Madame Rebecca Steele (1: El Chantaje)

Madame Rebecca Steele, una madura pero musculosa y voluptuosa dominatrix, es chantajeada por un policía corrupto debido a las misteriosas desapariciones de algunos de sus clientes. Al tratar de seducirlo para deshacerse de él, inesperadamente, ella descubrirá que está tratando con un sádico y excepcionalmente bien dotado sujeto, lo que despertará en ella una neurótica pasión...

Madame Rebecca Steele

Parte I – El Chantaje!

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El detective Manly ya llevaba buen rato esperando en aquella lujosa sala de espera. De verdad se notaba lo exclusivo del club en los lujosos acabados que veía por todas partes.

Y es que en realidad estaba en un súper exclusivo y muy discreto club nocturno de diversiones algo excéntricas, por llamarlas de alguna manera. En ese club, según sus investigaciones, magnates y otras personalidades disfrutaban de las más sórdidas perversiones, tales como el sexo extremo, el masoquismo y el sadomasoquismo, entre otras, prácticas no extrañas a él.

Pero el detective Manly no estaba esperando ser atendido como cliente o algo así. En realidad él estaba ahí por motivos muy diferentes. Motivos de negocios para ser más precisos. Al menos, así era como lo veía él.

El detective había ido a conversar con la dueña del club, la tan famosa como misteriosa Madame Rebecca Steele. La llegada de la joven y atractiva mujer que lo había recibido lo sacó de sus reflexiones.

Madame Steele llegará en unos momentos… –dijo coqueta la guapa muchacha que hacía las veces de recepcionista en ese peculiar club- puede pasar a esperarla a su oficina

Gracias…–sonrió el joven y apuesto detective David Manly entrando a la amplia oficina, mirando largamente y con descaro el atrevido escote de la muchacha al pasar junto a ella al momento de entrar a la oficina de la Madame.

Si necesita algo…solo llámame…mi nombre es Shirley…-dijo la joven, embelesada con el fornido hombre. Lo encontraba guapo y fuerte.

Claro nena…-dijo el detective devolviéndole la sonrisa.

Al salir la mujer, el detective estudio la amplia y lujosa oficina de la Madame.

Con estas chicas por aquí no me sorprende que a esta señora le vaya tan bien…. – se dijo asimismo el policía viendo lo amplio de aquella "oficina" y lo lujoso de los muebles.

Luego miró por el gran ventanal que daba al salón principal del club. Había chicas espectaculares ahí.

No hubiera sido mala idea haber venido en plan de cliente…pero quien sabe…quizá el uso del club y de alguna de estas chicas pueda ser un bono…-pensó sonriente el detective.

De hecho, recordando el motivo de su visita, el policía dedujo rápidamente que Brenan, el detective que originalmente estuvo a cargo del caso que lo traía aquí, seguramente había recibido mucho dinero para eliminar las contundentes pruebas que incriminaban al local y a la dueña misma.

Magnates de gran poder económico pagaban mucho dinero por la discreción y era seguro que la Madame no habría querido que su club se viera envuelto en un caso de desapariciones y crímenes, desapariciones y crímenes que le habían ocurrido a tipos que lo único que tenían en común era ser clientes asiduos de este local.

Definitivamente Brenan debe haber recibido un buen dinero por ocultar las pruebas…quizá por eso desapareció sin dejar huella…aunque sus cuentas bancarias estaban intactas y sus cosas en su departamento…- pensaba el detective Manly.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el sonido del cierre de la puerta a su espalda lo hizo voltear.

Aunque el detective Manly tenía un largo historial de conquistas y había estado con mujeres muy bellas, no pudo evitar dar un respingo al ver a la monumental mujer que entró a la sala.

Detective Manly supongo.?...-preguntó la mujer mirando con fijeza a los ojos del sorprendido detective, mientras le extendía la mano.

El…mismo…-dijo el detective, realmente asombrado, dándole la mano mientras miraba absorto a la mujer.

Habría que precisar que lo que lo había dejado atónito al joven pero curtido detective, era el absolutamente increíble cuerpo de la alta Madame.

Y es que Madame Rebecca, que vestía un traje muy apropiado para el sitio -un ceñidísimo enterizo translucido en algunas partes, que parecía dibujado sobre su piel- mostraba unas caderas, amplísimas y rotundas, una increíblemente estrecha y labrada cintura y lo que dejó definitivamente atónito. Unos enormes, verdaderamente descomunales senos, casi del tamaño de balones de basketball –evidentemente, fruto de un masivo implante de siliconas, pensó- los cuales parecían que iban a romper el apretado traje en cualquier momento.

Tome asiento por favor...- dijo la Madame dirigiéndose a su escritorio mientras notaba como el sujeto la desvestía con la mirada.

En otra ocasión, Madame Rebecca habría tomado con aire risueño la larga y casi descarada mirada que le daba el hombre ya que estaba acostumbrada a producir ese efecto, pero por lo que el detective le había mencionado por teléfono, no le pareció el momento de flirtear .

Ehh…claro…gracias…-dijo el detective sentándose, sin dejar de mirar a la fantástica mujer.

Recuperándose en algo de su sorpresa, el detective ya sentado frente a ella miró por primera vez el extraño rostro de la mujer.

Aunque su cuerpo se mostraba lleno de energía, la mujer era ciertamente madura. De unos 44 o 46 años calculó el policía por las ligeras arrugas del rostro.

Pero en contraste con su excepcional y muy llamativo cuerpo, su intensamente bronceada cara no era para nada bella. Unos pómulos prominentes y afilados y una nariz ligeramente aguileña eran los rasgos dominantes de aquel rostro que se coronaba de una cabellera negra azulada que empezaba muy arriba, dejando a la vista una prominente frente.

Luego miró sus escandalosamente llamativos labios.

La mujer era dueña de unos labios extremadamente voluminosos -nuevamente David pensó en cirugía estética- que ciertamente hicieron pensar al detective en lo que podrían hacer en cierta parte de su ingle.

En suma, lo mejor que se podía decir de su cara es que era exótica. Pero más de uno podría haber dicho tranquilamente que era fea.

Aquella unión de cuerpo de curvas inverosímilmente exageradas y extraño rostro nada hermoso, conformaban un conjunto excitante pero ciertamente inquietante.

Terminó de mirarme??... - preguntó algo fastidiada e impaciente Madame Rebecca- puede decirme exactamente a que vino??...

Ejem…como le adelanté por teléfono, vengo a hablarle de unos documentos que encontré acerca del caso de las desapariciones y…-iba diciendo el detective cuando fue interrumpido por la mujer.

De la muerte de James Rydell…-dijo la Madame adelantándose al policía- Ya me lo dijo. Lo que no entiendo es por que la policía me interroga de nuevo....no quedó todo claro la primera vez que vino…no recuerdo su nombre

El detective Brenan??...pues él desapareció misteriosamente, poco después de cerrar el caso…-dijo el detective mirando a la mujer fijamente- sin embargo dejó algunos documentos de la investigación…documentos que la mencionan a usted y a su club…es más, documentos que directamente la implican a usted en el caso

Al escuchar eso, Madame Rebecca se levantó de su asiento para dirigirse al minibar de la lujosa oficina. Necesitaba un trago y pensar. Mientras se servía la copa quedó de espaldas al detective.

Nuevamente y a pesar de toda su experiencia –que no era poca- con las mujeres, David quedó con la boca abierta. Se dijo asimismo que definitivamente el cuerpo de esta mujer era único. Sus macizas y sorprendente musculosas piernas y el rotundo y carnoso trasero eran simplemente fenomenales. Sin embargo, dejó de pensar en eso para concentrarse en lo que la Madame empezaba a decir.

Implicarme a mi??...a mi club??...pero como es posible??…además pensé que el caso estaba cerrado….-dijo la Madame, haciendo un esfuerzo por mostrarse tranquila e indiferente a lo que había escuchado.

Pues le informo que el caso será reabierto…-dijo el detective viéndola directamente a los ojos con la evidente intención de ver su reacción- y le repito que los documentos que Brenan tenía guardados indican que usted tiene mucho que ver

Madame Rebecca mantuvo la mirada fija en los ojos del detective adivinando que el hombre quería ver su reacción. Ni un músculo de su cara se había movido. El detective siguió hablando.

Sin embargo debo decirle que solo yo tengo esos documentos…nadie en el Police Department sabe de ellos…-hizo una estudiada pausa para observar alguna reacción de la mujer. Debió admitir que le admiraba como mantenía su frialdad en esa situación - y lo que quiero proponerle es un negocio…así de simple

Madame Rebecca entendió de inmediato lo que pretendía el detective y decidió seguir escuchándolo.

Negocio??...-preguntó la mujer, volviendo a su escritorio pero sin sentarse, mientras bebía un sorbo de su trago.

Un negocio que le permitirá a usted quedar libre de sospecha y a su club mantener el anonimato del que vive…-dijo el detective que permanecía sentado, volviendo a devorar con la mirada, sin recato alguno, los descomunales senos de la mujer que estaban frente a él.

Y que es concretamente lo que tiene usted para poder ofrecerme tranquilidad ??...- dijo conservando su gesto frío Madame Rebecca, mirando al detective. Era una pena que un tipo tan guapo y fuerte fuera un vulgar extorsionador.

Lea la carpeta que le dejo….-dijo el detective sacando un fólder de su saco para arrojarlo al escritorio frente a la mujer- por supuesto que los originales los tengo yo

De eso se trata esto??...cree que puede venir aquí y pretender asustarme con un vulgar chantaje??....-dijo la Madame mirando al detective con los ojos incendiados.

Chantaje es una palabra muy fuerte…-dijo el policía levantándose y disponiéndose a salir- por ahora me despido…y ya lo sabe, revise esa información…en el fólder está mi número…espero su llamada antes de este fin de semana

Madame Rebecca ahora si miró con furia al detective mientras este salía de la oficina.

Ahh…me olvidaba…ni se le ocurra comunicar de esto a alguien del Police Department si eso ocurre automáticamente todo lo que encontré y algunos comentarios adicionales míos harán de usted la principal sospechosa y de su discreto club la estrella de este caso…-dijo antes de terminar de salir y cerrar la puerta tras él.

Madame Rebecca ardía de furia por dentro. Aunque ella no era una mujer de perder los papeles fácilmente le enfurecía sobremanera estar en manos de un hombre.

Un hombre!!...

Ella que los trataba como lo que eran…simples marionetas que sólo le servían para proporcionarles momentáneo placer, y con los que ella jugaba a su antojo hasta desecharlos cuando quisiera

Maldición!!....-dijo finalmente golpeando su escritorio.

Algunos instantes después, ya algo más calmada, presionó el botón de su intercomunicador.

Shirley...comunícame con Mr. Stein…de inmediato…-dijo la Madame presionando el botón de su intercomunicador.

Un par de días después Madame Rebecca terminaba de conversar con Edward Stein, prestigiado abogado y uno de los clientes más asiduos a su selecto club.

Lamento decírtelo, pero el tipo que te dio esto tiene razón…esto es suficiente para que te incluyan en el proceso…-dijo el hombre, devorando con la mirada a la Madame, parecía un colegial excitado antes de su primera experiencia sexual- y si el tipo ese dice que tiene otras cosas…pues si puede meterte en serios problemas

Madame Rebecca creía que todas las pruebas que incriminaban a su local y a ella misma con la muerte de James Rydell y las desapariciones de los otros sujetos habían desaparecido. Sin embargo una copia de las mismas estaba ahí, frente a ella.

Pensé que habías arreglado eso…aquel detective con el que hablaste -dijo titubeante el tipo, como no queriendo enfurecer a la mujer.

Eso será todo Edward…puedes irte…-dijo la Madame en tono imperativo y frío, girando su silla y dándole la espalda al sujeto.

Está bien…adiós Rebecca…-dijo el sujeto, al parecer acostumbrado a cumplir las ordenes de la mujer al instante.

Madame Rebecca sabía que solo le quedaba negociar con el corrupto policía. Sin embargo sabía que si accedía a su chantaje una vez, nada le impediría que el sujeto siga viniendo por más.

Recordó al detective Brenan. Su caso había sido distinto. El muy estúpido había caído completamente seducido por la Madame. Él mismo se había ocupado de limpiar todo rastro de ella en el caso y le había entregado los documentos como "prueba de amor" y devoción a su ama.

Sin embargo la idiotez de haber guardado copias de esos documentos (e incluso quizá algunos originales) ahora le traían este problema.

La mujer pensó nuevamente en el detective Manly. A pesar de su juventud –y ciertamente su apostura y atractivo- se veía astuto y cínico, para nada comparable con el ingenuo Brenan.

Tendría que hacer algo para librarse de él. Pero no sabía como.

Intentaría seducirlo pero ciertamente no estaba segura de cómo saldría las cosas con él.


Madame Rebecca llamó al detective al día siguiente.

Ambos se citaron en un lugar escogido por el detective. Como pensó la Madame, este había elegido un sórdido bar de solteros, lleno de rufianes y prostitutas.

Aunque estaba cubierta por un sobretodo que la cubría de pies a cabeza, sus fenomenales curvas eran evidentes y así lo notaron varios tipos que intentaron acercársele sin la menor sutileza. Era lo último que le faltaba, ser asediada por admiradores de tercera categoría.

Podría haber elegido un lugar más discreto…-dijo la Madame, al acomodarse en la barra donde la esperaba el detective Manly que la había visto desde que entró.

El detective Manly observó con aire risueño como la mujer se incomodaba con todas las miradas que le daban los concurrentes a aquel sitio.

Aquí hay gente que me esta cuidando…tu comprenderás…- dijo viéndola de pies a cabeza- no quisiera que me pase lo que le ocurrió a Brenan…tu sabes…desaparecer misteriosamente….

Madame Rebecca lo miró con aire enigmático. El detective era ciertamente un hombre apuesto y muy fornido pero aquel aire arrogante y casi rufianesco con el que la trataba le molestaba sobremanera. Ella estaba acostumbrada a dominar a los hombres a su antojo y ahora le salía este tipo que a pesar de mirarla con lascivia como todos, parecía no dispuesto a ceder ante ella. Sin embargo, había venido dispuesta a intentar seducirlo y no quería empezar la noche con una discusión.

Te sirves algo??...-dijo el detective- los licores no serán tan finos como en tu local, pero las bebidas no son tan malas

Al menos podemos ir a un privado…creo que ya todos vieron que estás hablando conmigo…si es que eso es lo que querías…-dijo la mujer mirándolo seductoramente.

El detective pestañeó. Ciertamente la mujer era astuta. Había adivinado su intención de que los vieran juntos por si decidía intentar algo. Pero este súbito interés en mostrarse seductora evidentemente ocultaba algo.

No lo pienses tanto…o crees que podría hacerte algo en un privado y salir de aquí sin que tus gorilas lo noten… o crees que no te me resistirías…-dijo la mujer acercándosele al decir esto ultimo y rozarlo aún a cierta distancia de él, con sus enormes pechos.

Claro que tenía ganas de hacerle el amor a aquella extraña mujer. Aunque no lo quería reconocer aquel extraordinario cuerpo de hembra lo había fascinado desde que la vió por primera vez, pero sabía que era una mujer por decir lo menos peligrosa, quizá incluso una asesina.

Preferiría que hablemos aquí…-dijo el hombre tratando de adivinar las intenciones de la mujer.

Bueno…pero tengo algo de calor…y si me quito esto…no creo que lleguemos a tener la privacidad que este asunto demanda…no lo crees??...-dijo la mujer abriéndose el sobretodo y dejando ver al atónito detective lo que llevaba debajo, un vestido corto ceñidísimo que estaba mezclaba tela y gasa traslucida por partes, por no hablar de un revelador escote.

Manly le concedió el punto a la mujer. El barman casi había saltado sobre el sitio al confirmar que aquellos enormes bultos debajo del abrigo de la mujer eran realmente un par de senos increíbles. Además a él ninguna mujer le asustaba. Decidió averiguar a donde iba el jueguito de esta mujer ya que si pensaba que por una acostada iba a olvidarse de su dinero, se equivocaba.

Vamos…pero te advierto que estoy aquí por algo….no esperes que cambie de opinión respecto a eso…-dijo algo serio el detective

Esta claro…vamos??...-dijo la mujer levantándose de su asiento.

Al llegar a uno de los oscuros apartados de aquel bar el detective se hizo a un lado para que la Madame pase y se siente pero esta antes se quitó el sobretodo.

El detective quedo sin habla al verla despojarse de su sobretodo antes de sentarse.

Ella llevaba un vestido corto color negro, extremadamente ceñido que marcaba despiadadamente sus inverosímiles formas. Además era escotadísimo, dejando ver gran parte de los enormes senos. Por último, lo corto del vestido, mostraba unas gruesas y realmente musculosas piernas.

El apartado no está del todo mal…- dijo Madame Rebecca al sentarse, cruzando sus formidables piernas mostrando ante el detective que la devoraba con los ojos, toda la plenitud sus gruesos y musculosos muslos.

Se ve que haces mucho ejercicio…-dijo el detective sorprendiéndose un poco del desarrollo muscular de la increíble mujer, desarrollo al que no había prestado mucha atención debido a sus otros atributos. Realmente todo en ella era increíble.

Sólo un poco de pesas…se ve que tu también practicas…-dijo ella a su vez, admirando el evidente desarrollo muscular del fornido torso del policía, que se notaba fácilmente debajo de la camisa del hombre.

Pues si…pero volvamos a nuestro tema…-dijo David tratando de concentrarse en el asunto que los había traído.

Dime que es lo que quieres…- dijo ella mirándolo con fijeza.

Pues es solo una cantidad... – no podía dejar de ver ese increíble par de senos. Eran verdaderamente formidables- me imagino que no será un problema para ti

Es mucho dinero...- dijo la Madame devolviéndole el pequeño papel y volviendo a mirar al detective – me gustaría saber si efectivamente tú puedes garantizarme que no me veré involucrada

Es fácil…en realidad el caso ya lleva oficialmente reabierto mas de un mes…y nadie te ha llamado no??...-dijo el detective mirando con descaro el escote de la increíble fémina.- estoy seguro que puedes hacer que alguien verifique eso

Y si te doy este dinero…-hizo una pausa para dejar la copa en la pequeña mesa que estaba delante de ellos dándole un ángulo magnifico para que el detective pueda ver la casi totalidad de sus senos- que garantía tengo de que no volverás a chantajearme más adelante??

Depende de que me ofrezcas…-atrevidamente puso su mano sobre uno de sus satinados y formidables muslos. Pudo comprobar la dureza granítica del formidable muslo de la hembra.

Me parece que podríamos llegar a un acuerdo David…- Madame Rebecca no retiró la mano del detective pero puso la suya encima.

Con un gracioso mohín se acomodó en el sofá quebrándose hacia delante haciendo que sus magníficos pechos se resaltarán aún más. Los inmensos senos parecieron saltar del apretado vestido ante la mirada felina del hombre sobre ellos.

Pero debo advertirte…juego rudo en la cama…no todos los hombres pueden con mi cuerpo...– dijo la mujer tomándose sus descomunales senos con las manos ante la mirada atónita del detective.

Que casualidad tan interesante…lo mismo me ocurre a mí…-dijo el detective al pegarse a ella, en tono irónico que no dejó de intrigar a la mujer.

La pareja se besó con deseo mientras el hombre empezaba a manosearla sin recato alguno. Una de las manos de David se ensañaba con los inmensos y duros senos de la mujer mientras la otra descendió a recorrer y estrujar el descomunal trasero de la hembra. El sorprendido David notó que la mujer parecía no tener grasa alguna en su increíble cuerpo. Nunca había tocado unas carnes tan duras.

Madame Rebecca por su parte, a pesar de que estaba ahí con el objetivo de seducir al sujeto sólo para aprovecharse de él, realmente empezó a disfrutar del beso y las toscas caricias del detective.

Realmente tu cuerpo es diferente…-susurró entre sus labios David- pero me encanta...

Tu no estas mal macho…- susurró a su vez la mujer mientras acariciaba admirada la recia espalda musculosa del detective. Madame Rebecca se sorprendió un poco de encontrase excitada de verdad mientras sus ardientes caricias comprobaban que el hombre era puro músculo.

Instantes después, habiéndole bajado parcialmente el vestido, el detective ya besaba rabiosamente los inmensos pezones erectos de la mujer a la que casi tenía encima.

A esas alturas, el manoseo que él le daba en el trasero, piernas y pechos era terrorífico. Simplemente no se cansaba de apretar y restregar el cuerpazo todo de la mujer.

Madame Rebecca por su lado, ya totalmente excitada con las caricias que entre ambos ya estaban al máximo de intensidad, descendió urgida una de sus manos en busca del sexo del hombre. Sin embargo, al llegar ansiosamente a su objetivo, la Madame se detuvo súbitamente, dejando de besar al detective para mirarlo realmente sorprendida.

Madame Rebecca no creyó que lo que había agarrado pudiera ser el pene del detective.

No te asustes nena…además aún no se si me acostaré contigo…-dijo David mientras reiniciaba las caricias besando en el cuello a la atónita mujer.

Madame Rebecca pareció no escuchar al hombre. Olvidó por completo de lo que había venido a hacer. Ahora solo tenía un pensamiento en mente. Como hipnotizada se pegó de nuevo al hombre y empezó a abrir el pantalón del detective. Tenía que ver esa miembro.

Espera muñeca…con calma…antes de seguir…-dijo David, haciendo un esfuerzo de autocontrol y parando la mano de la mujer- dime que es lo que quieres…porque el dinero no es negociable, ni siquiera por tu cuerpo

Madame Rebecca estaba desconcertada. Casi trató de resistirse cuando el hombre le retiró la mano de su entrepierna. Estaba confundida ya que en ese momento solo pensaba en ver esa verga y comprobar lo que sintió.

Que pasa??…- dijo Madame Rebecca, mirando extrañada al detective. No había escuchado nada de lo que acababa de decir.

Te decía que cual era tu propuesta…y te repito que el monto de dinero no es negociable…-dijo David aún muy cerca de ella pero habiendo hecho una pausa en sus caricias.

Te daré el dinero…pero tu me darás los originales…-dijo ella besándolo, ansiosa de reiniciar el escarceo y realmente urgida de ver ese miembro y tenerlo en sus manos- a cambio podrás gozar de mi cuerpo las veces que quieras

Nada de eso…-dijo David tomándola por los hombros para añadir- los originales siempre los tendré yo nena

Pero…-dijo Madame Rebecca realmente confundida. Al tener solo una idea fija en la cabeza se le dificultaba pensar con claridad, más aun en el objetivo inicial de su encuentro de hoy. Obtener los originales.

Esos documentos son mi seguro…crees que no sabía que todo esto es porque quieres convertirme en una mas de tus marionetas que quien sabe como acaban??...-dijo el detective mirándola

Pero pensé que tú y yo…- dijo molesta la Madame, volviendo un poco a la realidad y a pensar en el objetivo inicial de su encuentro con este tipo, seducirlo y obtener los documentos.

Mira nena…no te hagas la tonta…los besos estuvieron sensacionales y quizá la noche pudo haber sido fenomenal pero te lo dije desde el comienzo…-dijo totalmente dueño de si mismo soltándola y acomodándose la ropa- disfrutar de tu cuerpo por extraordinario que sea no iba a cambiar nada…me quedaré con los originales y no hay más

Madame Rebecca estaba sumamente ofendida y no por que su plan de seducción no haya funcionado y tenga que pagar y sujetarse a seguros futuros chantajes.

Estaba ofendida como mujer, porque en verdad se había interesado en el atractivo sujeto y más aún en aquel miembro viril que de ser cierto lo que ella pensaba sería magnifico... para ella

Idiota!!...-estalló la Madame no pudiendo aguantarse más.

La hasta entonces siempre altiva mujer no podía creer que el tipo se le estuviera resistiendo.

A ella!!, que estaba acostumbrada a acostarse solo con los hombres que ella escogiese o con quienes pagaran un exorbitante precio por ello.

Por un momento pensé que tenías más sangre fría…en fin…- dijo muy tranquilo el detective levantándose- es una pena que haya acabado así

Hizo una pausa para beber un sorbo de su trago.

El viernes estaré por tu club para cobrarte…por ser tu club, cuya discreción tanto valoras, estoy seguro que no intentarás ninguna coboyada ahí…-dijo el detective con frialdad- pero por supuesto que me acompañaran un par de amigos y otros dos más estarán esperándome afuera armados hasta los dientes

Maldito bastardo!!...entonces que garantía tendré de que no me volverás a chantajear??…-dijo la furibunda mujer, pensando en su objetivo original de esta noche.

Ninguna…- dijo poniéndose de pie, para permitirle salir del privado- y el manoseo fue gratis...ahora largo de aquí que quiero acabar mi trago

Madame Rebecca se levantó y furiosa se paró muy cerca de él mirándolo con los ojos incendiados.

Sucio hijo de perra…-dijo la furibunda Madame rozando con sus senos el pecho del detective.

En ese momento David hizo algo imprevisto.

Tomo por la cintura a la Madame a la que casi levantó en el aire para luego estrecharla con pasión en sus brazos besándola salvajemente, casi haciéndole sangrar los labios mientras sus manos recorrían habidas cada centímetro de ese cuerpo de fábula.

Uhhmm….-solo alcanzo a gemir la sorprendida mujer al verse tomada tan de sorpresa.

En un primer momento La Madame quedó atónita por la reacción de David, pero después, no pudiendo resistirse al ardiente beso y a las rudas caricias del macho se entregó por completo a él correspondiéndole como podía al apasionado beso, mientras restregaba con furia su propio sexo contra la increíble verga del macho que parecía iba romper su ropa en cualquier instante.

Vamos a otro sitio…-susurró Madame Rebecca en un tono casi suplicante, que la extrañó a ella misma. Estaba totalmente vencida por el deseo de poseer a aquel poderoso macho.

Picado como por un resorte, David la alejo de si tomándola bruscamente por los brazos, con una tosquedad que la lastimó. Ella lo miró nuevamente sorprendida.

Te dije que no sería una de tus marionetas…y a mi nadie me dice hijo de perra!!...- dijo el hombre mientras sostenía a la anhelante mujer que lo miraba sorprendida.

Lo que ocurrió a continuación hubiera sorprendido a Madame Rebecca si es que hubiera tenido tiempo de hacerlo. David le había propinado un brutal bofetón con el revés de la mano que la había arrojado al suelo.

Como siempre que hacía eso, David se había excitado más aún al golpear a la mujer y verla caída a sus pies. Su miembro ya le dolía debido a la tremenda erección que tenía. Con que placer hubiera seguido golpeándola. Pero recordó que necesitaba que la mujer estuviera entera para que le dé su dinero.

Aprovecha que hoy estoy tranquilo y sal de aquí antes que decida arruinar tus cirugías una por una...-dijo haciendo un esfuerzo por mantenerse tranquilo.

Madame Rebecca estaba adolorida y confundida, mientras sentía la sangre salir de sus labios rotos. Este hombre la trastornaba. Cualquiera que hubiera hecho lo que hizo David podría darse por muerto, pero en este momento ella lo deseaba más que nunca.

Con expresión hipnotizada, casi en trance Madame Rebecca miraba y miraba la enorme verga que vibraba en el pantalón del policía. Era absolutamente increíble. Haciendo un esfuerzo terrible, tuvo que luchar consigo misma para no abalanzarse sobre el miembro del hombre y engullir ahí mismo esa pieza de carne que se adivinaba magnifica.

Largo de aquí!!...nos veremos el viernes!!...-dijo David saliendo del privado.

Madame Rebecca no recordaba haberse sentido así antes. Esa mezcla de furia, humillación y deseo iban a volverla loca.

Confundida y furiosa consigo misma por estar así, se levantó sin mirar ya al detective y se dirigió a la salida.

David quedó pensativo viéndola irse.

Esta tipa esta demente…por un momento pareció querer matarme aquí mismo y al siguiente instante pareció hipnotizada, fuera de la realidad…-se dijo a si mismo David- en fin, yo solo quiero su dinero

Por su parte Madame Rebecca saliendo como sonámbula de aquel local, no pensaba en el dinero ni en el chantaje. Solo pensaba en la verga del hombre.


Durante los días que pasaron antes de la fecha mencionada por Manly, Madame Rebecca no pudo sacarse de la mente las toscas caricias y besos del detective. Pero el recuerdo que era más acuciante en ella era la deliciosa sensación que había sentido cuando su ardiente sexo se restregaba con aquel enorme miembro viril.

La sola idea de dominar y poseer a aquel arrogante y brutal macho la hacían sentirse próxima al clímax. Y esa verga, tenía que ser suya, tenía que poseerla.

Pero ya mas tranquila reconoció que por ahora el tipo estaba fuera de su alcance, además era extremadamente peligroso. Tendría que pensar en algo.

Por fin el viernes, tal cual lo acordado, el detective Manly y sus malencarados guardaespaldas llegaron al club. David parecía tranquilo pero estaba atento a todo detalle. Y sus guardaespaldas ni que decir. Aunque estaban acostumbrados a hacer "cobranzas a domicilio" el policía les había dicho que deberían tener especial cuidado, que no se distrajeran ni por un instante.

Madame Rebecca recibió al policía y sus guardaespaldas en su oficina.

Se sorprendió cuando en un primer momento solo entró uno de ellos con arma en mano y una especie de aparato en la otra. Lo primero que hizo fue desactivar la cámara de video de la oficina y luego pasó un aparato –un detector de micrófonos supuso la Madame- incluso muy cerca de su cuerpo.

La mujer se dio cuenta que había subestimado a los gorilas de David. Esta gente estaba bien entrenada.

Todo limpio…-dijo en voz alta el sujeto, dirigiéndose a los hombres que esperaban afuera- puede pasar jefe

Hola Rebecca…-saludó con naturalidad al entrar a la oficina el detective. Solo recibió una mirada glacial por respuesta.

Mientras el detective se solazaba nuevamente mirando descaradamente la siempre sorprendente anatomía de la mujer, sin decir palabra, Madame Rebecca puso un maletín sobre la mesa.

Ahí está el dinero…cuéntalo si quieres y lárgate de inmediato…-dijo la furibunda mujer.

David hizo una señal a uno de sus secuaces. El tipo luego revisó el maletín antes de abrirlo y luego se puso a contar el dinero.

Pensé que ya te habías calmado…incluso quería tomarme una copa contigo…pero veo que no estas de humor…- dijo el detective caminando hacia el gran ventanal de la oficina desde donde se veía el salón principal del club.

Estaba un poco vacío ese día, aunque el policía sabía perfectamente que la acción estaba en las salas interiores.

Madame Rebecca, viviendo su propio conflicto interno, no pudo evitar mirar a David. Era realmente una montaña de músculos. Recordó de inmediato la pasada noche del bar y pensó en como sería estar en la cama con él. De inmediato se recriminó por pensar en eso.

Todo completo jefe…-dijo el secuaz habiendo terminado de revisar el dinero.

Lleva el maletín al auto…a la primera señal de peligro disparen a matar…-dijo el detective sin voltear. Al parecer había visto algo interesante en el salon.

Madame Rebecca estaba en pleno conflicto consigo misma. Por un lado, el tener a un hombre dando ordenes en forma autoritaria en su propia oficina, un hombre que le había levantado la mano, la sacaba de quicio. Pero la visión del imponente macho y su notorio bulto en la entrepierna y el recuerdo de sus besos y caricias le producían una mezcla de ansiedad y excitación. Haciendo un esfuerzo habló.

Satisfecho entonces??…-dijo Madame Rebecca, recién notando que David miraba con insistencia al salón.

Sabes??...creo que siempre me voy a tomar una copa aquí…-dijo David haciendo claro ya que estaba mirando a Sandy, la chica estrella del club, que ejecutaba una danza en la semi oscura pista de baile.

Madame Rebecca creyó que en cualquier momento se lanzaría sobre el sujeto Su cinismo no tenía limites. Delante de ella estaba mirando a otra mujer. Nuevamente se molestó consigo misma porque se sintió…la sola idea le repugnó…celosa??

Como te atreves??...-le gritó furiosa haciendo un esfuerzo terrible por controlarse.

No estarás celosa no??...-dijo el policía mirándola divertido.

Qué??...eres un!!…eres un!!…- quien no conociera a Madame Rebecca podría jurar que la mujer estaba al borde de una crisis de nervios.

Estaré en el salón con ese bombón y mis amigos…es una pena que ellos no beban por tener que estar cuidándome…por supuesto que yo si probaré tu bar y los servicios de tu club…-dijo el sonriente detective dirigiéndose a la puerta para salir de la oficina- claro que le diré al barman y a la chica que tu invitas…adiós Rebecca…supongo que nos veremos más adelante

Madame Rebecca estaba al borde de la histeria. Al cerrarse la puerta lanzó el vaso de whisky que estaba en su escritorio con furia contra ella. El conflicto interno que vivía era insoportable.

Manly sonrió al escuchar el vaso haciéndose añicos en la puerta. Le había divertido poner en su sitio a esa demente que seguro se creía su cuento de ser una dominatrix.

Vamos al salón…que quiero probar el sitio…ustedes se divertirán otro día…por ahora hay que estar atentos…otro día les pondré a las mejores de aquí- le dijo a sus hombres.

No hay problema jefe…-contestaron ambos.

Casi una hora después Madame Rebecca miraba con gesto sombrío al salón. David estaba besando y acariciando a más de una chica. Las había alborotado a todas.

Ella que nunca había envidiado a mujer alguna, se sentía ahora una colegiala fea viendo al capitán del equipo fútbol con la porrista estrella de la escuela.

No se como…pero te mataré…-dijo la Madame bebiendo un vaso lleno de whisky de un solo trago, sirviéndose de inmediato otro.

Algunos momentos después, la furia de la Madame alcanzó sus límites cuando David se despidió de todas y se fue con Sandy a una habitación.

En ese momento tiró la botella de whisky contra la pared.

Maldito!!....- rugió, luchando contra la urgencia de bajar y detener al detective.

Vencida esta idea que sólo hizo que se sintiera peor, Madame Rebecca siguió bebiendo.

Sin embargo ocurrió algo sorpresivo aquella noche.

Casi media hora después de que la pareja entrara a la habitación, los terribles gritos de Sandy alarmaron a todos.

De no ser porque los guardaespaldas de Manly con las armas en ristre, estaban haciendo guardia en la puerta, el personal de seguridad del club hubiera intervenido.

A pesar de la amenaza el curtido jefe de seguridad del club dirigió su mano a su arma decidido a arriesgarse. En eso todos se sorprendieron cuando la que habló fue Madame Rebecca que había llegado al escuchar el escándalo sin que nadie lo notara.

No hagas nada Klaus!!...-dijo en voz alta y firme la Madame.

Pero…Madame…-dijo el hombre mirándola incredulo.

He dicho que no hagas nada!!....-rugió la mujer, haciendo que el enorme sujeto abandonara la idea de intervenir.

Las chicas y los agentes de seguridad observaban sorprendidos a la Madame sin saber que hacer.

Todos ustedes…pueden irse…no hay nada que tengan que hacer aquí…-dijo la Madame dando medio vuelta en dirección a su oficina. Si alguien pudiera haberla visto hubiera notado que sonreía siniestramente.

Madame Rebecca luchaba por no correr a su oficina. Sabía que tenía motivos para sonreír. El maldito bastardo había cometido un terrible error.

Ya en su oficina, la Madame sonreía abiertamente mientras miraba una consola de video que solía estar oculta en su escritorio. Incluso se empezó a reír aparentemente disfrutando de las imágenes que veía.

Sigue así imbécil…lucirás perfecto en televisión…-dijo la Madame disfrutando lo que veía en la pantalla.

Sin embargo poco a poco, Madame Rebecca se fue quedando callada hasta que quedó totalmente en silencio.

Lo sabía!!…lo sabía!!....- gritó frenética, saltando de su asiento. Había visto por fin, al descubierto, la enorme verga en erección del detective. En ese mismo instante supo que sería suya

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Fin de la Primera Parte