Lynne 26: LA VALORACIÓN
Transcribo estos relatos aqui como justo homenaje a su autor Just Another Bloke (Solamente otro tio).
Lynne:
CAPÍTULO 26. LA VALORACIÓN
Cherie entró tras la asiática. Estaba completamente desnuda a excepción de una cadena de oro alrededor de su cintura y un anillo de oro brillante en su clítoris.
"¿Qué crees que valdrían en los mercados de Pakistán o Irán, Zaheer? ¿Cuál de las dos valdría más?"
Zaheer miró a las dos mujeres, de rodillas en sus jaulas. Había estado toda su vida involucrado en el Mercado de Esclavas de Asia y de Oriente Medio, lo mismo que había hecho su padre antes que él. Se había ganado una reputación suministrando las mejores mujeres de entre todos los mercaderes. Sus clientes raramente se preocupaban de los mercados de Lahore o Teherán.
Cualquiera que tuviera dinero para pagar no tendría problemas para comprar una mujer asiática o negra en cualquiera de los mercados alrededor del mundo. Incluso los mercados callejeros de menor rango en sitios como Riad o Lusaka tenían más mujeres de piel oscura a la venta que clientes dispuestos a comprarlas. Los coleccionistas de mujeres serios y los que querían una 'Mujer Blanca' se ponían en contacto con Zaheer.
A diferencia de la mayoría de los involucrados en el "Mercado de Esclavas Blancas" Zaheer no adquiría su mercancía raptando mujeres europeas o americanas que luego se reenviaban a través de Asia o Sudamérica. Existían aquellos que estaban más que dispuestos a vender a sus hijas jóvenes para que llevaran una vida de esclavitud. Algunos por pura codicia, otros por necesidad notoria. Un hombre con una docena de hijos, viviendo en la pobreza podía mantener once hijos con riqueza y prosperidad. La Sociedad en Australia, y organizaciones similares alrededor del mundo, eran también fuentes útiles de mujeres para Zaheer. Era por esto por lo que estaba más que feliz de ofrecer a la Mujer Rubia una valoración de Lynne y Kristy.
Cherie abrió las puertas de sus jaulas y las hizo ponerse en pie juntas delante de Zaheer. "Ninguna de ellas es de la misma clase que esta preciosa criatura." Dijo Zaheer mientras pasaba el dedo por la mejilla de Cherie y luego lo bajaba por su pecho y estómago. Su voz era profunda y su inglés excelente; su acento era más de Oxford que de Sri Lanka.
"Pocas mujeres son de la clase de Cherie." Dijo orgullosa la Mujer Rubia mientras observaba como Zaheer admiraba a su esclava.
"No la recordaba decorada de esta forma." Dijo Zaheer mientras daba un golpecito al anillo de oro del clítoris de Cherie.
"Se ha hecho recientemente. La mayoría de las mujeres tienen mejor aspecto con la ropa puesta, como estas dos." Dijo la Mujer Rubia mirando a Lynne y Kristy. "Pero Cherie es una excepción. Me gusta tenerla desnuda la mayor parte del tiempo, y el anillo en el clítoris se añade a su belleza, ¿no estás de acuerdo?"
"Por supuesto que sí." Dijo Zaheer mientras veía como Cherie empezaba a retorcerse mientras él jugaba con el anillo de su clítoris.
"Te estaré más que agradecida si la tienes mientras estés en la ciudad, Zaheer." Dijo la Mujer Rubia.
"Eso es muy amable por tu parte." Replicó Zaheer. "¿Y qué puedo darte a cambio de valor comparable?" Señaló a la mujer asiática. "Pero sería demasiado favorable para mí, me temo. Puedes comprarlas como ella por un cartón de cigarrillos americanos en algunas partes de Thailandia o Indonesia."
"Es bastante guapa, Zaheer." Dijo la Mujer Rubia admirando a la joven asiática.
"Belleza vulgar." Dijo Zaheer desdeñosamente. "Pero tengo un cliente aquí en Sydney que prefiere las mujeres asiáticas. Creo que utiliza las menos atractivas en sus burdeles. La compré junto con otras cinco como ella en Bangkok la semana pasada. Se la daré a mi cliente como incentivo para que me compre las otras cinco. No soy un hombre poco razonable a la hora de hacer negocios." Dijo sonriendo.
Zaheer había estado tirando y dando golpecitos en el anillo del clítoris de Cherie mientras hablaba. Ahora su clítoris estaba hinchado y sus labios brillaban con sus jugos.
"Es una buena distracción." La cara de Cherie estaba sonrojada y sus caderas oscilaban ligeramente cuando él tiraba del anillo de su clítoris. "Esperaré ansioso para usarla más tarde; pero el negocio antes que el placer." Soltó el anillo de oro y volvió la atención a Lynne y Kristy que habían seguido allí en silencio mientras escuchaban al Ama y a Zaheer hablar de las mujeres como si fueran mercancías para vender o comerciar o regalar.
"¿Alguna de ellas ha tenido niños?" Preguntó Zaheer mientras miraba a Lynne y Kristy con aire de desdén.
"No." Replicó la Mujer Rubia.
"Bien. No es el papel de mujeres como estas la reproducción, su propósito en la vida es servir para entretener. Las mujeres como estas que hayan parido hijos casi no tienen valor. La reproducción es el papel para las mujeres virtuosas." Lynne y Kristy intercambiaron miradas nerviosas y maliciosas.
"¿Han sido castradas?"
"No, todavía no."
"Yo las habría castrado antes de venderlas. No quiero mujeres como estas dos preñadas. ¿Tienes certificados médicos de confianza y verificables para ellas?"
"Sí, las dos están libres de enfermedades, Zaheer."
"Bien. Se saca poco de mujeres que no tengan certificados médicos verificables. Esta " Dijo Zaheer señalando a Lynne. " es obviamente más vieja que la otra."
"Tiene 32 años." Dijo la Mujer Rubia.
"¿Y esta?" Señalando a Kristy.
"26."
"Las dos son mujeres atractivas, bastante agradables a la vista; pero ninguna de ellas es lo que uno llamaría una belleza o impactante de alguna manera; y ninguna de ellas es rubia, lo que es una pena. Casi puedes poner tu propio precio por una rubia atractiva en algunas partes del mundo."
Lynne y Kristy sintieron sus ojos en ellas; y escucharon la forma en que hablaba de ellas. Su voz era fría, distante; la voz de un hombre que compraba y vendía mujeres durante toda una vida. Zaheer las atemorizaba de una manera que nunca ninguna de ellas se había sentido atemorizada.
"La mujer a la que llamas Lynne tiene el pelo muy negro lo que disminuye considerablemente su valor. Las mujeres asiáticas y las negras tienen el pelo negro oscuro; es muy común. La otra tiene el pelo castaño claro; pero es un color de nada: ni oscuro ni rubio. Puedes decolorarles el pelo, por supuesto, pero serían significativamente más valiosas si fueran rubias naturales."
Hizo una pausa y volvió a pasar sobre ellas sus fríos ojos.
"Las dos tienen defectos en su apariencia general; hecho que ambas reconocen por la forma en que intentan esconder sus fallos con maquillaje y peinados no naturales. Particularmente ocurre así con esta." Dijo mirando a Kristy. Su tipo no es lo que debería ser y su piel, aunque bronceada y relativamente suave, tiene imperfecciones. Es mejor no haberlas bronceado demasiado; en la mayoría de los casos cuanto más blancas parezcan más valen. En el caso de estas dos definitivamente es así."
"Las dos son claramente vendibles pero ninguna alcanzará cantidades significativamente inusuales. He encontrado compradores para mujeres menos atractivas con mucho que estas dos; pero las dos valdrían más en el mercado del subcontinente. India o Pakistán, quizás también Thailandia. La mayoría de las mujeres blancas se están vendiendo actualmente en los países árabes ricos, así que hay escasez en el subcontinente. En consecuencia, los precios que se están pagando por mujeres blancas de aspecto medio están algo inflados."
Un cóctel de emociones recorrió a Lynne y Kristy mientras estaban allí en pie con Zaheer intentando asignarles un valor. Miedo, vergüenza, humillación, mezclados con excitación nerviosa y sexual. Ambas sospechaban que formaba parte de la competición; que la mujer que Zaheer decidiera que era la más valiosa recibiría un punto en la competición que decidiría su destino. El Ama no había dicho cuanto, pero las dos estaban seguras de que había un punto en juego en todo esto.
"A primera impresión." Dijo Zaheer en tono mesurado. "A la que llamas Kristy vale el doble de la que llamas Lynne. Es más joven, más delgada, y su pelo es de un color mucho más claro; pero las primeras impresiones a menudo son erróneas cuando estás calculando el valor de una mujer. Con bastante frecuencia cuanto más te acercas a una mujer menos te gusta lo que ves; o lo que más te gusta no lo veías antes. Uno siempre debe tomarse su tiempo cuando está calculando lo que vale una mujer." Zaheer miró a Lynne, y luego a Kristy, y luego a la Mujer Rubia.
"Me gustaría verlas a las dos sin todo ese camuflaje cosmético que llevan."
"Ponte a ello, Cherie, y luego las llevas a la sala de exhibición y nos esperas allí." Dijo la Mujer Rubia mientras la asiática se apresuraba por el suelo de cemento para abrirles la puerta.
"Son raras las mujeres que no necesitan maquillaje para enmascarar sus defectos, de modo que en sí mismo no es un problema significativo, solo una observación." Dijo Zaheer a la Mujer Rubia mientras abandonaban juntos la sala de las jaulas; la asiática les seguió dócilmente.
Cherie llevó a Lynne y Kristy a uno de los baños y las hizo desvestirse y ducharse juntas. Las dos mujeres habían disfrutado de numerosas duchas apasionadas cuando estaban juntas en la Gold Coast; cuando eran amantes; esta ducha fue muy distinta.
Cuando se estaba preparando a sí misma para la Mujer Rubia Lynne llevaba mucho más maquillaje que en su vida anterior. Principalmente sombra de ojos y rímel para resaltar sus aspectos oscuros, y algo de colorete para añadir color a su piel; y como todas las esclavas llevaba cantidad de lápiz de labios rojo brillante. Kristy siempre había llevado mucho maquillaje, tanto en su vida antes de la Mujer Rubia como en su nueva vida como juguete de la Mujer Rubia.
Cherie las hizo restregarse la cara y el pelo hasta que todo el maquillaje y los peinados elaborados hubieron desaparecido. Lynne tenía pelo oscuro, casi negro, por los hombros y lo llevaba suelto. El pelo de Kristy era ligeramente más corto y de un castaño claro casi rubio parduzco con ondas y levantado. El pelo de Lynne no parecía muy diferente después de la ducha; pero el de Kristy sí. Cherie las había vestido con uniformes limpios y blancos de esclava y les había cepillado el pelo húmedo, pero no les había permitido llevar perfume o colonia corporal. Lynne y Kristy intercambiaron miradas de odio mientras seguían a Cherie por los corredores de la casa de la Mujer Rubia. Se pararon en la parte externa de una pesada puerta de madera que le pareció a las dos vagamente familiar. La sala tras la puerta tenía paredes y techo de espejo y baldosas de espejo en el suelo. Era la sala donde Lynne había visto como Kylie torturaba a Cherie, y Kristy había visto como Kylie torturaba a Mónica. Lynne recordó lo increíble que le había parecido Cherie atada a los postes la noche que Kylie la torturó. Kristy tenía recuerdos similares de la noche en que Kylie torturó a Mónica.
La sala estaba a oscuras a excepción de dos focos blancos de luz brillante e intensa que derramaban su luz desde el alto techo, formando zonas iluminadas en el suelo que rodeaba los postes de metal. Los mismos postes a los que Cherie y Mónica habían sido atadas mientras esperaban a la sádica dependienta de tienda que ellas conocían solo como Kylie.
Cherie había colocado a Lynne y Kristy de espaldas a los postes cada una de cara a la otra. Podían ver el reflejo del coño de la otra en las baldosas de espejo del suelo; ambas mujeres recorrieron rápidamente el suelo con los ojos en busca del reflejo del coño de Cherie.
La Mujer Rubia y Zaheer sonreían mientras entraban en la sala. La asiática había abierto la puerta para ellos y la había cerrado detrás de ella cuando les siguió; la cabeza inclinada, las brillantes pinzas de plata para pezones colgando todavía de los suaves y rosados bultos de carne de sus pechos.
"Ahora" Dijo Zaheer, desaparecida súbitamente la sonrisa. "ves lo que decía sobre estas dos mujeres. Ambas son de lejos menos agradables a la vista sin toda la química que llevaban en sus rostros para esconder sus imperfecciones. Esta en particular," Dijo, señalando a Kristy, "es, decididamente, menos atractiva."
La boca de Lynne estaba seca y sintió su corazón latir con fuerza en su pecho cuando Zaheer se dirigió a ella y se le acercó. "Esta, a la que llamas Lynne, es una cosa bastante guapa. Su apariencia general es aceptable sin ser excepcional. Es una mujer de tetas grandes, con una figura razonable que podría mejorarse."
"Sus piernas están razonablemente bien formadas sin que sean en todo caso cautivadoras. Resultaría mucho mejor con medias negras, como le ocurre a la mayoría de las mujeres. Sus pies no hacen daño a la vista, lo que no siempre ocurre. Algunas mujeres que son, con mucho, más atractivas que esta tienen los pies muy feos... Enséñame las manos, mujer."
Las manos de Lynne temblaban cuando las extendió. "Esto está bien." Dijo Zaheer mientras sujetaba a Lynne por las muñecas e inspeccionaba sus manos. "Sus manos son un poco pequeñas, sin defectos destacables. Antes de venderla le habría hecho la manicura en las uñas de las manos y los pies y las habría pintado de negro." Dijo Zaheer mirando a Lynne como si estuviera abstraído.
"Podía ser buena idea considerar un cambio de dieta e introducir un programa de ejercicios para ella. Podía muy bien ser del tipo de mujeres que engorda con facilidad. Es mucho más fácil detener el aumento de peso que quitárselo luego de encima."
"Yo también estaba pensando eso, Zaheer." Dijo la Mujer Rubia. "Creo que estará más apetecible si pierde algo de peso. Y encaja en el tipo de mujer que 'engorda con facilidad'."
Lynne sabía que la Mujer Rubia había repetido la frase insultante de Zaheer solo para humillarla más, y lo consiguió. Podía escuchar a Kristy riéndose para sí misma mientras Zaheer la ridiculizaba.
"No hay mucho que podamos hacer respecto al pelo. Decolorarlo no mejoraría a esta mujer, pero la controlaría meticulosamente antes de venderla. No hay indicios de canas de momento. Algunas mujeres envejecen mejor que otras pero a los 32 necesitas controlarla. Una mujer con canas no tiene prácticamente valor, pero el envejecimiento no es problema con esta mujer... todavía. Aún tiene potencial para proporcionarnos una suma razonable."
La forma en que hablaba hizo que Lynne sintiera como si estuviera a punto de ser vendida al mejor postor en algún mercado callejero exótico árabe. No sabía como tratar el hecho de que la idea la excitara.
"Tiene ojos interesantes." Dijo Zaheer mientras sus fríos ojos taladraban los suaves y atemorizados ojos de Lynne. Tuvo que esforzarse para no apartarlos. "Son de un color poco frecuente y tienen chispa. Son el tipo de ojos que deseas ver mirándote en situaciones de dolor o de placer... Abre la boca, mujer."
Lynne no se había sentido tan intimidada por alguien en su vida. Estaba segura de que las rodillas no la sujetarían cuando abrió la boca y Zaheer se acercó más.
"Sus dientes son excelentes; pero tiene un par de empastes metálicos antiguos que tendría que sustituir antes de venderla. También me gusta su lengua. Es el tipo de lengua preparada para el placer de los demás... Quítate la parte de arriba."
Lynne se soltó rápidamente el nudo que sujetaba el pañuelo de seda blanca rodeando su cuerpo y lo dejó caer al suelo.
"Sus pechos son muy grandes, lo que siempre añade valor a una mujer, y son bastante firmes para su tamaño. Endurece los pezones, mujer." Lynne se pellizcó y acarició y tiró de los pezones haciendo que se pusieran todo lo tiesos que pudo.
"Sus pezones también son bastante apetecibles." Dijo mientras los retorcia entre el pulgar y los dedos. "Algunas mujeres de pechos grandes tienen pezones feos. Esta no; pero sería mejor si sus pezones fueran más grandes cuando están erectos. Yo la decoraría antes de venderla. Un anillo de plata en su pezón derecho. La plata es el color con el que hay que decorar a esta mujer, no el oro."
Lynne podía sentir el dolor de la perforación del pezón mientras Zaheer hablaba. No era algo que deseara hacer; pero quizás tuviera que hacerlo a juzgar por la expresión de la cara del Ama.
"Quítate la falda, mujer." La voz de Zaheer provocó que un escalofrío recorriera la médula de Lynne cuando le habló directamente. Se soltó rápidamente el nudo del lateral de su falda y la tiró al suelo como había hecho con su parte de arriba. Zaheer retrocedió para poder inspeccionar lo que tenía que ofrecer entre las piernas.
"Veo que ya has afeitado el sexo de tu esclava." Dijo Zaheer a la Mujer Rubia sin apartar los ojos de la entrepierna de Lynne.
"Sí." Replicó la Mujer Rubia. "Excepto Cherie, ella es especial."
"Sí. Pero no hay nada especial en ninguna de estas mujeres. Las dos necesitan tener el sexo desnudo. La mayoría de sus propietarios potenciales prefieren que sus esclavas tengan el sexo expuesto; pero la piel de esa parte de sus cuerpos es muy sensible. El afeitado continuo o la aplicación de cera irrita la piel. Puedes ver en esta mujer donde la maquinilla ha irritado la piel. Lo último que quieres es que aparezca un sarpullido antiestético cuando estás intentando venderla. Yo le habría eliminado de forma permanente el vello púbico mediante electrolisis antes de venderla. Lo mismo se aplica a la otra mujer."
Zaheer se acercó a Lynne, con los ojos fijos todavía en su entrepierna.
"Tiene los labios vaginales muy grandes, eso está bien, eso está muy bien. Las mujeres con labios vaginales grandes son muy buscadas. Podría acomodar fácilmente todo tipo de cosas dentro de ella. Ábrete, mujer."
Lynne bajó las manos y se separó los labios todo lo que pudo. Sabía que todo el mundo en la sala habría escuchado el sonido baboso que sus labios hicieron cuando se abrieron.
"También tiene un clítoris muy grande; eso ciertamente le añade valor. Yo le decoraría el clítoris antes de venderla. Un pequeño anillo de plata en la caperuza del clítoris." Lynne se retorció ante la idea de que la perforaran allí.
"Obviamente no tiene problemas de lubrificación."
"No. Lynne está siempre húmeda." Se rió la Mujer Rubia.
"Eso veo." Zaheer volvió a sonreír. "Date la vuelta, mujer." Lynne se soltó los labios y se dio la vuelta como le habían ordenado.
"Su... 'trasero' como le llamáis en Occidente, es bastante aceptable; sus nalgas tienen una forma atractiva y son bastante firmes; pero su cuerpo necesita en general algo más de 'tono' antes de que pueda venderse."
Lynne le echó un vistazo a Kristy por encima del hombro de Zaheer.
'¡Puta de culo gordo!' Kristy no dijo las palabras, no hacía falta, Lynne sabía lo que estaba pensando.
"Su piel no tiene ningún defecto particularmente destacable, con la excepción de esta fea marca de nacimiento sobre la nalga derecha." Siguió Zaheer mientras pasaba sus oscuras manos sobre el trasero de Lynne. "Con mujeres como ella tienes que enmascarar todas las deficiencias que puedas. Un tatuaje podría ser una opción, en su caso una rosa negra, pero con una mujer como esta necesitas añadir todo lo que puedas a su atractivo. Yo la marcaría a fuego. Hay un símbolo árabe que indica sumisión; sería ideal para ella; cubriría esa desagradable marca de nacimiento y llevaría una marca de sumisión que reconocerían los que estuviesen dispuestos a comprarla."
A Lynne le gustaba la sensación de las manos de Zaheer sobre su culo. "Inclínate y separa las nalgas."
Lynne vaciló un instante, no lo suficiente para que lo notara Zaheer, luego se inclinó rápidamente hacia delante y se echó las manos atrás y separó sus nalgas. "Bien. Muy bien." Oyó que decía Zaheer.
"La sodomía es muy popular en Oriente Medio y en el Subcontinente. Pero los hombres musulmanes nunca profanarían a una mujer musulmana sodomizándola. Sin embargo esta mujer no tiene dignidad y no merece respeto. Se necesitan mujeres como ella para ese propósito; y esta mujer está ciertamente bien adaptada para ser penetrada de esa forma... Date la vuelta, mujer."
Lynne se dio la vuelta para encarar al hombre que tanto la atemorizaba, y la excitaba tanto.
"Es importante que no tenga una voz desagradable. He visto el precio de una mujer caer hasta casi nada cuando los propietarios potenciales la han oído hablar... ¿Cómo te llamas, mujer?"
"Lynne, Amo." Su voz era suave y nerviosa.
"Descríbeme el último orgasmo que has tenido."
"Yo... Fue con una mujer a la que llamamos 'La Perra' Amo." Lynne no sabía como quería él que sonara su voz. Seductora; sumisa; erótica... "La tenía tumbada en el suelo y se masturbaba mientras la miraba. Fue capaz de meterse la mano dentro de ella, Amo, y yo me masturbaba mientras la observaba. Mi orgasmo fue muy intenso, me había metido un dedo en el ano que añadía intensidad a mi orgasmo. Mi clítoris es muy sen..."
"Basta." Dijo Zaheer levantando su cuidado dedo de forma casi amenazadora. "No está muy educada y su acento es extremadamente vulgar. Pero tiene una voz muy agradable. El tipo de voz que a uno le gustaría oír pidiendo clemencia."
Zaheer se detuvo de nuevo pensando. "El nombre que usas con esta hembra, 'Lynne': No es un nombre apropiado para una esclava. Yo le pondría otro nombre: Danielle o Bridget. Para esta probablemente Danielle."
Zaheer trasladó los ojos de Lynne a Kristy. El color se fue de la cara de Kristy, como Lynne, nunca se había sentido tan intimidada por nadie como ocurría con Zaheer. También sintió que se le debilitaban las rodillas cuando Zaheer volvió hacia ella la atención.
"Esta, a la que llamas Kristy," Dijo Zaheer mientras se colocaba delante de ella. "no es tan guapa sin todo ese maquillaje. Definitivamente no es tan guapa como la otra. Si embargo su apariencia general es más atractiva, es más esbelta; tiene una figura más femenina; pero el cuerpo de esta mujer también necesita mejoras. Y sus pechos son con mucho demasiado pequeños, reducen su valor considerablemente. Sus piernas son bastante esbeltas y agradables a la vista, pero parecería mucho más atractiva con medias; para esta mujer medias rojas. El color de esta mujer es el rojo; no este blanco virginal que lleva ahora."
Zaheer sonrió a la Mujer Rubia. "Desde luego esto no es ninguna crítica a la forma en que eliges vestirlas. Son tuyas y puedes hacer con ellas lo que te plazca y vestirlas de la manera que te apetezca. Mis comentarios se basan en como estarían mejor presentadas estas mujeres para maximizar el precio que obtendríamos de ellas."
"Entendido, Zaheer." Dijo la Mujer Rubia devolviéndole la sonrisa. Zaheer volvió sus ojos de nuevo hacia Kristy.
"Sus pies son decididamente desagradables; pero hay poco que se pueda hacer respecto a los fallos de esa naturaleza. No disminuirán su valor en demasía, es solo otro de sus muchos defectos."
Zaheer miró hacia Cherie, y luego a la Mujer Rubia. "Una mujer como ella," Señaló a Cherie. "tiene pocos defectos si es que tiene alguno, pero mujeres como ella son raras. Los que buscan comprar estas dos mujeres lo saben. Es la cuestión de cuantos defectos tienen estas mujeres lo que influye en lo que la gente estaría dispuesta a pagar por ellas." Zaheer volvió a mirar a Kristy y paseó de nuevo sus ojos oscuros por su cuerpo.
"No hay nada virginal en esta mujer, la envuelve un aspecto de ramera. No hay ni rastro de inocencia en sus ojos como lo había en los de la otra... Enséñame las manos." Kristy mantuvo las manos para que las inspeccionara Zaheer; temblaban más que las de Lynne cuando Zaheer le agarró las muñecas.
"Sus dedos son demasiado largos; sus manos no están bien proporcionadas; no tienen el atractivo de otras manos femeninas." Dijo Zaheer desdeñoso.
"De nuevo no hay nada que podamos hacer con imperfecciones de esta naturaleza. Pero yo le haría la manicura de las uñas de manos y pies y se las pintaría de rojo antes de venderla." Volvió a mirarle las manos y le retiró las muñecas con una expresión decididamente de desilusión en la cara.
"Como con la otra su valor se incrementaría significativamente si hubiera menos. Estas mujeres tienen que ser muy delgadas cuando las vendemos, muy delgadas. Esta mujer no es suficientemente delgada. Tendría que tenerlas seguramente varias semanas antes de venderlas."
Zaheer se volvió hacia la Mujer Rubia. "En Occidente son demasiado suaves con sus mujeres. En los países y culturas en las que serán vendidas estas mujeres mantenerlas delgadas no supone ninguna dificultad. Simplemente las dejamos sin comer hasta que estén satisfactoriamente delgadas. Después de eso una dieta de arroz, agua y suplementos vitamínicos es todo lo que se necesita para mantenerlas. No es una crítica, por supuesto, solo una observación." Dijo Zaheer sonriendo. La Mujer Rubia le devolvió al sonrisa. Obviamente se estaba divirtiendo. Igual de obvio que no se divertían Lynne y Kristy.
Zaheer volvió otra vez a Kristy. "Su pelo es un problema. Es un color de lo menos atractivo y sin la decepción del peinado inapropiado e inaceptable que llevaba antes su pelo hace que su aspecto sea decididamente sin gracia. Su apariencia no es tan atractiva como la de la otra mujer. Tendría que decolorarle el pelo y cortárselo más antes de venderla; pero incluso eso añadiría poco a su valor."
Zaheer miraba ahora a Kristy con el ceño fruncido. Ella estaba desesperada por retirar la mirada de sus ojos fríos, pero sabía que no podía.
"Desafortunadamente sus ojos son marrón oscuro. Las hembras asiáticas y negras tienen ojos oscuros. Muy plano, muy vulgar, y muy poco atractivo. Sus ojos son pesados y aburridos; la otra mujer tiene pasión en los ojos; esta mujer no. Pero otra vez se trata de defectos con los que no podemos hacer nada." Cuando vio a Zaheer mirarla, tasarla, Kristy tuvo la horrible sensación de que Zaheer decididamente no estaba impresionado por lo que veía.
"Abre la boca, mujer." Dijo en tono impaciente.
"Sus dientes son excelentes; brillantes, derechos, sin rellenos desagradables, y su lengua tiene un bonito tono rosado. Excelente. Quítate la parte de arriba, mujer."
Las manos de Kristy tantearon el nudo que le ataba el pañuelo alrededor, tenía dificultades para soltarlo. "Desátate esa parte de arriba, mujer estúpida." Dijo Zaheer enfadado. La asiática se apresuró a acercarse donde estaba Kristy y rápidamente deshizo el nudo y le quitó la parte de arriba. Un frío estremecimiento recorrió la columna vertebral de Kristy cuando vio la expresión de la cara de Zaheer y escuchó el tono de su voz.
"Sus pechos son demasiado pequeños." Dijo en tono irritado. La ira había desaparecido de su voz, pero la mirada de temor siguió en el rostro de Kristy. "De las mujeres asiáticas se espera que tengan pechos pequeños, pero las mujeres blancas deberían tenerlos grandes. Esta mujer no los tiene, sus pechos pequeños disminuyen considerablemente su valor... Endurécete los pezones, mujer." Kristy hizo lo que había hecho Lynne y consiguió que sus pezones estuvieran todo lo grandes y tiesos que pudo.
"Sus pezones son fastidiosamente pequeños. Pechos pequeños y pezones pequeños." Dijo Zaheer mientras retorcía los pezones de Kristy con sus dedos. "No está bien, no está nada bien." La voz de Zaheer sonó muy defraudada.
"Si fuera rubia natural y no tuviera tantos defectos le habría agrandado quirúrgicamente los pechos; pero esta mujer no vale el tiempo empleado o el gasto. Intentaría aumentar el atractivo de sus pechos decorándolos con grandes anillos de oro en cada pezón, pero no puedo esconder un defecto tan obvio como este en una mujer."
La cara de Kristy se puso roja brillante de la vergüenza y humillación de lo que Zaheer estaba diciendo de ella y de la forma en que la miraba. Sabía que no estaba demasiado bien dotada pero nunca pensó que sus pechos fueran tan pequeños como Zaheer parecía pensar.
"Quítate la falda." Dijo Zaheer mientras se volvía hacia la Mujer Rubia. "Solo podemos esperar que lo que esta mujer tenga entre las piernas sea más apetecible que sus pechos."
Se volvió y clavó su mirada entre las piernas de Kristy. La sala estaba en silencio mientras Zaheer tasaba lo que veía. "Su vagina tiene una forma bonita, pero los labios son pequeños; esto no es bueno. Las mujeres asiáticas tienen muy pequeñas las vaginas y los labios vaginales, muy vulgar; pero su clítoris sobresale entre los labios de forma algo incitante. El sexo de la otra mujer excitaría el interés de muchos más potenciales compradores que el de esta. Ábrete mujer."
Kristy bajó las manos y se separó los labios. Encontraba increíblemente difícil mirar a Zaheer, especialmente ahora, estando de aquella forma, pero se esforzó para mirarle a la cara y a los ojos.
"Su clítoris no es tan grande como el de la otra mujer, pero es adecuado. Yo decoraría a esta mujer con anillos de oro en sus labios vaginales y su clítoris antes de venderla." Zaheer hizo otra pausa mientras consideraba lo que había visto entre las piernas de Kristy.
"Como con la otra es obvio que su cuerpo no tiene problemas de lubrificación."
"No. Si acaso Kristy está siempre más húmeda de lo que lo está Lynne." Dijo la Mujer Rubia sonriendo.
"Las esclavas siempre están bien lubrificadas." Dijo Zaheer devolviéndole la sonrisa. "Una mujer que no esté siempre bien lubrificada es de poca utilidad para cualquiera... Date la vuelta, mujer." Los dedos de Kristy estaban pegajosos por sus jugos cuando los retiró de sus labios y se dio la vuelta.
"Su... 'trasero' es más que adecuado. Más apetecible que el de la otra. Sus nalgas tienen una forma muy bonita y son muy firmes que es lo que importa. No hay imperfecciones antiestéticas, y la piel de las nalgas es uniforme y tiene una textura agradable." Zaheer pasó la mano ligeramente sobre los cachetes de su trasero mientras hablaba.
"Yo decoraría este con un pequeño tatuaje en la nalga derecha, justo debajo de la cadera. Una pequeña rosa roja realzaría su piel coloreándola de forma agradable. Inclínate y separa los cachetes, mujer."
Kristy lo hizo como había hecho Lynne y exhibió su ojete para que él y los demás lo vieran. "También está bien preparada para la sodomía. Esto es bueno. Date la vuelta, mujer."
Kristy se dio la vuelta, nerviosa.
"¿Cómo te llamas, mujer?"
"Kristy, Amo." Intentó parecer relajada y sumisa y excitante.
"El nombre que usas para esta hembra: 'Kristy'." Dijo Zaheer mientras volvía a meditar. "No es tampoco adecuado para una esclava. Creo que quizás Jacqueline fuera más apropiado para esta... Si, la llamaría Jacqueline cuando la vendiera."
"Descríbeme tu último orgasmo, mujer."
"Sí, Amo. Fue con su marido." Dijo Kristy mirando a Lynne. Las dos mujeres se miraron mutuamente un instante y luego Kristy se volvió hacia Zaheer, con suficiencia, satisfecha de la reacción de Lynne. "Estaba vestida de doncella, de doncella realmente viciosa, y me llevaron a su casa donde les serví la cena a él y a una mujer. Después de cenar tuve que entretenerles haciendo un striptease y jugando con mi cuerpo. La mujer quería que me metiera todo tipo de cosas en el coño y por el culo. Follaron en el sofá mientras yo estaba tumbada en el suelo follándome el culo con una vela."
"Me hicieron que lamiera la corrida del coño de ella después de que él se hubiera corrido, y ella se corrió mientras lo hacía. Después de eso me ataron en el suelo y me metieron una vela por el culo y otra por el coño y las encendieron. Me dejaron en el suelo de esa forma y se fueron al dormitorio y empezaron a follar de nuevo."
"Estaba tumbada en el suelo y les oía como follaban mientras las velas ardían lentamente y la llama se acercaba a mi coño y a mi ojete. Estuve en el suelo como una eternidad. Pero finalmente salieron y me vieron allí tumbada con las llamas cada vez más cerca. Su marido tiene una polla realmente grande y decidió que me tomaría por..."
"Basta." Dijo Zaheer. Kristy estaba muy satisfecha consigo misma. Había disfrutado volviendo a contar la historia de su noche con el marido de Lynne y la mujer. Pero cuando vio la expresión de la cara de Zaheer supo que algo iba mal. Sus ojos se movieron nerviosamente por la sala para ver la reacción de los otros.
"Habla con la lengua de una vulgar fulana." Dijo Zaheer pausadamente, controlando su ira.
'Pero soy una fulana...' Se dijo Kristy para sí, confusa y temerosa de la reacción de Zaheer.
"Utiliza el lenguaje de la basura blanca que se vende por poco dinero en las calles de Patpong Road." Zaheer estaba disgustado obviamente con la forma en que Kristy había hablado. "Quizás este tipo de lenguaje en este tipo de hembra sea atractivo para los turistas americanos sin educación, sin clase ni cultura. Pero no es ciertamente atractivo para la gente refinada y digna a la que la vendería. Estoy tentado de cortarle la lengua a la puta para no tener que soportar escucharla hablar otra vez."
"Es solo una vulgar fulana, Zaheer." Dijo la Mujer Rubia con suficiencia. "No sabe hacerlo mejor."
"Me supondría un gran placer enseñarla." Dijo Zaheer con una sonrisa casi depravada en la cara.
"Quizás algún día tengas la oportunidad." Replicó la Mujer Rubia sonriendo a Kristy mientras lo decía.
"Bien, Zaheer, viejo amigo." Dijo la Mujer Rubia. "¿Cuánto valen, y cuál de ellas es la que vale más?"
Zaheer le sonrió cálidamente. "Ninguna de estas mujeres es virgen; han sido usadas muchas veces por mucha gente. Una mujer usada no es diferente de un coche usado. Sin que importe lo bien mantenida que esté una mujer, cuánto más vieja es, menos vale. Solo por esta razón la que llamas Kristy vale más que la que llamas Lynne. Cinco millones de dólares americanos por la más vieja, y siete millones por la más joven.
Lynne se esforzó en mantener la cabeza levantada en el momento de su última humillación y la cara de Kristy resplandeció con una amplia sonrisa de suficiencia. Estaba tan aliviada por haber ganado que se relajó lo bastante para permitirse una risa suave y sarcástica.
Zaheer la vio y la oyó. "¡Retira esa expresión de tu cara, fulana insolente!" Dijo enfadado mientras la golpeaba con el revés de la mano, cruzándole la cara.
Kristy cayó de rodillas en el suelo, una reacción instintiva que solo recientemente se había liberado dentro de ella. Lloriqueaba a causa del dolor que le había provocado la mano de Zaheer y del miedo que la consumía. Quería decir algo, decir que lo sentía, pero sabía que era mejor no hablar sin permiso a un hombre como Zaheer.
"Es un puro accidente de nacimiento que ella sea más vieja que tú y por eso valga menos. Si la edad