LVDO (69: Sesenta y nueve)

Justo antes de la cena de Nochebuena Carlos descubrirá aterrorizado que tiene un problema con una parte de su vestuario, su hermano Juan estará allí para ayudarle...

  1. 69

-¿Cómo llevas la cena? –He interrogado al entrar en la cocina.

-Ufff… ya casi está

-Pues más te vale que termines ya, porque faltan menos de dos horas para que lleguen todos.

-Ya, y aún tengo que ducharme y cambiarme de ropa… ¿cómo llevas tú la mesa y la decoración?

-Todo listo –he respondido.

-¿Y Toni?

-Pues ha salido con un… ¿amigo? Creo que ha ido a comprarse algo de ropa para la cena.

-¿No te ha ayudado?

-¿Toni? Toni siempre está dispuesto a echarme una mano –he respondido con una sonrisa-. Se ha ido hace un rato, cuando tu estabas en el súper de El Corte Inglés.

-Bien, espero que no llegue tarde… -ha resoplado Carlos.

-Seguro que no. Por cierto, recuerdos de Graham

-¿Le has visto?

-Sí, le vi ayer en una reunión de… trabajo.

-Es buen tío, luego le llamo para felicitarle las navidades.

-Sí, buen tío… -he murmurado sin quitarme de la cabeza su comportamiento algo sobrado y chulo del día anterior.

-¿No te cae bien? –Ha preguntado Carlos al escuchar mi comentario.

-Pues sí, es simpático y todo eso pero… no me parece de fiar.

-Graham es un buen tío, pero no puedes confiar en él, no puedes esperar nada de él, es totalmente impredecible

-Ya veo… -he murmurado-. Bueno, yo voy a darme un baño relajante antes de la cena. Te llamo cuando necesite que me enjabones la espalda… jejeje.

-Espérate a que llegue Toni, no dices que siempre está dispuesto

-A echarme una mano… -he terminado yo la frase con una sonrisa pícara antes de desaparecer por la puerta de la cocina.

Debe ser la Navidad que hace que esté menos a la defensiva, pero ni siquiera me ha parecido un ataque el comentario de mi hermanito sobre Toni.

Me he despojado de la ropa y me he hundido bajo el chorro de la ducha. Necesitaba este momento. Mientras me estaba enjabonando me han venido a la cabeza imágenes de mi encuentro con Marc esta mañana. Cuando me llamó ayer por la noche, durante la cena, para pedirme por favor que nos viésemos para hablar, ya me cogió de sorpresa, pero lo de esta mañana ha sido simplemente absurdo.

Tal y como me dijo ayer, nos hemos encontrado en el Café Zurich del Triangle. Cuando he llegado, Marc me esperaba junto a la puerta de la Fnac.

-Gracias por venir, tenía ganas de hablar contigo.

-Tu dirás

-Mejor vamos a dar una vuelta, por aquí pasa demasiada gente

-¿Y qué? Esto es Barcelona, es normal que haya gente

-Mmmmm –Marc ha dudado-. Mejor vamos a un sitio más tranquilo.

Hemos empezado a caminar y hemos cruzado la Plaça Catalunya en dirección a la calle Fontanella. Cuando estábamos llegando a la plaza Urquinaona, Marc se ha decidido a abrir de nuevo la boca.

-Damián y yo nos hemos liado

-Vaya… -he exclamado sorprendido-. Eso es una buena noticia ¿no?

-No… -ha dicho él con un gesto frío.

-¿Por qué no?

-Porque no. Porque todo es muy complicado.

-¿Qué ha pasado? –He dicho yo interiorizando mi papel de consejero sobre temas homo. Curioso, si me llegan a decir hace unos meses, cuando mi vida estaba llena de dudas, que debería escuchar y aconsejar a un adolescente confundido sobre el sexo homosexual… no me lo hubiese creído. La vida da muchas vueltas, la vida es muy puta.

-Nos liamos en su casa mientras veíamos una web porno gay en Internet. Habíamos quedado para hablar, Damián me dijo que quería arreglar las cosas

-Bueno, eso está bien ¿no?

-No.

-¿Por qué no? –He dicho con la paciencia al límite.

-Porque cuando se corrió me echó de casa. Y ayer volvió a pasar, se corre y me echa… y yo como un gilipollas vuelvo cuando me llama

-Ufff… -he resoplado-. Debe estar hecho un lío, dale tiempo

-¿Tiempo? Es lo que hago, darle tiempo, pero mientras me va quemando todo esto por dentro. Tengo ganas de verle, de estar a su lado, aunque no sea para hacer sexo… necesito verle… -la cara de Marc era todo un poema.

-Es complicado, créeme que lo siento mucho por ti, pero creo que

Antes de que haya podido acabar la frase, Marc se ha separado de mí y avanzándose unos pasos se ha parado frente a tres chicos de su edad y les ha saludado. Mientras hablaban, Marc parecía nervioso, me miraba de reojo como implorándome que no me acercase al grupo. Tras un apretón de manos y algún gesto de coleguismo hetero más, Marc se ha despedido y ha vuelto a mi lado.

-¡Joder! Sabía que alguien nos iba a ver juntos… no deberíamos haber quedado aquí. ¿Podemos ir a un sitio menos concurrido? –Y aquí se me ha acabado la paciencia.

-Sí claro, vamos a Hospitalet del Llobregat o mejor… ¿por qué no nos damos una vuelta por Huelva? ¿Conoces a alguien allí?

-Joder, no te pongas así… entiende que para mí todo esto es difícil.

-Joder, pues a ver si te crees que es más fácil para mí. Pero que te guste Damián, que estés colgado de él o te lo hayas follado no tiene nada que ver con que demos una vuelta juntos por el centro de Barcelona. O te crees que llevamos un cartel en la frente que dice: hemos follado.

-Siento haberte molestado pidiéndote que vinieses

-Mira, me sacas de casa para hablar y vengo hasta aquí porque creo que eres un tío majo y me caes bien. Además, me siento en cierta manera responsable de lo que pasó en Deltebre, hasta aquí bien. Pero lo que no voy a hacer es aguantar gilipolleces, tío. A nadie le importa con quien vas por la calle y no tienes porque dar explicaciones. Si necesitas hablar, perfecto, yo también lo he pasado mal durante meses y aún sigo despejando dudas, y estoy dispuesto a darte mi apoyo, pero no así.

-No debería haberte llamado

Y con esas tiernas palabras, el mamador de Port Aventura se ha despedido de mí. Cuando he recuperado el sentido de la realidad, he vuelto a casa caminando.

Marc me ha recordado al Juan de hace unos meses, al Juan que echó de su coche a un Toni enamorado después de una celestial mamada. Me ha recordado aquellas dudas, aquella angustia, me ha recordado el daño que he hecho por el camino. Y cuando empezaba a enjuagarme bajo el chorro de la ducha me he mirado, he visto un nuevo Juan. Un Juan heterogay o bisexual (que más dará el nombre si designa la misma realidad), un Juan que no teme dejarse llevar por los sentimientos. Un Juan que cuando termina de correrse junto a otro tío ya no siente la aplastante sensación de arrepentimiento que durante tanto tiempo le acorraló. Un nuevo Juan.

Me he puesto unos pantalones vaqueros ajustados de Levi’s con mi última adquisición, una llamativa camiseta de Custo Barcelona: ‘arreglao pero informal’. Mientras me peinaba, o lo intentaba, he oído la desperada llamada de mi hermano.

-¿Qué quieres?

-Joder, a que no has puesto la lavadora esta mañana

-No… -he reconocido con timidez. Carlos estaba en su habitación rebuscando en los cajones de su armario. Llevaba una toalla anudada a su cintura-. ¿Por qué, necesitabas algo limpio?

-Hombre, tu dirás… tenemos una cena de Nochebuena que espero acabe de la mejor de las formas y ahora resulta que voy a tener que ponerme esto… -Carlos ha alzado la mano y me ha enseñado un slip rojo de raso, posiblemente de alguna fiesta de Fin de Año.

-Jejeje… pues no te quedarían mal

-Ya, pero antes tendría que caberme la polla dentro… -la frase de Carlos acompañada por un gesto más propio del reto que de la comicidad me han sorprendido-. ¿Tienes tú algún boxer para prestarme?

-Espera –he dicho saliendo de su habitación-. Tengo una idea mejor

Cuando he vuelto a entrar, llevaba en las manos el paquete envuelto que contenía el regalo que le había comprado la tarde en que fuimos juntos de compras.

-Lo había comprado para el día que te hiciese falta

-¿Qué es? –Ha interrogado sorprendido Carlos mientras deshacía el envoltorio-. Jejeje… vaya, vaya… unos boxers de D&G… estás en todo hermanito. Te debo una… muchas gracias.

-No hay de que. Me voy a ver la tele

-No, nada de eso… -ha replicado-. Quiero que me los veas puestos y me des tu aprobación.

-Bien… -he susurrado.

Sin decir nada más, Carlos ha tirado de su toalla, casi imitando mi gesto el día en que me anunció que Toni se mudaba con nosotros, y ha dejado a la vista de mis ojos perplejos su polla descapullada con un apetecible principio de erección. Sin prisa, Carlos ha sacado de la caja de cartón los boxers y se los ha puesto lentamente, cuando el elástico ha llegado a la altura de su polla, ya morcillona, la ha sujetado con una mano y la ha colocado en el interior de los boxers. Un giro sobre sí mismo para dejarme contemplar su perfecto culo de nadador y de nuevo sus ojos sobre mí.

-¿Qué tal?

-Perfectos, sabía que te quedarían de putísima madre… -debajo de la tela se apreciaba una erección tan importante como la que tenía yo entre mis piernas en ese momento.

-Bueno, pero creo que me aprietan un poco –ha dicho Carlos colocándose de nuevo la polla con suma tranquilidad.

-Debe ser la erección

-Joder, no había reparado en eso –ha dicho con una sonrisa maliciosa-. Pues así no se puede quedar… ¿no decían en Algo pasa con Mary que a una cita con una chica hay que ir con la pistola descargada?

-Eso decían… -he dicho yo sin quitar la vista de su entrepierna.

Carlitos se ha bajado de nuevo los boxers hasta quitárselos completamente y se ha sentado en la cama, frente a mí. Sus dedos han atrapado su polla y ha empezado a masturbarse sin dejar de mirarme.

-Estoy muy caliente… -ha dicho soltando un leve gemido- ¿Y tú?

No he contestado, no podía, la escena era surrealista, simplemente he asentido con la cabeza. Mi gesto ha sido la luz verde que necesitaba mi hermano para lanzarse a consumar un acto tan excitante como irracional. Se ha levantado de la cama y con la polla apuntándome se ha acercado. Sus labios se han clavado en mi cuello mientras sus manos me quitaban la camiseta. Pausa para acariciarme el pectoral y observarme. De nuevo sus manos en mi pecho, recorriéndolo. Mis gemidos han animado a Carlos, que agachando su cabeza ha empezado a lamerme los pezones, sus manos han alcanzando el cierre de mis tejanos y ha tirado de ellos junto a mis boxers. Lo que ha sucedido después ha sido simplemente increíble. Carlos ha sujetado mi polla con una mano y arrodillándose frente a mí, se la ha metido toda en la boca.

Puto placer sexual. Con los labios de mi hermano sobre el tronco de mi polla y su lengua jugando salvajemente con mi glande, casi he logrado olvidar que algo más que aquella mamada nos unía en la vida. Ufffffffff… hubiese matado por detener aquel instante eternamente, por congelar para siempre aquellas sensaciones, para que no pasasen jamás, para tener el placer infinito.

-Ven –ha dicho Carlos arrastrándome de una mano hasta la cama. Antes de estirarme junto a él he terminado de quitarme los pantalones y los boxers-. Así no… -ha añadido mientras me indicaba que me colocase al revés. En un instante nuestros cuerpos han formado un perfecto 69, con la polla de mi hermano a escasos centímetros de mi boca me he sentido extrañamente afortunado… había deseado tanto que se repitiese la noche del 31-J.

Mientras Carlos devoraba mi polla con un deseo que jamás le hubiese atribuido, yo me he dedicado con la misma intensidad a su precioso y grueso pollón. Pero no podía detenerme sólo en su polla, con su culito tan cerca, mi lengua ha explorado el territorio. Mi hermano ha empezado a gemir desesperadamente. Con mi mano pajeando su polla mientras mi lengua penetraba lentamente su esfínter, mi hermano ha estallado en una monumental corrida. Pocos segundos después mi polla ha empezado a eyacular disparando al cuello y al pecho de Carlos. No recuerdo haberme corrido tanto en mi vida.

Exhaustos, Carlos se ha dado la vuelta y se ha estirado a mi lado. Los dos con la cabeza en los pies de la cama. Ha posado su mano sobre mi pecho acariciándome y deslizando sus dedos en el rastro de nuestras corridas.

-¿Sorprendido? –Ha preguntado sin mirarme, con sus ojos clavados en el techo.

-Sí… -claro que lo estaba, una cosa es que se la coma a mi hermano, y la otra es que hagamos un 69 de película, digamos que tomar parte activa en el polvo le compromete más.

-No es la primera vez

-Ya… Graham ¿no?

-Supuse que te harías muchas preguntas al conocerle… hoy ya tienes respuesta para alguna de ellas.

-Os liastéis cuando estabais en el instituto

-No exactamente. Yo no hubiese hecho lo que hice por un rollo. Con Graham todo fue muy especial

-¿Estabais enamorados?

-No sé… llámalo como quieras… pero para mí fue algo muy importante.

-¿Y por qué acabó?

-Porque yo, a diferencia de él, esperaba otra cosa de mi vida. Y no tiene nada que ver con aceptarlo, simplemente siempre me he sentido atraído principalmente por las chicas… lo de Graham y ahora esto, son dos excepciones… dos curiosas excepciones.

-¿Te arrepientes de ellas?

-No, ya te lo dije el día que te recogí en el aeropuerto, no suelo arrepentirme de lo que hago. A pesar de ello no creo que vuelva a suceder, no me parece justo para nadie

-Ya… -he dicho yo sin poder evitar sentir cierta tristeza. Sus palabras han sonado a despedida-. ¿Y con Graham que relación tienes ahora?

-Buena, sí… aunque supongo que mantengo las distancias. Cuando nos mudamos a Sitges y lo nuestro acabó Graham quedó muy tocado. Nunca he dejado de estar enamorado de mí, y yo, a pesar de que le tengo mucho aprecio, no podría corresponder nunca un sentimiento así. Lo siento por él, creo que el tiempo le ha hecho demasiado insensible… no es bueno olvidarte de que con tus actos implicas los sentimientos de otras personas. Ten cuidado con él

-No tengo nada con él –he mentido.

-Ya, eso con Graham es sólo cuestión de tiempo… -ha respondido Carlos con una mirada cómplice.

Nos hemos quedado unos segundos en silencio. La advertencia de mi hermano sobre Graham ha retumbado en mi interior junto a la imagen de Carlos comiéndome la polla. Demasiadas emociones en tan poco tiempo.

-¿Estás bien? –He preguntado rompiendo el silencio.

-Sí, muy bien… tan bien que no recordaba la última vez que me sentí así de liberado. Sea como sea, esta ha sido la mejor de las despedidas para esas curiosas excepciones

-Me alegro.. –he murmurado.

-¿Y tú? Me debes una conversación… yo acabo de ser totalmente sincero contigo

-Bueno, no sé si tiene demasiado sentido que te cuente lo que ya sabes

-¿Qué crees que sé yo?

-Pues sabes que he estado liado con Toni, que dejé a Ana porque tenía dudas relativas a mi sexualidad, que dejé a Natalia por lo mismo, que mi vida ha cambiado mucho

-No lo sabía… podía imaginarlo, pero necesitaba oírlo de tu boca. Estoy orgulloso de ti

-¿Orgulloso de que la haya cagado tanto?

-Orgulloso de esta conversación, los errores han merecido la pena ¿no crees?

-Quizás, aún no estoy seguro, me quedan demasiadas dudas que resolver aún

-Tienes mucho tiempo por delante para hacerlo… -ha respondido Carlos mientras se incorporaba y me miraba- ¿En qué piensas?

-Jejejeje… soy bisexual, o heterogay o hetero con tendencias gay o gay con tendencias hetero

-Jejejeje

-Pensaba que jamás iba a poder decirlo en voz alta

Carlos se ha levantado de la cama y ha abierto el cajón de su escritorio. Tras rebuscar entre los papeles ha cogido una nota y ha vuelto a la cama.

-El día que encontré esto en unos pantalones tuyos que te cogí prestados, entendí que algún día iba a llegar este momento

"Tenía un compromiso ineludible y he tenido que salir. No he querido despertarte, estabas precioso durmiendo en mi cama. Espero verte pronto. Ha sido una noche fantástica. Un beso. David".

-David –he suspirado- ¿Y por qué supiste al leer esta nota que algún día tendríamos esta conversación?

-Estabas enamorado de él… -no he respondido, he agachado la mirada y la he posado sobre la nota-. Lo supe porque una cosa es tirase a un tío, y la otra es estar enamorado… por sentimientos como ese, merece la pena afrontar los cambios que se produzcan. Sabía que lo harías

-Me temo que aún me quedan muchos cambios por afrontar

-No temas, seguro que lo que viene a partir de ahora es mucho más sencillo. Problemas tendrás seguro, la vida es muy puta, es lo que tiene, pero al menos tendrás claro hacia donde vas y cuales son los errores que no volverás a cometer

-Es posible… -he dicho intentando creer en sus palabras.

-Ahora vamos a ducharnos otra vez, nos hace falta. En menos de veinte minutos llegan nuestros invitados

-Gracias por todo… -le he dicho antes de plantarle un beso en la mejilla.

-Gracias a ti por ser mi hermano, no sabría vivir sin ti

-Es mutuo

Mi hermano se ha levantado de la cama y ha cogido una toalla limpia. Cuando iba a salir para ir al baño

-Carlos

-¿Qué? –Ha dicho mirándome.

-Suerte esta noche con Valeria

-Gracias –ha respondido con una sonrisa.

Continuará