Lynne 21: LA SUBASTA
Transcribo estos relatos aqui como justo homenaje a su autor Just Another Bloke (Solamente otro tio).
Lynne: CAPÍTULO 21. LA SUBASTA
"Por favor, no se lo diga, por favor..." Cesé en mis súplicas porque pude ver que no conseguiría nada. La joven de blanco tenía expresión de satisfacción en la cara cuando volví a mirarla. No entendía como había podido traicionarme así. "¡Jodida zorra!" Murmuré una vez más. Pero nadie me escuchaba, a nadie le importaba.
"Hagas lo que hagas, no la cagues esta noche, Lynne." Había dicho Mónica. Confiaba en ella, ella no me habría traicionado, ¿o sí? Ya no entendía nada; excepto lo que Steven acababa de decir de no confiar en nadie salvo en mi Ama. Solo podía esperar que no hubiera aprendido la lección demasiado tarde.
Steven se llevó a la chica de blanco de la habitación y me dejó allí sola con la puerta cerrada y la habitación a oscuras. Todavía necesitaba correrme, podía haberme masturbado y conseguir el alivio que necesitaba tan desesperadamente y nadie lo habría sabido; pero no lo hice. Había cometido la misma equivocación tantas veces, corriéndome o masturbándome sin permiso, no iba a hacerlo otra vez. Estaba tan enfadada con la pequeña zorra que me había traicionado, pero aún estaba más enfadada conmigo misma.
Steven volvió y cerró la puerta tras él y me miró con una expresión en su rostro que me asustó y excitó a la vez.
"Tal vez haya algo que puedas hacer por mí..."
"Lo que sea." Dije ansiosa, amarrando la oportunidad. "Si no le dice al Ama lo que me pilló haciendo haré lo que quiera."
Me miró un momento de arriba abajo. "¿Te lo tragas, Lynne?"
"Sabe que lo hago..." Dije confundida, parecía una tontería tan grande. Estaba aquí porque quería ser esclava. Se la había mamado y tragado hasta la última gota de su corrida no hacía más de media hora. Luego me di cuenta que no era su corrida lo que quería que me tragara.
No podía mirarle ni contestarle. Me limité a asentir que lo haría. Pero me hizo mirarle y me hizo decirle qué era lo que haría por él.
Me había hecho arrodillarme delante de él y bajarle la cremallera de los pantalones. Puso su polla fláccida en mi boca y cerré los ojos intentando pensar en alguna otra cosa, intentando fingir que estaba en algún otro sitio, haciendo alguna otra cosa.
"Realmente eres una putilla estúpida, Lynne." La voz del Ama me asustó; pero ver con ella a la chica de blanco me sorprendió aún más. Steven sacó su polla de mi boca y me empujó al suelo. Me limité a mirarles, no entendía lo que estaba pasando.
"Estás aquí para aprender más sobre lo que realmente significa ser esclava, Lynne; y eres una aprendiza muy lenta. Es una pena que no seas como ella." El Ama acarició afectuosamente el pelo de la chica de blanco.
"Ella también se masturbó." Dije con algo más que un rastro de celos en la voz. "Se corrió..."
"Pero tenía permiso, zorrita insolente. Eres solo una putilla barata, Lynne; y hay una gran diferencia entre ser puta y ser esclava."
Me dejaron sola en la oscuridad de nuevo. Pensé que realmente la había cagado esta vez. Nunca había hablado al Ama así. Pero estaba tan confusa y preocupada y embrollada sobre lo que pasaba cuando lo hice, mi coño todavía ansioso por ser tocado. Ignoré lo mejor que pude lo que mi cuerpo quería que hiciera.
Sentada en la oscuridad, sola, tenía tiempo para pensar. Estaban intentando mostrarme más de lo que realmente significaba ser esclava; pero también estaban jugando conmigo otra vez. Seguían diciéndome que esto ya no era un juego, pero ellos seguían jugando conmigo.
La puerta se abrió y pude ver la silueta de una mujer de pie en el marco; con la luz bañando la habitación desde detrás de ella.
"Eres patética, Lynne." Conocía la voz pero no la reconocí. "Sabes que no puedes masturbarte sin permiso pero no pudiste mantener las manos lejos de ese precioso coñito tuyo, ¿verdad, Lynne?"
Las luces se encendieron y me hirieron los ojos durante un instante mientras intentaba enfocarlos en la mujer. Llevaba un minúsculo uniforme rojo de esclava. "¿Cherie? ¿Qué estás haciendo aquí...?"
Estaba en la puerta mirándome acurrucada en el suelo en un rincón. "¿Qué coño se puede hacer contigo, Lynne?"
"No sé, yo..."
"No hay NADA que hacer contigo. ¿Y realmente pensabas que hacer eso por Steven le habría hecho no decir al Ama lo que te había pillado haciendo? ¿Eres realmente así de estúpida? Nuestro único propósito en la vida es ser usadas, Lynne. Para divertir, para entretener y para satisfacer a los otros; eso es todo para lo que servimos las esclavas como nosotras. La gente no necesita una razón para usarnos."
"Lo sé, estoy intentando aprender..."
"Lo único que tienes que aprender es obediencia, Lynne. Si realmente quieres ser esclava, si es eso realmente lo que sabes que quieres ser, entonces será mejor que te des prisa y aprendas."
"Sí, será mejor." Dijo el Ama mientras entraba en la sala.
"Lo siento, Ama. Sé cuantas veces he dicho eso; sé cuantas veces la he defraudado."
"No quiero escuchar cuanto lo sientes, Lynne, quiero que me demuestres cuanto lo sientes."
Había estado preparada para deshacerme en lágrimas; realmente no sabía que esperar a continuación; pero el tono de su voz era calmado y relajado. Pensaba que sabía lo que quería decir pero no estaba segura, ya no podía estar segura de nada.
"Haré cualquier cosa para demostrarle cuanto lo siento, Ama, dígame solamente lo que quiere que haga."
"Tú eres la que me ha desobedecido, tú eres la que me ha vuelto a defraudar. Es cosa tuya demostrarme cuanto lo sientes."
"Lo haré, Ama, le demostraré..."
"Espero por tu bien que lo hagas, Lynne." Sus últimas palabra fueron inquietantes por su significado aunque triviales por la forma en que las dijo.
"¿Te has asegurado de que Rebecca y Kelly sean exhibidas adecuadamente?" Preguntó el Ama a Cherie.
"Sí, Ama."
"Bien. Arréglalas y llévalas a la sala de exhibición."
"¿Qué hago, Cherie?" Pregunté cuando se fue el Ama. "No sé que pensar ni hacer ahora. Yo..."
"Piensas demasiado, Lynne, ese es tu mayor problema. Deja de intentar comprenderlo todo. Limítate a aceptar lo que eres. En lo único que tienes que pensar es en cómo agradar a tu Ama. No por qué quiere ella que haga esto o por qué quiere que haga eso. Ser esclava significa renunciar a tu derecho de pensar por ti misma."
"Lo sé, lo sé... Pero ¿qué hago para demostrarle que lo siento?"
"Por dios, Lynne ¿qué crees?" La miré, no tenía ni idea. "Acabo de decirte que lo único en lo que tienes que pensar es en agradar a tu Ama. ¿Qué crees que puedes hacer que la agradaría, Lynne?"
"No lo sé... algo repugnante; algo humillante..."
Cherie se limitó a mirarme, realmente no había necesidad de decir nada. La respuesta era obvia por completo. No había nada en particular que debiera hacer, ningún acto se lo demostraría. Lo que tenía que era lo que tendría que haber estado haciendo; tenía que hacer lo que me dijeran. Ser obediente era la única forma de demostrarle cuanto lo sentía y que había aprendido de mis errores. A partir de ahora haría lo que se me dijera sin vacilaciones.
Cherie me colocó la falda y la blusa y me ahuecó el pelo y se colocó detrás de mí para mirarme. "Ser esclava significa más que limitarte a dejar que la gente te trate como tal. Tienes que actuar como una esclava y pensar como una esclava; pero por encima de todo tienes que necesitar ser esclava; no solo quererlo, sino necesitarlo."
"Gracias, Cherie." Dije besándola suavemente en la mejilla. Ahora entendía mejor las cosas, o al menos así lo creía. Esto era lo que quería, lo que necesitaba, no tenía duda al respecto.
El rostro de Cherie rezumaba furia y frustración. "Tienes que dejar de confiar en otras esclavas y también en otra gente, Lynne. La única persona en la que puedes confiar realmente es tu Ama."
"Yo confío en ti, Cherie."
"Bien, pues no deberías, yo no confío en ti." Su voz era áspera pero la expresión de su cara era suave. "Y tienes que dejar de manifestar sentimientos hacia otras esclavas, Lynne. Las esclavas no tienen sentimientos, Lynne, no podemos permitírnoslos, solo tenemos cuerpos." Cherie cogió mi correa y me llevó hacia la puerta, luego se detuvo de repente y se volvió a mirarme. "Kelly confiaba en ti, Lynne, y la traicionaste. Permitiste que recibiera los latigazos por ti; así que no te sientas altiva y poderosa porque otra esclava te traicione; no eres mejor que el resto de nosotras, Lynne." Esta vez ni su voz ni su cara reflejaban suavidad. Lo que dijo me hirió y quería decir algo, devolver el golpe; pero Cherie tenía razón, había traicionado a Kelly; pero no era nada comparable a la forma en que la chica de blanco me había traicionado a mí.
Cherie me bajó a un corredor y a una gran sala que parecía una boutique de la Quinta Avenida o de Orchard Road. Estaba profusamente decorada con plataformas de exhibición a lo largo de los laterales y el centro de la sala. Pero en lugar de maniquíes con diseños de marcas de modelos exhibían mujeres en venta. Amos y Amas daban vueltas por la sala mirando el surtido de esclavas que se ofrecían.
"¿Qué estáis haciendo vosotras dos aquí?" Dijo bruscamente un guarda de seguridad cuando entramos en la sala. "Mi Ama me ordenó que le entregara a esta mujer aquí, Señor." Contestó Cherie nerviosa.
"Otra nueva." Dijo el guarda de seguridad mirándome de arriba abajo.
"Son mías, George." Dijo el Ama mientras se aproximaba a nosotras. "Algunos amigos míos quieren verte en mi sala privada, Cherie; y cuando hayan terminado contigo vete y espera junto al coche. También Kenneth puede querer hacer algo mientras espera."
"Sí, Ama." Dijo Cherie cortésmente.
El Ama tomó mi correa y me llevó a la sala donde se exhibían las esclavas en venta. "Las esclavas se muestran primero aquí, para que cualquier comprador potencial pueda echarles un vistazo de cerca antes de la subasta. Un día puedes estar tú exhibida ahí, Lynne."
No me había permitido ningún pensamiento de ser poseída por ninguna otra. Solo quería pertenecer a la Mujer Rubia; pero las cosas no funcionaban así. Una esclava no puede elegir a su propietario. Podía entregarme a la Mujer Rubia, y ella podía venderme a cualquier otro si quería. Extrañamente la idea no me preocupaba particularmente. Creo que he alcanzado un punto en el que ser esclava y vivir según ese estilo de vida es más importante para mí que quien acabe poseyéndome; pero espero que la Mujer Rubia me retenga al menos un tiempo; si me toma como esclava, claro.
Dimos vueltas por los pasillos mirando a las mujeres. Realmente eran justo como maniquíes en una tienda de moda exclusiva. Las casetas de exhibición estaban cubiertas de seda y como a un pie (30 cm) por encima del suelo de mármol. Las mujeres estaban iluminadas con esos pequeños puntos de luz que se usan en las tiendas de moda; y no se movían a menos que se le dijera que lo hicieran.
Estaban vestidas de todas las formas, eróticas y explícitas. Algunas llevaban atuendos tradicionales de chicas de harén; otras estaban vestidas con cosas de cuero modernas y cadenas; algunas estaban desnudas a excepción de joyas incrustadas. Todas llevaban etiquetas con el precio puestas alrededor del cuello, y otras etiquetas en las muñecas que daban detalles sobre ellas.
El Ama se detuvo delante de una de las casetas. La mujer que se exhibía estaba vestida con bragas y sostén de piel de leopardo. La etiqueta de su muñeca decía:
Nombre: Therese.
Edad: 28.
Altura: 160cm (5pies 3pulgadas)
Peso: 51kg (8 stones)
Experiencia: 2 años
Propietarios anteriores: 8
En la etiqueta del precio alrededor del cuello decía: 150.000 dólares.
"Ese es el precio de Reserva. ¿Sabes lo que significa, Lynne?"
'No soy totalmente estúpida.' Dije para mí. "Creo que sí, Ama." Le dije.
"Es el precio mínimo que aceptarán los propietarios. Si la puja no alcanza la Reserva la retiran como caída en desgracia. En su caso, el precio de reserva es también el mínimo establecido por La Sociedad. Sus propietarios no demuestran mucho interés por ella. ¿Por qué será, Lynne?"
"No lo sé, Ama." Volví a mirar rápidamente a Therese. Era esbelta, razonablemente atractiva, con pelo corto castaño oscuro. Sus pechos solo eran de tamaño medio pero me gustaba su aspecto. Pensaba que tenía buena pinta.
"No te limites a mirar su cuerpo, Lynne, es muy importante, pero hay más en una buena esclava que tetas bonitas y un lindo coño. Mírala a los ojos, observa su comportamiento. Es aburrida, Lynne. Es por eso por lo que ha tenido tantos propietarios en tan poco tiempo.
La mujer no se inmutó mientras estábamos allí discutiendo sobre ella, no dudó cuando el Ama le dijo que se bajara las bragas o se levantara el sostén.
"No me gustan tus pezones pero tienes un coño bonito."
"Gracias, Ama." La voz de Therese era tranquila y amable mientras estaba allí con las bragas por las rodillas y el sostén por encima de las tetas.
"Pero la gente se aburre contigo muy pronto, ¿verdad, Therese?"
"Sí, Ama. Algunos de mis propietarios me han dicho que soy una esclava aburrida."
"¿Te han marcado de alguna forma?"
"Sí, Ama. Uno de mis Amos me tatuó la palabra 'slave' en el culo y el hombro." Therese se dio la vuelta lentamente. Los tatuajes estaban en la parte alta de su nalga derecha y justo encima del omóplato derecho.
"¿Por qué te marcó tu Amo de esta forma, Therese?" Preguntó el Ama mientras pasaba la mano por el culo de Therese.
"Porque le dio la gana, Ama."
Therese no se subió las bragas ni se colocó el sostén de nuevo hasta que nos cambiamos a la siguiente esclava exhibida. Era una morena muy atractiva que llevaba un atuendo tipo chica de harén. Dos hombres con traje la estaban mirando y tocando. El Ama le echó una mirada desprovista de interés y se trasladó a la siguiente. Era una mujer joven, de largo pelo rubio, piel bronceada y ojos azul oscuro. La etiqueta con el precio indicaba 750.000 dólares.
Se parecía un poco a Cherie, pero era quizás aún mas guapa. Estaba desnuda a excepción de una pequeña cadena de oro alrededor de su cintura; parecía magnífica. Todo en ella era perfecto. Su piel, sus tetas, sus dientes, su culo, su coño. Era impecable. El Ama la miró y habló un rato con ella y luego siguió.
El Ama se detenía a echar un vistazo de cerca a alguna de las mujeres, y simplemente pasaba por otras sin demostrar interés. Era una sensación asombrosa estar con ella mientras examinaba lo que había a la venta, que mujeres estaban en venta.
Kelly y Rebecca se exhibían al final de la sala. Ambas llevaban sus minúsculas faldas rojas de esclava con el borde irregular, y los pañuelos de seda fina cubriendo sus pechos. Kelly mantenía en alto la parte delantera de su falda para que una pareja bastante joven admirase lo que tenía entre las piernas. Rebecca no tenía a nadie mirándola.
"¿Ha mostrado alguien interés por ti, Rebecca?" Preguntó el Ama en tono sarcástico.
"Unas cuantas personas, Ama." Contestó Rebecca amablemente, pero podía notar el embarazo que intentaba ocultar.
"Pero no tantas como las que han mostrado interés por Kelly."
"No, Ama." Contestó Rebecca suavemente. Miré la etiqueta con el precio que llevaba al cuello. 250.000 dólares. No estaba segura de si esto era bueno o no.
Kelly se dio la vuelta, se inclinó y se levantó la parte trasera de la falda. La pareja que la estaba inspeccionando pasó las manos por el culo de Kelly.
"Te encantaría clavar tu polla en su dulce culito, ¿verdad?" Dijo la mujer al hombre que la acompañaba. "Casi tanto como lo que te gustaría tener esa preciosa lengua rosa suya en tu dulce ojete." Replicó el hombre y se sonrieron mutuamente.
El Ama me llevó por toda la sala para mirar al resto de las mujeres en venta, había en total unas 20. Unas pocas captaron la atención del Ama que habló con ellas e inspeccionó sus cuerpos. Íbamos de vuelta hacia la entrada cuando el Ama se dirigió hacia una de las mujeres que se exhibían. Había una pequeña cola esperando para mirarla: era la chica de blanco; ahora parecía muy distinta. No podía explicarme por qué no la había visto mientras andábamos.
"Hola, Ailene." Dijo el Ama con una cálida sonrisa en la cara y en la voz cuando la gente que había delante finalmente se fue.
"Hola, Ama." Dijo la chica devolviendo la sonrisa. La etiqueta del nombre decía Ailene, un nombre poco corriente, pero el Ama sabía como pronunciarlo: 'Eilin'. Obviamente conocía muy bien a Ailene; y estaba segura de que a las otras Amas y Amos les hubiera encantado conocer también bien a Ailene.
Estaba vestida con uniforme de colegiala. Una falda a cuadros verdes y blancos que apenas le tapaba la entrepierna; una camisa blanca con muy pocos botones abrochados y sin sostén. Una corbata de colegiala verde colgaba suelta alrededor del cuello. El aspecto de colegiala se completaba con las medias blancas y los zapatos marrones.
"Has estado esperando ansiosamente esto ¿verdad Ailene?" Dijo el Ama mientras pasaba un dedo por la silueta del pezón tieso de Ailene.
"Sí, Ama, muchísimo."
"¿Cuándo hiciste los 18?"
"Hace tres meses, Ama. Mi hermana ha aportado copias de mi certificado de nacimiento y otra documentación si la quiere Ama."
"No será necesario, Ailene, creo que os conozco suficientemente bien de momento a ti y a tu hermana." Intercambiaron sonrisas de reconocimiento. "Conoces a Ailene, ¿verdad, Lynne?"
"Sí, Ama." Dije suavemente, todavía absorta en la joven belleza que tenía delante. No me gustaba, pero no podía resistirla.
La etiqueta de su muñeca decía:
Nombre: Ailene
Edad: 18
Altura: 157cm (5pies 2pulgadas)
Peso: 48kg (7st 2lb)
Experiencia: 4 años
Propietarios: 1
No tenía mucho sentido en cuanto al tiempo. La Sociedad obviamente era muy cuidadosa respecto a asegurarse que las mujeres que usaban y vendían tuvieran la edad legal; entonces ¿cómo podía haber sido esclava durante cuatro años ya?
"¿Qué piensas de ella, Lynne?" Todavía odiaba a la pequeña zorra por haberme traicionado de la forma en que lo había hecho pero tenía que admitir que tenía un aspecto completamente espléndido.
"Es increíble, Ama." Contesté honradamente; y Ailene era precisamente eso, increíble. Piel joven suave con cutis aceitunado; grandes ojos castaños; pelo oscuro casi negro hasta los hombros; figura esbelta con pechos más bien pequeños y una cara que parecía a la vez inocente y sensual.
La etiqueta de precio alrededor del cuello que mostraba su precio de reserva decía: 1.000.000 dólares. Estaba segura de que no se quedaría corta en ofertas por ella; pero quien la hubiera vestido de colegiala había asegurado que conseguiría un precio aún más alto.
Un pequeño grupo de hombres y mujeres bien vestidos esperaban pacientemente detrás de nosotros para verla, aunque algunos me miraban a mí desdeñosamente.
"Disfruta de tu nueva vida, Ailene." Dijo el Ama cálidamente.
"Gracias, Ama. Sé que lo haré."
El Ama me llevó fuera de la sala y bajamos por un corredor que se encontraba con otro en una intersección en 'T' y torcimos a la derecha. Los corredores eran amplios con los mismos suelos de mármol que el vestíbulo y el auditorio. Las paredes estaban decoradas con fotografías grandes en blanco y negro de mujeres en posturas eróticas. Algunas estaban atadas con cuerdas o cadenas, otras estaban siendo azotadas o castigadas de otras maneras. Había algunas fotos en las que figuraba una mujer que me resultaba un poco familiar.
Era una escena extraña, casi surrealista, solo pasear por los corredores. Este era su mundo. Amos y Amas llevando con una correa a esclavas escasamente vestidas; mujeres sobre el suelo a cuatro patas a los pies de sus propietarios mientras estos hablaban informalmente con otros Amos y Amas. Una mujer estaba siendo usada como reposapiés por dos hombres que estaban fumando y hablando; otra mujer estaba doblada y su airado Amo le estaba azotando el culo desnudo con un bastón de paseo de caña; otra mujer estaba de rodillas suplicando a su Ama que la perdonara por algo que había hecho mal. Era tan surrealista y sin embargo tan real. Era su mundo y yo quería formar parte de él.
El Ama me metió en una sala con un gran sofá gris con forma de 'L', una mesa de café y un pequeño bar. Sentí que el corazón se me paraba cuando vi a Michelle salir de lo que parecía un baño anexo o un cuarto de baño. Le brillaban los ojos y tenía una sonrisa en la cara. "Ha sido estupendo, Cherie." Dijo mientras Cherie salía del baño tras ella.
"El placer ha sido mío, Señorita." Replicó Cherie. Michelle me vio pero no me reconoció. El marido de Michelle, David, trabajaba con mi marido. Fue en su garaje donde empezó todo hace unas tres semanas.
"¿Dónde está David?" Preguntó el Ama cuando se reunió con Michelle en el salón. "Tenía que echar una mirada a una de las esclavas, tiene un problema de peso y sus propietarios quieren hacer algo al respecto."
El Ama me había colocado en una esquina y me dejó allí. Nadie me prestó la menor atención mientras el Ama y Michelle hablaban. Después de que Cherie les preparara unos cócteles en el bar el Ama la mandó fuera a esperar junto al coche y ver si había algo que quisiera Kenneth. David ni siquiera me miró cuando volvió a la sala, pero sé que me vio.
Algunas cosas me resultaron un poco más claras mientras estaba allí en pie y les escuchaba hablar. David es preparador físico graduado en educación física; obviamente buena parte de su trabajo es con las esclavas de La Sociedad. Michelle es contable, quedó claro que La Sociedad era su mejor cliente, probablemente su único cliente.
"Entonces ¿cuándo pondrán a Ailene?" Preguntó el Ama.
"Había diferentes opiniones." Replicó Michelle. "Obviamente va a atraer mucha atención. Algunos piensan que si se la pone en primer lugar llevará a una sensación de anti-clímax y disminuirá el interés y el valor de las pujas para las restantes. Otros creen que la gente se quedará hasta que se ponga a Ailene, lo que también rebajará el interés en las otras; y ponerla en la mitad sería incluso una opción peor porque probablemente se conseguiría un poco de las dos reacciones. Siempre es difícil cuando consigues alguien tan especial como Ailene. Afortunadamente un representante de nuestros amigos de Hong Kong está aquí para pujar por ella. La pondremos al principio; el representante de nuestros amigos abrirá con una puja enorme; todos aceptarán a regañadientes que no pueden superarla y Ailene se irá en el próximo vuelo a Hong Kong."
"Bueno puedo decirte ahora que muchos de los miembros van a quedarse bien jodidos de que alguien tan especial como Ailene vaya a perderse para algún billonario de Hong Kong." Dijo David dando la impresión de que él mismo estaba bastante fastidiado por ello.
"Bueno los miembros no se quejan cuando cruzan el charco y se traen todas esas asiáticas baratas, David." Dijo el Ama sin darle importancia.
"Exactamente." Dijo Michelle sonriendo al Ama.
"Ya, juego limpio." Estuvo de acuerdo David sin entusiasmo. "Pero una de 18... Mierda de acuerdos de 'Mercado Libre'." Añadió riendo.
"No importa si es carne o lana o mujeres." Intervino Michelle y todos se rieron. "Vivimos en una economía global; Mercado Libre que incluye Mercado Libre de Esclavas."
"Excepto con los americanos." Dijo David todavía riendo en silencio. "Pero Clinton no puede poner un arancel al Mercado de Esclavas; apuesto a que tiene unas cuantas esclavas de su propiedad; probablemente las llama a todas Mónica."
Era extraña la forma en que se reían y hablaban sin dar importancia a algo tan anormal y, para la mayoría probablemente, aborrecible e inmoral. Y era aún más extraño viniendo de gente tan aparentemente normal como David y Michelle. Los conocía desde hacía años y no tenía ni idea de que fueran así. Por otra parte acababa de empezar a conocer a mi marido después de casi 4 años de matrimonio.
"Entiendo que conoces a Ailene." Dijo Michelle.
"Sí. Replicó el Ama." Vivía en una propiedad cerca de Bowral, con sus padres y su hermana mayor, Leanne. Es el no va más en la sumisión, lo ha sido desde que era niña. Leanne era seis años mayor que ella y jugaban y hacían cosas juntas. Sus padres se mataron en un accidente de avión cuando Ailene tenía 13 años y las dos hermanas vivieron juntas en la propiedad hasta hace poco. Ha sido la esclava de su hermana en todos los sentidos de la palabra desde que tenía 14 años.
Leanne era una mujer joven e inteligente. Se aseguró de que Ailene se expusiera a todas las cosas 'normales' de la vida. Escuela, amigos, televisión, libros. Se aseguró de que Ailene tuviera oportunidad de desarrollarse normalmente si era eso lo que quería, pero Ailene no quería ser 'normal'. Nadie tocó a Ailene que no fuera Leanne hasta que tuvo 16 años. Tuvo citas con algunos chicos pero no tenía interés por la vida 'normal'. Así que Leanne era el Ama de su hermana hasta ahora. Supo de La Sociedad y se trasladaron a Sydney justo antes de que Ailene pasara los 18. Después de eso yo y algunos otros ayudamos a Ailene a refinar sus habilidades de esclava y la ayudamos a decidir si realmente quería entregarse a otros como esclava. Pero como dije, era la mujer más naturalmente sumisa que he conocido nunca. Todo lo que quería era pasar los 18 para poder ser traída aquí y vendida como esclava. Ha sido su sueño desde que puede recordar.
Michelle y David estaban intrigados con la historia de Ailene. Seguían mirándose el uno al otro de una forma que nunca antes les había visto mirarse.
Michelle no es especialmente atractiva, tiene buena figura, esbelta con piernas largas y bonitas tetas, pero su cara resulta un poco plana. Lleva su pelo rubio realmente corto pero no tiene ninguna aura sexual. Es la última persona que esperaba encontrarme allí. David es más de lo mismo, un buen chico, cara vulgar. Tonteé con él unas cuantas veces cuando nos conocimos, pero era un tío que nunca parecía interesado. Daba siempre la impresión de ser el tipo de tío mejor para ir al gimnasio que para hacer sexo; es divertido lo equivocado que puede estar uno respecto a la gente.
"¿En qué piensas, Lynne?" Preguntó el Ama mientras me hacía señas para que me colocara delante de David y Michelle. "Quítate la ropa y deja que puedan verte bien, Lynne."
Podía sentir que me ponía roja de vergüenza mientras me colocaba delante de ellos, pero el corte se esfumó cuando les vi mirar como me desvestía. Mis pezones estaban tiesos y mi coño otra vez empapado cuando me solté el nudo que ataba la minúscula falda a mi cintura.
"Unas cuantas horas en el gimnasio no le harían daño." Dijo David, mirándome de arriba abajo.
"Siempre me gustaron sus tetas." Dijo Michelle mientras se inclinaba hacia delante y me daba un golpe en el pezón con el dedo. "Pero no sabía que tuviera unos pezones tan bonitos." Michelle tenía una expresión en los ojos que la hacía parecer muy distinta de la Michelle que había conocido durante tanto tiempo. Serpenteó con el dedo por mi estómago y se detuvo justo encima de mi coño pelado.
"¿Se humedece siempre con tanta facilidad?" Preguntó Michelle mientras me pasaba los dedos suavemente por los labios hinchados.
"Siempre está húmeda." Replicó el Ama con una sonrisa. "Pero la pillaron masturbándose antes y está un poco frustrada en este momento. ¿Verdad, Lynne?"
"Sí, Ama." Jadeé.
"Mira como sobresale su clítoris, David." Dijo Michelle mientras pasaba suavemente la uña larga de su pulgar por encima de él. Gemí con suavidad y abrí las piernas para que pudiera llegarme mejor.
"Se correrá encima de ti si sigues haciendo eso, Michelle." Dijo el Ama burlándose.
"¿Quieres correrte en mi dedo, Lynne?" Preguntó Michelle con voz suave, nuestros ojos mutuamente enganchados, mientras acariciaba mi clítoris con la uña de su dedo.
"Sí, Señorita. Oh, dios, sí. Me encantaría correrme sobre su dedo..."
Michelle me acarició unas cuantas veces más y luego retiró lentamente el dedo y se lo metió en la boca.
"Mmmm, muy rico. Sabía que tendrías buen sabor, Lynne." Podría haberme corrido solo con mirar como chupaba mis jugos en su dedo.
"¿Estabas muy cerca de correrte cuando Steven te pilló masturbándote, Lynne?"
"Muy cerca, Ama."
"Me gustaría verla correrse." Dijo Michelle mirándome a los ojos. "Me gustaría ver que aspecto tiene cuando se corre; me gustaría oír el tipo de ruidos que hace."
"Eso no será problema, Michelle, date prisa Lynne."
Pensaba que sabía a que se refería el Ama. Pensaba que quería que me masturbara para ellos; que me corriera para ellos; pero no estaba segura.
"Lo siento, Ama. No entien..."
"Date prisa en excitarte para Michelle."
"Sí, Ama."
Me lamí rápidamente los dedos y los enterré entre mis piernas. Michelle y David tomaron sorbos de sus bebidas mientras miraban como me masturbaba.
"Date prisa, Lynne." Dijo el Ama con impaciencia.
"Sí, Ama." No me preocupé en meterme un dedo en mi interior o en el culo; me limité a extender los labios con una mano y rozarme el clítoris con la otra y ya estaba.
"Me voy a correr, Ama... ¡Me voy a correr!" Jadeé. "¿Puedo correrme ahora, por favor...?"
No contestó al principio y le pregunté de nuevo si podía correrme. Me sonrió y dijo "No." Dejé escapar un largo sonido de lloriqueo y gimoteo y me esforcé en dejar de acariciarme. Pero a pesar de todo no podía apartar la mano de mi chocho, no podía. Me reafirmé, intentando de nuevo retener un orgasmo que ya había empezado a consumirme.
La habitación estaba en silencio a excepción de mi lloriqueo y gimoteo lastimeros. El Ama y los otros se reían de mí. Solo podía imaginar lo patética que parecería.
"Era solo una broma, Lynne." Dijo el Ama en tono burlón. Estaba aturdida, no estaba segura de si realmente lo había dicho o solo lo había imaginado. Pero mi cuerpo reaccionó donde mi mente dudaba y las manos empezaron a moverse de nuevo con rapidez entre mis piernas.
"Pero no puedes usar las manos, Lynne, no puedes tocarte de ninguna manera. Tendrás que pensar en alguna otra forma..."
Miré alrededor de la habitación con desesperación intentando pensar algo, pensar en alguna manera de excitarme sin tocarme. El suelo estaba cubierto con una lujosa alfombra dorada. Me tiré rápidamente sobre la alfombra y me giré sobre el estómago y me apreté con fuerza contra el suelo. El pelo largo y áspero de la alfombra se agarró a mi chocho húmedo y pegajoso de la forma en que había esperado que lo haría. Me restregué y empujé contra el suelo con urgencia creciente aplastando mi chocho y mi clítoris cada vez más rápido contra el suelo. Los largos dedos de lana de la alfombra pronto se empaparon en mis jugos y se pegaron a mi chocho mientras me movía atrás y adelante y de un lado a otro.
La sensación de la áspera alfombra restregándose contra mi chocho y mi clítoris era suficiente para hacer que me corriera, pero fue la expresión de la cara de Michelle lo que me llevó hasta el borde.
"Ahora, Ama. ¿Puedo correrme ahora...?"
"Sí, Lynne, puedes correrte ahora."
Me corrí tal como estaba en el suelo. En el pico de mi orgasmo levanté la mirada y vi a Michelle observándome, observando como me follaba al suelo como una perra en celo y eso hizo aún más intenso mi orgasmo. Gruñí y grité del placer del orgasmo y de la humillación de hacerlo frente a Michelle y David. Aún estaba jadeando y follándome al suelo cuando se levantaron del sofá. Era un orgasmo sobre el que no tenía absolutamente ningún control.
"Vale, ya basta, Lynne." Oí que decía mi Ama. Levanté la vista y los tres estaban de pie cerca de la puerta mirándome, pero no podía parar de follarme al suelo.
"Por Cristo que se está corriendo." David me miró mientras lo decía.
"¡Dije que ya basta, putilla!" Dijo el Ama enfadada y me esforcé en darme la vuelta para ponerme sobre la espalda, mientras las últimas oleadas del orgasmo seguían recorriendo mi cuerpo.
"Mira lo que has hecho, Lynne." Oí que decía Michelle. Estaba todavía aturdida de felicidad pero volví a mirarla, estaba mirando al suelo; había dejado una gran mancha de humedad en la alfombra; y me encantaba el sonido que hacían al reírse de mí.
El Ama cerró la puerta tras ellos y me dijo que me vistiera y me aseara en el baño, mientras hacía una llamada de teléfono en el bar. Cuando salí del baño había un mujer joven asiática con uniforme de doncella a cuatro patas, limpiando la huella húmeda de la alfombra. Extendió sobre ella algo de espuma y la restregó con un paño. Cuando salimos de la habitación la mujer todavía estaba fregando la mancha que había dejado en la alfombra.
"¿Te sientes mejor ahora que has conseguido sacar eso de tu sistema?" Dijo el Ama sarcásticamente mientras me llevaba de la correa corredor abajo.
"Sí, gracias, Ama." Contesté tranquilamente.
"Bien. Quiero que te quites de la cabeza tu sucio chochete durante diez minutos. Quiero que te centres en lo que ocurre aquí esta noche. Pero todavía estás intentando comprenderlo todo, ¿verdad, Lynne? Dónde está el sitio; quien es toda la gente; de donde vienen; de donde sale todo el dinero; cómo funciona todo esto. Pero no necesitas saber nada de eso. ¿Entendido?"
"Sí, Ama." Lo entendía pero no podía evitar preguntarme por todas las cosas que había mencionado y otras muchas también; pero tenía que aprender que no era mi papel preguntar esas cosas. Ellos querían ser dueños de mi cuerpo y de mi mente, una esclava no tiene mente propia. Lo sabía y lo entendía; pero entregar tu libertad, entregar tu derecho a pensar por ti misma es probablemente la última prueba; sabía que podía hacerlo, era solo cuestión de tiempo.
El auditorio era aún más impresionante que lo que parecía en una vista desde el exterior. El escenario estaba iluminado con un luz blanca intensa y brillante y ya no estaban los pianos. Un hombre con un traje caro de tres piezas estaba de pie en un podio dando la bienvenida a todo el mundo a la subasta. Los Amos y Amas estaban reunidos en un semicírculo alrededor de la parte delantera del escenario, esperando que comenzase la subasta; algunos tenían en el suelo a sus pies esclavas sujetas con correas; algunos las usaban para apoyar los pies.
Un murmullo de excitación recorrió la sala cuando el hombre del estrado dijo: "Esta noche el Lote 1 es una mujer blanca de 18 años llamada Ailene."
Todas las miradas se volvieron hacia un corredor donde una asiática, con falda de cuero y parte de arriba y botas altas de cuero, llevaba a Ailene por la correa al escenario. El subastador resumió la historia de Ailene como esclava y dijo: "La puja empezará en un millón de dólares; ¿alguien tiene una oferta inicial?"
"Cinco millones de dólares." Dijo una voz de hombre desde el otro extremo de la sala, y la sala se convirtió en un avispero de cuchicheos y voces.
"Gracias. Tengo cinco millones de dólares, ¿alguna otra oferta?" Pero la sala estaba en silencio, tal como había predicho Michelle. La venta se completó rápidamente y Ailene fue entregada a su nuevo propietario. Su cara estaba radiante; esto era realmente lo que ella quería, lo que había deseado durante tanto tiempo en su hasta ahora corta vida.
No había nada particularmente excepcional en las siguientes mujeres subastadas; me recordaban mucho a mí; y todas se vendieron en alrededor de medio millón de dólares.
"El Lote 6 de esta noche es una mujer blanca llamada Therese." Dijo el subastador mientras llevaban a Therese por el pasillo hacia el escenario. La respuesta de los Amos y Amas fue, en el mejor de los casos, desinteresada. Allí estaba en la parte delantera del escenario con su sostén y bragas de leopardo mientras el subastador explicaba sus detalles. Otra oleada de cuchicheos recorrió la sala cuando dijo que llevaba 2 años de esclava y había tenido 8 propietarios anteriores.
"La puja para Therese empieza en ciento cincuenta mil dólares. ¿Alguien ofrece ciento cincuenta mil dólares?"
La sala quedó en silencio. "Señoras y Caballeros, estoy seguro de que estarán de acuerdo en que Therese es una mujer bastante atractiva. Todavía es bastante joven, con mucha experiencia y extremadamente obediente." Como si estuviera programado Therese se quitó las bragas y el sostén y se dio la vuelta para mostrar los tatuajes de su culo y su espalda. Los tatuajes propiciaron la primera señal de interés de la gente que estaba allí para comprar. "Extremadamente obediente." Dijo el subastador, remarcando sus palabras para enfatizar este aspecto.
"Una esclava tiene que estar de acuerdo antes de ser marcada de forma permanente con una marca a fuego o un tatuaje." Me dijo el Ama con voz suave. "Los tatuajes son casi la única cosa que ha sacado de tener tantos propietarios en tan poco tiempo." Añadió en tono de ridiculizarla.
"Miren a la mujer que tienen delante, Señoras y Caballeros." Continuó el subastador con voz baja y pausada. "Miren su cuerpo; pero miren también las marcas que lleva en su cuerpo; las marcas de una mujer realmente sumisa; una mujer que se entregará a ustedes por completo; una mujer que se consagrará a ustedes; les venerará. Ahora tienen la oportunidad de comprarla."
No podía creer que todavía no hubiera ofertas por ella. Pude ver alguno de los Amos y Amas que se planteaban hacer una oferta por ella pero ninguno lo hizo. Therese allí de pie en el escenario, desnuda, a punto de experimentar la humillación más severa para una mujer que escogió ser esclava.
"Última oportunidad, Señoras y Caballeros, ¿alguna oferta?"
El Ama levantó la mano con calma e hizo señas al subastador.
"Hay una oferta de ciento cincuenta mil dólares."
Miré al Ama, no lo entendía. No hubo otras ofertas y Therese fue llevada al Ama y le entregaron su correa. Se arrodilló en el suelo a sus pies. "Gracias por comprarme, Ama. Haré todo lo que sea por agradarla."
"No hay nada que puedas hacer por agradarme, putilla. Eres barata así que te llevaré como regalo para las otras esclavas. Serás su esclava, su juguetito. Serás una esclava para las esclavas; no se puede conseguir nada más bajo que eso y dudo que seas buena incluso para eso. Aquí la tienes, Lynne. No la quiero cerca de mí."
El Ama me pasó la correa de Therese y ella se acurrucó en el suelo a mis pies. El Ama podía ser cruel a veces, pero no tenía idea de que pudiera ser tan cruel y tan fría como lo había sido con Therese; pero me gustaba tener sujeta por una correa a una mujer acurrucada y desnuda a mis pies.
La subasta continuó y las mujeres se vendieron por hasta setecientos cincuenta mil dólares. Luego el subastador dijo:
"El Lote 14 de esta noche se llama Kelly. Tiene 22 años, ha sido esclava durante 2 años y solo ha tenido un propietario. "Las ofertas empezarán en medio millón de dólares."
Una mujer elegantemente vestida a nuestra derecha levantó el dedo y el subastador reconoció su oferta. Otra mujer elevó la oferta a seiscientos mil dólares, otra mujer ofreció setecientos mil.
Kelly tenía una aspecto increíblemente excitante allí de pie en la parte delantera del escenario, con su minúsculo uniforme rojo de esclava. No me sorprendió que fueran mujeres las que mantenían una guerra de ofertas por ella. Kelly es una joven muy atractiva pero hay algo en ella que atrae más a las mujeres que a los hombres. No estoy realmente segura de cómo expresarlo con palabras. Groseramente podría suponer que tenía aspecto de 'tortillera'. De mujer que realmente disfruta con otras mujeres, pero había más que eso.
La puja alcanzó ochocientos cincuenta mil dólares cuando Kelly se quitó la parte de arriba para exhibir sus pechos bellos y suaves, y un millón de dólares cuando se quitó la falda y todo el mundo pudo ver la húmeda carne de su coño afeitado.
"Un millón cien mil." Vi la expresión de la cara de Kelly cuando escuchó la voz del hombre; no quería pertenecer a un hombre; quería pertenecer a una mujer.
"Un millón cien mil dólares." Dijo el subastador. "¿Alguien ofrece un millón doscientos?" La sala quedó en silencio. "Un millón cien a la una: un millón cien a las dos: Vendida en un millón cien mil dólares." Bajaron a Kelly al suelo y la llevaron al hombre que la había comprado.
"El Lote 15 de esta noche es una mujer blanca llamada Rebecca. Tiene 27 años, lleva 5 años de esclava y ha tenido tres propietarios. Las ofertas empezarán en doscientos cincuenta mil dólares." Habían llevado a Rebecca al escenario y allí estaba mientras las ofertas por ella se sucedían. La oferta inicial de doscientos cincuenta mil dólares surgió rápidamente y la puja había alcanzado los cuatrocientos cincuenta mil dólares cuando el subastador se acercó a ella y soltó el nudo que sujetaba su minúscula falda roja de esclava alrededor de la cintura y cayó al suelo, luego tiró del nudo del pañuelo que sujetaba sus grandes pechos y también cayó al suelo. La visión de Rebecca allí de pie con anillos de oro en sus pezones y clítoris dio lugar a una nueva oleada de ofertas y finalmente fue vendida a una mujer de expresión dura y edad media por setecientos noventa mil dólares.
En total se vendieron veintiuna mujeres esa noche. Una mujer joven de pelo rubio brillante que le caía hasta la parte superior de su bonito culito había alcanzado un millón ochocientos mil. Una mujer, hacia el final de la subasta, había sido retirada bañada en lágrimas cuando no hubo ninguna oferta por ella. Se llamaba Jenny y era bastante atractiva, con pelo negro por los hombros, cuerpo esbelto, bonitas tetas y culo pero tenía 42 años. Incluso desde donde estábamos se podía decir que llevaba un montón de maquillaje. El subastador había intentado todo para despertar algún interés por ella de los que estaban allí para comprar, pero el murmullo que recorrió la sala cuando dijo su edad resultó siniestro incluso para mí.
Mientras veía como la retiraban me preguntaba que le ocurriría. Que ocurre con las mujeres como ella cuando se las considera demasiado viejas, sin importar el buen aspecto que todavía tengan. Yo tenía 32 años y dudaba que tuviera ese buen aspecto a los 42. ¿Qué sería de mí entonces?
Después de la subasta volvimos a la sala privada del Ama. Hizo esperar a Therese en el suelo, al otro lado de la puerta de la habitación, todavía desnuda. Cuando entramos me ordenó hacerle una taza de café, luego se sentó en el salón y me ordenó tumbarme en el suelo frente a ella; luego que le quitara los zapatos y le diera masajes en los pies.
"¿Todavía quieres hacer esto, Lynne?" Dijo con suavidad.
"Sí, Ama. Más que nunca." Le besé los pies para probarlo y mostrarle que sentía lo que decía.
"Muy bien. No estoy segura todavía de que te quiera como esclava; no estoy segura de que tengas lo que me interesa, pero lo veremos. Mañana es viernes. Te llevarán de vuelta a casa de tu marido y estará con él hasta el domingo. No estarás en uso para nadie durante unos días de la semana que viene así que te mandaré un tiempo fuera. Cuando regreses decidiré si te quiero o no." Hizo una pausa y tomó un sorbo de su café.
"No entiendes por qué compré a Therese, ¿verdad?"
"No, Ama." Contesté con suavidad mientras le daba masajes dulcemente en los pies. "Dijo que era aburrida; dijo que había tenido tantos propietarios porque era una esclava aburrrida."
"Viste las marcas de su cuerpo. Es una mujer que hará todo por su propietarios; ser esclava es instintivo para ella; ese es el tipo de mujer que me interesa. No es una esclava aburrida; es una esclava que ha tenido propietarios aburridos. Gente que no sabía hacer uso de ella." Realmente no lo entendía pero no dije nada más.
"¿Qué le ocurrirá a esa mujer que no tuvo ofertas, Ama?"
"Finalmente todo mujer llega a un punto en que es simplemente demasiado vieja para que sea de interés. Si te comprometes con esta vida, te ocurrirá un día, Lynne. Personalmente pienso que a Jenny todavía le quedan unos cuantos años más de servicio, pero los 40 se consideran generalmente cuando caduca el uso de una esclava." No había contestado a mi pregunta pero la conversación se acabó aquí. Kenneth entró en la sala y me llevó fuera, a la furgoneta.
Había tantos pensamientos dando vueltas en mi cabeza. A veces era difícil creer que todo esto estuviera ocurriendo realmente. Esclavas, Amas, subastas, mazmorras, La Sociedad. Todo el asunto era demasiado increíble. La gente no hace esto; la gente no actúa realmente así ni vive así; pero allí estaba yo; lo mismo que estaba toda esa gente de la subasta; y todos los otros que había conocido en las últimas tres semanas.
Recordé que Cherie había dicho: "Deja de intentar entenderlo todo." Tenía razón. No tenía ningún sentido y todavía tenía menos cuanto más pensaba en ello. No había respuestas.
Kenneth me soltó en mi casa, la que solía ser mi casa. Habían dejado uno de mis antiguos vestidos y mi bolso en la furgoneta y me había cambiado en el camino hacia casa; pero ya no la sentía mi hogar mientras abría la cerradura y entraba en ella. Era la casa que había compartido con mi marido durante 4 años; pero ya no era mi hogar. Mi hogar ahora era una jaula en la casa del Ama en una sala donde se guardaba a las mujeres que querían ser esclavas.