Macho por fuera, zorra por dentro 14 (de estreno)

De las aventuras y desventuras sexuales de un hetero muy gay en la cama...

Después de unos meses en su primer trabajo, Juan había decidido dar el paso e independizarse.

Aquella tarde nos había invitado a varios amigos para ver su nuevo apartamento en el centro de la ciudad y mi esperanza era conseguir el suficiente tiempo a solas para esrtrenar aquello como se merecía, ya me entendéis... ;P

Desde el día en que le hice de taxista y nos lo acabamos montando en su casa, no habíamos vuelto a tener mucha relación y, claro está, no habíamos vuelto a follar... De eso hacía ya varios meses...

Preparé mi mochila con condones y lubricante por si se acababa dando la situación y me dirigí a su casa nervioso por las expectativas...

Cuando me estaba acercando a la dirección que me había dado, le llamé para confirmar el portal de su piso...

Al subir a su casa, Juan estaba desbordado de alegría... El piso no era muy grande, pero estaba muy bien reformado para una persona. Me recibió en el salón-cocina y para mi sorpresa, estaba aún solo... No sabía por cuanto tiempo, pero tendría que ser paciente para no estropearlo. Comenzó a enseñarme el apartamento: su habitación, un buen armario con toda su ropa elegante ya colgada; -"La cama es un poco pequeña"- comenté. A lo que me respondió que era provisional y le iban a poner una más grande... Una vez en el dormitorio me costó contenerme las ganas de lanzarme a él, pero aguanté y dejé que siguiera enseñándome el baño y por último, regresamos al salón-cocina para esperar a los demás que llegarían en breve, según me contó...

En efecto, a los 5 minutos de sentarnos, empezaron a llegar los demás amigos del grupo, con lo cual mis expectativas empezaban a decaer... Iba a ser muy difícil conseguir el polvo que ansiaba con Juan, ya que aquello olía a fiesta hasta altas horas...

Para mi suerte y desconcierto de casi todos, empezaron a surgir planes alternativos, a los que Juan no se podía apuntar porque trabajaba a la mañana siguiente y yo, con la excusa de volver a casa para hacer la cena, conseguí escaquearme... Así que al final, acabamos como empezamos, como yo deseaba: SOLOS.

Tras hablar de múltiples temas y hacernos el loco durante bastante rato, finalmete me atreví a hacerle la indecente propuesta:

YO -"Bueno, ahora que estamos solos y pro primera vez en nuestra vida nadie nos va a interrumpir ni hay que ir a marchas forzadas... Podríamos estrenar bien la cama, ¿no?"

JUAN - "jajaja, qué dices loco! si además la cama es muy pequeña!

YO - "Da igual, si para lo que te estoy diciendo nos da igual... Y si no estrenamos la cama... podemos estrenar el sofá... ;)"

Y ésta última frase la lancé al tiempo que lanzaba mi mano a su entrepierna, lo cual, acabó de convencerle...

Se levantó y comenzó a cerrar las ventanas y persianas de todo el apartamento y me llevó a su dormitorio, donde empezó a buscar una emisora de radio adecuada para el momento... Esto suele hacerlo siempre, le gusta poner música mientras follamos...

Apagó la luz y comenzó a desvestirse, yo hice lo propio al mismo tiempo que acariciaba sus nalgas y sus piernas ya desnudas... Subí un poco la mano hacia su paquete, todavía envuelto en sus gayumbos y se los quité de un tirón.

Ya estaba totalmente empalmado, así que me metí del tirón su polla en la boca y la empecé a chupar con más ansia que nunca... Hacía ya bastante tiempo de mi última mamada, así que me cebé todo lo que pude con aquella polla, que era y es una de mis preferidas, mientras que con la otra mano, masturbaba mi polla, para ponerla a su altura.

Juan se me tumbó encima, aplastandome la cara con sus huevos y su culo, y metiéndo su pollón hasta mi garganta, al tiempo que se inclinaba para hacer un 69 como los de antaño... Me sorprendió que tomara esta iniciativa... Ya sabéis que últimamente él se dejaba chupar, pero no me chupaba a mí... En cuanto comenzó a corresponder mi brutal mamada, mi polla se endureció a tope.

Después de varios minutos en aquella celestial postura, tragandome su rabo más allá de la campanilla, me dejó respirar y se tumbó a mi lado, pasándome el lubricante que previamente habíamos preparado...

¡¡Quería follarme, me estaba dando una follada como nunca!! ya era hora!!

Lubriqué mi culito bien, siguiendo la rutina de siempre: primero un dedito, luego dos y luego tres. Llegados a este punto, con el condón ya preparado en su falo, me preguntó cómo quería que me follara, a lo que contesté que el misionero me parecía bien, pero estaba abierto a cualquier postura que me dijese.

Sin mediar más palabra, Juan me agarró de las piernas, colocándome en la cama, para hacer la postura que yo le había indicado...

Palpó mi culo en busca de mi agujero, y colocó la punta de su polla sobre él, empezando a hacer presión, poco a poco, hasta que comenzó a entrar. Recordando como solía emocionarse en este punto, le pedí que fuera despacito, mi culo aún se estaba acostumbrando a su pollón y no quería sufrir ni un segundo en lo que estaba siendo un gran polvo... Por suerte me hizo caso y comenzó una follada calida y lentita, adecuando su polla a mi ano, metiéndola poco a poco y sacándola para empezar de nuevo varias veces, hasta que por fin, hizo chocar sus huevos con mi culo glotón.

Con mi agujero abierto a placer, dió inicio a una tanda de embestidas rápidas, con brío, follándome a toda velocidad, levantando mis piernas hasta colocarlas por encima de sus hombros. Mientras yo aprovechaba para tocar su pecho, sus abdominales, su culito duro y respingón, incluso llegando a palpar sus huevos a la entrada de mi ano.

Juan me estaba dando lo mío, y creo que fue de las mejores veces... Le noté más entregado que nunca, quizás el hecho de no tener prisas ni la presión de que nos pudiera pillar nadie, propició aquella gozada de polvo...

Continuamos en aquella postura, a pesar de mi propuesta de cambiar. Juan aseguraba que estaba tan agusto ahí dentro que no quería cambiar, no podía salir de allí...

Después de una media hora de embestidas brutales en las que, además perdimos la virginidad en hablarnos y decirnos cosas morbosas durante el polvo, cosa que no habíamos hecho nunca; sentímos el orgasmo cercano los dos, así que acordamos ir a tope para corrernos...

Lo demás os lo podéis imaginar... Un apoteósico final, sintiendo semejante pollón clavado en mi culo, una y otra vez, tocándome la próstata y propiciándome una corrida incríble, de las que crean aficción, como hacía tiempo que no tenía... Lanzando chorro tras chorro en la oscuridad de la habitación y empapando el abdómen de mi amigo, que soltaba su leche protegida dentro de mi culo, sintiendo cada estallido y cada temblor de su polla y sus huevos impulsando el preciado líquido hacia el fondo del condón.

Nos quedamos inmóviles por un momento, con la muerte orgásmica y con su polla aún dentro de mí...

Hasta que encendió la luz y se marchó al baño para darse una ducha, mientras yo me vestía y me marchaba a casa para llegar a tiempo a hacerle la cena a mi novia...