LVDO (84: La Gran Noche)
En la fiesta de estreno de la nueva imagen del bufete Juan tendrá una importante conversación con su padre, que acabará con un precipitado final. De camino a la fiesta a la que le ha invitando Dani, Juan no dejará de pensar en lo sucedido.
- LA GRAN NOCHE
-¿Te ha dicho eso y le has besado? ¿Le has dicho que sí? Interrogó Ángel mientras tomábamos asiento en la cafetería del bufete, en el hilo musical sonaba "Puede ser" de El Canto del Loco y Amaya Montero.
-Sí.
-¿Sí? ¿Sin más? ¿Dani te dice que tiene un medio novio y te pide "por tu bien" que no te cuelgues de él, y tú te limitas a besarle y a decirle que quieres seguir liándote con él?
-Estoy a gusto con Dani.
-Te estás colgando -sentenció Ángel-. ¿Cómo se explica sino que un tío como tú acepte los jueguecitos de un crío?
-No me estoy colgando, soy muy consciente de que Dani puede ser más o menos divertido en la cama, pero jamás pensaría en él como mi pareja ni nada por el estilo. No tenemos nada en común y sé que es de ese tipo de gente con la que no puedes contar
-Pues entonces no veo porque debes seguir liándote con él. Cada encuentro sexual entre vosotros complica un poco más las cosas, es inevitable especialmente si expones tus sentimientos
-Me divierto con él ¿tiene algo de raro? Repliqué empezando a impacientarme.
-Quizás como pasatiempo está bien liarte con un crío morboso, pero te conozco y sé que no es sólo eso. Juan, mírate podrías ligarte a quien te diese la gana
-¿A quién me diese la gana? Solté airado-. El primer tío del que me colgué acabó proponiéndome un trío y aplastando todo lo que algún día sentí por él. Después tropecé con un par de adolescentes paletos, uno de los cuales acabó por convertirse en un paranoico que me ha amargado estos últimos meses. Después llegó el indomable Graham Newey, un prepotente y superficial que es incapaz de pensar en otra cosa que no sea su propio placer. Y finalmente el impredecible Dani No tengo a quien quiero, Ángel. Mi problema es que nunca tengo a nadie
-Quizás por que te equivocas de persona
-Quizás, pero son las personas por las que he sentido algo. Aún sabiendo que me equivoco una vez más, me apetece disfrutar del momento
-Espero no tener que decirte "te lo dije". Ojalá esta vez sea diferente pero sigo pensando que has centrado tus aspiraciones en personas que realmente no merecían la pena y por el camino has dejado a otras que de verdad la merecían
-No escoges la gente por la que sientes algo, ojalá pudiese arrancarme los sentimientos, pero las cosas no son tan sencillas, al menos no para mí
-No son sencillas, no, pero si te las complicas tú solito, después no te lamentes. Repetir con Dani es una mala idea
-Te he dicho que quería verte para hablar contigo, no para que me echases una bronca
-Lo siento, pero no puedo decirte lo que quieres oír, no estaría siendo sincero
Nos terminamos el café en silencio. Le había pedido a Ángel que nos tomásemos un descanso para charlar un rato, pero en contra de lo que esperaba, hablar con él no me hizo sentir mejor. Quizás porque escuchar de su boca que me estaba volviendo a equivocar me hizo sentir especialmente mal.
Pero algo me decía que aquel no iba a ser el único mal momento de la tarde. Cuando volví a la oficina, nada más salir del ascensor, vi que Mers estaba hablando en la puerta de mi despacho con un chico que me resultaba muy familiar.
-¿Qué haces aquí? Interrogué cuando estuve a su lado, Marc no me había visto llegar.
-Quería hablar contigo
-Lo siento, estoy ocupado -respondí harto de sus tonterías.
-Vas a escucharme Marc alzó la voz.
-¿Qué quieres?
-Cómo has podido liarte con Dani
-No sé no creo que tuviésemos ningún contrato de exclusividad tú y yo
-Eres un cabrón respondió Marc con les mejillas encendidas.
-Mira Marc, no me toques los tú y yo no tenemos nada, nunca lo hemos tenido y estoy harto de liarme con un paranoico que ve fantasmas por todas partes. No tengo porque darte ninguna explicación sobre por qué me he liado con Dani. Lo mejor que puedes hacer es salir por esa puerta y olvidarte de mí
-Os merecéis, chaval Dani y tú os merecéis cuando le conozcas sabrás que tienes muchas más cosas en común con él de las que te imaginas
-Eso ya no es problema tuyo me giré camino de la puerta de mi despacho-. Mers, el señor Busqué se marcha ya, si eres tan amable acompáñale al ascensor.
Cuando cerré la puerta tras de mí, respiré aliviado. Quizás había sido demasiado duro con él, pero después de montarme un numerito delante de mis compañeros de trabajo ¿qué podía hacer? Sonreí Marc salía de mi vida. Estaba harto de sus paranoias, de sus jueguecitos, de sus tonterías harto de él. Un precio demasiado alto para una simple mamada en el coche.
Intenté hacer un esfuerzo para concentrarme y me puse a trabajar. Debía preparar la defensa de un caso con Ángel, pero prefería no recurrir a su ayuda una vez más definitivamente no era mi tarde. Justo cuando abrí el documento en el ordenador, mi teléfono móvil empezó a sonar: Dani Móvil.
-Hola Dani
-¡Ey, Hola!
-¿Cómo va todo?
-Bien, bien te llamaba para preguntarte si querías venir esta noche a una fiesta que da una amiga mía en su casa, aquí en Barcelona
-Mmmm -dudé- Verás, es que tengo que asistir a la fiesta que damos el bufete
-Ahhh bueno, bueno, no pasa nada, otra vez será
-Espera, espera no he dicho que no. Supongo que puedo pasarme en cuanto haya terminado con esto, no creo que dure mucho
-Bien, nosotros estaremos en casa de esta chica toda la noche, si quieres apunta la dirección y te pasas después de tu fiesta
-Bien, anoto la dirección. Cuenta con ello, seguro que me escapó. De todas formas te llamaré cuando salga para allá.
-Perfecto, toma nota
El resto de la tarde fue sin duda mucho mejor, en parte gracias a la llamada de Dani. Con una sonrisa pintada en mi cara, salí del despacho en dirección a casa para ducharme y cambiarme de ropa. Volvía a ilusionarme con verle. Sonaba incluso ridículo viniendo de mí, pero era incapaz de evitar aquella sensación verle, besarle, acariciarle dejar de sentir aunque fuese por una horas esa sensación de soledad que arrastraba desde hacía algunas semanas y que se había agravado desde que Carlos se fue a Argentina.
-Jugar y asumir los riesgos me repetí mientras avanzaba con el BMW por una Diagonal abarrotada de coches.
En casa tomé un baño relajante, me hundí en el agua templada con espuma. Me abstraje por un tiempo difícil de delimitar podían haber sido horas o minutos, en cualquier caso, cuando volví a poner los pies en el suelo, me sentía renovado.
Me afeité, me retoqué el entrecejo con unas pinzas y me apliqué una crema hidratante. Entré en el vestidor y escogí la ropa que iba a ponerme: slip D&G, pantalones negros de pinzas de Caramelo, camisa de Armand Bassi y zapatos de piel negra de Emporio Armani. Volví al baño para peinarme. Me sequé el pelo y con un poco de cera fijé el acabado final.
Se estaba haciendo tarde. Le dejé una nota a Toni diciéndole que no vendría a dormir (o al menos eso esperaba). Cogí mi chaqueta de piel de Versace del armario, las llaves del coche en un bolsillo y el móvil en otro, y salí de casa.
Cuando llegué al bufete debían de ser las 10. En el lobby habían colocado varias mesas con bandejas de aperitivos, canapés, copas de cava, etc Las puertas de la Sala de Proyecciones estaban abiertas y la gente empezaba a tomar asiento. Graham esperaba paciente junto a Ricardo y Roberto en el escenario, bajo la pantalla gigante donde estaba proyectado el nuevo logo del bufete.
En honor a la verdad, no escuché ni una de las intervenciones en aquella presentación. No podía alejar de mis pensamientos mi cita con Dani. Después de su declaración de intenciones no estaba seguro de cómo iba a ir la noche, pero al menos me tranquilizaba no sentir nada por Graham. Le observé mientras hablaba y me alegré de no esperar que sucediese nada con él.
Abandoné la Sala de Proyecciones antes de que Ricardo terminase su intervención. Cogí una copa de cava y me detuve frente a los ventanales de la entrada. Le vi acercarse en el reflejo del cristal.
-Vaya, veo que no estas muy entusiasmado con la nueva imagen de la empresa
-¿Por qué llegas a esa conclusión? Repliqué.
-No sé, has salido de la sala antes de que Ricardo terminase de hablar.
-Ya, pero es que lo que vaya a decir Ricardo ya lo he oído antes es mi padre. En cuanto a la nueva imagen, has hecho un trabajo magnífico si fueras tan profesional y formal para todo -dije con sarcasmo.
-Jejeje -Graham sonrió-. Bien, me aplico los mismos criterios de eficacia en todas las facetas de mi vida, aunque quizás no has tenido demasiado tiempo para descubrirlo
-Quizás, pero no dependía sólo de mí
-Bueno, la noche es muy larga ¿no?
-Mucho, pero no estaré aquí para que me demuestres tu eficacia
-¿Te vas?
-Me iré dentro de poco, he quedado -añadí con una sonrisa. Casi sentí un orgasmo al pronunciar aquellas palabras.
-Bien, me alegra saber que has superado nuestros encuentros
-¿Superado nuestros encuentros? Repetí perplejo-. No había nada que superar mentí-, sólo superas a las personas que te dejan huella
-Me alegro aunque no te negaré que me hubiese gustado que las cosas entre nosotros fuesen de otra manera, creo que el problema fue que no empezamos con buen pie
-Tarde, Graham demasiado tarde -Mi sonrisa era insultante. Deseé en aquel momento no tener que arrepentirme jamás de aquellas palabras.
Dejé a Graham junto a una de las mesas y me perdí entre la gente. Mi sonrisa era de una felicidad estúpida. Me había sentido tan poderoso rechazándole que estaba casi borracho de orgullo. Después de todo, Graham parecía haberse dado cuenta de que hubiese sido interesante conocernos mejor fuera de la cama. Pero nada de todo eso me importaba aquella noche.
-¡Hola! Me gritó Mers mientras se colgaba de mi brazo. Estaba junto a Ángel.
-Hola, chicos.
-Bueno, bueno ¿qué ven mis ojos? ¿Y esa carita de felicidad a que se debe? Interrogó Mers.
-A nada en especial, trabajo en un sitio genial y estoy rodeado de gente estupenda les abracé y les atraje hacia mí- ¿qué más puedo pedir?
-Jejeje ¿cómo se llama el afortunado? Replicó mi secretaria. Ángel sólo sonreía.
-¿Por qué deduces que es él y no ella?
-Bueno es lo que tiene ser gay bromeó ella.
-Yo no soy gay soy polisexual jejeje -repliqué.
-¿Te molan sólo los polis y otros cuerpos uniformados? Añadió Ángel.
-Jejejeje estáis tontos los dos paso de vosotros digáis lo que digáis hoy será una gran noche
-¡Uy! Por su carita diría que será "La Gran Noche"
-Mers, ese vestido te sienta muy bien -respondí con una sonrisa.
-Vale, vale no me lo cuente señor Garage, pero lo descubriré
-El día que pronuncies bien mi apellido te contaré de quién me he enamorado jejeje bromeé.
-¿Podemos hablar un segundo? Ricardo estaba tras de mí y en su cara no se reflejaba precisamente la felicidad que hubiese sido propia en un acto tan importante para él como aquel.
-Sí, claro. Nos disculpáis -añadí dirigiéndome a Ángel y a Mers.
Ricardo cruzó el lobby y entró en uno de los ascensores, le seguí. Nos detuvimos en la primera planta. Aún no había abierto la boca y yo no me atrevía a preguntar. Salimos del ascensor y se detuvo en el hall de la primera planta.
-Hay algo de lo que quería hablarte
-Tú dirás
-Verás, esta mañana te he visto hablando en la puerta de tu despacho -se detuvo.
-¿Y? No sabía que hablar tenía penalización en esta empresa
-Bien, no estabas hablando, estabas discutiendo entonces empezaron a temblarme las piernas, empecé a entender a qué se refería Ricardo-. Estabas con un chico muy joven
-Bien ¿y qué tiene de especial? Intenté aparentar normalidad.
-¿Quién era?
-Un amigo de mi ex novia
-¿Y que hacía montándote una escenita delante de tus compañeros?
-Ha venido ha venido a -intenté justificarme- quería hablar conmigo de Natalia y nos hemos puesto nerviosos
-Si hay algo que he aprendido en el ejercicio de esta profesión es a distinguir cuando alguien está mintiendo
-No miento la cara me ardía, me temblaba el pulso y por dentro me sacudían descargas de frío que me recorrían la columna vertebral mi cara debía ser todo un poema.
-Me gustaría creerte
-¿Y si hubiese venido por otro motivo? ¿Cambiaría algo? Aquello fue como un grito de liberación de mi conciencia, fue casi un acto de rebeldía se trataba de mi vida.
-¿Te gustan los chicos?
-Yo he preguntado antes
-Tu respuesta contestará a las dos preguntas
-No la necesitas, ya tienes tu respuesta ya me has juzgado
-Quiero escucharlo de tu boca
-¿Para qué? ¿Para joderme? ¿Para hacerme sentir mal?
-Me has decepcionado
-Si querías una fotocopia del "Gran Ricardo" te has equivocado soy mucho más que tu reflejo
-No eres nadie ni siquiera tienes valor para asumir tus decisiones nunca te parecerás a mí
-No quiero parecerme a ti tú no eres modelo de nada
-El lunes alguien se ocupará de tu trabajo pendiente, no quiero que vuelvas al bufete hasta que no tengas una explicación que darme
-No cuentes con ella es más, no cuentes conmigo
-Vuelves a decepcionarme -repitió.
-Quizás yo no sea el hijo que esperabas, pero tú tampoco eres el padre que yo hubiese deseado.
Cuando los neumáticos del BMW se deshicieron en contacto con el asfalto a la salida de la rampa del parking, el estruendo fue ensordecedor. Camino de la dirección que me había dado Dani las lágrimas salían solas, una detrás de otra, sin detenerse Ricardo el ejemplo de tolerancia que tenía amigos y empleados gays, me montaba un sumarísimo consejo de guerra para juzgarme por mis pecados, mejor dicho, por mi pecado, mi único pecado mantener relaciones homosexuales. Se sentía decepcionado por no haber logrado un hijo a su imagen y semejanza yo en cambio maldije cada una de las cosas que tenía en común con él. No iba a ser fácil entendernos, especialmente porque yo no estaba preparado para dar explicaciones ni siquiera tenía explicaciones para mí mismo, para tranquilizar mi conciencia. Pero el problema de fondo no era mi sexualidad Ricardo nunca me había escuchado, nunca me había dejado tomar mis propias decisiones, jamás se había preocupado por entenderme ¿por qué iba a darle ahora una explicación? Para que alguien te hable debes estar dispuesto a escuchar, si no ¿de qué sirven las palabras?
Continuará