LVDO (83: ¿Jugamos?)
Tras hablar por teléfono con Carlos, Juan acudirá a su cita con Dani, su intención, solucionar los asuntos pendientes.
- ¿JUGAMOS?
Al llegar al final de la semana, me presenté en el bufete con energías renovadas para afrontar mi última jornada laboral. Me rondaba por la mente la conversación pendiente que iba a tener esa misma tarde con Dani, pero me repetía una y otra vez que fuese lo que fuese lo que iba a decirme, no iba a afectar a mi estado anímico Dani era sólo un rollo, un rollo muy mono, pero sólo eso.
Al entrar en el bufete dibujé la mejor de mis sonrisas para aparentar normalidad, lo último que me apetecía aquella mañana era responder a preguntas sobre mi estado de ánimo.
-Buenos días Mers saludé antes de entrar a mi despacho. Mers vino tras de mí.
-Buenos días Señor Larousse. Aquí tiene el dossier que me pidió, y esta es la lista de llamadas le han llamado varias veces esta mañana
-¿Ah sí? No esperaba ninguna llamada tan pronto
-Era el señor Newey -Mers sonrió estúpidamente.
-¿Graham? repetí incrédulo- ¿Teníamos alguna reunión pendiente?
-No, no al menos que yo sepa jejeje bromeó.
-Pues si tú no lo sabes, que eres de las que lo sabe todo -dije con intencionado sarcasmo.
-Jejejeje yo sólo soy una discreta secretaria
-Sí, lo que me recuerda que tienes trabajo fuera -bromeé.
-¿Quiere que le llame al señor Newey?
-No gracias.
-Mmmmm como quiera, si necesita que le llame a alguien estaré fuera
-Que pesadita estás con la llamada
-Es que creo que harían buena pareja
-¡Mers! ¡A trabajar!
No tenía anotada ninguna cita en la agenda, ni ninguna vista, así que me puse manos a la obra para terminar un artículo para la página web del bufete, otro de los servicios añadidos que pondrá en marcha la agencia del innombrable Graham Newey. ¿Por qué me había llamado? El mal rollo que tenía con Dani hizo peligrar mi firmeza en el tema Graham, aún así decidí no devolverle la llamada.
A la hora de comer, cuando el tedio redujo la actividad neuronal a un escaso nivel y decidí aparcar el artículo para más tarde, no pude resistir la tentación de llamar a Carlos. No sabía nada de él desde que llamó a casa unos días atrás. Tras aclararme con el número a marcar, esperé paciente
-¡Hola! Dijo una voz al otro lado de la línea.
-¿Carlos?
-Sí, sí soy yo.
-Te escucho fatal tío
-Espera -una pausa- ya está, he salido a la terraza, es que el trasto este que nos ha proporcionado la empresa va cuando quiere. ¿Qué tal niño?
-Mmmm... bien, bien con ganas de verte ya pero cuéntame mejor tú
-Muy bien tío estamos en un hotel fantástico en el centro, el trabajo va muy adelantado, o sea que nos deja tiempo libre para conocer la ciudad me estoy enamorando
-Jejejeje
-Es que es alucinante esta ciudad ayer me pasé la tarde paseando por el barrio de La Boca, parece de cartón piedra tío
-Te veo entusiasmado
-Ya te contaré cuando vuelva, y te enseñaré las fotos que hemos hecho por aquí ¡Oh! Hay una muy buena delante de la Casa Rosada, ya verás pero bueno ¿qué tal estás tú?
-Bien, bien
-¿Seguro?
-Bueno, ya sabes todo lo bien que se puede estar con una vida como la mía
-Mmmm ¿con Graham todo bien?
-Prefecto, no le he visto casi
-Vaya, que positivo estás
-Jejeje lo intento
-¿Él o ella?
-Mmmmm que mal pensado eres jejeje
-Jejejeje, bueno, ya me contarás cuando te pille en directo. Por cierto, ¿sabes algo de Valeria?
-No he hablado con ella, pero la he visto, está bien, tranquilo -no le dije que era la nueva secretaria de Ricardo para evitarle sufrir innecesariamente. Todo a su debido tiempo.
-Gracias
-¿Cuándo vuelves?
-Pues antes de lo previsto, en un par de semanas creo
-¿¿¿Un par de semanas más???
-Vaaaaaa, que no queda nada tú limítate a ser bueno
-Lo intentaré jeje. Cuídate mucho Carlos, ¡y a ver si llamas más a menudo!
-Cuídate tú también.
Escuchar a Carlos tan animado con su viaje a Argentina me alegró, le echaba mucho de menos, y saber que estaba bien hacía menos traumático el hecho de no tenerle cerca.
A media tarde terminé el artículo y se lo llevé a Ricardo para que le echase un vistazo. Antes de entrar en su despacho me detuve a saludar a Valeria.
-Hola ¿qué tal todo?
-Hola Juan, bien gracias ¿vienes a ver a Ricardo?
-Sí, vengo a que le eche un vistazo a esto dije alzando la carpeta-. ¿Está ocupado?
-No, no me ha dicho que te hiciese pasar cuando vinieses. Creo que quiere hablar contigo
-Vaya, cuando un padre dice que quiere hablar con un hijo puedes esperarte lo peor -bromeé.
-Jejeje seguro que no es nada, Ricardo está de muy buen humor últimamente.
-Me alegro, pues. Nos vemos luego, Valeria
-Juan
-¿Qué? Me detuve.
-¿Sabes algo de Carlos? Hace varios días que no hablamos
-Sí, le he llamado hoy, está muy animado, y ya ves, en dos semanitas más le tenemos aquí -Valeria sonrió, su cara se iluminó.
-¿Y me podrías dar el número de teléfono? La empresa aún no se lo había dado la última vez que hablamos -su carita me conmovió.
-Claro, claro -saqué el móvil del bolsillo y le dicté el número de Carlos.
-Gracias, Juan.
-De nada, si yo fuera tú, también tendría ganas de hablar con él añadí con un guiño justo antes de entrar en el despacho de mi padre.
Valeria me había pedido el número de Carlos con auténtico interés por hablar con él ese detalle hizo que mis dudas acerca de la idoneidad de Valeria como pareja de mi hermano comenzasen a despejarse. Lo que me sorprendió fue que Carlos no la llamase con mayor frecuencia ¿qué estaría haciendo mi hermanito en su tiempo libre en Buenos Aires? Mmmmm que pregunta más absurda, conociéndole, seguro que estaba de vistas culturales.
-Hola Juan, te estaba esperando
-Algo me ha dicho Valeria. He venido a traerte el artículo para la web para que le eches un vistazo.
-Bien, lo haré luego. Antes quería hablar contigo
-Tú dirás
-Dos cosas. La primera, recordarte la fiesta que daremos mañana para estrenar la nueva imagen del bufete, te lo recuerdo porque seguro que se te ha pasado por alto y es fundamental que asistas vendrán clientes muy importantes y otros que pueden llegar a serlo
-Pues no lo recordaba, la verdad pero bueno, si hay que venir
-Sí, tienes que venir, al menos un rato, tampoco creo que se alargue mucho Por cierto, puedes venir acompañado
-Bien, pero no veo con quién -respondí.
-Como tú veas -concluyó Ricardo.
-¿Ya la segunda noticia que ibas a darme?
-A eso iba ¿recuerdas que hace unos días te dije que Sara y yo íbamos a daros una sorpresa muy pronto?
-Como olvidarlo -respondí-. ¿Está embrazada?
-No al menos que yo sepa jejeje bromeó.
-¿Y entonces?
-Vamos a casarnos.
-¿¿Os vais a casar?? Interrogué perplejo.
-Eso es Ricardo no podía ocultar su alegría.
-¡Vaya! Me alegro mucho de verdad respiré aliviado mientras le daba un abrazo. Al menos Valeria había quedado fuera de sus redes. Los hombres del mundo podían descansar tranquilos ahora que Ricardo iba a estar fuera de servicio.
-Gracias
-¿Y para cuándo será el enlace? Jejeje
-Pues para dentro de un mes ya te iré poniendo al corriente de los preparativos, Sara se encarga de ello.
-Es una gran noticia, Ricardo. Enhorabuena a los dos.
Cuando salí del bufete en mi cara se dibujaba un gesto de felicidad incrédula. Mi padre a sus 57 años iba casarse de nuevo con Sara, la ex novia de su hijo. Cuando Ricardo me contó que se había enamorado de Sara, aun viendo el entusiasmo en sus ojos, jamás pensé que lo suyo acabaría en boda. Vivir para ver. Me alegré por ellos al igual que me alegraba por Carlos. Mi hermano había recuperado la ilusión en el sexo contrario de la mano de Valeria y aunque yo desconfiaba inicialmente de ella, lo cierto es que su interés por Carlos me había llegado al alma. Rosa se había mudado a un piso con Eduard y su hijo y parecía que las cosas marchaban. Mi familia tenía proyectos y había reconducido su vida ¿y yo?
A la hora acordada pasé por delante de City TV en la Diagonal, Dani estaba apoyado en la pared del edificio, leyendo un libro. Me detuve en el lateral de la avenida e hice sonar el claxon. Dani me vio y se acercó al coche.
-Hola
-Hola sube, lo siento pero no he podido aparcar, empiezo a arrepentirme de haber cambiado de coche dije cabreado por no haber encontrado una puta plaza de aparcamiento en zona azul donde meter aquella barca de 4,8 metros de longitud para que luego digan que el tamaño no importa.
-Tranquilo, no pasa nada, si quieres vamos a algún sitio dijo Dani mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
-Sí, a un sitio más tranquilo
No sabía lo que Dani iba a decirme aquella tarde, pero en cualquier caso prefría que no lo hiciese en un café atestado de gente. Mejor buscar un sito tranquilo para aparcar el coche y poder charlar. Y entonces se iluminó una idea en el interior de mi saturado cerebro. No era fácil llegar hasta allí, pero el lugar merecía la pena.
Unos 40 minutos, un atasco y dos tentativas de impacto lateral después, llegamos al sitio que la ocasión requería. Tranquilo y totalmente despejado. Aparqué el coche en el arcén de aquella carretera casi desierta y salimos del coche.
-La vista es espectacular -dijo Dani mientras observa la ciudad aparentemente vacía a nuestros pies. Del equipo de música del BMW salía la punzante melodía de la canción "My Immortal" de Evanescence.
-¿Y de la Torre que me dices? Dije señalando la majestuosa Torre de Collserola que se erguía poderosa y desafiante a nuestra espalda.
-Genial, nunca había subido hasta aquí arriba venir hasta Collserola no es precisamente fácil y menos si no tienes coche.
-Bien, ¿de qué querías hablarme?
-Ah sí pues siento haber estado tan distante estos últimos días es que no sé
-¿No sabes?
-No
-¿No sabes a qué se debía tu distanciamiento?
-Bueno digamos que prefería darnos un poco de tiempo y espacio para no confundir las cosas
-¿Confundir las cosas? Dije yo imaginando por donde iba, pero prefría que lo dijese él mismo.
-Bueno, quiero decir que sólo nos hemos enrollado No sé, me parecía que debía aclararlo antes de que alguno de los dos se colgara o confundiese las cosas
-Ya bueno, si crees que hacía falta aclararlo
-Sí, bueno es que yo ahora mismo no busco nada serio quiero ir a mi rollo, estar libre para hacer lo que quiera jugar si me apetece
-Ya escuchándote parece que estés saliendo de una relación o algo parecido
-Mmmm -Dani vaciló y agachó la mirada.
-¿Estás saliendo con alguien?
-Sí, bueno no
-¿Sí o no?
-No sé estaba saliendo con un chico pero nos hemos dado un tiempo
-Ya, entiendo dije absolutamente confundido- ¿Y tú tienes intención de volver con él?
-No sé aún significa mucho para mí pero no lo tengo claro, por eso quiero estar solo y hacer lo que me apetezca
-Bien, entiendo
-¿Sí? Su expresión fue de sorpresa, posiblemente porque no creía que nadie le pudiese entender cuando ni él mismo sabía lo que quería.
-Más o menos
-Y bueno ¿tú como lo ves?
-Bien, bien lo respeto, yo no me había colgado ni nada mentí- y agradezco que hayas dejado las cosas claras, pero no entiendo por qué no me dijiste antes que tenías novio
-No sé tampoco me lo preguntaste -Su respuesta no me gustó, sonó prepotente y desafiante.
-Bueno, supongo que no se me pasó por la cabeza
-No sé, siento no haberlo aclarado todo desde el principio por eso dejo en tus manos lo de seguir con el rollo o no
-Bueno dudé- no sé
-Creo que no te esperabas que te dijese esto
-No sabía que esperar de ti respondí-. Bueno, sabía que todo esto era un rollo y tal pero como no sabía que estuvieses colgado de alguien pues quizás no sé tenía ciertas expectativas
-¿Expectativas? Preguntó él sorprendido.
-Sí bueno, sabía que esto era un rollo, pero pensé que podía ir a más, que podíamos estar enrollados, es decir, un rollo más frecuente ¿entiendes? Ni siquiera sabía porque estaba siendo tan sincero con él, pero ver como se hundía ante mis ojos una nueva oportunidad de ser ligeramente feliz hizo que mis defensas se esfumaran.
-Entiendo no sé, quizás yo también lo esperaba pero por ahora es mejor no pensar en ello, quiero aclararme antes de tomar ninguna decisión
-Entiendo -sonreí descolocado.
-Pues ahora tú dirás si quieres seguir jugando y lo dejamos aquí -Dani me devolvió la sonrisa.
Dieciocho años, físico de adolescente bien desarrollado pero sin exageraciones, moreno físicamente bastante común, pero poseedor de una sonrisa, una mirada y un encanto que se encuentran pocas veces en la vida reunidas en la misma persona. Una sonrisa envenenada, una mirada opaca para mí y un encanto cuyos riesgos empezaba a sufrir. Le miré fijamente a los ojos sin captar el más mínimo atisbo de sentimiento en ellos. Para Dani aquello sólo era un juego, pero para mí aquella tarde sólo había dos opciones: o seguir jugando o estar solo otra vez. Me acerqué y le besé en los labios.
-¿Jugamos?
-Me justa jugar -sonreí y él me devolvió la sonrisa, aunque esta vez me pareció menos sincera que nunca. Jugar y asumir los riesgos de eso se trata ¿no?
Continuará