LVDO (89: Hay cosas que no cambian nunca)

Las llaves girando en la cerradura, el tintineo del llavero de los Simpson de Carlos. Mi estómago se ha removido. Después de 2 meses, 60 días, 1.440 horas, 86.400 minutos, 5.184.000 segundos de añoranza, Carlos volvía a estar junto a mí.

  1. HAY COSAS QUE NO CAMBIAN NUNCA

Me he pateado el centro de Barcelona en busca de un regalo de bienvenida para Carlos. Teniendo en cuenta que soy un desastre para recordar los gustos y preferencias de la gente que me rodea y acertar con sus regalos, tiene delito que tan ardua tarea me haya sido encomendada precisamente a mí. Claro que si tenemos en cuenta que Toni se ha ocupado de decorar el piso, encargar la comida, buscar la música, invitar a todo el mundo… era lógico que hiciese algo yo también. Y mi parte en este plan de "bienvenida" pasaba por comprarle el regalo a Carlos. El tercer eje, fundamental, ha sido Valeria, encargada de recoger a Carlos en el aeropuerto y entretenerle toda la tarde para que Toni pudiese decorar el piso.

No ha sido fácil, pero finalmente he dado con el regalo que menos necesita Carlos. Alguien tan ordenado y puntual como él puede prescindir incluso de usar agenda, así que ¿qué mejor que regalarle una agenda electrónica? Insisto en que mi habilidad para escoger regalos es nula, así que me guío por el precio y su utilidad. Si son aparatejos electrónicos de última generación siempre sueles quedar bien.

De camino a casa tras abandonar una abarrotada Fnac, casi no sentía mis piernas. Lo cierto es que ha sido un día agotador. La reincorporación al bufete después de varios días de forzada desconexión ha sido realmente dura. Afortunadamente la ayuda de Ángel, que se estaba ocupando de mi trabajo pendiente, y de Mers han sido el pilar fundamental de mi exitosa vuelta a la crudeza del ejercicio de la abogacía. En señal de agradecimiento les he invitado a los dos a la fiesta de bienvenida de Carlos. Qué fácil es contentar a tus amigos.

Cuando he entrado en casa, Toni terminaba de colgar unas serpentinas en la lámpara del comedor

-Jejeje

-¿De qué te ríes? –Ha preguntado él con cara de pocos amigos.

-Bueno, que con tanta serpentina y tanto confeti… parece una fiesta de cumpleaños

-¡Ay! Qué pena… no tienes visión estética –ha respondido Toni con una sonrisa mientras daba los últimos retoques a la decoración del salón.

-Voy a ducharme y a cambiarme de ropa

-Mejor, sí… porque la gente está apunto de llegar.

-¿Y Carlos? ¿Has hablado con él?

-Sí, sí… hemos comido juntos. Luego ha quedado con Valeria como acordamos y bueno, llegaran sobre las diez, o sea que espabílate.

-Voy, voy

Mientras estaba en la ducha han ido llegando los primeros invitados. Ricardo y Sara, Eduard y Rosa, Ángel sin Roberto, y Mers. Para no hacer esperar al personal, he rebajado mi marca habitual de una hora para ducharme y vestirme a unos ajustados 45 minutos. He reaparecido en el salón vestido con unos tejanos de Energie y una camiseta de Desigual que tengo el placer de compartir con David Bisbal, detalle que he recordado al escuchar de fondo "Bulería". Sara debería tener prohibido acercarse más de 20 metros a un reproductor de música. He sustituido velozmente el Cd en el equipo y una más acertada "I'm Outta Love" de Anastacia ha decorado, musicalmente hablando, la habitación. Saludos de rigor a los presentes.

La canción debe haber activado algunas conexiones neuronales dentro de mi cerebro que han hecho que empezase a sentirme especialmente bien. La perspectiva de ver a Carlos en pocos minutos, el sentirme rodeado de amigos y familia con los que he empezado a recuperar el buen rollo y la confianza mutua después de cierto período de irreflexivo comportamiento por mi parte, me han hecho sentir especialmente bien. Muy a gusto. Mientras yo llegaba a estas interesantes conclusiones y esbozaba una sonrisa de satisfacción innegable, han ido llegando el resto de los invitados. Ruth y Jesús han llegado de la mano. Tras ellos Jordi y la chica que le acompañaba nuestra última noche en Razzmatazz.

Estábamos todos, y según el plan "bienvenida" Carlos y Valeria debían aparecer en unos 7 u 8 minutos. El móvil de Toni ha sonado, una llamada perdida de Valeria. Era la señal. Toni ha apagado las luces y nos hemos agazapado todos en el comedor. Las llaves girando en la cerradura, el tintineo del llavero de los Simpson de Carlos. Mi estómago se ha removido. Después de 2 meses, 60 días, 1.440 horas, 86.400 minutos, 5.184.000 segundos de añoranza, Carlos volvía a estar junto a mí.

-¡Bienvenido! –Hemos gritado todos mientras las luces se encendían y Carlos y Valeria entraban en el salón con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Ey! ¿Me has echado de menos campeón? –Me ha dicho Carlos mientras nos estrujábamos en una abrazo que podía haberme hecho saltar hasta los botones de los vaqueros.

-¿Yo? Pero de que vas chaval… si no he notado ni que te hubieses ido… -he bromeado mientras volvía a abrazarle.

-Ya, ya… seguro… jejeje… tú y yo tenemos mucho de lo que hablar

Carlos ha seguido con su ronda de abrazos y saludos. He vuelto a sonreír. Carlitos volvía a estar en casa. Tenía muchas ganas de hablar, a solas, con él.

Carlos ha sobrevivido a los abrazos, los besos, los apretujones de su familia y amigos hambrientos y necesitados de su presencia, su cordura, su equilibrio… y recuperando el control ha entrado en la cocina para empezar a servir los aperitivos. Pero Toni y yo no se lo hemos permitido, esta noche era su noche. Cuando nos hemos puesto a servir las bandejas con aperitivos, ha vuelto a sonar el timbre de la puerta. Es curioso que en esta casa nadie llame al portero automático, debe estar siempre abierta la puerta del portal… la cosa es que cuando he abierto la puerta del piso me he sentido en una de esas malas películas de miedo para adolescentes en los que el muerto acaba dando un último susto cuando ya nadie esperaba que lo hiciese.

-Hola… -le he mirado perplejo, sin poder articular palabra-. Carlos me ha dicho que llegaba hoy… ¿interrumpo algo?

-Interrumpes mi vida… -he murmurado.

-¿Cómo?

No he podido añadir nada más. Carlos ha aparecido tras de mí y ha abrazado efusivamente a Graham.

-¡Ey! Me alegro de que hayas venido, así no falta nadie –ha añadido Carlos con una sonrisa.

Sin decir nada más me he dado la vuelta y me he esfumado por el pasillo en dirección a mi habitación. He entrado en el baño y me he encerrado en él. Frente al espejo me he mojado la cara, la nunca, las muñecas, como intentando recuperarme de una diabólica aparición. De repente alguien ha golpeado la puerta del baño.

-¿Qué pasa?

-Soy Carlos, ¿estás bien?

-No… bueno, sí, sí… enseguida salgo.

-¿Puedo pasar?

-¿Me la quieres sacudir? –He bromeado mientras habría la puerta y me topaba con la cara de Carlos apoyada en el marco.

-Ya eres mayorcito –ha respondido con una pícara sonrisa-. ¿Qué te ocurre? ¿Por qué te has ido así?

-¿Tú qué crees? No sabía que hubieses invitado a Newey.

-Bueno, de hecho no le había invitado. Sólo le he llamado para decirle que ya estaba de vuelta.

-¿Has hablado de mí con él?

-Muy poco

-¿Tiene algo que ver conmigo que esté esta noche aquí?

-No sé, no hemos hablado demasiado… aunque personalmente creo que está interesado en ti, pero bueno, ya sabes como es el interés de Graham… y si no lo sabes, deberías saberlo ya

-Volátil, pasajero, variable… inestable

-Ni yo lo hubiese descrito mejor.

-Bien, será mejor afrontar mis problemas cuanto antes… -he dicho yo mientras me disponía a salir del baño.

-Espera, hay un par de cosas de las que me gustaría hablarte en privado

-Tú dirás

-Como te dije por teléfono, yo tenía muchas ganas de volver a casa y estar contigo y con Toni… bueno, no sé, creo que los tres juntos hacíamos un buen equipo

-¿Hacíamos?

-Espera, déjame terminar… Todo este tiempo que estado fuera pues he estado reflexionando y he hablado mucho con Valeria por teléfono… no sé, creo que nuestra relación se ha visto reforzada por la distancia y esta especie de separación temporal

-Bien, eso es muy bueno

-Sí bueno, claro… me he dado cuenta de que la quiero y de que ella también me quiere… por eso me gustaría formalizar de alguna forma nuestra relación… hacerla más estable

-¿¿Boda?? -He preguntado perplejo.

-No, no… para eso ya están Ricardo y Sara… no es eso. Sólo que estamos pensando en irnos a vivir juntos… -Carlos ha soltado finalmente la bomba.

-Mmmmmm… -no sabía que decir-. Bueno

-¿Cómo lo ves?

-Bueno… no me lo esperaba, la verdad. Al menos no tan pronto

-Nos apetece y creo que será bueno para los dos

-Ya, bueno… ¿Y cuándo será? ¿Dónde viviréis?

-Pues supongo que me mudaré a su casa después de la boda de Ricardo y Sara

-Pero sólo quedan un par de semanas para la boda

-Ya –Carlos ha asentido simplemente.

-Bien, supongo que sólo puedo alegrarme por vosotros –he dicho sin poder evitar un gesto de decepción. Casi no podía creérmelo.

-Ya verás como todo irá bien, Juan, de verdad… me tendrás muy cerca… Valeria vive en Rambla Catalunya, estaremos muy cerca

-Muy cerca… -he repetido sin ser totalmente consciente de la situación.

-Y bueno, el otro tema del que quería hablarte tiene relación con este. Si me voy necesitaréis buscar un nuevo compañero y tal, pero antes de eso, creo que sería bueno que la relación entre Toni y tu mejorase, pensaba que habrían avanzado las cosas en este tiempo

-Bueno, las cosas entre Toni y yo están bien que yo sepa

-Ya, quizás en apariencia, pero durante este tiempo ¿has hablado con él? ¿Hacéis vida de compañeros de piso o simplemente os evitáis?

-¿Has hablado con él?

-Sí, claro… durante la comida… ¿sabes que Paul y él han roto definitivamente?

-¿¿Cómo??

-Toni está hecho polvo, además tiene problemas con sus padres desde que se fue de casa y encima está en el último año de carrera y se le acumula el trabajo

-Joder, no sabía nada de todo eso

-Ya, ese es tu problema, que no te interesas por la gente que de verdad importa en tu vida

-Joder, Carlos, no me vengas con esas ahora, Yo también tengo mis problemas, he estado muy mal últimamente

-Juan, llevas meses pasando por una situación complicada, y en esta vida pasarás por situaciones complicadas en numerosas ocasiones, pero eso no justifica que lleves tanto tiempo despreocupándote de toda la gente que te rodea. Antes de que empezases a cambiar, aunque tuvieras un mal día con Ana, o estuvieses hasta arriba de trabajo en la facultad… tenías tiempo para tu familia y tus amigos… No eres el único que tiene problemas. Pensaba que habrías llegado a esta conclusión por ti mismo

-No sé a que viene todo esto –he dicho yo intentando detener sus reproches-. Me he replanteado muy seriamente todo esto, y creo que estoy haciendo lo posible por recuperar cierto equilibrio personal

-Juan, quiero verte recuperar el control de tu vida de una vez. Quiero que rompas esta interminable cadena de estupideces en la que te has enredado, que te centres. Te hundes en lo negativo que te ha sucedido hasta ahora y te olvidas de todo lo bueno que te ha pasado. Te has aceptado, has vivido experiencias que nunca olvidarás, tu familia y tus amigos te apoyan en las decisiones que tomes respecto a tu vida… y tu te empeñas en hundirte cada vez que tropiezas con un tío estúpido que no sabe ver la mejor parte de ti

-Veo que Toni te ha puesto al día

-No ha sido necesario… te conozco como si fueses mi hermano… -Carlos me ha abrazado-. Y esa cara de tristeza tiene nombre de chico

-No ha sido sólo un tío lo que me ha hecho hundirme tanto estas últimas semanas. No sabes lo violento que ha sido para mí que Ricardo y Rosa se enterasen de todo, no sabes lo duro que ha sido tenerte lejos, vivir con alguien con el que casi no me hablo, haber perdido el trabajo por unos días

-Me imagino que todo esto te ha afectado y mucho, pero Juan, ya va siendo hora de que levantes cabeza, de verdad… que tus buenas intenciones y tus propósitos de cambio se conviertan en realidad. Todo lo que nos pasa en esta vida, pasa por algo, sólo hay que saber aprovecharlo

-Esa frase me resulta familiar

-¿Volvemos a la fiesta?

-Ve, ve… ahora voy yo

-Bien

-Carlos

-Dime

-Gracias

-Te quiero, campeón –nos hemos abrazado una vez más antes de que Carlos desapareciera por la puerta del baño.

La melodía de "Things will never be the same" de Roxette se ha colado por la puerta entreabierta. Hay ocasiones en esta vida que necesitas que alguien venga y te grite a dos centímetros de tus oídos que ya va siendo hora de que hagas algo… de que recuperes el control. Alguien que te diga que ya no te justifica estar viviendo una mala época. Cierro y abro los ojos ante el espejo. Todo encaja. Empiezo a entender el porqué de muchas cosas. Cuando mi camino y el de Dani se toparon en aquel Zara jamás hubiese pensado que haberle conocido me llevaría a replantearme tantas cosas. Ahora sus palabras en nuestra última conversación telefónica cobran sentido. He perdido el control de mi vida y he exigido para mí algo que he negado a la gente a al que quiero: atención.

Pero más allá de este mensaje, hay algo en lo que también he errado mucho estos últimos meses… no he sabido priorizar, separar lo que realmente importa de lo que simplemente es secundario. Un rollo frustrado… ¿qué importa? Dani no ha sido el primer hombre de mi vida, ni será el último. Quizás no pueda evitar sufrir por amor, vivir desengaños, sentirme rechazado… pero afortunadamente en la vida hay mucho más que sexo y amores frustrados. Definitivamente hay cosas en mi vida que jamás volverán a ser iguales… pero realmente ¿qué importa? Hay otras que seguirán siempre ahí… familia, amigos. Aunque junto a ti descanse cada noche un chico o una chica, aunque no haya nadie junto a ti en la cama cuando te acuestes cada noche… el apoyo de tu familia y de tus amigos es algo con lo que contarás siempre, sólo hay que saber cuidarlo. Al fin y al acabo ese entramado de relaciones personales, afectivas, de amistad… son las que dan sentido a la vida. Hay cosas que, afortunadamente, no cambian nunca.

Continuará