Macizorra con cerebro
Verónica va descubriendo la excitación que le produce sentirse deseada en un mundo de lujo fuera de su país.
Macizorra con cerebro.
Memorias eróticas de Verónica 4.
Me duele el trasero, sufrir, aun con placer, un tronco como el de mi prometido en la estrecha cavidad tiene efectos colaterales. Cuesta sentarse al día siguiente. Ese día que amanece con calor en Madrid, ciudad que me lleva a explorar tras el desayuno.
El Museo del Prado y el Reina Sofía los recorro con Manuel como guía. Es una delicia, en poco tiempo, me hace ver lo más importante. Yo sola me hubiera perdido, él me explica cada cuadro que una debe conocer en esta vida. Es tan así, que a las dos estamos tomando unas cañas en una taberna junto al hotel Palace. Me extraña la costumbre española de tomar parados, aunque a mí, con la cola destrozada, me convenga. Como un par de pinchos acompañando la cerveza, cuando suena el celular de Manolo.
Es el dueño de la consultora donde trabajamos para invitarnos a almorzar. Mi novio dice que sí, pese a mis protestas que no llevo ropa adecuada. Para ver museos me he puesto una blusa y unos pantalones de jean y náuticos. Y voy sin pintar.
Me da un beso y me dice: " Estás mejor así, natural, sin sofisticar, como toda arma tu belleza y tu inteligencia. Y con que abras un botón más de la camisa, vas mejor que Lady Di"
Le devuelvo el beso, ¡ que va a hacer una cuando le dicen esas cosas!.
Nos ha citado en un restaurante marisquería. Me quedo impresionada con la cantidad y variedad de pescados y mariscos que veo.
Nuestro jefe, José, es amigo y compañero de estudios de Manuel , es un hombre guapo, delgado, alto , bronceado, con una mirada tras los lentes que te desnuda física y mentalmente.
Me da dos besos, uno por mejilla como dice Sabina, y nos invita sentarnos.
Los percebes son unos mariscos raros, buenísimos , que desconocía, de difícil pelaje, y que salpican cuando te descuidas. Y me salpican, mojándome toda la blusa y parte del escote.
La conversación es de dos viejos colegas, en la que yo me encuentro como espectadora, hasta que Manuel le dice que nos vamos a casar.
" Pedazo de cabrón suertudo, ¡ qué mujer te llevas!. Todos los tontos tenéis suerte"
Se levanta , me obliga a hacerlo a mí, me abraza, y me da otros dos besos. Luego mirando a su amigo y sonriéndome anuncia:
" Voy a ser el primero en dar un beso a la novia"- me besa en los labios, sin lengua , pero sensualmente.
" Esperad un momento y contadme. Porque Vero, tú no dejaras la empresa. Eres mi artista argentina. Tu jefe anterior, Pedrito, gay perdido , decía que eras una joya. Que lo que diga éste, que lo tienes agilipollado, no me vale."
Se va un momento a hablar con el maitre.
Al volver y seguir comiendo y chupando, me siento como una compañera más, y me atrevo a hablar del trabajo , de las oportunidades que hay , de los caminos para aumentar la rentabilidad de los ingresos en la filial argentina. Estoy feliz, me siento importante, me valoran, no sólo por estar buena como dice Manolo, también por mi inteligencia.
Sin darme cuenta, he ido engullendo peces y mariscos, bebiendo vino de Ribeiro frío, hasta el postre: unos panqueques que los gallegos llaman filloas.
Estoy llena cuando llega el café. Y borrachilla cuando les acompaño con un güisqui de malta. Creo que nunca he comido y bebido tanto y tan rico. Pero hay algo más, me han tratado de colega, no de mujer objeto, aunque se les iban los ojos al escote que se había ido ampliando en la vorágine del almuerzo.
Se acerca el maitre con un paquete. Se lo da a José. " Gracias y cárgalo a la cuenta"
" Vero, mientras pedimos otra copita, podías cambiarte la camisa que te has manchado de percebes. En esta bolsa hay una blusa. No creo haber perdido ojo, pero si no te sienta bien, pues luego la cambiáis en el Corte Inglés."
Con la bolsa en la mano me voy al baño. Me quito la de jean que llevo puesta y me pruebo la camisa que me acaban de regalar. Es también azul cielo, pero de algodón. Me sienta muy bien. No sé por qué , si por el alcohol, o que estoy relajada, decido quitarme el corpiño. Me miro en el espejo, estoy estupenda, al moverme , las lolas se mueven pero mostrando su dureza, no es que estén caídas es que son elásticas. Grandes y erguidas , como se me han puesto los pezones. Me desabrocho tres botones, se ve casi media teta , según la postura.
Cuando voy a la mesa, los dos hombres se sonríen mientras me miran embobados.
" Te hemos pedido un culito de güisqui. Os voy a dar dos entradas para palco en el Real Madrid y dos barreras para la corrida de mañana. Me las han regalado unos amigos, que también son de Manolo. Seguro te gusta, es algo típico, y además éste presume de novia."
Mientras acabamos la última, la conversación ha subido de tono. Mi presencia exuberante más el alcohol hace que ambos me gasten bromas cargadas de picardía. Yo me caliento más y más, estoy en la gloría , me gustaría que no acabara.
Es Manuel el que termina: " Si vamos a ir al fútbol, conviene que descansemos un poco, sino vamos a estar muertos"
" Muerto te va a dejar esta fiera. Os llevo en el coche"
Me monto adelante, al ponerme el cinturón de seguridad y pasarlo entre mis senos , los aprieta dejándolos casi al descubierto, apenas tapado el pezón, que en la primera curva asoma por el escote.
" Si éste no te da juego, me avisas."
" Deja de mirarle las peras a mi novia que nos chocas"
" El mirar no daña, que además es admirar. Pero que suerte tienes pedazo de cabrón. ¡Qué polvo vas a echar! y yo a aguantar a mis suegros y los niños cuando os deje."
Subimos a la habitación mirándonos a lo ojos con hambre , yo me abro más la camisa, entramos , no nos besamos, abro la cama, y me quitó los mocasines, los calcetines y el pantalón.
Estamos uno frente a otro a cada lado del lecho. Manolo me impresiona con su enorme verga erguida . Le pido que se tumbe.
Mi mano apenas abarca su árbol, mi lengua lame el duro menhir, como si fuera un caramelo. Me recreo en su glande, gris azulado con difuminados en rosa. Paso la punta por su boca. Lo he ido llenando de saliva. Lo meto en la boca, no llego a la tercera parte del tronco. Prefiero paladearlo que atragantarme. Mientras le hago la mamada, no dejo de mirarle a los ojos.
La verga está totalmente mojada. Me paro. Me quito el tanga, me dejo la camisa abierta. Me hace sentirme más puta, como una mujer que vende su cuerpo por un regalo, en este caso de su amigo. Me da un morbo enorme. Recuerdo a los dos devorándome con la vista, cuando me coloco sobre su cuerpo. Me voy dejando caer, muy despacio, su ciruela entra en contacto con mis labios, y lo hago entrar lentamente. Acuclillada como estoy, subo y bajo cinco veces, me llena el principio de la vagina, su zona más sensible. Y voy bajando, por fin puedo arrodillarme, y sigo dilatando mi feminidad para irlo dejando penetrar más y más.
Ha entrado todo su falo y me quedo quieta. Empalada, mi carne es un guante para su hombría. Me muevo despacio, adelante y atrás.
" Te quiero, me haces la mujer más feliz de la tierra. Gracias por tu compañerismo, por tu bondad, por tu cuidarme"
" Te amo, nunca pensé que existía una mujer como tú. Me vuelves loco. No creía que podía gozar tanto".
Yo comienzo a notar la ola que me viene. Me muevo más deprisa, siempre con ella hasta dentro.
" Manolo, me voy a ir. Quiero hacerlo contigo a la vez."
Mueve su pelvis rápido, el placer va surgiendo desde lo más mío. Ve en mis ojos la primera neblina del final, acelera y .
Su YAAAAAA, se confunde con mi AHOOOORAA.
Voy volviendo en mí, sigo empalada, me inclino para besarle. Es un beso largo.
Me levanto y noto el vacío de mi vagina cuando sale el terrible tapón. Me recuesto a su lado.
" Vamos a poner el despertador a las siete por su nos dormimos." Y me besa.
" ¿ Te encuentras a gusto? ¿ Qué te está pareciendo tu visita a España?"- me pregunta Teresa, la mujer de José, es una mujer en los cuarenta , con el pelo castaño, en melena, nariz respingona y labios carnosos. Rezuma elegancia , con su camisola rosa y los pantalones de lana fría. No lleva joyas, sólo el anillo de casada.
Estoy en su casa estudio en un pueblo precioso , La Granja, a la vuelta de Segovia donde hemos pasado el día , tras buscarla a la ida y recorrer la maravillosa ciudad, con visita al Alcázar y al Acueducto antes de comer un delicioso cochinillo.
" No sé como agradeceros todas vuestras atenciones. Me habéis tratado como a una reina. Tu marido el sábado, tú hoy con Paca, que ayer, en los toros con Antonio, me enseñó lo que es vuestra fiesta . Viki y Juan en el fútbol. Creo que no he morfado y chupado tanto como en estos días. Y de maravilla en maravilla"
Era verdad, el partido de fútbol en un palco era una experiencia que no podía imaginar. Un lujo total, servidos por una azafata preciosa que nos ofrecía canapés y bebidas cada poco tiempo. Y un jamón de pata negra que yo no sabía que existía. Juan , compañero de Manolo de estudios, un poco gordo, de nariz grande , con pelo escaso y ensortijado, en los cuarenta como todos los amigos y sus esposas que he conocido estos días.
Su mujer , Viki, una flaca , con cara de gata. Fue lo primero que pensé al verla , con el pelo largo , ondulado. Llevaba una blusa beige de seda, tenía unos pechos pequeños , pero de pezones erguidos que se marcaban en la tela. Yo gritaba cada vez que Higuaín llevaba el balón. Y cuando marcó un gol, me abrazaron todos y todas. Manolo me había elegido la ropa para ir al estadio. Un vestido camisero verde marengo por encima de la rodilla, con medias al muslo de dibujos de flores. Presumía de mi juventud y belleza , que todos apreciaban.
Al acabar el partido, fuimos a tomar una copa en un pub, donde sus amigos me interrogaron queriendo saber todo de mí, pero con cariño.
Al volver al hotel, mi novio me cogió paladeándome , él encima, yo abajo, jugando con su enorme verga para hacerme gozar , sin llegar a metérmela entera hasta el momento de soltar su carga. Un poco antes yo me había venido.
El domingo comenzó con un homenaje que hice a mi prometido. Me encanta esa palabra.
Me desperté antes que él y abusé de su terrible cipote lamiéndolo como si fuera un descomunal helado. Cuando se dio cuenta, tenía el glande en mi boca, y le estimulé con la mano hasta que se derramó.
Tras ducharnos y desayunar nos fuimos al Rastro. Es curioso, con San Telmo pero con más gente. Luego dimos un paseo hasta un mercado que han convertido en lugar de venta y comidas. Vino blanco frío y ostras, con un poco de Jabugo y estábamos hechos. Volvimos al hotel, me cambié de los jeans y remera a blusa con botones abiertos para lucir canalillo y falda campana. No cambié las sandalias. Me daba cuanta que Manolo le encantaba lucirme y presumir ante sus amigos.
Los toros me produjeron una impresión enorme, un espectáculo de crueldad y sangre. Paca, una mujer muy hermosa, morena , con ojos negros que brillaban con la lidia, pelo en media melena, en los cuarenta. Llevaba un vestido de Cacharel elegante y sexi. Yo estaba entre ella y Manolo, que me explicaban las suertes, y a los que me abrazaba cuando sentía miedo, que era con frecuencia. Los senos de la mujer eran grandes y acogedores. De vez en cuando nos traían güisqui y salí súper excitada , me notaba mojada en mi intimidad, y un poco borrachilla.
Luego en los bares de los alrededores de la plaza, tomamos y comimos pinchos y jamón. Antonio, fuerte , bajo, pelado, era muy divertido, se le iban los ojos a mi escote que se había vuelto más generoso. Paca me abrazaba de vez en cuando para que no me sintiera mal, ante la lujuria de su marido. Parecía querer decirme : " Tú lo calientas y luego yo lo cojo. Gracias" Mi novio estaba feliz , tenía la chica que todos envidiaban.
Nos llevaron al hotel y Paca quedó en venir a buscarme el lunes por la mañana para ir a Segovia , mientras Manuel iba a la junta de la empresa.
Al subir a la habitación me abalancé sobre él, y lo devoré a besos. Nos desnudamos con urgencias de pasión, me tumbé en la cama y le pedí:
" Clávamela hasta la empuñadura."
El estar como una fuente vaginal ayudó a que me empotrara con su espadón. Le rodeé con mis piernas, levantadas y con los talones le golpeaba las nalgas como una amazona a su caballo , aguijoneándole en la cabalgada. Yo me había ido cuando soltó su carga de leche.
Nos quedamos empalados hasta dormirnos, no supe cuando sacó su miembro de mi cueva.
Por la mañana cuando se fue , me di cuenta que tenía tiempo para bajar a la cama solar del spa del hotel, me di una sesión, totalmente desnuda, quería estar como una diosa ante mi hombre.
Luego había sido un día de chicas. Me trataban como amigas de toda la vida, pese a ser diez años mayores que yo. Eran toconas, pero no me importaba, era agradable ese contacto físico entre mujeres.
" Teresa, anda enseña esos dibujos tuyos tan golfos. Que Vero, seguro que no se escandaliza. Sabes Tere pinta y vende cuadros, pero donde gana de verdad dinero es con dibujos que hace de encargo."
Mientras va a un placard de donde saca tres cuadernos, comenta:
" Sabes que Anais Nin se ganaba la vida escribiendo porno de encargo, pues yo lo mismo con la pintura. Los lápices, 400 euros. Las tintas, 600. Y las acuarelas, 1000. Y vendo entre unos y otros como 15 al mes."
Nos sentamos alrededor de la mesa y los va abriendo. Son preciosos , pero muy pornográficos. Mujeres con mujeres, hombres con hombres, lo normal chico chica, grupos, sexo con animales, perros, caballos, toros. En fin una verdadera colección de arte erótico XXXX.
Me doy cuenta que algunas de las mujeres son ellas, Viki, Paca y la propia pintora.
" No te creas que han servido de modelos, lo que pasa que me divierte poner nuestras caras y cuerpos."
" Se calienta pintando, yo creo que se hace una paja por cuadro. Y dibuja unos dos o tres al día. Así está de flaca"- dice Paca con sorna. A mi me han puesto cachonda, son muy buenos.
" Ya habéis visto bastante , viciosillas. Vamos para Madrid y subimos por el puerto que ahora está precioso."
El camino de vuelta entre pinares es una maravilla, me encanta la sensación de estar con unas mujeres ricas y desprejuiciadas, que me ven como una de ellas.
Paca me pregunta por oportunidades de negocio en Argentina y alrededores. Ahí me convierto en una experta en negocios.
Al llegar al hotel, se bajan para despedirse , me besan en la boca, sin lengua , pero , beso, no pico para despedirse. Quedamos para el día siguiente , que pasarán a buscarme e ir de tiendas.
Es Paca la que se despide diciéndome : " Eres una maciza cerebrín".
Estoy llena con el almuerzo, no me apetece comer. A mi novio le pasa lo mismo. Nos miramos lujuriosos, decidimos quedarnos en el hotel cogiendo.
Yo estoy caliente, muy caliente. Nos desnudamos despacio, paladeando al otro con la mirada. Mi cena es su semen y la suya mis fluidos vaginales.
No puedo quitarme de la cabeza los dibujos porno de Teresa. La verga de Manuel me recuerda uno a pluma de un burro con una mujer. Pienso que soy una yegua que va ser cubierta por un semental. Me pongo a cuatro patas , muevo la cola, le incito a que me penetre.
"Métemela, por favor."- le suplico.
No se hace rogar, se coloca tras de mí, y apoya la cabeza de su arma en mi concha, empieza a empujar. Va penetrando en mi vagina que lo recibe como un guante a una mano. Cuando empieza a moverse , me voy. Sigue y vuelvo a sentir otro orgasmo. Tarda en correrse, la mamada previa le da más resistencia. Creo que me voy a desmayar. Me da nalgadas , ha perdido el control, sus embestidas son terribles, sólo el dolor en la cola hace que no me rompa ante la profundidad de sus ataques. Tira de mis caderas apretándose a mi cuando se descarga.
En la cama, antes de dormirnos , cansados y relajados por el sexo, le digo que Paca me ha definido como " maciza cerebrín" .
" Mas que maciza , estás macizorra y además sí eres un pedazo de cerebro."
Esta historia es la cuarta parte de las Memorias eróticas de Verónica. Los episodios anteriores " Un pedazo de jaca" , " El debut de Verónica" y " Me piden la mano y doy el ." han sido publicados en TR.