Lynne 28: LA COMPETICIÓN 2ª

"Tranquilízate, zorra." Le dijo su marido mientras le arrojaba encima un cubo de agua fría.

Lynne:

CAPÍTULO 28. LA COMPETICIÓN II.

"Tranquilízate, zorra." Le dijo su marido mientras le arrojaba encima un cubo de agua fría.

"Es bastante obvio cual de vosotras cree Rex que tiene el coño más sabroso. Bien hecho Kristy." Dijo el Ama, sonando a la vez complacida y orgullosa de ella.

Kristy estaba todavía retorciéndose en el suelo en un frenesí de celo. Hizo falta otro cubo de agua fría y algunas palabras severas del Ama para calmarla. Pero había ganado otro punto en la competición. Era otro paso más para derrotarme y convertirse en esclava del Ama.

"Levántate, puta." Dijo Mónica mientras me golpeaba en el muslo con la fusta. Obviamente no me levanté a suficiente velocidad para ella y me golpeó de nuevo. No sabía por qué me estaba retirando y a Kristy no. Miré a Mónica como para preguntarle que pasaba; no me gustó lo que pensé que quería decir la sonrisa de su cara.

Kristy estaba todavía en el suelo del porche cuando Mónica me pasó un collar alrededor del cuello, le enganchó una correa y me sacó de allí. No sabía lo que significaba pero no me gustaba lo que estaba ocurriendo.

Mónica me llevó a uno de los baños y se quedó allí mirándome.

"Levántate la falda y separa las piernas, puta." Dijo con una expresión extraña en la cara. Rápidamente me levanté la parte delantera de mi minúscula falda de esclava y separé los pies.

Mónica empezó a golpear suavemente mi coño con la punta de cuero de la fusta.

"Estás toda mojada ahí, Lynne."

"Sí, Señorita. Estoy muy húmeda." La sensación de la fusta rozándome allí solo conseguía que me pusiera más húmeda.

"No me gustas Lynne, no le gustas a ninguna de las esclavas. Eres una putilla pretenciosa. Crees que eres mejor que el resto de nosotras. Crees que eres mejor que yo, ¿verdad?"

"No, Señorita." Contesté sinceramente sorprendida por lo que había dicho. "No creo que..."

"Sé que no eres mejor que yo, Lynne, eso es obvio; pero todavía crees que lo eres; crees que eres especial. Bien, pues no lo eres." Siguió rozándome el chocho con la fusta y podría haberme corrido en cuanto me lo dijera.

"¿Quién crees que Zaheer diría que era más valiosa, tú o yo?"

"Usted, Señorita." Jadeé mientras mis caderas empezaban a moverse al ritmo de la fusta que se rozaba conmigo.

"¿Por qué, Lynne? ¿Por qué valgo yo más que tú?" Tenía la fusta directamente encima de mi clítoris ahora. Era difícil intentar no correrse sobre la fusta, mucho menos intentar hablar.

"Porque... porque usted es rubia Señorita; y más joven que yo, y mucho más guapa que yo, y tiene un cuerpo mejor que el mío. Soy una auténtica perra comparada con usted, Señorita."

"Sí que lo eres." Dijo Mónica despectivamente. "Eres una auténtica perra comparada conmigo; la mayoría de las mujeres lo son. Incluida esa puta de Kristy; pero ella es mejor que tú; me excita más de lo que lo haces tú; no es una puta pretenciosa como tú. No eres nada comparada conmigo, Lynne. Soy joven y rubia y CALIENTE. Tienes unos jodidos treinta y dos años. Eres una puta vieja, Lynne. A nadie le gustan las putas viejas como tú." Me restregaba el clítoris con la punta de la fusta todo el tiempo mientras hablaba.

"No, Señorita." Jadeé. "A nadie le gustan las putas viejas como yo. No valgo ni para lamer sus botas..." Decirlo casi me hizo correrme.

"Oh, no sé nada de eso." Dijo Mónica con pasión creciente en sus ojos.

"Tírate al suelo y lámeme las botas, puta."

"Sí, Señorita." Refunfuñé mientras me echaba a sus pies y empezaba a lamerle sus botas altas de piel roja. Me encanta cuando alguien me hace lamerle las botas o, aún mejor, los pies. Es un acto de sumisión tal, me humedezco solo de pensarlo. Y que se me permita masturbarme mientras lamo las botas o los pies de alguien hace que me gotee el chocho. Me encanta correrme así. A cuatro patas a los pies de alguien, jugando con mi cuerpo mientras le lamo las botas.

"¿Quieres correrte putilla?"

"Si usted quiere que lo haga, Señorita."

"Bien, pues no. Quiero que seas tú quien haga que me corra." Dijo Mónica mientras pasaba la lengua por la punta de sus botas. Levantó una bota y le chupé el tacón. Mónica me agarró por el pelo y guió mi cabeza lentamente por sus piernas arriba; mi lengua dejaba un rastro mientras iba lamiendo todo el recorrido ascendente por sus botas, hasta la suave piel de sus muslos. "Sabes hacerlo." La voz de Mónica estaba llena de lujuria.

No contesté. No hacía falta. Levanté rápidamente la parte delantera de su falda de cuero y enterré la cara entre sus piernas. El chocho recién afeitado de Mónica estaba empapado; su clítoris y sus labios hinchados. Gruñó sonoramente cuando le pasé la lengua por el clítoris; y volvió a gruñir cuando clavé la lengua en su interior.

"Eso es, putilla." Jadeó. "Lámeme el chocho, puta inútil... Puta vieja y gorda... Lámeme puta gorda..." Me agarró la cabeza y la sujetó con fuerza contra su chocho. Se corrió con mi lengua dentro de ella y siguió llamándome 'puta vieja y gorda' una y otra vez mientras se corría.

Cuando terminó me retiró y me lanzó la fusta. "Venga. Excítate con eso." Agarré la fusta rápidamente y utilicé el mango acolchado como consolador y me follé con él.

"Tienes 32 años, eso para una esclava es ser vieja, Lynne. Es por eso por lo que todos te llaman la 'Puta Vieja y Gorda'."

"Sí, Señorita." Gemí mientras la fusta entraba y salía de mi cuerpo. "Soy la puta vieja y gorda..." Que te hablen así es tan humillante, tan degradante; pero sienta tan bien.

El Ama tiene esclavas más viejas que yo; y he visto montones de esclavas más viejas que yo en las subastas. Y sé que puedo perder algunas libras pero no estoy gorda, y no me consta que tenga tampoco el culo gordo; pero ser maltratada y ridiculizada e insultada de esta forma, y que hablen de mí así, eso me excita muchísimo.

"¿Puede la puta vieja y gorda correrse, por favor, Señorita...?" Supliqué desesperada.

"¿Quién es la puta vieja y gorda, Lynne?"

"Soy yo, Señorita. Soy la puta vieja y gorda con el culo gordo de puta." Gemí sonoramente. Estaba tan cerca. Hablar así me había llevado al borde de lo que sería un orgasmo escandaloso. "Oh, dios, por favor, Señorita... ¿Puedo correrme...? ¿Puede la puta gorda y vieja correrse...?"

"Sí, Lynne, puedes correrte, ¿te comenté que perdiste la competición?" Me corrí sabiendo qué había dicho. De alguna forma extraña saber que había perdido la competición me hizo sentirme más humillada y que mi orgasmo fuera más feroz. Pero en cuanto se acabó la parte más intensa del orgasmo el resto se desvaneció rápidamente. No sentí sensación de satisfacción mientras yacía en el suelo tras el orgasmo con el mango de la fusta todavía en mi interior.

Me sentí vacía y perdida cuando levanté la vista hacia Mónica. Tenía una enorme sonrisa en la cara. Había conseguido lo que quería. No sabía que iba a ocurrirme; y me daba miedo pensarlo.

Mónica me dijo que me duchara y me cambiara con la ropa que me había dejado. Un vestido de flores tipo 'mamá' hasta la rodilla. Bragas sin gracia de algodón, sostén blanco sin gracia y zapatos beige sin gracia. No era la ropa de una esclava ni de una fulana. Odiaba el aspecto que tenía cuando me vi al espejo. Una aburrida ama de casa más, muy sosa, muy ordinaria.

Había llorado todo el tiempo que estuve en la ducha y tenía los ojos rojos e hinchados. Me puse un poco de maquillaje para intentar ocultar las señales de  'mujer que ha estado llorando'.

Me sentía tan confusa y perdida cuando Mónica me llevó arriba, a la sala de estar. Me senté en el sofá y vi la mesita de café donde me había follado Tom, el muñeco de goma, mientras la gente miraba. Solo había pasado un poco más de un mes pero tenía ya tantos recuerdos de esta habitación. Solo podía esperar que acordaran venderme a alguien en las subastas.

Me levanté cuando oí que llegaba el Ama. Se la veía tan bien con sus vaqueros negros de diseño, una blusa roja que abrazaba aquel cuerpo suyo, y un par de botas de montar Country Road. "Siento haberle fallado. Siento no haber sido los suficientemente buena..." Mi voz se apagó, no había nada más que decir.

"¿Eres tú, Lynne?" Dijo el Ama un tanto desinteresadamente mientras se sentaba en el sofá frente a mí. Kristy apareció a mi lado. Estaba vestida de la misma forma que yo: un vestido de flores hasta la rodilla tipo 'mamá'.

"¿Has estado jugando con Lynne, Mónica?" Preguntó el Ama sonriendo.

"Sí, Ama." Contestó Mónica con una sonrisa lasciva.

No había perdido la competición para nada. Mónica había estado divirtiéndose a mi costa. 'Jodida zorra.' Susurré para mí. Faltaba mucho para que terminara la competición. Había muchas más partes y puntos en juego.

El Ama dijo que la siguiente parte de la competición se llevaría a cabo en un club local de la Liga (N. del T.: se refiere a la Liga de rugby); y después de eso habría una serie de competiciones para ver cual de nosotras podía 'generar mayores ingresos' para ella.

Kristy y yo montamos en silencio en la parte trasera de la furgoneta negra. Nos echaron algunas miradas de extrañeza cuando bajamos de la furgoneta delante de la entrada principal. Trevor nos llevó dentro, nos inscribió, y nos llevó a la gran zona abierta de máquinas de póker. El Ama estaba sentada en un taburete del bar tomando un vaso de vino.

Miró alrededor de la sala y dijo: "Ganará la primera de vosotras que vuelva con la boca llena de corrida."

Kristy y yo nos miramos durante unos segundos y luego no movimos con rapidez entre el personal de clase trabajadora que estaba jugando a las máquinas de póker. La mayoría eran pensionistas pero Kristy había visto a alguien adecuado porque se dirigió enseguida en otra dirección.

Exploré la sala buscando alguien que pudiera llenarme la boca de lo que necesitaba. Vi a un joven con buen aspecto en una máquina de cigarrillos y me apresuré a ir hacia él.

"Hola." Dije con la voz más sensual que pude. "Soy Lynne y me encantaría llevarte a la parte de atrás y chupártela."

"¿Perdón?" Dijo el joven, creí que se le iba a caer el vaso.

"Me encanta chupar pollas, y me encantaría chuparte la tuya. Vamos, córrete conmigo." Le rodeé el brazo con las manos y le miré a los ojos mientras lo decía, dedicándole lo que mi marido siempre había llamado mi mirada 'Fóllame'.

"¡Qué coño pasa aquí!" Dijo una joven pelirroja mientras se colocaba junto a su novio que no tenía ni idea de qué decir.

"Aparta las garras." Dije con guasa. "Somos viejos amigos. Adiós." Dejé que el jovencito se inventara alguna historia para su novia mientras revisaba de arriba abajo las filas y filas de Máquinas de Póker. Vi a Kristy haciendo lo mismo, todavía no había encontrado a nadie. Un hombre maduro, como de unos cincuenta años y de aspecto no muy malo para su edad se dirigía solo hacia una de las máquinas. Kristy y yo nos dirigimos hacia él.

Kristy llegó antes. "Hola, soy Kristy." Dijo parpadeando exageradamente. "¿Te conozco?" El hombre sonrió y dijo: "Te recordaría si nos conociéramos de antes." Obviamente le gustaba lo que veía cuando miraba a Kristy.

'¡Mierda!' Renegué para mí mientras casi corría otra vez por las filas de máquinas buscando un hombre adecuado. Vi que Kristy se dirigía hacia los baños de caballeros con el hombre justo detrás de ella. '¡Mierda!' Volví a jurar mientras exploraba la sala con la vista.

Hubo un ruido a mis espaldas: "Disculpa guapa." Dijo un hombre vestido con uniforme azul de empleado mientras me pasaba. Llevaba un cinturón con destornilladores y alicates y otras cosas colgando. Le seguí hasta una puerta que decía: "SOLO EMPLEADOS" y luego hasta otra que decía "CENTRALITA PRINCIPAL".

No me vio hasta que intentó cerrar la puerta detrás de él. "¿Te la ha chupado alguna vez una mujer que no conoces en una sala de centralitas?" Le pregunté mientras me recostaba contra la puerta y me subía el vestido y jugaba con mi cuerpo.

"Nunca me la ha chupado ninguna mujer que CONOZCA en una sala de centralitas." Dijo sonriendo, y los dos nos reímos. Era un tío agradable, probablemente unos 45, pelo castaño con canas, bigote, y una sonrisa agradable. Se llamaba Trevor de todas formas, pero era un hombre mucho más agradable que el otro Trevor.

"Bien, es tu día de suerte, Trevor." Dije mientras le agarraba suavemente de los hombros y le apoyaba contra la puerta. No quería asustarle demostrando demasiada prisa por empezar, le quería relajado. Pero una vez que le tuve contra la puerta solo quería excitarle todo lo rápidamente que pudiera.

Me puse de rodillas y le desabroché rápidamente la bragueta y pasé la mano hasta sus calzoncillos y le saqué la polla. Estaba ya a media erección y se la devoré con la boca. "¿Haces con frecuencia este tipo de cosas?" Preguntó con aquella voz suya reidora y amistosa.

"No tan a menudo como me gustaría." Le contesté mientras lamía su polla creciente. Cualquier mujer sabe que la mejor manera de que un hombre se corra es simular que se corre ella misma. Las mujeres que hacen sonidos de correrse tienen un efecto real sobre los hombres. Así que me metí la mano bajo el vestido y empecé a jugar con mi cuerpo.

"Quiero correrme chupándote la polla, Trevor." Gemí. "Dios, tienes una polla magnífica. Me voy a correr con tu polla en la boca."

Su polla estaba dura, y goteaba lubrificante. "Oh, dios, Trevor." Jadeé. "Voy a correrme... Oh, mierda, me estoy corriendo... me estoy corriendo..." Gemí y jadeé y gruñí y sentí que su polla explotaba en mi boca. Sus huevos siguieron bombeando semen en mi boca y no estaba segura de que pudiera tomarlo todo. No quería que su semen se derramara de mi boca mientras corría por el club, así que me saqué la polla y apreté con fuerza los labios.

Su polla siguió soltando su corrida por todas partes cuando la saqué de mi boca; algo cayó en la parte delantera de mi vestido; pero no tenía tiempo de preocuparme de eso.

No fue precisamente suave la forma en que lo eché a un lado para poder abrir la puerta; y ni siquiera recuerdo si dijo algo cuando me escapé de la sala de centralitas y corrí para enseñarle al Ama lo que tenía en la boca. Sabía que Kristy estaría allí; enseñándole al Ama lo que tenía en la boca; pero no estaba. El Ama estaba sola sentada junto a una pequeña mesa redonda, bebiéndose su vino.

Me puse a su lado y la miré. "Siéntate, Lynne." Dijo con suavidad. Me senté a la mesa junto a ella y miré a mi alrededor. Era extraño; nadie me estaba mirando, pero me sentía como si todo el mundo estuviera haciéndolo. Abrí la boca y le mostré al Ama la corrida de Trevor; todavía estaba caliente en mi boca.

"Muy bien, Lynne." Dijo sonriendo. "¿Habías tragado alguna vez corrida de electricista?" Moví la cabeza negando. "Bien. Ahora puedes." Disfrutó viendo como la tragaba.

"Vete y espera fuera. Kristy debe estar teniendo problemas para excitar al tío viejo. Podría llevarnos un rato."

"Gracias, Ama." Dije, intentando no sonreír. No iba a regodearme de la victoria como había hecho Kristy. "Con su permiso, Ama." Dije cortésmente mientras me levantaba y me encaminé a la salida, todavía intentando limpiarme la corrida de los dientes y del interior de mis carrillos.

No sé que fue pero algo me hizo darme la vuelta. Vi a Kristy que se dirigía hacia la mesa del Ama; la boca apretada y cerrada; los carrillos inflados. La vi enseñarle al Ama lo que llevaba en la boca; vi que el Ama decía: "Demasiado tarde, Kristy." La vi bajar la cabeza cuando supo que la había derrotado esta vez. La vi tragarse lo que tenía en la boca.

Me quedé en el sendero exterior del club y esperé como el Ama me había dicho. Cuatro electricistas vinieron junto a mí e intentaron hablar conmigo mientras estaba esperando.

Finalmente vi a Kristy bajando los escalones del club. Me gusta vestir como una esclava o una puta; no me gustaba el aspecto que tenía con el vestido de 'mamá' que me hacían llevar. Pero pensaba que tenía mejor aspecto que Kristy. Ella resultaba realmente excitante con la ropa adecuada y mucho maquillaje y el pelo lleno de rizos; pero se la veía realmente sosa con su vestido de 'mamá'. Seguía teniendo buen tipo; pero pensaba que yo tenía mejor aspecto que ella.

La furgoneta se detuvo cerca del club. Debíamos haber parecido como dos prostitutas de 'media jornada solo bajo llamada' cuando nos subimos a la parte trasera. No hablamos mientras nos sentábamos en el suelo de la furgoneta; pero esta vez era yo la de la sonrisa de suficiencia. La furgoneta se echó a un lado y se detuvo y se abrió la puerta de corredera. Trevor nos explicó lo que teníamos que hacer a continuación. Estábamos en un bar de topless llamado Strip Club en la City. Si al propietario, Rick, le gustábamos nos contrataría como camareras. Quién consiguiera la mayor cantidad en propinas ganaría este asalto de la competición y se llevaría el punto.

Me gustó como sonaba. Sabía que los tíos disfrutarían más mirando mis tetas grandes que las pequeñas de Kristy. Pero era más joven que yo y tenía mejor tipo. Mi confianza inicial fue disminuyendo mientras nos dirigíamos allí.

El club estaba cerrado y una mujer atractiva con pelo corto negro nos sonrió cuando abrió la puerta. "¿En qué puedo ayudarlas?" Preguntó con voz amistosa. Podría haber sido recepcionista en cualquier sitio.

"Estamos aquí por lo del anuncio en el periódico." Dijo Kristy.

"Oh, ya veo, pasen." Estaba un poco asombrada de que dos mujeres vestidas de la forma en que estábamos, con trajes de 'mamá', hubieran venido por los puestos anunciados de 'camareras' en un bar de topless.

El club no era realmente sórdido; más bien todo lo contrario. Era bastante grande y estructurado en diferentes niveles. Había taburetes en la barra; conjuntos de mesas alrededor de la sala y sofás de obra en las paredes rodeando el perímetro del club. La alfombra y los accesorios parecían nuevos y había un gran escenario en un extremo que parecía moderno y bien equipado.

Rick estaba en su oficina, tras una mesa enorme cubierta de periódicos y fotos e impresos. Era un hombre de mediana edad, con pelo oscuro canoso cortado al rape; era un hombre bastante agradable; y también bien vestido.

"Con permiso, Rick." Dijo la recepcionista cuando llegamos a la puerta.

"Estas señoras están aquí por los puestos que has anunciado."

"Gracias, Angela. Pasen señoras." Dijo Rick mientras se ponía en pie. Parecía más que un poco sorprendido de que mujeres vestidas como nosotras estuvieran en su oficina. "Hola. Soy Rick." Dijo con una sonrisa relampagueante. "Y vosotras..."

"Lynne."

"Y yo soy Kristy."

"Sentaos, por favor. ¿Os gustaría beber algo: vino, café...?"

"Sí, por favor." Dijimos Kristy y yo a la vez. Por un momento pensé que íbamos a compartir el chiste y reírnos juntas; pero nos odiábamos demasiado ahora para que eso volviera a ocurrir.

"Vino estaría bien, gracias, Rick." Dije haciendo un mohín lo mejor que pude, mientras me sentaba en una silla de cuero muy cómoda delante de su mesa.

"Yo también tomaré vino, gracias Rick." Dijo Kristy cruzando las piernas en un intento de atraer su atención, pero su vestido era demasiado largo. Llamó a Angela por un interfono y ella apareció rápidamente con dos vasos de un Riesling muy agradable.

Resultaba muy bien para lavar los restos de lo que el electricista me había dejado en la boca. Kristy también pareció contenta de deshacerse de los últimos residuos del viejo al que se la había chupado.

"¿Conocen las señoras la naturaleza de los puestos disponibles?" Preguntó Rick mientras nos recorría con la mirada. Pareció gustarle lo que veía.

"Sí, la conocemos, Rick." Dije con voz suave, asegurándome de que sus ojos se encontraran con los míos. "Estás buscando mujeres para trabajar como camareras en topless. Creo que estoy muy bien dotada para ese puesto, Rick."

"Yo también." Añadió rápidamente Kristy. "Estoy segura de que tengo lo que estás buscando, Rick."

"¿Alguna de vosotras ha hecho este tipo de trabajo antes?"

"No." Dijimos las dos con voz de inocencia. "Pero aprendo muy deprisa, Rick." Añadí, sonriendo maliciosamente.

"Bien señoras. Así es como funciona esto." Dijo Rick antes de que Kristy tuviera oportunidad de decir nada más. "Os vestimos con medias negras, liguero, tanga negro y zapatos negros de tacón muy alto . Y eso es todo. Dais vueltas por el club sirviendo bebidas vestidas así." Esperó nuestra reacción. Las dos sonreímos. "Suena magníficamente." Dijo Kristy. "Estoy deseando hacer lo que quieras, Rick."

"Perfecto. Bueno, necesitaré ver que aspecto tenéis."

"Sí, Señor." Contestó Kristy instintivamente.

"¿Señor?" Dijo Rick riéndose tranquilamente. "Llámame Rick..." Todavía no estaba seguro de que las dos señoras vestidas de 'mamá' fueran en serio. Pero él no era lo que yo había esperado. Pensé que sería algún tipo sórdido que nos llamaría 'fulanas estúpidas' y nos trataría como a 'fulanas estúpidas'. Rick no era así en absoluto.

Nos pusimos en pie e intentamos parecer cada una más seductora y excitante que la otra, mientras nos quitábamos los vestidos de 'mamá'. Los ojos de Rick recorrieron nuestros cuerpos cuando estuvimos delante de él y nos quitamos los sostenes. Pasó más tiempo mirando mis tetas del que empleó con Kristy. Se inclinó hacia delante y habló por el interfono.

"Angie. Trae aquí a Bruno y a Nick, por favor."

"Vale, Rick."

"Bien. Los clientes son principalmente hombres, pero también tenemos unas cuantas mujeres. Pagan 80 dólares por entrar y 15 por los licores, 10 por la cerveza o el vino y 5 por las bebidas suaves. No somos un antro barato de Striptease de Kings Cross y no empleamos a fulanas." Nos miró pero no dijo nada. Era obvio que no pensaba que fuéramos fulanas.

"La gente gasta mucho dinero para pasar una noche aquí y queremos que se diviertan y a ser posible que vuelvan. Las Bailarinas proporcionan el entretenimiento, tenemos algunas mujeres realmente magníficas que hacen espectáculos fantásticos. Vuestra labor consiste en ayudar a que los clientes estén a gusto. Seréis como un añadido, las bailarinas son la principal atracción. Y se trata de mucho más que de ir por ahí dando vueltas exhibiendo vuestras tetas. Los clientes pueden sobaros si lo desean y pueden hablar con vosotras si quieren. Si alguien se divierte maltratándoos no importa si se lo pasa bien."

"Por supuesto, no hay problema, Rick." Dijo Kristy mientras empezaba a quitarse las bragas de algodón. Yo también me quité rápidamente las mías.

"Las señoras no son nada tímidas ¿verdad?" Dijo Rick sonriendo.

"Podrás ver lo que te llevas si me contratas." Dije con descaro.

"Sí, lo haré." Dijo Rick sonriendo de nuevo. Tenía una sonrisa realmente bonita. "Pero no es tan sencillo como parece. Si no le gustas a alguien o cree que eres una puta fea y te dice que te vayas a tomar por el culo, sonríes y cortésmente te vas a tomar por el culo."

De nuevo esperó una reacción pero nos limitamos a sonreír, Kristy dijo: "No hay problema, Rick."

Dije: "No le gusto a alguien y me dice que me vaya a tomar por el culo, me voy a tomar por el culo. Me parece bien, Rick. Pagan un montón de dinero y tienen derecho a tener una mujer que les apetezca para que les sirva." Rick me sonrió.

"Tenéis que decirle al cliente que lo sentís y que esperáis no haberle estropeado la noche y que le llevaréis otra chica para que le sirva. Si un cliente se divierte insultándoos o siendo borde con vosotras volvéis con toda la frecuencia que podáis para que pueda divertirse un poco más. Para eso es para lo que estáis aquí."

"El cliente hace lo que quiere y puede decir lo que quiera. Yo me limito a sonreír. Me gusta como suena, Rick." Kristy me lanzó una mirada. "Eso es, exactamente." Dijo Rick, aparentemente contento conmigo. "Los tipos de seguridad deciden si alguien es un problema, no vosotras."

"Me parece muy bien." Dijo Kristy por decir algo mientras se pasaba la mano por la parte de arriba de la entrepierna, intentando atraer su atención. No había dicho nada sobre nosotras. Yo pensaba que habría dicho algo respecto a nuestras tetas y nuestros chochos afeitados. Miraba, con atención, pero no hacía ningún comentario. No sabía si le gustaba lo que veía o no.

"¿Por qué quieren las señoras hacer esto?"

"Por el dinero." Dijo Kristy.

"Y porque me gusta." Dije. "Disfrutaré con ello. Suena divertido."

"Me gusta tu actitud, ¿eras Lynne, verdad?" Asentí. "Si no disfrutarais y no lo encontrarais un poco divertido no me valdríais." Kristy quiso decir algo pero Angela entró con los dos hombres y no tuvo oportunidad. Le solté una sonrisa de satisfacción.

"¿Qué opináis de estas dos?" Dijo Rick. "Dense la vuelta, señoras."

Nos dimos la vuelta y Angella y los dos hombres, de aspecto muy étnico, nos miraron de arriba abajo.

"Señoras, este es Bruno, y Nick. Esta es Lynne y..." Rick había olvidado su nombre.

"Kristy." Dijo bruscamente. Obviamente no le había hecho mucha impresión a Rick, por el momento.

"Esta tiene unas tetas grandes." Dijo Bruno mientras me agarraba una.

"Sí, y también tienen unas tetas bonitas." Nick se unió y tocó. De la misma forma que disfrutaba de tener sus manos en mis tetas, disfrutaba aún más del hecho de que estuvieran ignorando a Kristy.

"Está bien proporcionada." Dijo Angela torciendo la cabeza a un lado. 'Ven y toca tu también, Angie, nena.' Me dije para mí misma. Angela era una cosita apetitosa.

"También tiene unos bonitos pezones." Dijo Angela mientras mis pezones se ponían tiesos por las atenciones que estaban teniendo Nick y Bruno. "No necesitará añadirse mucho hielo." Todos se rieron y no sabía por qué.

"La otra está un poco plana." Dijo Bruno volviendo la atención a Kristy.

"Pero tiene buen tipo." Dijo Angela. "Buen culo. ¿Y qué hay de los coños afeitados?"

"Pensé que te gustaría eso, Angie." Dijo Rick desde detrás de nosotras. "A mí también me gusta. Pensé que podíamos ponerles bragas sin entrepierna y usarlas para las bebidas. En este momento no tenemos a nadie que lleve bragas sin entrepierna."

"Sin entrepierna estaría muy bien." A Bruno le gustó la idea. "A los tíos les encantan los chochos pelados." Añadió Nick mirando directamente a mi entrepierna.

"A las mujeres también." Dijo Angela sonriendo. "No podrían servir la comida así. Pero solo para bebidas estaría bien. Y ninguna de las otras chicas iría sin entrepierna. ¿Lo harían estas?"

Era extraña la forma en que hablaban de nosotras como si no estuviésemos allí. Hasta entonces Rick nos había llamado 'señoras' y nos trataba como señoras. Ahora solo éramos objetos a evaluar. De repente éramos fulanas de nuevo. "¿Por qué tenemos que admitir a las dos? ¿Qué es esto, una especie de trato en bloque?" Bruno no se rió de su propio chiste; ni lo hicieron los otros.

"No tenemos que admitir a las dos." Dijo Rick desde detrás de nosotras. "Vale, sí o no. Esta:" Me señaló.

"Sí. Es una mina." Dijo Bruno.

"Sí, pero preferiblemente sin entrepierna." Fue el comentario de Nick. "Opino lo mismo. Sí, pero preferiblemente sin entrepierna." Dijo Angela mirando a mi chocho ahora húmedo, luego nuestros ojos se encontraron un momento. Creo que a Angela le gustaba mi gran chocho húmedo.

"De acuerdo. ¿Y la otra?" Rick señaló a Kristy.

"No." Dijo Bruno sin dudar. "Los chicos quieren tetas grandes."

"Yo diría que sí, pero SOLO sin entrepierna, en otro caso estoy con Bruno."

"Estoy de acuerdo con Nick. Tendría que ser sin entrepierna. Las otras chicas cubrirían las mesas de las comidas."

"Vale. Dijo Rick después de que Angela hubiera acabado. "Gracias por todo."

Los otros tres nos echaron otro vistazo antes de salir. Había sido una experiencia interesante. Extraña en el sentido de que la encontrara muy excitante sexualmente, pero no me sentí en absoluto humillada o avergonzada. Me encantaba ser exhibida. Tener gente mirándome y diciendo cosas de mí. Pero la parte más rara es que me excitaba más ser insultada que ensalzada. Me pongo mucho más húmeda cuando la gente dice cosas como: "Es una fulana vieja con el culo gordo." Que cuando dicen: "Tiene unas tetas estupendas y un chocho grande y precioso." O cosas por el estilo. Cuanto más degradante es el comentario más húmedo se pone mi chocho pelado.

"Bien. Vamos a echaros otro vistazo." Pasó más tiempo mirándome que el que empleó con Kristy. "¿Alguna de vosotras tiene problemas con llevar bragas sin entrepierna?"

"No, Rick, parece divertido." Dijo Kristy.

"Parece algo más que divertido." Dije sonriendo. "Y trabajaré solo por las propinas para empezar, Rick. Si crees que valgo puedes pagarme lo que le pagues a las otras cuando esté preparada."

"Trato hecho, Lynne. ¿Puedes empezar esta noche?"

"Puedo empezar ahora mismo, Rick. Ya estoy vestida para ello." Nos reímos los dos, Kristy no se rió.

"Vístete y vete a ver a Angela. Ella te enseñará lo que tienes que hacer."

"¿Qué hay de mí?" Preguntó Kristy nerviosa. Este punto de la competición estaba a punto de ser mío.

"Lo siento... Kristy. Pero necesitarías tener tetas grandes para este tipo de trabajo." Kristy estaba todavía intentando negociar cuando salí. Después de eso estaba segura que intentaría negociar una mamada o un polvo a cambio del trabajo, pero Rick no parecía la clase de tío que trabaja de esa forma. Llevaba su negocio con mucha profesionalidad.

Angela me llevó a un gran vestuario que había detrás del escenario. Había lavabos de maquillaje con globos tipo Hollywood alrededor, colgadores móviles repletos de lencería y trajes para las bailarinas.

"Bueno. Todas las chicas llevan lo mismo. Zapatos negros de tacón alto, medias negras y liguero y tangas negros. Tu vas a llevar bragas sin entrepierna ¿verdad?"

"Sí. Eso es."

"De acuerdo. Bueno, empiezas la noche con el tanga normal, y luego te pones las bragas sin entrepierna a mitad de la noche aproximadamente. A los clientes les encanta."

Angela observó como me quitaba la ropa y me ponía la lencería. Fingí tener problemas con el liguero y Angela enseguida se ofreció a ayudarme. Vi la expresión de sus ojos cuando su cara estuvo al nivel de mi entrepierna mientras se agachaba para ayudarme. Llevaba anillo de casada pero podía asegurar que a Angela le gustaban los coños.

Me explicó como se hacían las cosas mientras yo me aplicaba algo de maquillaje en uno de los lavabos con luces tipo Hollywood.

Tenía que anotar los pedidos, tomar el dinero por adelantado y luego ir a la barra. Pero NUNCA tocar el dinero. Tenía que sujetar la bandeja para que el cliente pusiera el dinero en ella, luego ir a la barra y acercar la bandeja para que el personal de la barra recogiera el dinero. Ellos me pondrían las bebidas y el cambio en la bandeja.

Una vez servida al cliente la bebida, tenía que ofrecerle el cambio. Era cosa mía entonces persuadirle de que me diera una propina. Podía hacer cualquier cosa para conseguirla como inclinarme y recogerla con el culo de la mesa. Pero tenía que ser cortés tanto si me la daban como si no.

Cuando consiguiera una propina tampoco podía tocar el dinero de la mesa.

"Consigue que el cliente te la ponga en la bandeja o en la parte superior de las medias o por debajo de la parte delantera de las bragas."

"¿Y qué hay de la parte de atrás de las bragas, me pueden poner el dinero ahí?" Le pregunté sonriendo seductoramente.

"Pueden hasta metértelo por el culo por lo que a nosotros respecta." Dijo Angela riendo. Se inclinó hacia mí y me puso las manos en los hombros. "Preocúpate de no tocar el dinero, ¿vale, Lynne?"

"Por supuesto, Angela. No tocaré el dinero."

"Ahora, cuando consigas una propina vas hasta el bar y Nick o Bruno recogen el dinero y lo ponen en un bote y lo recoges al acabar la noche. Y no te preocupes, Lynne. Hasta el último dólar que consigas de propina estará en tu bote cuando lo recojas."

Después de eso Bruno me hizo fingir que él era un cliente y yo tenía que servirle. Le pillé el truco al asunto bastante rápido. Estaba allí sujetando la bandeja mientras Bruno me daba algunos consejos para conseguir propinas cuando de repente las luces se apagaron y el escenario se iluminó. Rick, Angea y Nick se sentaron a la mesa con Bruno.

"¿Qué pasa?" Preguntó Bruno sin mucho interés.

"Esa otra chica, Kristy." Dijo Rick. "Es una gran bailarina. Me hizo una pequeña demostración en la oficina. Se mueve muy bien. Pensé que podría estar bien como 'lap dancer' (N. del T.: literalmente 'bailarina de regazo', es una bailarina que baila desnuda o con tanga en el regazo de un hombre sentado). Dice que lo hará solo por las propinas hasta que haya demostrado su valía. Quiero vuestras opiniones."

"Tráeme una cocacola." Dijo Rick sin apenas mirarme. "Yo tomaré un agua mineral." Dijo Angella sin mirarme ni siquiera. "Cocacola." Dijo Bruno, tampoco me miró. "Una VB." Dijo Nick mirando al escenario.

"Habías pensado usar 'lap dancers', Rick." Dijo Angela mientras me alejaba. "Sería una buena forma de probarlo sin el gasto ni la molestia de buscar a alguien. Si no es buena, la despachamos. No hay nada que perder."

"Estoy de acuerdo con Angie." Dijo Rick. "Pero por lo que he visto es..." No escuché el resto de lo que dijo Rick. 'Jodida zorra.' Maldije para mis adentros mientras me apoyaba en la barra y esperaba a Bronco, el camarero. 'Una puta lap dancer. ¡Mierda!"

"Dos cocas, un agua mineral y una VB." Bronco es un hombre muy atractivo. Piel oscura, alto, con un leve acento francés. Supuse que sería de Nueva Caledonia. Realmente había merecido mi atención desde el principio; pero ahora estaba demasiado jodida para pensar en tener su gran polla negra en mi boca.

Las luces del escenario se apagaron y se volvieron a encender con más intensidad. Kristy estaba vestida con un chaquetón negro corto; y bailaba 'Man! I feel like a Woman!' de Shania Twain. Resultaba excitante. Igual que aquellas veces en la discoteca de la Gold Coast. Seguro que podía mover aquel cuerpo suyo. Se quitó lentamente el chaquetón al ritmo de la música, le dio vueltas en el aire y lo tiró; solo llevaba bajo el chaquetón los zapatos negros de tacón alto de la casa, medias negras y liguero y un tanga negro. Tenía un aspecto increíble así vestida y con montones de maquillaje y el pelo rizado y cardado. Incluso yo me excité de verla.

Llevé la bandeja a la mesa y les puse las bebidas delante de ellos. Angela ahora ya no estaba interesada en mí, solo tenía ojos para Kristy mientras se contoneaba por la pista de baile. Servía la VB en un vaso para Nick cuando la música cambió y Kristy bajó pavoneándose del escenario y se dirigió hacia la mesa.

"Quítate de en medio, Lynne." Dijo Rick y me eché atrás para que Kristy pudiera subirse a una silla y de allí a la mesa. Todos estaban encantados con su forma de moverse. La devoraban con los ojos. Kristy debía haber captado también las vibraciones de Angela porque le hizo el baile en su regazo. Pensé que Angela iba a mojar sus pantalones. 'Zorra tortillera.' Maldije para mí.

"Bueno, ¿qué os parece?" Dijo Rick cuando terminó la música. Kristy todavía estaba sentada en el regazo de Angela. "Creo que es estupenda." Dijo Angela. Esta si que era una jodida sorpresa.

Eran las 2 en punto. Rick me digo que fuera a cambiarme y volviera a las 5. El bar abría a las 6. Angela salió con Kristy para ayudarla a elegir algo de ropa que ponerse. 'Espero que te meta la lengua en el culo, jodida zorra tortillera.' Maldije a Angela por lo bajo. Vagué por las calles hasta las 4:30 y luego volví al club. Kristy aún no había ganado este asalto. Iba a darle marcha a mi culo, y a forzar las reglas de Rick hasta donde pudiera. Este asalto de la competición no había terminado aún. Me di una ducha y empecé a vestirme cuando empezaron a aparecer otras mujeres. Todas jóvenes y atractivas, y todas con grandes tetas. Solo una me dirigió la palabra: "Esto es para las bailarinas. Las camareras se cambian detrás de la barra."

"Lo siento." Dije con sarcasmo. "No lo sabía." Aparentemente las que hacían striptease, que se llamaban a sí mismas bailarinas, no se mezclaban con las míseras camareras en topless. Había otras seis mujeres vistiéndose como camareras en topless en la pequeña sala para cambiarse que había tras el bar. No le gusté a ninguna. Habían oído que iba a trabajar sin entrepierna. Todas se habían negado; eran demasiado buenas para eso.

"Vamos, Señoras." Dijo Bruno entrando a la sala. "Es hora de que meneéis las tetas y mováis el culo."

Nos asignaron grupos de mesas. El mío estaba justo en la parte de atrás. Tenía que colocarme allí esperando a que entraran los clientes. El más madrugador se dirigió directamente al centro cerca del escenario. Me quedé allí, solo con las bragas y las medias, mientras los hombres pasaban por mi lado dirigiéndose al centro cerca del escenario. Pero el club pronto empezó a llenarse. Mis primeros clientes fueron un grupo de hombres de negocios con traje y corbata. Uno de ellos me dio una palmada en el culo cuando pasó a mi lado.

"Hola. Soy Lynne. ¿Qué puedo hacer por ti?" Le pregunté según me habían dicho. Todos me miraban, sobre todo a las tetas, pero no miraban francamente. 'Un poco de bebida cambiará eso.' Pensé para mí.

"¿Tenéis Crown?" Preguntó uno de ellos. "¿Y 4X?"

"Perdón, no lo sé. Tendré que ir a ver." Me miraron como si fuera estúpida. Me dirigí al bar apresuradamente. '¿Por qué ninguna puta persona me dijo que tipos de cerveza tenemos?' Murmuré para mí mientras esperaba a que Bronco pusiera el cambio en la bandeja de una rubia de tetas enormes y culo magnífico.

"Disculpa, Bronco." No quería esperar más. "¿Qué marcas de cerveza tenemos?" La rubia de las tetas grandes hizo rodar sus ojos hacia mí. Bronco tiró delante de mí una lista de bebidas del bar y rápidamente intenté memorizar las cervezas, vinos, licores y refrescos disponibles, y regresé a la mesa. "Lo siento." Dije inclinándome ligeramente para que mis tetas se bambolearan un poco en su honor. "No tenemos Crown."

Volvieron a hacerme el pedido: "VB." "Tooheys." "VB." "Whisky con soda." "Fosters." "VB." "Son 65 dólares." Dije esperando haberlo sumado bien mientras sostenía la bandeja.

Discutieron sobre quien pagaba la primera ronda. Manejaban carteras y dinero intentando impresionarse mutuamente. Finalmente uno de ellos puso dos de cincuenta en la bandeja.

"Tres VBs, una Tooheys, una Fosters y un whisky con soda." Dije a un hombre que estaba tras la barra y no había visto nunca. Ahora tras la barra había otros cuatro hombres además de Bronco. Todos me echaron un vistazo pero ninguno pareció especialmente impresionado.

Les serví las bebidas y sujeté la bandeja con el cambio de 35 dólares. El hombre los tomó sin mirarme. "Gracias." Dije intentando sonreír. Seguí así un ratito. Todos me miraron a las tetas y a la entrepierna de forma discreta y nadie me dio propina.

Pero después de un par de bebidas y un par de desnudos sobre el escenario todos ellos empezaron a relajarse un poco.

"¿Puedo hacer algo por vosotros?" Dije inclinándome hacia cuatro jóvenes que se sentaban en una mesa redonda junto al fondo. "Para empezar podías perder 20 libras del culo." Dijo uno de ellos y todos se rieron sonoramente.

"¿No te gusta mi culo gordo?" Dije intentando resultar desilusionada y excitante a la vez. "No, pero me gustan tus tetas. Apuesto a que has tirado unas cuantas

copas con ellas en tus tiempos."

"No tantas como tiraba con mi culo gordo." Dije mirándome al culo con una expresión de tristeza fingida. Todos se rieron. Uno de ellos me palmeó levemente el culo y dejó allí la mano. "A mí me gusta tu culo."

Lo dijo mientras pasaba la mano por él. "A mí me gusta tu mano." Dije sonriendo. Me dieron 5 dólares de propina. Uno de ellos los puso en la parte delantera de mis bragas mientras los otros miraban.

Empecé a conocer a la gente de mis mesas, y la mayoría empezaron a darme propina. Todos me metían el dinero en la parte delantera de las bragas.

Algunos tíos se dirigían a mí como 'su puta'. Otros como su 'pedazo de culo'. Algunos me tocaban el culo cuando les servía. A otros les gustaba jugar con mis tetas o tirarme de los pezones. Un tío se empeñó en que le dijera lo húmeda que estaba.

Otros no me dieron propina hasta que me bajé las bragas y les enseñé mi chocho afeitado. Un grupo me hacía oscilar su dinero para que me metiera debajo de la mesa y se las chupara. "Más tarde." Les dije con una sonrisa. Un tío me dio la propina en monedas que me metía por la parte delantera de las bragas. Normalmente se me caían antes de volver a la barra. Otro siempre me ponía el dinero en la boca, entre los dientes.

Había dos mujeres sentadas solas en una mesa para dos en una esquina. Supuse que serían lesbianas pero no habían hecho nada en toda la noche que lo demostrara. Tenían un aspecto muy normal. Las dos bebían Bacardi con cocacola. Me dirigí hacia ellas mientras en el escenario una mujer actuaba con una serpiente muy lista y afortunada. Una de ellas me puso un billete de 20 en la parte delantera de las bragas cuando me incliné hacia ellas para preguntarles si querían otra copa. "Gracias." Dije, "¿Qué puedo hacer por las señoras?"

"Puedes excitarnos." Dijo la morena que me había puesto el dinero en las bragas. "No creo que pueda hacer eso, lo siento." Me paseó un billete de cien por delante de las narices y me dijo que lo oliera.

"De acuerdo." Dije y olí el billete. Olía a jugos de chocho. "¿Qué es exactamente lo que quiere que haga, Señorita?"

"Ella no quiere que hagas nada." Dijo la rubia más mayor, y las dos se rieron como se ríen dos mujeres salidas y borrachas. "Yo, quiero que te metas debajo de la mesa y me lamas el chocho. Aquí, con toda esta gente alrededor."

"Me encantaría, Señorita. Apuesto a que sabe divinamente. Pero no se me permite hacerlo."

"Entonces tráenos las copas." Dijo la otra. Después de eso no me dieron más propina.

Había una pareja joven en otro rincón oscuro. Ella era bastante guapa, y estaba muy nerviosa, él estaba borracho. "Disculpa." Dijo la joven cuando pasaba por allí. Su marido no estaba con ella.

"¿Qué puedo hacer por usted, Señorita?"

"Um, querría una copa."

"Faltaría más, ¿qué le traigo, Señorita?"

"No estoy segura. Déjame pensarlo un momento." Se lamió los dedos y deslizó la mano entre las piernas y empezó a jugar con su cuerpo bajo la mesa. "Enséñame el chocho. Como hacías con aquellos hombres."

"Por supuesto, Señorita." Me aparté a un lado las bragas y le enseñé lo que quería ver. Gimió silenciosamente cuando vio mi chocho afeitado.

"¿Le gusta mi chocho afeitado, Señorita? Me encanta afeitarme el chocho. Me pongo tan húmeda que siempre acabo masturbándome."

"Oh, dios." Jadeó con suavidad. Miró a su alrededor, nerviosa.

"¿Puedo tocarlo, puedo tocarte tu gran chocho húmedo?"

"Pues claro. Me encantaría que me lo tocara. Pero estoy muy húmeda. Se pondrá perdidos los dedos con los jugos de mi chocho." Esta vez gimió más en alto. Su mano se movía más aprisa bajo la mesa mientras adelantaba la otra mano y me restregaba el chocho. Luego se metió los dedos en la boca para probar mi sabor.

"Ya puedes irte. Vete." Ni siquiera me dio propina.

"Gracias, Señorita." Dejó de tocarse y su marido apareció de no se sabe donde. Se sonrieron mutuamente. Él vio que les estaba mirando.

"Vamos, lárgate." Me gruñó. Así que me largué. Se marcharon pronto después de eso, y probablemente follaron como locos en el aparcamiento. Si es que la mujer pudo llegar hasta el aparcamiento.

No había visto a Kristy en toda la noche y estaba empezando a pensar que no iba a hacer su pequeño striptease y su danza del regazo después de todo. Pero entonces volvió a sonar la música, se corrió el telón y Kristy apareció en el escenario con una falda corta negra hasta la entrepierna, bragas negras, medias negras de red, zapatos de tacón alto, y un sostén negro bajo una blusa blanca sin abotonar. Tenía un aspecto increíble. Aspecto de sucia puta.

Estuvo bailando un rato; luego se quitó la blusa, luego la falda, luego el sostén y bajó al suelo del club. Pasó la hora siguiente sentándose en el regazo de los hombres, restregándose contra ellos y haciendo todo tipo de jodidas cosas con todo el mundo. A la gente le encantaba. La gente le metía el dinero en la parte superior de las medias y en la parte delantera de las bragas. Perdí la cuenta del número de veces que fue al bar a deshacerse de las propinas. Toda la sala aplaudió cuando al fin terminó.

"Es hora de ir sin entrepierna." Dijo Bruno mientras estaba en la barra pidiendo una copa para un tío viejo. Le llevé su whisky con cocacola, sujeté la bandeja con su vuelta de 15 dólares y dije: "No podrías pasarme algo de eso ¿verdad? Necesito algo aquí abajo en la parte delantera de las bragas para empapar todos los jugos que tengo." Estaba bastante borracho, creí que podía caer algo.

"Me estás poniendo enfermo, jodida puta." Dijo enfadado.

"Lo siento, Señor." Dije sonriendo. "No le molestaré más. Pediré a una de las otras chicas que le atienda. Lo siento de verdad, espero no haberle estropeado la noche." Y empecé a retirarme.

"Vuelve aquí, puta."

"Lo siento, Señor, pensé que quería que me fuera."

"Quiero que admitas lo que eres."

"Soy una fulana. Una fulana barata."

"Siempre lo fuiste, Lynne." No tenía ni idea de quién era. Pero obviamente me conocía.

"¿Hay alguna otra cosa que pueda hacer por usted, Señor?"

"Sí, irte a tomar por el culo."

"Sí, Señor." Me alejé intentando imaginarme quién sería. Pero las cosas seguían adelante.

Con las bragas sin entrepierna era mucho más popular. A todo el mundo le encantaba mi chocho afeitado. Y todo el mundo empezaba a darme más propina. La gente me llamaba desde las mesas para que les sirviera. Incluso el tío viejo que me había dicho que me fuera a tomar por el culo me llamó cuando pasé cerca de él.

"Ven aquí, puta." Se burló.

"¿Qué puedo hacer por usted, Señor?" Dijo, todavía no tenía ni idea de quién era.

"Un chocho pelado." Dijo sonriendo mientras me miraba entre las piernas. "Tienes grandes las bandas del chocho, Lynne."

"Gracias, Señor. Tengo grandes las bandas del chocho, ¿verdad?"

"Tetas grandes caídas, culo gordo y grandes bandas del chocho. ¿Cómo ha podido un topo viejo como tú conseguir un trabajo aquí con todas estas niñitas calientes?"

"Quizás esté aquí porque estoy gorda y soy fea y eso hace que las otras chicas parezcan mejores."

"Creo que estás aquí para que la gente se ría de ti, Lynne."

"Creo que tiene razón, Señor. ¿Le gustaría que me largara ahora?"

"Antes dóblate y enséñame ese culo gordo tuyo."

"Por supuesto, Señor." Me di la vuelta y me doblé para que lo viera. "Es un culo muy gordo ¿verdad? Espero que mirarlo no le haga vomitar, Señor." Antes de darme cuenta me tenía sujeta a la mesa; la polla en la mano; intentando darme por el culo.

"Perdona, Lynne." Dijeron unas voces mientras aparecían por todas partes hombres con uniformes de seguridad. Le zurraron la badana al pobre tipo incluso antes de sacarle fuera. Me aterra pensar lo que le harían una vez fuera.

"Realmente lo siento, Lynne." Rick estaba junto a mí y me rodeaba con el brazo. "¿Estás bien? Se supone que esto no pasa, se supone que los de seguridad lo abortan antes de que ocurra."

"Lo siento, Rick." Dijo nervioso uno de los tipos de seguridad una vez de vuelta.

"El viejo parecía inofensivo."

"Está bien, Rick." Dije sonriendo. "El viejo estaba borracho, yo también pensé que era inofensivo." Rick sacó un fajo de billetes del bolsillo y reunió doscientos dólares. "Esta es una propina de mi parte."

"¿Dónde debería ponerla, Señor?" Dije sonriendo, Rick me devolvió la sonrisa mientras me la ponía en las medias.

El pequeño drama de la parte trasera había pasado casi inadvertido. La gente seguía bebiendo y mirando a las bailarinas. Las otras camareras seguían sirviendo copas y ganándose las propinas.

A medida que la noche se convertía en madrugada la gente se volvía más ruidosa y más grosera y todos estaban más borrachos. Pero las propinas eran mayores. Para las 4:00 se había terminado el striptease pero había todavía bastante gente por allí.

Vi a Rick y fui a pedirle un favor. Miró alrededor de la sala. Le mostré donde estaban y sonrió y dijo: "Vale, has tenido una primera noche buena, y obviamente necesitas el dinero. Pero sé discreta." Fui hasta la mesa de las dos mujeres.

"Últimas copas, señoras, y su última oportunidad para cualquier cosa que deseen."

"¿Lo harás?" Dijo la morena, presa de excitación. "¿Aquí, debajo de la mesa?"

"¿Hacer qué, Señorita?" Dije inocentemente.

"Te meterás debajo de la mesa y me lamerás el chocho, aquí, en el club."

"Si se lo haces a ella, tienes que hacérmelo a mi también." Dijo la rubia con la mano ya metida entre las piernas. Estaba más salida que la otra ahora.

"Haré cualquier cosa que quieran que haga, Señorita. Para eso estoy aquí." Se miraron la una a la otra como colegialas cachondas. "Yo primero." Dijo la morena.

Una cosa que aprendí como fulana en las calles de Kings Cross era que la gente paga más mientras está caliente y salida que después de que se lo hayas hecho.

"¿No va a poner nada para mí en las medias, Señorita?" La rubia tomó el billete de cien dólares y lo puso lentamente en al parte superior de mis medias. Luego me acerqué a la morena. Me rodeó la pierna con la mano y me acarició el chocho con la otra mano. "Me gusta, Señorita." Jadeé. "¿Tiene algo para mí?"

"Sí, un chocho muy caliente." Jadeó. "Tienes que hacérmelo a mí también. Aquí, en el club."

"Se lo haré donde quiera, Señorita." Dije con voz apasionada. Se echó mano al bolso y sacó un billete de cincuenta. La miré con cara triste. Sacó otro de cincuenta y me los puso en las medias.

"Rápido, métete ahora bajo la mesa." Dijo la morena. "A mí primero."

Eché un vistazo a la sala. Todo el mundo estaba borracho y metiendo mano a las otras camareras mientras se ganaban las propinas. Me metí rápidamente bajo la mesa, la morena tenía las piernas abiertas y no llevaba bragas. La rubia estaba igual. 'Qué habréis estado haciendo,' me pregunté. La rubia jugaba con su cuerpo mientras yo lamía y chupaba el chocho húmedo de la morena. El culo se le levantaba de la silla y pensé que se estaba corriendo pero era difícil saberlo. Supe que lo había hecho cuando me apartó la cabeza.

No había mucho sitio debajo de la mesa pero me las apañé para dar la vuelta y enterrar mi cara entre las piernas de la rubia. Me sujetó la cabeza y se folló mi cara. Estaba segura de que sabría cuando se corriera.

Tres hombres sentados unas mesas más allá me vieron salir a gatas de debajo de la mesa. Les sonreí. Las dos mujeres estaban radiantes; las caras ruborizadas de excitación y satisfacción. No creo que fueran lesbianas. Creo que probablemente se trataba solo de amas de casa aburridas, desesperadas por poner algo de diversión en sus vidas. Creo que les serví de ayuda en ese sentido.

Habíamos dejado de servir copas y solo quedaban algunas personas en el club. Me di una ducha y me volví a poner las ropas de 'mamá' y recogí mis propinas de Bruno. Tenía el dinero en un sobre grueso y sellado. Rick se me acercó y me dijo que estaba muy contento con mi primera noche y que me daría una tarjeta. "Llámame si quieres trabajar esta noche, Lynne."

El sol estaba asomando cuando salí a la calle. Estaba exhausta y pensé en coger un taxi hasta la casa del Ama. Pero no iba a gastar nada del dinero que había conseguido en propinas, y que era el único dinero que tenía. Así que me crucé caminando la ciudad hasta su casa.

Kristy ya estaba allí; arrodillada en el suelo delante del Ama en la sala de estar; todavía con su vestido de flores tipo 'mamá' como yo; y agarrando un sobre lleno de dinero, igual que yo. Mónica llevaba esta vez ropa negra cuando me llevó del brazo hasta el Ama. Me arrodillé al lado de Kristy.

"Bien, mis fulanillas. ¿Cuánto dinero habéis ganado para mí?" Le pasamos al Ama nuestros sobres y ella hizo que Mónica contara el dinero. "Kristy tiene 240 dólares más que Lynne, Ama." La cara de Kristy se iluminó.

"Otro punto para ti, Kristy." Dijo el Ama palmeándole afectuosamente la cabeza.