Lynne 32: UNA ESCLAVA NUEVA

Gana cualquiera de las dos que sea capaz de pensar y realizar los actos más humillantes y degradantes por mí. Yo juzgaré cual de vosotras ha imaginado y realizado los actos más perversos y repugnantes

Lynne:

CAPÍTULO 32. Una esclava nueva.

"Y tú también ganaste." Dijo señalando a Kristy.

Lynne y Kristy se miraron mutuamente y luego se volvieron hacia el Ama. Otra vez estaba jugando con ellas. Fastidiándolas de nuevo. "Habéis empatado, putas estúpidas." Dijo el Ama riéndose mientras veía las expresiones de sus caras. "Si no hubiera sido por tu insolencia cuando Zaheer os estaba evaluando tú, Kristy, habrías ganado. Una esclava siempre paga un precio elevado por la insolencia."

Las dejó que pensaran un rato en ello y luego dijo: "Tendremos que hacer una 'muerte súbita'. Cuál de las dos se degradará más por mí. Eso es lo que os hará ganar la competición. Gana cualquiera de las dos que sea capaz de pensar y realizar los actos más humillantes y degradantes por mí. Yo juzgaré cual de vosotras ha imaginado y realizado los actos más perversos y repugnantes por mí." Diciendo eso nos dejó en la sala de jaulas.

Unos pocos días más tarde estaban de vuelta en sus jaulas escribiendo de nuevo en sus diarios.

Lynne se tumbó en su litera y empezó a escribir:

Pasé un tiempo desasosegada en la jaula pensando en lo que el Ama había dicho. Por mi mente pasaban todo tipo de ideas. Al principio pensé en ofrecerme como esclava de Kristy durante una semana; y luego pensé que me humedecería en un sitio muy público, un escaparate en una zona de tiendas muy concurrida o un tren o autobús lleno de gente. Para cuando Kelly vino a recogerme ya sabía lo que haría.

Kelly estaba todavía desnuda a excepción del cinturón de castidad. La mirada de frustración de su rostro era ahora todavía más desesperada. Me llevó a la sala de estar y me coloqué delante del Ama, Kelly se acurrucó en el suelo a sus pies.

"Puede que te deje correrte esta noche, Kelly." Dijo el Ama mirándola.

"Sí al Ama le apetece." Replicó Kelly con voz de desesperación mientras limpiaba los zapatos del Ama con la lengua.

"Rex hace tiempo que no echa un buen polvo."

Kelly se aferró a la oportunidad que se le ofrecía. "Me encantaría follarme a Rex si usted quiere que lo haga, Ama. Estoy segura de que podría satisfacer sus necesidades." No sabía si Kelly habría follado con el gran Rottweiler antes, pero ahora estaría contenta de follárselo. Se habría follado a cualquiera o a cualquier cosa ahora.

"¿Has decidido cómo te vas a degradar en mi honor, Lynne?" Seguía observando como Kelly le lamía los zapatos mientras hablaba conmigo.

"Sí, Ama." Le pasé el cuaderno que me habían dado para que escribiera lo que iba a hacer por ella. El Ama lo hojeó. Era difícil valorar su reacción.

"Tendré que hacer los preparativos necesarios." Dijo el Ama mirándome. "Mientras tanto estoy segura de que Cherie puede usarte."

Pasé los siguientes días con un minúsculo uniforme de criada limpiando y lavando y haciendo todo tipo de tareas rutinarias y serviles. El único encuentro sexual que tuve fue cuando ayudé a servir la cena al Ama y a una señora amiga suya. Había visto a aquella mujer en algún sitio antes. Me resultaba familiar; en cualquier caso la mujer me levantó la falda y observó mi chocho mientras servía el café, y eso fue todo. La única cosa remotamente sexual que ocurrió en estos pocos días. Tampoco se me permitió masturbarme.

Así que para cuando llegó la noche en que debía humillarme estaba más que frustrada y salida. Estaba desesperada. No podía imaginar lo que tenía que haber sido para Kelly que todavía llevaba el cinturón de castidad. Por la expresión de su cara no había conseguido follar con Rex.

Me duché y me vestí en el baño de mi marido. Llevaba liguero y medias negras, zapatos negros de tacón alto y un minúsculo uniforme de doncella francesa, completado con un pequeño delantal blanco con volantes y una cofia blanca.

El Ama había arreglado que la gente que había puesto en la lista estuviera aquí. Amigos de antes de que conociera a mi marido, alguna gente con la que había trabajado, algunos novios antiguos, algunos vecinos y alguna gente a la que sabía que yo no les gustaba, o pensaban que valían más que yo. Las cuatro mujeres que andaban tras mi marido estaban también en la lista; y todos estaban allí cuando salí con mi escueto uniforme de criada. El Ama me miraba desde el fondo del grupo.

Todo el mundo estaba un poco tenso y nervioso de entrada. Nadie entendía realmente de que iba todo aquello. Era una fiesta de divorcio y se trataba de que entendieran por qué mi marido se divorciaba de la putilla pervertida con la que se había casado. Para cuando acabara la noche todos ellos pensarían que sabían por qué nos habíamos divorciado; pero ninguno lo entendería de verdad; y hablarían de esa noche durante el resto de sus vidas.

Había 39 invitados en total, una mezcla de hombres y mujeres. Les serví bebidas y comida preparada. Les encendí los cigarrillos y les busqué ceniceros. A medida que avanzaba la noche el alcohol empezó a relajar a todo el mundo.

Andrew, el vecino de al lado, me estaba mirando desde el otro extremo de la habitación mientras servía una copa a Niki, una de las mujeres que sabía que habían puesto sus ojos en mi marido desde hacía años. Me acerqué a Andrew y le pregunté si había algo que pudiera hacer por él. Había estado demasiado nervioso las primeras veces que le había servido como para atreverse a mirarme; pero ahora me estaba mirando. Metió la mano por debajo de mi falda mientras me hablaba.

"Eres una verdadera putilla, ¿verdad Lynne?" Le patinaba un poco el habla.

"Sí, soy una jodida y completa puta." Respondí sonriendo. "Pero no puedes follarme esta noche. Tal vez otra noche, si lo deseas. Esta noche tengo alguna otra cosa que hacer. Espero que lo disfrutes." Eché un vistazo para ver si el Ama estaba mirando, y así era.

Todos los hombres me metían mano ahora cuando les servía. Incluso alguna de las mujeres me tocaba. No me esperaba eso. Samantha, una de las mujeres que intentaban clavarle las garras a mi marido, me metió la mano por debajo de la falda. Había bebido mucho y estaban saliendo a la luz sus instintos naturales. "A mi marido le gustarás aún más ahora." Pensé para mí. La vio hacerlo, igual que el Ama.

Un tío que se había sentido atraído sexualmente hacia mí en la escuela superior me hizo una seña. "¿Ya eras así en la escuela, Lynne?" Me preguntó con expresión confusa.

"Creo que lo era, solo que no lo sabía."

"Hubiera deseado que lo hubieras sabido." Rió.

"Yo también." Hubiera deseado haber sabido de mí antes. Había malgastado tanto tiempo. Pero ya no iba a desaprovecharlo más. La música se paró y mi marido se acercó a cambiar el CD.

"Estás demasiado gorda para llevar lo que llevas puesto." Dijo una voz femenina desde el otro extremo de la sala. Era Paula, la recepcionista de nuestro cirujano. Estaba en la lista que le había dado al Ama y estaba siguiendo el guión que yo había escrito. Siempre me había odiado por alguna razón, siempre me había mirado por debajo de su naricilla. Sabía que disfrutaría con esto y que lo haría bien.

"También tienes el culo gordo, puta vieja." Dijo en voz lo suficientemente alta para que todo el mundo pudiera oírlo.

"Lamento que mi culo sea tan gordo, Señorita." Dije mirándola.

"Lo mismo hará tu marido." Dijo hiriente. Tal vez ella le deseara también. Se acercó a mí, todos nos miraban ahora. "Tu marido se divorcia de ti porque eres una puta barata, ¿verdad, Lynne?"

"Sí, Señorita." Contesté cortésmente. "Se casó con una puta. Los hombres no se casan normalmente con putas, normalmente solo follan con ellas. Pero mi marido sabe ahora que soy solo una puta barata, por eso se deshace de mí. Tendré que volver a hacer la calle en la Cross, supongo." Hubo un murmullo de voces por toda la sala y luego se hizo de nuevo el silencio.

"¿Cuánto consigue una fulana gorda como tú que pague alguien por follarte?"

"Depende." Dije sin darle importancia. "A veces llegan a 50 dólares. Pero normalmente son 30."

Más susurros recorrieron la sala.

"Me das asco." Dijo Paula con voz de desagrado. Me arrojó la bebida a la cara y abandonó protestando la sala. En los altavoces resonaba 'Bat Out of Hell' (N. del T.: tema musical de Meat Loaf) y mi marido sonrió mientras pasaba a mi lado en pos de Paula.

Un poco después de eso mi marido sacó a todo el mundo al patio de la parte trasera donde tenía un ordenador con un monitor de 19 pulgadas colocado sobre una mesa. Enseñó a todo el mundo los salvapantallas en los que aparecía metiéndome cosas dentro. Algunas de las mujeres se fueron asqueadas, habían visto bastante. Serví copas a todos los demás, mientras veían mis imágenes metiéndome todo tipo de cosas en el chocho y el culo. El Ama observó como me miraba la gente.

Los acordes y sonidos iniciales del 'Like a Virgin' de Madonna empezaron a hacer vibrar los altavoces y yo empecé a contonearme por toda la sala. Algunas personas lo notaron y lo comentaron a los que les rodeaban. Pronto todo el mundo estaba viéndome bailar y pasarme las manos por todo el cuerpo. Eché la mano a la espalda y me bajé la cremallera de mi minúsculo vestido y lo dejé caer al suelo. Me restregué las tetas a través del sostén y mi húmedo chocho a través de la parte delantera de mis bragas manchadas.

Me coloqué delante de Nick, nuestro padrino de boda y echando mano a la espalda me solté el sostén. Nick me lo quitó y mis tetas se desparramaron delante de mí. Tenía los pezones duros y tiré de ellos y los retorcí mientras me movía ante una línea de ojos perplejos. Me detuve delante de Simon, un jovencito con el que solía trabajar y me quité las bragas y se las metí en la boca. Las escupió. Bailé por todo el recinto y me coloqué en el centro del patio. Las luces se apagaron y desde el techo unos focos brillante me iluminaron mientras me ponía a cuatro patas y me restregaba entre las piernas. Es difícil describir las reacciones de la gente que me miraba cuando vi al Ama trayendo a Rommell, el gran Rottweiler negro de mi marido, a la zona de luz que me rodeaba. Creo que alguna gente se largó, no estaban seguros de que iba a hacer yo pero solo pensarlo les ponía malos. Pero la mayoría de las caras familiares de mis amigos y conocidos estaban allí cuando paseé la mirada por la sala mientras Rommell me olía el culo. Si acaso algunos de ellos se acercaron más.

Oí que unos pocos se iban cuando me di la vuelta y rodeé con la mano la gran polla de Rommell. Les miré mientras me metía su polla en la boca. La acuosa corrida salía por el ojo de su polla como me habían dicho que ocurriría; y el nudo de la base de su polla era enorme. Nos quedaríamos enganchados un buen rato si conseguía meter el nudo en mi interior.

Cuando estuvo empalmado el Ama le ayudó a montarme desde atrás. No le había puesto nada en las patas y sus garras se me clavaron en la espalda haciéndome sangre en unos cuantos sitios. Todavía habría unas 30 personas en el recinto viéndome, pero ninguna emitía el menor sonido. Los únicos ruidos eran los que hacía Rommell. Jadeaba y gruñía mientras me follaba el culo.

El Ama le sujetó la polla contra mi ojete. "Oh, dios, sí, entra ahí." Gemí sonoramente. "Clávame tu gran polla en el culo."  Me hubiera encantado mirar a la gente observándome pero me habría corrido si lo hubiera hecho.

El Ama le sujetó la polla contra mi húmedo chocho y Rommell empujó hacia dentro.

El Ama se echó atrás y dejó que Rommell me tomara. Ahora él se hizo cargo. Yo estaba a cuatro patas con todo su peso encima de mí y su polla dentro. Rommell decidiría si me iba a meter el nudo dentro.

Me folló como esperaba que me follara un perro. Rápido, con rudeza y ruido. Le tomé como la zorra en celo que soy. Me follaba cada vez más rápido mientras se acercaba al final. Yo jadeaba y gruñía mientras su enorme polla bombeaba dentro y fuera de mí y sus garras se enterraban en mi carne. Miré los rostros que me observaban justo cuando Rommell empezaba a correrse. Luego miré al Ama y me corrí con él. Los dos gemíamos y hacíamos los ruidos más increíbles mientras nos corríamos juntos. Su cálida corrida me estaba inundando. Era tan abundante que podía sentir como se me salía y me goteaba por los muslos.

Se quedó encima y dentro de mí un rato después de que nuestros orgasmos hubieran terminado, pero no me había metido el nudo dentro y cuando estuvo listo se salió y me saltó por encima. Alguna gente más se fue mientras le lamía la polla hasta dejársela limpia.

"Y eso es lo que la pillé haciendo, y eso es por lo que me divorcio de esa zorra enferma." Dijo mi marido colocándose encima de mí. La gente estaba todavía asombrada y silenciosa. "Pero ahora me estoy librando de ella, de modo que es hora de divertirse." Añadió sonriendo.

"¿Quiere alguien follarme antes de que me vaya?" Pregunté mientras lamía suavemente la polla de Rommell. Nadie contestó.

"Volvamos a la casa." Dijo sonriendo mi marido. "Parecéis estar necesitando una copa." El sonido inicial del 'That Don't Impress Me Much' de Shania Twain inundó los altavoces y todo el mundo empezó a caminar hacia la casa. La mayoría se volvió a mirarme una vez más. No puedo describir las expresiones de sus caras.

Rommell había tenido bastante conmigo y se retiró y se acurrucó en una esquina lejos de mí. Miré hacia donde el Ama había estado pero ya se había ido. Podía oír la música; podía oír voces y carcajadas cuando la gente empezó a aceptar lo que acababan de ver.

Me pasé la mano entre las piernas y empecé a restregarme lentamente el clítoris. En pocos minutos estaba respirando pesadamente y gimiendo en alto mientras un orgasmo satisfactorio me recorría el cuerpo. Me dejé caer en el suelo mientras llegaba al clímax y decaía rápidamente. Nunca me había sentido más satisfecha ni más plena como entonces. Me sentía... completa.

La serenidad desapareció cuando vi a Trevor delante de mí.

Mientras estaba sentada en una esterilla de plástico en la parte trasera de la furgoneta me preguntaba que estaría diciendo de mí toda aquella gente. Trevor me dio un manguerazo antes de llevarme a uno de los baños donde me duché y bañé y me volví a duchar antes de ser llevada de vuelta a mi jaula.

Lo había hecho. Hubo momentos en los que dudaba que pudiera, pero al fin ya nunca habría más dudas sobre si podría. El Ama parecía contenta de mí y de lo que había hecho por ella. Me sentía en calma y en paz. Ahora estaba segura de que había ganado la competición.

Mónica nos subió a Kristy y a mí a la sala de estar que tenía el sofá delante de la chimenea. Kristy y yo nos acurrucamos en la alfombra a los pies del Ama y vimos el vídeo que Mónica había grabado para el Ama.

Kristy me había hablado de ella cuando fuimos amantes durante aquel corto periodo en la Gold Coast. Había nacido y crecido en Dungog, una pequeña ciudad campesina a unos 200 Km. al noroeste de Sydney. Una población de unos 2000. El tipo de pueblo en el que todos se conocen. El tipo de pueblo en el que un paseo por la calle principal, Dowling Street, puede durar horas. Todo el mundo quiere pararse y hablar.

Kristy vivió allí hasta los 18 años, edad a la que se trasladó a Sydney para asistir a la Universidad. Como la mayoría de las chicas de Dungog Kristy había pasado algunas noches besándose y metiéndose mano en los asientos delanteros de los coches con chicos, en el Reservoir detrás del Hospital, o en el parque junto al río Williams. Pero como la mayoría de las chicas de Dungog Kristy era virgen cuando salió de Dungog hacia la Ciudad.

Era hija única y vivía en las afueras del pueblo, en Hooke Road, su padre trabajaba en uno de los aserraderos locales, y su madre trabajaba en la barra del hotel Royal. Sus padres se habían trasladado a Port Macquarie, en la costa, hacía pocos años.

Conoció al que sería su marido en la Universidad y como me había dicho: "Todo cambió después de que conocí a David." Cuando lo dijo tenía una sonrisa pícara en su rostro; pero entonces no había sido muy consciente de ello. No me había acabado de dar cuenta de cuanto habían cambiado las cosas para la chica de Dungog. Todavía me pregunto como se había visto envuelta en todo esto; pero luego, todavía me pregunto como me he visto yo envuelta en todo esto.

El Ama había parecido satisfecha con lo que había hecho para degradarme por ella. No había dicho nada, pero vi la expresión de su cara justo antes de correrme, sabía que estaba contenta conmigo. Pero mientras veía el vídeo de Kristy empecé a preocuparme de si se habría humillado y degradado más de lo que lo había hecho yo. No tanto por lo que la veía hacer en el vídeo como por el hecho de que el vídeo estuviera vendiéndose en el hotel Royal de Dungog por 15 dólares.

Kristy dijo orgullosamente al Ama que su amigo, el jefe del hotel Royal ya había vendido 247 copias, y lo había recibido el día antes. Cuanto más veía y escuchaba la forma en que Kristy se había degradado más preocupada estaba por el resultado de la competición. Para cuando terminó el vídeo sabía que había perdido.

El vídeo empezaba con unas vistas del puerto por la noche. La cámara daba una vuelta por la ciudad y se acercaba a los rascacielos y las calles y se detenía sobre una mujer que caminaba bajo la famosa señal de CocaCola de Kings Cross. Estaba muy bien hecho. Este no era un vídeo doméstico. Las escenas iniciales incluían una introducción hablada de Kristy. Decía quien era y mandaba saludos a sus amigos de Dungog. Incluso mencionaba por su nombre a algunas personas.

"Esto es para todas esas personas del pueblo que se preguntan como es la vida en la ciudad."

La cámara se aproximaba a Kristy situada bajo la señal de CocaCola. Estaba vestida como una fulana callejera barata. Zapatos rojos de tacón alto, medias rojas de malla de red, falda roja tan corta que se podían ver las bragas de encaje rojas; y una minúscula blusa roja transparente. Al mirarla recordé que alguien había dicho que el color favorito del Ama era el rojo.

"¿Cómo es la vida en la ciudad?" Decía Kristy sonriendo a la cámara. "Bueno... para una jodida fulana de poca monta como yo, no hay nada mejor que esto." Se rió y caminó calle abajo; luego se detuvo y se volvió a la cámara:

"Bueno, en realidad no soy una fulana." Dijo con picardía. "Una fulana cuesta dinero; yo soy gratis." Volvió a reírse y desapareció en la multitud.

Luego Kristy aparecía de pie en los Fitzroy Gardens cerca de la fuente. El hogar de los 'sin techo'. "Me encanta esto." Dijo a la cámara mientras se metía en el servicio de caballeros. Un hombre de edad madura con una camiseta vieja y sucia lavaba sus calcetines y calzoncillos en el lavabo; no llevaba pantalones. Miró a Kristy y luego a la cámara. "A tomar por el culo." Fue todo lo que dijo con sus dientes manchados de tabaco. Tenía una barba desaliñada y daba aspecto de oler mal, no puedo imaginar a que olería.

"Ven cariñito." Dijo Kristy con voz sugerente. "¿Por qué no me dejas que pruebe esa gran polla tuya." El hombre se dio la vuelta, una gran polla sin circuncidar le colgaba entre las piernas.

Kristy se agachó ante él y se metió en la boca la polla flácida. El hombre tenía una expresión como de vacío; había visto muchas cosas en el tiempo que pasaba en la calle pero nada como esto. Por primera vez probablemente en mucho tiempo el feo y apestoso vagabundo callejero tenía brillo en los ojos.

"Me encanta tu gran polla." Jadeaba Kristy mientras la cámara se acercaba; pasaba la lengua por toda la polla y lamía sus huevos y luego volvía a chuparle la polla. Se estaba poniendo tiesa.

"Oh, sí." Gemía Kristy. "Déjame que te la ponga dura para que puedas correrte en mi boca." La cámara retrocedió y se vio la cabeza de Kristy moviéndose de arriba abajo mientras se la chupaba. Otro vagabundo entró al servicio y se quedó allí mirando.

El hombre empezó a gemir. "Vamos chico, córrete para mí." Gimió Kristy. La cámara se acercó justo mientras el hombre soltaba su corrida por la cara de Kristy. Se la metió en la boca con los dedos y se limpió los dedos con la lengua; luego limpió la polla del hombre con ella.

En la escena siguiente Kristy salía del servicio de señoras: "Tenía que refrescarme." Decía sonriendo mientras pasaba junto a la cámara. Luego había un callejón, vacío, sucio, poco iluminado. Como a la mitad del callejón había un viejo con la ropa llena de agujeros que estaba orinando junto a un contenedor.

"Déjame que te ayude." Decía Kristy mientras se arrodillaba y le sujetaba la polla. Obviamente él no sabía que hacer, ni que era lo que pasaba; así que le dejó que le sujetara la polla mientras terminaba de mear en el sendero.

Todavía había gotas de orina goteando de su polla cuando Kristy se la metió en la boca. Aquí debían haber editado el vídeo, tenía la sensación de que le había costado mucho tiempo ponérsela dura, pero en el vídeo la cámara ofrecía un primer plano de su polla tiesa chorreando la corrida por toda su cara. "Gracias." Dijo Kristy mirándole con la cara cubierta por su corrida.

Los hombres no parecían preocupados por la cámara. Debían estar demasiado borrachos o ser demasiado estúpidos o no les importaba. No estoy segura de cual era el caso.

Luego aparecía detrás de la fuente intentando chupársela a un borracho que estaba dormido en un banco del parque. Estaba de rodillas, con la cabeza subiendo y bajando, pero no conseguía ponérsela dura; ni siquiera se despertaba. Kristy miraba a la cámara y hacía un mohín como una niñita decepcionada. Luego se la veía caminando de nuevo por Victoria Street. Luces, coches, ruido, gente por todas partes.

Kristy pasaba por un portal donde había un hombre enorme e increíblemente feo con chaqueta de cuero, vaqueros y botas altas la miraba. Llevaba gafas oscuras aunque era de noche y la cazadora abierta, no llevaba camisa; su cuerpo estaba cubierto de tatuajes. Kristy fue derecha a él y le pasó las manos por el pecho. "Ooohhh, me encantan." Suspiraba Kristy.

"Eh, Zorra. ¿Qué coño pasa con la cámara?"

"A la mierda la cámara." Decía Kristy mientras le pasaba las manos por el pecho. "Apuesto a que tienes una polla realmente grande, ¿verdad? Déjame que te chupe esa gran polla tuya."

"Lárgate, zorra." Le gruñó y la apartó de su camino.

"Venga vamos, déjame que te chupe esa gran polla. Me encantan las pollas grandes." Kristy hizo una señal a la cámara de que se retirara y desapareció por la puerta con él. Salió tambaleándose de nuevo a la calle cuando debió haberla empujado otra vez fuera.

Le sonrió y desapareció otra vez por la puerta. Esta vez podía verle los brazos y el culo sobresaliendo. Debía estar de rodillas. Se movía un poco, el culo y los brazos desaparecían de la vista de vez en cuando. Luego apareció caminando por la calle hacia la cámara. Abrió la boca y mostró a la cámara su corrida antes de tragársela.

Luego Kristy estaba en un callejón sórdido hablando con un jovencito que estaba borracho o colocado. Se apoyaba en la puerta de un Valiant viejo y baqueteado. Llevaba unos vaqueros viejos y sucios y una camiseta asquerosa. No tenía zapatos. Había otros jovencitos en el coche, empezaban a salir, luego 4 de ellos aparecían a su alrededor, rodeándola.

La cámara se echó a la derecha, estaba muy alejada de ellos, obviamente no sabían que la cámara estaba allí. Uno de ellos la agarró y la tiró sobre el capó. La cámara se acercó mientras los cuatro se turnaban en violarla sobre el capó del coche: si es que era posible violar a una mujer como Kristy.

Cuando terminaron con ella la dejaron tirada entre la basura del lateral de la carretera y se fueron. Kristy se levantó sonriendo y caminó hacia la cámara. "Mirad." Decía riéndose. Se levantó la falda, le habían arrancado las bragas y le chorreaba la corrida del chocho y por las piernas abajo. "Creo que voy dejando un rastro." Dijo riéndose y siguió andando.

La cámara la seguía mientras se follaba y se chupaba a la escoria de la sociedad. En callejones y portalones y asientos traseros de coche y bancos de parque. Se la chupaba a viejos apestosos y se acariciaba mientras lo hacía.

Hacia el final del vídeo estaba en una sórdida cabina de aspecto porno. La reconocí. También reconocí perfectamente al 'Sanguijuela', el hombre sucio y apestoso que me había comprado las bragas manchadas. Recuerdo el olor de aquella sala. Corridas, orina, cerveza. Recuerdo lo asqueroso que estaba el suelo. Latas vacías y botellas. Envoltorios de condones, pañuelos usados, migajas y restos de comida: y cucarachas. Había cucarachas en el suelo; viviendo en la alfombra. Era un sitio asqueroso y repugnante.

"Vamos 'Sanguijuela'." Estaba diciendo Kristy, no te preocupes por la cámara. "Venga, fóllame... por favor."

El 'Sanguijuela' miraba a la cámara con aquella cara fea y aquellos ojos escalofriantes. Quería follársela, pero no le gustaba la cámara. "Aquí." Dijo Kristy. "Te pagaré. ¿Cuánto quieres?" Sacó un billete de 50 de los zapatos. "100." Dijo el 'Sanguijuela' con aquella voz suya rasposa.

"Vale, 'Sanguijuela'." Dijo Kristy, desesperada por follarse a aquel tío. Sacó otro billete de 50 del zapato y le pasó los dos al 'Sanguijuela'.

"Déjame que te la ponga dura." Dijo Kristy excitada mientras se arrodillaba y sacaba la gran polla sin circuncidar del 'Sanguijuela', por la parte de arriba de sus sucios pantalones de batalla. Se la chupó y lamió y le pasó la lengua por los huevos peludos. No le llevó mucho tiempo ponérsela dura. Era enorme cuando estaba tiesa. El 'Sanguijuela' levantó a Kristy y la dobló sobre la asquerosa silla en la que se sentaban los viejos para hacerse una paja. Le levantó la falda y le clavó dentro la polla en un solo movimiento. La cara de Kristy hizo una mueca y gruñó sonoramente.

"Oh, mierda. Fóllame, 'Sanguijuela'. Fóllame con esa gran polla tuya." Miró a la cámara, su cara estaba roja y llena de pasión.

Kristy había pagado 100 dólares para conseguir que este desecho de la vida se la follara y disfrutaba cada minuto. "Me voy a correr 'Sanguijuela'." Gimió Kristy. "Me voy a correr. Oh, mierda..." Esperó hasta que sintió que su enorme polla explotaba en su interior y se corrió con él. Se retorció y gritó mientras se corría. Miró a la cámara en el momento de alcanzar la cima de su orgasmo. No puedo describir la expresión de su cara. Le encantaba correrse de esta forma... con él. Nunca se corría así conmigo cuando éramos amantes.

El 'Sanguijuela' le sacó la polla cuando terminó y la empujó al suelo con el resto de la basura. Ella se agarró rápidamente el chocho y enterró en él sus dedos. Se pasó la mano bajo la pierna y se clavó un dedo en el culo y volvió a correrse. La imagen se desvaneció con Kristy revolcándose en la porquería del suelo con los dedos metidos dentro y la cara contorsionada por el éxtasis.

La imagen volvió de nuevo con Kristy bajando las escaleras del cutre recinto en el que se exhibían vídeos para que unos sucios viejos se hicieran pajas. Su falda y su blusa estaban manchadas y asquerosas. El pelo sucio y hecho un revoltijo y con cosas pegadas; la cara resplandeciente mientras salía afuera justo cuando el día rompía en la Cross.

"Uau." Dijo sonriendo a la cámara. "Y así es como es la vida en la ciudad... Bueno, al menos para mí." Volvió a reírse. "Espero veros a todos pronto."

Tiró un beso a la cámara y se dirigió calle abajo. Un quinceañero aborigen de vaqueros sucios, camiseta y sin zapatos subía por la calle. Kristy se colocó delante de él y empezó a hablarle. No podía oír lo que le estaba diciendo pero él sonrió y se metieron en un espacio angosto entre dos edificios.

La cámara se deslizó sigilosamente y escrutó desde la esquina. El aborigen estaba con la espalda contra una pared de ladrillo y tenía los pantalones y los calzoncillos en los tobillos. Kristy estaba de rodillas delante de él chupándosela. Él se corrió enseguida. Kristy apareció en el espacio entre los edificios y abrió la boca otra vez para la cámara. "Los hombres negros también tienen la corrida blanca." Dijo con la corrida todavía en la boca. Luego sonrió e hizo una señal a la cámara y siguió bajando por la calle. La película se fue poniendo negra mientras Kristy se alejaba caminando iluminada por los rayos del sol desde el este.

Miré al Ama. Era obvio que estaba impresionada por lo que había visto, pero no quería aparentar demasiado que lo estaba. Hizo alguna referencia a llevar a Kristy a Dungog al día siguiente para ver la cara de sus parientes y viejos amigos que para entonces habrían visto todos el vídeo. Al mirar al Ama supe que Kristy había ganado la competición. Todo en lo que puedo pensar ahora es en que me ocurrirá.

"¿Cuándo dijo Justin que tendrá los resultados?" Preguntó el Ama como sin darle importancia.

"En dos semanas, Ama." Replicó Kristy sonriendo.

"Tendrás que estar aislada hasta que tengamos los resultados. ¿Entendido?"

"Sí, Ama." Dijo Kristy con suavidad. Luego el Ama me miró.

"Te mantendré hasta que el doctor nos mande los resultados de Kristy. Suponiendo que no haya pillado nada le dejaré entonces que decida si te vendemos o te echamos a la calle."

"Sí, Ama." No había otra cosa que pudiera decir. Se había terminado. Si las pruebas daban que Kristy estaba limpia se le permitiría decidir lo que me iba a pasar. Sabía lo que eso significaba.

Las siguientes dos semanas fueron extrañas. Todo lo que hacía eran trabajos serviles de tipo doméstico. No se me usaba sexualmente de ninguna manera. Se me permitía masturbarme o usar a la 'Perra' siempre que quisiera pero no obtenía placer de ello. Pasé ese periodo en el que no me usaba nadie, pero nadie quería usarme de todas formas. Las otras esclavas me ignoraban básicamente. Fueron dos semanas muy largas.

Los resultados de Kristy llegaron y estaba limpia como sabía que ocurriría. Me entregaron a ella como su esclava durante tres días para intentar convencerla de que dejara al Ama que me vendiera a alguien. Hice todo lo que ella me dijo, realicé todos los actos repugnantes que ella me pidió.

Me humillé delante de ella. Me arrodillé a sus pies y le supliqué que dejara que el Ama me vendiera, pero ella se limitaba a reírse de mí cada vez. "Lo pensaré, Lynne." Fue la mejor respuesta que pude conseguir.

Ahora estoy sentada en mi jaula junto a ella, escribiendo en mi diario la que supongo que será mi última vez. Hay mujeres en la mayoría de las otras jaulas. Kim está frente a Kristy, a continuación Kelly, Mónica, Therese junto a ella; tal vez ya no sea más la 'Perra'. Cherie está a mi otro lado y la jaula de Colleen está vacía. Miro alrededor de la sala a estas mujeres y deseo con todas mis fuerzas ser como ellas; estar allí como ellas.

Gracias Ama por mostrarme lo que soy y darme la oportunidad de experimentar cosas que otras mujeres ni siquiera sueñan. Con independencia de lo que ocurra. Siempre seré suya si me quiere y cuando me quiera, y siempre estaré en deuda con usted.

Lynne. W.

La puerta de la sala de jaulas se abrió y el Ama entró en ella. Lynne y Kristy y todas las otras esclavas se arrodillaron rápidamente a la puerta de sus jaulas. El Ama iba vestida con el atuendo de látex y cuero que tanto nos gustaba a todas. Kristy y Lynne vislumbraron su coño bajo la falda roja de látex cuando se colocó frente a ellas.

"¿Os gusta la vista?" Preguntó juguetona. Lynne y Kristy apartaron rápidamente la vista de su entrepierna. Ni se habían dado de cuenta de qué estaban mirando.

"¿Has decidido que haremos con Lynne, Kristy?"

"Sí, Ama. Echarla a la calle que es a donde pertenece." Lynne no reaccionó de ninguna forma percibible. Sabía cual sería la decisión de Kristy.

"Tu decisión no sorprenderá a nadie. Eres una putilla rencorosa, Kristy. Pero tú no tienes la última palabra. No me voy a quedar contigo."

"No puede hacer eso..." Contestó bruscamente Kristy.

"Puedo hacer lo que me de la gana, putilla insolente. He encontrado otra mujer que me interesa más que cualquiera de vosotras dos. Me voy a quedar con ella."

Trevor entró en la sala con una mujer con uniforme rojo de esclava a cuatro patas, llevada por una correa enganchada a un collar rojo de perro que le rodeaba el cuello. Trevor la dejó a los pies del Ama y le pasó la correa de la mujer. Abrió las puertas de las jaulas de Lynne y Kristy y las sacó fuera hiriendo sus culos con la fusta cuando pasaron a gatas a su lado. Las dos siguieron a cuatro patas mirando a la mujer de rojo.

"Entra, Cathy. Esta será tu casa a partir de ahora." Desenganchó la correa de Cathy y ella se arrastró dentro de la que fue la jaula de Kristy. Trevor cerró la puerta.

"¿Quieres ser liberada o vendida, Lynne?" Preguntó el Ama impaciente.

"Por favor véndame, Ama."

"¿Y tú, Kristy?" Kristy dejó caer la cabeza derrotada. "Véndame, por favor, Ama."

Durante un instante, incluso Lynne sintió pena por Kristy. Eran tan crueles en este mundo suyo. No solo con los cuerpos de las esclavas, mediante látigos y varas y fustas, sino también con sus mentes. Cuando Kristy miró a Lynne cualquier simpatía que hubiera sentido Lynne por ella desapareció rápidamente. Kristy miró a Lynne con los ojos llenos de odio y aborrecimiento.

Lynne y Kristy fueron sacadas de la sala de las jaulas; sin saber lo que les esperaba y temiendo lo peor.

El Ama se dirigió a la jaula de Catherine y la miró. Nunca esperó que Catherine abandonara su otra vida. Había sido una sorpresa muy agradable.

Pero Catherine no podía olvidar aquella noche en que el Ama y el marido de Lynne la usaron. Recordaba lo que el Ama había dicho justo antes de irse. "No me interesa si te has corrido o no, puta. Te dije que estoy cansada de ti. Disfruta de los frutos de la Alta Política, Cathy. Sé que tú siempre me recordarás, pero ciertamente yo no te recordaré."

Catherine estaba tumbada en el suelo restregándose su húmedo chocho mientras el Ama hablaba, intentando correrse mientras aún tenía audiencia. Se corrió justamente cuando escuchó que la puerta se cerraba tras ella. Se revolcó por el suelo gimiendo, gritando y lloriqueando patéticamente. Llamando a su Ama.

Catherine pensaba que podría controlar los deseos que el Ama había desatado en su interior, pero eran esos deseos los que la controlaban a ella. El Ama no le devolvería las llamadas, no se reuniría con ella. La había abandonado. El chocho recién afeitado de Catherine fue un recordatorio torturante aquella noche, pero lo mantuvo afeitado a partir de entonces.

Se masturbaba en privado pensando en aquella noche, y aunque llegaba al clímax siempre se quedaba insatisfecha, no alcanzaba la plenitud. Se echó una nueva amante, una mujer joven a la que deseaba desde hacía mucho tiempo, pero incluso el sexo con ella le dejaba una sensación de vacío.

Al final la decisión de abandonar el Parlamento y dedicarse a su otra vida para poder entregarse a la Mujer Rubia había sido fácil de tomar. Se sintió extrañamente calmada y en paz consigo misma una vez que lo hizo. A veces las decisiones más importantes que tenemos que adoptar en nuestras vidas resultan ser las más fáciles. Eso fue lo que ocurrió con Catherine.

El Ama hizo que Catherine se pusiera a prueba vendiéndose en las calles de la Cross. Lo hizo con ansia, y ganó mucho dinero para el Ama en el proceso. El Ama estaba segura de que Catherine demostraría ser una adquisición interesante para su colección. Una nueva esclava que sería con mucho más interesante que Lynne o Kristy.