, ahora… Ahora subete a mi espalda… Móntame… Intentá meterla, yo te guiaré…ahora hacé fuerza con las piernas, ahora

Rápidamente Beto se encaramó en ese estupendo cuerpo y con mucha más confianza se movió con soltura entre las nalgas de su madre.

-Sientes como te la voy comiendo, otro poquito, Ayyy papito, se meteeee !! Ya está, entró la cabeza…Ohhhhhhh… , te tengo adentro, espera, no tan fuerte que falta, así, despacito, poquito a poco hijito de mi vida, más, más, otro poco, y.., Ahhhhhhhhhhgggggggg… , ya está

Santo Cielo !! Me metiste un pedazote de esa vergota, cerdo…, espera, no te muevas que me lastimas, Ayyyyyyy… Me siento clavada en la cama… tenemos que relajarnos, vamos aflojate un poco, que yo me aflojo también… un poco más !!

-No quiero salirme… -, le dijo Beto.

-No te vas a salir !! Es imposible que se salga todo el pedazo que metiste… --Beto, empujá otro poco…, debes meterla toda

-Se va metiendo

Despacio, si despacito…, ¿a ver…? -, Teresa se aseguró al tacto que el badajo estuviera hasta las bolas ensartado y continuó – Ahora sí, aferrate con las piernas en las mías, hacé fuerza y meteme bomba…, muévete como hiciste antes…, al principio suave, muy suave Betito…bombéa lento hasta que yo te empiece a culear y acabe -, dijo por fin la mujer al sentirse totalmente empalada por aquella verga que le oradaba las entrañas.

Además sorprendida y horrorizada, retumbaba en su cabeza lo que acababa de confesar "hasta que te empiece a culear y acabe…"

Ambos se quedaron quietos un poco, los dos sintiendose completamente unidos, los dos sintiendo el dolor de la penetración, hasta que poco a poco el apretado anillo de carne se fue distendiendo, el culo de Teresa se aflojó generosamente, haciendo que la dolorosa presión amainara, entonces ella con una mano frenética en su concha masajeando su clítoris, alcanzó a decir:

-Ahora muevete bombón, anda, mi culo es todo tuyo, ¿Ves como me muevo yo? Te estoy culeando y vos me tenés que culear a mi

-¿Asi?

-Cuando yo reculo vos metela para adelante… cuando yo me alejo sacala un poquito y volvé a empujar fuerte…, intenta seguir un ritmo…siiiiii… bien, sigue el ritmo… dame bomba y acabá mucha leche…, terminá dentro de tu mamita, echame la leche en mi culo… nenito lindo de mi vida.

Entonces se inició la furiosa lucha, el violento entrechocar de las carnes, las rápidas arremetidas y el incesante bombéo de Beto. El cuerpo de la mujer brincaba sobre la cama al sentir el fuerte choque del cuerpo de su hijo contra ella y sobre todo, el grueso ariete que le llenaba las entrañas una y otra vez, lo dejó hacer, se dejó llevar por las deliciosas sensaciones y cuando todo su cuerpo se convertía en un volcán en erupción con el furioso orgasmo que esta vez no la tomó por sorpresa, sintió dentro de su intestino los espasmos, chorros y chorros de semen le llenaban el culo y le transmitían las delciosas sensaciones de la cogida.

Volvió a venirse, no lo pudo evitar, se pegó a su hijo, apretó el ano como para no dejarlo escapar, las palpitaciones siguieron, más pausadas pero igualmente deliciosas.

-Pará, pará…!! Nnnno…, mássss bommmm…baaaa, metela tooooddaaaa…Quietooooooo, ahhhhhgggggg…, ahhhg, ahhhg, ahhhhhhhggggg…, qued…te… pega…i…to, Bet

Los dos se quedaron pegados, hasta que poco a poco ella sintió que la dureza del miembro disminuía, la verga se aflojaba y sin querer Teresa lo expulsó, como si fuera un pedazo de excremento, sin embargo no se separaron, ambos se quedaron dormidos, ahítos de placer, fuertemente abrazados.

Cuando a la mañana siguiente, las tenues pero insistentes luces del alba la despertaron, embotada de placer y agotamiento Teresa remoloneó satisfecha, hasta que la sensación de placer en su ano la trajo a la realidad. Asustada descubrió junto a ella el cuerpo desnudo de su hijo y presa del pánico se levantó corriendo arrastrando la colcha para tapar su denudes. Beto ni se enteró.

A los tumbos, por sus mermadas fuerzas y por arrastrar la colcha, recorrió el pasillo y se metió en el baño, ya bajo la regadera trató que el agua se llevara no sólo los restos de su incestuosa relación, sino también los sentimientos de culpa que la asaltaban. Imposible.