Lynne: Capítulo 6

El primer cliente

Lynne:

CAPÍTULO 6. EL PRIMER CLIENTE

"Hola, Tony." Dijo con suavidad. No podía ver sus ojos tras las gafas oscuras, pero podía sentirlos sobre su cuerpo.

"Sígueme, Lynne." Fue todo lo que dijo mientras se daba la vuelta y empezaba a andar hacia Kings Cross.

Lynne siguió tras él. "Me están convirtiendo en fulana." Se dijo para sí misma; y le encantó como sonaba.

Cuando Lynne se levantó en su propia cama el viernes por la tarde casi una semana después, vio el diario en su mesilla de noche. Igual que había pasado el fin de semana anterior. Hacía realmente menos de dos semanas que había empezado todo esto.

Era casi como si la mujer llamada Lynne que fue a la fiesta fuera una persona distinta de la mujer llamada Lynne que volvió a casa de la fiesta.

La nueva Lynne siguió con lo que se estaba convirtiendo en un ritual. Se duchó, se puso la bata y se tumbó en la cama con el diario y empezó a revivir todo lo que había ocurrido mientras lo escribía.

A la semana que me rehusaron, la semana en que me torturaron ignorándome, le siguió la semana más asombrosa de mi vida. Nunca podré volver atrás, a como eran las cosas. No después de lo que ha ocurrido.

Fui a la casa del Ama completamente agotada de frustración y con la sensación de haber sido abandonada. Pero en cuanto vi a Tony, al pie de los escalones, supe que todavía me deseaban. Deseaban jugar conmigo. Deseaban que fuera su puta.

Seguí a Tony por Darlinghurst Road arriba y al interior de un bar venido a menos con una docena escasa de personas repartidas por las mesas.

Dos camareras tras la barra cuchichearon entre sí mientras me veían pasar. "Tiene unas tetas grandes." Dijo una de ellas.

Una voz masculina dijo detrás de mi. "Es nueva, ¿la has visto antes...?"

Una voz femenina dijo a mi izquierda. "Tony tiene una nueva, no está mal."

Una voz masculina dijo a mi derecha. "Asegúrate de que esté en su lista, Tony."

Una voz femenina dijo delante de mi. "No necesitamos ninguna jodida fulana más en nuestro bloque."

Otras personas hicieron comentarios, pero son los únicos que escuché, son los únicos que recuerdo.

Tony iba a unos cuantos pies delante de mí. Llegamos a una puerta que tenía una señal en la que se leía 'NO PASAR'. Bajo la señal alguien había escrito 'A joder fuera' en pintura negra.

Tony empujó la puerta y le seguí a lo que parecía otra zona de bar. Las prostitutas y los chulos y los interesados y los adictos estaban sentados alrededor de las mesas negociando.

Había una camarera, no llevaba nada más que un tanga negro y servía bebidas, y la pellizcaban y le daban palmadas en el trasero mientras se movía por allí

Era una mujer bastante atractiva. Noté el bonito trasero que tenía cuando se inclinó sobre una mesa para recoger algún vaso vacío.

La gente de esta sala no pareció notarme mucho. Algunos me miraron, pero no era más que otra de las fulanas de Tony.

Tony abrió otra puerta con alguna de las llaves que llevaba enganchadas al cinturón por una cadena. Entré con él y me dijo que "cerrara la jodida puerta".

Era la oficina de Tony. Nada que ver con el resto de lo que había visto de este sitio. Noté el olor a moqueta nueva. Los muebles eran todos de alta tecnología moderna y muy caros.

Tony se sentó tras su mesa y señaló una silla frente a ella y me senté mientras miraba alrededor de la habitación.

Había un bar en una esquina, y un gran sofá en forma de L en otra.

"Bien." Dijo Tony abriendo una gran agenda alfabética verde. Recorrió las letras con los dedos de la mano derecha hasta que llegó a la 'L'. Pasó algunas páginas hasta que llegó a una encabezada como 'Lynne'. Había unas cuantas líneas escritas que no pude leer y el resto de la página estaba en blanco.

No me podía creer lo cómoda que me sentía en estos ambientes. Había entrado en un mundo de chulos y prostitutas y traficantes de drogas y criminales, y me sentía a mis anchas, todo resultaba bien.

Entonces dije la palabra prostituta para mí misma de nuevo. No había pensado en mí como prostituta hasta entonces. Quería ser una fulana, pero la palabra prostituta sonaba diferente. De repente tuve una sensación de incomodidad.

"Prostituta." Me repetí para mí misma de nuevo. "Voy a ser prostituta."

La profunda voz de Tony me sacó del conflicto en que estaba mi mente.

"Así es como funciona esto." Dijo mientras se quitaba las gafas oscuras y las dejaba con cuidado sobre la mesa con sus grandes manos oscuras. Sus ojos eran marrones pero estaban inyectados en sangre y tenían una mirada de enfado casi cruel.

"Hay un portal cinco puertas calle arriba, entre la farmacia y la tienda de ropa. Ese es tu portal. Puedes ir hasta el otro lado de la farmacia y el otro lado de la tienda de ropa. Esa es tu zona. Dos pisos más arriba de tu portal está la habitación número 12. Esa es tu habitación."

Empujó hacia mí una llave de latón por encima de la mesa, cuando alguien llamó a la puerta. "¡Sí!" Parecía fastidiado por ser interrumpido. Era la camarera del tanga del culo bonito. Llevaba una bandeja con bebidas.

"Perdona la interrupción, Tony." Puso un Bundy (ron australiano) sobre la mesa delante de él y un whisky con hielo delante de mí. Sabía que no debía sorprenderme de que la mujer supiera a que bebida me había aficionado, pero todavía ocurrían cosas que me sorprendían.

"¿Puedo hacer alguna otra cosa por ti, Tony? Sonrió nerviosamente la mujer.

"Sí, necesita un bolso. De los normales, rojo brillante. Que Nick coja uno de nuestro amigo el indio."

"Por supuesto, Tony, volveré con él enseguida." Casi había salido de la habitación antes de terminar de hablar.

Tony me miró con aquellos ojos y empezó a hablarme de nuevo.

"Dos pisos más arriba de tu portal está la habitación número 12. Esa es tu habitación. Esta es tu llave de la habitación. Trabaja las horas que quieras. La mayoría de las chicas del bloque cobran 50 por media hora de sexo normal, y 60 por mamada y polvo. Pide más si son turistas asiáticos o americanos. Yo me llevo el 25%. Y me pagas 25 al día por la habitación. Si quieres sábanas limpias las lavas tú. No lleves mucho dinero encima, cuando tengas 500 bajas aquí y me los das, y lo añadiremos en tu página."

"¿Y qué saco yo por darte el 25%?" Intenté mirarle a la cara mientras hablaba. No quería que supiera que me asustaba.

Tony me miró con aquellos ojos, pero no me acobardé.

"No se trata de lo que sacas, sino de lo que no sacas. No sacas una raja en la garganta, no sacas tu linda cara aporreada cada noche, no sacas que te pille la poli y que no desaparezcas en mitad de la noche porque algún otro chulo crea que le estás quitando negocio a una de sus fulanas."

Tony dejó que las palabras colgaran un rato en el aire, pero lo entendí, lo entendí todo muy bien.

"Ahora." Continuó Tony. "Súbelos arriba, consigue su pasta, échalos, vuelve tu culo a la calle y consigue otro. ¿Entiende eso mi pequeña fulana ama de casa?"

"Sí, Tony." Susurré.

"Bien. Y recuerda: una fulana folla con cualquiera que tenga dinero para pagar por ello y tu eres una fulana. Siempre el dinero por delante, siempre en tu zona, finge siempre un orgasmo cuando el cliente se corra. Sujeta siempre el condón mientras saca la polla. Cobra siempre doble a mujeres y parejas y siempre, siempre, el dinero por delante."

Tony me miró un momento para asegurarse de que la fulana estúpida entendía lo que había dicho. Luego me pasó un trozo de papel con una lista mecanografiada con unos 30 ó 40 nombres.

"Esta es la lista. Cualquiera que esté en esta lista lo hará gratis. Es cosa tuya si haces que tus clientes se pongan condón, pero nadie de esta lista tiene que ponerse condón. Si alguien quiere hacértelo por el culo es cosa tuya, normalmente puedes conseguir 100 por ello, pero si alguien de esta lista quiere hacértelo por el culo entonces te agachas y sonríes. Algunos quieren que te tragues su corrida, es cosa tuya, puedes conseguir 200 por eso. Si alguien de esta lista quiere que te tragues su corrida abres la boca y dices agggg. Algunos quieren mierdas extrañas, es cosa tuya, cóbrales lo que quieras. Alguno de la lista quiere alguna mierda extraña, lo haces, luego vienes y me lo cuentas. ¿Alguna pregunta?"

Tenía un montón de preguntas. Miré a Tony y dije.

"No, Tony, ninguna pregunta."

"Bien." Dijo Tony mientras bebía su ron y ponía la silla a un lado. "Ahora ven aquí y pónmela dura. Siempre me gusta probar a las chicas nuevas."

"Sí, Tony," dije nerviosa mientras me tragaba el resto del whisky y rodeaba la mesa. Había estado esperándolo. Me arrodillé entre sus enormes piernas, le solté el cinturón y la bragueta y metí la mano para agarrarle la polla.

Tony sonrió por primera vez cuando vio la expresión de mi cara cuando mi mano encontró su polla. Era tan gruesa como la muñeca de mi marido, y eso que aún estaba flácida.

Cuando se la saqué de los pantalones y vi lo grande que era no pude evitarlo, le miré con expresión atónita. Tony parecía tan distinto con aquella amplia sonrisa.

La rodeé con los labios y la deslicé en mi boca. Mi cabeza bombeó arriba y abajo mientras le chupaba la polla. Luego sentí que empezaba a hincharse en mi boca.

Cuando estuvo empalmado no podía mantenerla en la boca, así que se la lamí y pasé los labios sobre ella.

"Bien." Dijo Tony. "Inclínate sobre la mesa y levántate la falda."

Me puse en pie y pasé tras la mesa. Le miré mientras sentía que me bajaba las bragas, luego me las quité y las tiró sobre la mesa delante de mí.

Me sentía un poco mareada mientras me inclinaba sobre la mesa y me levantaba la parte de atrás de mi falda de cuero rojo. Sentí la polla de Tony restregar mi culo mientras se colocaba detrás de mí. Me dio algunas patadas en los pies y capté el mensaje y separé mucho las piernas para él.

Luego sentí la punta de su enorme polla empujando contra mí. Yo estaba húmeda pero me rechinaron los dientes cuando sentí la cabeza abrirse camino. Pensé que sería brusco conmigo pero parecía estar tomándose su tiempo, metiéndomela lentamente. Dando tiempo a mi cuerpo para ajustarse a su tamaño.

Luego sentí que empezaba a entrar. Dolía, pero era un dolor agradable. Gemí sonoramente mientras me la metía más. Podía sentir como me ensanchaba para él. Podía sentir su polla tan dentro de mí que me hacía gemir de nuevo solo darme cuenta lo dentro de mí que estaba.

Luego estaba toda dentro de mí. Tony se quedó allí un momento mientras los dos disfrutábamos de lo bien que sentaba, y luego empezó a sacarla de nuevo. Cuando estaba a medio camino la empujó con fuerza dentro de mí. Mi cabeza cayó pesadamente sobre la mesa y grité. Sentía como su enorme polla me rasgaba. Pero lo adoraba.

Luego empezó a follarme, lentamente al principio, luego con más fuerza y velocidad. Pronto el placer reemplazó al dolor. Gruñía como una cerda cada vez que me metía dentro su enorme polla.

Después de casi una semana de negación no pude retenerme mucho tiempo. Me corrí con un tremendo gruñido cuando la empujó de nuevo dentro de mí. Gruñí y jadeé y golpeé su mesa mientras me follaba, en uno de los orgasmos más impresionantes que haya tenido nunca.

Todavía estaba jadeando y gimiendo cuando alguien llamó a la puerta. La camarera del culo bonito entró llevando un bolso rojo. Nuestros ojos se encontraron un instante, pero sabía que intentaba no mirarme mientras estaba allí doblada sobre la mesa de Tony con él follándome por detrás.

Puso el bolso en la mesa frente a mí. Se demoró más de lo necesario, Tony también lo notó porque le gritó.

"Lárgate de aquí de una jodida vez, puta."

Se dio inmediatamente la vuelta para salir, cuando vi ese culo suyo empecé a correrme de nuevo. Pero Tony se salió de mí.

"No te pares Tony, por favor, me estoy corriendo otra vez." Pero no le importó. Me agarró del pelo y me retiró de la mesa y me llevó al suelo.

"Chúpamela, Lynne." Me gritó. Sentí que el orgasmo se esfumaba así que agarré su polla con una mano y me acaricié con la otra.

Tenía tanto de su polla como podía en la boca cuando empezó a correrse y yo me corrí de nuevo en cuanto lo probé.

Cuando terminó tenía su corrida por toda la cara y la metí en la boca con los dedos mientras estaba en el suelo tras su mesa.

Tony se volvió a meter la polla en los pantalones y llamó a alguien por el intercomunicador de su despacho para "Traer una toalla para Lynne."

La puerta se abrió y era ella otra vez. Mis ojos estaban al nivel de su entrepierna mientras me limpiaba la cara. Luego me puse de rodillas, con la cara casi rozándose con ella mientras me limpiaba los jugos de mis muslos.

Me quedé en el suelo cuando recogió la toalla. Mi cara estaba al nivel de su hermoso culo cuando se encaminó hacia la puerta.

Después de que me arreglara la ropa y me volviera a poner las bragas Tony me puso cincuenta dólares en mi nuevo bolso de fulana. Pensé que acababa de ganarme mis primeros cincuenta dólares como prostituta. Pero Tony me miró y dijo.

"Tendrás que comprar condones, pañuelos de papel y lubrificante. Añadiré los 50 a lo que me debes." Luego puso la llave de latón de mi habitación en el bolso y me lo pasó.

"Bueno Lynne, es tiempo de que pongas tu culo en la calle y ganes algunos dólares. Ya me debes los 50 más 25 por la habitación, 70 por el bolso y 5 por el whisky. Ya son 150. Vete a conseguir algo de dinero para mí.

"Sí, Tony." Dije, como todas las fulanas hacían con Tony.

"Ah, Lynne." Dijo cuando abrí la puerta. "No me jodas."

"No, Tony, te traeré hasta el último dólar." Me esforcé en no mirarle a los ojos mientras lo decía. No podría apartar la mirada. Asintió y casi sonrió.

Ella estaba inclinada de nuevo sobre una mesa cuando salí de la oficina de Tony. Me paré y me quedé mirando su trasero. Debió darse cuenta de que la estaba mirando porque se enderezó y dijo. "¿Querías algo?"

"Quiero agarrarte del culo y enterrar mi cara entre tus piernas." Me dije para mí.

"Sí, un whisky con hielo." La seguí hasta la barra y observé como me servía la bebida. También tenía unas hermosas tetas. No lo había notado antes, estaba demasiado ocupada con su culo. Le pagué con los cincuenta dólares que Tony me había prestado y di un sorbo a mi bebida.

"Soy Lynne." Dije esperando que ella me dijera su nombre.

Me miró y dijo. "Sí, ya lo sé." Mientras volvía a la barra con mi vuelta en un bandeja.

"¿Me das propina, Lynne?" Me preguntó acercándose más de lo necesario. Sabía que me gustaba. Tenía mucho que aprender sobre la charla con otras mujeres.

"¿Qué conseguiré?" Dije antes de poder retenerlo.

"Parece gustarte mi culo." Dijo con una sonrisa invitadora.

"Sí, me gusta." Dije mientras pasaba la mano por detrás y recorría su terso trasero. "Y también me gustan tus tetas."

"Gracias, Lynne." Dijo mientras retiraba 5 dólares de la bandeja.

Terminé mi bebida mientras la veía caminar por la sala. Era un sobeteo caro pensé para mí mientras ponía los cuarenta dólares en mi bolso nuevo. Entonces se me ocurrió, Tony me cobraba 70 dólares por el bolso y probablemente lo había conseguido sin pagar nada en uno de los pequeños negocios locales. Iba a tener que follar con tres hombres a 50 dólares para estar a la par.

Salí a la calle por primera vez como prostituta, y me puse a buscar mi portal. Cuando lo encontré me limité a quedarme allí y mirarlo. La gente me miraba, me señalaba, hacían comentarios sobre mí entre sí. Dios, sentaba bien.

Entre a la farmacia a comprar el suministro de condones, lubrificante y pañuelos.

Salí de la farmacia con un tubo de lubrificante KY, 36 condones, una caja grande de Kleenex y un sobrante de 1,25 dólares de los 50 que Tony me había dejado.

Subí por primera vez mis escaleras y encontré mi habitación a la derecha del rellano. La número 12.

La escalera estaba pobremente iluminada, pero pude ver que la pintura se caía de las paredes y la moqueta estaba ajada y sucia.

Busqué mi llave, la metí en la cerradura y abrí la puerta lentamente. Encontré un interruptor y una única bombilla colgando en el centro del techo iluminó la habitación. Era pequeña y olía un poco a aire viciado, pero parecía limpia. No era tan mala como me esperaba.

Había una cama doble contra la pared a mi izquierda y una vieja mesita de noche, con una lámpara de mesa aún más vieja encima de ella, cerca de la cama.

Un armario, que parecía inclinado hacia delante, estaba junto a la pared a mi derecha, con una pequeña ventana entre él y una puerta en la pared trasera.

La puerta conducía a un pequeño baño, con un lavabo, ducha y retrete. Todo viejo pero limpio. La cortina de la ducha parecía nueva, y había algunas toallas y artículos de baño bajo el lavabo. Había una nota sobre las toallas, decía "Tony cuida a sus chicas." Me pregunté cuánto habría añadido Tony a mi página por esto.

El sitio necesitaba airearse así que abrí la pequeña ventana y me asomé sobre la transitada acera que discurría a lo largo de Darlinghurst Road. Pude ver mi portal justo debajo de mí a la derecha.

Eché un vistazo a la calle de arriba abajo. Había prostitutas por todas partes. "Tendrías que estar desesperado para pagar por follar con ella." Murmuré para mi misma mientras observaba a una mujer claramente poco atractiva cruzar la calle para acercarse a los hombres que pasaban a su lado.

Pero no estaba en situación de hacer juicios sobre ella o cualquiera de las otras. Se estaba vendiendo para pagar su adición a la heroína o la cocaína. Yo tenía que venderme a cambio de sexo para pagar mi adición a la mujer rubia, mi Ama.

El olor de comida de los varios cafés y restaurantes debajo me recordaron lo hambrienta que estaba. Aparte de las corridas de Daniel y Tony no había comido nada en todo el día. Pero no había tenido suficiente dinero para comprar un pastel. Miré el reloj, eran justo las 3:00.

"Bueno Lynne." Me dije. "Es hora de que saques el culo a la calle y hagas algún dinero." Organicé mis condones y lubrificante y pañuelos en la mesita de noche. Y me encaminé hacia abajo.

Me apoyé contra la pared entre mi portal y el almacén de ropa donde trabaja Daniel e intenté imaginar que hacer a continuación.

Mi marido y yo habíamos recorrido esta calle muchas veces antes, conocía el tipo de cosas que dicen las prostitutas. Había un flujo constante de gente pasando. Algunos me miraban, algunos hacían todo lo posible para no mirarme, otros ni siquiera se enteraban de mi existencia.

Cierto número de hombres se habían cruzado conmigo, pero había vacilado cuando empezaban a acercarse, y luego era demasiado tarde, se habían ido.

Entonces vi a un hombre de veintipocos años que se dirigía hacia mí, me moví un poco hacia él.

"¿Buscas una chica?" Me sorprendí de lo fácil que era hacerlo. Qué fácil encontraba intentar venderme a cambio de sexo. Pero se limitó a menear la cabeza y se fue. Ni siquiera me miró. Me sentí insultada. No podía creer que no hubiera tragado. Era una sensación extraña.

Luego vi a otro hombre, probablemente de cuarentaypocos, bien vestido con chaqueta deportiva, con un teléfono móvil en el cinturón cerca de la cadera. Me miraba directamente mientras caminaba hacia mí.

"¿Buscas una chica?"

"¿Cuánto?" Dijo mirándome de arriba abajo.

"Cincuenta por uno normal y sesenta por mamada y polvo."

"Vale pero sin puto condón." Me agarró del brazo y yo me aparté.

"¿Cuál es tu problema, chocho?" Dijo con una voz que me asustó.

"Tienes que ponerte condón, cariño." Dije todo lo suavemente que pude conseguir.

"¿Quién coño crees que eres, chocho? Te daré setenta pero me voy a correr en tu boca y te vas a tragar hasta la última gota."

Empecé a decir algo pero me miró fijamente y dijo con voz grave y enojada.

"Eres nueva aquí, chocho. No sabes quién soy. Será mejor que muevas para arriba tu jodido trasero de fulana y abras la boca."

"¿Algún problema, Ray?" Dijo una voz desde detrás del hombre que me estaba insultando. La voz pertenecía a una masa enorme de hombre, de piel oscura como Tony.

Cuando el hombre que me estaba molestando le vio, su cara se encendió con una sonrisa enorme y nerviosa.

"Ningún problema, Desmond. Ninguno en absoluto, amigo."

"No estarás intentando fastidiar a nuestra nueva chica con tu mierda de correrte en la boca sin condón, ¿verdad, Ray?" Dijo Desmond con una voz que obviamente asustaba al hombre aún más de lo que su voz me había asustado a mí.

"¿Es una de las chicas de Tony?" Ray se estaba poniendo pálido.

"Sí. Es nueva. Supongo que vas a subir con ella, Ray." Me aliviaba que Desmond hubiera intervenido pero hubiera deseado que no hubiera dicho nada de subir conmigo.

"Sí, Desmond, justamente estábamos hablando de eso. Pedía demasiado, amigo. Sabes cómo son estas nuevas, siempre piensan que valen más que las otras. Se estaba comportando como una jodida zorra, amigo."

"Deja de comportarte como una zorra con nuestros clientes, Lynne." Dijo Desmond sin apartar los ojos de Ray. "Cuesta lo mismo que las otras, Ray. 50 por follar o 60 por una mamada. ¿Qué va a ser, Ray?"

Ray me miró, deseaba decirle que se fuera a tomar por el culo, pero sabía que no podía. "Una fulana folla con cualquiera que tenga dinero para pagar por ello. Y soy una fulana." Me dije.

"Hago unas mamadas realmente buenas, Ray." Dije tragándome lo poco que me quedaba de orgullo.

"Solo follaré, gracias Desmond."

"Pues sube y diviértete, Ray. Esperaré aquí abajo. Puedes decirme si folla bien o no. Todavía no lo he hecho con ella."

"Sí, vale... gracias, amigo." Dijo Ray todavía desconcertado por la presencia del gran Desmond.

Sonreí a Ray y echó a andar por el portal delante de mí. Iba a seguirle escaleras arriba cuando Desmond me agarró del brazo y suavemente tiró de mí hacia él hasta que nuestras caras estuvieron a unas pulgadas.

"Ray es un tío jodidamente raro, pero es inofensivo. La tiene verdaderamente tomada con las prostitutas. Está aquí cada noche. Si se lo pasa bien contigo volverá."

"Gracias, Desmond." Dije, y realmente lo sentía.

"Ya me lo agradecerás más tarde." Le oí decir mientras me daba la vuelta para empezar a subir.

"Vamos, mueve tu jodido culo para aquí arriba." Me chilló Ray.

¿Por qué tenía que tocarme alguien como éste como primer cliente? No quería realmente follar con este hombre. Pero mientras me acercaba a la puerta de mi habitación no podía controlar la sensación de excitación que hacía que me temblaran las manos mientras abría la puerta.

Una vez que entramos intenté actuar como sabía que había que hacerlo.

"Serán 50, gracias Ray." Siempre el dinero por delante.

Pero Ray tenía experiencia con prostitutas, ya tenía la cartera fuera y me pasó un billete de 50 dólares. Fue una sensación extraña tomar el dinero de él.

Dobló la ropa y la colgó al pie de la cama mientras se desvestía.

"Déjate la ropa, quítate solo las bragas." Dijo mientas colgaba los pantalones al pie de la cama. Su voz me pilló de sorpresa. Allí estaba yo en pie con el billete de 50, mirándolo. Sintiéndolo en la mano.

"Desde luego, Ray." Intenté aparentar calma mientras ponía los cincuenta dólares en mi bolso, y sacaba un condón de la mesilla. Observó como me pasaba las manos bajo la falda y me quitaba las bragas. Él estaba desnudo, su polla flácida, y pequeña. Dejé las bragas en el suelo mientras se subía a la cama.

"Pónmela dura." Dijo groseramente. Me senté en la cama junto a él y empecé a jugar con su pollita. Lentamente empezó a crecer y pude rodearla con los dedos y meneársela. Sus manos me sobaban mientras la polla se le ponía tiesa.

Intenté sacar el condón del envoltorio, pero tenía problemas para abrirlo. Para cuando lo saqué estaba otra vez flácida y empezó a soltar tacos. Le sonreí mientras le daba masajes en la polla y se ponía otra vez dura. Cuando estaba tan grande como pensaba que se podía conseguir le puse el condón.

"Túmbate y levántate la falda." Dijo mientras se arrodillaba sobre la cama.

Las grandes botas de cuero lo hacían difícil pero hice lo que decía, y me levanté la falda y me tumbé en la cama delante de él.

"Ooh, mira, tiene el chocho afeitado." Dijo como si hubiera en la habitación alguien con quién estuviera hablando. Luego se subió encima de mí y le ayudé a meterme la polla dentro.

Realmente no sentí nada mientras entraba. Luego empezó a follarme, no decía nada, no hacía ningún ruido en absoluto. El único sonido en la habitación eran los palmetazos entre nuestros cuerpos mientras me follaba.

Me miraba mientras me follaba. Gemí algunas veces y pareció gustarle, así que gemí algunas veces más.

"Finje siempre que te corres cuando tu cliente se corra." Me había dicho Tony.

Así lo hice, cuando echó la cabeza para atrás y su polla explotó en el condón, jadeé y gemí mientras se corría. Luego se dejó caer encima de mí. Podía sentir su polla encogerse dentro de mí, así que eché la mano y sujeté el condón en su sitio mientras le sacaba la polla de mi interior.

Rodó sobre mí y se puso las manos detrás de la cabeza mientras le quitaba el condón y le limpiaba con un par de pañuelos.

Se levantó, se vistió y se fue. Unos pocos minutos más tarde estaba de vuelta en la calle. Todo el asunto con Ray había durado menos de quince minutos.

Pero había follado con mi primer cliente.