Lunes.

Una mujer aparece en el bar donde estoy tomando un café y la llevo a casa pensando que es una puta.

Muchos piensan que los lunes no son buenos porque representan el final de la fiesta y el regreso a la rutina del trabajo, aunque para Marc ese lunes marcó un antes y un después en su vida.

Asistió a una reunión temprano, le aceptaron las fechas y precio de unos proyectos que cubrirían todo un trimestre y  de regreso a casa había entrado en el bar donde suele desayunar, estaba al final de la barra tomando un café cuando una bella mujer se aproximó.

.- ¿Puedo sentarme?

Naturalmente.

En ese momento Marc pensó.       • No suelo pagar por sexo, pero a esa putita se la ve con clase y me apetece follármela. •

Sara tenía sus propios pensamientos.                  • Es más guapo de lo que imaginaba, espero que sea igual de profesional •

¿Qué te apetece? .- Un café solo por favor. .- ¿He de llamarte Giovanni? Puedes llamarme como desees, pero mi nombre es Marc.

• Veamos cómo reacciona, me ha costado mucho venir, para que ahora me deje aquí como a una tonta •

Se abrió la ligera gabardina, y pude apreciar su físico que resultó ser impresionante, pero lo que más me sorprendió fue la elegancia con que vestía, al verlo antes pensé que el collar de perlas seria bisutería, pero viendo el resto de su indumentaria deseché esa absurda idea, una blusa azul claro semejante al color de sus grandes ojos, insinuaban sin mostrarlos unos pechos perfectos, que recordaban los de la Venus de Milo, me sacó de mis pensamientos su agradable voz.

.- ¿Te he decepcionado?

En absoluto, eres una criatura preciosa.

.- ¿Tienes dónde ir? No me gusta estar aquí donde todos me miran sin disimular.

• Esta pandilla de viciosos no me sacan el ojo de encima, en otras circunstancias no me importaría, pero precisamente hoy me molesta y mucho sentirme observada •

Podemos ir a mi casa que está aquí cerca o a un hotel tú decides, lo que quiero es que te sientas cómoda y segura al tiempo.

.- Si te pregunto, me dirás que no piensas hacerme ningún daño y te creeré, sinceramente lo mejor será ir a tu casa, seguro que estaremos más tranquilos.

¿Cómo has venido? Tengo la moto ahí fuera pero no tengo un segundo casco aquí, además vestida así no te imagino de paquete en ella.

.- He venido en coche y lo he dejado en doble fila, guíame y te sigo.

Pagué la cuenta y me despedí del camarero hasta el día siguiente, en la calle vi el coche mientras me colocaba el casco, me siguió las apenas dos travesías que nos separaban de casa y al llegar a la puerta del parquin le indique que me siguiera al interior, le señalé donde aparcar, descendió del coche y se acercó a mí.

Esta plaza también es mía y es donde suelo dejar la moto, pero cave bien junto a mi coche.

Entramos en el ascensor, tenía la vista baja y le tomé la mano para tranquilizarla, parecía asustada aunque no adivinaba porqué. Al entrar en el piso no hizo intención de sacarse la gabardina y eso me mosqueó un poco.

¿Quieres marcharte? Entenderé si decides irte, es posible que no estés acostumbrada a esto y te cueste  empezar, pero lo que no quiero es que te sientas obligada, si no es hoy puede ser otro día o nunca si es que consideras todo esto un error.

Abrió la gabardina y la dejó caer al suelo, se aproximó para abrazarse a mí y apoyando su rostro en mi pecho murmuró.

.- No hables más, solo abrázame y hazme tuya porque lo necesito y en algún momento te diré por qué.

Mis manos actuaron por cuenta propia, le di la vuelta para desabotonarle la blusa sin perder el contacto con su cuerpo, acaricié esos pechos por encima de la ropa antes de comenzar, y los pezones reaccionaron de inmediato. Besé su largo cuello notando como se estremecía al contacto de mis labios.

Desnuda semejaba una diosa que me obsequiara con tan bella visión como si fuera lo último que mis ojos de mortal verían.      Su cuerpo vibró entre mis manos y de sus pechos parecía brotar  ambrosia al lamerlos, fui, quien en todo momento gozó de su cuerpo haciéndola gozar hasta llevarla al límite, noté los primeros espasmos del cercano orgasmo, se crispó y con una mezcla de sus piros y jadeos me confirmó que lo estaba gozando, seguí dándole caderazos de forma intermitente.

Un violento e incontrolable llanto se apoderó de ella, eso me hizo parar al desconocer la causa.

.- ¡No!            ¡No pares!     Sigue.

Entre tanto Sara pensaba               • Ahora ya eres un cornudo Luis y tenías razón, me está follando otro hombre y pienso en ti ¿Por cuánto tiempo? Espero que sigas teniendo razón y esto pase pronto, si solo disfrutara del sexo sin pensar en nada sería perfecto •

Atenazó mi cuerpo con sus piernas y su abrazo se hizo tan fuerte que apenas podía separar mi pecho del suyo, sus uñas se clavaron en mi espalda y se arqueó al llegar al clímax con una intensidad a la que no había asistido nunca. Sus estertores terminaron, pero no me soltó y cuando traté de apartarme acarició mi espalda ronroneando como un gatito. Eso me satisfizo en extremo, en todo momento se sometió a mis manejos sin reservas,  es una agradable mujer que disfrutó tanto o más que yo.

Después de un segundo orgasmo donde ya no hubo llanto, cambiamos de posición y fue ella quien se encargó de dirigir la fiesta, su entusiasmo era grande lo que suplía con creces su reducido repertorio, con todo, consiguió hacerme llegar en dos ocasiones siendo ella la vencedora por tres orgasmos de diferencia.

Mucho rato después apoyó la cabeza en mi pecho y se quedó pensativa, callé esperando que dijera algo, pero el silencio era agradable y tenerla así me gustó, eran casi las dos de la tarde y me estaba amodorrando mientras acariciaba su espalda.

.- Tendré que marchar. ¿Puedo darme una ducha rápida?

¿Quieres que te sujete el cabello para que no te lo mojes?

.- No es necesario ¡Gracias!

La esperé en la cama, no quise levantarme y comenzar otra vez, estoy seguro que ninguno de los dos habría resistido estar frente al otro sin volver a tan agradables andanzas. Mientras se vestía lentamente frente a la cama le pregunté.

¿Te volveré a ver?           Y además está el tema del dinero.

.- El dinero está sobre la mesilla.   ¡Perdona por el tópico!

.- En cuanto a lo de vernos, si no estás ocupado me gustaría volver el jueves, podemos quedar directamente aquí si te parece.

Alucinaba, miré y sobre la mesilla había varios billetes, no los cogí pero pensé que había una gran confusión aunque ya la aclararía en otro momento. Salí de la cama y me cubrí con un kimono, fui al baño para sacarme el condón y enjuagarme un poco, pasé por el salón y regresé con un mando para la puerta del parquin.

Puedes llevarte este mando si no te ha de causar problemas, así cuando llegues el jueves podrás entrar y aparcar en la misma plaza que hoy.

.- Gracias       ¡No!   No me causará ningún problema y eso me permitirá evitar que alguien reconozca el coche, no suelo venir a esta parte de la ciudad, ya sabemos que la gente es cruel y se fija en todo aquello que menos les importa pero que más puede perjudicar a otros.

La acompañé hasta la puerta, la besé en la mejilla y me devolvió el beso.   Pasándome un dedo por la mejilla murmuró.

.- Gracias Marc.

Miré con tristeza como entraba en el ascensor, salí a la terraza y esperé hasta verla partir en su coche.

Al entrar, en lugar de preocuparme en comer me fui al ordenador, allí localicé el anuncio de un chico de compañía de nuestra ciudad llamado  (Giovanni) después busque  (Bar OR Café OR Cafetería - Siglo XX) como Bar Siglo XX, solo apareció el de mi barrio que es donde acudió Sara, el otro resultado pertenecía a Siglo XXI y estaba en el centro, llamé y pregunté a quien atendió si un joven que respondía a mi descripción había estado esperando.

.- Pues la verdad es que sí, me ha sorprendido porque ha estado mucho más rato del que suele esperar en otras ocasiones.

Le agradecería que no le dijera que he llamado, trataré de sorprenderlo en algún momento.              ¡Muchas gracias por la información!

Estaba claro, ya sabía dónde estaba la confusión, Sara me había tomado por un puto cuando yo pensaba que era ella la puta, pero de momento no pensaba sacarla del error. Entonces sí que me preparé algo para comer y mientras lo hacía planeé mi futuro inmediato.

Primero de todo se trataba de adelantar al máximo el trabajo, no podía perder la oportunidad de trabajar para esa empresa, se trata de una de las más importantes del sector, era interesante colaborar y poder incluirla en el currículo.

Después pensé en Sara, esa mujer de apenas 30 años tan bella deseable con clase y al parecer con dinero, recordé los billetes sobre la mesilla y fui a recogerlos, había 150 € y eso me subió la autoestima, si mi trabajo como ingeniero fallaba siempre podía dedicarme a ser un profesional en ese otro campo. Hice una nota con la fecha y la adjunté a los billetes con un clip, dejándolo todo en una caja de zapatos, aun ahora no sé porque lo hice.

Llegó el martes,  esperaba en la terraza la llegada de Sara contando los minutos hasta que vi aparecer el coche por la esquina, bajé al parquin y al verme me miró curiosa.

.- ¿Me esperabas?

Naturalmente preciosa, hace rato que estaba pendiente de tu llegada.

Cuando se acercó me besó en la mejilla, pero esta vez la encontré mucho más tranquila que en la despedida de solo dos días antes. Subimos y en el ascensor le pregunté.

¿Te quedaras a comer?              Me gustaría poder charlar un poco si no te molesta.

.- Podemos charlar, pero hoy no me puedo quedar, tengo un compromiso para comer, pero si me permites volver el lunes próximo estaré encantada.

Sara pensaba             • Preferiría quedarme, pero Luis me espera y lamento no poder hablarte de él aún •

Naturalmente que te dejo venir el lunes, y todos los días que quieras.

Su mirada lo decía todo. Llegamos al piso y en esta ocasión Sara se encargó de desnudarme, la veía mucho más relajada y mostraba su verdadera personalidad, es una mujer ardiente que posiblemente no ha encontrado con quien desahogar su frenesí.

Sus labios se me antojaron más rojos que el pasado lunes, pasé un dedo por ellos y comprobé que no los llevaba pintado. Tomo mi mano y comenzó a lamerme ese caprichoso dedo, al despojarse de la gabardina vi que debajo solo llevaba el sujetador y un diminuto tanga, me sonrió con una mirada traviesa.

Fue lamiendo mi cuerpo hasta llegar a la enhiesta verga, en ese momento no podía pensar y la dejé hacer, la fue masajeando con una mano hasta que decidió comenzar a lamerla en toda su extensión, apartaba el prepucio con los labios para besar el rojo glande que se confundía con sus labios creando una sensación de plenitud, me miraba de hito en hito con sus grandes ojos, solo por ver complacencia en los míos.

En silencio pensé      • Pero que puta eres, me estas matando con esa mamada, y parecías tan modosita el lunes •

No intenté apartarla cuando noté que me iba, por lo general suelo hacerlo la primera vez, no a todas las mujeres les gusta el sabor del semen pero a ella intuí que si, como así fue. Succionaba lo que iba sacando pajeándome al tiempo que sorbía, cuando quedé escurrido me arrastro literalmente hasta el baño donde me lavó la verga a conciencia, después me llevó a la habitación y tras tumbarme en la cama me colocó un condón y puesta sobre mí con una serie de sentadillas se ensartó sin dejar de mirarme a los ojos sumidos ambos en un sepulcral silencio.

Al llegar al clímax se venció sobre mi pecho y se abrazó como si temiera caer, me besaba el cuello y murmuraba.

.- Ahora sí, esto es lo que necesitaba desde hace tiempo.

Mientras Sara pensaba       • Desde que no puedo estar con Luis, es la primera vez que disfruto realmente del sexo, en solitario está bien pero esto es mucho mejor •

No entendí a que se refería, pero me pareció algo positivo. Hasta el momento, en las ocasiones en que había intentado besarla en los labios siempre se había retirado, eso me desconcertaba y decidí saber la causa de tal comportamiento.

¿Puedo besarte en los labios? Me apetece mucho, pero si te molesta lo entenderé y respetaré.             • Veremos cómo reacciona •

Sara se vio acorralada y pensó       • Creo que no tengo escapatoria, si no le cuento algo seguro que se enfadará •

.- No es que no quiera, pero si existe una causa que para mí es importante, no pensaba hablarte de ello hasta más adelante pero creo que lo mereces.

.- Amo mucho a mi marido, ha sido él quien me ha hecho salir para encontrar sexo. No me preguntes nada por favor, a medida que pueda te iré dando detalles, una de las cosas que más tardaré en entregarte serán mis besos, pero te aseguro que los tendrás cuando pueda dártelos.

Algo desconcertado pensé.            • Eso sí que es raro como todo lo que tiene que ver con Sara •

Te entiendo.         Tranquila que esperaré a que puedas, y ya no intentaré besarte de forma consciente, te pido disculpas si en algún momento mis labios buscan los tuyos, será algo instintivo pues me encantan y los deseo.

Su sonrisa fue pago suficiente por mi paciencia, ahora tenía claras dos cosas, una es que no fue casualidad mi encuentro con ella, solo la confusión hizo que fuera yo, y la otra fue  que de momento no nos besaríamos por deseo expreso suyo, quizás por un sentimiento de respeto u odio hacia su marido, esperaría sin atosigarla para saberlo en su momento.

Ese día fue un carrusel el que vivimos, yo gocé mucho y ella al parecer también, al marchar vi sobre la mesilla otros 150€ y mecánicamente hice lo mismo que con los anteriores.

Pasé los siguientes días trabajando con ahínco para adelantar los proyectos, pero el lunes me aposté en la baranda de la terraza a esperar verla aparecer, y en cuanto lo hizo bajé al parquin a esperarla, el verme corrió hasta la puerta del ascensor como una chiquilla y se abrazó a mi besándome en las mejillas, sin soltarnos entramos en el ascensor y ronroneando me dijo.

.- Hoy si me quedaré a comer si me invitas.

Naturalmente que te invito, de hecho he comprado por si aceptabas la invitación.

Esa mañana hicimos el amor en lugar de follar, a mediodía puse en marcha el horno con lo que había preparado y nos sentamos en el salón a tomar un vermut y charlar amistosamente mientras se terminaba de hacer la comida, en un momento en que ambos quedamos en silencio Sara con la mirada perdida comenzó un largo monologo .- Al poco de casarnos, Luis tuvo una especie de depresión por estrés según nos contó el psicólogo que lo atendió y que lo sigue tratando, perdió todo interés por el sexo y se agobiaba cuando trataba de tenerlo, eso no me importó porque lo principal es su salud y me resigné a esperar a que se recuperase para seguir con nuestra hasta el momento maravillosa vida sexual.

Una semana antes de conocerte, el psicólogo pidió que acompañara a Luis a la consulta porque quería hablar con los dos de una terapia que estaba seguro que funcionaria para resolver una buena parte de los problemas.

Nos atendió en su estudio, una pequeña consulta muy discreta sin recepcionista ni la parafernalia que tanto impone a los pacientes; me gustó mucho la franqueza que empleó para explicarnos sin rodeos.

En este punto creo que es acertado tutearnos, el problema principal de Luis es su obsesión por no poder cumplir sexualmente contigo, el piensa que necesitas tener tanto sexo como el que te proporcionaba antes de la crisis y esa idea es la que ocupa sus pensamientos continuamente.

La solución que le propuse y que él no oso comentarte y por eso estamos aquí los tres, es que encuentres a alguien con quien practicar sexo y que no ocultes tu satisfacción cuando regreses a casa. Ya sé que esto te parecerá una aberración dada tu educación conservadora, pero es la única forma de que su mente se desbloquee y podamos avanzar en su recuperación, de otro modo el problema se puede hacer crónico y es posible que nunca se recupere totalmente.

Me quede estupefacta, pero reaccioné enseguida y respondí.

.- Si tu Luis, confirmas lo expuesto aquí estoy dispuesta a colaborar haciendo todo lo posible para cumplir, pero lo haré solo con alguien que no pertenezca a nuestros círculos, de otro modo se me haría muy penoso y además dudo que ninguno de nuestros conocidos, fuera capaz de parar cuando el tratamiento hubiera terminado.

Luis con la cara roja y la mirada baja musitó a media voz.

Me cuesta pedírtelo, pero creo que es lo mejor para todos.

No añadió nada más, me levanté y después de estrecharle la mano al psicólogo salimos de la consulta mientras pensaba como afrontaría ese compromiso que había contraído, en la puerta me despedí de Luis tomé un taxi y me dirigí a casa y él marchó a la empresa que dirige.

Al llegar, lo primero que hice fue consultar algunas agencias de acompañantes pero no me inspiraba confianza, entonces miré anuncios de chicos que trabajaban por cuenta propia y contacté con varios de ellos y uno eras tú.  Me llamó la atención lo de Giovanni e imaginé que quizás eras italiano, tienen fama de buenos amantes pero la verdad es que de ti no tengo quejas.

Bueno, ahora ya sabes por qué estoy aquí y entenderás que amo mucho a mi marido, follo contigo y trato de pasarlo muy bien y hacértelo pasar bien a ti, pero siendo sincera, en muchas ocasiones cierro los ojos e imagino que el destinatario de mis manejos es Luis, de ahí no querer besarte de momento.

He de confesarte que nunca habría sospechado nada semejante.

Sonó el aviso del horno y sin hablar nada más sobre el asunto fuimos a la mesa y comimos en animada conversación sobre tonterías, reímos mucho y después de reposar un poco la comida, Sara se aproximó a mí y comenzó a restregarse conmigo como si fuera un gatito. A media tarde dijo que tenía que marchar y que regresaría el próximo miércoles, sobre la mesilla dejó la cantidad que ella misma había estipulado. Y viéndola marchar recordé lo que me había contado.

Realmente tenía que ser grande el amor por su marido para aceptar lo que le propuso, me sentía un poco canalla al no decirle la verdad, pero de hecho no tenía intención de enamorarme ni ponerla en ningún compromiso y en mi interior sabía que en algún momento le contaría la verdad y le devolvería el dinero.

La noche del martes y cuando me disponía a salir a cenar en un restaurante cercano, paró el ascensor en el rellano, al ser un ático sabía que quien fuera venía a mi casa, abrí la puerta y allí estaba Sara envuelta en un mar de lágrimas. La abracé y la hice pasar, en el salón le pregunté.

¿Que te sucede? ¿Te han hecho algún daño? No te esperaba hasta mañana.

Cuando se serenó un poco contestó hipando.

.- ¿Por qué todos me mienten? Soy una mujer fuerte y capaz de afrontar la realidad.

La ayude a sentarse y pensé que quizás había conocido la verdad sobre Giovanni y descubierto que suplanté al verdadero.

Cuando me confesaste la verdad sobre tus motivos para estar con otro hombre no fui sincero contigo, el día que nos encontramos pensé que la puta eras tú, y aunque no he pagado nunca por sexo me sentí atraído por ti y estaba dispuesto a hacerlo, me sorprendió mucho tu actitud pero no te quise sacar del engaño, fue después de que marcharas que comprobé que habías quedado con un tal Giovanni, pero en ningún momento he intentado aprovecharme de ti, de hecho guardo todo el dinero que me has pagado y tenía la intención de devolvértelo cuando esto nuestro se terminara.

.- Eso no es importante ahora, quienes me han mentido han sido Luis y su amante, al llegar a cas ayer encontré a Luis un tanto alterado, aún no había dejado entrever la satisfacción que me produce estar contigo, eso lo quería dejar para este próximo fin de semana en que estaríamos solos en casa y quería que él me sorprendiera masturbándome, y de ese modo dar pie a una situación tórrida apropiada para conversar sobre mis experiencias recientes. Pero al verlo alterado pensé que quizás no fuera apropiado.

Hace un rato he ido a casa del psicólogo con la intención de hablarle de los avances que he hecho en estos días y saber si sería buena mi idea, al llegar no recordaba la puerta donde nos atendió y al preguntar a la una mujer que estaba limpiando la escalera me sorprendió su respuesta.

¿Ahora es médico? Ha sido de todo, marino, militar, torero, actor, pero siempre lo visitan hombres y cada uno más raro que el anterior, creo que es un puto de hombres y ahora esta con un cliente, lo he visto entrar hace una hora aproximadamente.

.- No me lo podía creer y toque la puerta, apareció el psicólogo y entre en la casa casi a la fuerza, oí la voz de Luis que preguntaba quién era y fui a la estancia de donde procedía la voz, lo vi con lencería erótica del tipo que no quería que empleara porque decía que lo perturbaba. Tanta mentira me ha disgustado mucho.

.- Hacerme salir a follar con un puto para que él se sintiera bien con su forma de vida me parece muy egoísta, ser bisexual no es un problema y hace un tiempo recuerdo que hablamos del tema y dejé muy clara mi postura al respecto, habría aceptado de buen grado su tendencia y ahora quizás estaríamos en casa cada uno con la pareja que le interesara, y si no podemos vivir juntos se habla y nos divorciamos, pero él tiene un problema con eso.

.- La empresa que poseo la fundó mi padre y la familia tiene el grueso de las acciones, me recomendaron casarnos con separación de bienes, y con el divorcio no percibirá absolutamente nada, le conseguimos un contrato blindado en la empresa que dirige, es una con la que solemos subcontratar bastante de la producción externa. Ya he avisado al abogado de la empresa para que contacte con un bufet que se encargue de preparar la demanda de divorcio.

¿Qué puedo hacer por ti? Parece que a pesar del disgusto lo tienes todo controlado.

.- He venido a pasar la noche contigo, lo que me has dicho antes no tiene importancia y además ya lo sabía, hice que el abogado de la empresa que además es mi padrino de bautismo te investigara, al comprobar que no dabas el perfil que imaginaba en lo leído en internet, supe a qué te dedicabas en realidad pero pensé que ya llegaría el día de aclarar las cosas.

.- ¿Me llevas a cenar? Esta noche la pasaré aquí si no te molesta y mañana me instalaré en un hotel hasta que el divorcio sea efectivo y Luis desaparezca de mi vida.

Si te apetece, no es necesario que te instales en ningún hotel, aquí estaremos bien y cuando decidas marchar para siempre lo entenderé.

.- ¿Acaso crees que te libraras tan fácilmente de mí?

Se giró hacia Marc y comenzó a besarlo con verdadera pasión.